Al día siguiente, se llevaba a cabo la gran fiesta de coronación, donde toda una multitud intentaba entrar a la catedral de Romalia con tal de hablar con el Papa y recibir su bendición, y momento en el que varios de los caballeros Ondine la pasaban muy mal.
Dentro de la catedral se encontraban en oración en honor a su fundador Brimir.
Por otro lado, Yisugo patrullaba por los pasillos, sumamente pensativo.
—"¡Tks! ¿Por qué demonios estoy tan ansioso?"—Se preguntaba, caminando rápido, con una suma desesperación. En ese momento usaba una especie de capa que ocultaba la mayor parte de su vestidura.
En eso, Saito llega con él, notando su ansiedad, por lo que intentaba detenerlo—"¿Yisugo? ¿Qué te pasa?"—Le preguntaba siguiéndolo.
—"Yo...yo no sé"—Respondía, hiperventilándose un poco, haciendo que golpeara la pared fuerte.
Poco después la celebración había terminado, e inmediatamente tanto Henrietta, como Tiffania iban a buscarlo, al igual que Kirche y Louise, aunque esta última buscaba a Saito más que nada.
—"Eso es raro en ti. Cálmate"—Le aconsejaba Saito—"Respira profundo".
Ante tales indicaciones, Yisugo recordaba la respiración militar, por lo que procedía a acudir en ella. Poco a poco su ansiedad bajaba, y calmaba su corazón.
—"Gracias, Saito"—Decía, dando un suave suspiro—"Ha de ser que no ha habido acción ultimamente".
—"Tanta acción no es bueno"—Le advertía Saito, también dando un suspiro.
En eso, las chicas llegaban, pero ante tal ambiente, se confundieron.
—"¿Pasó algo?"—Preguntaba Henrietta, volteando fijamente hacia su amado—"¿Yisugo-san?".
—"No fue nada"—Respondía al momento, recobrando la compostura.
—"Por cierto ¿Y esa marca en la pared?"—Agregaba Louise, notando la marca de puñetazo de Yisugo.
—"C-creo que ya estaba así"—Contestaba Saito, algo nervioso con tal de cubrir a su amigo.
—"No viene al caso, iré a comer"—Respondía Yisugo, apresurándose como si estuviera huyendo de la escena, cosa que desconcertó a todo el pequeño grupillo, y preocupaba en mayoría a Tiffania.
Un poco más tarde, las cuatro chicas procedían a irse a comer, aunque en realidad iban a discutir sobre el raro comportamiento de los dos.
—"¿No notaron algún comportamiento raro entre los dos?"—Se preguntaba Henrietta—"Se notó a leguas que escondían algo raro".
—"¿No será que...?".
Todas comenzaban a imaginarse cosas románticas entre los dos como fujoshis, emocionándose, a excepción de Louise.
—"¡Me niego a imaginar a esos dos en esas escenas!"—Exclama Louise, algo roja—"A ambos obviamente les gustan las mujeres. Aunque odie admitirlo, ese tipo es una gran ayuda para Saito. Solo puedo creer que con él a su lado, Saito es menos propenso a engañarme con alguna otra".
—"Tienes un punto, pero ¿Será que está encubriendo algo con Yisugo-kun? Él estaba más raro que Saito"—Agregaba Kirche, con un tono de enamorada—"Ah, mi Darling está raro ¿Será que está pensando en nosotras?".
—"Por cierto, él se ha mostrado muy reacio a no mostrar sentimientos"—Mencionaba Louise—"¿Será que no cae ante tus encantos? Ya que has estado con varios hombres antes y él no prefiere a chicas que ya hayan perdido su inocencia". Esto último lo decía con un tono burlón, haciendo que la morena hiciera un puchero.
—"Aunque no te des cuenta, parece que nuestro chico tiene buenos gustos en cuanto a pechos"—Decía una Kirche, intentando molestar a su amiga de cabello rosado, también dando una risita burlona.
