Capitulo unico, para la participación de #festindelhorror (Ficktober2023) en la pagina de Facebook Inuyasha Fanfics.

Akumu

Allí estaban un pequeño nuevo matrimonio, de camino a hacer un trabajo, para obtener una pequeña recompensa monetaria de una aldea pequeña, que tenía problemas seguramente con algún demonio. No tenían mucha información al respecto solo que aquella criatura solo atacaba durante la noche, y nunca estaba solo.

- Kagome ya te dije que podía venir solo - le confirmo el hanyou, bostezando.

- Miroku no pudo acompañarte debido a que Sango está muy cansada con el nacimiento de Hoshi, además con las gemelas necesitará una mano extra.

- Si pero eso que tiene que ver? Te dije que podía con este trabajo solo - le dijo en tono de fastidio el Hanyou.

- Si tanto te molesta mi compañía no debí de venir nunca - le confesó Kagome un poco molesta por la forma de actuar de Inuyasha.

- Feh!

Recién tenía medio año desde que había venido a la época feudal desde su mundo, ahora el pozo se había cerrado para siempre pero no se arrepentía de vivir con Inuyasha. Ahora tenían una hermosa casa, en las afueras de la aldea de la anciana Kaede, además de eso tenían una pequeña huerta donde estaban sembrando plantas medicinales, Jinenji le estaba enseñando cómo plantarla y Kaede sobre cómo hacerlas medicina. Tenía pensado abrir una especie de "farmacia" en el futuro, cuando ya tuviera una base sobre medicina. Aunque Kaede también le estaba enseñando sobre cómo curar cualquier herida. Parte de sus conocimientos los había aprendido cuando viajaba con Inuyasha y los demás. Así que se sentía más que preparada.

Por otro lado aunque Inuyasha actuará como que Kagome no le importará, son cada vez menos los momentos donde el Hanyou la dejaba sola. Tanto que incluso ambos duermen en la misma habitación, y aunque aún no ha pasado nada Kagome ya se estaba planteando una vida más completa con él, un futuro juntos.

Terminando de cruzar el bosque, Kagome observo unas pequeñas shide junto a unos shimenawa atadas a unos árboles, más adelante como a unos 2 metros, otros, y al finalizar a unos 2 metros más. En su momento no parecían tener mucho sentido que colocarán, el shimenawa cada dos metros. Pero ella no era quien para decir que estaba bien o mal.

Llegaron a una pequeña aldea, donde fácilmente se veía. Las casas bien construidas y los campos en buen estado. Las personas caminaban sin ninguna preocupación. O eso pensaba Kagome.

- Creo que nos equivocamos de lugar - le confesó Kagome al ver que todos estaban bien.

- Tampoco huelo la presencia de algún demonio.

- Yo tampoco siento ninguna presencia extraña

Ambos creían que estaban en el lugar equivocado o simplemente Miroku les mintió sobre el lugar del trabajo, el cansancio por el recién nacido y el cuidado de las gemelas no era tarea fácil. Así que posiblemente Miroku no recordaba bien las instrucciones sobre cómo llegar.

- Llegaron!

- Ya llegó una sacerdotisa!

- Están aquí!

Comenzaron a gritar los aldeanos al verla, con su traje. Y comenzaron a rodearla para agradecerle su presencia. A su futura salvadora.

Tanto Kagome como Inuyasha fueron invitados, a la casa principal donde el jefe de la aldea les explicaría de qué trataba el trabajo.

- Primero que nada, me gustaría saber si ustedes fueron los que hablaron con mi hijo? - preguntó el jefe de la aldea

- Me temo que no, hablo con un amigo mío, lamento que el monje Miroku no pudiera venir. - le confirmo Kagome.

- Padre, estas personas estaban presentes cuando hable con el monje, y ellos se ofrecieron en su lugar. - confirmó el hijo del jefe entrando en la reunión. Aunque mintiendo para que se quedará la ayuda.

- Soichiro - lo llamó su padre al verlo

- Padre por favor, necesitamos su ayuda, antes que sea tarde - le suplico su hijo

- Lo sé, necesitamos ayuda pero el pago…

- Se que el pago es algo alto pero si destruyen el bosque Akumu, entonces estaremos bien.

