58
Edward
Las primeras reacciones provienen de Rosalie y Heidi.
Rose le sonríe a Bella, como animándola.
Heidi me entrecierra los ojos y luego una sonrisa comienza a aparecer en su boca.
¿Lo descubrió? ¿Sabe de lo que se trata?
—Por favor no digas que vas a ir a Ibiza—Jessica dice.
—Todo menos eso—Ángela la apoya—. Ibiza no fue bueno.
—No, no lo fue—Jessica coincide.
—No voy a ir a Ibiza. Nunca más—Bella asegura, con una mirada de "será mejor que no ahonden en detalles."
—Bueno, eso es algo—Jessica acepta.
—Si, lo es—Ángela asiente y mira Bella, esperando.
Ella les rueda los ojos.
—Bueno, si tu no quieres ir, podrías comprarme un boleto y me sacrificaré por ti—Seth le dice.
—¡Nadie va a ir a Ibiza! —Bella los aplaca, señalándolos con el cuchillo.
—De acuerdo—Jessica le muestra las palmas en rendición.
—Alto, déjenla hablar—Emmett intercede, alcanzando su cerveza y brindando con Bella a la distancia.
—Gracias, Emmett.
—De nada.
Me revuelvo el cabello, exasperado. Esto se está alargando demasiado y mis nervios no pueden soportarlo más. Podría vomitar justo ahora, en el regazo de Paul.
—¿Y bien? —Heidi presiona.
—Bien…—Bella exhala y continúo frotando su espalda baja. Ella deja el cuchillo en la mesa y se frota las palmas—algo pasa… eh… yo… es-estoy em-embarazada.
Vaya. Quién hubiera pensado que le es más difícil decírselo a nuestros amigos que a mi familia. No sé cómo sentirme al respecto.
Mis ojos viajan por la mesa, ansioso por conocer sus reacciones. Y son variadas. Desde la sonrisa sabelotodo de Heidi, que agita su cabeza mientras me mira y se soba la frente y hasta la boca abierta de Emmett, que eventualmente cubre con su palma.
Hay exclamaciones por parte de Seth y de las amigas de Bella. Entonces miro a Paul.
¡Se ríe! ¡de mí! Niega y se cubre la boca, como si pudiera ocultarlo.
—Marica—leo sus labios y le muestro el dedo. Él se carcajea, echando la cabeza hacia atrás.
Bella ya no está a mi lado. Está envuelta en los brazos de las personas y escucho a Ángela preguntar si el bebé es mío.
—Vaya y yo creí que eras inteligente—Jessica la hace a un lado a codazos y se abre paso hasta Bella.
Seth se estampa contra mí y por poco me tira. Sus brazos son fuertes a mi alrededor y lanza chillidos en mi oído.
—¡Eddie! —me agita y se aleja para verme a la cara. Su sonrisa es enorme—, ¡un bebé! ¡tu bebé! ¡cielos!
—Edward—Eric deja caer su mano en mi hombro—, esa fue una muy buena nueva.
—Ow, Edward, estoy muy feliz por ti—Victoria viene a mí y le correspondo el abrazo.
—Gracias, chicos, por estar aquí hoy.
Heidi también me abraza y frota mi espalda
—¡Es genial! Ahh, voy a llorar—gime y cuando se aleja sus ojos están brillosos, con lágrimas contenidas.
Paul también se acerca. Me rodea los hombros y tiene una gran sonrisa en su cara.
—Vas a ser un papá genial—dice Victoria.
—Ugh, uno enojón—Heidi arruga la nariz.
—Ni que lo digas—Eric masculla bajo su aliento.
—Un papá guapo—Heidi menea las cejas en mi dirección y Seth aplaude.
—Delicioso—canturrea. Ellos intercambian risas mientras yo alejo de un golpe la mano de Seth, que viaja por todo mi pecho.
Busco a Bella con la mirada y puedo verla alejada de la multitud junto a Emmett. Él está abrazándola fuertemente y parece decirle cosas al oído porque ella asiente con su cabeza todo el tiempo mientras llora en su hombro.
El alboroto toma tiempo en aplacarse y finalmente todos están en sus asientos mientras Bella parte el pastel. La conversación es sobre el embarazo, a excepción de Seth, que sigue peleando por el centro del pastel.
—¡Ya escuché! —Bella le grita luego de que él continúa dándole toquecitos a su brazo, repitiéndole las mismas palabras.
