Capítulo 11: Brasas reprimidas.

XXXXX

El amor se goza en la abnegación y el sacrificio _ François-René.

XXXXX

Anko quería maldecir a todas las deidades que tuvieron la osadía de castigarla con una mala suerte tan terrible.

¿La razón? Sencilla. El Kasekage fue secuestrado, Gaara era amigo de Naruto, por lo tanto era evidente que el rubio saldría corriendo de la aldea con la idea de rescatarlo. Eso a su vez significaba una única cosa, su pequeña luna de miel fue arruinada.

Juro que mataría a ese Akatsuki cuando le pusiese las manos encima. Así es, ella no iba a dejar que su hombre fuera solo, alguien tenía que encargarse de cuidarlo o terminaría haciendo una estupidez como siempre.

La charla con Tsunade fue complicada, pero nadie iba a darle un no por respuesta. Eso sumado al hecho de que se encontraban escasos de personal, obligó a la babosa Sanin a terminar cediendo.

Abandonó el pueblo junto al equipo Kakashi y esa chica Temari bajo la promesa de ser respaldados por el equipo Guy en cuanto regresaran.

El viaje hasta la aldea de la arena fue complicado. Atravesar las dunas fue un verdadero infierno, pero observar a Naruto tan alterado fue aún más difícil.

El rubio no detuvo su paso ni un solo instante, se mantuvo a la cabeza del grupo hirviendo en una rabia silenciosa. Gaara y él compartían una especie de vínculo, eran hermanos en el sufrimiento, dos jinchūrikis marginados por sus respectivos pueblos. La diferencia era que ella fue capaz de encontrar a Naruto antes de que la soledad lo consumiera, el pelirrojo en cambio, no tuvo a nadie para sostenerlo.

No le gustó verlo de esa forma; tan furioso, enojado y triste, pero sabía que no había mucho que pudiera hacer. Se mantendría junto a él, iba a dar su máximo esfuerzo para cumplir la misión, eso sí se encontraba a su alcance.

La estadía en la aldea de la arena fue bastante corta, Sakura demostró lo mucho que creció como kunoichi después de salvar a Kankuro de un veneno mortal, dicho chico fue capaz de capturar una pista fundamental para seguirle el rastro a los Akatsuki. Los perros de Kakashi se encargaron del resto a partir de allí.

Reanudaron su camino con la intención de traer al Kasekage de regreso, pero esta vez el equipo no salió solo ya que una kunoichi de la arena se les unió en la misión. Una de las ancianas del pueblo, Chiyo.

Lidear con la mujer fue complicado al principio, al parecer tenía una especie de rencor encontra de Konoha y el sistema shinobi en general. Anko no encontró cómo juzgar a la anciana, las guerras encarnizadas que sucedieron a lo largo de la historia fue algo muy difícil de olvidar.

Sin embargo, todo eso pasó a segundo plano cuando fueron emboscados por un miembro de Akatsuki, nada más ni nada menos que el mismo Itachi Uchiha, el prodigio que asesinó a su propio clan. Nunca creyó que volvería a ver al tipo tan de cerca.

Sasuke casi pierde el control cuando lo vió, por suerte Sakura y Naruto estuvieron allí para traerlo de vuelta a sus cabales. Una vez que lo hicieron, el equipo siete prácticamente barrió el piso con el Akatsuki.

Kakashi y Sasuke atacaron de frente ya que ambos tenían el Sharingan, Sakura fungió de apoyó mientras Naruto se encargó de dar el golpe mortal que llevó la batalla a su fin.

Un rasengan de fuego; fue el ataque que utilizó, ella nunca antes había visto un jutsu como ese. La explosión que produjo fue sin lugar a dudas, un espectáculo memorable.

A pesar de que el equipo siete era prácticamente imbatible cuando trabajan juntos, fue bastante extraño que Itachi no opusiera mucha resistencia. Se reveló la razón de esto cuando descubrieron que nunca estuvieron peleando contra el Uchiha en primer lugar, sino contra el cadáver de un shinobi de la arena que fue controlado como una marioneta gracias a un Jutsu desconocido.

La misión continuó hasta que finalmente dieron con el refugio en dónde se escondían los dos Akatsuki; el equipo Guy se reunió con ellos allí.

El último obstáculo que debían enfrentar para llegar a Gaara fue una roca gigante que obstruía la entrada a la caverna gracias a una barrera de sellado. Naruto fue quien tomó el mando de la situación ya que era un experto cuando se trataba de Fūinjutsu.

Se demostró que el entrenamiento del rubio rindió sus frutos cuando logró encontrar una manera de derribar la barrera sin la necesidad de remover las cinco etiquetas de sellado faltantes. El único inconveniente era que el Jutsu que tendría que utilizar para dicha proeza, agotaría sus reservas de chakra en un setenta porciento.

Fue un movimiento peligroso, perderían a su combatiente más fuerte desde el inicio, relegandolo a un papel de apoyo. Pero el tiempo seguía corriendo, el sellado de la bestia podía completarse en cualquier segundo trayendo a su vez la muerte de Gaara; tendrían que arriesgarse.

Ella tuvo que agradecer al cielo cuando se comprobó que tomaron la decisión correcta. Llegaron justo a tiempo para detener el sellado, el Kasekage aún seguía con vida, no solo eso, también tenían el efecto sorpresa a su favor debido a que los Akatsuki no tenían previsto que la barrera cayera tan rápido.

El rubio, Deidadara, intentó escapar con el Kasekage en una especie de pájaro de arcilla, pero Kakashi, Sasuke, Guy y Naruto se apresuraron a darle caza mientras el resto del escuadrón se quedaba para pelear contra Sasori.

Anko originalmente pensó que no sería tan difícil, no solo porque tenían la ventaja numérica, cada uno de ellos también fue un shinobi excepcional. Una ninja médico, una titiritera, un Hyuga, una copia en miniatura de Guy, una especialista en armas y ella tenía a su invocación que la volvía una peleadora de primera línea. Debería ser fácil.

Sin embargo, los Akatsuki no eran ninjas de rango S por nada. Se dio cuenta de este hecho bastante rápido cuando el desgraciado de Sasori fue capaz de seguirles el ritmo una vez que abandonó su escondite (Hiruko) para revelar su arma secreta.

Una marioneta del tercer Kasekage.

La arena de hierro no tardó mucho para colarse en su lista de Jutsus más odiados, no solo era porque la técnica era extremadamente versátil, sino también, porque la maldita arena estaba infundida en veneno; tuvieron la suerte de que Sakura tuvo la astucia de crear varios antídotos antes de la batalla, si no fuera por eso, no quería ni imaginarse el desastroso final que habría tenido esta misión.

