Cap. 0/1 Memorias de un pecador. - La Corte.
Hola querida (o) lector, este es un fic LeviHan / Omegaverse hetero. Por lo que si el ship o el género no es de tu agrado por favor no sigas, estoy segura de que hay muchos excelentes fickers que escriben sobre tu ship predilecta.
Hola :D Este es un nuevo fic omega verse hetero, espero sea tan interesante como "Con olor a Té". Ahora los papeles están inversos, Hanji es una hermosa y fuerte Alfa, mientras Levi es un omega que aunque atrae la mirada de todos a su alrededor no dejará que nadie le ponga un dedo encima a no ser que sea quien él decida.
Nota 1: Aquí nuevamente estaré usando los conceptos del omegaverse, pero desconozco si quien lee está familiarizado con estos, en el fic de "Con olor a Té" coloque un glosario con estos términos. No sé si debería colocarlo aquí también, por otra parte iré colocando términos que no hubiera utilizado antes para que no haya confusión.
Nota 2: Está historia está ubicada en la época Victoriana - Revolución industrial mezclada con el contexto del steampunk. Existirán algunos escenarios descritos con estos elementos, así como la vestimenta que usan.
Gracias por leer, los quiero mucho.
Beteado por 3 Hikari Takaishi Yagami 3 Mil gracias :3
- MEMORIAS DE UN PECADOR -
¿Quieres conocer a todos mis monstruos?
Cuando el cielo cierra una puerta normalmente el infierno está mirando desde una ventana.
Cap. 0 Memorias de un pecador.
La noche era oscura y plomiza de una pesada capa de niebla, el cielo ocultaba la luna y su platinada luz tras una gruesa capa de nubes grises.
Los pasos rápidos de una figura se perdían entre las oscuras calles de aquella zona, la más baja y empobrecida de toda la ciudad, llena de criminales y prostitutas.
Los suelos de piedra mugrienta se perdían entre la acumulación del lodo tras la severa lluvia que había azotado el lugar durante la tarde, dándole un aspecto aún más miserable.
El hombre que caminaba por aquellos lugares se apresuraba alejándose del lugar de mala muerte donde había estado algunas horas atrás. Su familia se horrorizaría solo de saber dónde había estado o lo que había estado haciendo, pero claro nadie tendría que saberlo, nadie debería de saber su pequeño secreto.
Pensaba aquel hombre que continuaba avanzando hasta que se topó con que el camino por donde saldría estaba bloqueado por una extensa acumulación de agua, fango y las retorcidas ramas de un viejo y podrido tronco que la pesada tormenta había arrastrado.
Si bien podría cruzar el área no pensaba hacerlo de lo contrario los atuendos que portaba debajo de su pesada capa se llenarían de fango, así como su calzado y, en su habitual falta de planeación cada que iba a aquel lugar, no había previsto tal escenario.
Por supuesto no podría llegar a su lugar de vivienda con semejante suciedad a riesgo de que alguien descubriera los rastro, así como tener que lavar de forma oculta la ropa.
No, no pasaría por ello. Su decisión lo llevó a girar sus pasos hacia la calle aledaña pensando que podría rodear el área. Un pensamiento bastante ingenuo de su parte debido a que aquella área, como toda zona marginal, se había construido en desorden dejando calles sin salida, callejones estrechos, caminos que no iban hacia ningún lugar pero, sobre todo, rutas que conducían a una muerte violenta.
Cada pie se movió delante del otro mientras el cielo comenzaba a oscurecer, el infortunado sintió crecer la preocupación en su pecho obligándose a mirar sobre su hombro por pura inercia al sentirse observado y perseguido. Sus pasos fueron detenidos de golpe cuando chocó con otro individuo que avanzaba en sentido contrario haciendo que el primero trastabillaba casi cayendo mientras sujetaba la capucha que cubría su cabeza y rostro para luego mirar con quien había chocado.
Un hombre alto de rostro serio, cabello negro y afilados ojos grises, vestido con una larga gabardina manchada de salpicaduras de color rojo oscuro.
El más bajo observó aquello y su primera idea fue cuestionarse si aquello era sangre seca antes de toparse con los ojos grises y fríos como el mismo cielo en aquel momento. El varón de ojos grises le sacaba bastante de ventaja en estatura además de darle un gesto de molestia.
—¿Por qué no te fijas por donde caminas enano idiota? — Reclamó secamente, mientras analizaba lo poco que podía ver del oculto rostro del bajo hombre.
—Por favor, disculpe, me he perdido. No era mi intención chocar con usted… ni dañar su compra…— Se disculpó notando que el otro llevaba una bolsa maltrecha de pan con un par de hogazas saliendo de esta.
—¿Perdido?— Respondió el de ojos grises para después reírse. —Por como hablas es claro que no eres de aquí, además de que tu fina capa grita para que te apuñalen… Tú ya estás muerto, pero no te has dado cuenta.— Exclamó para dar otra risa corta y seguir su camino.
