Hola! Hace mucho no entraba aquí.

Pido perdón por dejar la historia abandonada por tanto tiempo u.u en realidad surgieron cosas y me he sentido bastante desmotivada, incluso al punto de sentir que no sirvo para escribir jeje pero bueno, no quería dejar la historia inconclusa porque realmente me causa mucha ilusión terminarla, así que bueno, les dejo este capítulo que por cierto, me quedo larguísimo (pido perdón) y quizás en unos 2 o 3 capítulos mas termine con esta historia jeje les agradezco mucho a quienes me han apoyado hasta ahora!

Espero que les guste este capítulo (comprensión porfavor, me desacostumbré a escribir XD)

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Los días pasaban rápidamente, todos los participantes que habían sido invitados al torneo habían estado entrenando muy duro, éste también era el caso de Athena y Kyo, quienes se esforzaban mucho en el entrenamiento en sus tiempos libres. Estaban seguros que su enemigo tendría un truco bajo la manga y no podían arriesgarse, todo tenía que salir perfecto para asegurarse de vencerlo.

Esa mañana, Athena se encontraba terminando de almorzar mientras Kyo se encontraba en el trabajo. Recién había dejado los trastes sucios en el lavavajillas cuando se logró escuchar el timbre de la puerta.

La joven se puso de pie y se acercó a esta para asomarse por el hoyo que tenía para ver hacia afuera, entonces fue que observó a Yuki.

Inmediatamente después, abrió la puerta mientras sostenía una sonrisa en sus labios. Yuki también sonrió.

—Hola Athena — saludó la castaña. Athena se hizo a un lado para dejarla pasar.

—Hola Yuki, muchas gracias por venir — respondió mientras la joven pasaba por un lado. Ya estando las dos dentro cerró la puerta.

—No hay de que — dijo Yuki mientras buscaba con la vista a Haruki —Este.. ¿dónde esta Haru-chan? — alcanzó a preguntar antes de ver al pequeño recostado en una sillita mecedora que se encontraba sobre una de las sillas de la cocina. Caminó rápidamente hacía el y lo tomó entre sus brazos. —¡Oww aquí estás Haru-chan!

Athena sonrió al ver a la chica tan emocionada con el pequeño.

—Recién despertó de una larga siesta— informó la joven pelipúrpura.

—¿Ah si?, ¿es verdad qué eres un dormilón Haru-chan? —preguntaba sonriente mientras le hacía cariñitos a Haruki —Ohh que lindo es, insisto en que es tu viva imagen, Athena, no encuentro nada del idiota de Kyo en él — expresó Yuki.

–¿Qué?…

—Ah, este jeje – Yuki empezó a sentirse avergonzada por lo que dijo –Es broma, la verdad si se parece mucho a los dos, pero más a ti – corrigió.

—Ah, jeje no te preocupes Yuki, entiendo– contestó Athena sonriendo —Bueno, ¿podrías cuidarlo mientras voy a cambiarme de ropa?.

—Si, por supuesto —Dijo Yuki alegremente

—Bueno, muchas gracias Yuki, iré a la habitación y enseguida vuelvo contigo.

Dicho esto, Athena salió en dirección a su habitación y empezó a cambiarse de ropa. Se puso un pequeño top deportivo color rosa y una falda short del mismo color. Una vez habiéndose cambiado regresó con Yuki.

—Listo, he vuelto — anunció al llegar.

—Muy bien, pues andando, la tía Yuki vino para cuidar a este pequeño — dijo la castaña de manera juguetona.

—Si, puedes ver la televisión o también hay bocadillos en la despensa por si te dan ganas de algo — ofreció amablemente.

Yuki lo reflexionó por unos segundos.

—Este... y ¿no te podría acompañar? — pregunto sonriendo un tanto apenada.

—Ah, claro que si, si quieres sígueme — dijo la pelipúrpura para después empezar a caminar en dirección a otra de las habitaciones de la casa y Yuki empezó a seguirla con Haruki entre sus brazos.

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Mientras tanto, en otro lugar.

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Kyo se encontraba en su trabajo conversando con Benimaru, quien había ido de visita a su oficina y ahora se encontraba sentado en una de las sillas que se encontraban frente al escritorio mientras jugueteaba con un bolígrafo entre sus dedos.

—Y, bueno, ¿ya sabes quien les cuidará a Haruki el día del torneo? — preguntó de pronto el rubio.

