Sean bienvenidos todos ustedes a una nueva serie dedicada a la franquicia Fate!
Tal vez no haya avisado de esto antes, pero la verdad es que surgió de la nada mientras me entretenía un poco con la app de Fate GO en plan de inspirarme para cierto fic que dejé abandonado hace tiempo (cof...un crossover con PJ...cof!). Y sí, los caminos de la vida son misteriosos...de alguna manera terminé con un sinfín de ideas que anoté en un papel y luego, poco a poco, fui plasmando en el tiempo libre.
Qué puedo decirles antes para que estén advertidos? Bueno...esto será como todo lo relacionado al Nasuverso.
Qué quiere decir esto? Pues que todo puede ocurrir, ya sea bueno o malo
Eso es bueno para ustedes? Quizás.
Es bueno para mí? Sí, porque puedo exponer diferentes escenarios.
Perfecto, ya dije todo lo que tenía para decir. Sin nada más que aportar, aclararé que ningún personaje me pertenece ya que para eso están sus respectivos creadores.
Capítulo 0: Prólogo
-Por qué tengo que hacer esto?! – exclamó un niño de pelo azul, siendo arrastrado en contra de su voluntad por varias personas que tenían el mismo tono de cabello que él.
-Hicimos una votación. Nosotros ganamos, tú perdiste- sujetándole la extremidad inferior izquierda, un adulto que portaba un peto de pelaje animal mencionó.
-Adoro la democracia…- esbozó una sonrisa socarrona un hombre con tono de piel más oscura y rojizas marcas en el torso descubierto, que sujetaba sin cuidado alguno el brazo siniestro del muchacho.
-Eso es trampa! Yo ni siquiera estaba presente! – el aprehendido joven gritó, sacudiéndose en vano para escapar de allí.
-Bueno…siempre podemos dejarte con Shishio- un varón que vestía una malla enteriza azul espetó, teniendo un férreo asir en el pie derecho del perdedor en la votación.
Aquella última sentencia detuvo el pataleo del párvulo, comenzando a sudar profusamente ante la mera idea de lo que podría ocurrirle si tan solo pusiese un pie a menos de cincuenta metros de ella.
-O con Medb…tú sabes lo que casi ocurrió la última vez. O no? – gesticulando una mueca sardónica, el último de los peliazules adultos que portaba una capa con capucha celeste parló, cargando al niño desde la última extremidad disponible.
A diferencia de la alusión previa, el niño palideció de manera abrupta antes de dar rienda suelta a un frenético intento de escape en vano pues recordaba muy bien lo sucedido hace días atrás, donde aquella reina de cabellera color salmón quiso ultrajarlo.
Y terminó siendo rescatado por cierta servant Alter Ego de corto cabello morado.
-No! Todos menos ella! Está loca! Loca! – chilló, desesperado, el infante.
-Al menos tiene sentido común- el adulto con marcas rojizas en el plexo musitó divertido.
-Dios bendiga a Fergus por eso…- aquel con la piel de una animal sobre su peto complementó.
Continuando con la marcha a lo largo de un pasillo totalmente blanco mientras ignoraban las curiosas miradas de algunos héroes de antaño presentes, el quinteto que representa a la misma persona en distintas épocas musitaba entre sí explicaciones de lo que el más joven de todos debía hacer.
Lo cual no terminaba por convencer al pobre muchacho de clase Saber, pues seguía creyendo que era injusto cómo habían decidido todo en su ausencia, llegándolos a acusar de envidia pues era el único que no había sufrido algún percance físico desde el día en que fue convocado a Chaldea.
Discusión que paulatinamente se acaloró, al punto en que una nueva votación estuvo a punto de llevarse a cabo para saber si apuñalaban al niño con algunas lanzas para que se uniera al grupo de los pobres diablos que fallecían cuando en verdad no lo ansiaban.
-Seguirás quejándote? – inquirió el hombre que vestía mallas azules, habiendo soltado la extremidad que segundos atrás sujetó.
-AUCH! …No. Ya no- clamó de dolor al caer sobre su retaguardia el niño, para después negar resignado y desviar la mirada.
Todo mientras hacía una faneca que algunos presentes dentro de una sala aledaña vieron.
-Perfecto! Ahora entra y has tu trabajo! – el de capucha celeste celebró, propinándole un golpe con su báculo en la espalda con el fin de aventarlo en la enorme recámara donde varios personas aguardaban.
-Pero qué les digo!? – volteando nervioso, el niño evitó ver el cúmulo de gente que aguardaba paciente.
-Te preparamos un itinerario! – con una lobuna sonrisa, el varón con pelaje animal en las hombreras clamó desde el umbral de la puerta.