El hombre alto avanzó sin darle una mira más, no era su asunto, sabía bien que aquel desconocido terminaría muerto al seguir adentrándose por ese camino. Por otro lado, su cerebro estaba trabajando en los detalles que acaba de notar, en efecto aquel desconocido no era de ahí, su capa era claramente fina pero, sobre todo, detrás de aquel cuello alto con el que quería cubrir su rostro pudo ver dos ojos color violeta.
—¿Violeta?— Se cuestionó, aquel era un tono completamente extraño, inusual…. —¿Que mierda…?— Pronunció deteniéndose en el acto. Solo la familia real y contados nobles con vínculos sanguíneos con la corona tienen los ojos color violetas. Aquello él lo sabía tan bien como todo el mundo sobre esas tierras.
Dudo, ¿sería correcto aquello? No… Podría solo ser una estúpida idea suya ¿Por qué habría un miembro de la familia real en él barrio más bajo y miserable de toda la jodida ciudad?
Bueno era cierto que podría ser que estuviera ahí haciendo cosas ilegales, no es como que el título de "realeza" los excente de cometer los mismos crímenes que la gente a la que llaman plebeyos. Y tal vez aquel sujeto había ido ahí a conseguir una prostituta o alguna droga, tal vez una mesa de apuestas, los vicios no distinguen clase social después de todo.
Para ese momento sus pasos ya lo llevaban de regreso en búsqueda de aquel hombre y aunque todas sus ideas fueran reales para ese momento solo estaba pensando en algo claro, y lo que todos pensaban ahí, conseguir algo valioso.
Sin embargo él no era estúpido como la mayoría de criminales del lugar, podría ofrecerle sacarlo de ahí en una pieza a cambio de algunas monedas de alta denominación que bien le caerían a él y a su hermana que lo esperaba en casa.
O incluso mejor aún podría ofrecerle protección por una tarifa fija si es que aquellas incursiones eran frecuentes.
Aunque por el momento debía de arreglar la escena con la que se acababa de encontrar, el hombre de baja estatura estaba rodeado por 4 sujetos con oscuras intenciones y una navaja sostenida frente al rostro de la víctima.
—Oi, oi, oi, ¿pero que tenemos aquí? — Cuestionó acercándose con paso firme y haciendo que los hombres lo mirarán.
—Este no es tu asunto, Kenny. —Reclamó el que sostenía la navaja tomando a la víctima por el cuello de su capa colocando la navaja en su rostro y con ello haciendo caer la capucha.
Los ojos de Kenny pudieron ver el rostro de aquel, antes desconocido, reconociéndolo en el acto. Era uno de los dos príncipes, en específico el menor, Uri Reiss.
Kenny no podía creerlo, lo reconocía de haberlo visto antes en una de esas presentaciones que hacían durante las fiestas mayores de la ciudad celebradas en la enorme plaza central.
En definitiva no podía dejar que aquellos sujetos lo notaran también aunque parecían bastante alcoholizados como para reparar quién era aquel al que sujetaban. Soltó la bolsa de pan que llevaba en las manos y desenfundó su largo cuchillo, los movimientos fueron rápidos y precisos, así como el aroma que lo identificaba como un alfa fuerte y con el cual no sería buena idea meterse.
Kenny era bastante conocido en aquel lugar, "Kenny el destripador" cuya fama lo precedía. Dos de los sujetos corrieron apenas lo vieron atacar. Uno intentó encararlo pero un corte largo cruzó su cuello antes de que pudiera hacer nada, el último el que sujetaba a Uri lo lanzó al suelo y apuntó al frente su cuchillo.
—¿Por qué…? — Apenas pudo balbucear, por el repentino ataque de Kenny.
—Bueno, ha sido una noche lenta así que decidí tomar lo que veo.— Respondió Kenny moviendo su cuchillo entre los dedos con maestría, lo que fue suficiente para que el otro sujeto escapara dejando a su compañero desangrándose en el suelo.
Uri era el más shockeado en aquella escena, no pudo reaccionar aún cuando Kenny lo tomó del brazo y lo levantó, haciéndolo caminar para alejarse de aquella área.
Uri miró atrás notando cómo, a pesar del escándalo, nadie había salido a ver qué ocurría.
—No importa, a nadie le importa, mañana con el sol en lo alto llevarán el cadáver al depósito así como todos los demás que caigan esta noche en estas podridas calles.— Dijo de la nada Kenny mientras aún llevaba a Uri del brazo.
Sus violetas ojos miraron la bolsa de pan ahora cubierta de barro mientras el papel de la misma se deshacía en el agua sucia del charco donde había caído, después miró a Kenny que lo continuaba llevando.
—¿Por qué me ayudaste?— Preguntó con algo de temor.
Kenny se detuvo un momento soltándolo.
—No creas que por ser una excelente persona, su majestad. más bien la pregunta es ¿Qué hace un principito inutil aquí, en vez de estar durmiendo en sus finas sábanas de seda?
Uri escuchó aquello y solo en ese momento notó que su capucha seguía baja por lo que la subió con rapidez.
—Yo… Tú… Sabes quien soy.