Costó mucho esfuerzo seguido de una férrea planificación, pero alcanzaron a destruir la marioneta del demonio. Cuando parecía que todo volvía a marchar bien, cuando la balanza volvió a inclinarse a favor de ellos; todo volvió a irse al carajo después de que Sasori desvelara que su cuerpo ya no era el de un humano y procediera a controlar a cien marionetas con hilos de chakra que salieron de su pecho.

Tremendo hijo de p...

El terreno se convirtió en una completa batalla campal; nadie se guardó nada, se vieron obligados a utilizar todos los recursos al alcance si querían ganar esta pelea. Recordó que en ese momento ella convocó un ejército de serpientes con el propósito de nivelar un poco las cosas.

Eso sumado a las diez marionetas que controlaba Chiyo, hizo que el escuadrón se mantuviera firme contra el Akatsuki.

Dio la impresión de que todo había terminado cuando la anciana alcanzó a sellar el cuerpo de Sasori, pero el tipo dejó en evidencia lo escurridizo que era cuando intercambió su cuerpo con el de otra marioneta con la intención de asesinar a la Suna kunoichi; un último ataque antes de morir.

Fue solo gracias a que Neji tenía su Byakugan activo, que el chico fue capaz de intervenir. Salvó a la vieja antes de que fuera demasiado tarde mientras la misma Chiyo se encargaba de darle el golpe final a Sasori, dos espadas apuñalando su núcleo de vida.

Todo terminó. En aquel entonces la pelimorada se arrojó al suelo para descansar un poco después de todo al ajetreo ocurrido; se merecía un baño, una tonela de dango, y a un Naruto mimandola luego de este desastre. No iría a trabajar mañana.

Le pareció escuchar que Sasori le susurraba alguna especie de información a Sakura, pero estaba demasiado agotada para prestar atención.

Lo siguiente en la lista de prioridades ahora que el titiritero estaba muerto, era reunirse con los miembros faltantes del escuadrón. No tardaron mucho en hacerlo.

Los encontraron en un bosque a kilómetros de la caverna, Sasuke sostenía el cuerpo flácido de un Deidada muerto; eso hizo que ella sonriera al percatarse que lograron abatir a los dos bastardos. Kakashi colapsó por el agotamiento del Chakra, Guy saltaba a su alrededor mientras proclamaba cosas sobre la juventud, por último, Naruto cargaba el cuerpo inconciente de su amigó a sus espaldas.

Misión cumplida.

No solo eso, la aldea de la arena también les concedió algunos días de hospedaje para que todos pudieran descansar. No tendrían que pagar nada, todo caía a la cuenta de la casa, una muestra de agradecimiento por haber salvado a su líder

¡Gracias a Dios! Su suerte estaba cambiando; iba a visitar el restaurante más caro, darse una vuelta por el spa, también obligaría a Naruto a que la acompañara en un viaje de compras, quería llevarse algunos recuerdos de Sunagakure.

Sin embargo, se demostró que su hombre tenía planes diferentes cuando al día siguiente de la misión, ella fue forzada a colocarse una venda en los ojos mientras era guiada por el rubio hacia una ubicación desconocida.

Atravesaron algunas dunas, luego entraron a una caverna. A partir de allí fue cuando le venda fue colocada sobre su rostro, limitando su vista por completo.

Así fue como terminó en esta situación, caminando por una cueva sin poder ver nada mientras se aferraba a las manos de Naruto para no tropezar. No tenía ni idea de qué planeaba él al traerla a un sitio como éste, no parecía un lugar adecuado para su primera cita en Sunagakure.

Pero no encontró la forma de negarse, no después de que vió como Naruto la asaltaba con tanta felicidad mientras le contaba que tenía una sorpresa planificada solo para ella. Fue como ver un cachorrito meneando la cola a su amo, jamás podría decirle que no si actuaba de esa manera.

Que la idea sonara como algo romántico solo la terminó de convencer. Además, no era la primera actividad extraña que realizaban, siempre se caracterizaron por hacer cosas fuera de lo común; meterse en un bosque repleto de bestias con la intención de alimentar un nido repleto de serpientes era un ejemplo vivido de ello.

"Estamos cerca" Escuchó la voz del rubio, tan rebozante de energía como siempre. ¿Qué tenía de especial la cueva? ¿Por qué estar tan entusiasmado? Tenía muchas preguntas en mente. Sin embargo, existía una voz en su cabeza que le dictaba que la espera valdría la pena.

A medida que se acercaban a su destino, pudo escuchar el sonido distintivo de un chorro de agua chocando contra una superficie sólida; eso la extrañó en demasia, se suponía que las palabras agua y desierto no deberían ir juntas. Cuando sintió que la curiosidad estaba a punto de matarla, finalmente se detuvieron.

Detectó que las manos de Naruto se movían para desenredar la venda que cubría sus ojos, una vez que lo hizo, la vista que la recibió la dejó totalmente boquiabierta.

Vegetación creciente, pasto en lugar de arena, árboles en lugar de sequía, una catarata escondida dentro de una caverna. Fue hermoso.

Para mejorar la situación, Naruto chasqueó los dedos provocando que las antorchas que rodeaban el lugar se encendieran con llamaradas azules, brindandole a la atmósfera un aspecto mágico.

Así que era esto lo que quería mostrarle, tendría que darle al rubio un punto por su astucia. El lugar era magnífico, casi sacado de un cuento de hadas, solo faltaban las mariposas revoloteando para que encajara perfectamente en esa descripción. Perfecto para un momento romántico, se lució con esta idea.

"¡Guau!" Fueron las únicas palabras que alcanzó a decir, el ambiente seguía maravillandola entre más se adentraban.

"¿Te gusta?" Naruto le sonreía de una forma cariñosa, no tuvo que pensar en su respuesta más de dos veces.

"¡Me encanta! es perfecto" No se molestó en ocultar su emoción, se sentía como una niña atrapada en un nuevo mundo lleno de magia; se detuvo un instante cuando una pregunta surgió en su mente. "¿Cómo encontraste este sitio?"

Vió que él se encogia de hombros. "Le pregunté a Temari sobre un lugar bueno en Suna para llevar a alguien a una cita, así que ella me contó sobre varías cataratas escondidas en las cavernas del desierto. Los shinobis de aquí suelen utilizarlas para perfeccionar su control sobre el viento, pero al parecer esta se encuentra temporalmente deshabitada"

Eso tenía sentido para ella, le agradecería a la muchacha por la idea más tarde. Como una ocurrencia tardía, la pelimorada analizó las palabras del rubio nuevamente, percatandose de una curiosidad que estaba dejando pasar.

