Capítulo 17
– ¡Ara! – Estaba incrédula.
Natsuki me había dado el mejor momento de mi vida y todo fue una ilusión.
Tras ver aquella escena, la peliazul se encerró de vuelta en el baño.
Casi corrí hacia el baño e intenté abrir la puerta, pero ya estaba cerrada.
– ¿Natsuki? –Comencé a llamarle y a golpear la puerta.
Necesitaba explicaciones.
– ¡Natsuki, Ara! – Comencé a desesperarme por no obtener respuesta, tras unos minutos.
–¡Natsuki!... ¡Abre!
–Nat, por favor abre… – Imploré de diferentes maneras, pero me estaba ignorando.
No me rendiría, necesitaba hablar con ella.
– Te lo ruego, abre… – Supliqué.
Me recargué en la puerta derrotada. Todo parecía indicar que no me abriría.
Ella iba a evitarme. No saldría.
La conozco, no obtendría respuesta ya de la peliazul.
Insistí hasta que la puerta se abrió de golpe y casi me caigo. Afortunadamente Natsuki me atrapó por acto reflejo. Aproveché el momento para abrasarla y acorralarla contra el muro.
No la dejaría escapar.
Cuando alcé la mirada y me encontré con sus tiernos labios, esos que me estaban devorando hacer apenas unos minutos, me sentí incapaz de contenerme a probarlos nuevamente. Pero, Natsuki tenía completamente otra actitud.
No era para nada esa chica atrevida con la que me había besado. Era otra completamente distinta. Dubitativa, era la clásica Natsuki que quiere escapar de mí, pero por unos segundos también miró mis labios, y nuestra respiración quedo suspendida.
Así que me acerqué y estuve a nada de besarla pero la peliazul me esquivó en el último momento y se soltó de mí.
Corrí detrás de ella, incapaz de dejar las cosas así. Necesitaba respuestas.
– ¿Natsuki, qué fue aquello? – La abrasé por la espalda para detenerla de su marcha.
– Na…nada… – Me dijo escapándose de mis brazos.
– No me digas que nada… – No, por favor Natsuki. No me evadas en este momento. No después de semejantes besos.
– No sé, en verdad… – Me dijo arrepentida.
– Natsuki… espera… – La encaré.
Necesitaba saber, si estaba celosa realmente, ¿O si todo fue una ilusión? ¿Un arrebato?
– Shizuru, en verdad no tengo idea… me siento mal.
– Natsuki, por favor no me evadas…– Supliqué, porque pensé que era una excusa más para evadir la situación, pero entonces noté que realmente Natsuki se estaba desvaneciendo.
– No lo hago – Respondió al tiempo que se sujetaba del muro y amenazaba con caerse – ya no quiero entretenerte – suspiró – por lo visto te están esperando.
– Si, pero no es lo que piensas… – La peliazul se incorporó y dio un par de pasos, hasta quedar de espaldas a mi – Si me dejaras explicarte.
– ¿Explicarme qué? – Me preguntó molesta al tiempo que se giraba nuevamente para verme.
– Rosalie, me pidió de favor que le rentara un cuarto. Pero ya no tengo cuartos disponibles, todavía no le pagan y no tiene a donde ir.
–¡Tsk!… Shizuru, ¿no sé por qué me estas explicando todo eso? Tú ya eres mayor y sabes lo que haces… no tienes por qué decirme nada– Me respondió fastidiada, creció mi desesperación por explicarle, no quería que dejáramos las cosas así, por lo que retomé.
– En realidad, te iba a decir…
– No, ya no me digas. No es necesario. ¿Sabes Shizuru…? Nosotras solo somos amigas, no tienes por qué darme ninguna explicación – Me respondió tajante.
Natsuki podía llegar a ser muy dura, cruel.
¿Las ilusiones que me había hecho, fueron un espejismo? ¿Solo amigas? ¿Entonces, por qué me besaste?
Sentía que mi corazón se quebraba y las lágrimas iban a brotar. Solté un suspiro.
Duele…
– Perdón… Shiz… – La peliazul se acercó a mí, pero me alejé sentida.
