BIENVENIDOS DE VUELTA, ESTA VEZ ACTUALICE RÁPIDO, AHORA RESCULTA QUE LA MADRE DE MARGO Y EDITH VINO A SALVAR A JESSICA ¿PERO COMO? YA LO DESCUBRIREMOS EN ESTE CAPÍTULO...

Lady Rain of Crystal Roses: CON RESPECTO A LO DE JOSSEFFINE, ES ALGO DE LA REESCRITURA QUE AUN NO VEMOS, DESDE HACE TIEMPO QUE YA TENÍA PLANEADO ESTO DE QUE LOS EX-SUEGROS DE HENRY INTENTARAN ATENTAR CONTRA JESSICA SOLO POR SER PELIRROJA Y NOP, NO ES EL FANTASMA DE SARAH, ES ALGO MAS... EXTRAÑO, Y NO TE AGOBIES, EN ESTE CAPÍTULO QUE SERÁ MAS LARGO QUE EL ANTERIOR, VEREMOS MAS DE COMO EL RESTO DISFRUTA DE SUS VACACIONES

Capítulo 54: El Cambio Esta en Todos

"S... Sarah?" balbuceó Henry, con los ojos abiertos como platos.

"Hola Henry" dijo Sarah una vez que estuvo frente a el.

"Ay dios" murmuró Antonio.

"Co... Cómo es posible que estés aquí?" preguntó Henry, confundido y asombrado "¿Que no estás...?"

"¿Muerta? No, de dónde vengo todavía no" dijo Sarah para tomar la mano de Henry y ponerla sobre su vientre de casi 5 meses de embarazo el cuál estaba ligeramente abultado "¿Lo ves?"

Los ojos de Henry se abrieron aún más y su mandíbula empezó a temblar del asombro cuando sintió un suave movimiento en el vientre de Sarah. En ese momento, Sherman entró corriendo a la habitación, y la expresión de Henry cambió mientras deducía lo que realmente había sucedido.

Sarah, con una mirada comprensiva, se volvió hacia Jessica y preguntó: "¿Jessica, verdad?"

"S... si" dijo Jessica, aún conmocionada por los eventos que estaban ocurriendo.

Sarah sabía de Jessica porque Henry le había hablado de ella, nunca creyó que la conocería en persona, aunque deseaba haberla conocido en otras circunstancias.

"Que incomodo" canturrearon Antonio y Zita al ver la reacción de Jessica de conocer bajo esas circunstancias a la madre biológica de Margo y Edith.

"Hija" dijeron Arthur y Amelia casi al unísono "Creímos que te habíamos perdido"

"Madre, padre, no soy la Sarah que ustedes conocieron" dijo Sarah con calma "Ella ya no existe, y se cansó del tipo de trato que le dieron todos esos años. Se cómo se sienten, están enojados frustrados, y se justifican culpando a alguien solo porque luce como algo que no les gusta y jamás les hizo nada y usan fundamentos sin sentido"

"¡Claro que nos hizo algo se robo a nuestras nietas!" exclamó Amelia, visiblemente enfurecida.

"Madre, padre, ustedes saben que eso no es cierto" respondió Sarah con firmeza "Ustedes lo echaron, y Henry estaba en todo su derecho de empezar una vida nueva con nuestras hijas desde cero, y lo hizo"

Hubo un prolongado silencio en la habitación, en el que nadie se atrevió a hablar.

"Madre, padre, todo el mundo comete errores, pero lo que le hicieron a Jessica no se los puedo perdonar" continuó Sarah, mirándolos con seriedad "Ahora deben aprender a vivir con sus actos, y afrontar las consecuencias"

En ese momento, tres policías entraron en la habitación y esposaron a Arthur y Amelia.

"Señor y señora Bennett, quedan arrestados por el intento de homicidio hacia Jessica Peabody y por haber asesinado a una enfermera" anunció uno de los policías que tomaba el arma, mientras los otros dos oficiales los escoltaban fuera de la habitación.

La habitación se llenó de un alivio palpable después de que los oficiales se llevaran a Arthur y Amelia, y finalmente, todos pudieron respirar con tranquilidad y Sarah rompió el silencio expresando sus sentimientos:

"Wow, no saben cuánto tiempo estuve guardando esas palabras" opino Sarah.

"Hijo, creo que te debemos una disculpa, no debimos aceptar la oferta que nos dieron hace años, te comprometimos con alguien sin siquiera consultarte" dijo Elizabeth, visiblemente arrepentida.

"Descuida madre" respondió Henry con una sonrisa reconfortante "Hace mucho los perdone por eso, además... Si no fuera por ustedes no habría conocido a Sarah y no tendría a mis hijas"

Margo y Edith sonrieron ante las palabras de su padre.

Esa misma tarde mientras Jessica cenaba comida de hospital, la atmósfera de la habitación se llenó de una mezcla de emociones. Sus hijos, ansiosos por no haber perdido a su madre, incluidos Antonio y Zita estaban a su lado, al igual que Henry y Sarah.

"¿Entonces trajiste a Sarah del pasado en el Vuelta-Atras?" lanzó Henry la pregunta que todos estaban esperando a Sherman quién asintió con la cabeza "¿Porque lo hiciste?"

"En cuanto escuche esa frase que me dijiste, fue que capté que había pasado realmente y no se me ocurrió otra cosa considerando la situación en la que estábamos" explicó Sherman con una mirada de determinación en sus ojos "Busque a la madre de mis hermanas en un punto en el tiempo en que ella ya hubiera aceptado tener a Edith aún cuando eso le costara pues... Su vida"

"Yo acababa de regresar a mi casa tras escaparme al consultorio, y fue cuando el me encontró, me llevo a su máquina y camino aquí me explico todo" añadió Sarah compartiendo su versión de la historia.

"¿Todo pero así todo?" preguntó Henry con un gesto inquisitivo y a la vez intrigado por los detalles.

"Si, No podía creerlo cuando me lo dijo, pero necesitaba verlo con mis propios ojos. Quería ver cómo habían crecido nuestras hijas, aunque solo fuera una vez. Quería saber cómo eran ahora, después de todos estos años" dijo Sarah volteando hacia sus hijas.