"Así que andabas por allí pidiendo consejos para llevarme a una cita..." Lo empujó ligeramente con el hombro. "De verdad eres un galán"

Vió como él se sonrojaba ligeramente al mismo tiempo que reía de forma nerviosa. El sonido melodioso de su voz provocó que ella también sonriera inconcientemente.

De repente las risas cesaron, el rubio le envío una mirada astuta que por alguna razón la puso nerviosa. Luego sucedió algo que ella no esperaba en lo más mínimo, Naruto comenzó a desabrochar su chaleco Jōnin.

"¿Q-qué q-qué estás h-haciendo? ¿P-por qué te quitas l-la ropa?" Su rostro se convirtió en un desastre sonrojado y tartamudeante cuando el rubio comenzó a deshacerse de cada una de sus prendas, quedando solamente en unos bóxer negros.

Sintió que una pequeña gota de sangre se filtraba de su nariz al verlo con tan poco ropa; su corazón latía tan rápido que parecía que saldría de su pecho, juraría que estaba a punto de desmayarse en cualquier momento, pero se forzó a sí misma a no hacerlo. No podría admirar el cuerpo del rubio si estaba inconciente.

¿Por qué se estaba desnudando? ¿Acaso él quería que ellos dos tuvieran...? No le desagradaba del todo la idea, pero todo estaba sucediendo demasiado rápido, al menos necesitaba algo tiempo para prepararse psicológicamente.

Sin embargo, todas sus ilusiones fueron aplastadas en segundos cuando Naruto le dirigió una mirada llena de inocencia. "¿Eh? No me voy a meter al agua con mi ropa, quedaría empapada. Es algo lógico"

'Oh', había olvidado por completo ese hecho. Estaban justo en frente de una catarata, era obvio que tendrían que quitarse la ropa si querían meterse al agua, malinterpretó toda la situación.

De repente se sintió realmente estúpida... También algo, ¿Decepcionada?

Sin medir más palabras, Naruto se arrojó al interior del lago con un fuerte chapuzón que envío gotas de agua volando en diferentes direcciones. La pelimorada se masajeó las cienes en un intento por recuperar la compostura.

Su sonrojó no desapareció en ningún momento. Ahora sabía que no sucedería nada raro entre los dos, pero eso no significaba que no tendría que estar en ropa interior para meterse en el agua. Estaría en paños menores frente al chico que le gustaba, eso era demasiada piel descubierta.

Salió de una situación vergonzosa solo para meterse en otra.

"¿Qué estás esperando?" Naruto gritó antes de sumergirse bajo el agua, no ayudaba en nada que él fuera un idiota inconciente.

Suspiró, entre más lo pensara más difícil sería. Dejó que la gabardina se deslizara por sus hombros al mismo tiempo que se desprendía de sus prendas, quedando solamente en su ropa interior de color morado. Caminó hasta estar frente al lago; metió un dedo de su pie para comprobar que tan fría estaba el agua percatandose de que la cosa estaba helada como un témpano de hielo, justo lo que falta.

Su idea inicial era adentrarse en el lago poco a poco para que su cuerpo se adaptara al frío gradualmente, pero se demostró que esa idea iba a ser totalmente arruinada cuando Naruto emergio frente a ella con una sonrisa que conocía bastante bien. Una mueca de terror se apoderó de su rostro.

"¡Naruto, esper...!" Nunca fue capaz de terminar su oración ya que el rubio la atrapó de la mano, tirando hacia adelante y causando que perdiera todo el balance. El resultado era evidente, cayó de bruses dentro del lago.

Anko asomó la cabeza por encima del agua con una mueca de total desagrado, su cuerpo se retorcía temblorosamente por el impacto del frío envolviendola. Quería golpear a Naruto por haberle jugado esta estúpida broma, ¡El agua estaba incluso más fría de lo que pensó originalmente!

Enojada, también totalmente mojada, parecía un gato empapado.

Que el rubio se estuviera riendo de ella no ayudaba en nada a su estado de ánimo. "¡Eres un idiota!" Aplastó la superficie liquida con su puño, enviando un chorro de agua que chocó contra el rostro del rubio.

Para su creciente descontento, eso no hizo que dejara de reír. La pelimorada frunció el ceño a la vez que cruzaba los brazos en un intento de conservar el poco calor que le quedaba; Naruto debió darse cuenta de su molestia ya que el chico dejó de reír para nadar junto a ella. "Vamos, solo fue una broma"

Ella apartó el rostro con un puchero de enojo, estaba muy equivocado si él creía que lo perdonaría tan fácilmente, esta vez no se saldría con la suya. O almenos eso era lo que pensaba originalmente hasta que sintió que unos fuertes brazos se envolvían desde detrás.

Su cara se tiñó de rojo cuando el pecho del rubio se presionó contra su espalda, sus brazos la sostuvieron por la cintura provocando que el contacto entre los dos se profundizara.

El movimiento astuto no fue lo único que la sorprendió, lo que verdaderamente la desconcertó era el hecho de que el cuerpo del rubio estaba tan cálido como siempre. ¿Cómo era eso posible si se encontraban debajo del agua? Una extremadamente fría por cierto, no lo comprendía.

Tampoco iba a quejarse de eso, su toque fue hipnótico, realmente satisfactorio. Percibió como el calor se abría paso a través de ella, atrapandola entre sus redes.

"¿Mejor?" Él pregunto con esa estúpida sonrisa que siempre tenía.

"M-mejor" Anko intentó seguir enojada, pero al final decidió que no tenía caso. No iba ser tan tonta como para alejarse del contacto, en su lugar, optó por rendirse; se derritió debajo de sus brazos, movió la cabeza hacia atrás para recostarla sobre la clavícula del rubio, cerró los ojos.

Nunca se cansaría de este sentimiento, fue como si estuviera encerrada en un caparazón, uno en el que nunca la alcanzarían. Los brazos del rubio eran su eterno refugio; se sintió protegida, amada, la sostuvieron con tanta delicadeza como si fuera única en el mundo. Lo que la volvía aún más feliz era saber que Naruto pensaba exactamente eso, bajo esos hermosos ojos azules ella era única.

Sabía que viviría enamorada el resto de sus días de éste idiota; su idiota, solo él sabía cómo hacerla enloquecer con un simple toque.

Como una nota tardía, recordó que ellos seguían en ropa interior, sus pieles se tocaban directamente; no le molestaba, es más, eso solo hizo que la sensación fuera aún mejor. Podía sentir los músculos de sus abdominales, su pecho.

Fue embriagador.