—¿De cuánto estás, Bella? —Jessica pregunta, masticando papas fritas olvidadas.
Bella le muestra tres dedos y Jessica comienza a hacer cuentas en voz alta. Sus ojos se abren.
—¡Por eso no estabas bebiendo, tú perra! —arroja la papa frita mordisqueada y aterriza en el pastel mientras todo el mundo se ríe.
—Esta será tu rebanada—Bella le advierte, señalándola con el cuchillo.
—¿Niño o niña? —Jessica continúa preguntando.
—Apenas tiene tres meses—Victoria señala, tomando su porción de pastel.
—¿Entonces cuándo pueden saberlo?
Victoria se encoge de hombros.
—Búscalo en Google—resuelve.
—¿Cinco? —Ángela ofrece.
—Ah, gracias, Ángela—Jessica le palmea el hombro—¿Te he dicho que eres como mi Google andante?
—Hace apenas un rato dudaste de mi inteligencia.
—Seh…—Jessica lo considera—pero sólo porque también eres increíblemente estúpida.
Ángela le rueda los ojos y entierra otra papa en el pastel de Jessica.
Entonces ellos comienzan a lanzar apuestas, algunos asegurando que es una niña y otros defendiendo a un niño.
—¿Podemos apostar y jugar con el futuro de su bebé? —Heidi pregunta, frotándose las manos.
—Seguro—Bella acepta, con labios curveados antes de lamer su cuchara llena de betún.
—Bien, ¿qué vamos a apostar?
—Dinero—Paul le responde—. El dinero mueve al mundo, nena, lo que me recuerda… ¿sigues estando soltera?
—¡Uuughh!—la mesa entera expresa su disgusto y le arrojan lo primero que encuentran.
—Hoy si, mañana no—Heidi le responde con tono coqueto.
Le alzo las cejas, recordándole que apenas durante la semana me habló de un chico. Ella lo entiende.
—Dije que mañana no—me gruñe.
—¡De acuerdo! ¿Quién se queda el dinero? —intercede Jessica.
—¿Niño o niña? —Paul me mira.
—Niño—respondo sin ninguna duda. Sé que tendré un hijo.
Entonces mira a Bella.
—Niño—ella responde, así que le sonrío.
—¡No! —Rose chilla desde el otro lado de la mesa—, tendrás que elegir niña, Bella.
—¡No! —Bella rezonga.
—¡Si! No hay otra opción—la rubia alza su puño al aire.
—Eehh… claro que la hay—interrumpe Seth, señalándose.
—¡Silencio! —Rose lo aplaca. Le alza las cejas a Bella—, ¿entonces?
—¿Cuál es el punto de todas formas? —Bella objeta—si me dan el dinero a mí, será para Edward también.
—¡No! —las chicas gritan mientras ellos ríen, satisfechos.
—¡Chica! ¿Qué mierda? —Jessica le reprende, lanzando sus manos al aire.
—Qué gran chica—Eric suspira, viendo a Bella con ojos soñadores.
—Mi abuela fue una gran luchadora feminista, peleó en las trincheras mientras usaba pantalones acampanados al mismo tiempo que escuchaba a Joan Jett—comienza Jessica—, estoy segura de que la hiciste retorcer en su tumba justo ahora, Bella.
Bella le entrecierra los ojos.
—Tu abuelita sigue viva, Stanley.
Ángela lanza una risilla, sacudiendo su cabeza.
—¡Entendiste el punto!
—De hecho, Jessica…—Paul se inclina en la mesa, iniciando su discurso—no tendría por qué retorcerse, el feminismo lucha por la igual…
—¡No! Cállate—ella le ladra.
—¿Por qué quieres un niño? —Heidi detiene lo inminente, mirándome y entrelaza sus dedos sobre la mesa.
—Pff, porque los niños son la onda.
Todas ellas ruedan los ojos y lanzan gruñidos y sonidos de asco.
—¿Y tú?
Bella la mira sin expresión.
—En verdad no sé, sólo porque Edward sigue diciendo que es un niño.
—¡Entonces elige, mujer! —Rose exige con un grito.
Bella suspira y rueda los ojos.
—¿Qué te dice tu intuición? —Ángela comienza con toda esa mierda de sexto sentido y vibras.
—Nada—Bella sacude la cabeza, riéndose.
—Bella, a veces te odio—Jessica le dice.
