He regresado con el último capítulo de esta loca historia, tardé un poco porque por error edité mi documento del borrador y quedó hecho un caos, pero bueno, espero que haya quedado un poco decente después de corregir.
Mortos: Te agradezco permanecer aquí hasta el final, ¡espero no decepcionar tus expectativas! En verdad gracias por el apoyo que le haz dado a esta historia que, pese a estar muy loquita, disfruté bastante escribiéndola y buscándo un final algo decente. Saluditos!
Meredith: ¡Por fin apareces! Jaja gracias por dejarme un review y por supuesto que deberías hacerte una cuenta para subir tus historias que, uff, cuanta imaginación tienes hermana n_n te quiero muchísimo aunque me hayas hecho sufrir con este reto XD Nos vemos amix.
Lana: Aww que lindo que también hayas seguido la historia hasta aquí, creo que intenté darle un buen final a todo esto y realmente espero que te agrade, fue muy difícil saber qué final elegir porque tenía tres opciones distintas pero me tenía que quedar con solo una de ellas y creo que fue el camino neutral jeje igual me encantaría que me dieras tu opinión al final, tanto si te gustó como si no fue así n_n saluditos!
[...]
Unos días después de haber terminado su relación con Kyo, Athena fue a un lugar especial.
Ella empezó a caminar adentrándose en un lugar lleno de árboles, el pasto era verde, había flores parecidas a la lavanda sacudiéndose con el suave viento que soplaba.
Al caminar lo suficiente ella se sentó sobre el pasto, frente a un viejo roble. Lo observó detenidamente mientras recordaba la primera vez que ella y Kyo habían estado ahí.
[…]
–Oh, está lluvia, nos atrapó en el momento menos indicado – comentó Athena mientras los dos corrían a esconderse bajo el pequeño techo de madera con diseño semejante a un templo japonés.
–No importa, no tenemos mucha prisa.
Los dos estaban bajo el techo mientras observaban la lluvia que cada vez se hacía más fuerte, frente al techo había un gran roble, también ayudaba bastante a que las gotas de lluvia llegaran con menos fuerza al suelo, al menos en esa área.
–Mira, hay que marcar este lugar como nuestro – mencionó Kyo divertido mientras se acercaba al tronco del roble con una pequeña navaja que traía consigo.
–¿Eh?, ¿que harás?…– preguntó Athena sin entender bien a qué se refería Kyo.
El castaño empezó a hacer unas cuantas marcas en el tronco, como Athena estaba detrás de él no alcanzó a ver bien que estaba haciendo exactamente.
–Listo – el joven se hizo a un lado dejando ver completamente lo que acababa de hacer. Athena se acercó a echar un vistazo y en el tronco pudo leer "Kyo y Athena" tallado con el filo de la navaja.
–Oh… Kyo, son nuestros nombres – sonrió sintiendo un calor subir a su rostro –Es como si este lugar fuera nuestro ahora.
–Lo es – tiró de su mano atrayéndola a su cuerpo, después la abrazó –Será nuestro lugar especial.
Y después de eso, los dos sellaron su pequeña travesura con un beso… su primer beso.
[…]
Athena observó las marcas en el tronco que aún eran visibles, incluso con el pasar del tiempo habían "cicatrizado" y habían tomado un color más obscuro haciendo que estas resaltaran más. Empezó a tocar con sus dedos esas marcas con sus nombres y las lágrimas no tardaron en aparecer.
Al recordar todo lo que habían vivido, Athena se dio cuenta de que había cometido un gran error. Ella no estaba enamorada de Iori, pero después de haber cometido el primer error de acostarse con él, sintió que ya no merecía a alguien como Kyo en su vida, se sentía sucia para estar con él y, lo peor era que lo había seguido haciendo.
Mientras sus lágrimas continuaban derramándose, se puso en cuclillas frente al gran roble y dejó junto a él un ramo de tulipanes rosados.
–Mi corazón siempre estará aquí… – murmuró Athena con dificultad pues su voz se cortaba. Sentía un nudo en la garganta y sus lágrimas parecían no querer detenerse.
Mientras tanto, Iori caminaba entre pasto y árboles sin saber a dónde se dirigía exactamente. Unos minutos antes había ido a buscar a Athena a su departamento cuando la vio salir con un ramo de tulipanes en las manos, él empezó a seguirla pues tenía un poco de curiosidad hacia dónde se dirigía, pero de un momento a otro, ella pareció acelerar el paso bastante pues Iori se quedó muy atrás y ahora no sabía dónde estaba.
Iba caminando mientras observaba el entorno, parecía ser un lugar abandonado, pues había un arco parecido al de los templos japoneses pero ya bastante descuidado, había muchas hojas en el suelo, hierba alta, árboles, etc…
Al caminar un poco más miró a Athena agachada junto a un gran roble, estaba llorando desesperadamente como si alguien hubiera muerto y estuviera en su funeral. Él se acercó a ella, pero pese al sonido de sus pasos ella no notó su presencia.
