- Capítulo Especial Extra 3 -

Los Inicios de un Héroe

Mi nombre es Yukihiro Watanabe, tengo dieciocho años, recién cumplidos hace un mes, y aún estoy decidiendo a qué universidad voy a ir. La carrera que he elegido es Ciencias de la Computación, y hay muchas universidades que ofrecen este programa, por lo que todavía estoy un tanto indeciso.

¡Pero está bien! Mis padres me dijeron que pagarán la universidad en su totalidad, así que solo tengo que elegir una y listo. Esto me permitirá concentrarme en mis estudios y obtener las mejores calificaciones posibles.

En verdad amo a mis padres, son los mejores del mundo. Esto se debe en parte a que mi papá tiene costumbres de crianza muy diferentes a las de Japón, ya que es de Latinoamérica, y mi mamá también ha influido en mi educación con sus pensamientos, aunque ella aún tiene sus peculiaridades.

No es por desprestigiar a los japoneses; solo... la mayoría de los padres de mis amigos suelen ser, demasiado exigentes con los temas académicos. Lo que en japón provoca estrés, frustración e, incluso, en casos muy extremos... suicidio.

Si... Japón, al igual que muchos otros países en el mundo, tiene sus problemitas.

En fin, mejor dejar de lado ese tema tan deprimente.

¡Porque hoy es un gran día! El primero de octubre del año 2018 es el día en que estará disponible el nuevo juego de mi saga de videojuegos favorita: ¡Malick Mágica V!

¿Qué? Amo las historias de chicas mágicas, en especial esta. Me hacen sentir tanta felicidad y emoción al presenciar sus momentos tanto épicos como emotivos.

Y lo mejor de todo es que ya lo había reservado con anterioridad en la plataforma de Stomu, la cual tengo abierta en mi computadora en este momento.

Aún falta una hora para que el juego esté disponible para todos, así que mientras tanto, estoy revisando qué juego de mi lista de videojuegos y escuchando música en Spatfi.

¿Qué jugaré? ¿Un Fonk? Nah, ya me aburrió, ni siquiera sé por qué todavía lo tengo descargado. Tal vez una "Nueva Partida +" en Horizon: Genesis Break... Creo que mejor no, siento que me engancharé tanto otra vez que querré jugar más a esto que al Malick. Así que no, otro día.

Continué buscando entre mis juegos, al menos hasta que una notificación apareció en un lateral de la pantalla. Al abrirla, noté que un usuario llamado "Desconocido" y sin imagen de perfil me había enviado de regalo un videojuego, uno con una portada igual de desconocida para mí.

¿Eh? ¿Un juego gratis? ¿Y de un desconocido? Mmm... Me huele a hackeo. O bueno, puede ser alguno de los chicos intentando hacerme una broma con un juego extraño y para raritos.

Tampoco había ninguna nota adjunta al regalo que dijera algo, así que las posibilidades de que fuera una broma o un hackeo aumentaban.

¿Debería aceptarlo o no? Estuve dudoso por un par de segundos, al menos hasta que mi curiosidad pudo conmigo y terminé cediendo.

Bueno, voy a hacerlo, solo espero que no infecte toda mi computadora con un virus o algo así, de lo contrario no sé qué haré. Tal vez ni siquiera mi antivirus actual pueda hacer algo al respecto.

Me encogí de hombros y apreté en "Recibir Regalo". Segundos después, el videojuego ya estaba en mi lista. No pesaba demasiado, unos cinco gigas, y con mi conexión a internet actual, eso no era nada.

Luego de descargarlo, crucé los dedos y presioné "Jugar". De repente, comencé a sentirme mareado y todo a mi alrededor se volvió oscuro.

¿Q... qué...?

Entonces, caí en la inconciencia.


—¡Increíble, ha funcionado!

—¡Es un milagro!

Me sentía confundido. Después de despertarme, lo primero que pude escuchar a mi alrededor eran las voces de personas gritando de sorpresa y emoción.

¿Qué...? ¿Qué es todo este alboroto?

De forma lenta y dificultosa abrí los ojos, tratando de enfocarme en cualquier cosa que tuviera delante. Pero, cuando lo hice, me llevé la aterradora sorpresa de que, frente a mí, varios hombres y mujeres en túnicas me estaban mirando desde arriba con expresiones muy sonrientes.