FLASHBACK

La joven Sarah se encontraba en el consultorio médico para su chequeo mensual, una visita que siempre la llenaba de ansiedad, principalmente cuando venía con sus exigentes padres. La sala de espera estaba llena de personas, algunas con rostros preocupados y otras con miradas expectantes, pero Sarah sabía que su situación era diferente.

"Srta. Bennett?" preguntó el médico amablemente, rompiendo el silencio tenso de la sala "Puede pasar"

Sarah se levantó de la silla de la sala de espera y se dirigió hacia la puerta del consultorio. Cada paso que daba parecía más pesado que el anterior, y su corazón latía con fuerza en su pecho.

El médico la recibió con una sonrisa cálida mientras cerraba la puerta tras ella.

"Veo que esta vez vino sin sus padres y sin su esposo" observó el doctor con delicadeza.

"Si, ellos no saben que vine" respondió Sarah en un susurro, mirando a su alrededor con cierta inquietud antes de continuar "Aproveche que ellos no estaban en casa y me escapé, por favor no les vaya a decir"

El médico asintió comprensivamente y dijo: "Cumplo mi deber como medico de tener confidencialidad con mis pacientes. Pero tratándose de usted..."

"Por favor, se lo ruego, no les diga" suplicó Sarah, sus ojos llenos de temor.

"Descuide, la próxima cita que tenga haremos de cuenta que esto no paso" prometió el doctor, intentando tranquilizarla "Ahora recuéstese por favor"

Sarah siguió las indicaciones del médico y se recostó en la camilla. Con cuidado, se descubrió su ligeramente abultado vientre, revelando la vida que se estaba gestando en su interior. El médico preparó el ultrasonido, aplicando un gel especial sobre la piel de la joven haciendo todo lo posible para brindarle comodidad.

"Muy bien, Sarah. Ahora vamos a echar un vistazo a tu bebé" comentó el doctor, encendiendo el ultrasonido y deslizando el dispositivo sobre su vientre con suavidad.

En la pantalla, apareció la imagen borrosa del feto en desarrollo. El latido del corazón se escuchaba claramente en la habitación, llenando el aire con un sonido hasta eso reconfortante que parecía calmar los nervios de Sarah. Sus ojos estaban fijos en la pantalla, donde la vida que había estado creciendo en su interior se hacía visible.

"¿Dígame que piensan en su casa?" pregunto el doctor con interés.

Sarah se tomó un momento antes de responder, sus pensamientos girando en torno a su familia y las expectativas que recaían sobre ella y al mismo tiempo sobre Henry.

"Muchas cosas" dijo Sarah comenzando a explicar "Henry esta emocionado, mi hija Margaret también esta emocionada de ser hermana mayor, aunque mis padres... ellos quieren que sea un niño esta vez, como que no les agrado mucho de que Henry y yo tuviéramos a Margaret primero

El médico asintió comprensivamente, reconociendo las presiones sociales y familiares que Sarah enfrentaba.

"Y ¿Qué me dice de usted?" preguntó con suavidad.

"Yo pues... no soy como mis padres, a mi no me importa lo que llegue a tener" dijo Sarah "Yo solo quiero un hijo o hija sana" Sus palabras reflejaban su profundo deseo de ser una buena madre, más allá de las expectativas de género y las opiniones de los demás, principalmente de sus padres.

El médico continuó examinando a Sarah con cuidado, su mirada profesional escrutando cada detalle. Después de un rato, notó dos cosas que le llamaron la atención, y decidió abordarlas con cuidado una vez que terminó el chequeo. Sarah se limpió y cubrió su vientre, visiblemente ansiosa por las noticias que le tenía el médico.

"Muy bien Srta Bennet, tengo dos noticias, una buena y una mala ¿Cuál quiere oír primero?" pregunto el medico con su voz calmada y comprensiva.

Sarah reflexionó por un momento antes de responder: "La buena, por favor".

"Bueno, en realidad es buena noticia para usted y su esposo, el bebé va a ser otra niña" anunció el médico.

"Otra niña?" pregunto Sarah y una chispa de emoción iluminó los ojos de Sarah. Sin embargo, su alegría se vio empañada por la anticipación de lo que vendría a continuación "Y cual es la mala?"

El médico suspiró antes de dar la mala noticia.

"La mala noticia es que he detectado una anomalía en los resultados del ultrasonido. Su cuerpo tiene una complicación, hipertensión gestacional, quiere decir que tienes presión arterial alta. Se presenta en alrededor de 3 de cada 50 embarazos" explicó el doctor con seriedad.

Sarah sintió un nudo en la garganta mientras procesaba la noticia "Yo soy una de las 3" murmuró con preocupación.

"Tiene dos opciones, la primera seria que interrumpas el embarazo, lo cual implica que abortes, pero jamás volverías a tener hijos, y la segunda es que continúes el embarazo y tu hija nazca bien pero hay una alta probabilidad de que no sobrevivas al parto" explicó el doctor.

"¿Cual es la probabilidad?" preguntó Sarah con voz temblorosa.

"Un 90%" respondió el doctor con franqueza.

Sarah se quedó pensando durante unos momentos, sus ojos llenos de determinación mientras sopesaba las opciones ante ella. Finalmente, tomó una decisión.

"Voy a tener a mi hija" dijo Sarah con firmeza.

El médico la miró preocupado y preguntó: "¿Está segura de entender el riesgo que estas corriendo?"

"Sí, lo entiendo, pero es un riesgo que estoy dispuesta a correr, quiero darle a mi hija la oportunidad de vivir" dijo Sarah "Por favor no le diga nada a mis padres ni a Henry cuando vengamos, ni sobre mi situación ni sobre el género del bebé"

El médico asintió con respeto. "Descuide, como dije antes, cumplo mi deber como médico de mantener la confidencialidad con mis pacientes".

"Gracias por todo, doctor", dijo Sarah con gratitud, sus ojos llenos de determinación y esperanza mientras se preparaba para enfrentar el desafío que tenía por delante.

Momentos después, la joven Sarah caminaba de regreso a su casa, el peso de la conversación con el médico todavía fresco en su mente. A medida que avanzaba por la calle, su preocupación se mezclaba con la determinación que había tomado en el consultorio. ahora se preguntaba como se los diría, sabia que sus padres se enfurecerían, pero sabia que alguien si debía saberlo.

"Henry..." murmuró Sarah, deteniéndose en medio de la acera. Sus pensamientos se dispersaron por un momento mientras reflexionaba sobre cómo abordar este delicado tema con su esposo.

