Nota: Holis… traigo un fanfic que espero que no les parezca triste.

Día 6 SenHaku Week de la página Senku & Kohaku

Tema: Grabando lo que hacen mis papás.

Título del fanfic: El león.

—Hora de despertarte, cielo —escuchó la voz de su madre hablarle al oído, mientras sentía cómo agitaban su cuerpo.

—Ya voy —respondió él, y estiró su mano hacia el robot que estaba junto a él, para apretar el botón que lo hacía volver a su caja, al menos podía escuchar la voz de su mamá al despertar, a pesar de que era sólo una grabación.

Se sentó en la cama y miró alrededor.

—¿Qué tenía que hacer? —habló al aire, mientras se desperezaba. Odiaba no tener a su mamá, su papá o su hermana en casa.

No podía decir exactamente que se sentía solo, porque ese tipo de emociones eran casi ajenas para él, pero sí sentía que se le hacía más difícil resolver sus actividades diarias, ya que él no era el tipo de persona que podía tomar decisiones. Quizás por el hecho de haber sido diseñado genéticamente, lo que desde su nacimiento lo había hecho diferente a los demás, o quizás simplemente porque había heredado esa actitud ajena al mundo de su madre, y se había combinado justamente con la indiferencia de su padre.

Una pantalla se encendió frente a él con la grabación que él mismo había hecho antes de que sus padres se lanzaran al multiverso a buscar a su hermana.

A ver… estas serán las instrucciones al levantarme. ¡Pueden empezar! —indicó la voz de él mismo en la grabación.

Hola, mi niño amado, mami te ama muchísimo, perdón por tener que irnos quién sabe cuánto tiempo, pero creo que estarás bien, sólo pon mucha atención a las instrucciones —empezó a explicar su madre, Ishigami Kohaku.

A ver, leoncito, primero que nada, no vayas a olvidar ducharte, comer y lavar tus dientes todos los días. Francois se encargará de preparar la comida de la escuela, de llevarte y buscarte y, antes de dejarte nuevamente en casa, te hará la cena, así que no debería preocuparme por esto… —explicó su padre, Ishigami Senku, terminando de repasar unas hojas de papel que había preparado con las instrucciones generales del día.

Eres una escoria, deja de decir que mi hijo es un león —dijo su madre mirando con enojo a su padre en el vídeo, y él sólo pudo sonreír, ya lo había visto los días anteriores, pero no dejaba de parecerle gracioso.

Prefiero que me llamen león, mamá —aclaró la voz de él en el vídeo—. Continúen.

Sonrió con nostalgia al verlos con esa actitud de siempre en la pantalla y quiso estirar la mano para acariciarlos, pero a mitad del camino se detuvo. No eran ellos, eran sólo una grabación, una grabación que él mismo había hecho para asegurarse de saber qué hacer mientras ellos no estaban.

Desde el primer momento supo que los extrañaría, quizás era demasiado dependiente de sus padres, pero a pesar de tener 9 años, no sentía como tal ese vacío.

—Ya van ocho días sin mis padres —mencionó después de escuchar el vídeo, caminando hacia un calendario que su padre había pegado en la pared.

Tacha el día anterior todas las mañanas, te ayudará a mantener un control del tiempo que vaya pasando. Y perdón por dejarte, leoncito, pero necesitamos hacer esto —le había explicado su padre.

Sonrió ladinamente con nostalgia, en ese gesto que lo hacía parecerse tanto a Ishigami Senku, a pesar de no tener la misma personalidad para nada.

El vídeo de la mañana ya había terminado y, aunque quería verlo nuevamente, tenía que alistarse para cuando su tía Francois lo buscara para la escuela. En lugar de dejarlo con Francois directamente, ellos habían decidido que se quedara en casa, viendo los vídeos con instrucciones todos los días, y así ayudarlo a que él pudiera ser casi independiente mientras ellos no estaban. Ellos decían que él tenía que prepararse para el futuro en el que ellos no estuvieran, pero la verdad era que Ishigami Senhaku sentía que nunca sería capaz de vivir una vida normal lejos de sus padres.

Terminó de alistarse después de comer el desayuno que había dejado preparado Francois la noche anterior, y se paró en la entrada a la hora de siempre. Exactamente cinco minutos después y con la puntualidad que la caracterizaba, llegó Nanami Francois, la esposa de Nanami Ryusui y encargada en ese momento de los cuidados generales del pequeño.

—Buenos días, Senhaku-sama.

—Buenos días, tía Francois, dime león, por favor —aclaró él, entrando en el vehículo.

—¿Qué hay, Sen? —saludó su mejor amigo, Nanami Draco, mientras hacían su típico saludo de manos.

—Pues todo como siempre, Drake —saludó en respuesta Sen, utilizando uno de los apodos con los que solía llamar a su mejor amigo y que variaban de acuerdo con su humor.