- Si lo sé, pero…

Kagome y Inuyasha observaban la discusión de padre e hijo, el pago era elevado. Muy elevado, no solo el adelanto en oro que le dio a Miroku como anticipo sino el oro más el arroz como pago final por completar el trabajo. También era mucho. Aún más cuando el invierno se acercaba, todos necesitaban sus suministros para el invierno, y ellos también lo necesitaban.

Kagome sabía que era difícil, para todos. Ellos necesitaban los suministros de arroz para el invierno, no podía darse el lujo de dejarlo pasar solo para que padre e hijo dejarán de pelear.

- Oigan decidan de una vez! O simplemente nos vamos! - le dijo Inuyasha cansado y molesto por esa discusión absurda a su parecer.

- Por favor, destruyan el bosque Akumu! - pidió Soichiro.

- ¿Qué ocurre con ese bosque? - le preguntó Kagome.

- Verán, hace 30 años. Era un bosque común y corriente. Pero durante unos meses comenzamos a tener ataques de demonios. Y por alguna razón todos los demonios desaparecían durante el día. - le explicó el jefe de la aldea

- Entonces han tenido este bosque desde hace 30 años, porque tienen problemas ahora.

- Verás la cuestión está en que los demonios del bosque Akumu no son reales. Son pesadillas, o así les decimos.

- Pesadillas? - se preguntó Kagome

- Si, verás cualquier persona que está dentro del bosque cuando anochece, hará que su peor pesadilla cobre vida. - le explicó el jefe de la aldea

- Y si duermes en el bosque Akumu, entonces todos tus sueños se harán realidad. - completo Soichiro

- Sin embargo, desde hace unos meses el límite del bosque ha estado creciendo. Y los de la aldea están preocupados que las pesadillas lleguen a la aldea.

- Ya veo…

- Por favor, eliminen el bosque Akumu, y ayúdenos a vivir.

Kagome observó a Inuyasha y él también había clavado su mirada en ella, era un objetivo difícil de lograr. Pero debía hacerlo, no solo por el pago sino también porque simplemente no podían dejar a esas personas continuar viviendo con miedo.

- Esta bien, les ayudaremos - aseguro Kagome

- Gracias, no sabes cuánto te lo agradecemos - le comento Soichiro

- Cuando pasamos por el bosque no vimos nada raro, tampoco sentimos ninguna presencia maligna - les comento Inuyasha

- El bosque es normal durante el día, solo aparecen las pesadillas durante la noche.

- Ya veo, entonces debemos adentrarnos en la noche - les confesó Kagome

- Segura? si las criaturas solo salen de noche lo mejor sería hacer la inspección durante el día - le dijo Soichiro

- Caminamos por el bosque durante el día para llegar aquí y no sentimos ninguna presencia, lo mejor será esperar a la noche y buscar una fuente. - les confesó Kagome

- Ya veo.

Así lo hicieron, la espera de la noche fue corta. Ya el sol estaba aferrándose en las montañas cuando llegaron y ahora solo quedaba esperar la salida de la luna menguante. En cuanto el cielo se cubrió de estrellas. Ambos héroes decidieron adentrarse en el bosque.

En los pocos minutos que tenían caminando, no sentían ninguna presencia maligna, tampoco aparecía ningún monstruo.

- ¡Esto es una estupidez! - le dijo Inuyasha, molesto por la situación.

- Ah, no entiendo porque estás de mal humor - le confesó Kagome, molesta por la actitud del chico

- Esto es estupido, este bosque. Aquí no hay nada

- Estas molesto por el bosque, o por otra cosa?

- No seas tonta, porque estaría molesto?

- No me agrada tu actitud, estás de muy mal humor desde hace rato.

- No es verdad - le dijo de forma alta para terminar la conversación.

Kagome solo pudo suspirar, la actitud de Inuyasha ya la tenía muy desanimada, si bien Inuyasha nunca la dejaba sola, y siempre buscaba estar con ella la mayor parte del tiempo posible, pero a su vez la actitud del peli plata le dictaba que odiaba que ella estuviera allí. Ella simplemente renunció a todo, para estar con él, y su actitud simplemente le hacía ver como si ella ya no tuviera el mismo valor que antes.

Caminando durante un rato solo encontraron, una pequeña casa abandonada pero simplemente la siguieron de largo, al no sentir ninguna presencia no había razones para inspeccionar.