Cuando se dio cuenta de dónde estaba, se percató de que estaba frente a una tienda de ropa para bebés. Una idea cruzó su mente: necesitaba encontrar algo especial para simbolizar la llegada de su segunda hija. A pesar de las circunstancias, quería celebrar la vida que estaba por venir.

Dentro de la tienda, exploró diferentes opciones hasta que sus ojos se posaron en un adorable gorro tejido de franjas horizontales en dos tonos de rosa. Era suave y delicado, justo lo que imaginaba para su futura hija.

Sarah tomó el gorro en sus manos, sintiendo su textura y visualizando a su bebé envuelta en esa prenda. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras pronunciaba unas palabras llenas de amor y determinación:

"Estoy luchando para que vivas, hija... Edith, 'aquella que lucha'. Así te voy a llamar, hija".

Con el gorro como un símbolo tangible de su compromiso, Sarah se llenó de fortaleza. Estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se presentara en el camino para darle a su hija la oportunidad de vivir. Con la esperanza en su corazón, regresó a su hogar.

Después de regresar a su casa, Sarah cerró la puerta de su habitación con un suspiro de alivio. Afortunadamente, ni sus padres, ni Henry, ni Margaret habían regresado aún, lo que le dio un breve respiro en medio de la compleja situación que estaba enfrentando.

"Qué bien" murmuró para sí misma mientras recorría la habitación con la mirada "Aún no han vuelto".

Sin embargo, su momentáneo alivio se evaporó rápidamente cuando una voz desconocida la interrumpió desde un rincón de la habitación.

"¿Tú eres Sarah?"

Sarah se volvió de inmediato, sorprendida al encontrar al joven Sherman parado en su cuarto, su aspecto le parecía demasiado familiar.

"Oh, hola, jovencito" respondió Sarah con cautela, tratando de reconocer al recién llegado. "¿Quién te dejó entrar aquí?"

"En el camino te explicare, sígueme" dijo Sherman sin mas preámbulos abriendo la ventana y en un instante apareció la entrada del Vuelta-Atras "Rápido! no podemos perder el tiempo!" instó Sherman

Sarah se sintió intrigada y, al mismo tiempo, abrumada por la extrañeza de la situación, pero parecía que no tenía muchas opciones en ese momento. Decidió seguir a Sherman y entró en la máquina del tiempo sin hacer más preguntas.

"¿Qué es esto?", preguntó Sarah cuando la puerta se cerró detrás de ella, observando con asombro los extraños controles y dispositivos que la rodeaban.

"Estás en una máquina del tiempo. Necesito que vengas conmigo para arreglar un problema", explicó Sherman, su tono lleno de seriedad.

Los ojos de Sarah se abrieron de par en par, una mezcla de sorpresa y confusión en su rostro. Nunca había imaginado que los viajes en el tiempo fueran una realidad tangible.

"¿Una máquina del tiempo?", repitió Sarah, todavía asimilando la idea.

"Rápido, ponte el cinturón. En el camino te explicaré todo", instó Sherman, señalando el asiento junto a él.

A pesar de su aturdimiento, Sarah decidió confiar en Sherman. Se colocó el cinturón de seguridad de la máquina del tiempo y observó con curiosidad mientras él presionaba el botón rojo. En un destello, la máquina desapareció.

FIN DEL FLASHBACK

"Guau, cuanta intensidad traen", comentó Zita, sorprendida "No tenía idea de que los ingleses fueran así".

"No todos lo son, pero los padres de Sarah, ellos eran muy... extraños" respondió Henry, reflexionando sobre la peculiaridad de la ex-familia de su anterior esposa.

"Si, ya me di cuenta" opinó Zita con un tono sarcástico en su voz.

Sarah asintió, compartiendo su perspectiva sobre la situación.

"Es bueno no tener que depender de mis padres aunque sea una sola vez" dijo con gratitud, refiriéndose a la independencia que había ganado al ver que sus exigentes y manipuladores padres habían sido arrestados por atentar contra la vida de Jessica que al final había sido salvada.

"Y... ¿qué piensas hacer ahora, Sarah? ¿Vas a regresar a tu tiempo?" preguntó Henry con curiosidad, mientras su mirada mostraba un atisbo de intriga.

Sarah se tomó un momento antes de responder, dejando que la expectación llenara la habitación. Con un gesto misterioso, miró a todos los presentes antes de revelar sus planes de manera inesperada.

"Me voy a quedar" anunció Sarah con una confianza que resonó en la habitación, dejando a todos boquiabiertos.

La sorpresa se reflejó en los rostros de quienes la escuchaban, inundando la habitación con un silencio intrigante. Henry, preocupado por las posibles implicaciones, cuestionó su decisión.

"Pero Sarah, ¿no crees que eso pueda cambiar algo del pasado?" sugirió Henry un poco preocupado, sus ojos dorados reflejaban su inquietud.

Sherman, percibiendo la tensión y la confusión, decidió intervenir y aclarar la situación.

"Sarah y yo hicimos un acuerdo" comenzó a decir Sherman "Ella accedió a ayudarme en esta situación con mamá, y a cambio, le permití quedarse un corto tiempo en el presente para que pudiera convivir con Margo y Edith"

Las palabras de Sherman dejaron a todos reflexionando sobre la complejidad de la situación. Henry, dirigiéndose directamente a Sarah, buscó más claridad sobre este pacto.

"¿Es eso cierto? ¿Negociaste con mi hijo para eso?" preguntó Henry, su incredulidad pintaba su rostro.

"Sí, es cierto. Sherman y yo llegamos a un acuerdo. Quiero quedarme un tiempo aquí, en el presente, para convivir un poco con Margaret y Edith" confirmó Sarah con solemnidad, sus ojos azul grisáceo iguales a los de Edith reflejando determinación y un anhelo genuino de compartir tiempo con sus seres queridos en el presente.

Jessica por su lado, permaneció en silencio, su mente girando en torno a las implicaciones de esta inesperada revelación. La idea de que sus hijastras convivieran con una versión del pasado de su madre biológica era algo difícil de asimilar.

Temía que esta nueva dinámica pudiera tener un impacto negativo en el sólido vínculo que había logrado construir con Margo y Edith hasta ese momento. A pesar de sus preocupaciones, notaba que a sus Margo y a Edith parecía entusiasmarles la idea de convivir con una versión tan joven de su madre biológica.