—¡Bien! Me quedaré con niña, ¿contentas?
—Bastante—Heidi sacude su hombro.
Heidi comienza con el sondeo. Paul, Ángela, Victoria, Emmett y yo apostamos por un niño, mientras que Bella, Seth, Rosalie, Eric, Heidi y Jessica dicen que será una niña.
—Prepárense para perder—Heidi nos advierte.
Pero a este paso, sé que ella es la perdedora porque Edward Cullen nunca se equivoca.
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Paul y Seth son los últimos en irse, sólo porque Seth se ofreció a ayudar a limpiar. Paul no estuvo muy contento con eso, pero hizo su parte.
Camino por el pasillo junto a Paul, con Seth y Bella a nuestras espaldas, mientras él le habla sobre mamelucos.
Abro la puerta para Paul y baja los escalones del porche dando saltos.
—Hombre—palmea mi espalda—, bienvenido al final de tu vida.
—Vete a la mierda—me lo saco de encima y él ríe, volviendo a colocar su mano en mi espalda.
—Siempre supe que serías el primero en tener un hijo.
Le frunzo el ceño.
—¿Qué? ¿Por qué? Estás inventando eso.
—Lo supe desde que no usaste condón en tu primera vez, ¿lo recuerdas? ¿con la dulce Jenny?
—¿Y? Ella estaba en la píldora.
—Eso es un montón de mierda y lo sabes—pica mi pecho—, y aquí estamos, ¿lo ves? No me equivoqué—le hago una mueca y su rostro se suaviza. Me sonríe—. Estoy feliz por ti, hombre. Serás un padre jodidamente genial.
—Mmm, gracias, Paul—le digo, mascullando. Me agita, feliz. Asiente y mira sobre su hombro a Bella y a Seth, que no nos prestan atención.
—Y ya sabes, aquí estoy… para lo que sea.
—Lo sé—asiento, enterrando las manos en mis bolsillos.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos?
—Claro, ¡cómo olvidar tus frenos y tu pelo grasiento!
Él ríe, empujándome.
—Y a ese chico Tobey y cómo me azotaba en los casilleros—agrega.
Asiento en silencio.
—Y luego te dije que seríamos buenos amigos porque me ayudaste a recoger mis libros y tú, idiota, dijiste "si es que te tolero lo suficiente,"—me río ante el recuerdo—y bueno, aquí estamos, contigo teniendo a tu primer hijo.
—Seh…
—Qué gran viaje hemos hecho, hermano—finaliza con otra palmada en mi espalda.
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Bella permanece abajo mientras corro a la habitación a prepararme para el bar. Paso el rato arriba, cambiando mi ropa y reproduciendo en mi mente este maravilloso día.
Todos parecían felices, incluso Emmett. Eso le preocupaba a Bella.
Mi celular vibra con un mensaje y lo alcanzo. Es mi madre.
Ma: Necesito hablar contigo. Lo más pronto posible.
Le frunzo el ceño a la pantalla y tecleo una respuesta.
Edward: ¿Sobre qué?
Ma: Alice dijo que estás enojado con ella y que no le estás hablando.
Suspiro, rodando los ojos. Alice.
Edward: Es cierto. ¿Y?
Ma: Tienes que disculparte. No puedes dejar de hablarle a tu hermana.
Y ella es tan dramática.
Y ni siquiera sabe la historia.
Edward: Ella es quien tiene que disculparse. Ni siquiera sabes la historia completa.
Ma: Bien, porque me la contarás.
Ruedo los ojos de nueva cuenta y termino de colocarme la playera de One Eyed Pete.
Edward: Estoy en camino al bar.
Ma: Llámame antes de ir ahí.
Arrojo el teléfono lejos con un bufido y voy al baño a cepillar mis dientes de pronto sintiéndome aún más molesto con Alice. ¡Quién sabe qué cosas le contó a mamá! Esa pequeña sabandija.
Quiero golpearla en la cara.
Una vez que estoy listo, entro a la sala, encontrando a Bella tirada en el sofá, con la falda de su vestido enrollada hasta su cintura y sostiene su celular frente a ella.
—Bonita, tengo que irme ahora.
—Mm-hm—musita y noto sus lágrimas, que se deslizan por sus sienes hasta perderse en su cabello.
—Hey, ¿qué pasa? —voy hasta ella y me arrodillo junto al sofá.
