CAPÍTULO XLV
SIN ESPERANZA
(En algún parque de Vrostov. Hace poco mas de nueve años)
Ante las inesperadas palabras de la castaña, Haruka se quedo en silencio, como tratando de asimilar lo que acababa de escuchar.
Para ella no hizo falta que él respondiera, le basto con el rastro de sudor que de la frente se limpio. "Lo sabia", dijo poniéndose de pie con intenciones de marcharse.
Haruka se reincorporo, tomando su mano para detener su avance. "Espera, ¿A dónde vas?", envolviéndola en un cariñoso abrazo, sonrió para ella.
Misaki lo miro a los ojos, encontrando en ellos un brillo que nunca había contemplado. "Tú..."
"¿Yo qué?", el cuestiono y acto seguido deposito un corto beso en sus labios.
"Haruka... ¿Qué vamos a hacer?... es decir... ¿Ahora que lo sabes vas a huir de mí?... No puedo hacerlo sola, además..."
El rubio negó con la cabeza; "¿Hacerlo sola?, ¿Piensas que soy un cobarde que huye de sus responsabilidades?, si es así, que poco me conoces"
"Eso significa que..."
"Si, Misaki. Ahora mismo iré a hablar con tu madre y te prometo que en cuanto amanezca nos casaremos"
"Estoy segura de que ella no me otorgara su consentimiento"
"Con o sin su permiso lo haremos. Esto no puede esperar"
"¿No me estas mintiendo?. Dime la verdad, ¿Te estoy presionando?, después de todo ya fui tuya y..."
"Por supuesto que no y como prueba de ello hagamoslo ahora mismo. No hay nada que nos lo impida", él expreso y sujetando con fuerza su mano, emprendieron una rápida carrera.
Los dos eran jóvenes y poco maduros, sin embargo ambas cuestiones no los eximían de las consecuencias que sus buenas o malas acciones trajeron consigo.
Tomados de la mano ambos reían, imaginando y planeando el futuro que a partir de ese momento compartirían.
En ese entonces ¿Quien habría imaginado el terrible desenlace que en unos años por ellos aguardaba?
(En casa de los Kremer)
Aunque aún llovía, ya no lo hacía como en días pasados, pero con ese clima tan inestable poco se podía esperar.
Ahí, de pie en el umbral de la puerta, Haruka contemplaba los devastados alrededores.
"Parece imposible llegar a levantar toda una ciudad desde sus cimientos. Supongo que quien la diseño nunca imaginó que sería destruida y menos por la guerra... lo peor de todo es que este maldito clima ha retrasado mucho la limpieza y reconstrucción, sobre todo la de su hogar"
Michiru, ocupándose en doblar la ropa limpia que se seco frente al calor de la chimenea, de cuando en cuando lo contemplaba, tratando en vano de adivinar que era lo que ocupaba su cabeza.
"Hacía ya mucho tiempo que no lo veía tan pensativo, sin duda extraña su hogar. No lo culpo, han sido cuatro largos años los que ha estado lejos de el y de su familia. Espero y pronto reciba carta de su parte. Sin duda lo pondrá muy feliz saber que ellos también se encuentran bien", recordando que hacía unos dias él estuvo escribiendo, pensó sin imaginar el verdadero motivo de sus letras.
"No sé si es mi imaginación, pero creo que hoy hace menos frió que ayer, ¿no?", luego de un largo silencio él hablo.
"Es verdad, además es toda una suerte que hasta ahora la lluvia no se haya transformado en granizo"
"Eso si que se volvería muy problemático", caminando hacia el interior de la casa, cerró la puerta detrás de él. "Muy seguramente los cultivos han sufrido las consecuencias. Habrá que comenzar de nuevo"
"Es verdad, deben estar completamente inundados", ella contesto.
"La lluvia es beneficiosa, pero también puede arruinar el trabajo de toda una temporada", él agrego. Aprovechando que la mujer se distrajo, poso la mirada en ella y dibujando una sonrisa en sus finos labios, recorrio su menuda figura; "No me atrevo a decírselo, pero con cada día que pasa puedo percibir que hay algo diferente en ella... no cabe duda, mi bebé poco a poco esta creciendo... ¿Ya podrá sentirlo?"