"Esto va a ser muy raro" opinó Antonio cruzando los brazos en señal de desaprobación.

"Y que lo digas, hermano" asintió Zita con una expresión similar en el rostro.

Mientras tanto en México, Anna y Kristoff junto a sus hijas Ellinor y Kristy disfrutaban de sus propias vacaciones. Estaban en un camión mientras disfrutaban de su viaje turístico de medio día a un pintoresco pueblo mexicano.

"¡Ya quiero llegar!" exclamó Kristy, emocionada

"Tranquila, Kristy, ya casi estamos allí. No te alborotes" le dijo Kristoff intentando calmarla.

"¿Cómo dijeron que se llamaba ese lugar, amor?" preguntó Anna, intentando recordar el nombre del pueblo al que se dirigían.

"El pueblo se llama 'Santa Cecilia', mamá" respondió Elli mientras hojeaba el folleto turístico y añadió con entusiasmo "Y sabes, de ahí es el famoso mariachi mexicano, 'Ernesto de la Cruz'".

"¡Vaya, eso suena maravilloso! Me encantaría escucharlos tocar en vivo" comentó Anna con un brillo de emoción en sus ojos.

"Lamentablemente, mamá, es demasiado tarde para ver a Ernesto de la Cruz en persona. Murió en 1943 cuando lo aplastó una campaña gigante" explicó Elli

Anna mostró una expresión de desilusión en su rostro, pero Ellinor trató de animarla rápidamente:

"Pero no te preocupes, mamá. En este pueblo, muchos mariachis continúan tocando su música. Será una experiencia increíble"

Anna sonrió mientras miraba por la ventana del camión hacia el horizonte. La idea de disfrutar de la música mariachi en Santa Cecilia la llenó de emoción una vez más.

Después de un rato, el camión llegó finalmente a Santa Cecilia, y todos los pasajeros bajaron. Anna, Kristoff y sus hijas se quedaron boquiabiertos al contemplar el encanto del pueblo. En comparación con la bulliciosa ciudad de México, Santa Cecilia parecía haber quedado atrapada en el tiempo, con un aire de antigüedad que lo envolvía todo.

"Este lugar se ve encantador" susurró Anna admirada.

"Sí, muy diferente respecto a la ciudad, no es el primer lugar donde me gustaría estar, pero me gusta" agregó Kristoff.

Las hijas, Ellinor y Kristy, exploraban con curiosidad el entorno, admirando las fachadas de las casas de colores vivos y los callejones empedrados. Estaban ansiosas por descubrir qué sorpresas les tenía preparadas este pueblo mágico.

"¿Qué crees que estarán haciendo Hans, Liv, Elsa, Andy, Helena y Birgit en Napa, California en este momento?" se preguntó Anna con curiosidad.

Mientras tanto, en Napa, California, Hans, Liv, Elsa, Andy, Helena y Birgit se encontraban inmersos en sus vacaciones navideñas, caminaban rodeados de los majestuosos viñedos. El sol de invierno, con su luz dorada, acariciaba gentilmente el paisaje, infundiendo un espíritu relajado y festivo en el aire.

Helena caminaba alegremente por los viñedos, sus ojos brillaban con una chispa de ilusión mientras Pandita la seguía de cerca.

"¿Creen que Santa habrá dejado nuestros regalos en casa, en Nueva York?" preguntó Helena con curiosidad.

"Probablemente sí, muñequita. Santa tiene una forma mágica de llegar a todas partes en una sola noche" dijo Liv tratando de mantener viva la magia de la Navidad para su hija.

"Si, princesa, a veces Santa puede dejarte regalos en donde menos te lo esperas" agregó Hans

Mientras tanto, Andy y Birgit caminaban junto con Elsa por los extensos viñedos a solo pocos metros adelante de Hans y Liv. El aire fresco de la montaña y el aroma a uvas maduras llenaban sus sentidos mientras conversaban animadamente.

"¿Alguna vez imaginaste que pasaríamos las Navidades tan lejos de casa?" preguntó Andy a su madre, mientras observaba a Bruni saltar entre los racimos de uvas, deleitándose con algunas de ellas.

"Bueno hijo, no olvides que pasé doce navidades junto a Henry y Jessica lejos de este planeta. Pero me agrada volver a celebrarla aquí, no era lo mismo allá arriba sin ti, hijo" asintió Elsa con un destello de nostalgia en sus ojos.

"Espero que podamos seguir viajando en futuras navidades" opinó Birgit

El sol dorado continuó su lento camino por el cielo, arrojando destellos dorados sobre los viñedos.

Más tarde, mientras Hans, Liv y Elsa disfrutaban de una degustación de vinos en una bodega local, Andy, Helena y Birgit se encontraban en un momento de diversión junto a una fuente. El agua ondulante reflejaba la luz del sol y creaba destellos danzantes.

Andy, haciendo una mueca divertida, se volteó hacia su hermana menor.

"¡Sabionda, mira esto!" exclamó el joven platinado mientras hacía una carcajada y contorsionaba su rostro de la manera más cómica posible.

Helena estalló en risas y pronto se unió a la diversión.

"¡Ajaja! ¡Pareces un troll!" bromeó la pelirroja Westerguard, imitando las expresiones faciales exageradas de su medio hermano mayor.

"¿Que me dicen de esta cara?" preguntó Birgit uniéndose al juego de caras graciosas con una expresión cómica propia.

Mientras Andy, Helena y Birgit continuaban con su entretenido espectáculo de caras graciosas sobre la fuente, un grupo de chicos jóvenes incluyendo algunas chicas se les acercaron curiosos y con sonrisas en sus rostros.

"Veo que se estan divirtiendo mucho" opino Jake un chico de aquel grupo, de cabello castaño y ojos azules "Podemos unirnos?"

Andy como el extrovertido que es, asintió de inmediato.

"¡Claro! Gana el que haga la mejor cara" anunció Andy con entusiasmo.

"Nada mas les digo, que soy toda una experta en caras graciosas" fanfarroneó Helena preparándose para la competencia.

"Ya veremos" respondió Olga, una de las chicas del grupo, con cabello negro y ojos marrones, desafiante y lista para la diversión.