No... No, no, no, ¡¿Qué?! Esto es... ¿alguna clase de culto o alguna cosa de ese tipo?

¿Van a... matarme?

Palidecí ante la idea, y varios escenarios horribles pasaron por mi mente, al menos hasta que escuché una segunda voz a mi lado.

—¿Eh? ¿Qué... sucede aquí?

Era una chica, de mi edad tal vez, con cabello castaño y ojos azules. Era muy bonita, debo admitir. Vestía un Kigurumi rosa de un... ¿koala? Aunque este tenía orejas más largas, dos clases de coletas largas bajando detrás de su cabeza y una marca de "V" blanca en su pecho.

Qué extraño Kigurumi.

También, por alguna razón que no entendía, ella estaba cargando una pesada hacha en su mano izquierda, ¡y lo hacía como si nada!

En serio, esa chica es tan extraña, pero al mismo tiempo tiene un aire agradable a su alrededor...

¡No! Eso no es lo importante aquí. Yukihiro, recuerda tu posición, ¡tienes unos locos enfrente tuyo, debes concentrarte!

Volviendo mi atención a los encapuchados, decidí que ya era hora de enfrentarlos, así que me puse de pie, y la chica a mi lado hizo lo mismo.

Cuando estaba a punto de apretar los puños, sentí algo en mi mano derecha y, al bajar la mirada hacia esta, noté que sostenía algo parecido a un arma. Era un...

¿Por qué estoy sosteniendo un Kunai? Ni siquiera siento su peso, es como si no pesara en absoluto. Tampoco me molesta sostenerlo, y encaja a la perfección en mi mano.

¿Qué demonios está ocurriendo aquí?

Más confundido que asustado, miré hacia las extrañas personas y pregunté:

—¿D... dónde estamos? ¿Qué quieren con... nosotros?

La que parecía ser la líder del grupo, una mujer de mediana edad, no tardó en inclinarse hacia nosotros y suplicar a gritos, y el resto de ellos la siguió.

—¡Oh Héroes! ¡Les suplicamos...! ¡No! ¡Les rogamos que salven nuestro mundo!

... ¿Qué? ¿Qué acaba de decir? ¿Salvar su mundo? ¿No estamos en la Tierra? Y, ¿qué fue eso de "Héroes"?

Tan confundida como yo, la chica se señaló a sí misma varias veces y luego habló a gritos. Aunque más que enojada, parecía emocionada.

—¡¿Héroes?! ¡¿Acaso dijo que somos Héroes?! ¡¿Fuimos invocados a otro mundo, verdad?!

La mujer, igual de sorprendida que yo, asintió con fervor y una sonrisa en el rostro.

¡Espera, ¿qué?! ¡¿Invocados?! ¡¿Esto es... algún tipo de isekai genérico o algo así?!

No digo que la idea no me emocione, pero no me siento preparado para esto, no aún. ¿Qué pasará con mis padres? ¿Y mis sueños de desarrollar una IA? ¿Qué ocurre con eso? ¡Tengo una vida, ¿saben?! ¡No pueden tomar a las personas de sus mundos y arrebatarles todo lo que tienen como si nada!

¡No es justo!

Sentí mi respiración volverse más agitada, intenté calmarme, pero fue en vano. Necesitaba volver a casa, ¡debía hacerlo!

—¿Hay... alguna forma de... regresar a nuestros mundos?

Todos enfocaron sus miradas en mí, incluso la chica del Kigurumi y el hacha, y por su expresión, también parecía curiosa por la respuesta.

—No somos los más adecuados para responder esa pregunta, Héroes. Sin embargo, nuestros líderes estarían encantados de hacerlo. Así que, por favor, síganme, los guiaré con ellos.

Aun dudoso, miré hacia la chica a mi lado, ella solo asintió y sonrió hacia mí.

—Claro, no hay problema.

—... Está bien.

La mujer hizo una leve reverencia hacia nosotros y, con una sonrisa en el rostro, caminó hacia la puerta de la gran habitación oscura y decorada con velas encendidas.

Ahora que lo había notado, en el suelo había una especie de "símbolos de invocación", como aquellos que aparecían en las historias de cultos que invocaban demonios y todo eso. Bueno, este tenía cierta similitud, pero nada más que eso.