- Ya te había dicho que esto es estupido - volvió a decir Inuyasha malhumorado.

- Tu eres estupido - le dijo Kagome sin poder soportarlo.

Kagome pudo verlo, en ese momento lo vio, como su rostro pasó del disgusto a un enojo. Y detuvo su andar.

- ¡Quieres saber qué me pasa! - le gritó a Inuyasha pero, a quien?

Inuyasha estaba completamente solo, en ese bosque. Ahora estaba solo, y no podía estar tranquilo, por alguna razón comenzó a hiperventilar. El miedo comenzó a envolverlo, miedo? Era ese el sentimiento que sentía? La respuesta era clara, pero entonces ¿por qué dudar? No tenía sentido. No podía quedarse allí a esperar, debía buscarla, tenía que encontrarla para estar tranquilo, no podía dejarse caer.

- Kagome! Kagome, dónde estás?

Gritaba Inuyasha en su desespero para que ella respondiera, pero ni su olfato funcionaba en ese momento. Y eso lo estaba desesperando. Daba brincos y saltos, junto a gritos con la esperanza que ella respondiera pero no lo hacía. Solo podía sentir como su corazón se movía tan rápido como si quisiera salirse del pecho.

Fue allí cuando los comenzó a ver, demonios y una gran cantidad que comenzó a salir de la nada solo para atacarlo. Fue fácil vencerlos, pero su cantidad no disminuía, tampoco podía usar el viento cortante sin saber dónde estaba Kagome o podría salir herida.

Comenzó a abrirse paso entre las hordas que aparecían y en ningún momento dejó de buscar a Kagome. Debía encontrarla, debía saber que estaba bien, debía volver con ella.

Por otro lado, alguien comenzó a abrir los ojos, fue difícil pero una pequeña luz frente a ella le hizo darse cuenta que era una pequeña fogata. Enfocó su vista y se levantó lentamente hasta que pudo verla bien.

- Ya estás mejor? - le pregunto alguien detrás de ella, un hombre.

Al voltear a verlo se dio cuenta que no lo conocía de ningún lado. De hecho había algo extraño en todo eso.

- Bueno, mi nombre es Haji. Tengo una misión importante, y es proteger a a alguien en este lugar.

- A quién?

- Tu me ayudarás con otra misión

- No, comprendo.

Haji, mostraba un rostro serio. Pero no se veía como una mala persona, Kagome volteó alrededor a ver. Y estaba en una pequeña cabaña con paredes rotas y el techo destruido.

- ¿Qué hay allí? - preguntó ella.

- Una habitación, en estos momentos está ocupada. Ven conmigo.

Ambos salieron de la cabaña, y fue allí donde Haji le dio un arco junto a un carcaj con varias flechas.

- ¿Qué es esto?

- Tu nombre es Kagome, eres una sacerdotisa. Tu misión es traer a Inuyasha a este lugar.

- Inuyasha? ¿Quién es? No recuerdo nada.

- Está bien, todas las respuestas estáran listas cuando vuelvas con él.

- Si… Oye! ¿Cómo sabes mi nombre?

- Como no podría conocer el nombre de mi creadora

Le dijo Haji, para empujarla fuera de la casa. Y cerrar la puerta. Aunque ella tenía sus dudas sobre si creerle o no. No podía hacer más que buscar al tal Inuyasha y tratar de traerlo a ese lugar.

Solo podía caminar por el bosque, asustada. No recordaba nada, ni su vida, ni su nombre, mucho menos a ese hombre llamado Inuyasha. ¿Qué clase de nombre es ese? Parecía más un apodo.

- Kagome! - la llamó alguien a su espalda.

Podía verlo un chico con traje rojo y una espada gigante. Ese debía ser debía ser el hombre que estaba buscando.

- Inuyasha! - lo llamó ella.

- ¿Estás bien? No estás herida? - le pregunto de forma rápida.

Se veía desesperado y realmente asustado. Con una mano está sosteniendo su espada y con la otra la abraza contra su cuerpo en modo de defensa. Como si buscará protegerla, podía confiar en él. Sabía que ese hombre era de su confianza, y que haría lo que sea por protegerla.