Y así, comenzó una animada competencia de caras graciosas entre el duo de hermanos Westerguard junto con Birgit y sus nuevos amigos. Las risas llenaron el aire mientras todos intentaban superarse en la extravagancia de sus expresiones faciales aprovechando las ondulaciones del agua de la fuente. La diversión continuó mientras Andy, Helena y Birgit hacían caras graciosas en la fuente junto con los chicos. Sus risas resonaban alegremente por todo el lugar. Después de un rato, decidieron sentarse en la orilla de la fuente para recuperar el aliento.

Alex, el chico de cabello rubio y ojos azules, miró curiosamente a Andy y preguntó con interés, "Oye, porque tienes el cabello blanco?"

"No es blanco, es rubio platinado" aclaro Andy acomodándoselo.

"¿Y quiénes son las chicas que te acompañan?" preguntó Chris señalando a Birgit y a Helena.

"Ella es Birgit, es mi amiga y ella Helena es mi hermana menor" explicó Andy

Otro chico, llamado Liam de cabello castaño, ojos verdes y con lentes de montura rectangular, pareció sorprendido.

"¿Ella es tu hermana?" preguntó Liam incrédulo.

"Media hermana de hecho" aclaró Andy con naturalidad.

"¿Media hermana?" preguntó Liam, curioso.

"Sip, tenemos mismo papá pero diferente mamá" explicó Andy

Max, otro chico del grupo, de cabello castaño y ojos marrones, miró alrededor y preguntó con interés, "¿Dónde están tus padres?"

Andy señaló hacia la zona donde Hans, Liv y Elsa disfrutaban de la degustación de vinos. "Son ellos," dijo con orgullo, "Junto con mi segunda mamá"

Chris, el cuarto chico del grupo, de cabello castaño claro y ojos verdes, comentó asombrado, "Wow, tus mamás son muy bonitas."

"Tu crees?" preguntó Andy ante el comentario de Chris

"Si, creo que tu papá debe ser afortunado" opinó Chris con entusiasmo.

De vuelta en Santa Cecilia, Anna y Kristoff se adentraron en la Zapatería Rivera. El tintineo de una campanilla anunció su llegada, y enseguida, la amable señora Luisa Rivera se acercó con una cálida sonrisa en el rostro de piel morena y cabello negro.

"Bienvenidos a la Zapatería Rivera," saludó Luisa en español, "Tenemos una gran selección de zapatos para todos los gustos. ¿En qué puedo ayudarles hoy?"

Anna y Kristoff intercambiaron miradas, ligeramente confundidos por el idioma. Anna respondió con cautela:

"Oh, sí, gracias. Estamos buscando... zapatos"

"Sí, diferentes" añadió Kristoff, rascándose la cabeza nerviosamente haciendo su mejor esfuerzo para hablar español.

Luisa Rivera asintió comprensivamente y decidió hacerles la elección un poco más fácil. Hábilmente, comenzó a traer cajas de zapatos, una tras otra, desplegando una variedad de estilos que iban desde elegantes tacones hasta cómodas botas de senderismo.

"Para empezar," sugirió Luisa mientras colocaba una caja de zapatos ante Anna, "Aquí tenemos un par de elegantes tacones negros... O ¿Qué tal estos? Son cómodas y perfectas para un día de caminata o actividad física."

Anna y Kristoff intercambiaron miradas, buscando formas de responder en el idioma local. Sin embargo, antes de que pudieran intentar formular una respuesta verbal simplemente asintieron con la cabeza. Comprendiendo su situación, Luisa asintió con una sonrisa comprensiva y se dirigió a buscar más opciones de zapatos para ofrecerles.

"Por supuesto," dijo Luisa amablemente. "Déjenme mostrarles más opciones para diferentes ocasiones. Aquí tenemos unos elegantes zapatos de vestir. También tenemos estas cómodas sandalias para el verano y estas botas resistentes para el invierno..."

Mientras tanto, afuera de la zapatería, Ellinor contempla las piñatas con curiosidad. Dado que dominaba mucho mejor el español en comparación con sus padres, había entablado una conversación con Rosa Rivera, la sobrina de Luisa.

"Estas piñatas son increíbles" opina Elli en español

"¡Hola! ¿Te gustan las piñatas? Son muy populares aquí en Santa Cecilia, bueno... en México en general." respondió Rosa en español sonriendo.

"¡Sí! Son muy bonitas. ¿Cuál es tu favorita?" preguntó Elli con interés.

"Me encanta la piñata de estrella, tiene muchos colores brillantes" respondió Rosa, pero entonces notó que el aspecto de Ellinor era diferente; su cabello rubio, sus ojos color marrón y su piel blanca contrastaban con la mayoría de los niños y adultos de Santa Cecilia, que por lo general tenían piel morena, cabello negro y ojos oscuros "No pareces muy de por aquí ¿estás de visita?"

"Estamos de visita, somos de noruega, pero vivimos en Nueva York. Mis padres, Anna y Kristoff, están adentro comprando zapatos." explicó Ellinor

"Ah, entiendo ¿Y cómo llegaste a hablar tan bien el español?" preguntó Rosa con curiosidad.

"Bueno, he estado estudiando español durante varios años. Además, el novio de una amiga mía es mexicano, así que eso también me ayudó a practicar." explicó Elli refiriéndose a Margo y Antonio

"¡Vaya, hablas muy bien el español! Es genial tener visitantes que aprecien nuestra cultura y nuestro idioma." opinó Rosa con una sonrisa "¿Necesitas ayuda con algo más? Estoy aquí para ayudar."

"Gracias. Eres muy amable. ¿Qué otros lugares recomendarías visitar en Santa Cecilia?" preguntó Elli, deseosa de obtener más información sobre el lugar.

Mientras tanto, cerca de ahi el joven hijo de Luisa, Miguel estaba sentado junto a su Xolosquintle mascota, Dante, tratando de escribir una canción en su cuaderno mientras aparentaba estar haciendo la tarea.

"Hola" lo llamó una voz femenina de repente.

Miguel, pensando que era la matriarca su abuela Elena, se sobresaltó y dejó caer su cuaderno. Cuando levantó la vista, se dio cuenta de que era una niña de piel muy blanca, ojos aguamarina y cabello cobrizo peinado en dos trenzas, Kristy.

"Lo siento, no era mi intención asustarte." se disculpó Kristy en español mientras levantaba el cuaderno de Miguel y notó lo que estaba escribiendo. "¿Estás escribiendo una canción?"