-Ahora no molestes, estaremos ocupados! – terminó vociferando el de tez más oscura, procurando cerrar la puerta mientras huía con el resto.
-Oigan! No! Al menos díganme qué harán! – corriendo hasta la puerta, el pequeño trató de detenerlos.
Mas la única contestación que el menor recibió fue la imagen onírica de los cuatro peliazules sosteniendo kits de pesca mientras se retiraban en un plácido silencio que solo le provocó un tic por la rabia que empezó a consumirlo.
-Setanta? – una voz femenina llamó al niño, siendo una muchacha de cabello morado que cargaba una guadaña.
-Tú estarás a cargo de las historias hoy? – preguntó un rubio niño de ojos rojos, el cual estaba sentado junto a un muchacho de cabello rojizo.
-Geez…eso parece- bajando los hombros, y cerrando por completo la puerta, la versión infantil de Cu Chulainn respondió.
-Si quieres podemos ayudarte! – ofreció una blonda muchacha que lucía un blanco vestido que irradiaba pureza.
-Descuida, no hay problema. Puedo hacer esto, pero me molesta que ellos no me lo consultaran antes- desestimó el joven aprendiz de la Bruja de Dun Scaith, encaminándose hasta una mesa que tenía un proyector encima y una carpeta con numerosas hojas.
Las cuales, tras darles un breve repaso, hizo que alzara ambas cejas antes de esbozar una torcida sonrisa que atrajo más de una mirada interrogante. No obstante, anticipándose a que cualquiera se acercara a ver lo que había en tales papeles, un golpeteo en la puerta alertó al grupo de jóvenes servants.
Un trío de cabezas se asomó poco a poco en la rendija que se ensanchaba con el paso de los segundos, demostrando a un dúo que los párvulos reconocieron como sus Masters mientras que la restante persona era una Demi-Servant.
-Qué están haciendo aquí? Dónde están los Cu? – quiso saber una casi adulta muchacha pelirroja que respondía al nombre de Gudako.
-Me dejaron a cargo- alegó el niño peliazul.
-Querrás decir que te engañaron para irse de pesca, no? – quien habló esta vez fue un pelinegro, al cual todos reconocían como Ritsuka.
-…- el pequeño Saber optó por mirar a un costado en simultáneo que sus mejillas se teñían de un tinte rosáceo.
-Creo que eso es un sí, senpai- Mashu le dijo al Master varón, sintiendo empatía por Setanta al punto en que le dio unas palmadas compasivas en la cabeza.
Como si fuese un perro…o un cachorro en su defecto.
Lo cual no molestó para nada al niño, pero tampoco pudo dejar pasar las risillas mal disimuladas que los demás presentes soltaron cuando su rostro se mostró totalmente complacido.
-Y ustedes qué miran!? – ladró el niño a cargo de la reunión, esperando espantarlos o hacer que se callen al menos.
-Nada! Nada de nada! – una niña de cabellos celestes y orejas puntiagudas replicó feliz mientras sujetaba con fuerzas un báculo.
-Masters! Se están burlando de mí! – aún si era el espíritu de un guerrero que había existido hace mucho tiempo atrás, quien se volvería el portador de Gae Bolg acusó infantilmente a sus compañeros de batalla.
-Ya, ya…no llores. Quieres que llamemos a Shishio? – brindándole unas palmadas misericordiosas junto a Gudako, el pelinegro ofertó una fuente de confort.
Como si de un déjà vu se tratase, el párvulo nuevamente comenzó a sudar, rememorando los horrores que vivió otra vez desde que fue convocado. Correr, saltar, pelear, todo eso todos los días, a toda hora, sin descanso alguno más allá de los desmayos recurrentes que su cuerpo sufría.
Para después despertarse mientras una jeringa gigante era insertada en su pecho gracias a Nightingale, la cual tenía planes de cortarle una pierna al verle algunos raspones en la rodilla.
-Gracias pero no. Seguro que ella está ocupada…- recuperándose del pavor, el futuro Cu Chulainn contestó en sincronía que agitaba lateralmente las manos.
-Con qué estaría ocupada? – un femenino tono de voz estoico, pero delicado, trató de averiguar.
Siendo la fuente de tal sonido una mujer de uniforme púrpura y largo cabello del mismo tono, habiendo aparecido a un lado de Ritsuka mientras paulatinamente se escuchaba cómo otras personas se aproximaban a dicha sala en cuestión.
-…AHHHHHHH! – sin palabras ante la inesperada aparición de Scathach a pocos metro de distancia, Setanta ejecutó la acción más sensata posible mientras abrazaba con ahínco a Mashu.
-Shishio…pensé que no lo castigaría tanto con sus ejercicios- la Master parló, viendo de reojo cómo cierto servant de pelo blanco y traje rojo cargaba bandejas de comida.