- Hay muchos demonios, debemos buscar un lugar seguro - le dijo Inuyasha

- Hay una cabaña, debemos ir allí…

- No servirá, no es seguro

- Pero, ¿qué planeas hacer?

- ¡No es obvio, voy a eliminar todo este maldito bosque! - le confesó Inuyasha.

Ella sabía que Inuyasha lo decía enserio, que iba a destruir todo el lugar. Dejándola en su espalda comenzó a utilizar el viento cortante cada vez que una horda se acercaba. De esa manera los eliminaba rápido y fácil. Pero era cansado, las hordas simplemente no se detenían, y no había un fin para las hordas es como si no acabarán nunca.

- Maldita sea, alguien tiene que estar llamando a estas criaturas. Debe haber un líder o algo así.

Inuyasha no sabía que hacer las hordas no se detenían y no podía seguir con ese ritmo toda la noche simplemente era agotador y ya estaba muy cansado. Tenía muchas horas luchando, mientras buscaba a Kagome. Los demonios no dejaban de aparecer pero debía haber una razón para eso.

- ¿Qué hacen aquí? - habló una voz que provenía de entre la horda de demonios.

- Así que tú eres quien está detrás de todo esto? - le gritó Inuyasha al verlo

- Y tú quién eres? - le preguntó él demonio

- Maldito, si te elimino este bosque se terminará! - le gritó Inuyasha, lanzando el ataque con su espada.

Para su mala suerte, el ataque no fue efectivo ya que aquel demonio contaba con una barrera de energía. Lo que logró hacer que su tecnica se desvíe.

- Inuyasha! Debemos irnos - le pidió ella al ver que aquella criatura no podría ser derrotada fácilmente

- ¡Cállate! Puedo vencerlo fácilmente - le gritó Inuyasha enojado por su desconfianza.

- No puedes vencerlo es más fuerte que tú - le volvió a decir ella - debemos buscar la cabaña, y refugiarnos

- Ningún lugar en este bosque es seguro, solo yo puedo acabar con este enemigo - le dijo Inuyasha para tomar a colmillo de acero a un color negro y lanzar su ataque.

Detrás de aquel demonios se abrió un agujero negro, que absorbió a todos los demonios de menor rango pero al principal, al primordial ni se inmutó ante la técnica mostrada. En cuanto el agujero negro se cerró, aquel demonio solo le mostró una sonrisa y bajo rápidamente a atacar a Inuyasha.

Inuyasha y aquella criatura comenzaron a pelear, aquella criatura con una lanza de pinta en forma de pinza e Inuyasha con su espada. Ambos peleaban de cerca para poder triunfar en aquella batalla. Por otro lado la mujer con ropajes de sacerdotisa, solo veía la pelea entre Inuyasha y aquel demonio sin poder hacer nada, ante la llegada de algún demonio inferior ella solo podía eliminarlos con una flecha.

- Veo que tú acompañante se las puede apañar sola - le dijo el demonio

- ¡Déjala fuera de esto! - le gritó Inuyasha.

Nuevamente le mostró aquella sonrisa frívola y lanzó su lanza hacia donde se encontraba la acompañante de Inuyasha.

- Kagome! - le gritó Inuyasha

Ella solo pudo voltear para ver, a lo que Inuyasha le gritaba. Pero fue tarde, una herida fue provocada en su cuerpo, que llegaba desde el hombro izquierdo hasta la cintura en el lado derecho.

- Kagome!

Inuyasha solo podía gritar, y enojarse por la herida que le habían provocado en el cuerpo de su acompañante, Inuyasha la tomó en sus brazos y trato de inspeccionar la herida.

- Así que esa mujer es importante para ti - le hablo con tono sarcástico el demonio

- Maldito, como te atreviste a lastimarla - gritó enojado

- Mi nombre es Sonzaishinai

- Me importa una mierda tu nombre te mataré por lastimarla a ella

- Mmm, hagamos esto, yo la lastime a ella tú me quieres lastimar a mi, lo que falta es que ella ataque y tú recibir una herida. Si ella lo hace, la dejaré ir libremente

- Cállate, Kagome no sería capaz de hacer eso.

Sin embargo, Inuyasha pudo sentirlo. Como algo frío y afilado entraba por un costado. Al mirar el origen del dolor pudo ver una daga que se le clavó, y también a la persona que le había provocado la herida.

