Hola, se que ha pasado un laaargo tiempo desde la última vez que actualicé, pero prometo que tiene una explicación. Una que quizás me involucra a mí y un bloqueo creativo. Pero ahora que ya he empezado a recuperar el control de mi vida, es posible que consiga seguir este fic para que finalmente lo pueda llevar hasta el final de una vez por todas.
Sin más que añadir solo les digo estas palabras: LET'S READ!
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CAPÍTULO 38: Sueño Infantil
Una pequeña potra Pegaso camina siguiendo el sendero marcado por un río, subiendo lentamente hasta una parte especialmente alta del lugar. su cuero de azul profundo y melena de un azul más claro la hacen parecer bastante a la que en su pueblo llaman "La Madre de todos ellos", aunque la ausencia de cuerno y de la capacidad para entrar e los sueños de los ponys la hacen diferenciarse mucho de la Princesa Luna.
El bosque, un lugar tranquilo, alejado del aire viciado dentro de la Colonia se extiende por toda la vista hasta que se vuelve lo suficientemente tupido como para no permitir ver lo que hay del otro lado.
Aero - Quizá pueda verlo desde aquí...
Se dice casi en un susurro secreto mientras bate sus alas suavemente para despegarse del suelo. Rápidamente se eleva con cuidado de que nadie la vea, los primeros cinco metros nunca son un problema, después esa altura destaca por encima de la mayoría de los árboles, y eso no está bien, ni para su padre, y mucho menos para el resto de Los Hijos de la Noche.
Pero hoy parece que es posible llegar un poco más alto, primero a los diez metros, luego a los quince, veinte...
- ¡Aero! ¿Dónde estás?
Cuando apenas la altura le favorecía para alcanzar a ver levemente la punta de la torre más alta del Reino de los Cambiantes en las Badlands, su ascenso se ve detenido y en su lugar, un descenso acelerado es obligatorio.
Al llegar a tierra la pequeña potranca trata de verse natural, tomando cualquier hierbajo con sus labios para poder empezar a masticarlo.
Aero - aquí estoy, papá no tienes que preocuparte.
Dice con una sonrisa mientras mastica el tallo de aquella hierba, comenzando a sentir un ligero sabor amargo proveniente de ella, aunque para mantener su coartada se limitó a seguir masticando el tallo, tratando de arrugar su expresión lo más posible.
Papá -¿Ah sí? Supongo que solo te desviaste de nuestra búsqueda de cera de abeja para recoger hierbas, ¿no?
Aero - por supuesto, son mis favoritas, ya deberías saberlo.
El semental, un pony de tierra de color azul con la melena verdosa y una Cutiemark de tres velas, observa a la pequeña Aero con una ceja levantada mientras sonríe, dejando en claro que no se está creyendo lo que dice su hija.
Papá - Oh, lo siento. Quizá deberé añadirlo a mis recuerdos.
Dice dándose la vuelta para emprender camino de regreso a la colonia.
Papá - Nota mental, a mi querida hija, Aero, le encanta masticar tallos de hiedra venenosa.
Apenas escucha eso, la pequeña escupe el tallo acercándose al río para enjuagar su boca.
Aero - ¿¡Por qué no me dijiste que era hiedra!?
Dice tras escupir el agua que usaba para enjuagarse, succionando más y volviéndola a escupir para tratar de sacar toda sustancia urticante de su boca. Su padre, por otro lado, solo se ríe mientras mira la escena.
Papá - ¿Por qué no me dices que hacías aquí?
La pequeña, viéndose superada y sin forma de crear una excusa que le permita salir de esa situación, solo baja la cabeza una vez se ha lavado la boca una media docena de veces. Ella se sienta con pesadez sobre el suelo, incapaz de despegar su mirada de éste.
Aero - Quería verla, papá. Quería ver la ciudad de Canterlot.
Dice raspando el suelo con su casco delantero, haciendo una pequeña figura circular, manteniendo una vista baja para no tener que encarar la mirada de su padre. Este, por su parte solo se muestra ligeramente consternado, cambiando su semblante a uno un poco más serio.