Miguel se puso nervioso y le respondió en voz baja: "Shhhh! Por favor, no hables tan fuerte."

Kristy, no parecía entender por qué Miguel estaba tan preocupado.

"Sí, estoy escribiendo una canción. Es algo que estoy trabajando en secreto. ¿Qué quieres?" preguntó Miguel

"Oh, lamento haberte interrumpido. No tenía idea de que era algo secreto. Solo quería saludarte." explicó Kristy "Vi que estabas muy solo"

En ese momento, Dante se acercó a olfatear a Kristy, moviendo su cola con curiosidad.

"Bueno... no tan solo" opinó Kristy acariciándole la cabeza al perro aunque su aspecto le parecía extraño.

Miguel miró a su alrededor para asegurarse de que nadie los estuviera observando ni escuchando.

"Está bien, solo asegúrate de no decirle a nadie lo que viste ni lo que estamos hablando aquí. No quiero que mi familia me descubra." solicitó Miguel

"Porque?" preguntó Kristy confundida.

Miguel decidió llevar a Kristy a un lugar más alejado para caminar por el pintoresco pueblo, mientras Dante los seguía de cerca, asegurándose de que nadie más de su familia pudiera escuchar lo que estaban a punto de hablar. El joven tenía una historia que necesitaba compartir, y Kristy parecía ser alguien en quien podía confiar.

Mientras paseaban por las estrechas calles de Santa Cecilia, Miguel comenzó a hablar.

"Sabes, mi tatarabuelo fue un músico" respondió Miguel confiando en Kristy, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie estuviera cerca. "Pero se fue a cumplir su sueño de ser músico, abandonando a mi tatarabuela Imelda y a mi bisabuela Coco solas. Desde entonces, mi abuela Elena que es la jefa de la familia, hasta de mis padres, impuso una estricta regla de prohibir la música en nuestra familia".

"¡No puedo creerlo! ¿Prohibir la música? Eso es tan triste" exclamó Kristy horrorizada ante la revelación.

"Sí, lo es" asintió Miguel, con una tristeza evidente en sus ojos.

"Pero, ¿por qué estabas escribiendo una canción?" preguntó Kristy notando una contradicción en Miguel en cuanto a la regla de su familia.

Miguel se relajó un poco y le explicó: "A pesar de la prohibición, a mí siempre me ha gustado la música. No me he dejado influenciar por mi abuela Elena, y siento que la música es parte de mí. Pero no quiero que mi familia lo descubra".

"No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo" le sonrió Kristy comprensivamente "De hecho, tengo una canción en mi teléfono que te podría gustar ¿Quieres escucharla?"

Miguel parecía sorprendido por el teléfono de Kristy, ya que esa tecnología no era común en Santa Cecilia. Aun así, asintió con entusiasmo. Kristy le puso sus audífonos y comenzó a reproducir la canción, mientras ambos caminaban por las pintorescas calles del pueblo.

Miguel se quedó atónito al escuchar la música de Kristy, completamente cautivado por la melodía. La canción, ajena a sus oídos hasta ese momento, le transmitía una sensación de asombro y emoción. La música de Kristy tocó una fibra sensible en su alma y un sentimiento de esperanza comenzó a crecer en su interior. Cuando la canción finalmente llegó a su fin, Miguel se quitó los audífonos y se los devolvió a Kristy, con una sincera sonrisa en el rostro.

"Gracias por compartir esa canción. Fue increíble", expresó Miguel con gratitud.

"No hay de que" respondió Kristy con una sonrisa humilde.

"A propósito, no me habías dicho tu nombre" le comentó Miguel curioso.

"Anna Kristal Heidi Bjorman Arendelle. Pero puedes llamarme Kristy" se presentó Kristy extendiendo su mano con elegancia.

"Miguel Rivera" se presentó Miguel a su vez estrechando su mano amistosamente señalando luego a su leal compañero canino "y este es Dante"

"Es un placer conocerlos a ambos" asintió Kristy con una sonrisa.

Continuaron caminando por las calles pintorescas de Santa Cecilia. Miguel miró a Kristy con curiosidad analizando su aspecto que contrastaba con el de el y preguntó: "Por cierto, ¿no eres de por aquí, verdad?"

"Nop, vine a visitar Santa Cecilia con mis padres y mi hermana mayor. Es la primera vez que venimos a este lugar" explicó Kristy "Pero no estaremos mucho tiempo"

Miguel asintió, contento de haber conocido a Kristy y de que su secreto compartido sobre la música estuviera a salvo.

De vuelta en la zapatería, Anna y Kristoff se encontraban en una situación incómoda. Ambos sostenían demasiados pares de zapatos en sus manos mientras intentaban encontrar una manera educada de decirle a la señora Luisa que no estaban interesados en todos los zapatos que les mostraba.

"Estos son de cuero de alta calidad, perfectos para cualquier ocasión", explicaba entusiasta Luisa, mostrándoles un par tras otro.

Anna susurró en voz baja a Kristoff, tratando de mantener la cortesía: "¿Cómo le decimos que no necesitamos todos estos zapatos?"

Kristoff intento darse a entender con la cabeza, preocupado por no ofender a la amable dueña de la tienda. Pero entonces, la abuela Elena irrumpió en la zapatería.

"Miguel ¡Miguel! ¿Donde carambas estas?" preguntaba Elena buscando a Miguel y dirigió su mirada inquisitiva a Luisa y preguntó en tono severo "Luisa, ¿dónde está Miguel?"

"Debe estar afuera" respondió Luisa, señalando hacia fuera.

Elena frunció el ceño y comenzó a amenazar en voz alta: "Si lo encuentro otra vez con esos mariachis, lo voy a agarrar fuerte con la chancla"

La amenaza repentina dejó a Anna y Kristoff completamente desconcertados. Intercambiaron miradas confundidas, sin entender del todo la situación. Para ellos, parecía que Miguel estaba involucrado en algo que su abuela Elena no aprobaba, y eso añadía un nuevo nivel de tensión a su visita a la tienda de zapatos.

De vuelta con Miguel y Kristy, el chico, como gesto de amabilidad, había comprado en una tienda unas monedas de chocolate para Kristy.

"Gracias, me encanta el chocolate" agradeció Kristy con una sonrisa mientras abría una de las monedas.