Comenzamos a caminar detrás de la mujer, mientras observaba todo a mi alrededor. El interior era una mezcla de lo medieval con lo moderno, aunque iba más hacia lo medieval, y se veía muy lujoso.

La chica a mi lado me tendió la mano cubierta por el Kigurumi, yo la acepté un tanto vacilante. Aun así, su sonrisa siempre se mantuvo arriba.

—Un gusto, me llamo Kaori, Tanaka Kaori. ¿Y tú?

—Yukihiro... Watanabe Yukihiro. ¿Ya...?

—¿Mhm?

—Tú ya sabías algo de este mundo, ¿verdad?

Ante mi pregunta, Kaori abrió mucho los ojos. ¿Por qué está tan sorprendida de que lo descubriera? No lo entiendo.

—¡¿Acaso puedes leer mentes?! ¡Increíble!

—¿Eh...? No, te equivocas. Solo... creí que te habías adaptado demasiado rápido a todo esto.

—Oh...

Su expresión de sorpresa cambió a una de vergüenza en cuestión de segundos, luego pasó a ocultar un poco su rostro debajo del Kigurumi.

—... Sí. Jugué un videojuego llamado Dimensional Rifts, debes conocerlo, es muy famoso y ganó varios premios.

¿Dimensional Rifts? ¿Eso siquiera existe? No es algo que yo alguna vez haya jugado, y eso que soy un maldito amante de los videojuegos.

—No, perdón... Nunca escuché de ese juego. ¿Estás segura de que es un videojuego conocido? ¿Tal vez solo es un título menor?

—¡¿Qué?! ¡No, no! ¡Es un juego muy famoso! ¡Incluso más que Crystal Tides, Shadow's Dawn, o incluso Eon Quest!

... En serio, siento que se está inventando los nombres solo para quedar bien o algo. Debió notarlo por mi expresión, porque ahora me miraba con ojos entrecerrados.

—¿Has jugado un juego alguna vez en tu vida?

Oh, no, eso no lo iba a permitir. ¡Después de todo, yo soy el autoproclamado "Amante Número Uno de los Videojuegos"!

—Sí lo he hecho, y esos nombres que has dicho no existen, todo parece inventado si debo decir.

—¡¿Me estás llamando mentirosa?! ¡Para tu información, hoy estaba por jugar una partida de Dimensional Rifts, solo para abrir el juego y desmayarme momentos después! ¡Ahora estoy aquí! ¡Eso prueba que mi juego sí es real y no una "invención" como le dices!

... Un momento, ¿qué fue lo que dijo?

—A mí... me ocurrió algo similar. Estaba a una hora de jugar mi posible nuevo juego favorito, Malick Mágica V...

—¡Esa es una copia barata y descarada de la saga Madoki Mágica!

¿Por qué demonios jugaría una obvia copia de mi preciosa Malick Mágica? ¡Y llamarla copia barata...! ¡Qué insulto más grande!

Una parte de mí quería enseñarle a esta chica una lección, pero no era el momento. Yukihiro, deberás guardar a tu amante de los videojuegos dentro de ti.

—... Como iba diciendo. Al decidir pasar el tiempo en otra cosa, terminé recibiendo un regalo de un desconocido en mi plataforma de videojuegos, dudé de si recibirlo o no por un posible hackeo, pero terminé arriesgándome y descargando el juego igual de desconocido. Lo abrí, me desmayé y... ahora estoy aquí. ¡Y no entiendo nada!

Sorprendida por mi "revelación", Kaori asintió en comprensión. Íbamos a continuar charlando, pero para entonces ya habíamos llegado a nuestro destino.

—Por aquí, Héroes.

Frente a nosotros, una gran puerta de un metal desconocido se abrió de par en par, revelando en su interior una aún más grande y lujosa habitación. En esta, varias personas nos esperaban sentadas frente a una gigantesca mesa de madera negra con decoraciones doradas y varias cosas más que demostraban su nivel de riqueza.

Entre las personas, había tanto humanos como... ¿semihumanos?, y algunos seres que recordaban más a animales humanoides que a simples monstruos, aunque la apariencia de algunos hacía que me confundiera un poco.

Al vernos, todos se levantaron de sus asientos e inclinaron sus cabezas en nuestra dirección. Fue algo... incómodo, pero supongo que somos Héroes, así que esto tendría algo de sentido. De todos modos, no deja de ser incómodo.

