Disclaimer 1: Fanfic sin ánimos de lucro. The Loud House es creación de Chris Savino, propiedad material de Nickelodeon Intl, y está bajo licencia de Viacom International Media y Jam Filled Entertainment.

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Necesidad de calor

I

Una Luna brilla sobre Royal Woods

Royal Woods, Michigan

10 de septiembre de 2018

7:30 am

El patio de los Loud

Septiembre. Esa dorada época en que las hojas empiezan a caer, el aire se enfría conforme llega el equinoccio, se empiezan a recoger las cosechas no mecanizadas… y los padres celebran un fenómeno que se da cada año, aunque las cosas no se ven festivas para el colectivo estudiantil.

Año Nuevo Escolar.

-¡No se preocupen! Voy a cuidar bien de ella -anunció alegre Lori, llevando a una desconsolada Leni a su primer día de universidad. Cosas de un poco de soborno y nepotismo.

Mientras se despedían, veían algo que ya se estaba haciendo una mala costumbre con Lynn Sr. Cuando Lori arrancó el motor de Eliza, este se quedó aferrado diez metros de la defensa de su auto.

-¡No, señor! ¡No otra de mis bebés! -lloró Lynn Sr, devastado por semejante golpe.

-¡Suéltalas ya, Lynn! -reprochó Rita, corriendo tras el auto.

-Pobre -dijo Luan-, dos de dos.

-Y las que faltan -secundó Lisa, que extrañamente repetirá el primer grado por su falta de interés social-. A este ritmo, los llantos de padre serán cada vez más insoportables hasta que llegue el día en que madre lo haga.

-Pfff, ¡¿Y por qué lo haría, cerebrito?! -bufó Lynn jr, a la postre ya condenada a ser una mujer bajita y plana.

-Solo cuenta cuantos varones hay en esta familia y sabrás por qué -respondió Lisa.

Y hablando del único chico, este se encuentra todavía en su cuarto. Si bien está vestido y listo para no cometer los mismos errores que el año pasado (empezando por Canadá), sabe que no la tendrá fácil. Si el año pasado tenía a Lynn como un dudoso apoyo, esta vez solo tendría a sus amigos. Y eso con suerte, pues desde el incidente con Charlie Uggo las cosas no se ven mejores. Así mismo, casi nadie tenía idea de que a partir de este año el plan de este año era mezclar grupos y asignar un nuevo maestro por grupo. Y la posibilidad de que coincida con alguno de sus amigos y un maestro agradable es mínima.

-¡Lincoln! ¡Date prisa o irás en el asiento del resorte! -llamó Lola desde el patio.

-¡Tú no tienes vello en la cara que afeitar! -respondió Lincoln, molesto, mientras hablaba en videoconferencia-. Escuchen, chicos. No es mi culpa que la directora Ramírez haya tenido una idea tan loca.

-No fue ella -dijo Stella, peinando en una coleta su cabello-. Meryl recibió la sugerencia de la superintendente y debió de traspapelarla.

-¿Traspapelarla? No juegues con mis nervios.

-Como sea, al menos dos de nosotros tenemos que estar juntos, Lionel -minimizó Rusty, cambiando el nombre de Lincoln como últimamente se ha vuelto su costumbre.

-¿Ah, si? -atajó Zach, que por fin dio un estirón mientras Lincoln estaba fuera del estado- ¿Y qué tal si Meryl es un reptiliano de la galaxia Marvhal?

-Demasiada ciencia ficción te está friendo el cerebro -recriminó Rusty.

-Solo piensen -animó Clyde-. Siempre nos veremos en la cafetería, en hora libre o en la salida.

-¿Y qué hay de mi? -cuestionó Liam, sentado en el asiento de paja del remolque de su familia- Por culpa de alguien que no voy a nombrar… Stella -añadió, poniendo la susodicha una cara agria-…, quien se va de intercambio soy yo.

-¿A dónde vas, por cierto?

-Dice algo de una Academia Chávez y… -respondió el granjero sin poder terminar, pues pasó por un bache y el teléfono se le cayó un piso debajo de la salida a Ann Arbour para la tomar por la interestatal 94 sobre un toldo, lo que cortó su conexión y provocó que Clyde se desmayara.