Papá - Te lo he dicho, Aero, desde aquí jamás podrías lograrlo, estamos muy lejos de Canterlot. Ven, vamos a casa.
Dice empujando suavemente a la pequeña, consiguiendo hacer que se levante y camine, aunque aún con su cabeza baja.
Su padre se mantiene en silencio todo el camino, no haciendo más que las indicaciones necesarias para regresar a la Colonia sin percances.
El bosque lentamente se vuelve menos frondoso a medida que se acercan a la cueva que hace de entrada a la Colonia, la gente a cargo de custodiarla no ofrece pero alguno cuando ellos cruzan.
Incluso después de llegar a su casa, oculta junto a las demás casas al interior de esa montaña hueca, sus pensamientos no se apartan de los eventos de aquella tarde. Recostada en su habitación solo mantiene su mirada en el techo, pensando y volviendo a pensar de nuevo en lo que le había dicho su padre.
La sensación era amarga, suficiente como para convertir su rostro en una pequeña mueca de desagrado.
Papá - Aero, ven a la cocina, es hora de cenar.
Ella sin responder solo suspira con pesadez mientras se pone de pie. Camina hasta la cocina donde solo ella y su padre cenan desde hacía algunos años. Pero incluso para solo dos ponys, el lugar está realmente silencioso.
Papá - Sé que tu madre te habló mucho de Canterlot. Ella también me lo contaba mucho. Y créeme, al igual que tú yo también pensé que alguna vez conseguiría verla desde aquí.
Dice con nostalgia mientras mira el cuenco entre sus cascos, observando su reflejo en el caldo transparente y un poco verdoso.
La pequeña, sin embargo, siente la necesidad de replicar. Se sentía injusto que después de todo dijera precisamente esas palabras.
Aero - ¿Por qué dejaste de intentarlo?
Pregunta con cierta molestia, aunque debajo de aquellas palabras la curiosidad estaba comenzando a aflorar ligeramente.
Papá - Para poder cuidar de ti, pequeña.
Su casco revuelve ligeramente la melena de su hija mientras ella solo parece luchar por seguir de mal humor.
Papá - Y por eso a veces quisiera que no lo intentes tú. Aero, te amo muchísimo, tanto que no sé que haría si de pronto te lastimaras por caerte del cielo.
Dice eso con una ligera sonrisa mientras mira a la potranca delante de él.
Aero - Pero soy una pegaso, papá. No me caeré de la nada.
Menciona con una ligera sonrisa, viéndose algo más comprensiva con las acciones de su padre de aquella tarde.
Papá - De acuerdo, supongo que tendré que considerar eso.
Dice riendo un poco mientras se vuelve a concentrar en su comida.
Papá - ¿Quién sabe? Hasta es posible que efectivamente tu madre tuviera razón.
Menciona tras un par de cucharadas más a su sopa de verduras dirigiendo de nuevo su mirada a su hija cuando termina de tragar.
Aero - ¿Tú lo crees?
Papá - Por supuesto. Aunque quizás tendrás que subir mucho para conseguir verla. Canterlot sigue estando muy lejos de este lugar.
Tras eso, el pony de tierra solo se enfoca en terminar de comer mientras la pequeña potranca solo sonríe con emoción mientras mira a su padre, levantándose sobre su silla mientras se apoya en la mesa.
Aero - Entonces practicaré, seré capaz de volar muy, muy alto para así poder ver Canterlot. Tan alto como la Luna si hace falta.
Dice con una sonrisa infantil mientras su padre solo puede limitarse a sentir ligeramente asustado, pero a la vez un poco inspirado por las palabras de la pequeña potranca.
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Les juro que este capítulo, así como lo ven, me ha costado más que todos los demás juntos, incluidos los capítulos que no se publican por fallar el ritmo de la edición (En algún momento los publicaré como contenido extra si me lo piden), pero lo que importa es que ha pasado el tiempo y ahora estoy listo para tratar de terminar este fanfic que ha sido un dolor de cabeza por mucho tiempo.
Nos vemos, locos y locas. Y esta vez será muy, muy pronto.