Su momento de relajación fue brevemente interrumpido cuando escuchó a Naruto reír ligeramente, ¿Ahora por qué reía?

"¿Qué es tan gracioso?" Ella preguntó en un estado medio somnoliento, en ningún momento abrió los párpados, no estaba dispuesta a salir de su pequeña burbuja.

"Te lo diré si prometes no golpearme" Él sonaba divertido, esa respuesta hizo que se confundiera, algo en su mente le decía que Naruto saldría y diría algo estúpido como siempre. Aún así, ella se encontraba de buen humor, así que se lo dejaría pasar por esta vez.

"Está bien, pero dilo ya" No necesitaba mirar para saber que él estaba sonriendo.

"Bueno, es solo que siempre me pregunté si utilizabas ropa interior debajo de tus prendas de malla o si eras de las que preferían andar al aire libre. Finalmente tengo la respuesta"

Los ojos de la pelimorada volvieron a abrirse; todo su rostro se sonrojó al entender la implicación, el significado oculto detrás de las palabras, la insinuación. Él había estado mirando su cuerpo, quizás incluso, imaginandola de una forma poco honrada.

De repente su pecho se sintió como si estuviera en llamas; tampoco fingiría ser una santa, ella había hecho exactamente lo mismo, se encontró admirando el cuerpo de Naruto de una forma bastante carnal en algunas situaciones. De vez en cuando... Solo de vez en cuando, ella también tenía algunos pensamientos un tanto indecorosos.

Pero una cosa era tener pensamientos inapropiados y otra muy distinta era proclamarlo en voz alta.

"¡E-eres un pervertido! ¡Vivir tres años junto a ese maldito sapo te arruinó la mente!"

Se arrepintió de la promesa que hizo anteriormente, de verdad deseaba golpearlo en la cara ahora mismo. En su lugar, se conformó con cruzarse de brazos al mismo tiempo que sus facciones se llenaban con una mueca de enojo.

"¡Oye!" Naruto sonaba indignado. "No me compares con ese viejo, yo no espió a las mujeres en los baños"

Claro que no, si él lo hiciera ya lo hubiera matado hace mucho. La única razón por la que seguía respirando era porqué su perversión fue dirigida solo a ella, podría vivir con eso.

"Lo que sea" Volvió a cerrar los ojos mientras lo ignoraba, no tenía ganas de discutir, no iba a dejar que arruinara el momento como siempre.

Sonrió cuando escuchó que el rubio cerraba la boca con un click, probablemente quería protestar pero no se atrevía a poner en juego su paciencia. Chico listo.

Permitió que la paz volviera a apoderarse de ella, el sonido de la catarata rompiendo contra las piedras ayudó mucho en eso. La calidez volvió a envolverla, sus sentidos se tornaron desorientados, sus nervios se entumecieron.

Notó que Naruto la abrazaba con un poco más de fuerza y posicionaba la barbilla sobre la coronilla de su cabeza, le gustó el acercamiento.

Parmanecieron así, flotando a través del lago mientras se sostenían mutuamente; eso era lo que habían hecho desde que se conocieron, fungir como el pilar que sostuviera al otro.

Se apoyaron, se cuidaron las espaldas, lloraron juntos. Compartieron su dolor, dividieron el sufrimiento; luego aprendieron a brillar, aprendieron a sonreír, y al final se enamoraron.

Que se terminaran enamorando fue un imprevisto, una eventualidad producto de años compartidos, un percance causado por sus espíritus necios que se movieron para buscar al otro sin importar dónde estuvieran.

El mejor accidente que pudo haberles ocurrido.

Anko abrió sus párpados para contemplar el paisaje, las llamas crepitantes de las antorchas se complementaron con el color cristalino de las aguas, enviando un espectáculo de luces azules que iluminó el techo de la caverna. Fue un ambiente magistral

Volteó para mirarlo, él le sonrió en respuesta, le correspondió casi de forma automática. Movió una mano, usándola para acariciar sus ensanchadas marcas de bigote; él se inclinó más cerca de su toque, mirándola con todo el amor que pudo reunir.

No quería que esto acabara nunca, quería vivir eternamente escondida en sus brazos, su cobijo la llenó de una felicidad indescriptible, conocerlo fue lo mejor que pudo pasarle. Era único, creado perfectamente para ella, sus almas bailaban tan bien juntas, sus corazones encajaron como dos piezas en un rompecabezas.

Incluso si lo intentara, sabía que sus sentimientos por él jamás desaparecerían; estaba inscrito en las paredes, en el cielo, en la tierra, en cada esquina y bulevar por el que vagara

Era como si el destino conspirara contra ella, obligándola a enamorarse cada vez más. No luchó contra las aguas; se dejó arrastrar, la guiarían hacia él, hacia su único y verdadero amor.

"Naruto..." Sus labios se movieron solos, profesando sus sentimientos. "Quiero que esto siga por siempre, estar así, junto a ti siempre... ¿Sabes a lo que me refiero no?"

Fue torpe, pero el mensaje estaba allí, no tenía que especificarle que era lo que quería decir, sabía que él lo entendería perfectamente.

Su respuesta hizo que su pecho se hinchara de alegría. "Yo también, eso me gustaría"

Eso fue un si, él estaba aceptando sus sentimientos; tuvo que contener el impulso para no chillar allí mismo. "¿De verdad?" No se molestó en ocultar lo emocionada que se sentía.

Él sonrió cálidamente mientras entrelazaba su mano con la suya "No me imagino en otra parte que no sea aquí, a tú lado"

Se arrojó sobre su cuello, envolviendolo en un abrazo para ocultar los pequeños rastros de lágrimas que se formaban en las comisuras de sus ojos.

No me dispiertes, no estoy soñando.

"Eres un tonto" Lo dijo mientras reía, tal y como una niña.

"Soy tu tonto" Naruto sonaba igual de listo que siempre.

"Lo sé, siempre lo serás"

"Así es, siempre lo seré"

No eres el amor de mi vida, la vida es tan corta para limitar lo que siento por ti. Eres el amor de mi eternidad, de mi universo, de mi tiempo y espacio. No eres el amor de mi vida porque mi vida dejo de ser mía, desde aquel instante en que te dije ¡Te amo! _ Valentín Gasca.

XXXXX

Anko se sentó en la cama del hotel con una expresión aburrida. Fue muy amable de parte de los ninjas de la arena suministrarle un hospedaje compartido junto a Naruto sin hacer muchas preguntas al respecto; prefería no dar muchas explicaciones, era algo penoso.