-Nos vemos, chicos -se despidió Lincoln-,Leni ya sebe de estar por irse.

Dejando la laptop, Lincoln se puso los tenis y una camisa anaranjada, tomó sus cosas, fue a la cocina por lo que sus hermanas pudieran haberle dejado del desayuno y corrió a la entrada de la casa.

-Ya era hora de que bajaras -regañó Rita-. ¿No sabes qué hora es?

-Mis bebés… -sollozó Lynn Sr, arrodillado en la acera-… , están dejando solito

-¿Y ahora qué le pasó? -preguntó Lincoln-, ¿y a dónde fueron todas?

-Te tardaste y Luna se los llevó a todos -continuó Rita-. Ya se te hizo tarde.

-No si puedo evitarlo -dijo resuelto Lincoln, buscando la podadora.

-Recuerdo que cierta persona tiene prohibido usar la podadora por el motor que ciertas niñas dejaron instalado -dijo Rita. Solo nos queda

-¿Ir en bicicleta? ¡Lo tengo!

-¡No, Lincoln! -exclamó Rita- ¡Lucy…!

Por desgracia, la entrada plena a la adolescencia implica ampliar el léxico de formas no muy gratas para los mayores. Y siendo que Lincoln ya tiene de por sí un vocabulario amplio, esto incomodó a Rita bastante cuando se acercó.

-Iba a decirte que Lucy desmontó las bicicletas para que Lana le armara una carroza fúnebre -dijo Rita.

-¡Pero que niña tan…!

-Ese lenguaje, jovencito. Iba a decirte que solo nos queda compartir un taxi.

Aunque la mirada de Lincoln se iluminó, la idea terminó siendo el inicio de sus problemas en el día. Entre un choque que provocó un autobús escolar que absorbió media hora, un rebaño de ovejas que decidió que la calle Oakhearst era un buen sitio para hacer sus necesidades y el auto de la señora Tyte se les cruzó justo cuando dieron las 8:30 le hicieron pasar por algo que jamás tuvo previsto.

-Vaya, vaya, Lincoln -dijo la directora Ramírez con mohín, una vez que Lincoln bajó del taxi y Rita se fue-, primer día del séptimo grado y llegas tarde. ¿Sabes lo que significa?

-Ah…

-Solo dile a quienes pasan por Detención "hola" de mi parte. Hoy tengo que salir temprano porque es mi examen médico, ¡como si no tuviera nada mejor que hacer! Dando grandes pasos como sus zapatillas lo permiten, la directora Ramírez fue a su oficina.

El periodo entre el incidente y su primera visita a Detención de la secundaria no fue muy grato. Repite con Bolhofner para empezar, ninguno de sus amigos está con él, llegó tarde al almuerzo y, para variar, el Club Glee cerró sus puertas por falta de miembros gracias a las salidas de Byron y Paula, así como de la falta de interesados debido a un interés general por Economía Doméstica, club que tuvo sobrecupo y desperdigó a los sobrevivientes del coro por varios puntos.

Por fin, llegó la hora cero y, a las 3:00, fue al salón de detención. Tragando saliva, entró, llevándose un par de sorpresas.

Primera de ellas, Taylor Ortega, de la pandilla de Anderson, y Taylor O'Hara, del equipo de quemados del noveno grado. Le sorprende ver que ambas no solo están allí, sino que lo ven con ojos homicidas. La otra, que quien está a cargo es la maestra Salter. Hasta donde sus amigos le contaron, ella no cree en los castigos, pero cuando le encargan los mismos en Detención se pone de muy mal humor por cruzarse con su "hora personal".

Mirando el plantel, solo están el otro compinche de la latina, Pablo, tallando su pupitre el hermano de la novia de Luna y una chica que se le hacía muy conocida, a la que habría estudiado de no ser por una cosa justo después de que la maestra Salter le indicara donde sentarse antes de ponerse unos audífonos.

-Ese lugar es mío -bufó Taylor, que parece haberse vuelto más insoportable desde que enviaron a Zach aquella ocasión.

-Está bien, me voy -dijo Lincoln, dejando el asiento frente a la señora Salter y yendo tres más atrás.

