Nota: Como parte de la Semana SenHaku de la página Senku & Kohaku, aprovecho y traigo otro capítulo de Magic Dolls. ¿Por qué? Pues porque el tema encaja perfectamente, ya que, como sabemos, Senku y Kohaku se encuentran en una sociedad distópica futurista, rodeados por monstruos que se han apoderado del mundo. Todo lo que conocen es a estos monstruos y bueno, ustedes ya han leído la historia jajajaja.

Día 3 de la SenHaku Week 2023 de la Página Senku & Kohaku

Tema: Tiempos de guerra.

Capítulo 5: En tiempos de guerra

Senku estaba mirando hacia los lados mientras esa extraña leona caminaba, en busca de algún arma, porque no creía que su arma pudiera aguantar los disparos hacia un adollah y no creía que esa chica estuviera armada, y, pensándolo bien…

—¡Ey, leona! —la llamó.

Ella iba caminando frente a él, también mirando hacia los lados, pero con una actitud de alerta y en ese momento volteó a verlo con una mirada de odio, mientras él simplemente se rascó el oído con el meñique.

—¡No me llames leona! —reclamó ella.

—Sí, sí, lo que digas. ¿Cómo es que llegaste aquí? ¿Viniste en algún auto o algo? —preguntó Senku directamente, no se le daban nada bien los protocolos.

—Eh… —Kohaku pareció dudar por un momento y luego voltear hacia los lados buscando algo, lo que se le hizo algo sospechoso a Senku, quien se acercó a verla un poco más fijamente.

Ella parecía estar sudando frío en ese momento y él la miró desde arriba, aprovechando que, por suerte, era más alto que la joven.

Suspiró con fastidio finalmente.

—Creo que lo mejor es buscar algún arma, porque por lo que puedo notar tú estás desarmada —cambió abruptamente de tema Senku, notando que probablemente ella no hablaría.

No quería ser asesinado por los adollahs tan rápidamente, así que necesitaba moverse con cautela. A pie, estimaba que la distancia sería de unas cuatro horas en el mejor de los casos y dudaba mucho que su equipo estuviera cerca; sin embargo, seguramente sus amigos mandarían refuerzos, si encontraban cómo hacer la solicitud para que volvieran.

El general empezó a caminar en dirección a las diversas casas, buscando una que pudiera ser una antigua morada de la guardia o algún lugar donde estuvieran presentes entes policiales. Por la distancia que tenían que cubrir, requerirían todo el armamento posible y eso podía indicar cualquier cosa.

—¡Ja! ¡Soy muy fuerte y puedo pelear con los adollahs! ¡Yo te defenderé! —exclamó Kohaku y Senku no pudo evitar reírse.

—¿Es en serio, leona? Deberías es quedarte tranquila y dejar que te lleve a casa. —Él realmente no estaba de humor para perder el tiempo con esas conversaciones ilógicas—. Estamos en tiempos de guerra y en cualquier momento podrían aparecer los adollahs o, peor, nuestros enemigos principales —expresó un poco más preocupado Senku—. Ayúdame a buscar algunas armas.

—¿Acaso crees que porque llevas uniforme de general debo obedecerte? ¡Ja! ¡Qué poco me conoces, escoria! ¡Y no me llames leona! —se quejó altivamente la joven rubia y salió en dirección a una de las casas con una mirada de enojo.

Senku bufó, no podía perder tiempo, porque ni siquiera tenía alguna línea de comunicación que le permitiera localizar a los otros generales y lo mejor sería no permanecer demasiado tiempo en ese lugar.

Lograr una reunión con los demás generales había sido un poco complicado, pero finalmente habían conseguido reunirse en la casa de Ukyo, que era la que sería menos sospechosa, considerando que Ryusui era de una familia adinerada y podrían sospechar más fácilmente si se reunían "por cualquier cosa" en la mansión Nanami. Ya en la casa del albino, todos habían comentado lo referente a las fotos que Senku había mandado con las informaciones del lugar en el que estaría y estaban sólo esperando para tomar una decisión mientras fingían una "fiesta nocturna".