– No te preocupes, Nat… – Le respondí tras un momento –En realidad, te iba a preguntar si me podía quedar a dormir contigo en tu habitación, pero ya no quiero molestarte…
Pensé en irme, podía dormir en la sala. Ya no quería molestar más a Natsuki.
Sé de antemano que le gusta tener su espacio, tampoco quería forzarla a estar conmigo.
– Shizuru… –Sentí su mano sobre mi brazo– Espera, por favor. – Su agarre era suave, y por su tono de voz noté que estaba arrepentida. Pero aún sentía muy vivo su rechazo de hace un momento.
– Por favor, no te vayas…– Me pidió, pero quería salir de la habitación e irme a llorar al jardín, donde nadie me viera. – ¡Tsk! ¡Soy una idiota! – Se dijo molesta.
– No, no te digas así – Me giré para verla. Se veía completamente arrepentida, frustrada, molesta.
La abracé y me respondió el abrazo de un modo tierno. Natsuki, me confundes demasiado. ¿Qué es esto? ¿Por qué ahora eres tan tierna? No vez, que me hace daño.
Pensé incapaz de contener por más tiempo el llanto.
Solo quiero estar a tu lado Natsuki, te amo demasiado.
– P…por favor, n…no llores– Me susurró con ternura.
Me aferré a su abrazó un poco más. Me dejé inundar por el calor de su cuerpo, por el olor de su cuello. Quise borrar esas palabras que me lastimaron tanto hace un momento. Quería creer que tenía una oportunidad de ser algo más que una amiga. Que Natsuki realmente se había sentido celosa y que esos besos significaban algo más que solo el impulso de su fantasma.
– Perdón Natsuki, todo esto es mi culpa – Si hubiera sido más clara con lo de Rosalie, nada de esto se habría mal interpretado.
– ¿Qué? No, no claro que no. Es mía, no sé cómo me soportas…– Me dijo arrepentida.
– Me encanta estar contigo – Acentué el abrazo y ella se dejó.
–¿En verdad querías quedarte conmigo? – Me preguntó con un hilo de voz.
Me separé para mirar su rostro, sus hermosos ojos color esmeralda que reflejaban preocupación y arrepentimiento.
–¿No ibas a irte con ella?
– No, Nat. Te lo dije, me pidió un favor y no podía decirle que no. Con quien quiero estar es contigo. Todo esto de Rosie ha sido un mal entendido, sin dudas.
– ¿Si? – Me respondió preocupada
– Ella solo es mi amiga… –Quise aclarar, pero en ese instante recordé lo que me dijo y agregué –como tú…
Decirle eso la hizo sentir mal, su rostro reflejaba arrepentimiento.
– Shizuru, por favor perdóname… no sé qué me está pasando.– Me dijo contrariada.
– Tranquila, Natsuki. Entiendo. – Le respondí. Aunque no entendía nada y me sentía confundida.
Solo la abracé y me hundí en su cuello.
Por lo menos no estaba huyendo. Abrazarla me tranquilizaba. La verdad es que no quería irme de su lado.
– ¿Te quedarás... – Me habló con timidez después de un momento – Co… conmigo está noche?
Natsuki se escuchaba tímida, insegura. Me separé del abrazo para mirar sus ojos. Se veía preocupada y sincera.
– ¿Sólo me quieres esta noche?– Le dije juguetona. La peliazul se sonrió aliviada.
–No– Me respondió más animada, aunque tímida. Y me limpió las lágrimas con cuidado, de una forma muy tierna. Como ese día en la azotea.
–¿No?– Pregunté para cerciorarme.
–El tiempo que quieras…
Esa respuesta de Natsuki fue sincera, la abracé. Y así nos quedamos un momento. No podía dejar de pensar que esto era extraño.
Natsuki estaba muy cambiante. Me confundía, demasiado. No sabía a cuál de las versiones de la peliazul atenerme.
Pero si por mi fuera, que este abrazo no se terminara nunca.
De pronto Natsuki se agachó y yo ya estaba siendo levantada por ella.
–¿Ara? –Me aferré a su cuerpo –¿Nat? – Sin duda esto no me lo esperaba. La peliazul jamás me había cargado de esta forma. De su cuerpo desprendía un resplandor, una tenue luz dorada. Apenas perceptible a mis ojos.
