La primera noche

Finn estaba agotado después de la cacería del Grumbo, por lo que pasaría la noche en la casa de la Maga Cazadora.

"Bueno, ya conoces este lugar" dijo la Maga. "Voy a salir a cazar algo para la cena. Descansa."

Finn espero a que la Maga saliera para llamar a Jake y avisarle que la cacería fue un éxito, y que pasaría la noche con la Maga.

"Jake, soy yo, Finn. Con la ayuda de la Maga Cazadora nos deshicimos del monstruo, los banana-guardias ya se dirigen hacia el Dulce Reino con una muestra del Grumbo, ¿tu estas en la enfermería?"

"Sí hermano, que bueno que pudiste superar tu bloqueo mental, por cierto, ¿llamaste Grumbo al monstruo?"

"Sí, la Maga le dio ese nombre, dijo que no podía cazar algo que no tiene nombre."

"Jeje, me agrada esa chica.¿Vienes con los banana-guardias al Dulce Reino?"

"No, estoy demasiado cansado, voy a pasar la noche en la casa de la Maga."

"¡Queeee! Escuchame Finn, en el bolsillo interno izquierdo de tu mochila hay un paquete de condones, los puse ahí para cuando este día llegara, eres muy joven para ser padre, debes esperar al menos otros diez años."

"¿Con..? ¡Jake! No voy a hacer nada, solo voy a descansar."

"Finn, casi tienes diecisiete años, y vas a pasar la noche en casa de la chica que te gusta, yo ya pase por situaciones similares, me lo agradecerás algún día, probablemente mañana."

"Hermano, deja de decir tonterías. Bueno ya dije todo lo que tenía que decir adiós nos vemos mañana."

Finn colgó el teléfono rápidamente antes de que Jake continuara hablando, sentía que todo su rostro estaba rojo como tomate. Las ridículas bromas de Jake habían escalado mucho desde los días en que se limitaban a tirarse bolsas de mayonesa, porque ¿era una broma, verdad?

Finn revisó la mochila donde Jake había dicho y efectivamente ahí estaban los condones, el pobre adolecente sintió de nuevo que su rostro hervía en vergüenza, y al recordar la clase de educación sexual de Bonnie donde aprendió como usarlos se sintió aun peor.

Para cuando volvió la Maga aun no se calmaba del todo.

"Espero te guste el estofado de venado" dijo la chica al llegar a la casa. "¿Estás bien? Tienes la cara roja."

"¡Estoy bien!" gritó con pánico el chico."Todo bien, solo un poco cansado, jejeje."

"Si tu lo dices, pero si te sientes enfermo puedo preparar una poción curativa con hierbas del bosque y sangre de venado, los venados son muy poderosos, siempre les agradezco cuando los cazó, y me aseguro de usar todas sus partes."

"Una vez un venado quebró mis piernas."

"Vaya, desvío ser una experiencia aterradora."

"Sí, fue muy… aterrador."

No dijeron nada más durante un rato, la Maga trabajó el venado en silencio y con la maestría de quien ha vivido en el bosque por años. Finn observaba en silencio, los diestros movimientos de la chica le resultaban hipnóticos y extrañamente hermosos, pronto se dio cuenta que verla trabajando le estaba transmitiendo un sentimiento de tranquilidad que no sentía desde el día en que mató a Fern.

"¿Tu brazo metálico tiene opción de encendedor? Necesito fuego para preparar el estofado."

"Claro" respondió Finn, activando el brazo biónico, y encendiendo una pequeña llama en la palma de su mano. "¿Pero no puedes encender fuego con magia?"

"Soy una persona árbol, no me llevo bien con la magia del fuego."

"Tiene sentido."

Finn encendió una pequeña hoguera sobre la que la Maga colocó una marmita con agua, esperaron a que hirviera y empezaron a meter los ingredientes del estofado.

"¿Cocinas en casa Finn?"

"No mucho, Jake y BMO se encargan principalmente de eso, pero soy un experto preparando pastelitos Finn."

"¿Pastelitos Finn? Eso suena divertido."