Kyo, quien se encontraba recargando su mejilla en la mano que tenía sobre el escritorio, suspiró y dejó de lado lo que estaba haciendo en la computadora.

—Pensé en mis padres, pero mi madre ha estado muy extraña desde hace tiempo... mas precisamente, desde que terminé con Yuki ha estado disgustada — expresó.

Benimaru se enderezó de golpe sorprendido por lo que acababa de escuchar.

—¿Tanto tiempo?... y ¿no serán ideas tuyas?

Kyo negó con la cabeza.

—No... es decir, mi madre se comporta de manera educada conmigo y con Athena, pero si noto una pequeña incomodidad en ella,como si se esforzara demasiado por aparentar estar bien...— confesó Kyo

—Eso es muy extraño, ¿porque actuará así? — cuestionó el rubio.

—Bueno, verás, te pondré un poco en contexto..

(Flashback)

Algunos años atrás.

—Vaya, ¿es en serio?, ¡muchas felicidades, hijo, estoy muy feliz por ti! — exclamaba Saisyu al mismo tiempo que abrazaba fuertemente a su hijo.

Kyo le devolvió el abrazo dándole algunas palmadas en la espalda. Iba a decir algo pero su padre continuó hablando.

—No pudiste elegir mejor esposa que ella, muero de ganas por conocer a mis futuros nietos, estoy seguro de que van a tener unas habilidades impresionantes — expresó

—E-espera, papá, recién acabo de pedirle matrimonio, los hijos vendrán después — murmuró Kyo sonriendo avergonzado.

Saisyu parecía estar demasiado eufórico.

—No puedo evitarlo, estoy orgulloso de ti, hijo, deberíamos hacer un convivio para celebrar esto — propuso.

Mientras ellos hablaban, Shizuka se acercaba hacia ellos sin saber de que estaban hablando, sin embargo, los notaba demasiado alegres por lo que supuso que sería alguna buena noticia.

—¿Algo bueno sucedió? — cuestionó ella al llegar al lado de los dos.

Inmediatamente la mirada de su esposo se dirigió hacia ella.

—Si, cariño — respondió él —Kyo acaba de comprometerse con Athena, le propuso matrimonio y ella aceptó — confesó.

Ambos observaron a Shizuka y notaron como en lugar de una expresión de felicidad en su rostro, que era lo esperado, solo se quedaba seria e inexpresiva y no comentó nada al respecto.

Kyo sonrió incómodo y se volteó hacia otro lado evitando la mirada juzgadora de su madre. El estaba consciente de que ella nunca había aceptado su relación con Athena desde un principio. Ella era una mujer muy tradicional y creía que el honor y las costumbres eran lo más importante, por lo tanto, sentía que él le había fallado a Yuki y a su familia al rechazarla, además de que creía que Kyo había echado a perder su futuro por renunciar a toda la herencia que recibiría si continuaba con ella como pareja.

—¿Que pasa?, cariño— cuestionó Saisyu a su esposa.

—Bueno, yo pensé que después de tiempo Kyo iba a darse cuenta de sus errores y regresaría con Yuki. Ella quedó realmente lastimada cuando terminaron— expresó Shizuka.

Kyo hizo una mueca de desagrado, sin embargo, intentó contenerse de decir cualquier cosa de la que se pudiera arrepentir y decidió callar.

—Shizuka, nuestro hijo tiene el derecho de elegir como pareja a quien mejor le parezca, además, que mejor que una compañera con sus mismos ideales y que además...

—¿que ademas le gusten las artes marciales como a él? ¿eso ibas a decir?, eso es precisamente lo que no quiero, ustedes siempre se la viven en esas cosas y sobre todo arriesgan su vida cada vez, cariño, eso no es lo que quiero para mi hijo — declaró.

—Pero, Shizuka..

—Ya estuvo bien de discusiones — interrumpió Kyo —papá, muchas gracias por apoyarme... y, mamá... discúlpame pero estoy muy enamorado de Athena y estoy seguro que es con ella con quien quiero compartir mi vida, así me rechaces... — expresó Kyo seriamente.

Shizuka nunca había visto a su hijo con tal seriedad en su rostro. Se preocupó, pero no quiso decir nada que empeorara la situación.

—Saldré un momento — dijo Kyo para después empezar a caminar hacia la puerta principal.

