33.

Hicimos un silencioso viaje hacia Tokio en mi coche, con Sora como copiloto, un Akira de mirada melancólica y una Jen completamente sumergida en la pantalla de su celular.

Los equipos e instrumentos utilizados durante la gira habían sido trasladados luego del último show hacia la capital, por lo cual íbamos bastante livianos de equipaje.

Notaba cierta tensión en el ambiente, pero no podría decir desde donde la percibía.

Sora iba consultando su celular, probablemente cuando llegáramos a su apartamento, pasaría gran parte del día con el enorme Señor Jin, y más tarde iríamos a cenar con sus padres. Teníamos un anuncio que hacer a nuestras familias y eso nos emocionaba particularmente.

Extendí mi mano libre hacia su rodilla y la apoyé en su pierna, de modo que miró en dirección a mí con una gran sonrisa.

-¿Quieres que te deje en tu casa, Akira? ¿Jen irás al apartamento de tu madre?

El silencio se quebró brevemente. Ambos contestaron afirmativamente y continuaron en su mutismo. Pero noté la mirada de mi mejor amigo en la joven que iba a su lado.

Era extraño, ella solía ser tranquila y de pocas palabras en presencia de desconocidos, pero cuando se trataba de nosotros, jamás nos rehuía la mirada como acababa de hacer con el guitarrista de Knife Of Day.

¿Habría sucedido algo sobre lo que yo no tuviera conocimiento?

Ahora habían logrado intrigarme.

No entraría en hacer conjeturas, ya le preguntaría a mi amigo más tarde.

Dejamos a Jen en la puerta del edificio en el que convivía con su madre.

Ella apenas se despidió una vez que descendió del vehículo.

Cuando estábamos llegando a casa de Akira, y una vez que él descendió del coche, Sora se me acercó con rapidez.

-Bájate aquí.

-¿Qué? – me sentí desconcertado. Ella se estiró por delante de mí para abrir la puerta del conductor y darme un empujón juguetón, sonriendo de manera enigmática.

Akira, que estaba recogiendo su equipaje del maletero del coche, no notó nuestro breve intercambios de palabras.

-Ya conduciré yo hasta casa, pero creo que es urgente que te quedes a almorzar con Akira, o a pasar la tarde. -dijo Sora rápidamente - Vendré a buscarte cuando me escribas, pero quédate aquí con él, no me gusta su expresión y creo que necesita oídos amigos en este momento.

Me quedé mudo, asentí y bajé obedientemente del coche, mi amigo no comprendía nada de lo que sucedía allí, nos contemplaba silencioso, sin saber qué hacer o decir.

-¿Pero tú? ¿Qué harás? – le pregunté a mi prometida. Sora había salido del coche con una enorme sonrisa, se subió al asiento del conductor y continuó hablando jovialmente mientras cerraba la puerta y se colocaba el cinto.

-Primero, esperar que mi gato me recuerde, más tarde, hacer las pases con él, y por último, desarmar las valijas y echarme a dormir, que aún tengo a mi reloj biológico mareado por el jetlag.

Se despidió de los dos con una breve sonrisa y encendió el vehículo, en el que se fue tranquilamente mientras Akira y yo nos mirábamos.

-¿Qué sucedió? ¿Sora está bien? – mi amigo, tan consternado como yo, aún no entendía lo que sucedía.

-Sí. Ella está bien, pero se sentirá más tranquila, al igual que yo, si puedo acompañarte un rato esta tarde, porque te notamos muy callado en el viaje.

Akira se quedó sorprendido, le llevó un poco de tiempo reaccionar, parecía aturdido.

Sin dudas la decisión de quedarme había sido la más adecuada, no era usual que el guitarrista tardara tanto en reaccionar.

Tomé ágilmente su valija y la cargué mientras me dirigía ágilmente hacia la puerta principal de la edificación en la que vivía.

Él me siguió mientras buscaba las llaves entre los múltiples bolsillos de su mochila.