Caminamos hacia el interior de la habitación, y dos mujeres humanas vestidas de sirvientas se acercaron y nos ofrecieron un asiento en la mesa, lo cual aceptamos sin dudar.

Luego de sentarnos, el resto de personas volvió a hacerlo. Ahora todos nos miraban con esos abrumadores ojos suyos, como si tuvieran distintos pensamientos sobre lo que harían con nosotros.

—Primero que nada, me gustaría comenzar las presentaciones, Héroes. Empezaré yo, soy uno de los líderes del famoso Gremio de Comerciantes de Zeltoble y el mayor Comerciante de Armas y Armaduras del país, Branar Ironclad. Es un honor conocerlos.

Me pregunto si el color de su cabello es natural... Pero estamos en un mundo de fantasía, este tipo de cabellos debe ser muy normal aquí. No me sorprendería ver a personas con el cabello de color violeta. Incluso una de las personas presentes tenía su cabello de color celeste; era una mujer cuya mirada parecía tan fría como el hielo. Sentía que me evaluaba en cada momento, y por un instante, nuestras miradas se cruzaron, a lo que ella respondió con un leve asentimiento de cabeza.

Decidí seguir escuchando a... ¿Branar-san? Sí, debería decirle así, al menos por cortesía.

—Ahora, Héroes, permitan que mis compañeros líderes se presenten de manera adecuada.

Asentimos, y las presentaciones continuaron.

Hubo muchos nombres, pero solo pude recordar algunos, entre ellos tres.

Uno de un hombre bajito y corpulento llamado Hickwaal, él era un Comerciante de Accesorios en Zeltoble, tenía su propia compañía con su mismo nombre, y se veía como el típico hombre ricachón, solo que más carismático. Aunque, no dudaba ni por un segundo que me exprimiría hasta quitarme todo mi dinero. No es que tuviera algo siquiera, y tampoco sabía si la moneda de este mundo era la misma que en el mío, cosa que en verdad dudaba.

El siguiente fue otro hombre igual de bajito y con un sombrero de copa, su nombre era Teloukas, un Comerciante de Monstruos bastante famoso. El hombre tenía un monóculo doble en el rostro, junto a un pequeño bigote y un traje negro; su vestimenta lo hacía parecer un pingüino o un maestro de ceremonias de un circo. Pero, eso no era lo que había llamado mi atención, sino su... ¿Cómo debería decirlo? ¿Su aura? Mmm... No sé, era extraño, me hacía sentir que ese tipo era espeluznante de algún modo y que no debía acercarme a é

Continuando con la última persona, estaba esa mujer, aquella con la mirada fría y el extraño cabello celeste.

—Me conocen como Elowen Windrider, la Comerciante de Pociones Número Uno de Zeltoble, pero ustedes, Héroes, pueden decirme Frisia.

Frisia, ¿eh? Se veía como una mujer misteriosa, alguien que se guardaba muchas cosas para sí misma, pero, ¿quién no lo hizo alguna vez? Aunque, por alguna razón, sentía que ella lo hacía todo el tiempo. ¿Lo estaré pensando demasiado? Aun así, parecía una persona agradable con la cual se podía pasar el rato.

Con un traje blanco con detalles celestes y dorados en ciertas áreas, junto a varios anillos, brazaletes y todo tipo de accesorios lujosos en sus manos, cuello, y un par de aretes en sus oídos, esta mujer era la muestra perfecta de lo que el dinero podía hacerles a las personas. A menos que esos accesorios fueran como en algunos JRPG que jugué y estuvieran todos encantados de forma asquerosa, volviendo a su usuario en verdad poderoso.

Ni siquiera sabía cuál era su nivel, o el de todos los aquí presentes, tampoco es que supiera el mío, pero ya suponía que debía ser el nivel 1. ¿No es así como se empiezan todos los juegos? ¿Qué chiste habría en comenzar siendo super poderoso y en el nivel máximo? Tampoco es que creyera que este mundo era un videojuego, pero, aun así...

Como sea, mejor no subestimar a esta mujer ni a nadie de aquí, o podría meterme en graves problemas.

Ahora era nuestro turno de presentarnos. Kaori fue la primera en hacerlo.