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(Fin del flashback)

—Y bueno, hasta la fecha ella parece inconforme con mi decisión... no es que nos trate mal a mi o a Athena, pero perdí un poco esa confianza de madre e hijo que teníamos y la verdad no me atrevo a pedirle un favor... — expresó Kyo.

Benimaru aún se encontraba un poco conmocionado con la historia de su amigo.

—Pues, vaya, lamento mucho escuchar eso... pero, al menos hasta ahora puedes contar con tu padre, no creo que el se niegue a apoyarte

—No, por supuesto que no se negará, el aceptaría con gusto — suspiró y reflexionó por un momento.

Benimaru dejó el bolígrafo en el escritorio y le dirigió la mirada a su amigo como si estuviese intentando descifrar lo que pensaba.

—¿sabes que? — hablo Kyo de repente

—¿Huh?

—Si hablaré con papá, le llamaré ahora mismo.

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Mientras tanto, con Athena y Yuki.

La joven castaña se encontraba sentada en un cómodo sofá largo y delgado que se encontraba pegado a la pared de la habitación. Entre sus brazos sostenía a Haruki mientras el pequeño jugaba con un sonajero agitándolo en el aire provocando que esta hiciera un poco de ruido. Ambas estaban en el gimnasio de la casa, Athena estaba luchando enérgicamente con un costal de boxeo intentando poner a prueba sus habilidades.

Mientras jugaba con el delgado cabello castaño de Haruki, Yuki se encontraba prestando mucha atención a cada uno de los movimientos de Athena. Ella era bastante buena en eso, aunque por algún motivo el rostro de la joven no mostraba que estuviera satisfecha.

—Eh… Athena, ¿porqué no descansas un poco?— preguntó Yuki.

Athena se detuvo y dirigió su mirada hacia la castaña. Empezó a caminar hacia ella intentando recuperar el ritmo normal de su respiración.

—Si, creo que fue suficiente por hoy — sonrió.

Después de esto, empezó a quitarse los guantes deportivos que traía puestos. Se veía agotada.

Yuki reflexionaba mientras la veía, pero decidió externar sus pensamientos.

—Dime, Athena, ¿Kyo está de acuerdo con que participes en esa pelea que me contaste?

—Si, él dijo que podía luchar a su lado siempre y cuando entrenara muy duro, es por eso que me esfuerzo tanto.

—Oh... entiendo... — se quedó en silencio por unos segundos —Pero ¿sabes?, en verdad me preocupas

—¿Por qué?– preguntó la pelipurpura mientras tomaba a Haruki de los brazos de Yuki.

—Bueno, porque estuviste sin entrenar cuando estabas embarazada asi que yo creo que perdiste condición ... ¿por qué no se lo dejas a Kyo? — sonrió

—No puedo hacerlo, quiero estar a su lado y hacer esto juntos, somos un equipo después de todo — aseguró

—Bueno, solo ten cuidado — dijo mientras se ponía de pie.

Ambas empezaron a salir de la habitación y se dirigieron a la cocina. Mientras tanto, iban conversando de varias cosas.

—Bueno, me dió un poco de hambre, ¿quieres algo de comer?, podemos pedir algo mientras descansamos un poco — propuso Athena sonriendo.

—Si, esta bien, ¡yo encantada! — respondió Yuki.

Y dicho esto las dos se pusieron en marcha para ordenar algo de comer mientras continuaban haciéndose compañía mutuamente.

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Tiempo después.

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Por fin había llegado el día del torneo, el cual se estaba desarrollando como normalmente solía hacerlo.

Kensou y Athena se acercaron a Kyo, Benimaru y Terry quienes se encontraban reunidos conversando mientras otros equipos se enfrentaban en el campo de batalla.

Al llegar con ellos, Athena le dio un abrazo a Kyo, el cual fue correspondido. Ella lucía algo inquieta.

—Cariño, quiero que vayamos a investigar por allá ..— le susurró Athena al oído y dirigió su mirada hacia un pasillo que se encontraba hasta el otro extremo del lugar.

Los demás no habían escuchado lo que Athena le había susurrado, pero tenían un mal presentimiento.

—¿Por qué? ¿Sucede algo? – le respondió Kyo susurrando de la misma manera mientras notaba la preocupación en su mirada.

—Si, creo que Katsuo se encuentra allí – señaló.