-Yamato, no tienes que preocuparte así, no quiero quitarte tiempo con Sora después de tantos meses separados, tienen el tiempo contado para compartir antes de que ella deba volver a Italia.

-Descuida, ella no se irá otra vez, ya finalizó la beca y volvió para instalarse aquí. No nos estás quitando tiempo, en absoluto – sonreí mientras él colocaba las llaves en la cerradura y las giraba para ingresar en su vivienda.

Era un acogedor y amplio apartamento de arquitectura tradicional, y la construcción formaba parte de un grupito de casas antiguas que compartían un jardín común lleno de vegetación, pequeños estanques con peces y fuentes con agua, cuyo fluir llenaba el lugar de un agradable sonido relajante. La belleza de aquel lugar me hizo sentir bienvenido de inmediato.

Las habitaciones de la casa eran armoniosas y estaban decoradas de manera bastante minimalista, a excepción del pequeño estudio de grabación.

Aquella sala, la más extensa de toda la casa, estaba llena de instrumentos tradicionales y todo tipo de guitarras decorando paredes y repisas.

Akira recorrió todo el lugar deslizando las puertas y permitiendo que el aire fresco ingresara a su vivienda desde todas las ventanas y aberturas. Dejó el equipaje en su habitación y me indicó que nos ubicáramos sobre el piso, junto a una de las entradas principales donde ingresaba generosamente el sol.

-Este lugar es increíble – dije con sinceridad.

-Gracias, ¿quieres comer algo ahora mismo?

-Estoy bien, solo quiero saber cómo estás tú, y si tu tristeza tiene algo que ver con Jen, porque la noté muy distante y esquiva contigo.

Él se tomó unos minutos para elaborar su respuesta.

-Aún necesito ordenar las ideas, pero sí, tiene que ver con Jen y sobre algo que pasó anoche.

No podía contenerme, pero a la vez no sabía qué decirle. Aguardé a que prosiguiera.

-Pensándolo mejor, tú eres especialista para estos asuntos contradictorios y confusos, quizás seas la persona más adecuada para escucharme.

-Te escucho. Cuéntame -fue todo lo que fui capaz de decir.

En ese momento noté sus ojeras, el cabello oscuro suelto, despeinado y la camisa levemente arrugada, solo en ese instante, me di cuenta de que estaba vestido exactamente igual a como lo había visto en la cena de la noche anterior, después del show final de la gira.

-¿Por donde empezar? -dijo en voz baja, revisando los recuerdos de su noche anterior. Era evidente que se sentía avergonzado.

-Solo suéltalo.

-No puedo creer todo esto.- suspiró contrariado - Llevo meses buscando una oportunidad para acercarme a ella, he cuidado cada uno de mis pasos. Y anoche, luego de la cena, cuando todos se habían marchado, yo me encontraba solo en el bar. Realmente estaba muy cansado después de todo lo que había sucedido con Liv, así que quería beber un trago e irme a la cama. Pero entonces, ella apareció y me dijo que esa noche, cerca del hotel en el que estábamos, habría un show de una banda que nos gusta a los dos. Me dijo que quería ir, y que había pensado en mí para que la acompañara, si es que me apetecía.

-¿Jen te invitó a salir?

-En ese momento no lo vi así, ¿Sabes? Estaba convencido de que sería un invitación que podría haberle hecho a cualquier amigo, ¿A quién más le iba a poder pedir que la acompañara a un concierto de metal extremo? Por supuesto que accedí, en plan "amigos", no esperaba nada más. -hizo una breve pausa, con la vista clavada en sus pies – entonces llegamos al lugar del evento. ¿La viste en la cena anoche? Ella lucía increíble, no podía quitarle los ojos de encima, me sentía afortunado de poder estar compartiendo ese momento tan nuestro, pero ahí fue cuando se acercaron unas fans de Sphinx.

Por supuesto, Akira tenía bastantes fans de su proyecto solista llamado Sphinx, una banda que hacía todo tipo de subgéneros de su música favorita, el heavy metal. Era perfectamente lógico que en ese tipo de eventos, se encontrara con sus seguidores.