A los segundos todas reían.
—"Me sorprende que Kirche-san también lo esté, pero bueno, no importa, me alegrará tener más hermanas en esto además de Tiffania"—Sonreía Henrietta.
—"A mí me alegra tener amigas con quienes compartir estos momentos"—También sonreía Tiffania.
—"¿Entonces, así lo decidieron?"—Preguntaba cambiando de tema a uno más banal Louise—"¿Todas estarán con ese sujeto? ¿Todas se casarán con él?".
—"Es muy pronto para pensar en casarse"—Decían las chicas, algo nerviosas, incluso se imaginaban un escenario en la que él estuviera en el centro como dios griego y las chicas a su alrededor con trajes blancos, y otro en el que quedarán embarazadas de él, y sus hijos actuaran como hermanos.
—"Sería beneficioso"—Decía Agnes, siendo obviamente la escolta de Henrietta, aunque esto se le había salido, sorprendiendo a las chicas, ocasionando que se sonrojara un poco.
Esto hizo reír un poco a Louise—"Esto podría unificar a los reinos"—Comentaba, viendo a sus amigas, desconcertándolas.
—"¿De qué hablas, Louise?"—Preguntaba Henrietta.
—"Bueno, si la única noble que falta aquí estuviera enamorada de él, su casamiento forjaría de alguna manera a todos los reinos de Halkeginia"—Explicaba Louise.
—"Sería increíble"—Opinaba Henrietta, algo pensativa.
—"Pero bueno, será tema para más adelante"—Decía la pelirrosada—"Y si de alguna manera extrema incluyen a Siesta, me veré bien servida".
—"Realmente piensas en dejar a Saito para ti sola"—Opinaba algo sorprendida Kirche.
—"Por supuesto, si hace eso, hasta podría considerarlo mi mejor amigo"—Argumentaba orgullosa la maga del vacío.
En eso, Henrietta esbozaba una sonrisa algo malvada—"¿Dejarías que tus hermanas se casaran con él también?".
—"¡¿Eh?!"—Exclama anonadada Louise, fuera de sus cabales—"¡¿Q-Q-Qué intentas hacer con mis hermanas?!".
Henrietta solo reía levemente—"Solo bromeaba".
Entretanto Yisugo caminaba por las calles de Akuireia, seguido por Saito.
—"Oye...Yisugo ¿Sabes siquiera dónde queda la comida?"—Le preguntaba siguiéndolo, encontrándose poco a poco con sus demás compañeros Ondine, incluyendo a Colbert-sensei.
—"Oe, Saito-kun ¿Le pasará algo a Yisugo-kun? Anda raro"—Le infería el profesor, siguiéndolos como si fuera parte de la manada.
Los demás le preguntaban lo mismo.
—"No me sigan"—Decía, desapareciendo de sus vistas como relampago, dejando al resto desconcertado.
Acto seguido, suspiraban y procedían a ir a comer, donde también comenzaban a discutir sobre el raro comportamiento de su misterioso amigo.
De alguna manera "realizaban" una mesa redonda como si de un "concejo" se tratara, todos tenían las manos y sus entrelazados como si de negocios se fuera a hablar, a excepción de Colbert-sensei, quien solo esbozaba una sonrisa resignada.
—"Usted diga también algo, sensei, después de todo, es casi como su mejor amigo, si podría decirse"—Le insistía Saito.
—"Bueno, ciertamente es una persona reservada de la que casi no sabemos nada"—Indicaba Colbert-sensei—"Pero sí parece que le preocupe el mundo ¿Dice que es mi mejor amigo? Por cierto ¿Por qué dice que está raro? Diría que usted, Saito-kun, es su mejor amigo".
—"Que quede entre nosotros"—Comentaba entre susurros Saito—"Pero durante la ceremonia, lo vi tener como un ataque de pánico".
Todos se espantaron como si hubieran visto un fantasma.