Aunque era algo tonto seguir escondiéndose de los demás puesto que prácticamente tenías que ser muy menso para no darte cuenta que ambos tenían algo romántico entre ellos. Todos sus amigos lo sabían, simplemente se hicieron pasar por desentendidos para no incomodarlos.

No tenía sentido ocultarlo, pero a ella le seguía ganando la pena, así que seguiría con esta práctica un tiempo más.

Observó por la venta, las estrellas se alinearon en conjunto con la luna para iluminar los rincones de la aldea, besando los rostros de las personas que transitaban por la calle.

Sacudió la cabeza, eso no era importante, lo que verdaderamente importaba era que ella estaba súper aburrida; súper tedioso. ¿La razón? Sencilla.

Después de su cita con el rubio, ambos regresaron al pueblo con la intención de conseguir algunas películas y palomitas para la noche, estaban justo por hacer eso cuando los amigos de Naruto aparecieron de la nada secuestrandolo.

Lo raptaron bajo la excusa de que se llevaría a cabo una fiesta 'solo de hombres' para celebrar el regreso de Gaara. Fue molesto, pero tampoco encontró una razón para oponerse a ello, el rubio también necesitaba de su tiempo para divertirse con sus amigos, solo por eso terminó cediendo.

Como se arrepentía de esa decisión. Pasó el resto del día sola, sin nada que hacer y en total aburrimiento; comprobó la hora, ya se estaba haciendo bastante tarde, quizás debería irse a dormir. Sin embargo, se negó a hacerlo, quería esperar al rubio despierta.

Así podría hacerle un berrinche de lo aburrida que estaba por su culpa; él encontraría la forma de calmarla, luego se irían a dormir juntos. Todos felices.

Se demostró que su plan se pondría en marcha bastante rápido cuando escuchó algunos golpecitos en la puerta. A pesar de que estaba feliz de que Naruto al fin había regresado, no pudo evitar sentirse algo extrañada; el rubio tenía las llaves, no existía necesidad de tocar.

Se encogió de hombros al mismo tiempo que se levantaba con la intención de abrir la puerta. Quitó el seguro, giró la manija.

"Más vale que no te hayas emborrachado, Uzumaki..." Habló con un tono autoritario mientras abría la puerta. "Voy a darte una golpiza si bebiste sin moder..."

Ella se quedó tan pálida como un fantasma una vez que la puerta ya no fue un impedimento entre los dos.

Naruto por decirlo así, estaba completamente destrozado, no figurativamente sino literal. Su ropa jōnin estaba hecha jirones con raspones y rasgaduras, su cara estaba llena de moretones, su ceja tenía un corte profundo de donde se filtraba la sangre manchando una buena porción de su rostro.

Anko no tenía que mirar debajo de su ropa para saber que todo su cuerpo también debía estar repleto de contusiones. Sintió que el corazón le daba un vuelco, verlo tan destartalado hizo que sus instintos de mujer protectora salieran a flote; quería matar al responsable de ésto, iba descuartizarlo. Pero primero tenía que ocuparse de arreglarlo, tratar sus heridas.

"Hola" Naruto debió darse cuenta de la bruma de sentimientos que la estaban carcomiendo solo con una mirada ya que él intento sonreír para apaciguar las aguas, lo cual en lugar de ayudar, terminó haciéndolo ver más miserable.

"¡¿Qué demonios te pasó?!" Ella se apresuró a tomarlo en brazos mientras lo guiaba hacia dentro, su corazón se encogio de dolor al ver que él a duras penas podía caminar.

¡¿Dónde demonios estaban todos?! ¡¿Lee?! ¡¿Tenten?! ¡¿Sasuke?! ¡¿Cómo dejaron al rubio solo en un estado como éste?!

Escuchó que él dejaba escapar un bufido, algo muy cercano a una risa. ¡¿Cómo podía estar tan tranquilo con toda la situación?!

"Nunca le des alcohol a Lee, no le sienta nada bien..."

Entonces fue Lee el causante de esto, ¿Pero por qué? ¿No se suponía que eran amigos? ¿Cómo se emborrachó hasta el punto de golpear a su compañero? Tendría que llegar al fondo de esto, eran demasiadas dudas sin respuesta.

Sentó al rubio sobre la cama, luego salió corriendo en busca de sus artículos médicos y regresó con ellos. Se sentó junto a Naruto mientras lo ayudaba a quitarse la parte superior del uniforme para tener un vista clara de los daños.

Se estremeció al ver que todo su cuerpo era un desastre de moretones bastante feos. La afligió verlo tan maltratado, pero no tenía tiempo que perder, se apresuró a atenderlo inmediatamente.

"¿Puedes darme más detalle de lo que ocurrió?" Utilizó una toalla mojada para limpiar el rostro del hombre.

Su sorpresa anterior fue disminuyendo poco a poco, pero el ceño fruncido en su rostro decía que ella mataría a alguien si no le gustaba lo que escuchaba.

Naruto dejó escapar un suspiro agotado. "No había nada fuera de lo común, nos divertíamos entre nosotros, jugábamos con algunos juego de mesa, también a las cartas. Pero entonces el estúpido Kankurō tuvo la idea de traer alcohol; al principio no hubo nada de malo con eso, solo era una botella... Pero todo el caos se desató cuando Lee probó un poco de la cos... ¡Auch!"

Su historia fue interrumpida brevemente cuando las manos de la mujer tocaron un lugar sensible en su torso, vió como ella le daba una mirada en señal de disculpa y un asentimiento para que continuara.

Le sonrió brevemente para que no se preocupara. "Como decía, Lee se volvió totalmente loco, también parecía mucho más fuerte estando borracho. Comenzó a destruir todas las cosas que se encontraban en su camino así que intentamos contenerlo... Digamos que no resultó nada bien" Las manos de Anko se movieron para untar algo de ungüento en su rostro.

"Todos terminamos recibiendo una paliza por parte de él. Una vez que logramos que se calmara, cada uno de nosotros estaba demasiado destrozado para si quisiera moverse, de hecho fui el único que pudo regresar a casa. El resto aún debe estar en la mansión de Gaara, completamente inconcientes y tirados en el piso"

Anko escuchó el final de la historia a la vez que vendaba los brazos del rubio, su reacción fue variada. Por un lado quería estar enojada por lo irresponsables que fueron, por otro lado sabía que no podía culparlos, al final todo fue un accidente.

¿Quién hubiera imaginado que Lee se volvería loco con un simple trago de la botella? Guy podría saberlo, pero muy posiblemente no fue invitado a la fiesta, eso los dejaba solo a ellos para lidear con el chico endemoniado.

No existía alguien a quien señalar, eso solo hizo que las cosas fueran más difíciles ya que no tenía a nadie a quien matar.