Kenny chasqueó la lengua con fastidio.
—Mira, principito. No soy estupido y sé que tú tampoco, te puedo sacar de aquí sin que te apuñalen pero te va a costar, y en realidad no me importa qué estupidez o vicio estés satisfaciendo aquí.
Uri observó el rostro de Kenny, era claro que este no era como los ladrones que había visto antes.
—Bien, entonces podemos llegar a un acuerdo. —Afirmó ahora el príncipe.
Más tarde, entre calles que conducían a la zona más cara de la ciudad, dos figuras se miraban de frente, la más pequeña extendió una bolsa de cuero a la más alta.
Kenny la tomó abriéndola y dándose por satisfecho al verla llena de monedas doradas.
—Dime Kenny, ¿te interesaría trabajar para mí? —Cuestionó Uri.
El aludido solo lo miro con duda.
—¿Trabajar para ti? ¿Haciendo qué? Creo que notaste que mi talento es cortar el cuello de las personas.
—Quiero regresar… ah… bueno, mis visitas a aquella área no son pocas… Solo soy un pecador que no puede resistirse a aquello… —Pronunció de forma casi crítica.
Pero Kenny no requería de un extenso discurso para comprender la petición del príncipe.
—Todos somos pecadores, Uri. — Fue la respuesta de Kenny. —No me interesan tus motivos ni lo que haces ahí pero, si quieres mi protección para bajar de tu cielo a nuestro infierno, te va a costar.
¿Acaso lo había llamado directamente por su nombre? se cuestionó Uri en pensamientos pero eso no era lo importante sino que ambos habían conseguido lo que necesitaban aquella noche…
El pecador sufre por sus actos…
pero normalmente es por su propio pie con el que salta a las llamas de su infierno.
Capítulo 1 La Corte.
Ella lo sostenía en el baile llevando la batuta de este, a él no le importaba, la fina mano de ella tomaba la fuerte espalda del varón.
Los ojos de ambos estaban completamente embriagados del otro, dos orbes cafés con la luz del sol en su brillo, dos orbes grises con el resplandor de la luna rasgando la oscuridad más profunda.
Habían nacido para amarse, habían nacido para ser uno, como el cielo es cruzado por el viento, como el mar que besa el horizonte cada día.
Ella alfa, él omega. sus manos se sostenían y el baile, en medio de un salón vacío, los acunaba. Los violines de la música cubrían aquella danza que como un cortejo se daba, el aroma de ambos se entremezclaban. Los labios de ambos temblaron con ansiedad.
Finalmente el beso los consumió quemando sus deseos en pura necesidad, querían devorarse uno al otro, querían ser uno.
Los labios de la castaña se separaron de los de él y comenzó a besar la barbilla del varón haciendo un recorrido hacia su cuello, él no se negó incluso haciendo a un lado su rostro dejando su blanca piel al descubierto.
Ella lo abrazó y él realizó la misma acción, deteniéndose en medio del blanco salón ella se inclinó sobre él mientras una de las blancas manos del omega abría su propia camisa, la hermosa castaña separó sus labios mostrando los largos colmillos de alfa que poseía mientras pronunciaba el nombre su mas grande tentacion.
—Levi…
Levi dejó escapar un corto suspiro, mostrando una sumisión total a la alfa que lo estremecía y, aún cuando un sonrojo se dibujó en su blanca piel, deseaba aquello como nunca pensó ocurriría, el omega inalcanzable estaba ahora completamente dispuesto a aquella castaña prohibida para todo hombre, alfa, beta u omega.
—Hanji… — Susurró entre sus finos labios antes de sentir como los colmillos de ella atravesaban su carne, perforando su glándula y marcando su piel, reclamándolo como suyo.
El mordisco duró unos segundos antes de que ella lo soltara para lamer un poco la marca, los ojos de Levi tenían un suave brillo húmedo, muy distante de su normal apariencia de hielo.
Hanji le miró y entre sus labios aún había una fina línea de sangre. Levi frunció un poco el ceño por ello y sacó un pañuelo de su fina camisa para limpiar a su ahora Alfa quien solo sonrió, pues las palabras sobraban entre ellos para entenderse.
De pronto el idilio fue roto de golpe al abrirse las puertas de par en par dejando paso a varias personas que los apuntaron de forma acusatoria.
Primero un hombre joven los señaló mientras acusaba.
—Y ahí lo tiene, Su Alteza. Hanji Zöe está involucrada con Levi Ackerman.
El hombre en medio de las demás personas era alto, rubio y portaba una discreta corona que lo marcaba como miembro de la realeza.
—Mi hermosa Zöe, en verdad me negaba a creer esto… —Pronunció él con expresión de fingida ofensa. — Llévenselos. Ésto lo tendré que juzgar, mi prometida con el omega Ackerman…— Se quejó nuevamente mientras varios guardias se acercaban para apresarlos, pero sus pasos se pararon en seco cuando Hanji se puso al frente gruñendo mientras mostraba lo dispuesta que estaba a pelear.