—"¡¿EN SERIO?! Si le pasa eso al más fuerte de todos ¿Qué nos espera a nosotros los simples mortales?"—Le cuestionaban los demás caballeros.
—"Vamos, no es algo para espantarse, quizá el reprimir todas sus emociones mucho tiempo le ocasionaron eso"—Hipotetizaba Saito.
—"Yo digo que si le debe pasar algo y no quiere decirlo, es porque es asunto suyo, si llegara a pedir ayuda, ya sabe a quienes acudir"—Aconsejaba Colbert-sensei, esbozando una sonrisa relajada—"Tiene amigos en los qué apoyarse cuando lo necesite".
—"Pero es muy solitario, aparentemente hace cosas por su cuenta y ni nosotros nos enteramos ¿No será algún criminal de otro lado?"—Cuestionaba Gimli.
—"¡Escuchen!"—Discursaba Saito—"Yisugo puede ser un zoquete en cuanto a sentimientos, melosidades o cosas románticas, pero es nuestro amigo, y nos ha ayudado en momentos de necesidad ¡No mancillemos su honor pensando en cosas que le dieran mala reputación!".
Todos los chicos, incluyendo Colbert-sensei gritaron emocionados por el discursillo de Saito.
Entretanto, Yisugo entrenaba intensamente. Para cuando había terminado, comenzaba a atardecer. Procedía a colocarse su ropa, sintiendo que lo observaban. Para peor caso, rápidamente se colocaba la ropa y esquivaba varios ataques que implicaban múltiples arpones.
—"¿¡Qué demonios!? ¡¿Tratan de cazarme?! ¿Soy una presa?"—Exclamaba para sus adentros, viéndolas más de cerca, presintiendo más ataques desde la misma zona, por lo que rápidamente se puso en guardia, pero no se esperaba que un musculoso hombre con una especie de espada con dos hojas, cuyos pasos eran lo suficientemente pesados para crear leves ondas que hacían temblar la tierra, se aproximara a él con tal de dar un golpe letal. Haciéndole frente procedía a defender su terreno con su bastón largo, forcejeando.
—"¿Quiénes son ustedes? ¿Qué tratan de hacer?"—Intentaba sacarles información Yisugo al forcejear contra el enemigo musculoso, viéndolo a los ojos sin inmutarse. Harto de su forcejeo, desviaba el ataque y desenvainando su katana procedía a realizarle varios cortes a su cuerpo, ocasionándole tal dolor que lo debilitó y desarmó, en especial por un gran sangrado—"Quédate ahí, o te saldrá más sangre"—Advertía dando una sacudida a su katana para quitarle la sangre y guardarla.
—"Bien hecho...futuro rey"—Sonreía saliendo de los arbustos el mismo de aquella vez.
—"Aaron"—Volteaba a verlo con una expresión de desconfianza.
—"No has perdido el toque"—Mencionaba arrogantemente.
—"¿Y esta tendencia asesina que tienes en mi contra, es infundada o es voluntaria?"—Preguntaba Yisugo, colocándose la capa—"¿O es una advertencia de mi mundo?".
—"Sigues tan renuente, pero mis razones para esto son confidenciales, lamento que tengamos que ponerte tanto a prueba"—Se disculpaba con un ligero tono cínico y elegante.
—"¿Qué quieren lograr por todo esto? ¿Tendré que torturarlos para hacerlos hablar?"—Amenazaba Yisugo.
—"No hace falta, mi empleador posiblemente nos mande de nuevo y tengamos el permiso de contarte. Ahora, si me disculpas"—Concluía, ordenando la retirada, dejando a Yisugo solo.
—"Esto me molesta cada vez más"—Pensaba Yisugo mientras se retiraba. Sin embargo, tuvo que saltar y esquivar varios Shuriken lanzados desde ahí, pero no logró esquivar un segundo múltiple ataque de los mismos, ocasionándole varios cortes en brazos, torso y piernas, provocándole algo de sangrado que manchó en gran medida su ropa.
