Al norte de la ciudad de Tokio existe un pequeño pueblo llamado Nikkō, este pequeño pueblo a simple vista te hacia retroceder el tiempo y situarte en la época antigua, desde sus santuarios hasta su única estación de trenes, conocida como la mas antigua del país. Las casas y santuarios llamaban muchísimo la atención por su buen estado de conservación y atraían cada año a varios turistas en búsqueda de espacios mas tranquilos y relajantes fuera de la ajetreada urbe. Podríamos estar toda la noche haciendo un listado de porque este pueblo parecía sacado de un libro de historia, pero eso, aburriría a muchos. Mejor es hacer que la propia historia vaya haciendo volar la imaginación.

La atracción mas llamativa de este pueblo, aparte de sus monumentos históricos claro, era el extenso bosque que yacía justo a los límites de Nikkō, donde las leyendas abundaban, incluso aún más con la llegada de nuevas historias de occidente. Ahora no solo eran demonios y antiguas sacerdotisas las que habitaban esos parajes, sino también vampiros, licántropos y brujas malvadas que deseaban la juventud de los niños y niñas que se perdieran por esos lados. Todas estas historias no solo atraían a la gente curiosa, sino que también le daban un aire de misterio a este pueblo atrapado en las zonas montañosas de Japón. Pero había una historia que nadie se atrevía a contar a pesar de el pasar de los años, la gente más longeva de el sector seguía teniéndole respeto y cuidado y justamente de esta historia es en la que nos centraremos….

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¿Cuál es la mejor manera de terminar tus aburridos años de colegio? Bueno, habiendo tantas formas distintas y novedosas que podían pasar por mi cabeza, mi madre nunca puede quedarse en el estándar y fue mucho más allá al tomar la drástica decisión de mundanos todos a un, según yo, pueblo fantasma ¿Porqué le digo así? Debido a que la ultima vez que trate de buscarlo en el mapa de Japón, a penas y salía información al respecto… solo puras historias fantásticas sueltas que hacían volar la cabeza a algunos turistas locos. Tsukiyomi Ikuto suspiró cerrando momentáneamente sus ojos azules derrotado pensando en que estaría sus últimos dos años, con a penas 15 años, en la flor de su juventud, empolvándose en un pueblucho de mala muerte, dejando atrás los pocos amigos que alcanzó a hacer en su antiguo instituto. La verdad es que tampoco es que tuviera muy buena fama por ser demasiado callado y serio, pensaba mientras miraba a su hermana Utau dormir en el viaje casi encima de el, en cambio ella, teniendo cumplidos ya sus 12 años, era como una bomba de energía sin fin que nadie la paraba, cosa que agotaba bastante a Ikuto, y otra cosa que también le drenaba la poca energía que ya de por si tenia era el espécimen mas raro de la familia… Su madre, Souko, ya que a pesar de sus ya 40 años poseía un alma de niña curiosa e hiperactividad que fue lo que desencadenó la absurda idea de irse todos a un pueblo en medio de las montañas con la gran excusa de que podríamos encontrar aventuras extraordinarias y conocer gente diferente a la que habitualmente se ve por las calles de la muy transitada Tokio, y claro, con esa típica cara de niña dulce nos comentó, mas bien avisó, el gran cambio que tendrían nuestras vidas de un verano a otro.

Ahora solo se dedica a mirar hacia afuera del auto por la ventana y tratar de entretenerse en cualquier cosa que no lo lleve a pensar en el aburrido destino que les depara, aparte de las varias horas de viaje que tendrían que recorrer para llegar a la nueva casa. Todo parecía normal en el paraje: arboles y mas arboles, nada llamativo hasta que su mirada se posó en una figura humanoide a las orillas de un bosque, justo cuando iban entrando ya al pueblo, él no podía ver bien a causa de que ya era algo tarde y porque obviamente estaban en movimiento, pero de algo estaba seguro… nadie tendría un color tan llamativo para verse desde lejos, un rosado o fucsia, quien sabe, lacio y largo de esa muchacha. Ahora bien… ¿ Quien en su sano juicio estaría en una rama alta de un árbol en mitad de la noche en el bosque? Claramente el sueño y el aburrimiento estaban haciendo estragos en la mente de Ikuto.

Pero.. qué… mier—Se tragó el insulto al analizar lo que acababa de ver y se restregó los ojos y la figura humana había desaparecido— perfecto, ahora no solo estaré atrapado en un pueblo de mierda sino que también me volveré loco— Susurró Ikuto con pesar y cerro sus ojos para fingir que dormía mientras se internaban en las calles de la pequeña ciudad.

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.Atrapado en la bruma del sueño y el movimiento, Ikuto sentía o percibía una mirada ambarina. No sabia porque exactamente de ese color, pero allí estaba, penetrante e incomodo. Como si quisiera atravesarlo de un lado a otro. Ikuto se revolvió entre el sueño al escuchar a su madre a lo lejos, pero no podía despertar, algo lo empujaba hacia la inconsciencia. Pero al final un fuerte zamarreo lo trae devuelta a la tierra firme y ve a su madre parada al costado del auto con sus manos en jarra casi riendo.

—Hey! Ikuto… ¿ Hasta cuando planeabas seguir dormido? Llegamos hace un buen rato—dijo fungiendo enojo pero claramente estaba exagerando, o eso quería creer— como castigo cargaras a tu hermana ya que ella si que tiene el sueño pesado— dijo riendo mientras entraba a la nueva casa.

Instalamos rápidamente algunas cosas básicas, porque lo esencial estaba ya listo, camas y todo eso, y cada uno se fue a su habitación a descansar ya que al día siguiente comenzarían a trabajar en colocar cada caja y mueble en su lugar, por ello es que Ikuto se acostó lo mas rápido posible para aprovechar el tiempo. Todo marchaba bien, acomodado a punto de caer en los brazos de morfeo, hasta que nuevamente puede sentir esa sensación de estar siendo observado y enseguida recordó a la persona de cabello largo del bosque, a quien ya le había adjudicado los ojos ambarinos como en sus sueños. El nunca fue exactamente creyente de mitos o miedoso, pero la sensación era tan vivida que entre escalofríos, perdió la batalla contra el cansancio.

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Hola! Luego de casi 10 años… decidí abrir mi cuenta de fanfiction y pues me dio el atacazo artístico de reeditar estos fanfics olvidados… aun tengo las hojas en donde escribía los capítulos en el colegio…. Y aun se pueden leer! Con mucha imaginación podre identificar entre esos jeroglíficos algo para arreglar esto… y quizás hasta darle un final decente….

Mas vale tarde que nunca dicen por ahí(?)

saludos cordiales

Chris Sepúlveda (PandaDK)