Habían planificado tan bien las cosas que Ryusui había llevado a su leal mayordomo, Francois, para que preparara una especie de banquete e, incluso, Gen había hecho algunos posts en sus redes sociales para mostrar lo que hacían en ese momento. Habían trazado un plan bastante prolijo para la reunión, en donde coincidía que "habían ido a relajarse después de la fiesta de primavera" y habían conseguido dormitar un poco mientras planteaban cómo rescatar a Senku.

Por suerte, Tsukasa era el líder de los militares de menor rango: Akatsuki Hyoga y Suzuki Mozu y había ordenado que protegieran a Senku, el problema se presentó horas después, cuando aproximadamente a las 03:00 horas Tsukasa recibió una llamada de Hyoga:

—Hemos vuelto, pero tu amigo se vio envuelto en el ataque de un adollah. Mataron a Marcos y Mozu no pudo hacer nada. El adollah lo persiguió hasta la entrada de la ciudad y apenas y pudimos arrancar el auto y regresar nosotros a salvo. No creo que haya sobrevivido —informó en un resumen de la misión, que todos los demás escucharon por el altavoz del teléfono de Tsukasa.

—Te di la orden de proteger a Senku —regañó Tsukasa—, ¿por qué lo dejaste solo?

—Debo priorizar la eficiencia de la misión, y perdimos a uno de mis nuestros hombres, que será una pérdida para su familia, por… —Pero Tsukasa no lo dejó terminar y colgó la llamada.

—Es hora de irnos, muchachos, Senku nos necesita —habló el primate más fuerte, empezando a prepararse para salir de la casa de Ukyo.

Todos los demás asintieron y se prepararon para la batalla: encontrarían a su amigo sin importar cuánto costase.

Suika despertó a las 05:00 horas en punto, y a través de la ventana se veían algunos rayos del sol. No sabía nada de Kohaku y Daik tampoco había vuelto, lo que la hacía sentir temor respecto a la gravedad de las lesiones. Lo que ella había visto era que la herida no había comprometido ningún órgano vital, pero Daik había insistido en llevarse a Kohaku a unas ruinas, mientras que las había enviado a Amaryllis y ella de vuelta a casa. Amaryllis había dormido en su casa y Suika simplemente estaba esperando saber algo de Kohaku.

Se paró frente a la ventana y empezó a preguntarse por cómo estaría su amiga y cuándo recibiría noticias.

—Hola, Stone Doll —saludó en su mente una voz conocida y Suika empezó a mirar a todos lados en su habitación—. No me encuentro allá, pero tenemos un problema: un extraño está cerca de Gravity Doll y no puede cancelar la transformación ante él, por lo que estoy notando que se están desgastando sus energías. Prepárense Breeze Doll y tú en caso de que sea necesario traerlas hacia acá. Me pondré en contacto luego —explicó la metha y luego dejó de hablar.

—¡Suika está confundida! —se preocupó la joven, mientras se agarraba la cabeza y pensaba en cómo hacer para llegar tan rápido a ese lugar.

"Lo mejor será robar algunos datos" —pensó levantándose de su cama y corriendo a su computador, para asociar las conexiones que conseguía con el poder de Stone Doll y así mejorar el alcance de su información.

Kohaku se sentía demasiado cansada y necesitaba urgentemente cancelar la transformación en Gravity Doll, su fuerza estaba acabándose y no resistiría mucho tiempo en el campo en caso de que tuviera que pelear. Sin embargo, la actitud prepotente de ese militar había sido suficiente para sentir que se trataba de una escoria insoportable y no iba a permitir que él pensara que ella era una especie de damisela en apuros.

—¡Ja! ¡Es una escoria! ¡Y yo que había pensado que era un caballero! —expresó en voz alta, un tanto indignada.