Sin más opción, se retira de regreso a su hospedaje, hasta que cierta chica, con dragón descendía hacia su posición.
—"Yisugo"—Decía Tabitha, mirándolo a los ojos—"Estás herido".
—"No es nada"—Respondía.
Insistiendo con la mirada, minutos después lo tenía en boxers, limpiando sus heridas.
—"¿Por qué lo haces?"—Preguntaba sin inmutarse.
—"Me salvaste aquella vez, aunque dijiste que fue Saito"—Explicaba con un tono inexpresivo—"Tengo una gran deuda que saldar".
—"Para mí no, es normal ayudar a los amigos cuando se necesita"—Respondía Yisugo dejando que le limpiara las heridas.
—"Aun cuando dijiste aquello con Saito y los demás ¿Verdad?".
—"Eres bastante perspicaz"—Sonreía levemente Yisugo—"Tienes a un hombre en interiores frente a ti y no te sonrojas".
Esto generó un rubor leve en ella al limpiarle las heridas.
—"Eres atractivo"—Fue lo último que pudo decir, terminando de limpiarle y desinfectar sus heridas.
—"Gracias por notarlo"—Agradece Yisugo, colocándose la ropa.
Sin más qué decir, los tres regresaban.
Tras su llegada, se encontraba con las chicas y un Saito agitado.
—"Louise fue secuestrada"—Decía Saito.
—"Joseph"—Chistaba Yisugo.
—"Por cierto ¿Qué pasó Yisugo? tienes la ropa ensangrentada"—Mencionaba Saito, notando la diferencia de colores entre rojo muy oscuro y negro.
—"Lo más importante aquí es Louise en terreno enemigo"—Contestaba enfocándolo en la verdadera causa.
—"Vamos por Su Eminencia"—Indicaba el caballero de cabello alborotado negro/rojo/plateado.
Una vez todos enterados, en la capilla principal, con el papa y Julio.
—"Me han informado de que Joseph está moviendo una gran cantidad de fuerzas hacia acá"—Hablaba el Papa.
Yisugo suspiraba y se retiraba de la escena con determinación, atrayendo sus miradas.
—"Oye, oye, oye ¿Para dónde vas?"—Le cuestionaba Saito, agarrándolo del hombro para detenerlo.
—"¿No es obvio? A enfrentar a Joseph"—Responde volteando de reojo con una mirada penetrante.
—"Espera, te acompañaremos"—Declara Saito, en conjunto con Tabitha.
—"¡Olvídenlo!"—Exclama Yisugo, apartando a Saito y continuando con su camino.
—"Vamos, Tabitha"—Proseguía Saito.
—"Y sigue con esa actitud de solitario, debe haberle pasado algo"—Murmuraba Henrietta, algo angustiada por él.
—"Yo sugeriría que todas lo interviniéramos"—Proponía pensativa Kirche—"Estamos haciendo un esfuerzo sobrehumano por entenderlo".
Las demás asentían, incluyendo Agnes.
—"¿En serio? ¿Anies?"—Preguntaba, algo sorprendida Henrietta.
—"¡Lo siento, Su Majestad, no pude evitarlo!"—Exclama confesando todo, arrodillándose ante ella—"Puede ejecutarme, o hacer lo que quiera...".
—"Anies, no es para tanto, es entendible que cualquier chica, y varias chicas se enamoren de él"—Suspiraba Henrietta, ayudándola a levantarse—"No tienes que sentirte avergonzada, en este caso, somos iguales todas nosotras.
—"Ciertamente Yisugo-kun es una persona extraordinaria. No la conozco del todo, pero espero que todas cuiden de él"—Les decía el Papa.
Repentinamente se oyó una fuerte explosión afuera de la catedral. No era una sorpresa, ya que dos flotas de barcos flotantes sobrevolaban la ciudad: la primera, que llegaba a invadir, y la segunda, que estaban listos para contraatacar.
Esta historia continuará