—Nada—me mira brevemente y se limpia las sienes—, nada.
—¿Por qué lloras entonces? ¿te sientes bien? —mis ojos se van directo a su abdomen y lo acaricio, ansioso.
—Si, bien—gruñe al sentarse y enreda su mano en la mía—, no te preocupes. Tienes que irte, no puedes llegar tarde.
Me siento a su lado y la rodeo con mi brazo. Le beso el costado de la cabeza.
—No me iré si estás llorando—me pregunto qué fue lo que la puso mal. Se veía feliz, estaba feliz, ha estado contenta todo el día.
—No pasa nada, Edward—da un suspiro cortado por las lágrimas—, sólo estoy algo emocional.
—Mmm, ¿qué puede hacerte sentir mejor? ¿quieres un poco de helado? —pico su costado y ella me da una sonrisa pequeña.
—No, estoy que reviento—sacude la cabeza—se me pasará, ¿sí? Mira, ya lo estoy olvidando—me da otra sonrisa, con ojos rojos y le frunzo el ceño.
—¿Quieres que me quede contigo?
—¡No! No puedes quedarte. Los chicos te necesitan—se levanta rápidamente y me toma de las manos, llevándome con ella.
—No quiero irme si estás triste.
—No estoy triste. Sólo que… fue un día muy loco, ¿sí? Y también estoy un poco loca, todo está bien.
—Mmm—gimo, disgustado.
Ella sonríe.
—Ve, ten una buena noche. Te quiero—se alza sobre sus puntas y me besa, así que profundizo el beso y la rodeo fuertemente con mis brazos.
La sostengo por un rato mientras ella pasa sus manos por mi espalda, de arriba a abajo.
—Si algo pasa, ¿me llamarás? Vendré enseguida.
Ella rueda los ojos, fingiendo molestia.
—Lo haré—dice, y sé que sólo lo hace para aplacarme—. Ahora tengo que ir al baño.
—Te quiero—la acerco otra vez a mí y dejo un último beso en su frente.
Ella se pierde por el pasillo y cuando escucho la puerta del baño cerrarse, contemplo la posibilidad de alcanzar su teléfono.
No debería.
Pero tal vez ella no me está diciendo algo.
Y si alguien la hizo sentir mal, esa persona está en mi lista de enemigos.
Pero pronto me doy cuenta de que estaba equivocado, porque Bella sólo estaba viendo fotografías de su padre.
Y no puedo hacer nada al respecto.
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—Tienes suerte de que apenas esté llegando al bar—es lo primero que digo al contestar la llamada de mamá.
Puedo escuchar su suspiro.
—Deberías ser más amable con tu propia madre. ¡Te di la vida, Edward!—reclama.
Ruedo los ojos y paso mi mano descuidadamente por el volante. Comienzo a trazar patrones con mi dedo.
—Seh, a veces no sé si agradecerte o reclamarte por eso.
—¡Edward!
—Bueno, como sea…—la aplaco—¿querías arreglar esto?
—¿Por qué hablas como si tú no quisieras arreglar las cosas con tu propia hermana?
Suspiro y miro alrededor, a las personas que comienzan a llegar al bar. Un mensaje de Seth llega.
Seth: ¿Vas a venir?
—Porque Alice me tiene harto, mamá—respondo.
—¿Harto con qué? ¿Qué fue lo que sucedió?
—¿Qué fue lo que ella te dijo?
—Dijo que la hiciste a un lado, que tratas de proteger a Bella y que la vetaste de esta situación.
Jo-di-da-mente in-cre-í-ble.
—¿Ella dijo eso? ¿De qué situación? Yo no veté a nadie.
—Del asunto del embarazo, Edward—y ahora mamá suena como la exasperada—, ¿le dijiste a tu hermana que no es bienvenida en este proceso?
—¡Jodidamente increíble! ¡Eso es pura mierda! ¡Yo no dije tal cosa!
—¿Puedes dejar de maldecir?
—Mamá…—me froto la frente—¿qué más dijo?
—Dijo que, durante la cena, ella elogió a Bella y comenzó a hablarle sobre una mujer embarazada que tuvo problemas con su hijo, que luego habló sobre comida y que entonces explotaste.
—Vaya, que buena manera de maquillar la verdad.
—Edward—su voz es ácida. Sé que está enojada. Bueno, yo también lo estoy.
—Mamá, se está haciendo tarde. Debería ir adentro.
