Antes de empezar, me gustaría avisar de que estoy cambiando los exámenes de graduación de la academia. No sé exactamente qué es lo que pidieron en el canon, pero sí sé que se hicieron en un día, yo lo he cambiado para que sean tres. Se explicará más y mejor en el capítulo. Espero que lo disfrutes.
Naruto estaba agotado. Había pasado un par de horas intentando aprender el kage bunshin y por fin lo había logrado. Una réplica perfecta de sí mismo estaba enfrente suyo temblando de emoción por su éxito.
Disipó el clon y cayó al suelo, exhausto. La sonrisa feliz no abandonó su rostro en ningún momento. Con esa técnica aprendida, podría graduarse y convertirse en un genin de la hoja. Eso lo pondría un paso más cerca de cumplir su sueño de ser hokage.
Miró el pergamino gigante que estaba a su lado y su sonrisa se amplió. Si aprender un jutsu le daba el crédito necesario para graduarse, ¿qué obtendría por aprender dos o tres? Tal vez incluso supere al teme y se convierta en el novato del año.
Con esa idea en mente, abrió el pergamino y buscó alguna otra técnica genial para aprender. Había muchas, algunas le gustaron, otras le horrorizaron, pero al final encontró una que le llamó la atención.
Izanagi
Izanagi como tal es una técnica Uchiha que permite la alteración de la realidad para escapar de la muerte a costa de la visión de un ojo sharingan. Esta variante tiene una función similar pero distinta, permitiendo alterar el espacio tiempo pero sin perder ninguna visión y sin necesitar el sharingan o la sangre Uchiha para el caso.
Había escrito mucho más sobre el jutsu pero, al igual que con el kage bunshin, no lo leyó todo y solo se quedó en el principio. La idea de tener una variante de una técnica Uchiha fue suficiente para convencer al rubio de probarlo. Creía que, si lo lograba, podría restregárselo a Sasuke en la cara y tal vez obtener el amor de su enamorada, Sakura.
Con resolución, leyó las indicaciones para hacer Izanagi y memorizó los sellos manuales para hacer la técnica. Una vez que creyó estar listo, los hizo y canalizó su chacra. No pasó nada. Repitió el proceso poniendo más chacra. Tampoco pasó nada.
Estuvo intentándolo varias veces con cero resultados. Frustrado, lo dejó. No tenía tiempo que perder intentando un jutsu inútil, se dijo en su cabeza, tenía que aprovechar el tiempo y aprender otro jutsu genial antes de que llegara Mizuki.
Desgraciadamente, antes de que pudiera volver al pergamino para buscar otra técnica, un Iruka bastante cabreado apareció en el claro. El ojiazul se desinfló un poco al saber que ya no podía aprender nada más. Rápidamente se recompuso y le mostró a su sensei favorito una gran sonrisa.
-Iruka sensei, me alegra verte. Pensé que sería Mizuki sensei quien viniera, pero bueno, ya he aprendido un jutsu así que he pasado, ¿no? - le dijo felizmente.
El sermón que le iba a dar al chico se fue en el momento en que oyó lo que dijo. En un instante su mente juntó las piezas y se dió cuenta de lo que realmente había pasado. No podía creer que su viejo amigo hubiera traicionado a la aldea y hubiera usado a Naruto como chivo expiatorio.
No pudo pensar en eso mucho más tiempo debido al sonido de un proyectil en el aire. Actuando por instinto, corrió y apartó al rubio del peligro. Fue ahí que pudo ver a su compañero chunnin encima de la rama de un árbol con un fuma shuriken en la mano y otro en la espalda.
-Vaya Iruka, no esperé que lo encontraras antes que yo. Bueno, parece que tendré que matarte junto al mocoso demonio - comentó con una sonrisa sádica.
-No te dejaré. Naruto, Mizuki es un traidor. Coge el pergamino y avisa al hokage de lo que está pasando - le ordenó a su estudiante.
-Ey, Naruto, ¿quieres saber por qué la gente te odia? - le preguntó el peliblanco azulado al rubio.
-No, Mizuki, está prohibido - le gritó el pelicastaño.
El ojiazul estaba dudando, por un lado quería saber, por el otro, sabía que tenía que irse y avisar a su figura de abuelo sobre esto.
-Hace 12 años, la noche de tu nacimiento, el kyubi atacó, pero el yondaime no lo mató como se cuenta en la historia, lo selló en un niño recién nacido, tú, ya ves, tú eres el kyubi - gritó la última parte.
El Uzumaki se congeló. En ese momento todo tenía sentido, los insultos, el trato de la gente, lo veían como al zorro. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dió cuenta del ataque entrante.
Iruka intentó salvarlo, pero Mizuki le lanzó otro proyectil a él. El instructor de la academia lo esquivó, pero debido al tiempo perdido, el fuma shuriken golpeó al chico en el pecho, justamente en el corazón.
Naruto despertó sobresaltado. Miró a su alrededor y se dió cuenta que estaba en su apartamento, en su cama. Con algo de duda, se levantó y miró su calendario. Era miércoles, el primer día de los exámenes de graduación.
Un escalofrío le recorrió la columna. Por más que intentaba decirse a sí mismo que todo había sido una pesadilla, no podía olvidar las sensaciones tan realistas que había experimentado. Aún podía sentir el dolor fantasma del fuma shuriken justo antes de morir.
Miró su reloj. Tenía una hora para prepararse e ir a la academia. Intentando ignorar el sueño que tuvo, fue a la cocina a hacer el desayuno. Comió un poco de pan tostado y jugo, se puso su ropa de siempre y salió del departamento.
Su cuerpo se movió en piloto automático hacia la academia. Su mente divagaba y le recordaba todo lo vivido en el sueño. Le aterrorizaba lo realista que fue, pero se animó a sí mismo diciendo que solo era una pesadilla y que se graduaría sin problemas.
Por alguna razón que él no entendía, el examen de graduación estaba dividido en tres partes, cada parte se daba un día diferente. Él lo veía estúpido, en un día daba tiempo de sobra para hacer el examen completo, pero decidió no cuestionarlo en voz alta.
El primer día hacían la prueba escrita. Esta parte valía el 30% de la nota final. Consistía en un examen con parte de opción múltiple y parte de escribir. Eran 100 preguntas y tenían que hacerse en dos horas, los profesores podían aumentar ligeramente el tiempo si veían que muchos no habían terminado el examen a tiempo. Debías tener como mínimo un 4 de nota para que hiciera media con las otras partes, si tenías menos de un 4, esa parte automáticamente era un 0.
La segunda parte era taijutsu y puntería. En globales valían un 40% de la nota final, 20% cada prueba. La prueba de taijutsu consistía en que los maestros eligieran a dos alumnos y valoraran su desempeño, no consistía solo en ganar o perder. La puntería era lanzar 10 shurikens y 10 kunais e, igual que en el examen escrito, tener menos de 8 aciertos en total hacía que esa parte fuera un 0. Podías tener perfectamente en uno un 8/10 y el otro un 0/10 y aún tendrías los 8 objetivos necesarios para tener un 4 de nota.
La tercera parte era el ninjutsu. Un 30 por ciento dividido en 3 jutsus. Ahí era bastante simple. Lo haces bien, tienes un punto en el global, lo haces regular, medio punto, no lo puedes hacer, un 0. En el caso del kawarimi era o puedes hacerlo o no. No había término medio.
Armándose de valor, entró al edificio y fue a su aula. Por una vez, al menos, estaba llegando antes de tiempo y no justo a tiempo o llegando tarde. Estaba seguro que Iruka sensei y muchos otros se sorprenderían de este hecho.