–Athena… – murmuró Iori mientras se acercaba al lado de ella.
Athena detuvo sus lágrimas y volteó a verlo, sus ojos estaban hinchados por tanto llorar, sus mejillas estaban coloradas al igual que su nariz.
–I-Iori, ¿qué haces aquí? – preguntó con la voz entrecortada.
El pelirrojo la jaló de la mano para hacer que se levantara del suelo. Se quedó mirándola por unos segundos mientras notaba lo hinchado de sus ojos, no entendía que la había hecho llorar así.
La hizo a un lado y observó el tronco del roble, entonces vio los nombres tallados en este, no pudo evitar burlarse un poco por eso.
–"Kyo y Athena" – susurró mientras intentaba no reírse por esa cursilería –¿Qué pasa ahora contigo?, ¿esto es lo que te tiene así? – se puso de frente a ella y la miró retándola.
–No entiendes nada… –agachó la cabeza intentando evadir la mirada de Iori.
–No, no lo entiendo, ¿estás llorando por el idiota de Kusanagi? – cuestionó un poco molesto.
Athena suspiró y se tardó unos segundos para responder.
–Iori… yo… me equivoqué – sus lágrimas volvieron a aparecer en ese momento.
–¿De qué hablas?.
Athena empezó a retroceder un poco alejándose de Iori, por alguna razón se sentía extraña ahora al estar cerca de él.
–Solo quiero irme, quiero estar sola…– dijo ella en voz bajita.
Iori la tomó de la mano impidiendo que siguiera avanzando y la tomó del mentón haciendo que lo mirara.
–Dime por qué demonios estás llorando, ¿terminaste con tu estúpido novio? – preguntó.
–Si, lo hice… – respondió Athena sintiendo las lágrimas empezar a recorrer sus mejillas hasta detenerse en la mano que Iori tenía sujetando su mentón.
Él la miró por unos segundos y después empezó a besarla, sus labios lo estaban tentando desde hacía un buen rato y más ahora que sabía que ella había terminado su relación, era perfecto.
Athena empezó a seguir el beso, en su mente ni siquiera se le pasó la idea de resistirse, no tenía caso y aparte se sentía vacía… pero algo la hacía sentir inquieta al estar precisamente en ese lugar que había compartido con Kyo en tantas ocasiones anteriores.
[…]
"Te he engañado muchas veces
He buscado sus besos ardientes en la intimidad.
Te he mentido tantas veces
Que ya no puedo seguir ocultando la verdad.
Vivo un amor prohibido, que roba mis latidos.
Pero callarlo ya no puedo
Porque contigo estoy en cero
Y él me pone a mil.
Soy insensible a ti."
[…]
El beso duró unos minutos hasta que Athena entró en razón y empujó a Iori haciendo que el beso terminara. El pelirrojo no entendía que era lo que pasaba.
–¿Por qué me alejas?, ¿qué no era esto lo que querías? – preguntó desconcertado.
Athena negó con la cabeza.
–No, Iori… será mejor no vernos más… – dijo ella y empezó a intentar retroceder una vez más, pero Iori volvió a sujetar su mano impidiendo que avanzara.
–No puedes venir a decirme eso así como así – exclamó con una voz demandante, se sentía utilizado, su corazón empezó a latir con desesperación ante la idea de perderla –Tú misma me pedías vernos, ¿que acaso todo fue una pérdida de tiempo? – alegó.
–Lo siento, estaba confundida…– hizo una pequeña pausa mientras intentaba poner en orden su mente –Yo… creí amarte pero no fue así – confesó ella.
–No juegues con esto – dijo Iori apretando los dientes, se sentía muy ofendido por cómo se estaban dando las cosas ahora.
–Perdón, Iori… ahora mismo no tengo el derecho de pedirle a Kyo otra oportunidad, pero tampoco quiero seguir contigo…– suspiró mientras sentía como su voz se quebraba –T-tú pese a todo fuiste alguien especial para mi… no sé si el destino nos haga unirnos más adelante pero…
–Cállate ya – él empezó a caminar dándole la espalda a Athena –Estas tomando tu decisión ahora, no metas al destino en esto… no creo que vuelva a acercarme a ti después de esta maldita mentira que me hiciste creer – dictaminó severamente.
–Yo… lo entenderé, pero debo tomar el riesgo, no me importa quedarme sola con tal de expiar mis culpas.
Un silencio invadió el lugar repentinamente, era el silencio más frío que Athena había sentido en mucho tiempo. Iori no dijo nada más y empezó a alejarse a pasos lentos, no le veía el caso a permanecer ahí más tiempo.
Con el sonido de las hojas secas cantando una melodía nostálgica, Athena volvió a tumbarse sobre el pasto frente al gran roble, junto a la "tumba" improvisada donde enterraba aquel amor que la había cobijado por tanto tiempo y que por un error había terminado.
[…]
Un año después…
Todos estaban en el vestíbulo del lujoso hotel donde se estaba dando la bienvenida a los participantes de un nuevo torneo que se aproximaba.