Levi no se quedó sin hacer nada, su anterior apariencia había desaparecido por completo y su faz mostraba aquel semblante peligroso que solía tener.
—Yo nunca acepté este matrimonio, Zeke. Aún cuando seas el príncipe heredero.— Reclamó ella al príncipe.
Zeke torció los labios incómodo.
—My lady… Esto es más grande e importante que un desliz con un omega… aunque, por tus labios carmesí y la camisa manchada, veo que hay una marca… No me queda otra que hacer caer mi autoridad sobre ustedes dos.— Afirmó Zeke con una molesta calma para Levi y Hanji, sin embargo otra voz interrumpió tras Zeke y sus guardias.
—¿Autoridad? ¿De qué hablas Zeke? Aquí el Rey soy yo y el único con autoridad. — Y con aquellas palabras todos se giraron para ver al Rey, un hombre de complexión pequeña y ojos violeta acompañado por otro vestido de negro y alta estatura que siempre lo acompañaba.
Kenny chasqueó la lengua y miró tanto a Levi como la sangre en el cuello de su camisa, no pudo evitar hacer un gesto de fastidio y lo único que pensó es que su sobrino la acababa de cagar, él y su noviecita Alfa incontrolable.
Y a pesar que el Rey intervenga, el escándalo sería absoluto, la prometida del príncipe heredero había marcado al omega más deseado de la corte y eso era solo la punta de lo que ocurría tras los muros de la corte.
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Donde todo inició.
Un joven de negros cabellos se encontraba frente a un hermoso y blanco piano mientras junto a él estaba Kuchel, su madre de quien habían heredado toda su belleza, le instruida sobre el uso de aquel instrumento.
Los finos dedos del joven pulsaban las teclas esperando lograr la melodía esperada cuando la puerta se abrió dejando paso a un hombre alto vestido de gabardina y sombrero.
—Levi, ven conmigo. Tenemos que hablar. Kuchel por favor espera aquí.— Ordenó.
Kuchel se incorporó mirando a su hermano.
—¿El resultado ha sido dado? Quiero verlo.
Kenny se acercó dándole un sobre abierto a su hermana mientras miraba a su sobrino quien le devolvía una mirada seria. Después siguió de largo a la puerta del fondo seguido por su sobrino.
Kuchel por su parte leía aquel papel con una expresión preocupada.
Dentro de la oficina de Kenny ambos se miraban a cada lado del escritor.
—Omega. Eres un omega Levi. — Finalmente dijo Kenny esperando la reacción de su sobrino. Levi solo frunció ligeramente el ceño, no era como que no se lo esperara ya, después de todo los cambios en su cuerpo y lo que había estado sintiendo se lo habían dicho mucho antes de un estudio. —Bien, ahora según sé, dentro de los próximos meses tu útero de omega comenzará a madurar y en un año o dos llegará el primer celo. Aún no eres un hombre pero te veo y sé que al crecer serás un omega demasiado atractivo para los alfas en especial dentro de la Corte.— Explicó Kenny esperando una respuesta de su sobrino pero él solo se limitó a mirarlo esperando que dijera más. Kenny chasqueó la lengua con molestia por aquel comportamiento. —Sabes Levi, puedo hablar con Uri y pedirle que te ponga bajo su protección así nadie se atreverá a nada inadecuado.
Levi se recargó en el respaldo de la silla y cruzó la pierna mientras parecía pensar las cosas.
Una postura bastante impetuosa para un joven omega o un omega en general. Barajó mentalmente sus opciones con respecto a su sobrino y lo que le depara a él en un futuro cercano.
—Quiero continuar el entrenamiento contigo. No, más aún, quiero que sea más intenso. Quiero ser mejor de lo que tú eres ahora.— Exclamó Levi mirando con decisión al mayor.
Kenny sonrió y luego rió por las palabras del que, para él, era aún solo un chiquillo entrando a la pubertad. Ya sabía que Levi no se resignaría a ser el bonito adorno viviente de un Alfa. Y claro él no dejaría pasar la oportunidad de moldear acontecimientos interesantes. Después de todo, él era Kenny Ackerman, el hombre del que más rumores se esparcían por la corte.
Rumores que él mismo hacía arder más aún al llamar al rey directamente por su nombre o darse la libertad de andar por niveles que muchos no le perdonaba debido a su origen.
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Años más tarde.
El sol entraba radiante por el amplio pasillo exterior que daba a un exuberante jardín colmado de flores y un suelo tapizado por el verde prado finamente cuidado.
Una mano se apoyaba con fuerza en el césped mientras sostenía el peso de un cuerpo musculado y perlado de sudor que goteaba por los marcados músculos trazados bajo la piel por años de duro entrenamiento.
—98, 99, 100… — murmuraba entre labios el hombre que poseía aquel físico. Hasta que una dulce voz le llamó desde una de las puertas .
—Levi, cariño. Tu tío regresó y quiere verte.— Escuchó las palabras entonadas por la dulce voz de su madre.