- Kagome…

- Lo siento, solo quiero irme de aquí… - le dijo ella llorando, y con una claro miedo.

Sonzaishinai, le hizo un gesto a la chica para que se fuera del lugar, y así lo hizo con su herida corrió en dirección a donde se encontraba la aldea, atravesando el bosque perdiéndose entre la distancia. Inuyasha solo pudo ver cómo ella lo abandonaba, como lo dejaba solo en aquel lugar. No quería, no podía creer lo que veía pero lo veía con sus propios ojos, le dolía estaba aún más herido en el alma que con su herida física.

- Ella no lo dudo ni un segundo - le hablo con sarcasmo Sonzaishinai

- Cállate…

- Creo que te abandonaron

- Te dije que te calles

- Creo que para ella, no vales nada

- Te dije que te calles!

Inuyasha ya no estaba soportando más sus palabras, quería que se callara no quería pensar nada, solo quería acabar con aquella criatura y volver a lo que era antes solo quería recuperar lo que perdió. Ya estaba cansado, solo estaba dispuesto a fingir que eso nunca pasó.

- Sabes, imagino como debes de sentirte muy traicionado. Los humanos son criaturas extrañas, profesan amor pero la verdad es que no saben lo que es…

- ¡Cállate!

Seguía el ataque, Inuyasha solo quería que se callara estaba con tantos deseos que no dijera nada y pensar que lo que ocurrió solo fue una mentira. Por alguna razón su herida se estaba haciendo más y más grande, ya no estaba soportando el dolor. Necesitaba recuperarse un poco de la herida.

Corrió al lado contrario a donde había corrido su compañera para evitar que Sonzaishinai la siguiera. Debía buscar una forma de eliminar a ese enemigo y que todo volviera a la normalidad. Inuyasha a los lejos observó una luz, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, observó que un hombre muy parecido a él, tenía encendida una fogata, en cuanto lo vio le dio una señal para que se acercara. Pero Inuyasha simplemente no confío en él, no podía darse el lujo de confiar.

Pudo verla, el rostro de la persona en quien más confiaba le había clavado un puñal en su costado. Se apretó la herida con la mano para evitar el sangrado pero está solo se hacía cada vez más grande.

Por otro lado, la mujer que había atacado a Inuyasha provocando una herida en el costado, se encontraba corriendo por el bosque. Con su herida y la gran pérdida de sangre observó a lo lejos unas shide junto a unos shimenawa. Y sabía que posiblemente la salida se encontraba por allí, los veía, pasó el primero, a los dos metros encontró otro. Y nuevamente otros dos metros el último sabía que si pasaba ese todo lo malo quedaría atrás, todo lo malo desaparecería y…

Inuyasha se veía rodeado por una nueva horda de demonios. Estaba cansado y por alguna razón la herida en su costado era la peor de todas pero ¿por qué? ¿Por qué ella le había hecho ese daño? Nunca lo hizo en el pasado, ellos siempre tenían una relación diferente pero ahora? ¿Qué pasaba ahora? Le dolía, estaba herido nuevamente, nuevamente. Era la palabra que rebotaba en su mente una y otra vez. No lo quería, no lo deseaba.

- Amo Inuyasha, ven conmigo! - le dijo Haji

- No te conozco

Le dijo Inuyasha, para usar su espada y defenderse, sin embargo en tal Haji también usaba una espada para defenderse, pero era mucho más pequeña y no tenía técnicas demoníacas sólo agilidad. Aún así fue suficiente para defenderse del enemigo. Inuyasha en ese momento había caído en cuenta que Sonzaishinai no expulsaba energía demoníaca.

- ¿Por qué?

Se preguntó Inuyasha sin comprender el porqué, Sonzaishinai no expulsaba energía demoníaca, y tampoco servía ninguna técnica con él pero ¿por qué?

- Debes darte cuenta de su nombre - le dijo Haji, mientras peleaba.

- ¿Su nombre? Sonzaishinai, eso significa "no existe"

Hasta ese punto Inuyasha no había notado que su nombre era una clara confesión de lo que era, no era real Sonzaishinai, no existe. Solo era una pesadilla todo eso solo era una pesadilla.

