Manada.
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"Una loba solitaria de las cavernas que una vez fue expulsada de su manada por su fuerza superior. El negro tiene su manera de cambiar la naturaleza de los lobos". - Los Nuevos Dioses.
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Capítulo 1
Moonless aun podía recordar su primera manada, cuando era pequeña y aun bebía del seno de su madre, estaba rodeada por varios de sus hermanos de diferentes colores y tamaño.
Recuerda como aquellos llamados "humanos" acabaron con su manada.
Lo que la obligo a luchar y aprender a sobrevivir, por sus propios medios, la vida fue dura por un tiempo, cazar sola fue difícil, alimentarse de cadáveres fue desagradable, luchar contra otros fue duro y cruel.
Y un día llego a aquella misteriosa cueva, algo raro la llamaba, algo peligroso, sus instintos gritaban que se alejara, pero algo más fuerte la llamo.
Ahí conoció su segunda manada, lobos como ellas, acechando en las sombras, presas débiles con carne suave, huesos llenos de tuétano y viseras para saciarse a mas no poder.
Y cuando la oportunidad de volverse líder de la manada se presentó, no la desaprovecho.
Peleo contra la antigua líder y no solo gano, sino también la devoró, reafirmando su dominio y así fue como se inició su caída.
La desconfianza, las miradas las confabulaciones no se hicieron esperar, como su expulsión, obligada una vez más a estar sola, merodeando en la oscuridad cazando pequeñas presas para vivir.
Pero un día se encontraría con uno de esos a los que llamaban "humano", se acercó lentamente a él, gruñendo, mientras miraba como el "humano" se preparaba para luchar, pero en cambio escucho su sonido: -Tranquilo-, Dijo a la par que le arroja un pedazo de carne, no desaprovecharía esta comida fácil, pero aún no se confiaba de él, -No soy un enemigo-, Volvió a repetir dejando caer un segundo trozo de carne, una ofrenda más que bienvenida, ahora solo estaba a 3 pazos de distancia, sus miradas fijas, atentos a cualquier movimiento que fuera a hacer el otro.
-Me llamo Cahara-, Dijo el humano mientras dejaba caer un 3 pedazo de carne, -Estoy buscando algo… ¿No sé si te gustaría acompañarme?- Sus sonidos no significaban nada, pero la caricia sobre su cabeza era agradable, además de que la idea de que hubiera más carne no le molestaba.
Así que comenzó a caminar detrás de… Cahara, ya no era solo la soledad y la oscuridad, ahora estaba el otro ser.
Mientras bajaban y caminaban por los pasillos de esta cueva, escucharon gritos y gemidos, ahí vieron a dos habitantes de las cavernas, Moonless sabía que eran peligrosos y había que tener cuidado cuando se trataba de ellos.
Pero en medio de ellos había alguien, un tercero, rápidamente Cahara salto a la batalla y ella no se quedó atrás, habiendo eliminado a las creaturas escucho la voz de aquel que habían ayudado; -¡Ah, gracias a Dios! ¿¡S-sabes lo que me hicieron!? No puedo hablar de eso. No…-, Dijo con voz entrecortada la otra… "humana" -¡Gracias por tu ayuda mil gracias! ¡Sin ti ya estaría muerto!-, Agrego levantándose del suelo.
Caminaron los 3 juntos a la entrada de la aldea, -¿Qué pasó aquí?-, Pregunto aquel que se hacía llamar Cahara, -Encontré esta aldea subterránea llena de esas... ¡cosas! Viviendo de manera salvaje. No son más que una manada de herejes... Las cosas que me hicieron... Cuando llegué los vi haciendo sus rituales primitivos, ¡Era mi deber intervenir! Corté a un par de ellos y me persiguieron hasta aquí...-, Dijo la otra humana pegándose a la pared, podía escucharse el odio y la rabia en su voz.
-Me alegro de haberte podido ayudar-, Agrego Cahara, colocando su mano sobre, el gesto fue correspondido -Me alivia mucho que todavía haya gente buena en este mundo. Para ser honesto, ¡me sorprende ver a una persona cuerda en estas mazmorras! Si hay algo que pueda hacer por ti, ¡déjamelo saber! Estoy en deuda contigo. Mi nombre es D'arce Cataliss. ¡Soy parte de los Caballeros del Sol de Medianoche! Pido disculpas de antemano. Mis modales pueden parecer un poco estrictos para los humildes plebeyos. Originalmente tuve un levantamiento en el Reino de Rondón como caballero real, antes de partir con los Caballeros del Sol de Medianoche.