Suspiró resignada, no tenía caso intentar estar enojada. Pudo haber sido peor, al menos su rubio logró regresar a casa, eso ya era algo de que alegrarse.

Sus reflexiones fueron interrumpidas cuando escuchó a Naruto reír ligeramente; eso fue raro, comenzó a preocuparse de que la paliza que recibió le hubiera causado algún daño en el cerebro.

"¿Se te zafó un tornillo o qué te pasa?" Movió sus manos para vendarle la cabeza. Él la miró a los ojos con una expresión de añoranza.

"No es eso, es solo que esto me recuerda cuando éramos niños. Me curaste de la misma forma el día que nos conocimos" Su voz sonaba con un toque de alegría.

Ella no pudo evitar sonreír cuando Naruto trajó ese recuerdo a colación. Ese día fue uno muy importante para ambos, las cosas habían cambiado demasiado desde ese entonces.

Ya no eran niños buscando un lugar dónde encajar, ya no eran dos almas destruidas vagando solitariamente. Tenían amigos, tenían un hogar, se tenían entre ellos, eran una familia.

La hizo llenarse de nostalgia.

Una idea vinó a su mente, decidió que no existía nada de malo si se burlaba de él un rato. Frunció el ceño con fingida molestia.

"Lo recuerdo, esa vez me llamaste plana indirectamente"

Naruto se veía horrorizado ante esa declaración, comenzó a negar con la cabeza de forma salvaje a la vez que se maldecía internamente por ser tan inconciente cuando era pequeño.

"¡Claro qué no! Anko, no me refería a eso, solo quería decir que te veías más joven"

No luciendo contenta con la respuesta, la pelimorada optó por arrojar un dardo más.

"También te comiste todo mi dango" Dejó que sus labios se llenaran con un puchero que se le hizo adorable al rubio.

Arqueó una ceja en confusión. "Pero se suponía que era mi regalo de cumpleaños"

Anko le sacó la lengua de una forma infantil. "Eso no significaba que podías comertelo todo."

Ambos dieron inicio a una pelea de miradas que se terminó al cabo de unos segundos cuando los dos comenzaron a reír como un dúo de tarados; quizás los hizo sentir tontos, pero no importaba, nunca se cansarian de las payasadas del otro.

Sin embargó, su momento se vió interrumpido cuando el cuerpo de Naruto protestó de dolor por el esfuerzo que estaba haciendo al reír, provocando que se inclinara hacia adelante para acunar su estómago.

Anko intentó acercarse para ayudarlo, pero se demostró que eso fue una mala idea cuando el rubio volvió a levantarse bruscamente ocasionando que su rostros quedaran a solo centímetros de distancia.

La pelimorada se quedó paralizada al sentir el aliento del hombre chocar contra ella; sus ojos se movieron inconcientemente para admirar sus labios, se encontraban tan cerca de los suyos que se requería un simple movimiento, un último acercamiento y estarían juntos.

Su rostro se tiñó de rojo cuando se percató de la línea de sus pensamientos; observó que Naruto también se estaba sonrojando, posiblemente se dio cuenta de sus intenciones. Sin embargo, ninguno de los dos se alejó.

¿De verdad quería esto? ¿Estaba bien si hacían esto ahora? Nunca antes cruzaron esa línea, sabía que si lo besaba todo cambiaría para siempre, un paso del que no existía vuelta atrás.

Se acabarían los juegos, las indirectas llegarían a su fin, adiós a los dobles significados, no más enamorados silenciosos, no más ambigüedad; el amor que han sentido durante todos estos años finalmente estaría libre para que el mundo entero mirara.

Los labios del rubio la llamaron, tentándola, clamando su nombre como un hombre que vaga por el desierto sediento.

Estarían juntos, pero ya no como amigos, no como familia, serían oficialmente una pareja con todo lo que eso conlleva. ¿Estaba lista para esto? ¿Estaba lista para dar el paso? ¿Lista para dejar todo atrás y entregarse completamente a él?

Ella no tuvo que pensar mucho su respuesta, sabía muy bien lo que su corazón añoraba; comenzó a inclinarse hacia adelante, vió que él hacía lo mismo.

Tantos años de espera, tantos años viviendo a su lado, tanto dolor y sufrimiento que compartieron juntos, todas las sonrisas y momentos felices entre ellos. Estaba lista, lo único que deseaba era tenerlo solo para ella.

No más juegos, su corazón sería suyo para siempre; con este beso sellarían el lazo que los uniría por el resto de sus vidas, sus corazones se amarían incluso si dejaban de latir.

Estaba lista, cerró sus párpados, la distancia desapareció... Sin embargo.

El destino lo arrancó de sus brazos cuando más lo añoraba.

Una mano se poso delante de ellos; fue Naruto, los detuvo, ¿Por qué lo estaba deteniendo? ¿Qué hizo mal? ¿En qué se equivocó? ¿Por qué la estaba rechazando? Hace solo unas horas le había dicho que no se imaginaba en otro lugar que no fuera con ella, ¿Qué cambió?

Se inclinaron hacia atrás, separándose, todo se acabó.

"Anko, yo..." No lo dejó hablar.

"¿Qué hice mal?" Intentó que su voz no sonara tan quebradiza, pero fue imposible. "¿Soy yo? ¿No te gustó? ¿A caso no sentías lo mismo?"

Se sentía tan pérdida, fue como caer en un precipicio oscuro, como navegar en un mar de tinieblas; su estómago se revolvió, todo su mundo se estaba derrumbando delante de sus ojos.

Una pesadilla, la peor que pudo experimentar, no quería vivir en una realidad como ésta, una en donde todo fue mentira y al final nunca fue amada como ella creía.

Su corazón se cristalizó, a punto de partirse en pedazos.

"¡No! ¡No es eso! Lo estás malinterpretando" Su mano saltó para atraparla antes de que pudiera caer.

Él la sujeto por las mejillas mirándola con todo el amor que pudo reunir, apagando el fuego que amanezaba con consumirla, rescatandola de las profundidades antes de que pudiera ahogarse.

Su mirada atrevesó su alma, desnudando su espíritu y gritándole a su corazón que no rompiera, que verdaderamente la amaba

"Mírame a los ojos, sé que puedes verlo" Tenía razón, podía verlo; sus ojos estaban llenos de desesperación, llenos de hambre, de deseo. Sediento, moría por tenerla, por tocarla, la Anhelaba tanto como ella a él.

También quería besarla, pero algo lo retenía, una cadena lo estaba sujetando, unos barrotes se interpusieron entre ellos.