En el camino a la escuela sólo estuvieron hablando de videojuegos con tranquilidad, mientras Draco le comentaba sobre cómo había alcanzado un nivel alto en el juego que recientemente había lanzado NI. El joven de cabellos blanco-verdosos mantuvo una actitud pacífica que bien podría haberse confundido con que no le emocionaba para nada la conversación, pero quien conocía al pequeño sabía perfectamente que él no tenía esa habilidad para expresarse igual que los demás. Así que, aunque algo lo emocionara demasiado, su rostro se mantenía relajado, cosa que, por suerte, sus cuatro mejores amigos entendían a la perfección.

Excepto una cosa, la única cosa que lo hacía sonreír y mostrar ciertas expresiones de vez en cuando, que realmente no era una cosa, sino una persona, persona que lo estaba esperando en la entrada de la escuela en el momento en que llegaron Draco y él.

—Llegaré por ustedes a las 15:10 horas —informó Francois antes de que bajaran del automóvil.

—Sí, mamá, te amo —se despidió Draco, bajando a toda velocidad con una enorme sonrisa en dirección a una rubia de lentes que estaba parada esperándolos.

—Hasta luego, tía Francois.

Sen salió del auto detrás de su amigo, quien ya le había saltado encima a la pequeña rubia para abrazarla y también corrió hacia ella. Draco se separó de la niña y Senhaku la tomó por la cintura y la levantó, haciendo que todos la empezaran a mirar mientras otros niños murmuraban sobre que era extraña la relación que tenían ellos dos.

—Buenos días, conejita. Estás muy linda el día de hoy. —La voz del pequeño Ishigami sonaba casi indiferente, pero su corazón latía acelerado al ver a la única persona que lo hacía ser diferente—. Te extrañé mucho.

—León, por favor, bájame, y no me digas conejita en lugares públicos, que nos están mirando todos —expresó en respuesta la niña, Nanami Sia, mientras su rostro se teñía de un rojo intenso, haciendo que el corazón de él se agitara mucho más.

Bajó a la niña con tranquilidad y sonrió sutilmente, lo que no duró mucho tiempo, porque tiempo después oyeron una voz que resultaba completamente molesta para él.

—¡Buenos días, mis queridos amigos! —saludó la voz y Sen se volteó mientras se rascaba el oído con el meñique con indiferencia—. Y Senhaku… —completó la chica de cabello largo lacio, mitad blanco y mitad negro, haciendo una mueca de desagrado al ver al chico frente a ella.

—¡Kanna! —saludó Sia y corrió a abrazar a su amiga efusivamente, quien respondió cariñosamente el gesto, mientras él sentía enojo. No le agradaba para nasa Asagiri Kanna, se le hacía bastante insoportable y mandona, y la verdad, a pesar de que él estaba más tranquilo cuando alguien más daba las órdenes, detestaba el tipo de órdenes de niña mimada que daba esa pequeña insufrible.

—Hola, doña insoportable, no me llames así, soy león. Y gracias —se quejó él con incomodidad.

—¡Kanna! ¡Hagamos una carrera hasta adentro! ¡El que llegue de último tendrá que comprarle jugo de manzana a Sen y Sia! —ofreció motivado Draco al ver a su "rival".

—¡Mira, Draco, un avión! —exclamó ella repentinamente mirando hacia el cielo y haciendo que el niño rubio volteara con los ojos emocionados.

Acto seguido, Kanna salió corriendo hacia la escuela, haciéndole trampa a Draco, lo cual era de esperarse porque era una sucia rata traidora. Los ojos de Draco parecían fuego intenso y salió corriendo detrás de la pequeña. Mientras que Sen y Sia simplemente los miraron con fastidio.

—Nunca cambiarán —mencionó Sia, simplemente, dedicándole una enorme sonrisa al pequeño junto a ella—. Entremos, leoncito.

—Lo que tú pidas, conejita.

—¡Sen! ¡Sen! ¡Sen! ¡Espérenme! —llamó repentinamente un niño de cabello castaño que iba corriendo por la calle hacia ellos.

—¿Qué hay, Tai? —saludó Sen, haciendo su tradicional saludo con las manos.

—Hola, Tai-kun —saludó Sia alegremente, con una sonrisa deslumbrante, como siempre.

—¡Hoy será un día grandioso! —expresó con elocuencia el otro niño, Oki Tai, quien era el otro mejor amigo de Senhaku, pero que generalmente se pasaba el día ayudando a los demás, por lo que muchas veces no lo veían en todo el día.

Y, justo en ese momento que estaban por entrar, Tai vio un gato sobre un árbol y corrió a rescatarlo; sin embargo, Sen y Sia lo esperaron por si requería alguna ayuda.