-¿Qué ocurrió entonces? – le alenté a que continuara su historia.

-Esas chicas me pidieron tomarse unas fotos conmigo. Accedí. Jen se ofreció amablemente a hacerlas, y una de las chicas comenzó a tornarse molesta. Yo intentaba mantener la distancia pero ella era muy insistente, nos seguía a donde quiera que fuéramos, impidiéndonos disfrutar del show que habíamos ido a ver. Mientras eso ocurría Jen comenzó a beber algunos tragos mirando a la banda, pero la chica continuaba molestándonos, y finalmente empujó y le volcó el contenido del vaso encima a Jennifer.

Podía comprender la frustración de Akira para aquel punto, la fan estaba intensa, al parecer arruinando el momento que el guitarrista tanto había anhelado para compartir con Jen, meses deseando estar con ella a solas en algo que no tuviera que ver con trabajo para ver si aquello avanzaba algo. Yo sabía que Akira era extremadamente tímido y comprendía su rabia, aquello era más que simplemente aceptar una invitación, era un momento único, una oportunidad para profundizar más la confianza entre ellos, para avanzar.

-Pero cuando Jen quedó empapada con el trago, se enfureció y quiso golpear a la chica, allí fue cuando me di cuenta de que estaba bastante ebria. Las separé como pude y le sugerí a Jen que nos marcháramos. No quería que tuviéramos problemas con la seguridad ni represalias en redes sociales, así que nos apartamos hacia otra zona del lugar, perdimos de vista a esas jovencitas. Pero Jen se tambaleaba. En un momento le sugerí volvernos al hotel, pero ella se rio cuando me acerqué a sostenerla y sin que yo lo esperara, me besó, sorprendiéndome por completo. Nos perdimos las dos últimas canciones por estar ocultos entre las sombras mientras nos besábamos. -parecía profundamente avergonzado.

Le alenté a que continuara sin juzgar nada de lo que él decía, sabía que necesitaba liberar todas las emociones contradictorias que estaban conviviendo en su interior.

-Nunca me habían besado así, Yamato. Ni las chicas con las que salí durante mi adolescencia fueron tan pasionales. En algún momento me di cuenta de que ella estaba ebria y de que aquello que yo estaba haciendo estaba muy mal. No sabía si ella realmente quería hacer aquello, o si se debía al estado alterado de su consciencia. Me sentí tan culpable por haberlo disfrutado así. Me separé de ella y como pude, la guie hacia la calle para tomarnos un taxi y volver al hotel. Cuando llegamos al hall, le ofrecí llevarla a su habitación, pero ella comenzó a decirme lo mucho que yo le gustaba, que había necesitado mucho valor para atreverse a invitarme. También dijo que quería pasar la noche conmigo. Le dije que estaba ebria y que lo mejor sería hablar cuando estuviera plenamente consciente. Jen comenzó a hacer pucheros y a protestar, estaba haciendo mucho ruido así que simplemente obedecí en lo que pude para calmarla, fuimos a mi habitación y la recosté en mi cama, ella me dijo varias veces que hubiera querido tener una cita normal conmigo y lloró disculpándose por haber bebido tanto y haber sido agresiva con la chica de antes, sollozó otras incoherencias hasta que se quedó dormida. Lo único que hice fue acercarme y colocarla de manera que durmiera de lado y que no tuviera riesgo de ahogarse si llegara a vomitar. Me eché en el sillón y allí intenté conciliar el sueño, por supuesto, no pude.

Suspiró preocupado.

-Esta mañana se despertó muy confundida. No entendía ni donde estaba ni recordaba lo que había pasado, me repitió eso en todo momento y solo quería irse de allí. Me abrumaron sus nervios. No sé si es que se hizo la tonta y fingió no recordar nada, o si se arrepentía de lo que dijo afectada por el alcohol, o si siente que intenté abusar de alguna manera, pero me siento terrible. Puse lo mejor de mi pensando en pasarlo bien viendo un concierto, y todo salió realmente tan mal que ahora me reprocho a mí mismo haberme dejado vencer por un deseo idiota e infantil. ¿Y si arruiné el contrato de Knife Of Day con ella? ¿Y si perdemos a nuestra manager? ¿Y si no quiere verme nunca más? ¿Habrá malinterpretado mis intenciones?