-Ese también es mío -continuó Taylor.

Dos veces más y fue a dar al lado de la chica que su atención.

-Ese también es mío -remató Taylor.

-Lo único que será tuyo son mis botas en tu almuerzo, idiota -dijo la desconocida ni bien terminó la latina.

-Quiero ver que lo intentes -retó la acosadora, divertida.

Sin mediar palabra, la pálida chica le hizo aspavientos como si dijera que apesta, volviendo a su lectura. En respuesta, Taylor saltó hacia ella y quiso darle un golpe seco tan rápido que falló por no haber calculado.

Lo siguiente había sido una torpeza tal de la latina que no lo parecía. Habiendo tardado en retirar el brazo, sintió que este era sometido antes de verse con la cara de frente en la pared

-Hay dos tipos de gente por las que me desagrada haber vuelto después de una noche en un motel por una trampa que alguien dejó sin recogerla -dijo la extraña con frialdad-. Los que se creen payasos y terminan avergonzados por un show barato, y los tarados que se sienten con la patológica necesidad de creerse la gran cosa solo por ser unos cromañones con solo palos y una piedra.

Sin más, la Taylor latina cayó sobre su pecho, para diversión de la blanca.

-¿Algún problema, chicas? -preguntó Salter, molesta.

-Ninguno de mi parte, señora -respondió la chica emo.

-Más le vale, jovencita -suspiró Salter-. Loud, ayuda a la nueva llevando a Ortega a la enfermería. Si lo hacen, consideraré que los dos ya cumplieron su castigo.

Ambos obedecieron sin chistar, pero en cuanto el peliblanco fue a buscar el casillero que le asignaron junto al baño de los chicos, entre los de Jordan y Rachel, al cerrar la puerta vio a la chica nueva.

Viéndola bien, tenía un cuerpo algo alargado para su edad. Especial atención llamó su pecho, que ya rondaría si los sostenes de sus hermanas mayores le decían algo la copa C a temprana edad. No se ve tan amenazante si no fuera por el ceño fruncido. La falda, entablillada, apenas y le toca las rodillas por encima, mientras que sus botas lucen algo opacas.

-Eres alguien pusilánime, Loud -dijo la extraña-. No le pones peros a una chica y obedeces sin chistar para sacarme de aquí.

-Ah… ¿te conozco? -preguntó Lincoln.

-Acto de payaso barato para preescolares que terminó en un acto de mimos. ¿Te dice algo?

-Al hablar, la emo se le acercó lo suficiente para arrinconarlo y sentir su aliento, entre un par de cosas más al sur.

En su memoria, estuvo hurgando un poco. Entre el hecho referido, las fotos que ambos se vieron obligados a tomar juntos y con Luan y el que oliera a uvas y lavanda le daban a pensar que podría ser alguien que no la tuviera bien con él.

-Mañana a las seis en el buffet franco-mexicano de Jean Juan -indicó la emo-. Y no hagas planes.

.

-¡Se supone que ibas a acompañarme a llevar a Gary al veterinario!

La protesta de Luan fue todo menos tranquila. Teniendo no solo que atender a su mascota y asistente sino de procurar que tuviera unos últimos días tranquilo, la comediante no está de muy buen humor.

En su cuarto, no mucho había cambiado. Por echarlo a suertes, y a pesar de que Lori y Leni vendrían al menos una vez al mes, ahora tendrán que compartir cuarto con Lucy, y aunque Lynn se alzó como ganadora por el cuarto lo cierto es que sus padres no tardaron en meterse en ese asunto. ¿Su resolución? Hasta que Luna se gradué, nadie ocupará la habitación de las mayores, a pesar de las protestas del peliblanco por necesitar más espacio dentro de la casa y no en la cochera como intentó Lori.

-Esto salió de la nada -respondió Lincoln-. Intenté decirle que no, pero solo me dijo que no llegue tarde y que me asegure de no decirle a nadie más.

-Pues tal vez quieras conocer a mi primo –"dijo" el Señor Cocos-. Aprovecha que está dormido en el cuarto de Lynn antes de que se despierte y te rompa las…

-¿Nueces? -ofreció Luna nada más entrar.

-¡Luna! -exclamaron indignados ambos.