Y así comenzaron una perorata que directamente fue aburrido para ella, los humanos eran creaturas muy complicadas.
Lucharon atravesando trampas de metal y eso malditos guardias, corruptos por la oscuridad, avanzando y descendiendo más en la mazmorra, sin saber cuánto tiempo había pasado, marcharon guiados por sus instintos hasta que entraron a aquella habitación.
-¿Eh? ¿Todavía están en su sano juicio? Por favor, déjenme. No estoy aquí para hacer amistades y no veo que valga la pena charlar con ustedes-, Dijo el misteriosa hombre que sostenía un libro en su manos, -¿Quién eres?-, Pregunto D'arce desenvainando su espada.
El misterioso hombre refunfuño claramente frustrado, -Mi nombre es Enki. Un sacerdote de la destrucción, ¿Eso satisface tu curiosidad?-, Respondió obviamente más molesto, -Escucha, ya terminé con esta conversación. Ninguno de nosotros nos beneficiamos de esta conversación asi que mejor vete-, D'arce, Cahara y Moonless se quedaron ahí de pie viendo fijamente al hombre que trataba de concentrarse en su libro.
El monje suspiro cansado, -Siguen aquí, conmigo, con la esperanza de obtener la más mínima ventaja en esta oscuridad, ¿verdad? Los sacerdotes oscuros generalmente están mal vistos en las sociedades modernas reprimidas, pero de repente nos convertimos en un activo valioso cuando te enfrentas a esa oscuridad… esa oscuridad eterna. Bueno, tu supervivencia no es de mi incumbencia. De hecho, lo más probable es que seas más valioso para mí, después de que los horrores de estas mazmorras se hayan ocupado de ti. Ya terminé con ustedes-.
El pequeño grupo se fue del lugar dejando solo al misterioso humano, de cierta forma Moonless y él se parecían.
Su viaje los llevo esta vez hasta llegar a un patio trasero.
Ver la luz del sol fue agradable, respiraron el aire fresco y por un momento todos bajaron su guardia, -¡Alto!-, Grito un misterioso Extraño que empuñaba un arco, poniendo al grupo en alerta de nuevo, -Ya veo... Parece que aún conservan la cordura. En cierto modo, es reconfortante ver que no estoy completamente solo aquí- Dijo el extraño sin bajar su arma.
-Sí es reconfortante saber que uno no está solo-, Dijo Cahara concentrado en el misterioso hombre delante de él, para Moonless el hombre delante no era nada interesante, su mirada se concentró el uno de los arbustos, podía sentir una extraña presencia viniendo de él, pero ninguno de los otros humanos con los que había estado viajando parecía darse cuenta de ello.
-Si yo fuera tú, intentaría escapar de estos antiguos muros por cualquier medio necesario. Por tu bien, espero que nuestros caminos no se vuelvan a cruzar aquí. Te sorprendería lo que realmente eres capaz de hacer, una vez que te quedes aquí el tiempo suficiente-, Agrego el extraño antes de bajar el arco.
-¿Qué haces aquí en la mazmorra?-, Pregunto D'arce guardando su espada, el extraño saco un pedazo de carne y comenzó a comerlo, antes de responder, -Estoy aquí para encontrar una reliquia que cierta persona le quitó a mi pueblo. Este hombre está encarcelado en algún lugar muy profundo de esta mazmorra-, Respondió el extraño sin mirarla, -Los míos, la gente del norte de Oldegard... Encontramos el continente oscuro de Vinland desde los confines del oeste. En el momento en que pusimos los ojos en las montañas torcidas y los bosques retorcidos de esas tierras sentimos la presencia de un mal mayor de ese mismo mal que reside aquí-, Agrego el extraño terminando su carne seca.
-Puedes llamarme Ragnvaldr y soy del norte, del reino de Oldegard-. Dijo lo último levantándose de su lugar, -¿Quizás sea más seguro estar juntos?-, Agrego D'arce, teniendo que admitir que el increíble físico y era una prueba irrefutable de su capacidad de lucha.
-Sin duda lo sería para ti. Pero por el momento no viajaré contigo-, Dijo esto tomando a una pequeña niña en brazos que ya hacia escondida en el arbusto.
Nadie dijo nada, solo los vieron adentrarse una vez más en las sombras de la mazmorra.