Levi se detuvo en su ejercicio levantándose para tomar una pequeña toalla con la que se limpió el rostro. Después asintió a su madre y caminó al interior del lugar.
En la oficina de Kenny ya lo esperaba su tío quien, al verlo entrar, pareció estudiarlo detenidamente, era claro que venía de hacer su rutina de ejercicios. Examinó su desnudo dorso de músculos firmes y como su sobrino se secaba el cabello empapado de sudor y como los negros mechones caían perfectamente desalineados sobre su rostro.
Un rostro simétrico y delgado, piel blanca enmarcando unos labios finos y aquellos ojos gris azulados de mirada profunda.
—¿Por qué mierda me miras de esa forma? ¿Acaso tengo un cartel de venta en la cara?— Reclamó Levi ante la mirada de su tío que se mostraba serio.
—Estuve en la sala de la corte.— Respondió Kenny dejando una carpeta de cuero negro sobre su escritorio.
Levi chasqueó la lengua con fastidio, siempre que su tío comenzaba hablando de forma seria y no con alguna de sus bromas acústicas significaba que había algún problema y siempre los había cuando tenía que presentarse en la corte sin Uri con él.
Y es que Kenny no era el más popular o querido en aquel palacio y aún cuando había personas que no lo juzgaban, como los Duques Smith y Zöe, la mayoría de los nobles lo detestaba y harían cualquier cosa por joderlo a él o a su familia.
Después de todo, para las víboras y alacranes de la Corte los Ackerman no eran más que plebeyos insignificantes que Uri había llevado a vivir al Palacio por mero capricho. Incluso algunos rumoreaban a espaldas del Rey que Kenny o Kuchel daban "cierto tipo de compañía" al Rey.
Más aún, ardieron en ira cuando supieron que el Rey daba su protección al hijo omega de ella y con eso el joven Ackerman no sólo gozaba del visto bueno del monarca para acceder a los privilegios que tenían los hijos de las familias nobles sino que ningún alfa podía tocarlo sin aprobación de la corona aún cuando su sangre fuera de la nobleza, situación que a muchos alfas altivos, acostumbrados a hacer su voluntad sobre los omegas, le resultó ofensivo.
Y era que Levi no sólo era un hombre atractivo si no que su condición de omega lo volvió una tentación andante.
Aquello lo sabía bien Kenny, Levi era hermoso como su madre y sí, "hermoso" era la palabra correcta, más aún añadiendo él que había decidido entrenarlo para que fuera fuerte, el ejercicio sólo había hecho su parte esculpiendo su cuerpo cual estatua de mármol, dándole una apariencia masculina y fuerte.
Y no era que Kenny no se divirtiera viendo cada ocasión que su sobrino había barrido el suelo con los alfas que se habían atrevido a intentar acercarse o poner una mano de forma impropia sobre su anatomía, pero aquella tarde había sido más que asfixiante.
—Siéntate, debes escuchar cómo fue mi tarde el día de hoy. — Ordenó. Levi tomó asiento sin protestar, en realidad nunca lo hacía cuando Kenny se mostraba así de serio.
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Horas antes.
Kenny caminaba con paso firme y postura dominante, su altura lo hacía notar fácilmente además de su vestimenta combinada de negro, gris y un sutil toque de rojo. Un traje formal de 3 piezas, aunque en vez de un saco él gustaba de usar siempre una larga gabardina negra y debajo una camisa gris con una corbata rojo vino que hacía juego con el sombrero de un negro con dejos rojos oscurecido.
Una vestimenta que le iba muy bien, aunque la realidad era que quien le escogía el guardarropa era su hermana con mucho mejor gusto que él, ya que si por Kenny fuera usaría cualquier cosa.
Sus pasos lo llevaron hasta la entrada del salón, él miró su reloj, una fina pieza en cuero negro y plata, un regalo de Uri por las fiestas pasadas de fin e inicio de año.
Chasqueó la lengua con fastidio y miró alrededor, Uri no estaría ahí ese día, había salido a asuntos de la corona en los cuales no podía acompañarlo.
Y era demasiado conveniente para los nobles hacer esa reunión pues, sin Uri ahí, intentarían joderlo como siempre que tenían oportunidad, aún cuando sabían que nada lograrían, era irritante.
Y después de terminar de quejarse mentalmente por aquello abrió la puerta, manteniendo siempre su porte.
Las miradas dentro del salón no se hicieron esperar. Algunas serias, otras abiertamente hostiles.
Kenny sólo sonrió de medio lado mostrando sus largos colmillos que lo identificaban como Alfa y entró, mantenido la cabeza alta y con una dignidad que muchos en aquella sala detestaban.
Caminó hacia su asiento, a la derecha del asiento de Uri el cual en ese momento estaba vacío. Miró a Rod, el hermano de Uri, en el lado izquierdo y como él lo miraba sin disimular su molestia.
—Bien, ahora que estamos todos, hay algunos asuntos que discutir en la ausencia del Rey.— Habló un hombre de barba tupida y anteojos redondos. —Lord Pixis, tiene la palabra.