—Mi nombre es Kaori Tanaka, tengo diecinueve años y soy estudiante universitaria de primer año. Al parecer, también porto el Hacha de Siete Estrellas.

... ¿Eh? ¿Qué es eso de Siete Estrellas? Y, espera, ¿tiene un año más que yo? No lo parecía, creí que era de mí misma edad.

Siguiendo el ejemplo de Kaori, me presenté. Primero diría mi nombre y luego mi apellido, para no confundirlos por culpa de nuestra cultura japonesa, justo como Kaori hizo.

—Soy Yukihiro Watanabe, tengo dieciocho años y aún estaba decidiendo a qué universidad iba a anotarme...

Al menos hasta que fui secuestrado de mi mundo, ahora no sé si podré volver a casa, cumplir mis sueños y volver a ver los rostros de mis padres y amigos.

Alejé esos pensamientos negativos de mi mente y me concentré en terminar de hablar.

—También soy... un Héroe. Sin embargo, a diferencia de Kaori, aún no sé muy bien de qué, ¿acaso esto es un Kunai o es algo más para ustedes?

Levanté mi arma frente a los líderes, todos la vieron con ojos analíticos, en especial Frisia-san.

En este caso, fue Branar-san quien respondió a mis dudas.

—No se equivoca, Yukihiro-dono, esa arma que sostiene es un kunai, al menos en su forma actual. Verá, según la información que poseemos, su Arma de Siete Estrellas, el Proyectil, tiene la capacidad de cambiar a otros tipos de formas, siempre que esté dentro de lo considerado como "proyectil".

Así que era eso. El kunai es un proyectil, entonces también debería haber... no sé... ¿cuchillos pequeños? ¿Piedras o Esferas de Metal? ¿Cómo cambio a esas formas siquiera?

Esa misma pregunta fue la que le hice a Branar-san.

—Solo debe acceder a su "Estado Mágico", Yukihiro-dono.

—¿Y eso qué es?

—Yo también tengo curiosidad por eso.

Parece ser que ni siquiera la conocedora Kaori sabía sobre el tema, eso es un alivio en cierto sentido, después de todo, una gran parte de mí no quería quedarse detrás de ella en cuestión de información.

No es que este pequeño dato fuera a superar todo lo que Kaori aún sabía, lo cual no dudaba que sería demasiado.

—... Parece que al igual que los Héroes Sagrados, los Héroes de Siete Estrellas tampoco saben lo que es el "Estado Mágico".

—Sería interesante saber cómo su civilización evolucionó sin esto. ¿No crees, Frisia-san?

Entre los murmullos de dos de los muchos líderes, uno de ellos involucró a la siempre fría Frisia-san, aunque ella solo lo descartó con aparente aburrimiento.

—No me interesan ese tipo de nimiedades.

—Siempre tan divertida, Frisia-san.

¿A qué se referían con los "Héroes Sagrados"? ¿Hay más Héroes aparte de nosotros? ¡¿Más personas invocadas?! Me gustaría conocerlos pronto.

—Yukihiro-dono, Kaori-dono, para acceder a su "Estado Mágico" o "Estado" solo deben mirar al borde de su campo visual. Ahí encontrarán unas pequeñas marcas, tiene que concentrarse en ellas.

Hice lo que Branar-san nos dijo, y entonces, las encontré, las marcas. Eran más bien tres pequeños símbolos parecidos a tres puntos al lado del otro y rodeados por cuatro bordes. Me hacía recordar a los íconos de las aplicaciones en mi mundo.

Me concentré en el "ícono" y luego... un suave pitido se escuchó dentro de mi cabeza, solo para que una gran pantalla se abriera frente a mí.


Yukihiro Watanabe

Clase: Héroe del Proyectil LV 1

Equipamiento:

Proyectil Pequeño (Arma de Siete Estrellas)

Ropa de Otro Mundo

Habilidades: Ninguna

Magia: Ninguna


Esto era... wow. Más razones por las que uno creería que estamos en un videojuego, pero es obvio que no era así, ¿verdad? ¿Por qué alguien me elegiría a mí para pasar por todo esto? No, la pregunta era, ¿existía una tecnología capaz de hacer eso siquiera? Nop, al menos no que supiera.

Aunque el gobierno oculta muchas cosas... Dejando eso de lado, creo que todo esto es una locura, y siento que no soy el único que piensa así, porque Kaori tiene una mirada tan sorprendida como la mía.