- Es como en un sueño, solo está en tu cabeza - le dijo Haji

- ¿Un sueño?

¿Un sueño? Despertar? Acaso todo eso era un sueño y debía despertar? Tenía que hacerlo pero como, como despiertas de un sueño?

- ¿Cómo lo hago? ¿Cómo puedo despertar? - le pregunto Inuyasha

- No somos nosotros los que debemos despertar

Ahora no comprendía, no lograba entender nada, estaban atrapados en ese bosque, y tenían que hacer despertar a alguien que no sabía dónde estaba, sin mencionar que no podía confiar plenamente en aquel hombre que estaba peleando a su lado.

- Mi ama, me pidió proteger la cabaña donde duerme

- ¿Tu ama?

- Si, ella me pidió guiar al sueño a buscarte y traerte a este lugar

- Porque he de creerte?

- Solo dependerá de ti creer

¿Podía creer? ¿Realmente debía creer en él? La persona en la que más confiaba en el mundo, le clavó un puñal, quería creer que era mentira. O simplemente un mal, sueño…. Solo eso un mal sueño, quería que todo desapareciera, quería que todo se fuera.

- No podrás hacer que me vaya, yo soy tu miedo, yo soy tu pesadilla y muy pronto comenzaré a existir - le gritó Sonzaishinai para atacar directamente a Inuyasha.

Inuyasha logro defenderse del ataque que Sonzaishinai le estaba ejecutando, pero su herida aquella maldita herida no le estaba dando la oportunidad de defenderse el dolor se hacía cada vez más y más intenso.

- Entre más real lo sientas, más real se volverá - le confesó Haji a Inuyasha

Como? Como podía dejar de sentirlo? Como podía evitar el dolor, como podía evitar sentir lo que sentía? Ya no había nada porque pelear nada porque seguir, y si todo lo vivido fue un sueño? La llegada de Kagome a aquel mundo después de 3 largos años fue muy bueno para creerlo, y aún más cuando estuvieron juntos en un nuevo hogar, realmente no podía creer que ella estaba allí con él, no podía volver. Él lo había intentado durante 3 años, que ella renunciará a todo por él le resultaba imposible. Quería creerlo pero y si todo ese tiempo en realidad Kagome nunca volvió? Nunca estuvo con él? En realidad todo era parte de su mente, dándole una probada de felicidad que no existía? Ya no quería seguir, ya estaba cansado, simplemente estaba cansado de seguir.

Inuyasha solo pudo caer de rodillas al suelo cansado en un charco de su propia sangre, y un ataque de Sonzaishinai llendo directo a su corazón. Solo quería dormir, solo quería morir.

- Inuyasha! - le gritó alguien a su espalda, una voz que conocía perfectamente

- Kagome…

Allí estaba Kagome, lanzando una flecha directo hacia Sonzaishinai logró destruirlo pero, nuevamente se volvió a reconstruir.

- Tu no me tienes miedo, no es contigo con quién debo pelear - le advirtió Sonzaishinai

- Si lastimas a Inuyasha, no te lo perdonaré! - le gritó Kagome. - Haji lleva a Inuyasha dentro de la cabaña!

- Si, mi señora

Inuyasha observo como aquel hombre llamado Haji, lo ayudaba a levantarse y lo guiaba donde estaba Kagome, hacia la cabaña. Inuyasha solo quería ver cómo estaba la herida de Kagome, aquella que fue provocada por Sonzaishinai. Pero Kagome estaba bien, no tenía nada. Ella no tenía ni un cicatriz ni un rastro de sangre nada. Acaso eso también fue una pesadilla?

- Vas a pagar muy caro por lastimarlo - le dijo Kagome para dispararle una flecha y entrar en la cabaña.

Sonzaishinai, trato de atacar la cabaña peo está estaba siendo protegida por un campo de energía. Dentro de la cabaña, Kagome fue a revisar la herida de Inuyasha y conocer su estado de salud.

- Inuyasha, estás bien?

Le pregunto Kagome, pero la herida que visualizo en su costado le dio la respuesta que no quería, y la sangre que vio afuera le dio el peor sentimiento de dolor.

- Kagome…

- Sh… tranquilo voy a vendar tu herida

Inuyasha, solo se quitó el Aori y dejó que Kagome limpiará su herida y la vendara, en todo ese momento jamás le quitó la mirada de encima, cuando ella termino. Ambos no podían evitar verse a los ojos.