"Sí, son cupcakes helados con mi rostro."

"Jeje. Deberías invitarme a comerlos un día."

"Bueno, se supone que solo Finn puede comer pastelitos Finn, pero creo que contigo podría hacer una excepción."

La expresión de Finn, que durante la conversación era de una gran sonrisa cambió por una de tristeza y amargura.

"¿Qué pasa?" preguntó la Maga.

"Fern también podía comer pastelitos Finn."

Finn empezó a temblar y sollozar, la Maga lo abrazó y Finn respondió al abrazo.

"Dejalo salir. Literalmente viste morir a una copia tuya frente a tus ojos, eso no es algo fácil de digerir."

"No solo lo vi morir, yo lo maté, fue como matarme a mí mismo."

"Hiciste lo que debías hacer, eso es lo que hace un cazador." La Maga vio a Finn directo a los ojos y le dio un pequeño beso. "¿Mejor?"

"Sí" respondió Finn mientras se separaban.

Terminaron de preparar el estofado y procedieron a comerlo.

"Esta muy bueno" dijo Finn.

"Llevo años cocinando estofados, es prácticamente lo único que cocino" respondió la Maga con una expresión que mezclaba el orgullo con la vergüenza. "El secreto es decirle a la presa que harás un buen uso de sus materiales."

"¿En qué momento le dices esas cosas?"

"Después de matarlos. Veras Finn, como cazadores nuestro trabajo es mantener el equilibrio del bosque, nunca dañarlo. Por eso cazaba al Grumbo, porque dañaba al bosque, rompía su equilibrio, y por eso no me disculpe con él. Pero también necesito materiales del bosque, así como comida, y para ello necesito matar, la vida en la naturaleza es salvaje. Al informarle a mi presa de mis intenciones le dejó en claro que no busco romper con el equilibrio del bosque, que le tengo respeto, y así los espíritus guardianes no me castigan. Por ejemplo el venado de hoy, como su carne, ahora en un estofado, pero también pongo a secar unas partes para tener reservas durante los viajes de cacería, utilizó su piel para hacer mantas y ropa, con la sangre y las vísceras puedo hacer pociones de diferente tipo, con sus huesos y sus astas fabricó armas. La mayor falta de respeto que puede mostrar un cazador es desperdiciar algo de su presa, o cazar algo sin necesidad."

Finn se quedó tan absorto escuchando que se le olvidó comer, le recordó a cuando escuchaba a la Dulce Princesa hablar de incomprensibles cosas de ciencia, el sentimiento de ver y escuchar a una persona que habla de su pasión, de su propósito, y el consiguiente deseo de ayudarla a ser la mejor versión de sí misma.

"Creo que me he enamorado más de ti Maga."

Como respuesta la chica se sonrojó y apartó la mirada.

"Termina tu estofado antes de que se enfríe Finn."

Terminaron de comer en silencio, y se quedaron sentados junto al fuego un rato sin hablar. Finalmente Finn fue quien rompió el silencio.

"Cuando era más joven no tenía reparos en matar algo, siempre que supiera que era malvado. Durante mi prueba para conseguir el Enchiridion se me dijo que matara una hormiga que no era ni buena ni mala, me negué. Extraño esos días, donde todo era más sencillo, con violencia pidió solucionar todo, cuando solo tenía que golpear al Rey Helado para que dejara de molestar a las princesas, antes de saber que era Simon, una persona maldecida por la corona buscando a su novia. Los días en que era claro cuando un enemigo era realmente malo, y no algo ambiguo. Antes de saber que mi padre humano era un imbécil, y que no todo lo podía resolver golpeando."

"El mundo no era más sencillo cuando eras niño Finn, eras tú el que era más sencillo. Madurar es darse cuenta de que el mundo tiene matices, que las cosas no siempre saldrán como queremos, que solo podemos controlar unas pocas cosas. Madurar es difícil, pero si lo hacemos bien nos convertiremos en una mejor versión de nosotros mismos."

"Maga, ¿sigues opinando lo mismo de las relaciones que la última vez?"