-Ustedes y Leni me la deben por leer mi diario -repuso Luna-. Creo que contigo empiezo a cobrar mi deuda, Linc.

-Esto es entre él y nosotros muñeca -"replicó" Cocos.

-Luego ajusto cuentas con ustedes -dijo Luna, llevándose al chico en medio del pandemónium reinante antes de dormir hasta la habitación de las mayores-. Tal vez no sea tan organizada como tú, hermanito, pero sé que no te puede ir tan mal que con la cuñadita de Lori.

-Ya te dije que Ronnie Anne no es mi… -decía Lincoln antes de prestar atención y semtarse en la cama de Leni -… espera, ¿qué?

-La verdad, la enanita no me gustaba para que fuera tu novia -dijo Luna, cruzando las piernas sobre la cama de Leni-. Es linda, pero no quiero otra decepción de un Santiago con mis hermanos.

Por un segundo, a Lincoln le cruzó una idea que tuvo que desechar rápido. Luna Loud, la rockera enamorada de una rubia linda, vegetariana y amante de los animales, el terror de los laberintos láser, ¿enamorada de Bobby? Eso, pensó, sería muy buen material para un fanfic.

-Estuve pensando en eso desde que hiciste eso de los consejos en la primaria -continuó Luna-, y pensé. ¿Por qué mejor no dejar que él recurra a la fuente?

-Vaya… no pensé en eso antes -dijo Lincoln.

-Solo sigue mis instrucciones, hermano…

La tarde siguiente, plantando de nuevo a sus amigos para la noche de juegos en casa de Zach, estaba esperando afuera del lugar de su cita. Más que nervioso, Lincoln está ansioso de que el asunto termine. Por incómodo que suene o por inconveniente que parezca, ambas mayores le están dando cobertura alegando que está en casa de un chico haciendo tarea.

La vio llegar. Como esperaba, vestía una falda de color índigo, una sudadera morada gastada a la cintura, una camiseta celeste también gastada y otra a franjas albinegras debajo de la primera. No llevaba arreglado el cabello, pero la expresión pétrea en la cara le daba a entender que está en la misma situación

Empieza con un halago a su ropa, le dijo Luna al empezar. Teniendo ella más experiencia con las chicas que cualquier chica en casa, Luna tiene una ventaja más que considerable… y una ayuda adicional a la que su padre no tiene acceso al no ser mujer. No importa que sea fea o no combine, haz que suene sincero.

-Te ves bien -saludó Lincoln.

-Solo terminemos con esto, ¿quieres? -dijo la emo, tendiendo una cajita de regalo-. Por si no recuerdas mi nombre,

Si no llevas un presente a la primera cita, mal. Novios o estudio, debes llevar algo.

-También t-te traje algo -dijo nervioso Lincoln, tendiendo una cajita con un único beso de chocolate de envoltura morada.

-Chocolate amargo… -dijo inquisitiva-… tal vez luego le clave el diente.

-Es que no sé qué te gusta, así que…

No muestres dudas. Eso solo la pondría nerviosa, la hará dudar.

-¿Entramos ya? -dijo la emo.

Como predijo Luna, se puso nerviosa.

Luego de entrar, registrarse bajo los nombres de Kari Wahlgren y Joseph Stone e ir hasta un gabinete junto a las cocinas, Lincoln intentó verse gentil y preparar su asiento.

¡Mal, hermano! Esto no son las comedias románticas que ves a escondidas cuando crees que todos están dormidos. A menos que lo permita, hazlo, ¡solo si lo permite!

-Te ves sediento -dijo Maggie con sequedad.

-No, solo estaba sudando por… ¡por nervios! Si, eso…

-Lamento que pases eso.

-¿Pensabas ordenar algo?

-No, todavía no, pero…

Deja que ordene primero. Es cosa de dos, no solo de uno. Trátala como a un Disco de Platino y no como una maravilla de un golpe.

-Digo… si… estaba pensando qué ordenar -corrigió Lincoln.

-¿Y…?

-Pensaba en Ratatouille poblano -dijo Lincoln, recordando que no le gustaban mucho los calabacines.

-Suena asqueroso, como rata y mandril -replicó Maggie, fingiendo ascos. ¿Otra cosa?