Quería romperlos, ¿Qué tenía que hacer para escapar de esta prisión que los separaba? Haría lo que fuera, iría al infierno si era necesario, partiría el cielo a la mitad si tenía que hacerlo.

¿Por qué demonios no podían estar juntos?

"Te amo"

Sus palabras la regresaron a la vida, la alejaron de los pensamientos negativos, le dieron la fuerza para aguantar un poco más. Ahora lo sabía, no tenía que dudar de él, pero eso planteaba la pregunta.

"Entonces, ¿Por qué?" Expresó la interrogante que la carcomia, necesitaba saber. ¿Cuál era la razón? ¿Cuál era el motivo? ¿Por qué él seguía conteniendose? ¿Por qué no dejaba que sus corazones se unieran de una vez por todas?

Si ambos se amaban, ¿Por qué no podían estar juntos y ya?

"Es solo que..." Naruto parecía dubitativo. "Tengo que solucionar algo primero"

No le gustó; esa respuesta era un asco, prácticamente no le dijo nada. No estaba contenta con eso, quería una respuesta concisa, algo que tuviera lógica en esta maldita locura.

Pero una voz en su mente le susurró que él no se lo diría por más que intentara.

"¿Puedo ayudar en eso?" Lo miró con ojos suplicantes en busca de una respuesta positiva, una forma de apoyarlo en lo que sea que tenía que hacer. Sin embargo, el rubio no cedió.

"No... Lo siento" Se veía sumamente arrepentido. Él tampoco deseaba esto, pero tenía que hacerlo; era una obligación que se autoimpuso, una carga que con la que debía lidear por si mismo. Eso la frustró de forma inimaginable.

Pero también la hizo entenderlo. Suspiró de forma exasperada, toda esta situación apestaba; se movió para envolver sus brazos alrededor de su torso, tuvo cuidado de no lastimarlo.

Él correspondió el gestó, sintió sus manos acariciando su cabello. Los mimos causaron que su decepción disminuyera al menos un poco, le brindó consuelo.

"Lo siento" Escuchó que volvía a disculpase; no tenía nada de que preocuparse, no estaba enojada con él, tampoco lo juzgaba, simplemente se sentía... Triste.

"Está bien..." Depósito un beso cariñoso sobre su clavícula, demostrándole que no estaba en problemas. "Puedo esperar"

Era lo que siempre había hecho, lo esperó por años; desde que descubrió que lo amaba, ella ha estado esperando. No, algo en su mente le dijo que eso no era correcto.

Ella aguarda por su llegada desde mucho antes, su espíritu está en vela incluso antes de que lo conociera; siempre esperando, vagando hasta que su toque la haga despertar. Están destinados a estar juntos, nacieron con el único propósito de encontrarse, de amarse.

Eso le dio fuerzas, podía hacerlo, tenía que hacerlo, incluso si moría esperando. Si eso pasaba entonces lo esperaría también en la otra vida, y en la próxima.

Pero tarde o temprano, estarían juntos.

"(Puedo esperar)"

XXXXX

Naruto observó el cielo con una mirada melancólica, intentó ordenar sus pensamientos; estaba en medio de una misión, no debía dejar que sus emociones interfirieran, pero se le hizo imposible.

Transcurrieron algunas semanas desde aquella conversación que tuvo con Anko en Suna, la situación se tornó complicada desde ese entonces.

Las cosas entre ellos siguieron igual que de costumbre; al menos por parte de la pelimorada, ella trató de actuar lo más normal posible para que las cosas no se volvieran incómodas, trató de aparentar que sus palabras no la habían afectado. Pero podía verlo en sus ojos, ella ya no brillaba de la misma manera.

Le dolió, le partió el corazón, no podía reunir el valor suficiente para mirarla, no después de lo que le hizo. No quería lastimarla, nunca fue su intención, pero eso no era una excusa.

Lo arruinó todo, dañó a la persona que más amaba en el mundo. Cuando amas a alguien no hieres sus sentimientos, fue algo incorrecto, solo pensar en eso provocó que se sintiera como una mierda.

Cometió un error, se equivocó a lo grande.

Sabía que era algo estúpido, lo entendía perfectamente; deseaba tanto estar con ella, debió haberla besado aquella noche, pero no pudo hacerlo, tenía un deber que cumplir.

Debía cumplir su promesa, hasta que no lo hiciera, no se ganaría el derecho de vivir a su lado.

Se consoló así mismo diciéndose que no la estaba rechazando, esto era solo una circunstancia temporal. No funcionó demasiado, en realidad terminó haciéndolo sentir peor.

"Te ves como una mierda" El comentario de Sasuke tampoco ayudaba mucho, siempre con el tacto de una piedra. Volteó para observarlo, se sorprendió un poco cuando el Uchiha le devolvió la mirada con una expresión casi, ¿Compasiva?

Bueno, tan compasiva como su ceño fruncido se lo permitía. "¿Es tan obvio?" Preguntó a la vez que dejaba escapar un suspiro de agotamiento.

Sakura fue quien respondió. "Si, terriblemente obvio" Ella también lo miraba con lastima, esto ya lo estaba cabreando.

No necesitaba que ellos le dieran una charla de cómo lidear con sus sentimientos, lo que necesitaba era concentrarse en la misión.

"Podemos hablar de eso más tarde, quiero enfocarme de lleno en esta misión" Dio a conocer sus pensamientos mientras su mirada se desviaba hacia la dirección del puente que estaban vigilando.

"El problema es que..." Sakura habló con algo de inseguridad, no sabía cómo expresar sus pensamientos en palabras sin terminar molestando al rubio. "Pareces concentrado en cualquier cosa menos en la misión"

La chica tuvo que contener el impulso de palmearse la cara cuando Naruto frunció en ceño en confusión.

"Lo que Sakura quiere decir es que llevas casi media hora mirando al cielo como un idiota. Nosotros hemos hecho todo el trabajo de vigilar mientras tú te sentabas a pensar en tu novia" Sasuke sintió que la pelirosa le propinaba un codazo en el costado que lo hizo retorcerse. ¿Ahora por qué lo estaba golpeando? No dijo ningúna mentira.

Las mejillas de Naruto se tiñeron con algo de vergüenza, ¿De verdad llevaba media hora fuera? Creía que solo habían transcurrido algunos minutos, eso fue algo inaudito para un ninja

Toda la situación con la pelimorada estaba provocando que perdiera la cordura; tenía que encontrar una solución, no podían seguir porstergando sus sentimientos por más tiempo, era conciente de ello.

Lo único que anhelaba en el mundo era estar a su lado.

No estaba dispuesto a seguir haciendo esperar a Anko, él tampoco quería seguir esperando. Tenía que movilizarse, era momento de que cumpliera lo que le prometió hace tantos años atrás.