El ambiente era ameno y las personas que estaban presentes no paraban de charlar tranquilamente entre sí.
Una joven de cabello púrpura se alejaba de sus compañeros de equipo para salir un poco a tomar aire y estar sola un momento. Desde que había decidido terminar la relación con Kyo así como su aventura con Iori, había decidido permanecer alejada de cualquier tipo de insinuación romántica de cualquier persona. No estaba para el amor en este momento y no sabía cuando su corazón estaría disponible nuevamente.
Al salir a la terraza en el hotel, Athena se encontró con Kyo, parecía que había tenido precisamente la misma idea que ella. Tenía mucho sin verlo y no sabía cómo iniciar una conversación con el, pero tampoco quería retirarse de ese lugar por lo que decidió permanecer a su lado en silencio.
Después de unos minutos los dos se vieron de reojo y decidieron que era el momento de decir algo.
–Oye… – hablaron los dos al mismo tiempo.
Debido a esa graciosa casualidad los dos voltearon a verse intentando ocultar su sonrisa, después, de nuevo voltearon su mirada hacia el horizonte donde la luna llena iluminaba el paisaje con su brillo.
–Tú primero… – murmuró el castaño.
Athena sonrió ante la caballerosidad del joven, no pudo evitar sentir muchas ganas de abrazarlo pero estaba conteniéndose demasiado.
–Eh… bueno, tenía mucho sin verte, quería saber que ha sido de ti – habló casi con un hilo de voz.
–Ah, pues en realidad nada nuevo… he estado dedicando mi vida a los negocios de la familia y a entrenar, es todo – confesó él.
–Hmm… ¿alguna chica en tu vida? – preguntó Athena curiosa.
–Haha, no, para nada… no quiero saber nada del amor en mucho tiempo… – hizo una pequeña pausa –Y tú… ¿sigues con Yagami? – dirigió su mirada hacia ella.
–No… desde hace mucho tiempo me di cuenta de que… – detuvo sus palabras al darse cuenta de que estaba hablando de más, iba a expresar los sentimientos que aún tenía por Kyo pero él no se merecía esa clase de confusión –Yo me di cuenta de que no lo amaba, lo dejé todo con él desde hace mucho tiempo – acomodó un poco sus palabras.
–Ya veo… – respondió Kyo mirando unos segundos hacia el horizonte, después se volvió con Athena y acarició suavemente su cabeza –Un error lo comete cualquiera, no eres ni la primera ni la última – trató de dar palabras de aliento, Athena sonrió ante su amabilidad.
–Lo sé… y aparte me decidí a quedarme soltera por un buen tiempo, no me siento lista para tener una relación después de lo mucho que se revolvieron mis sentimientos – comunicó ella.
–Entonces estamos iguales – sonrió –Me preguntó quién de los dos llegará más lejos en este camino de superación personal – dijo Kyo mientras la miraba de forma desafiante.
Por un momento Athena se sintió como en aquellos tiempos en los que competían por todo de manera sana y amistosa, eso la hizo sentir un poco de nostalgia.
–Ya veremos – sonrió también –Estaré muy enfocada en mejorarme a mí misma para ayudar a aquellos que lo necesiten, no me importa nada más – expresó su punto.
–Muy bien, entonces tenemos la misma meta, Athena…
Los dos se miraban con una sonrisa, era algo que definitivamente habían extrañado, incluso parecía que en ningún momento habían dejado de ser los dos buenos amigos que siempre habían sido.
–¿Qué dices si volvemos adentro?, Creo que ya están poniendo las mesas de aperitivos – sonrió Kyo mientras la veía y le ofrecía su brazo para que se tomara de él.
–Si, vamos allá – contestó Athena para después sujetarse del brazo de Kyo y ambos empezaron a caminar hacia adentro.
De pronto Athena se acordó de algo que quería preguntar, una última cosa solo para estar segura.
–Ah… yo…bueno, Kyo… tú… ¿podrías perdonarme? – preguntó mientras tartamudeaba un poco, se sentía avergonzada y muy arrepentida por todo lo que había pasado.
Kyo la miró divertido por el nerviosismo que mostraba, reforzó más el agarre de sus brazos y continuó caminando junto con ella.
–Ya lo hice, Athena… desde hace mucho tiempo – fue la respuesta de él mientras caminaban hacia la puerta de regreso al hotel.
Ambos sonrieron y empezaron a acelerar el paso sintiendo como esa conexión que tenían parecía no haber cambiado en absoluto, incluso después de todo lo ocurrido.
Los dos entraron por la puerta perdiéndose de vista, todo bajo la hermosa luz de la luna que iluminaba esa noche serena.
~FIN
Nota: La canción que añadí a la historia es la de "Insensible a ti" de Alicia Villarreal. Esta canción fue la que nos inspiró a mi amiga y a mi para empezar a escribir la historia aún que no toda la letra es acorde a esta, pero la idea base se mantiene.
Gracias por leer y nos vemos en otra historia más!