-Pues

-Disculpe… -dijo Maggie, haciendo señas a una mesera que acudió al ser los únicos en el lugar todavía.

-¿Los señoritos ya desean ordenar? -preguntó la mesera.

-Será un pozole cassoulet, unos tacos de arrachera bourgignon y unos garibaldis con mermelada de cereza -pidió Maggie, decidida-. Para beber, una limonada y un café de olla.

Si ella pide primero pide algo que papá no prepare a menudo pero que no sea tan caro…

-Unas... una Vichysoisse con epazote, una orden de rajas au fromage y una… lo que pidió… Kari -respondió Lincoln, viendo que podía pedir churros con chocolate belga.

-Enseguida… -dijo la mesera, retirándose.

-Veo que no abriste mi regalo -dijo la chica-. Adelante, no muerdo si no me provocas.

Dudando, Lincoln decidió que eso no es una pregunta sino una orden. Luna no le dijo nada para una situación así.

-¿Segura?

Arqueando la ceja, la chica no dejó dudas.

Obedeciendo, Lincoln abrió la cajita y se encontró con dos pendientes y una correa. Una era una chapa de identificación como las de las Fuerzas Armadas, vacía. La otra, un pequeño pendiente con el nombre MAGGIE de extremo a extremo en el dorso de una pieza metálica con la silueta de un cuervo.

Si, era la chica de la fiesta hace ya dos años.

-¿Ahora me recuerdas? -preguntó Maggie.

-Ups… -dijo Lincoln, pensando en mil y una forma de disculparse-… mira, no sé qué es lo que planeas, pero si tanto te dura el rencor por…

-¿Por el mejor show de mimos después de un desastre y de arruinar mi pastel ese día? -dijo Maggie, un tanto reservada-. No soy tan rencorosa como aparento. Si me dieran una moneda por cada vez que escuché que soy rencorosa…

-Adivinaré -dijo Lincoln, tentando a su suerte-. ¿Tendrías dos monedas, lo cuál no es mucho pero sorprende que pasara dos veces?

-No.

-¿O sea…?

-Me alcanzaría para un sándwich y un jugo de naranja.

Si cuenta un chiste, no la interrumpas. Si es uno muy malo, igual te ríes… a menos que le hagas al dulce hogar de Alabama. Por cierto, reza porque encuentre mis pantaletas en cualquier lugar menos tu habitación. Se me han desaparecido muchas últimamente…

Pasan los minutos y, lo que pensó que sería una compañía algo desagradable empezó a ser un buen prospecto. Jamás había pensado que alguien iba en serio con él, pues en su historial están el golpe de Ronnie Anne que causaron sus hermanas -empezando por Lori, quien es la única empeñada en insistir en un noviazgo inexistente-, el rechazo de Cristina tras el concurso de videos del quinto grado -al menos admite que él sí se lo buscó-, la carta de Paige en los juegos que acabó en la basura, la guerra total por Stella que terminó en una suerte de armisticio, su desastrada relación con Charlie Uggo -de quien perdió todo contacto al mes de haber vuelto a Nashville- y, más recientemente, un par de cartas de Sid que el tuvo que responder de frente para que a ella no le doliera tanto el rechazo.

Empero, Maggie es… algo de la mayoría. Quizá no sea la cita más divertida, pero comparado con todas ellas es linda a su manera. Será hosca como Lynn la mayoría del tiempo, silenciosa como Lucy o actúa en un plan de diva en privado como Lola, pero no va a negar que tiene cierto encanto.

Durante la velada, Lincoln intentó hacerle conversación sobre lo que pasó en el pueblo todo el año pasado, sus vacaciones y en la última semana de estas, que la pasaron bastante mal porque el mapache de Flip llegó a morder a Lucy y no tenía sus vacunas al día… siendo una suerte que no desarrollara rabia.

Maggie, a su vez, le contó que perdió el año escolar porque sus padres pasaron por pleito. Aunque su padre se mudó a la nada que resultó ser Aloha, en la ribera oriental del lago Mullett al norte de Michigan, al final la custodia se resolvió en cosa de semanas. Las mismas semanas que requerían del trámite de reinscripción a la secundaria, por lo que se pasó todo el tiempo encerrada por convicción.