Comprendía todo su sentir. Intenté hacer lo posible por tranquilizarlo, sabía que en ese momento necesitaba palabras que le llenaran de paz.

-Escucha, colega, tranquilízate. Te entiendo. Yo creo que ella estará tan avergonzada como tú, si es que recuerda algo, que creo que debe hacerlo. Si es cierto que le gustas como te dijo, probablemente esté sintiendo que hizo todo mal. En tu lugar, esperaría unas horas antes de escribirle, y sino, puedes llamarle más tarde y ofrecerle que se reúnan en un lugar público, para que no malinterprete nada. Creo que todo lo que pasó demuestra que ambos están mutuamente interesados en el otro, simplemente hubo cosas que salieron mal. En tu lugar, trataría de descansar y estar preparado para cualquier intento que ella vaya a hacer de contactarte.

Él asintió.

-Ahora mismo me siento un idiota. Quiero desaparecer. Y dudo que quiera contactarme, ¿Viste cómo evitaba mirarme hoy?

-¿No estarías avergonzado tú si todo hubiera sido al revés? Vete a descansar de una vez, luego de una siesta te sentirás mejor. Además, fuiste respetuoso y no te aprovechaste de ella. Si fue lo suficientemente valiente como para invitarte, lo será para querer solucionar todo. Debe estar muerta de vergüenza por la situación, y por eso no te habrá dirigido la palabra. Podría hablar con ella si así lo quieres.

-No te atrevas a decirle nada, no podría tolerarlo.

No me reí, entendía perfectamente bien la reacción de mi amigo. Yo mismo siempre había sido terriblemente tímido y cobarde para enfrentar a alguna chica y hablar de mis sentimientos, si eso no había sucedido con Sora el último año, se debía a lo mucho que nos conocíamos, y a que el primer paso lo dio ella siendo adolescentes.

Me despedí de mi amigo con un abrazo, asegurándole que dejara pasar un poco de tiempo, y que pensara en cuáles serían los próximos pasos.

También le sugerí que reflexionara sobre la posibilidad de tener una relación con Jen, personalmente apostaba mucho por esa pareja, ambos eran amables, talentosos y tenían muchas cosas en común, estaba seguro de que dos personas como ellos serían un excelente equipo en todo lo que quisieran emprender.

Detuve a un taxi a pocas calles para dirigirme a casa. No iba a molestar a Sora sabiendo que estaba bastante cansada. Al final no había almorzado con Akira, pero prefería dejarlo solo para que pudiera descansar, aparentemente no había logrado dormir nada.

Cuando llegué a apartamento, lo noté inusualmente silencioso.

El equipaje de Sora estaba aun en la sala y no había rastro de ella o el Señor Jin.

Recorrí el piso con la mirada, parecía completamente oscuro.

Entonces agudicé el oído y percibí el ronroneo del gato.

Caminé hasta enfrentarme al sillón, que estaba de espaldas a la puerta.

Sora dormía profundamente con en enorme animal a su lado, hecho un ovillo en el hueco que se formaba entre sus piernas flexionadas y el abdomen. La escena despertó alguna clase de ternura en mí, busqué con la vista la manta que solía estar por allí y los cubrí a ambos con ella.

Me puse manos a la obra.

Extraje la ropa de su valija y programé un lavado, también llevé la maleta a nuestra habitación y me dispuse a cocinar algo sencillo para almorzar.

Cada tanto me asomaba para observar a aquel agradable dúo echándose una siesta.

Me pregunté si acaso mi vida necesitaba algo más para sentirme completo.

Definitivamente no.

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-Vamos a casarnos en los próximos días – dije ante mis padres y mis suegros.

-¿Tan pronto? – la pregunta partió de mi suegra Toshiko, quien parecía gratamente sorprendida.