"¿Y a quién no?", bromeó Miguel mientras tomaba una moneda para él y comenzaba a saborearla disfrutando de ese pequeño momento dulce mientras seguían caminando por las pintorescas calles de Santa Cecilia.

"Este lugar es realmente hermoso. La arquitectura, la cultura... todo es fascinante" comentó Kristy mirando alrededor, asombrada por la belleza del pueblo.

"Sí, es especial. La música siempre ha sido una parte esencial de nuestra vida aquí" asintió Miguel, mirando a lo lejos la estatua de Ernesto de la Cruz

"Hablando de música, ¿has compuesto alguna canción? Además de esa que estabas escribiendo en el cuaderno..." preguntó Kristy mirando a Miguel con curiosidad.

Miguel titubeó un momento antes de asentir con una sonrisa. "Sí, he compuesto algunas canciones. Es una forma de expresar lo que siento, aunque tenga que mantenerlo en secreto".

"A veces, la música puede ser nuestra salida, nuestra forma de liberarnos. Dejar que nuestras emociones fluyan" agregó Kristy

"Exacto. Aunque sea un desafío, siento que debo seguir mi pasión por la música" asintió Miguel, agradecido de que Kristy entendiera su situación.

"¿Sabes? Tal vez algún día puedas lograr que tu familia acepte la música" sugirió Kristy a Miguel "A veces, el tiempo y la paciencia pueden cambiar las cosas"

"¿En serio crees eso?" preguntó Miguel incrédulo por un momento "Porque teniendo a mi abuela, la 'odia-música'..."

Antes de que Miguel terminara de responder, la voz de la abuela Elena resonó repentinamente desde lejos con voz autoritaria.

"¡Miguel Rivera, más te vale no haber estado con esos mariachis!"

"Abuela!" exclamo Miguel intentó mantener la compostura en cuanto ella llego frente a el y le aseguró: "Ehhh... no, abuela, solo compré unas monedas de chocolate para Kristy"

Elena la miró con una mirada un tanto intimidante y preguntó directamente: "¿Y tú quién eres?"

"Ho... ho... hola, señora" balbuceó Kristy nerviosamente "Soy Anna Kristal Heidi Bjorman Arendelle, pero me llaman Kristy... vine de visita con mis padres... Oh, parece que me están llamando. Es mejor que me vaya"

Kristy tomó el brazo de Miguel y lo arrastró con ella mientras salían corriendo del lugar, dejando a Elena confundida y sorprendida por la inesperada salida de los dos jóvenes. Mientras corrían por las calles de Santa Cecilia, Miguel no pudo evitar reírse ante la ocurrencia de Kristy, agradecido de haber evitado una conversación potencialmente incómoda con su abuela, pero una vez fuera de la vista, ambos soltaron una risa nerviosa y aliviada.

"¡Eso estuvo cerca!" exclamó Kristy, riendo.

Miguel asintió, riendo también. "Definitivamente. Gracias por el rescate, Kristy".

"No hay problema" respondió ella, sonriendo "Ya sabes lo que dicen, a veces salir corriendo es la mejor opción"

"Lo consideraré, gracias" agradeció Miguel tomando nota en su mente por si en el futuro tendría que usar esa estrategia.

Al cabo de un rato, Miguel y Kristy regresaron a la zapatería de los Rivera y encontraron a Elli ayudando a sus padres, Anna y Kristoff, a resolver el problema de los zapatos. Elli explicaba en español a la señora Luisa Rivera que solo iban a llevar un par de zapatos para cada uno.

"Solo necesitamos un par de zapatos para cada uno, por favor" explicó Elli, con una sonrisa amable.

Luisa asintió comprensivamente y extendió los zapatos que les había mostrado previamente. Anna y Kristoff, agradecidos por la ayuda de Elli, señalaron con el dedo los respectivos pares de zapatos que planeaban llevar.

Anna escogió para ella un par de zapatos elegantes de tacón bajo, dos pares de zapatos azul marino para Hans y Liv, otros zapatos elegantes de tacón bajo pero en azul cielo para Elsa y unas botas negras para Jessica, mientras que Kristoff optó por unas botas cómodas y casuales.

Mientras tanto, Miguel y Kristy observaban la interacción con interés por la paciencia de todos en la tienda.

"¿Encontraron lo que buscaban?" preguntó Kristy con interés.

"¡Sí, estamos listos!" exclamó Anna y volteó a ver a su hija mayor "Gracias por ayudarnos Elli"

Anna y Kristoff pagaron por los zapatos y, junto con sus hijas, salieron de la tienda, con una sensación de alivio por haber resuelto el asunto de los zapatos. Aunque Kristy se despidió de Miguel con un gesto de la mano, Miguel también hizo lo mismo.

"Me agradó ella" expresó Miguel en voz alta, lo que provocó que su prima Rosa volteara repentinamente hacia él, curiosa por el comentario.

Mientras tanto, Anna, Kristoff, Elli y Kristy se alejaban de la tienda, disfrutando de la agradable compañía y el alivio de haber resuelto el problema.

"Una moneda de chocolate Elli?" preguntó Kristy sacando una de las monedas ofreciéndole a Elli.

"Gracias, hermana" aceptó Elli con entusiasmo y preguntó con curiosidad "¿De dónde las sacaste, Kristy?"

"Mi nuevo amigo me las compró" respondió Kristy sonriendo enigmáticamente mientras se dirigían al callejón que los llevaría de vuelta a ciudad de México.

De vuelta en Nappa California, Hans, Liv, Elsa, Andy, Birgit y Helena habían regresado a la cabaña donde se hospedaban.

"Me agradaron esos chicos" opinó Andy quien junto con Helena y Birgit estaban acostados en el pasto viendo el cielo.

"A mi también" asintió Helena quien tenia los brazos detrás de su cabeza.

"Momentos como estos me hacen recordar mucho a mi papá" dijo Birgit mientras observaba melancólicamente el cielo

"¿Por qué lo dices?" pregunto Helena intrigada por la expresión de tristeza en el rostro de su amiga castaña.

"Mi mamá me conto que le encantaba salir al campo y recostarse en el pasto a ver las nubes con el" dijo Birgit con voz suave "Lo extraño mucho"

Andy, al darse cuenta de la tristeza que embargaba a Birgit, decidió intervenir para animarla.