Por esa misma razón; cuando Sakura le dijo que tenía una pista para dar con el paradero de Orochimaru, gracias a un información que obtuvo de parte de Sasori antes de que muriera.

Él no lo pensó dos veces y fue directo a la oficina de Tsunade para rogarle que le diera la misión al equipo siete. Para su suerte ella aceptó bastante rápido.

Eso los llevó a esta situación, escondidos detrás de una agrupación de árboles mientras observaban el puente Tenchi a la espera de su objetivo.

Según la información que suministro Sasori; el hombre iba a reunirse en este lugar, justo a esta misma hora, con un espía que tenía infiltrado entra las filas de Orochimaru y que se encargaba de fungir como su informante.

El único inconveniente en esta misión era que Kakashi no pudo acompañarlos, sería su primera misión sin su sensei cerca. En su lugar, fueron asignados a un nuevo líder de escuadrón el cual respondía bajo el nombre de Yamato.

Solo esperaba que todo éste plan saliera bien, si lograban capturar al espía entonces estarían un paso más cerca para encontrar al bastardo Sanin que tanto añoraba asesinar.

"Ahí va..." Sus palabras hicieron que sus dos compañeros de equipo dejan de discutir y enfocaran su atención en el puente.

El capitán Yamato se abrió paso a través del puente mientras se cuerpo estaba oculto gracias a un Jutsu de transformación que lo hizo parecerse a la marioneta principal de Sasori, Hiruko.

Esa era la señal, Naruto lo supo inmediatamente, si el hombre se estaba movilizando era porque el espía se encontraba cerca.

Los tres se arrojaron detrás de una piedra para poder vizualizar todo el encuentro desde una posición donde no pudieran ser detectados. De repente la atmósfera adquirió un aire opresivo cuando las hojas de los árboles revolotearon alrededor del puente con una brisa tan helada como la muerte misma.

Activó todos sus sentidos al máximo, se mantuvo atento a cualquier cambio significativo en el área, su cuerpo se tensó listo para saltar a la batalla. Yamato primero tenía que comprobar la información del espía, luego daría la señal para que ellos revelaran su posición y saltaran para atraparlo.

Un plan sencillo no lo hacía menos efectivo. Sus venas fueron bombardeadas con un shock de adrenalina cuando finalmente observó la llegada del espía que fue acompañada con un aumento en las corrientes de viento, provocando que tanto el polvo como las hojas se agitaran con más ímpetu que antes.

Era un hombre, lo sabía por su contextura, pero no podía discernir su rostro ya que utilizaba una capa con capucha. Los dos ninjas se aproximaron hasta el centro del puente con el objetivo de dar inicio a su conversación.

Una vez que el espía estuvo en una posición más cercana a la vista, finalmente fueron capaz de admirar con quién estaban tratando.

"Kabuto..." Ese susurro vinó de parte de Sakura, lucía realmente sorprendida por el desenvolvimiento de los hechos. Sasuke intentaba ocultarlo, pero la leve contracción de sus cejas indicaba que sus pensamientos iban en la misma línea que los de la pelirosa.

Naruto tenía que admitir que no esperó en lo más mínimo que Kabuto fuera el espía de Sasori, era algo que había descartado rápidamente gracias a la lealtad que el hombre demostró siempre con Orochimaru. Lo trató casi como un ídolo.

Eso hizo que las alarmas en su cabeza se encendieran, algo en todo esto no tenía sentido; se mantuvo atento a los dos hombres en el centro del puente, conversaban sobre algo, no pudo distinguir que decían con exactitud.

La pregunta vinó a su mente, ¿Por qué Kabuto traicionaría a su amo? ¿Qué esperaba obtener a cambio? Recordó que durante su encuentro en Tanzakugai aplastó un rasengan en las entrañas del hombre, además de propinarle una paliza que lo dejó completamente inmóvil.

A pesar de que su estado fue deplorable, el Sanin saltó para salvar a su discípulo antes de escapar con él. Eso demostraba que era una pieza fundamental, la mano derecha de Orochimaru.

Dudaba mucho que la serpiente fuera tan tonto para dejar que alguien se acercara tanto a él sin comprobar sus verdades intenciones, algo en su mente le gritaba que todo esto tenía olor a trampa.

Estuvo a tan solo segundos de expresar sus pensamientos en voz alta pero algo lo detuvo abruptamente, o mejor dicho, alguien lo obligó a a detenerse.

Nunca imaginó que lo encontraría aquí.

Sus ojos casi se salen de sus orditas cuando sintió una nueva presencia entrar en su radar, una que conocía bastante bien. Nunca olvidaría ese repugnante Chakra.

Sus manos se apretaron en puños, sus ojos se rasgaron como los de un animal, sus comillos se volvieron más afilados, el chakra bombeó por todo su cuerpo preparandolo para la batalla que se avecinaba.

Estaba listo; se preparó para esto durante años, estudió día y noche, práctico sin descansar, se esforzó hasta que sus huesos se quebraron, llevo todos sus entrenamientos al límite. Jiraiya le enseñó bien, sus consejos lo ayudarían a la perfección.

Después de todo, solo un Sanin sabía cómo matar a otro Sanin.

Observó que la alimaña asquerosa hizo acto de presencia en el puente; hubo confusión entre ambos bandos, primero Kabuto fue atacado y se unió al lado del Sasori falso, luego el Yakushi atacó a Yamato obligándola a salir de su disfraz.

No prestó mucha atención al intercambio, sus ojos se mantuvieron fijos en una única persona, el único obstáculo en su camino para estar junto a la mujer que amaba.

Iba a destruirlo, cobraría venganza por Anko y por el tercer Hokage. Esta vez no volvería a escapar, se aseguraría de eso, terminaría con lo que empezó aquel día en el bosque de la muerte.

Solo así se ganaría el derecho de regresar a casa.

Yamato dio la señal, los tres saltaron de su escondite y se posicionaron frente a su líder de escuadrón. Sakura y Sasuke a los costados, Naruto a la cabeza.

Lo escuchó reír, el sonido gutural de su voz fue repugnante.

"Vaya, vaya..." El hombre sonrió con diversión, aunque su entrecejo fruncido dejaba en evidencia el odio que sentía por él. "Pero si es el muchacho de las nueve colas"

No podía juzgarlo, el sentimiento era mutuo.

La espera finalmente acabó, los hilos del destino moldearon su curso, el enfrentamiento predestinado entre los dos daría inicio.

Lo supieron con una mirada, solo uno saldría con vida de este lugar.

"Orochimaru..."