- Inuyasha… - lo llamo Kagome

- ¿Dónde estabas?

- Cuando me di cuenta estaba sola en el bosque trate de buscarte pero no pude encontrarte, llegue a esta cabaña y descubrí algo…

- Algo?

Kagome tomo su mano y le ayudo a Inuyasha levantarse lentamente para llevarlo a la habitación, cuando abrieron las puertas, Inuyasha observo dos esferas de luz, que tomaron la forma de una mujer con un pequeño niño en brazos.

- Ellos son quienes están aquí atrapados, al parecer murieron hace unos años, y sus miedos a la muerte es lo que mantiene sus almas atrapadas aquí

- Así que ellos crean las pesadillas?

- Urgan en el corazón de las personas, el miedo de otras personas elimina su propio miedo pero solo por momentos ya que toman sus miedos y lo hacen propios

- Como paramos esto?

Kagome solo se agacho frente a los que era la madre y su pequeño hijo, y le extendió al niño una pequeña pelota de papel que había armado.

- Mira! Vamos a jugar…

La madre abrazaba con fuerza a su hijo, y el niño solo sentía el miedo de la madre. Kagome comenzó a pasar la pelota de una mano a otra, el niño veía la pelota con curiosidad, pero la madre aún se resistía a soltarlo.

- Mira, una grulla de papel. Puedo decirte cómo se hace… de dónde vengo si logras hacer 1000 de estas, se te cumple un deseo

- Un deseo? - le pregunto el niño con inocencia.

- Si, dime qué es lo que más deseas?

El niño veía a su mamá y luego fijo su vista en Kagome, al verla a los ojos observo que ella no le mentía, y que podía encontrar una solución a su problema.

- Quiero que mamá, pueda dormir. Quiero que mi mamá ya no tenga miedo

- Quieres que tu mamá descanse?

- Quiero a mi mamá

- Y ella te ama a ti

- No nos lastime, por favor - le pidió la madre a Kagome.

- No lo voy a hacer, tranquila…

Solo era una madre tratando de proteger a su hijo, y cuando por fin la madre aflojó el abrazo, el niño se sentó con Kagome y comenzó a jugar con la pelota de Kagome. En un rato jugó con a hacer una grullas junto a su madre. Entre la madre, el niño, Kagome y Haji lograron completar las 1000 grullas para pedir un deseo.

- Mami, mira tengo un deseo - le dijo el niño a su mamá

- Si, dime que deseas

- Quiero dormir, que puedas dormir tranquila.

- Dormir? Deseas que yo pueda dormir?

- Si, quiero estar con mamá. Quiero dormir con mamá.

Ambos se abrazaron tanto madre como hijo, pero en lugar de abrazarse por miedo, fue un abrazo afectivo de madre a su pequeño hijo.

- Gracias - le dijo la madre a Kagome

- De nada…

Ambos espíritus se sumergieron en una luz y se pudo ver cómo ambos espíritus subieron al nirvana. Solo necesitaban un momento de paz entre tantas cosas malas. La luz del amanecer se asomó por los agujeros que estaban en el techo, Inuyasha pudo sentir como su herida desapareció y la sensación de dolor se fue con ella. Pero aún le quedaba esa sensación fantasma.

- Kagome! - la observo Inuyasha sin creer lo que veía.

- Inuyasha! - corrió Kagome simplemente a abrazarlo

Inuyasha acepto el abrazo sin entender realmente que era lo que estaba pasando. Pero podía abrazarla de regreso necesitaba hacerlo. No podía creer que ella lo hubiera traicionado de una forma tan cruel.

- Inuyasha, estabas herido que ocurrió? - le pregunto Kagome sin saber lo que había pasado

- Tú… tú me atacaste - le confesó Inuyasha sin creer sus propias palabras.

- Yo? Yo nunca te haría daño Inuyasha. Posiblemente fue una pesadilla.

- ¿Una pesadilla?

- Si, cuando nos separamos. Cree un Shikigami, Haji para que te busque.

- Un Shikigami?

- Inuyasha, ¿estás bien?

- No, no lo estoy. Te fuiste desapareciste frente a mis ojos. Y cuando creí encontrarte resultó que me traicionaste.