—No vas a dejar esta conversación inconclusa.
Miro el techo de mi auto y gruño. Ella se mantiene en silencio del otro lado de la línea.
—Si, mamá. Alice elogió a Bella y habló sobre un bebé enfermo o una mierda parecida, pero la manera en la que lo dijo…—sacudo la cabeza—le preguntó a Bella si tenía problemas con ganar peso, ¿crees que a alguien le gustaría responder esa pregunta? Y entonces le dice "esperemos que seas capaz de manejarlo," ¿qué mierda, mamá?
Mamá no dice nada por un rato.
—A veces las palabras de Alice no se toman como deberían de tomarse, hijo. Creo que tienes que ser paciente con ella.
—Pues yo creo que debe dejar de ser jodidamente grosera y pasiva-agresiva con Bella. Le dije que no intentara parecer superior a ella, dijo que siempre es la misma historia con mujeres como Bella y cito "princesitas que de pronto explotan," ¿qué sabe ella de esto, mamá? No es ella la que está embarazada.
—Mmm.
—Dije también que estaba terminando con esto antes de que empeorara, tal vez pensó que me refería al asunto del embarazo. Tal vez creyó que estaba terminando mi relación con ella respecto a eso ¡o tal vez lo torció a su conveniencia!
—Ella no hizo eso, Edward. Tal vez entendió mal.
Ruedo los ojos como por enésima ocasión en la noche y tomo mi mochila, listo para entrar al bar.
—Como sea. Le dije que Bella está aquí y que se va a quedar por un rato. Alice simplemente tiene que dejar de ser grosera con todas.
—¿Todas quiénes?
—Las novias que he tenido. Siempre es la misma puta historia—cierro la puerta del auto con más fuerza de la necesaria y avanzo por el estacionamiento—, fue grosera con la chica antes que Lauren, fue grosera con Lauren ¡descaradamente! Y fue grosera con Bella. No necesito su mala vibra justo ahora.
—Tal vez ella sólo cree que no son muy buenas para ti, Edward.
—¿Y qué pasaría si yo fuera grosero con Jasper? Incluso lo llevé a cenar la última vez que estuvo aquí. Una guerra se desataría, eso es seguro.
—Alice ya no está con Jasper—ella confiesa demasiado rápido.
Detengo mis pasos.
—¿Qué?
—Ya no están juntos ¡por favor no le digas que yo te lo dije!
—Mierda, ¿desde cuándo?
—Como desde inicios de año.
—¿Dónde vive Alice ahora?
—¿Qué?
Mierda. Creo que metí la pata.
—Nada, ¿qué pasó? ¿por qué no me lo había dicho?
—No sé, Edward. Supongo que no quería que nadie se enterara y ahora ya lo sabes ¡no le digas que yo te lo dije! —repite.
—¿Por qué terminaron?
—Tampoco sé muy bien eso, pero ella dijo que fue Jasper quien lo hizo.
Mierda.
—Mmm, hablaré con ella al respecto.
—¡No! Sabrá que te conté.
—No le diré eso—la aplaco—, pero le preguntaré después de que se disculpe.
—No lo hará, Edward, lo sabes.
—Bueno, es momento de que al fin se haga responsable de sus actos y si soy yo quién tiene que obligarla, que así sea.
—Hablaré con ella—soluciona mamá.
—Tengo que irme ahora, Esme—le digo sólo para molestar.
—No me digas "Esme" y bien, no te desaparezcas.
Sonrío.
—Bien, te quiero.
—Yo también, bebé. Saluda a Bella.
—Lo haré—finalizo la llamada y saludo a Sam y a Benjamín con un gesto de barbilla.
—Llegas tarde—es lo primero que dice Paul cuando voy hacia la barra, él continúa sirviendo tragos.
—Perdón. Las mujeres se ponen locas a veces.
—¿Problemas en el paraíso? ¿Tan pronto? —se burla, deslizando piñas coladas por la barra.
—No, es Alice.
—Alice será Alice—responde en un suspiro antes de alejarse.
Me pregunto si todos han notado eso… a excepción de mamá.
¡Ugh, drama familiar! ¡Finalmente dieron la noticia! Recuerdo haberme divertido mucho escribiendo este capítulo y siempre se me sale una lagrimita con las palabras de Paul, tan malote pero taaan bueno.
Espero que les haya gustado.
Nos leemos.