—Hola, Gravity Doll —oyó Kohaku en su cabeza la voz de Daik—. He alertado a tus amigas por si necesitas ayuda, así que debes ser fuerte.

—¡Ja! ¡Lo dices como si fuese muy fácil! —El cansancio la estaba agobiando y casi no podía ver bien, su cuerpo no estaba hecho para andar liberando tan altas cantidades de energía.

Fue caminando hacia una de las casas, lejos de la vista de Senku, para poder invocar algún arma, pero en ese momento, la casa se derrumbó ante sus ojos y ella cayó de espaldas: un adollah estaba parado justo frente a ella, listo para clavar un zarpazo sobre su cuerpo.

No había tiempo que perder, estaban en guerra contra esas criaturas y no podía dejarse vencer tan fácilmente. Con la poca fuerza que le quedaba convocó un escudo como si se lo estuviera sacando de debajo de unas piedras y detuvo el ataque como pudo, pero en ese momento se encontraba justo debajo de la criatura y su cuerpo no resistiría para liberarse.

—Daik… sería bueno que me ayudaras en este momento —susurró Kohaku intentando que su voz saliera pese a que estaba empujando contra la criatura.

—Traeré a las otras Dolls —fue lo que pudo decir la metha antes de dejar de hablar en la mente de la rubia.

Estaba segura de que lo que más deseaba en ese momento era romperle la cara a esa criatura extraterrestre, sin importarle que fuese la persona que le había otorgado sus poderes.

Gen no haría nada yendo con sus amigos, porque él era un debilucho, honestamente. De modo que necesitaba encontrar a su pequeña mapache anémica que había desaparecido después del último mensaje.

"Se arriesgó mucho con algo tan directo" —pensó él, recordando lo enfática que había sido ella al hablar de que el cerebro era la clave. Y sabía que probablemente la estarían torturando por un tiempo, pero él sabía que ella lo hacía justamente por él. De forma que el riesgo era algo que ella estaba dispuesta a aceptar.

Caminó por los pasillos con su cara de dulzura, saludando a todos y manteniéndose en paz, saludó a todos en el camino hasta llegar al lugar que buscaba: el área científica. Tenía semanas intentando averiguar cómo entrar desde que habían aislado al grupo de investigación de Elise, por lo que todos los días buscaba formas de acercarse a ella.

Por mensaje se mantenía en contacto solamente con Nanami Sai, la computadora humana del grupo. Era la única forma de mantener encriptadas sus conversaciones secretas y lograr comunicarse a la vez con Tsukasa, que había vuelto con Hyoga y Mozu a buscar a Senku; con Ryusui, que se había ido con Ukyo a hablar con los altos rangos militares para asegurar que no hubiera represalias contra Tsukasa por haberse ido por sus propios medios y sin tener una misión; y con Chrome, que había ido a robar algunos materiales, lo cual era parte de uno de sus planes más secretos.

—¿Quién eres? Esta área está prohibida para personal no autorizado —habló una voz sobresaltándolo. Era una persona sigilosa y que él nunca había escuchado.

Sonrió con tranquilidad, poniendo su mejor cara de tonto, como si estuviera perdido, y volteó a verla. Se trataba de una mujer de cabello rojo y rizado, con unos ojos verdes que parecían ser dos láseres de los inquisidores que eran cuando lo miraban. Era más pequeña que él, así que él la vio desde arriba. Usaba unos anteojos que precian de anciana, con unas pequeñas cadenas que colgaban hacia su cuello, y lo miraba por encima del lente, aprovechando que los anteojos habían caído hacia su nariz un poco.

—Oh, lo siento mucho, es que me perdí, ¡que tonto soy! ~ —se burló Gen—. Soy el General Asagiri Gen, ando buscando el área de investigación porque tengo un mensaje para… Hiragizawa Erina —explicó intentando no demostrar que vio el nombre en el gafete que tenía ella sobre su bata de laboratorio.