"Hey Bir, no estés triste, yo hubiera dado lo que fuera por conocer a mis abuelos, con tantas cosas que mamá y tía Anna me contaron sobre ellos que... a veces parece que los conozco de verdad" dijo Andy, tratando de encontrar las palabras adecuadas para reconfortar a su amiga "Pero como Antonio dijo "Nadie nunca se va mientras no lo olvides""

Birgit levantó la mirada y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, agradeciendo las palabras reconfortantes de Andy.

"Estamos aquí para ti, Birgit" respondió Helena acercándose a Birgit, abrazándola cariñosamente.

"Empiezo a creer que tienes razón" dijo Elsa mientras observaba a Andy, Birgit y Helena conversando por la ventana de la cabaña donde se hospedaban

"¿Sobre qué?" pregunto Hans intrigado por el tono enigmático de Elsa.

"Andy se está enamorado de Birgit, y creo que aún mas ahora que saco a Rose de su vida" opinó Elsa, con una mirada significativa hacia la pareja en cuestión.

"¿Ves? Yo tenía razón ¿O no Liv?" pregunto Hans girando hacia su esposa rubia en busca de apoyo.

Liv sonrió con complicidad y asintió.

"Sip, la tenías" dijo Liv "Se nota a leguas que Andy está empezando a sentir algo más por Birgit, y para que lo niego: harían una linda pareja.

Esa misma noche, Andy dormía profundamente, sumido en un sueño inquietante que parecía surgir de las profundidades de sus temores más oscuros. Dentro de su mente, se encontraba en un paisaje surrealista.

Estaba parado entre las afueras de un bosque y el borde de un imponente risco, cuya altura se perdía. El viento soplaba furiosamente, agitando sus platinados cabellos mientras observaba el abismo que se extendía ante él, una oscuridad profunda y amenazante. La sensación de vulnerabilidad era abrumadora, como si estuviera en el umbral de lo desconocido y lo aterrador.

De repente, sin previo aviso, algo desconocido y malévolo se abalanzó sobre él desde las sombras. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras un sentimiento de pánico lo invadió. Antes de que pudiera reaccionar, fue empujado violentamente hacia el abismo, como si las fuerzas invisibles de la pesadilla conspiraran para arrojarlo al abismo sin fin.

El terror se apoderó de su ser mientras caía en picada, envuelto en una sensación de caos y desesperación. El aire silbaba a su alrededor, y su mente estaba llena de pensamientos aterradores y confusos como si estuviera siendo arrastrado hacia la locura misma, sin poder hacer nada para detenerlo.

Y justo cuando parecía que estaba por tocar el suelo de aquel abismo sin fondo, Andy se despertó de golpe en su cama, con el corazón latiendo desbocado y el sudor cubriendo su frente. Respiraba agitadamente, tratando de recuperar el aliento mientras su mirada se movía frenéticamente por la habitación. Helena y Pandita aún seguían profundamente dormidas en sus respectivas camas, ajenas a la agitación que había sacudido la mente y el corazón de Andy en ese mundo de pesadilla que había experimentado.

"¿Andy?" preguntó una voz suave a sus espaldas, rompiendo la opresiva quietud de la habitación.

Andy, todavía sobrecogido por la pesadilla, se giró rápidamente al escuchar la voz de Birgit. Allí, de pie junto a su cama, con una expresión de preocupación en su rostro, estaba ella.

"Bir..." susurró Andy mientras se frotaba los ojos, tratando de despertarse por completo para ir a abrazar a su amiga. Sus ojos encontraron los de Birgit, y una mezcla de alivio y gratitud brilló en su mirada. "Qué bueno que eres tú."

Birgit le devolvió una sonrisa reconfortante a Andy mientras extendía los brazos y lo abrazó con ternura, como si quisiera protegerlo de cualquier rastro de la pesadilla que lo atormentaba.

"Estoy aquí, Andy. Tuviste una pesadilla, ¿verdad?" preguntó Birgit, su voz llena de comprensión, como si hubiera sentido la angustia en el aire.

Andy asintió con la cabeza, aferrándose a Birgit como si fuera un ancla en medio de la tormenta de sus pensamientos angustiosos. "Sí, fue tan real..."

"Tranquilo Andy, aquí estoy" dijo Birgit acariciándole el cabello con cariño.

"Gracias, Birgit," murmuró Andy, sintiéndose afortunado de tener a alguien tan comprensivo en su vida.

Birgit continuó acariciándole el cabello con cariño, diciendo suavemente "Si quieres... Puedo dormir contigo"

Andy sintió un escalofrío (irónicamente) recorrer su cuerpo al escuchar la propuesta de su amiga castaña.

"¿En serio lo dices, Birgit?" preguntó Andy, su voz apenas por encima de un susurro mientras sus ojos verdes se encontraban con los ojos miel de ella.

Birgit asintió con una sonrisa amable.

Pero entonces recordó cómo habían compartido la cama en noches similares en el pasado, brindándose apoyo mutuo. Asintió con suavidad, ofreciendo un gesto de gratitud y comprensión.

"Claro, Birgit. Puedes dormir conmigo" respondió Andy, moviéndose hacia un lado para hacer espacio en la cama.

Birgit sonrió y se acostó acomodándose sobre el pecho del platinado, y Andy la rodeó con un brazo, mientras que ella puso sus brazos alrededor de su cuello buscando brindarle una sensación de seguridad y protección.

"Estamos aquí el uno para el otro, ¿verdad?" susurró Birgit, buscando consuelo en la cercanía de Andy, mientras su respiración se sincronizaba con la de él.

"Siempre estaremos aquí el uno para el otro, Birgit" aseguró Andy aseguró Andy, sintiendo el latido del corazón puro de ella contra el suyo.

Permanecieron en silencio, sumidos en la tranquilidad que se apoderaba de ellos, sintiendo la presencia tranquilizadora del otro. Poco a poco, el pulso acelerado de Andy comenzó a disminuir, y los latidos de su corazón empezaron a arrullar a Birgit. Se sentían seguros el uno con el otro, como si fueran dos almas destinadas a encontrarse.

Y así, envueltos en un abrazo reconfortante, Andy y Birgit se dejaron llevar por el sueño, fortalecidos por su amistad inquebrantable. Mientras las sombras de la habitación se fundían con la noche, pero existía la posibilidad de que esta amistad evolucionara hacia algo más...