Había pasado un día de nuestra llegada a Tokio, y había sido idea de Sora invitar a nuestros padres para decirles sobre nuestros planes.

-¿Ye tenían la fecha reservada? – mi madre parecía encantada.

-En realidad no, lo decidimos hace un par de días, estando en Osaka. Será en la oficina de la municipalidad, iremos juntos a firmar el documento, pero más tarde haremos una breve recepción en un salón cerca de aquí.

-¿Un trámite? En esencia eso es lo que es una boda, un acuerdo, un contrato de dos partes -mi suegro era práctico.

-Así es, creo que simplemente es dar el paso de firmar, en los hechos, y a pesar de que hemos estado cerca de un año separados, nos hemos comportado como un matrimonio – dijo Sora sonriente.

-Para mí es como si ya estuvieran casados hace años – agregó mi padre sonriéndole.

Los cuatro comenzaron a hablar ruidosamente entre ellos, parecían más emocionados que nosotros.

-Los reunimos aquí para decírselos, creemos que ya es tiempo de hacerlo, en los próximos meses Sora deberá presentar nuevas colecciones en algunos festivales internacionales, y yo tendré que cumplir con la otra parte de la gira en Norteamérica, no queremos seguir esperando.

-Pues me parece muy bien. - aprobó mi suegra.

-Así que no será una gran fiesta, en parte me alegra que no vayan a gastar tanto dinero, Takeru e Hikari aún no terminan de pagar todo para su boda, que será en algunos meses. -agregó Natsuko sonriendo.

-Será algo íntimo, con los amigos más allegados y nuestras familias más cercanas -dijo Sora, estaba complacida.

-Pues es una hermosa noticia -mi suegro había tomado en sus brazos al Señor Jin y el enorme animal parecía estar celebrando aquello con nosotros.

Realmente, no podía pedir más.

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El celular me despertó bruscamente a la mañana siguiente.

Vibraba furiosamente sobre la mesilla junto a la cama.

Sobresaltado, me incorporé y lo tomé con manos torpes, consultando con los ojos entrecerrados el nombre en la pantalla.

-¿Jen?

-Yamato -la voz de mi representante me despertó de golpe. Tan solo unos días antes, una llamada suya me había advertido del desastre.

Era como un deja vú.

-¿Qué ocurre?

- Lo siento, no quería despertarte, pero no me queda otra opción. Porque los medios de comunicación te van a acosar muy pronto.

-¿Y ahora que pasó?

No había vuelto a hablar con ella desde el regreso a Tokio, con el incómodo momento entre Jen y Akira.

Sentí que Sora se movía con suavidad a mi lado y supuse que acababa de despertar.

-No son buenas noticias. -hizo una pausa – Acabam de avisarme que Liv fue ingresada en urgencias anoche en Tokio, intentó suicidarse. Ahora mismo, se debate entre la vida y la muerte.

-¡¿Qué?!

-Lo siento, sé que parece una pesadilla de no acabar. Al parecer trascendió que su familia supo del escándalo que armó y le hicieron saber que había dejado muy mal a su apellido, de modo que sintió que debía limpiar su honor.

-¿Existe gente así? – no le deseaba ese desprecio a nadie, Liv podría haber sido mala persona, o estar seriamente influenciada por su obsesión, pero de ningún modo iba a merecer que le dieran la espalda de ese modo.

-Sí, Yamato. Viene de una familia con muchas influencias, que haya logrado trascender lo que hizo en los medios fue demasiado para ese grupo. Intentarán contactarte de todas formas posibles, así que apaga tu celular. Ya me comunicaré con Sora si es preciso.

-Mierda.

-Lo siento mucho.

Cortamos la comunicación y me quedé sentado en la cama, ausente.

Sora se había incorporado, al parecer había escuchado todo.

-¿Qué quieres hacer? – su voz me devolvió a la realidad.

-Ahora mismo, nada. Me da mucha tristeza.

Ella se limitó a abrazarme y dejar caer su cabeza sobre uno de mis hombros.

-Esto no es tu culpa.

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