Bueno, veamos que más hay aquí.

Si este fuera un juego y este fuera mi Estado, entonces debería de haber una Ventana de Inventario, una de Ayuda, y de varias cosas más, ¿verdad?

Así es, ¡aquí está todo! El Inventario, por supuesto, se encuentra vacío, también hay algo como un "Árbol de Armas", ¿serán estas las otras formas de las que hablaba Branar-san? Pues hay muchas, demasiadas creo, aunque parece más bien que son variaciones de las mismas armas principales que nuevas armas en sí.

Hablando de esas armas, podía utilizar tanto el kunai, como un boomerang, un chakram, un cuchillo, un hacha pequeña, una lanza corta y una espada corta. Todas estas armas contarían como proyectiles, así que creo que está bien.

Me motivaba un poco utilizar un chakram, parecía genial a simple vista.

También estaba la Ventana de Ayuda, pero con solo echarle una mirada pude notar que me llevaría un tiempo leer todo eso. Ojalá Kaori pueda ayudarme un poco para agilizar el proceso, eso si no deja de inventarse cosas por alguna razón.

—Si. Era como lo esperaba.

—Yo... aún sigo procesando todo.

—Correcto. Ahora procederé a explicar toda la situación...

Branar-san nos contó que, según sus leyendas sobre el fin del mundo, las Olas de la Calamidad un día aparecerían para reducirlo todo a la nada, a menos que nosotros, los Héroes, las repeliéramos con éxito.

Luego, estaban los Relojes de Arena del Dragón, los cuales iniciaban un conteo de un mes mínimo para la llegada de las Olas, pero los habitantes de este mundo solo los ignoraron y continuaron con sus vidas cotidianas. Hasta el día en que la arena cayó por completo y las Olas llegaron a este país, trayendo consigo nada más que miseria, muerte y destrucción.

Varias grietas dimensionales aparecieron sobre el cielo de Zeltoble, el país en el que nos encontrábamos, y de ellas emergieron grandes cantidades de monstruos terroríficos de todos los tipos, tamaños, formas y habilidades. Por supuesto, los caballeros y aventureros del país pudieron repeler a estas criaturas, pero según predijeron, la siguiente oleada de monstruos sería peor. Si eso fuera cierto, no serían capaces de sobrevivir al próximo asalto.

Al parecer, tenían planeado, junto con el resto de países, convocar a los Cuatro Héroes Sagrados, pero uno de estos países se les adelantó y se apropió de todos por mero egoísmo, forzándolos a invocarnos a nosotros como último recurso aquí, en Zeltoble.

Se supone que los Héroes de Siete Estrellas, es decir, nosotros, ya que en total hay siete con armas similares a las nuestras, a excepción de los Cuatro Héroes Sagrados, pueden ser tanto habitantes de este mundo como invocados. Sin embargo, al ver que las armas no elegían a ningún poblador, decidieron probar la invocación.

Después de varios intentos fallidos y gasto de recursos, al fin pudieron traernos a este mundo. Ahora nos imploraban que salváramos el mundo, ya que si no lo hacíamos, todos perecerían.

—Entiendo todo el asunto, en verdad ese otro país, ¿Melromarc, verdad? Bueno, es una perra, pero... ¿podremos volver a casa de algún modo?

Todos en la habitación se veían dudosos para responder mi pregunta, a excepción de una sola persona, Frisia-san, quien, con una mirada más que firme, asintió hacia nosotros.

—Lo harán. Solo cumplan con su tarea y podrán volver sin problemas.

—¿Frisia-san? ¿Por qué tú...?

Ignorando la confundida mirada de Branar-san, la mujer de cabello celeste y mirada fría como el hielo se cruzó de brazos.

—Ahora, ¿nos ayudarán con nuestros problemas, Oh Poderosos Héroes?

Esas últimas palabras sonaban tan falsas, pero solo podía reír en mi interior, porque su pequeña sonrisa igual de divertida era lo único que me mantenía cuerdo en todo esto.

Esta mujer en verdad era una cosa... Una muy hermosa.

¿Cuántos años tendrá? ¿Veinticuatro? ¿Veintiséis? No tengo idea, pero tal vez le pida salir en una cita uno de estos días.