—Es extraño, normalmente recibo órdenes directas del Comandante Jeager —señaló ella, notándose que no le había creído nada.

Decidió cambiar el enfoque.

—Bueno, la verdad es que quiero ver a la Dra. Coutta, ella es mi pareja~. —Realmente no era del todo mentira que Gen y Elise eran "pareja", aunque no exactamente en el plano afectivo; sin embargo, él podía mentir un poco para intentar sacar algo más de información.

—Oh, ya veo… —dijo la doctora frente a él, fingiendo inmutarse, pero sí en algo era bueno Gen era reconociendo una buena mentirosa—. Digamos que Elise Coutta está… indispuesta. Pero puedo hacer que te reciba la semana que viene, pasa por aquí el jueves a las 15:00 horas exactamente, si llegas después, no serás recibido —sentenció ella y se acercó a una puerta que se veía de máxima seguridad.

Ella lo vio con desconfianza, pero aun así realizo todos los pasos de la verificación de seguridad: facial, ocular, dactilar y, finalmente, había que insertar una tarjeta extraña que brillaba de un azul sospechoso que le recordó de inmediato al color de la energía mágica de los walkanians. La puerta se abrió rápidamente y tenía un conteo de 15 segundos para atravesarla. Erina pasó y se quedó del otro lado, pero volteó y se quedó mirando fijamente a Gen, con esos ojos verdes que eran realmente perturbadores, le sonrió con cierta malicia y luego la puerta se cerró. Del otro lado tampoco había visto gran cosa, solamente otra puerta, lo que quería decir que, por lo menos, había unas 3 puertas que separaban el área militar del área científica. Gen supo de inmediato que rescatar a su péquela mapache anémica sería una titánica tarea.

Senku corrió al ver que Kohaku estaba en peligro. Un adollah estaba sobre ella y había recibido un zarpazo que, sorprendentemente, ella había logrado contener gracias a un escudo que había sacado de Senku no sabía dónde. Sin embargo, le sorprendía que el escudo fuese tan poderoso para retener las zarpas de la criatura.

"¡Vaya que tiene fuerza de leona!" —pensó mientras pensaba en cómo detener a la criatura, el arma que él portaba era demasiado pequeña para destruirla a menos que le diera un golpe certero desde adentro, para lo cual la criatura debía abrir la boca y así él podría disparar. El problema era que difícilmente los adollah conseguían abrir la boca en plena batalla, por lo que evidentemente esa opción era poco probable, salvo que alguien se la abriera—. "Lo cual es absurdo y nos llevaría a una muerte diez billones por ciento segura" —concluyó en sus pensamientos mientras miraba hacia todos los lados.

Era difícil encontrar algo en ese territorio, y él sabía que enfrentarse a cualquiera de esas bestias sería una muerte casi segura. ¿Opciones? Ninguna. Le habría gustado tener a Chrome en ese momento con él para poder ingeniársela juntos, pero en ese momento sólo le quedaba su astucia y la posibilidad de un disparo certero.

"Por no mencionar que mi única acompañante es una chica" —pensó, aun sin decidirse.

Bufó con incomodidad, haciendo una mueca de desagrado, y decidió que tendría que aprovechar la única opción que aparentemente tenía: era todo o nada, enfrentar al enemigo en común con ayuda de esa leona fortachona.

—¡Leona! ¡¿Crees poder abrirle la boca unos 20 cm para dispararle?! —gritó Senku, intentando llamar la atención de la chica.

—¡Ja! ¿Estás loco? ¡Apenas y puedo evitar que me mate! —se quejó ella, en respuesta, sin dejarse aplastar por la criatura—. ¡Y deja de llamarme leona! —le reclamó para concluir.