Las que terminó defendiendo con un par de espadas ante la mirada llena de gula que emitían algunas mujeres rubias con armaduras de caballero que ingresaban junto a numerosos espíritus heroicos.
-De hecho, fue gentil con él. Me recordó a cuando no era un idiota- explayó la Lancer, viendo de reojo al aterrorizado muchacho mientras un rosáceo resplandor invadía la enorme recámara.
Pues el hombre de tez oscura y cabello cano había proyectado un escudo con forma de flor ante los insistentes ataques de las blondas hambrientas.
-Vale. Aunque será mejor que no esté cerca de él durante un tiempo, la última vez pidió dormir con Fergus tras ser curado en la enfermería. No había visto a un servant tan asustado desde la última vez que Sigurd fue apuñalado por Brynhildr- esbozando una forzada sonrisa por el peculiar comportamiento de la Reina de las Tierras de las Sombras, Fujimaru se apresuró en guiarla hasta uno de los asientos libres entre los más jóvenes.
Teniendo que esquivar por un segundo algunas estocadas violentas por parte de las reinas británicas de cabelleras áureas, quienes destruían poco a poco la defensa al punto de acorralarlo contra una de las esquinas, obligándolo a que empiece a recitar determinado mantra que hacía fluctuar el espacio a su alrededor.
No obstante, fue incapaz de realizarlo a tiempo.
-Por qué…? – fue todo lo que el hombre de cabello ceniciento atinó a murmurar, viendo cómo su escudo era destruido desde su espalda.
Habiendo ignorado el peligro que representaba cierta joven rubia pues nunca le había exigido nada.
-Tengo hambre y también, por algún motivo extraño, tu comida me causa nostalgia- fue todo lo que Saber Lily dijo con vergüenza.
Para luego escapar con una bandeja de comida antes de que el Archer que manejaba espada duales fuese engullido en una marea de mujeres hambrientas, haciéndole maldecir internamente a la enorme estupidez que cometió de joven al aceptar un trato con Alaya.
A un lado del drama que involucraba al Counter Guardian, el niño de pelo azul había conseguido calmarse, procediendo a ejecutar una decena de inhalaciones y exhalaciones profundas para enfocarse en la tarea impuesta por sus versiones adultas.
Revisando una vez más las hojas de la carpeta sobre la mesa, las cuales le hicieron fruncir el entrecejo por un instante mientras trataba de localizar a alguien entre la muchedumbre frente a él, Setanta terminó por encogerse de hombros y encendió el proyector.
-Bien. Como algunos se habrán dado cuenta, mis versiones adultas huyeron no sin antes dejarme la tarea que les correspondía…- dio inicio a su monólogo el pequeño Saber, mirando al público mientras en la mano derecha sostenía un mando remoto con el cual avanzaría las secuencias de imágenes ya cargadas.
-Por qué no me sorprende- espetó Gudako de forma inexpresiva, imaginándose el destino que habían optado.
-Pero ya no importa, porque al menos yo soy responsable…- continuó parlando el párvulo que tenía como armas un bastón y una daga.
-Tampoco exageres niño- entre dientes musitó Fergus, tomando asiento junto a Fionn y Diarmuid.
-Y por eso mismo, aquí les traigo una nueva presentación temática a Expo-Chaldea! El día de hoy hablaremos de un Master que participó de la Guerra del Santo Grial en el año 2004! – prosiguió Setanta, oprimiendo un botón del mando para revelar una diapositiva donde aparecían fuegos artificiales.
Las cuales maravillaron a los niños Servants más inocentes, y causó exasperación a quienes conocían a cualquiera de los Cu Chulainn.
Aun así, un hombre tuvo un mal presentimiento de lo que estaba por ocurrir mientras luchaba por recuperarse tras la estampida de las mujeres rubias. Lo que le hizo maldecir de nuevo internamente, pero esta vez a su Suerte.
-Hoy hablaremos de Shirou Emiya y los distintos efectos que su suerte pudo tener en su vida! – finalizó el niño de pelo azul, volviendo a presionar el botón de avance en el mando remoto y enseñando la imagen de un adolescente pelirrojo que causó emociones encontradas en ciertas personas.
Excepto a EMIYA.
Él solo maldecía su Suerte rango E.
Final del prólogo a esta, quiero creer, prometedora historia!
Qué les pareció?
Se les viene a la mente algún evento que pueda ocurrir? (aclaro desde ya que tengo todos los capítulos resumidos y no pienso agregar o cambiar nada)
Creen que los Cu Chulainn sufrirán en el futuro?
Ocurrirá algo con EMIYA?
Saludos y hasta la próxima actualización!