"He madurado en ese sentido. Las fuerzas del bosque me han mostrado que el amor es la fuerza capaz de salvar o destruir el mundo. De hecho fue una visión muy extraña, el amor traía a Ooo un ser rojo, capaz de destruirlo todo, pero también el amor era capaz de desterrale. Creo que si me enamoro de la persona incorrecta me debilitaría, y fallare en mi misión como guardiana de este bosque, pero si me enamoro del cazador correcto, me volveré mas fuerte."

"¿Cómo sabrás quien es el cazador correcto?"

"Experimentando, supongo."

La Maga se acercó a Finn para besarlo, fue un beso profundo y apasionado. En un principio Finn se sorprendió y no reaccionó, pero tan pronto entendió la situación respondió con pasión. Pasado un rato se separaron para respirar, sus ojos se encontraron. Finn pensó que la Maga se veía hermosa siendo iluminada por la luz de la luna y el fuego menguante.

Con un ademán mágico la chica se quitó la capa, convirtiéndola en una hoja e hizo lo mismo con sus botas. Finn se quitó su gorro dejando caer su rubia melena. Los dos jóvenes volvieron a besarse, ahora acariciándose mutuamente sus cabelleras, Finn pensó que para ser de hojas el cabello de la Maga era increíblemente suave.

"Sabes que tu cabello me encanta" dijo la Maga cuando se separaron del beso.

"Una vez se lo done a una malvada bruja árbol."

"¿La pelona? Conque de ahí fue de donde saco la peluca rubia, jeje" los dos rieron un momento.

Finn se quitó el brazo mecánico, y se masajeó el muñón. Después sacó de su mochila insumos de limpieza y se lavó el muñón en el río de la casa.

"D. P. siempre me dice que debo tener esta parte limpia. También se inflama lo que resulta incómodo, además la piel es muy sensible."

La Maga tomó el brazo amputado y le dio un tierno beso en la punta. Finn pudo sentir como cada vaso sanguíneo de su cuerpo se dilataba por el gesto. El chico podía asegurar que la temperatura de su cuerpo era suficiente como para encender un fuego.

Los dos enamorados estaban en silencio, los únicos sonidos eran los de sus respiraciones algo agitadas, el correr del agua y el chisporroteo de las brasas. Sin decir palabra la Maga se quitó el cinturón, y después la camisa, quedando desnuda de la cintura para arriba. Finn respondió quitándose también la playera. Se acercaron una vez más, ahora sintiendo el calor de sus pechos y el latido de sus corazones. La Maga tocó una larga cicatriz en el vientre de Finn.

"El último recuerdo de Fern" dijo el chico, mientras una lágrima rodaba por su mejilla. La Maga beso la lagrima de Finn, y después sus labios. El chico respondió a los avances de su amada, beso sus mejillas, bajo y beso su cuello, fue más abajo, aprovechando que ella era más alta, y besó su pecho. Finn pensó en sus senos como la fruta madura y aromática de un árbol salvaje, mordió suavemente un pezón, provocando un ligero gemido por parte de la Maga. El sabor era dulce, no como el de la azúcar refinada, sino como la miel silvestre.

La Maga apartó a Finn, le lanzó una traviesa sonrisa antes de empujarlo al suelo, y ella cayó sobre él. Finn sentía el suelo en su espalda y veía a la Maga sosteniéndose con sus brazos sobre él. La Maga procedió a besar a Finn en la boca, un beso apasionado, pero tierno, con sabor a savia y moras silvestres. Fue el turno de la chica de besar a su amado en el cuello y el pecho. La mente de Finn se llenó con nada más que pasión y amor por la Maga.