—Entren ustedes —les dijo al volver—. Avisen que llegaré algo tarde. Quiero llevarle esto a Danika en su secundaria, sé que a mi hermano le gustaría que lo hiciera —mencionó él, sonando melancólico.

Sia puso una cara de pena, ya que ella sabía lo triste que era que se hubieran perdido por el multiverso Shinku y sus amigos, además de que eso había hecho que Sia no pudiera ver a sus padres todos los días, pues estaban dedicados al estudio del multiverso en el laboratorio Ishigami. El león le puso la mano en la cabeza a su conejita y la instó a entrar. No iba a ponerse a pensar en su propia tristeza, porque ciertamente extrañaba a su hermana también, pero sería peor que sus amigos lo notaran.

Después de finalizar el día de clases, de haber comido en la mansión Nanami en medio de peleas y competencias entre Kanna y Draco, hasta que había llegado Asagiri Elise a buscar a su hija y luego Francois lo había llevado a él a su propia casa, se sentó en la sala de estar a las 19:00 horas para ver el vídeo que había grabado de su madre para las noches. El vídeo empezaba con su mamá cantándole la canción de cuna que siempre le había cantado desde que él había nacido, y luego hablaba de la secuencia de entrenamiento que debía hacer entre las 19:30 y 20:30 horas para mantenerse activo. Dejó caer unas pequeñas lágrimas, extrañando los entrenamientos de su madre, y caminó al patio para realizar su entrenamiento.

Terminó el horario, siendo finalizado por el pequeño robot con la voz de su madre que él mismo había diseñado y que era su "robot de puntualidad", y luego tomó un baño para hacer algunas tareas que no consiguió terminar en casa de los Nanami por los gritos de Kanna y Draco.

Eran las 21:58 horas cuando se estiró en la silla de su escritorio en el cuarto y cerró su cuaderno para irse a la cama. Encendió la pantalla de su cuarto con el último vídeo del día, en donde aparecían su mamá y su papá con cara de pena.

¡Este es el vídeo de buenas noches! ¡Pueden empezar! —habló la voz de él mismo desde la pantalla.

Hijo, sé que nos vas a extrañar mucho, aunque no sueles ser muy expresivo, pero te amamos y esperamos que no sufras, o al menos no mucho —expresó su madre, llorando del otro lado de la pantalla—. Sé que este debería ser un vídeo de buenas noches feliz y cálido, pero tu hermana nos necesita y… —sollozó Kohaku, sin poder dejar de llorar mientras le hablaba a su hijo—. ¡Perdóname, Senhaku!

¡Deja de llorar, mamá, y no me llames así, llámame león! —criticó él, del otro lado de la pantalla.

Bueno, leoncito, tú sabes que es mi culpa toda esta mierda, así que no pediré disculpas, pero prometo encontrar a tu hermana y prometo que luego compensaré todo el tiempo perdido —habló su padre, mientras le pasaba una mano por la espalda a su madre en el vídeo—. Sabes que te amamos y tu hermana también.

¡Perdóname, mi bebé! —lloriqueó Kohaku corriendo hacia él y dejando de aparecer en la pantalla.

Ya, mamá, me molestas, no te has ido todavía —se quejó él, del otro lado de la pantalla.

En fin, hijo. Esperamos que puedas estar bien todos estos días y sabemos lo dependiente que puedes ser, pero confiamos en que con ayuda de Francois lo conseguirás. Puedes pedirme lo que quieras cuando regrese de este primer viaje.

Y así terminaba el vídeo. Todos los días le dolía ya no tener el abrazo y beso de buenas noches de su madre, pero ese día, ya con tantos días lejos de ella, Senhaku no pudo evitar llorar hasta que se durmió. Extrañaba a su mamá y a su papá, aunque poco hablara de ello. No solía expresar su tristeza porque sabía que su hermana era una llorona y no quería ser como ella y preocupar a sus padres por ser así, por lo que solía contenerse, pero ese día se permitió a sí mismo llorar.

Quería de vuelta a sus padres, aunque no lo admitiría nunca públicamente.

¡Y así termina el OneShot sobre mi leoncito! ¡Amo mucho a este personaje! ¡Adoro todas sus facetas! Especialmente me hace muy feliz cuando hago interacciones de él con Sia, porque realmente Sia es un solecito. Todos están pasándolo mal, aunque no todos lo expresen igual, nunca nadie me lo había preguntado, pero si lo ven aquí, se darán cuenta de que todos están preocupados por los viajeros multiversales.

En fin… espero que no lo hayan considerado triste, y que les haya gustado cómo es el pequeño Ishigami Senhaku. Como saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, son propiedad de Inagaki y Boichi, pero mis OCs sí. Aquí prácticamente la historia tiene puros OCs: Sen, Sia, Draco, Kanna y Tai. También se mencionaron Elise y Danika (pobre Danika, ella también está triste porque Yasuo está perdido).

Espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escribiendo. ¡Los amo!