—Gracias, Sir Zackley. Príncipe Rod, Caballeros, hoy tenemos esta reunión para concretar los asuntos de la población. He recabado las peticiones hechas por los poblados adyacentes en especial los que realizan los cultivos para sostener la ciudad. Cada uno ha recibido un escrito de los punto más importantes que deben ser solicitados a la brevedad según corresponda su posición en la escala de gobierno. El Rey no puede ocuparse de todo personalmente por ello nos delega estos asuntos y debemos corresponder con nuestro esfuerzo.— Explicó Pixis como introducción a la agenda de temas cuando fue interrumpido por Rod.
—Bien, bien. Es comprensible la presencia de representantes de todos los temas que se tratan pero, ¿Por qué Ackerman está aquí? No es que sea alguien importante o que pueda hacer algo hablando de estos temas, solo es la "dama" de compañía de Uri.
Todos escucharon, algunos asintieron, otros sólo guardaron silencio por las incómodas palabras de Rod.
—Bueno, Su Alteza.— Respondió Pixis. —El señor Ackerman es el hombre de confianza del Rey, no sólo su compañía. Está aquí para dar fe de todo lo que digamos o hagamos en nombre del Rey y es claro que su testimonio, en estas reuniones donde el Rey no se encuentra, puede dar fe de que lo que decimos y hacemos concuerda aún fuera de la vista del Rey.
Rod sólo mantuvo su gesto de molestia ante aquello, él tenía el título de Príncipe pero nunca heredaría el trono, más aún sentía un profundo enojo ya que su hermano había elegido al hijo de su prima para sucederlo en el Trono y no a uno de los hijos de él.
Se sentía como una mera sombra en el palacio, su autoridad ni siquiera era irrevocable. Aún así él tenía una carta para borrar la sonrisa de Kenny, por lo menos en aquel día.
Los asuntos avanzaron, algunos de los presentes miraban de reojo a Kenny, un poco interesados en cómo este en verdad estaba poniendo atención e incluso llegaba realizar anotaciones, a diferencia de las veces que Uri se encontraba presente donde él solo se recargaba en su silla y casi se dormía con el sombrero sobre la cara.
La reunión rozaba su fin, Kenny había guardado su libreta de cuero y estaba listo para irse cuando la voz de Zacky pidió atención nuevamente pronunciando su nombre.
—Señor Kenny, por favor unos minutos más. El último asunto a tratar tiene que ver con usted y su familia en específico.
Kenny lo miró con una mueca de recelo ¿Qué querían aquellos petulantes de él y su familia? Se cuestionó esperando hablaran.
—Escucha, Kenny. Este asunto es sobre tu sobrino así que no le daré de vueltas, creo que todo quieren que sea directo. Levi ya está en edad de ser marcado, es un omega joven, fuerte y atractivo. Los Alfas jóvenes y solteros de la corte están cansados de ser rechazados en sus acercamientos, más aún de sus comportamientos tan arisco. Ya es tiempo de que lo entregues en matrimonio, no tienes idea de los bajos instintos que despierta con su sola presencia en público y ya es cansino esto. Casi todos los demás omegas de su edad ya han sido emparejados. Pero con Levi es diferente, él se resiste y tú lo consientes. ¡Así que ya no más! Ese omega tiene que ser marcado, en esta carpeta está la selección de Alfas más adecuados para esto y debes de agradecer que casi todos ellos son de noble cuna así que no te puedes quejar. — Terminó por explicar el mayor colocando una carpeta de cuero negro sobre la mesa.
Kenny la miró con hastío sin ocultar el enorme rechazo que sentía.
—Los omegas emparejados fueron, en su mayoría, comprados por sus ahora "alfas" con el único propósito de tenerlos. Y sus familiares hacen ojos ciegos a ello o peor, solo buscan sacar provecho de la venta de sus hijos. No voy a vender a Levi, además no me parece que Uri esté enterado de esto.
—Te equivocas Kenny.— Rebatió Rod. —Uri sabe y está de acuerdo, ya es hora que el trasero de tu sobrino haga algo más que ser el sueño húmedo de los alfas en cada evento en el que se digna a estar.
Kenny escuchó y gruñó a Rod sin importarle si era príncipe o no. Los presentes se tensaron cuando el dominante aroma de alfa perteneciente a Kenny inundó el lugar.
Su aroma era sumamente territorial. Era el aroma a heno**, fuerte, fresco y cargado del mensaje claro de "te arrancarme la cara si te metes conmigo" y en realidad nadie sabia por qué Kenny era un Alfa tan fuerte considerando su origen plebeyo, salido del barrio más bajo de toda la ciudad y, hasta ese momento, los alfas más fuertes siempre habían sido de cuna noble, hasta que Uri llevó a los Ackerman a Palacio.
—Todos pueden irse al demonio, no soy como ustedes y claro que he visto como miran con lascivia a mi sobrino, no son más que unos cerdos. Y claro, aún recuerdo sus caras la primera vez que vieron como Levi le reventaba la cara contra el suelo al primer imbécil que intentó tocarlo, o mejor dicho, creyó que podría abusar de él como seguramente lo habría hecho con otros omegas.