... ¿En qué demonios estoy pensando ahora? El miedo debe haberme frito el cerebro.

Ambos, tanto Kaori como yo, asentimos con una sonrisa firme en los rostros.

—Aceptamos.

—Pero con una condición.

Si íbamos a empezar en este nuevo mundo, necesitábamos todo el apoyo posible.

—Nos darán todos los recursos necesarios para nuestra misión, mientras nosotros aún estemos cumpliéndola, claro. Así podrán asegurarse de que no vamos a aprovecharnos de ustedes.

Jugar esos videojuegos de comercio al final terminó por servirme de algo, ¿eh?

Viendo que mi pedido no era una locura, todos los líderes asintieron estando de acuerdo. ¡Bien! Ahora no viviré bajo un puente en este otro mundo.

—Al ser ustedes dos Héroes, planeábamos separarlos entre nuestro país y un país aliado con el que acordamos todo esto, Stormglen, ahí es donde irá la Héroe del Hacha.

¿Nos separaremos? Ughh... Eso complicará un poco las cosas. Aunque, si tengo al país apoyándome, creo que no tendré demasiados problemas. Kaori no pareció tener objeción alguna, porque solo había asentido mientras mantenía una sonrisa.

—Por hoy descansen, Yukihiro-dono, Kaori-dono, nosotros prepararemos a sus futuros compañeros de grupo. Mientras tanto, ustedes podrán hablar de lo que se les apetezca.

Agradecidos, nos despedimos de los líderes. Y antes de irnos del todo de la gran sala, le eché una última mirada al rostro de Frisia-san. Qué belleza.

Entonces, ambos fuimos guiados por las dos sirvientas de antes a nuestras habitaciones temporales. Estas eran... impresionantes, pero decidimos acomodarnos en una de estas para terminar nuestra charla de antes y luego continuar con lo importante.

—Bien. ¿Cómo que Malick Mágica es una copia barata?

—¿Sigues con eso? ¿Tanto te gustó esa saga copiona?

—¡No es una saga copiona! ¡Es la única y mejor saga de chicas mágicas de todo el mundo!

—¡Pues yo nunca he escuchado de ese nombre tan descarado y barato!

Apreté el puño con fuerza, ¡nadie insultaba a mi saga favorita y se salía con la suya!

—¡Eres peor que los alemanes cuando casi ganan la segunda guerra mundial!

—¡¿De qué rayos estás hablando?! ¡Alemania ganó esa guerra, solo para años después destruirse por un golpe de estado y desaparecer del mapa! ¡¿Ahora también inventas la historia de la Tierra?!

... ¿Qué demonios? Espera... No... ¿Qué?

—Detengámonos un momento, Kaori. Creo que... necesitamos hacer comparaciones de conocimiento general, ¿no crees? Puede que tenga una leve idea de lo que ocurre.

—... ¿Qué quieres decir?

—Solo sígueme la corriente.

Por los próximos minutos, estuvimos lanzando preguntas de todo tipo entre nosotros, solo para sorprendernos con nuestras respuestas tan diferentes. Al final, llegamos a la conclusión de que proveníamos de mundos distintos o dimensiones alternativas en donde el planeta Tierra existía pero era muy diferente al que conocíamos.

Ah, y ambos éramos japoneses, otakus y amantes de los videojuegos. Tenía que haber algo raro ahí con eso, ¿tal vez un requisito para ser elegido como Héroe? Mmm... Ni idea.

—Qué maldita locura.

Kaori cayó sentada en un sofá de la lujosa habitación, sosteniéndose la cabeza con una mano y con la otra el Hacha de Siete Estrellas.

—Esto me recuerda a una trama cliché de una novela isekai que leí en casa. Terminaba con el protagonista teniendo un típico harén variado y volviéndose inmortal o algo así. Solo lo seguí porque estaba aburrido, pero ahora... no sería mala idea.

Por un momento, la imagen de Frisia-san con un vestido de novia pasó por mi cabeza, pero alejé todos esos pensamientos intrusivos de mi mente; ahora debía concentrarme.

—Yo... También estuve leyendo un manga similar, solo que en este la Heroína era una chica y ella tenía su harén inverso. Había chicos de varias especies y, bueno... tú sabes.

No soy de los que ven ese tipo de género, pero puedo respetar los gustos de cualquiera, aún más si los míos son parecidos.