Kyo apartó lentamente la mirada dirigiéndola ahora hacia el pasillo, sostuvo su mirada con enfado como si con ello estuviera mirando a ese sujeto.

—Kyo… — murmuró Benimaru y se acercó a él —¿qué pasa?

—Él está ahí – atinó a contestar. Después tomó la mano de Athena y dirigió su mirada hacia ella. —Entonces… ¿estás lista?– preguntó

—Si… hay que hacerlo – respondió con seguridad.

Después, los dos empezaron a dar unos cuantos pasos listos para irse cuando la voz de Terry los detuvo.

—Nosotros vamos con ustedes– dispuso él.

Kyo solo asintió y todos juntos emprendieron su camino hacia aquel lugar.

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En otra parte, Iori se encontraba recordando una pequeña reunión que había tenido con Katsuo un día que intentó convencerlo de participar como su aliado.

(Flashback)

El lugar lucía misterioso, no era necesario ser muy listo como para darse cuenta de que ese sitio ocultaba algo. A Iori no le daba buena espina.

—Sígueme, es por este pasillo – habló Katsuo al mismo tiempo que comenzaba a caminar.

Iori lo siguió.

Estuvieron caminando en completo silencio mientras Katsuo sonreía maliciosamente. Iori pudo notar algunos desniveles poco notorios en el piso, no se atrevió a preguntar la razón de esto.

—Este lugar, fue lo único que heredé de mi padrastro– confesó Katsuo rompiendo el silencio —Él se casó con mi madre pero nunca pudo ser un padre para mí, era un científico y se la pasaba todo el tiempo en su trabajo haciendo sus malditos experimentos – protestó.

Iori frunció el ceño. Así que, ¿ese sitio algo tendría que ver con los experimentos de ese hombre?, se preguntaba.

—Entonces, supongo que este lugar está acondicionado con artefactos muy especializados, ¿me equivoco?

—No, estás en lo correcto – respondió sonriendo con arrogancia.

Después de mucho caminar, llegaron al final del corredor, donde se encontraba una habitación bastante grande.

Los dos entraron y Iori notó cómo este lugar parecía una especie de laboratorio.

Tenía un escritorio en el centro del lugar y detrás de este, varias vitrinas con objetos extraños. Apenas entrar, a la izquierda se encontraba un sofá, Katsuo extendió su mano señalando este sitio.

—Toma asiento – ofreció.

Iori se sentó en el sofá y Katsuo se aproximó al escritorio. Empezó a abrir algunos cajones del mismo y mientras tanto, Iori recorría con la mirada cada rincón de ese lugar. Ahí fue que pudo notar algo interesante… al lado de los interruptores para encender y apagar la luz, se encontraba un gran botón color negro, no lucía tan llamativo a simple vista pero, analizando bien la situación, ¿que función se supone que debía de cumplir?.

—Verás, Yagami…— Habló el joven llamando la atención de Iori —lo que intentó es que los dos estemos en el mismo bando… ¿comprendes?…

Iori suspiró pesadamente, quería evitar a toda costa la mirada de ese sujeto pues el solo verla le causaba irritación.

—Ve al grano… – dispuso.

El joven rodó los ojos, aunque esto pasó desapercibido por Iori. Seguido de esto, sacó del cajón del escritorio una jeringa que contenía un líquido azul transparente… Iori vio por el rabillo del ojo que Katsuo sostenía algo en sus manos, así que volvió su mirada hacia él.

—¿Que es eso?– cuestionó Yagami.

—Esto… sirve para potenciar todas tus habilidades… te vuelve imparable – expuso con una sonrisa.

Al ver que Iori no parecía entender, Katsuo prosiguió.

—Quiero compartir este pequeño truco contigo… te proporcionaré una de estas si acordamos trabajar juntos… – finalizó.

Iori aún se encontraba un poco desubicado. En su procesamiento no lograba entender cómo era que una persona podía caer tan bajo solo para cumplir un propósito egoísta… ¿potenciar sus habilidades a base de trampas?, claramente la respuesta era un no.

Se puso de pie y empezó a caminar acercándose a Katsuo. No respondió nada, sin embargo, dirigió su mirada hacia aquel botón negro que había visualizado hacía algunos minutos y lo observo con atención, Katsuo se percató de esto.

—Yagami…

—Dime, Katsuo, ¿cuál es la finalidad de ese botón?– cuestionó sin dirigirle la mirada.