Los presentes aludidos a ello se mostraron recelosos de aquellas palabra que nada se alejaban de la verdad, Levi era codiciado por los alfas pero temido igual que lo era Kenny.
—Ah… Señor Kenny, sobre eso. — Habló nuevamente Pixis con semblante bastante más tranquilo que los demás.
—Verás, Señor Kenny. Todos sabemos que Levi no es cualquier omega y por ello el requerimiento pide que Levi acceda de forma civilizada a tener una cita con los alfas en esta carpeta. Y bueno, dentro de un mes será la ceremonia y baile de elección, el Príncipe heredero Zeke vendrá al Palacio para escoger a su prometida y, después del evento principal, se pide que Levi acceda a elegir una pareja.
Kenny miró a Pixis con la misma molestia pero no sintió ganas de gritarle, después de todo él es uno de los pocos ahí que lo tratan con respeto y comprenden mejor.
Tras aquello los presentes se fueron retirando. Kenny estuvo por levantarse pero una mano le tomó el hombro. Sus ojos grises giraron con molestia para ver quién lo detenía y se arriesgaba a tener una mano rota.
—Espera sólo un poco, tenemos que hablar.— Casi susurró el hombre de cabello castaño, barba cerrada y lentes. Su aspecto era serio y formal.
Era el Duque Zöe, el investigador e inventor de la corte, respetado y apreciado por sus amplios conocimientos en casi todos los campos, también era el responsable de que el palacio gozará de luz eléctrica y un montón de inventos interesantes que hacen la vida ahí más fácil y cómoda.
A veces tomaba con Kenny y otras conversaban de trivialidades, también era el que le facilitaba conseguir los mejores supresores para su sobrino.
Kenny esperó notando que también se quedaban el Duque Smith y el concejal Zacharius. Al final salió Pixis, que le dio una rápida mirada, cerrando las puertas tras de sí como si el salón hubiera quedado completamente vacío.
—Bien, ahora podemos hablar.— Se pronunció el Duque Smith. —Kenny, hay cosas de que debes saber. El Rey sí aprobó esta petición pero no como ellos lo dijeron, Levi saldrá con algunos alfas escogidos y se espera que elija a uno. Sin embargo, es claro que ellos hacen esto para causar molestia. Nosotros creemos que podemos ayudar. En esa carpeta están los candidatos escogidos por ellos, la mayoría son sus propios hijos pues si fuera otra la situación ya habrían pagado para tener a Levi. En esta otra carpeta nosotros hemos colocado las mejores opciones, que pueden ayudarte.
Kenny encorvó una ceja por aquello mirando a los tres hombres. Mientras abría la carpeta que el Duque Smith le daba.
Solo se mostraban 3 hojas, simples y directas.
—¿Acaso me creen estúpido? Dices que los cerdos de la Corte colocaron a sus hijos y estos son los suyos igual que ellos.
—Pero hay una diferencia. - Habló esta vez el Duque Zacharius. —Erwin y Mike son amigos de Levi y ambos ya tienen intereses amorosos. Casaarse con Levi sería solo una fachada.
Kenny chaqueó la lengua, era cierto que ambos rubios eran amigos de Levi y por lo menos no habían intentado nada contra él, ni lo miraban con la lascivia que lo hacían otros alfas, pero aún quedaba una duda.
—¿Por qué quieren ayudarme o a Levi? Ustedes también son nobles así que ¿Qué ganan con esto?
El Duque Zöe solo se encogió de hombros un poco.
—No ganamos nada, solo somos personas racionales. La mayoría de los nobles te detestan por que tienes el favor de Uri, estás en la corte sin ser de origen aristocrático y sobre todo eres un Alfa mucho más fuerte que ellos sin tener gota de sangre noble. Tu hermana Kuchel es hermosa y siempre ha despreciado sus propuestas indecorosas. Después ella da a luz a un hermoso bebé que se convierte en el omega más deseado de la corte, título que no es poco. De hecho, si el príncipe Zeke lo eligiera como pareja, Levi se convertiría en consorte de la corona y en automático tendría más poder que ellos, no podrían ni verlo a los ojos si él así lo ordena. Por eso crearon este desagradable plan para joderte a ti y a tu familia. Sin mencionar que ninguno de nosotros es muy apreciado por ellos, por no ayudarlos en algunos de sus planes de conveniencia.
Kenny sólo torció los labios.
—¿Cuando regresara Uri?— Cuestionó, mirando a los tres hombres.
—Apenas antes del baile, Zeke estará aquí una semana antes para elegir entre las candidatas a ser su prometida.— Afirmó el Duque Smith. —Por ello, en los siguientes días, Levi debería tener una cita con nuestros tres candidatos para cubrir las apariencias y después elegiremos la mejor opción para ambos lados.
Momento actual.
Levi frunció el ceño con hartazgo ante aquello.
—Todos se pueden ir a la mierda. —Expresó con su tono serio y molesto.