Los amantes se enderezaron, Finn sentado en el suelo, y la Maga sentada en su regazo. La chica abrazó al chico por la cintura, mientras que con su única mano Finn sostuvo la mejilla de la Maga. Otro beso. Finn empujo, ahora era él quien estaba encima, y la Maga acostada en el suelo. El rubio beso a su amante en el cuello, bajo de nuevo a sus pechos, sus labios recorrieron la zona como el ciervo que de las planicies sube a una colina para tener una mejor vista. Por la posición esta vez pudo ir más abajo, llegó al ombligo, que era como una copa llena de un licor embriagante. Con ayuda de la Maga Finn le quito los pantalones, dejando finalmente al descubierto su sexo, el aroma era el de las agujas de pino. Finn beso primero la parte interna de los muslos, antes de dirigirse al centro. Bebió directo de un cáliz que no podía compararse con ninguno de los que yacen en las profundas y extrañas mazmorras de Ooo.

Como un aventurero que después de explorar las maravillas del mundo ansía regresar a su hogar, Finn volvió a los labios de la Cazadora. Las manos de la mujer bajaron mientras acariciaban el cuerpo del chico, finalmente entraron en sus pantalones, y como el cazador que aun en la más oscura de las noches puede atrapar a su presa sostuvieron la virilidad de Finn. Un escalofrío recorrió la espina del chico y de sus labios salió un curioso sonido.

"¿Tienes protección? Aún somos muy jóvenes para tener hijos" interrumpió de pronto la Maga.

"Sí, en mi mochila. Jake los puso sin decirme para que estuviera preparado por si este día llegaba."

"Un buen cazador debe estar listo para cualquier eventualidad."

Fue la Maga quien se dirigió a la mochila para buscar los condones, mientras que Finn se volvía a recostar en el suelo. Antes de que Finn pudiera decir donde estaban la Maga ya había regresado.

"¿Sabes cómo usarlos Maga?"

"Sí, la Dulce Princesa dio una conferencia de educación sexual en la academia mágica una vez."

La Maga finalmente liberó a Finn de sus pantalones. El miembro permanencia erecto, por lo que enfundarlo fue sencillo. Después de tanto finalmente llegaba el momento, Finn acostado en el piso, la Maga hincada sobre el empezó a descender. Finn sintió una resistencia y sin pensar empujó su cadera para vencerla, un ligero grito salió de la garganta de la Maga. La mujer puso sus manos sobre el pecho de Finn, y este sostuvo con su única mano la cadera de la chica. Las caderas de los amantes empezaron la antigua danza cósmica, un rítmico y constante vaivén, mientras sus ojos se perdían en la profundidad del otro.

Finn sintió como el placer invadía su cuerpo, mientra el ritmo de la danza se aceleraba, su mente empezaba a vaciarse, todo estaba desapareciendo: Fern, sus padres, Jake, el Lich, Simon, la Princesa Flama, incluso esa casa en el bosque estaba desapareciendo, en ese momento eterno solo existían ellos dos y su mutuo amor. Una vez más sellaron mutuamente sus labios, y sus cuerpos se fundieron en un abrazo, el monstruo de dos espaldas y tres brazos había nacido.

Después de un tiempo incalculable ocurrió el clímax. Aquellos que habían sido uno volvieron a ser dos. Vieron sus cuerpos sudorosos y mientras respiraban agitadamente sonrieron mutuamente y procedieron a lavarse.

Una vez limpios y secos volvieron a acostarse en el piso, y se taparon con una cobija que Finn llevaba en su mochila. Se vieron frente a frente, mientras mutuamente se acariciaban las mejillas y se dieron un beso, un beso lleno de ternura y amor.

Aun cuando había un silencio que no necesitaba palabras, Finn habló.

"Sabes, te he estado llamando Maga Cazadora todo este tiempo, pero ¿cual es tu nombre?"

"Cazadora, literalmente me llamo Cazadora. Mis padres eran un poco extraños."

"Lo entiendo, tuve cuatro padres, y todos eran extraños a su manera. Y el antifaz, ¿por qué no te lo quitas?"

"Así es mi rostro"

"Oh, vaya, eso es… interesante."

"Bueno, basta de platica, hay que dormir, por cierto cuando duermo literalmente me convierto en tronco, espero no te incomode."

"Espero, buenas noches."

"Buenas noches."

Los cansados amantes intercambiaron una última sonrisa y finalmente, después de un largo día durmieron.