Hola a todos:

Dejo el séptimo capítulo, basado en la historia presentada en el manga/anime sobre el pasado de Manigoldo, cuando Sage lo encontró.

Gracias por leer.


Atención: Todos los personajes de Saint Seiya y Saint Seiya: The Lost Canvas, pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi respectivamente. La historia es de mi autoría personal, la cual solamente escribí por diversión.


Día 7: Toma mi mano y no me sueltes

Sage, Manigoldo.

Pre Canon, confianza, promesa, paternidad.

La primera semana en el Santuario no fue fácil.

El patriarca Sage había llevado consigo a ese pobre niño, solitario y hambriento. Éste no quiso revelarle su verdadero nombre y él sabía que ganarse su confianza, tomaría tiempo. Lo que Manigoldo sí le dijo, fue que tenía diez años, que había visto morir a su familia y que sufría de pesadillas constantes debido a las almas que lo siguieron.

El chico estaba predestinado, así se lo dijeron las estrellas al patriarca, cuando vio que Cáncer resplandeció en el cielo aquella noche que lo encontró. Lo malo era que, su cosmos había despertado demasiado pronto, debido a los traumas vividos, y el niño no sabía cómo controlarlo adecuadamente. En especial, cuando las almas de otros muertos se acercaban a él para susurrarle.

Sage sabía lo que eso significaba, Manigoldo era muy sensible a la presencia de la muerte y aquello podría ser muy benéfico para convertirlo en el nuevo santo de Cáncer… o significar una verdadera tragedia para su mente infantil. Era necesario que hiciese algo al respecto, no podía permitir que el chiquillo se perdiera.

Entró a la habitación donde dormía y pudo verlo, agitándose notoriamente en su cama. Toda la semana Sage había estado vigilando su sueño, ya que Manigoldo siempre gritaba en las noches, al borde del llanto. Aún no lograba superar los recuerdos recientes de la masacre de su pueblo. Y las almas de su familia se negaban a abandonar éste plano existencial, como si esperaran algo de él.

El patriarca bien podría haberles abierto el camino al Yomotsu para que se marcharan, pero sabía que Manigoldo debía despedirse antes de ellas. Se acercó a la cama y posó su mano sobre la frente del niño, haciendo vibrar su propio cosmos para tranquilizarlo.

—Escucha Manigoldo, estoy aquí— habló Sage con calma.

En medio de la pesadilla, el chiquillo escuchó la voz de aquel hombre, que lo había salvado del hambre y la soledad.

*:*:*:*:*:*

Manigoldo de pronto se vio parado en medio de la plaza de su pueblo devastado, rodeado de figuras negras que le susurraban cosas que no entendía.

—Es hora de despedirte— se oyó de nuevo la voz de Sage, logrando que el niño volteara. —La vida continua y no puedes quedarte aquí. —

El patriarca estaba a unos escasos metros de él, mirándolo afablemente.

—Quiero ir con ellos, los extraño mucho — dijo Manigoldo, mientras un par de lágrimas recorrían sus mejillas.

—Aún no es tiempo— dijo el líder del Santuario. —Debes permitirles marcharse, recuerda que tienes un destino que cumplir. —

—No quiero estar solo… —

Sage extendió el brazo en un gesto de cordialidad.

—Ven, toma mi mano y no me sueltes— lo miró casi paternalmente. —Prometo que jamás volverás a estar solo, confía en mí. —

El niño se limpió las lágrimas y asintió, aquel hombre le inspiraba una gran confianza. Con paso lento, caminó entre las figuras negras, hasta alcanzar la mano de Sage y tomarla. Entonces, el escenario cambió y de un momento a otro, el pueblo desapareció, convirtiéndose en un campo de flores infinito.

Manigoldo vio que las figuras negras se transformaban de nuevo en las personas que conoció, en su familia. Todos le sonrieron, se despidieron con un gesto de mano y comenzaron a caminar, adentrándose en el hermoso jardín hasta desaparecer.

—¿Volveré a verlos de nuevo? — preguntó.

—Sí, podrás verlos cuando tu ciclo de vida se cumpla— afirmó Sage. —Ahora, descansa. —

El niño no supo más de sí mismo, quedando sumergido en un sueño apacible.

*:*:*:*:*:*

El patriarca retiró la mano y sonrió levemente. Manigoldo había dejado de agitarse y ahora su rostro se veía tranquilo. Por fin había superado su etapa de duelo y Sage estaba seguro de que se convertiría en un excelente guerrero. Él se encargaría de eso.


Continuará...

Me quedó melancólico, es que a veces no puedo manejar bien el genero Fluffy :P

Gracias por leer.