—Lo sé pero, sin Uri aquí, mis métodos son limitados y esos cerdos intentarán cualquier cosa. Sí mis métodos terminan matando a alguno harán todo para ejecutarnos antes de que Uri regrese.
Levi miró la carpeta sobre la mesa abriéndola para extender las hojas, tres candidatos. A Erwin y Mike los conocía, los tres habían crecido en el palacio, los rubios le llevaban un par de años y aunque su inicio fue algo rudo ahora eran amigos, pero lo que había llamado su atención no era la foto de ellos si no de la tercera opción, de la cual tomó la foto.
La imagen de una joven de cabellera alborotada que aun vistiendo ropas varoniles era claro que su género era el opuesto.
—¿Quién es ella?— Cuestionó.
Kenny sonrió un poco al notar un ligero interés en su sobrino.
—Hanji Zöe,, la hija del Duque, Investigadora e inventora al igual que su padre. Una chica Alfa. ¿Por qué te sorprendes? Ya la conocías.
Levi miró a su tío con gesto molesto.
—Nunca la he visto en PalaccAFIP, ni siquiera en esas absurdas fiestas a las que me has obligado a ir.
Kenny chasqueó la lengua recargándose en su silla.
—Sí la conoces pero no lo recuerdas. Cuando nació, su madre aún vivía aquí en Palacio, con el Duque. Tú tenías dos años y ella un par de meses mientras tu madre y la Duquesa platicaban, la niña Zöe estiraba sus diminutas manos hacia ti, tú solo la mirabas y cuando al fin pudo tocarte solo rió, creo que le agradaste. Después de eso el Duque mandó a vivir a su familia a un casa de campo donde su hija pudiera crecer libre de desarrollar su potencial sin tener que estar cumpliendo los protocolos de la Corte y claro, lejos del nido de víboras que son los "nobles". Ella no ha regresado a Palacio desde entonces, así que es una buena opción.
Levi miró la foto nuevamente, claro que era tonto pensar que la recordaria en una edad tan corta pero fuera de ello había algo en aquella Alfa que le había despertado una repentina curiosidad.
Afueras de la ciudad, Zona rural.
—Hanji… ¿Dónde estás?— Preguntó al aire una hermosa mujer de cabello castaño desde la puerta de una gran casa con un hermoso jardín frontal.
La señorita Zöe está en la parte de atrás, mi señora. — Respondió un hombre con atuendo de jardinería.
La mujer solo suspiró en una silenciosa queja, ya sabía que hacía su hija. Caminó hacia la parte posterior, aquella área era completamente distinta al elegante frente, aquella zona era toda un área de trabajo, con una amplia bodega con las hojas de la puerta abiertas de par en par, y dentro se veía un pequeño aeroplano y a una joven de cabellera castaña y despeinada en una coleta alta que se encontraba sobre el área del motor mientras se mostraba trabajando de forma entusiasmada.
La mayor sonrió al mismo tiempo que movió la cabeza en gesto negativo. Su hija siempre estaba en esa parte de la propiedad, trabajando, llena de aceite y rodeada de herramientas. Le recordaba demasiado a su esposo y padre de su niña.
Lo conoció una tarde cuando aún eran dos jóvenes, el trabajaba en el taller bajo el palacio y ella se había perdido ahí, cuando lo vio la primera vez pensó que era sólo un trabajador más y no el joven duque Zoë.
Los recuerdos en la cabeza de la mujer se disiparon mientras se acercaba donde su hija.
—Hanji, baja de ahí. Llegó una carta de tu padre y es importante que la veas.— Pidió la mujer.
Hanji bajo mientras se limpiaba las manos.
—¿Carta? ¿Sucedió algo? — Preguntó ella tomándola de las manos de su madre para leer.
"Querida Hanji, hoy he tomado la dicción de ofrecerte como opción a tomar la mano de un joven omega, Levi Ackerman. Sé que ahora mismo tu rostro debe de ser de molestia y negación pero espero que tu madre y tú lleguen a Palacio en los próximos días para poder explicar los hechos que me han llevado a tomar esta decisión."
Con amor tu padre.
P. S. En el sobre encontrarás una foto de él.
Hanji tenía el ceño fruncido, estaba molesta, muy molesta. ¿Cómo podía su padre hacerle algo así? Él había prometido que la dejaría ser una gran inventora como él y no enredarla en las tonterías de la corte y sus matrimonios arreglados.
—¿Y quién es ese Levi Ackerman?— Cuestionó con claro enojo en su voz.
Su madre sonrió suavemente ante la molestia de su hija, la comprendía, su Hanji era un alma libre aunque también sabía que Levi era un omega que no dejaba indiferente a nadie.
Hanji sacó la foto sin expectativa alguna. Cuando sus ojos se posaron en esta, algo cruzó por su cabeza no sabía qué era, pero la imagen de aquel joven varón de negros cabellos acaba de provocar un click de interés dentro de su cerebro.
Nos leemos pronto :D
Gracias por leer este fic. Espero les guste y la historia logre atrapar su atención.