El chico sonrió de forma altanera.

—Es un botón de autodestrucción… lo presionas, empieza una cuenta regresiva y todo esto vuela en mil pedazos..– confesó.

Iori rió de manera burlona, esto le recordaba a otras batallas en las que había estado involucrado antes. El saber esa información lo había ayudado a maquinarse todo un plan en su mente.

—Todos los maniáticos tienen algo así…

—Claro, es para destruir cualquier evidencia… o… a cualquier entrometido– lo miró desafiante, pero Iori ni siquiera estaba interesado en dirigirle la mirada.

—Mira, sobre tu propuesta…– respiró profundamente —La respuesta es un no… no necesito trampas para ser más fuerte y aún poniéndote eso no serías rival para mí– replicó decidido.

Katsuo cambió su habitual expresión arrogante por una genuinamente enfadada. Iba a decir algo pero Iori volvió a hablar antes de que él pudiera hacerlo.

—Tómate el hecho de que no me interponga en tus planes como suficiente ayuda… – se dió la vuelta y empezó a caminar para salir de la habitación.

—¡Eso me temía! ¡Eres un cobarde!– gritó Katsuo mientras Iori se retiraba, pero este último ya no estaba interesado en nada que pudiera salir de su boca.

(Fin del flashback)

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Mientras recordaba todo eso, caminaba por entre las gradas repletas de espectadores, intentó pasar desapercibido para pasar el tiempo hasta que llegara el momento oportuno para hacer su jugada.

En otra parte, Kyo y Athena se encontraban caminando cuidadosamente por el largo pasillo donde se suponía debía encontrarse Katsuo. Terry, Benimaru y Kensou los seguían.

Nadie de ellos notó los desniveles que se encontraban en el suelo, puesto que estaban muy ocupados prestando atención a cualquier enemigo que pudiera aparecer.

De un momento a otro, unas extrañas paredes empezaron a emerger del suelo. Todos aceleraron el paso pero una de las paredes logró separar a Athena y Kyo del resto de sus compañeros creando una división entre ellos.

Kyo tomó la mano de Athena y reforzó su agarre pues las paredes continuaban saliendo y era necesario huir de ellas lo más rápido posible. Empezaron a correr aún con mayor rapidez hasta llegar a una habitación que se encontraba al final del corredor. Los dos entraron.

Una vez dentro, ambos chicos respiraban con dificultad debido al ajetreo. Athena notó como la puerta de la habitación donde habían entrado se cerró y ahora era imposible abrirla… golpeó la puerta con frustración encontrándose muy preocupada por sus compañeros que se habían quedado ahí afuera…

—¡No!… Kyo.. ¿qué hacemos? – cuestionó a su amado mientras se recargaba en la puerta con frustración.

Kyo la tomó de ambas manos haciendo que ella dejara de lado la puerta.

—Ellos estarán bien… debemos encontrar la manera de salir de aquí, ¿de acuerdo? – habló intentando tranquilizarla.

Athena solo asintió.

—Bien… primero que nada ¿en donde estamos? – empezó a girarse analizando el sitio, las luces estaban apagadas.

De un momento a otro, las luces se encendieron y tanto Kyo como Athena pudieron ver la presencia de alguien… era él..

Katsuo sonrió al encontrarse en la misma habitación que ellos… justo las dos personas que quería destruir, estaban ahora frente a él, a unos cuantos pasos.

Kyo lo miraba con una expresión evidente de molestia, él nunca lo había visto en persona, pero había escuchado de él y sabía que ese sujeto, Katsuo, era quien se encontraba frente a ellos en ese preciso momento. Athena lo tomó de la mano y reforzó su agarre, Kyo al voltear a verla, se dio cuenta de que la expresión en su rostro era de entre miedo e ira.

Ella volteó a ver a Kyo y le susurró algo.

—Es él… es Katsuo…

Esa era la confirmación que necesitaba… estaba pensando acercarse a él para iniciar algo, pero en ese momento recordó que debía proteger a Athena, tenía que planear bien sus movimientos pues no sabía de lo que ese sujeto era capaz.

—Vaya, es un placer tenerlos aquí… – habló Katsuo de repente, sacando a Kyo de sus pensamientos —Espero hayan disfrutado su vida hasta ahora, por qué hoy… hoy será su último día…

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