- Inuyasha

- Se que no fuiste tú, que nunca serías capaz de hacer algo así pero… se sintió tan real. Aún siento la herida de ese puñal

- Sabes, cuando me dormí. Mi mayor sueño se convirtió en poder estar contigo Inuyasha. Mi sueño era estar contigo, pero tú estabas despierto. Y tu peor pesadilla era que yo te traicionará y te abandonará. Convertiste mi sueño en una pesadilla.

- Una pesadilla…

- Inuyasha

- Si tenía miedo, aún tengo miedo…

- Inuyasha…

- Temo despertar Kagome y que estos últimos meses juntos en realidad sean un sueño. No quiero despertar y descubrir que estoy solo. No es que me sienta realmente solo, es decir están Sango y Miroku, pero ellos ya están formando su familia, Y…

- Inuyasha…

- Quiero que estés conmigo Kagome de verdad, y no quiero que sea una mentira.

- Te entiendo, también soñé muchas veces que el pozo se abría y podía volver a verte. Cuando observe el cielo al otro lado, por un momento también creía que era una mentira una jugarreta de mi cabeza. Pero mi mamá estaba allí y me dijo que fuera feliz, y sabía que solo podía ser feliz a tu lado Inuyasha. Y lo hice di un salto, un salto de fé. Para estar a tu lado.

- Kagome…

- Aún no se que cosas nos tendrá el futuro pero se que siempre estarás conmigo y yo haré lo mismo. Quiero que seas feliz, Inuyasha, y yo quiero verte feliz.

- Kagome…

Debajo de la cabaña destruida estaban los cadáveres de la madre y el niño. Ambos fueron enterrados juntos, y Kagome solo pudo rezar por sus almas. Al volver a la aldea hablaron con el jefe y Soichiro sobre lo ocurrido.

- Ah, supongo que eran Kumiko y Yutaro - les confesó el jefe

- ¿Los conocías padre? - pregunto Soichiro

- Si, Kumiko era la mujer más hermosa que había en la aldea, hasta yo me enamoré de su belleza. Se casó joven con un hombre llamado Satoru. Fue triste ya que él la celaba por todo. Y por eso se fueron a vivir lejos de la aldea, sin mencionar que siempre se la escuchaba gritar, y cuando le veían siempre aparecía con algún moretón nuevo en la piel, ella siempre decía que era por que se había caído o algo. - les confesó el jefe

- Entonces su esposo la golpeaba?

- No había nada que pudiéramos hacer incluso no fue hasta que Yutaro tenía un año que supimos de su existencia. Recuerdo que la primera orda acabo primero con esa casa. Y después comenzaron más y más hasta que nos dimos cuenta que solo era en los límites del bosque que marcamos con la shide junto con shimenawa.

- Ya veo, ella se llenó de miedo por su esposo y su hijo vivió el miedo de los demonios. - les termino de confesar Kagome

- Gracias por liberar sus almas - le dijo el jefe para agachar la cabeza en son de agradecimiento.

- Era nuestro trabajo.

Ya no había más razón para quedarse en aquel lugar, ahora debían volver a su hogar con el pago en mano.

- Kagome, ese hombre que creaste? Haji

- Ah, la anciana Kaede me enseñó como invocar a un Shikigami, debía tener una imagen clara sobre cómo hacerlo y la verdad es que lo hice muy parecido a ti, porque estaba preocupada por ti.

- Ya veo

- Pero sabes me gusta su nombre, Haji significa "Filo" lo hice pensando en tu espada y tu fortaleza.

- Viniendo de ti sería el doble de fuerte, así que tendría un doble filo

- Doble filo… sabes Inuyasha la próxima vez me gustaría hacerlo realmente parecido a ti

- A mi?

- Si, solo contigo me siento segura y protegida

Volver a casa solo hizo que Inuyasha se sintiera distinto, ahora es como si todo era diferente, como si hubiera despertado de un largo sueño, o una pesadilla. Pero allí estaba Kagome a su lado, ella siempre estaba allí y ahora se daba cuenta que todo ese tiempo perdió el tiempo con miedo a probar la felicidad y que está no fuera real. Pero como sabia si estaba despierto, o seguia en aquel lugar llamado sueño.