… Y una última cosa. Si es a un restaurante, por ahora cada quien que pague lo que consuma, pero deja el 15% de propina… al menos en eso sé un poco a la vieja escuela. Y llévala a casa si vive más cerca que nosotros.

Al poco rato, llegando a casa, las cosas no pudieron salir tan mal. Maggie no se veía tan molesta como al principio. Quizá incluso se veía un poco más feliz… aunque con el tono de piel que tiene por la falta de sol, uno diría que le falta algo de vida. Y sin embargo, hay algo que quiere hacerle ver que algo brilla en la noche sin ser la luna o las estrellas.

-Estuviste… aceptable -dijo Maggie, una vez que llegaron a la avenida Franklin, mascando goma en el caminos.

-Em… ¿gracias? -respondió Lincoln, algo turbado por la forma en que se dirigió a él después de un trayecto en silencio apenas interrumpido por las constantes llamadas de sus amigos que terminaron sin respuesta.

-Mañana en la cafetería -indicó Maggie-. La mesa sola del fondo.

-¿Por qué?

-Ese siempre ha sido mi lugar -respondió Maggie antes de soltarle un puñetazo al hombro.

-¡¿Y eso?!

-Por la fiesta -respondió Maggie, frunciendo el ceño antes de tomarlo por los hombros y soltarle un beso francés.

En la mente de Lincoln resonaba el coro de make life yours de Smooch, cerrando los ojos e imaginando que el campo desolado que debía ser el corazón de Maggie era. En la de ella, resonaba Mint Car de The Cure, pensando en la enorme cantidad de rosas negras que surgían de picos áridos y el templo, alto y terrible, que surgía de una meseta rodeada por hiedras, rododendros y más rosales negros, en que la figura principal era una especie de Lincoln idealizado con expresión bondadosa y tan pétrea como el corazón del que salió.

-Ah… ¿Y esto? -preguntó Lincoln, una vez roto el contacto.

-Por hoy -respondió escueta Maggie-. Dale el primero a tu hermana de mi parte.

Viéndola irse, Lincoln se preparó para cualquier escenario posible que se diera en casa, incluyendo un regaño de su madre por llegar justo cuando las luces de la calle se encendieron. Pretendiendo hacerse el rudo, pensó en todas y cada una de las bromas que tuvo que sortear ese Día de las Bromas que Ronnie Anne vino a la casa Loud mientras que, a lo lejos y en la esquina de Franklin y Cluverius la madre de la emo salía al paso.

-Así que por eso fue la reservación -sonrió Lincoln antes de recuperar el pretendido semblante.

Adentro, pudo respirar tranquilo. Solo su madre y la mayoría de las chicas estaban en la sala. Rita despegándose de la ventana, el resto viendo Operación: Tormenta del Postre. Todas lo ignoraron hasta que Luan salió de la cocina con rumbo a su cuarto.

-¿Y qué tal tu cita? -preguntó la comediante, recibiendo un puñetazo del chico en el brazo- ¡Oye!

-¡Esto es por todas las bromas pesadas que tuve que aguantar desde que nació Lucy! -bramó Lincoln, subiendo a grandes trancos.

Luna, con cautela, se acercó mientras Rita iba a recriminar a Luan el común hartazgo que había con todas sus bromas.

-Y… ¿cómo estuvo la tarde? -preguntó- ¿Hubo postre?

Por unos segundos, Luna se quedo sin respuesta hasta que el chico abrió un poco la puerta, dejando ver su cara a oscuras.

-Estuvo delicioso -confirmó Lincoln, cerrando la puerta.

~o~

8 de agosto de 2023

Maggiecoln Week

Día 1, atrasado

Cita

Bueno, heme aquí. Ship-coln no tan nuevo con micho arraigo y apropiado más para un trío mhm con variante incestuosa pero que opté a lo sano quitando a Luan del camino.

Debí entregar ayer, pero como estoy igual que con la Jordancoln Week hace casi cuatro años... creo... ando a marchas forzadas. El día 2, que corresponde a hoy, en breve. Y eso implica meterse al juego con todo. Familia incluida.

It's showtime!

D

Sam the Stormbringer