–Vamos a la cama– Me habló de forma suave, haciéndome sentir mariposas en la pansa.
¿Es esta mi Natsuki? Me quedé ensimismada.
–¿Estoy pesada?– Le pregunté con timidez, al ver el esfuerzo que hacía. Pero ella negó con la cabeza y me deposito en la cama con delicadeza.
Suavemente se desprendió de mí, pero yo no la solté. Esta tierna Natsuki me enamoraba en demasía y quería tenerla muy cerquita de mí, así que la jalé a propósito.
–¡No, espera, Shizuru!, No hagas eso, te puedo aplastar– Me comentó asustada, pero yo reía.
–Fufufu, aplástame Nat...su…ki – Me muero por tenerte encima de mí.
–No hagas eso Shizuru, te puedo lastimar. –Me comentó nerviosa, extremadamente nerviosa.
Yo seguía sujetándola del cuello, buscando su mirada que me evadía mientras sus mejillas se coloreaban tenuemente de rojo.
Jalé hacia mi regazo a una confundida peliazul.
Natsuki, quisiera tenerte siempre conmigo. Quisiera poder abrazarte cada que yo quiera sin que salgas corriendo.
Nat, si me dieras una oportunidad…
Era extraño que Natsuki no hubiera querido irse enseguida. Me preguntaba cuanto más podría tenerla entre mis brazos. Contando los segundos como si mi vida dependiera de ello.
A ella no le gustaba que la abrazara. De algún modo me evitaba continuamente. Incluso ahora sentía su necesidad de irse. Pero por alguna razón estaba dócil, entre mis brazos.
Su cuerpo estaba frio, la sentía tensa.
No quiero tenerte a la fuerza. Pero muero por tenerte así, cerca de mí.
Me dejé llevar, inocentemente. Cerré mis ojos y disfruté de tenerla abrazada.
Me imaginé que era correspondida. Quise pensar en la Natsuki del balcón, era tan romántica. Esa versión de Natsuki, era demasiado linda.
Sonreí de recordar ese tierno beso y suspiré.
–¿Shizuru? – Me preguntó, sin separarse de mi abrazo.
–Gracias por no salir corriendo, Natsuki…
La peliazul no dijo nada. Solo permaneció a mi lado, en silencio.
De pronto comencé a sentir que Natsuki se relajaba, y se acomodó en mi regazo dejando caer un poco más de su peso. Me emocioné y comencé a acariciar sus cabellos.
¿No entiendo por qué te asusta tanto, Natsuki? Si solo se trata de un abrazo.
Desde que esa chica reveló lo que sentía por ti, tomaste una gran distancia conmigo.
Nunca se lo voy a perdonar. Ella quería alejarme de ti para que le hiciera caso. Pero eso jamás iba a ser. Porque yo me enamoré de tí.
Antes de que supieras mis verdaderos sentimientos, nosotras éramos muy cercanas.
Podía abrazarte cada que quería, aunque no eras de tomar la iniciativa para abrazarme. Eras tan solitaria y desconfiada de todos. Pero por lo menos a mí, si me permitía abrazarte.
Justo como ahora. Extraño tanto esto, Natsuki.
Aunque yo sabía en el fondo de mi corazón que no sentías lo mismo que yo. Que no iba a ocurrir este amor con el que soñaba.
Por lo menos quería soñarlo. Y ahora con todo lo que ha pasado. Me tienes tan confundida Natsuki.
Pensaba en lo ocurrido hace un momento, en como tu fantasma me besaba y como me gustaría que fuera cierto. Pero lo cierto es que no sé qué está pasándote.
Natsuki había cerrado sus ojos y comenzó a roncar de pronto.
Me descubrí sonriendo.
Yo no tenía sueño.
Ni siquiera habíamos apagado las luces. Ni nos habíamos cambiado de ropa. Pero Natsuki ya estaba dormida.
De algún modo, bajaste la guardia. Y es algo hermoso, Natsuki.
N/A: ¿Quién lo tiene más difícil Shizuru o Natsuki? Y qué les va pareciendo todo esto. Muchos cambios de humor ¿no?