—¡Por favor, leona! ¡Utiliza esa absurda fuerza! —rogó Senku, sin casi ningún ánimo de hacerlo, pero realmente no tenía otra opción o serían la comida de ese adollah y él verdaderamente no estaba dispuesto a morir tan fácilmente—. ¡Yo lo distraeré para que te deje en paz por un momento y tú salta sobre él, ábrele la boca y utiliza ese escudo para que permanezca abierta! —indicó él gritando.

Agradecía que los adollahs fuesen incapaces de comprender el lenguaje humano, y eso le daba una ventaja estratégica, dado que, según ellos suponían, era altamente probable que carecieran de estructuras neurológicas o pseudoneurológicas que coordinaran las funciones de la misma forma que lo hacían los seres humanos. Y la verdad era que agradecía mucho que así fuese, porque estaban en un aprieto terrible y las probabilidades de salir de ello eran pocas.

Notó que a su alrededor había algunos edificios a los que podrían correr en caso de que él fallara el tiro, ya que no era el mejor tirador de sus compañeros, pero el problema sería proteger a esa chica.

Volteó hacia donde estaba Kohaku, quien empujaba la zarpa de un molesto adollah que intentaba lanzarle otro zarpazo, pero que, por lo que él consideró una suerte absurda de esa leona, parecía no lograr alcanzarla. Decidió dejar de mirar la escena, pues era el mejor momento de llamar la atención. Vio una campana en un edificio cercano, en lo que parecía ser un pequeño restaurante, y le lanzó un dardo tranquilizador, que en ese caso funcionó para mover la campana, haciendo que de inmediato el adollah volteara hacia donde él se encontraba.

—¡Ey, bestia! ¡Atrápame si puedes! —Después de decir estas palabras, Senku disparo su arma justo en la frente de la criatura, que volteó todos sus ojos en dirección al chico de cabellos blanco-verdosos y salió en dirección hacia él, olvidándose por completo de Kohaku.

Senku empezó a correr por su vida al ver que esa criatura le pisaba los talones y, mientras, buscaba un edificio lo suficientemente resistente en la que pudiera entrar a resguardarse mientras disparaba. Vio poco después una pequeña torre de vigilancia que solían emplearse en los tiempos en lo que inició la invasión para intentar protegerse como podían los seres humanos, esas eran lo suficientemente resistentes para lo que él necesitaba.

Corrió con todas sus fuerzas y en ese momento también vio que la criatura recibía un fuerte golpe que lo desviaba. Necesitaba correr y no pensar demasiado en lo que estaba ocurriendo. Decidió confiar plenamente en Kohaku y entrar finalmente en la torre, ya que igual no podía hacer nada sin ella, estaba atado de manos si pretendía vencer adollahs en el camino.

Se posicionó con la mirada en dirección a la criatura y pudo ver cómo esta intentaba hacer un esfuerzo para romper el escudo que Kohaku le había introducido en la boca, mientras que la joven rubia permanecía colgada de sus zarpas, y era notorio que estaba realmente cansada.

"No puedes fallar" —pensó, diciéndose a sí mismo, mientras apuntaba su arma con dificultad hacia el adollah.

En ese momento, era como si realmente pudiera sentir la agitación de todo su cuerpo y cómo la adrenalina fluía por su torrente sanguíneo. Era en ese momento que definitivamente tenía que hacer algo, no podía posponerlo, eran sus enemigos en esa guerra sin cuartel que los humanos habían librado desde hacía tantos años… y Senku sabía que era una guerra que tenían que ganar.

Dio el disparo, sabiendo que los tiempos de guerra sólo terminarían cuando vencieran a los walkanians y a los adollahs.

¡Y así termina este capítulo, con enfoque en la trama de la SenHaku Week de la página Senku & Kohaku!

¡Espero que les haya gustado!

Como bien saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, sino que son propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo los uso para mis historias. Aunque aparecen mis OCs en esta historia: Daik, mi preciosa alien de la raza metha, y Erina, que me encanta poner esos ojos inquisidores.

Espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escribiendo. ¡Los quiero mucho!