Sonriente, le extendí mi mano desocupada a Kaori; ella la miró con curiosidad.

—Kaori-san, hagamos una promesa.

—¿Qué clase de promesa?

—De que tendremos nuestros propios harems y seremos la envidia de todos. Somos Héroes, ¿o no? Estoy seguro de que muchos se mueren por estar con nosotros, así que, ¿qué dices?

Me sentía avergonzado y estúpido por todo esto, pero si iba a estar en este mundo hasta que todo terminara, ¿por qué no podría divertirme? Conocer chicas y pasarla bien no se escuchaba tan mal, siempre que fuera con respeto, por supuesto. No iba a imponer mis deseos sobre los suyos, eso solo lo harían los patanes e idiotas con complejo de superioridad.

Mis padres criaron a un chico educado y respetuoso, no iba a defraudarlos, no hoy ni nunca.

Al igual que yo, Kaori se veía sonrojada y avergonzada, pero aun así, eso no evitó que tomara mi mano con la suya y asintiera varias veces muy emocionada.

—¡Acepto! ¡Chicos lindos, ahí voy!

Las siguientes horas del día las pasamos charlando sobre el videojuego que Kaori había jugado en su mundo, las reglas de este, cómo era el mundo, los monstruos, la magia de hechizos y varias cosas más. Pero de lo que más hablamos fue sobre el funcionamiento de su arma, que resultó ser similar o igual a la mía.

Al final del día, aún quedaban cosas por decir. Sin embargo, estábamos demasiado cansados, por lo que ella me dijo que todo lo que necesitara lo encontraría en la Ventana de Ayuda, así que no debía preocuparme.

Fue entonces, que, luego de una deliciosa y extraña cena, nos fuimos a descansar en nuestras respectivas habitaciones.

Ya acostado en mi cama temporal, miré el techo y sonreí por lo que me esperaba en el futuro.

—Mañana mi aventura comienza, qué locura. Estoy tan... emocionado.

Con el Proyectil de Siete Estrellas ahora en su forma de collar, una que había descubierto que las Armas Legendarias podían adoptar, como se le decía al conjunto de todas las armas, me tapé con el cubrecama y me fui a dormir.

Mañana sería un gran día...


El Héroe del Proyectil deseaba disfrutar de este mundo al máximo, aunque eso no le impediría seguir con su ferviente deseo de volver a su verdadero hogar.

En los Registros de las Cuatro Armas Sagradas se dice que el Héroe del Proyectil poseía un deseo inmenso por ayudar a los demás, al igual que una pasión por formar el mayor harem posible, aunque se cree que era para llenar ese vacío de no haber podido conquistar a esa persona especial a quien tanto amaba.

Él no era un Héroe Verdadero, y para su mala fortuna, nunca lo sería.

La vida no sería justa con él, mucho menos sus enemigos.

¿Qué le depararía al destino del Héroe del Proyectil?

Aquella es una historia que alguien más deberá contar.

Sin embargo, como es costumbre, todo terminaría por ser llevado a la perdición por las Olas de la Calamidad...

...

- FIN DEL VOLUMEN 1 -


¡Y con esto termina todo el Volumen 1! ¿Qué les parecieron mis tres capítulos extras? No son tan extensos como los demás, en especial el de Aultcray o Basura, pero tampoco era el objetivo; solo quería mostrar algo desde la perspectiva de estos tres personajes. Motoyasu siendo... bueno, Motoyasu. Basura luego de perder el Bastón Vasallo a causa de nuestra Bruja favorita. Y Yukihiro, un Héroe creado por mí para esta historia, junto a Kaori, la Héroe del Hacha.

Todos sabemos como terminaron los Héroes Vasallos del Mundo de Raphtalia en la historia original, fue por esto que nunca logramos conocerlos o saber si siquiera provenían de este mundo o de otro. Aquí está mi propuesta para eso.

Ahora, en cuanto al "Gran Plan" de Motoyasu. La idea de eliminar a Naofumi es... peligrosa. La pregunta es, ¿para quién?

Como siempre publicaré todos los viernes; este fue un "caso especial". Espero que hayan disfrutado los capítulos tanto como yo y que continúen con esta historia que tanto me ha emocionado escribir. Como dije antes, se vienen cosas muy... interesantes.

¡Bye! ¡Bye!