(Cerca de ahí)
Y fue durante los últimos tres días que de alguna forma u otra ella se distanció de él, anteponiendo que era el trabajo en la clínica lo que comenzaba a absorber el poco tiempo que libre le quedaba. Él, conociendo que tan demandante era su profesión, dejo de cuestionarla, sin embargo todo tiene un limite.
Y fue luego de que la noche pasada ella no llegará a dormir, que Kirill acudió a su oficina para ver que era lo que sucedía.
Observando a la peliazul tan concentrada en lo que hacía, es que el comandante vaciló sus pasos, sin embargo no por siempre podrían escapar a esa conversación, mucho menos a la pregunta que en días pasados ella formulo.
"Amy, ¿Podemos hablar?", luego de tanto meditarlo por fin se atrevió a romper la invisible barrera que ella impuso.
"¿Qué sucede?", haciendo a un lado los expedientes, con un ademán le indicó que se sentara.
Él en lugar de hacerlo camino hacia ella para tomar su mano. "No sé que responder a la pregunta que me hiciste, pero... ¡Demonios!... ¿No te ha pasado que crees tener todas las palabras del mundo y de pronto no sabes que decir?, pues es justo lo que ahora me pasa... ante ti me he quedado mudo"
"Entonces no digas nada, ya habrá oportunidad en la que puedas expresar todo tu sentir"
"Yo quería...", titubeante él trato, sin embargo la puerta se abrió, dejando entre ver a la rubia enfermera.
"Tenemos una emergencia", agitada anunció.
"Lo siento mucho, tengo que ir a atenderla. Haré todo lo posible por llegár temprano", tomando su instrumental, la cirujano salio a prisa.
Él la vio alejarse, sintiendo como si de un momento a otro sus rodillas fueran a romperse como si de finos cristales se tratarán.
"Amy, iba a decirte que de cazador me he convertido en presa, que de no haber sido por ti habría muerto, o en el peor de los casos habría sucumbido ante mis malas decisiones. Solo por ti sigo siendo humano... ¡Dios mio!, hay tanto que tienes que saber, sin embargo no me atrevo a decírtelo"
(Lejos de ahí)
Y aún en medio de la fría lluvia alguien toco a su puerta.
Rei sin imaginar de quien podría tratarse acudió a abrir.
"Bue... Nicolás...", sorprendida ante su presencia, se quedo sin saber que mas decir.
"¿Soy inoportuno?", empapado de pies a cabeza y ante su reacción, el castaño cuestiono mientras echaba un rápido vistazo dentro del recibidor, no fuera a ser que ella tuviera algún invitado, sobre todo a uno especial.
"Por supuesto que no, esta es tu casa y siempre eres bienvenido. Uwe, ven. Papá esta aquí", dijo respectivamente y luego tomo el abrigo del joven para ponerlo a secar.
El niño, acudiendo al llamado de su madre, emocionado corrió hacia él para abrazarlo. "Papá, que bueno que volviste. ¿Verdad que vas a quedarte con nosotros?"
"A mi también me alegra mucho verlos . ¿Cómo han estado?", escapando a las preguntas de su pequeño, se sentó en el deshecho sofá.
"Muy bien, perdona que todo este tan sucio, pero no encuentro que hacer con tanto polvo que de los muros cae... la lluvia lo ha empeorado todo. La humedad se filtra por todos lados"
"Este clima lo único que ha hecho es retrasarlo todo"
"Papá, te extrañe mucho, ¿Por qué no habías venido a vernos?", el chiquillo expreso sentándose a su lado.
Contemplando esa escena tan familiar, Rei sonrió satisfecha. "Espero y venga para quedarse, su ausencia es algo a lo que ninguno de los dos podemos acostumbrarnos", pensó he imaginando por un breve instante que en el Sur pudo haber muerto, negó con la cabeza. "Hace mucho frió y estas húmedo, ve a la habitación para que puedas cambiarte de ropa"
"¡Maldición!, soy un tonto. He empapado todo el recibidor", contemplando las huellas de fango que dejo, rió un poco.
"Nada de eso. En lo que vas a cambiarte iré a preparar café"
"Gracias, Rei. Eres muy amable... mira, les he traído algunas cosas"
"Muchas gracias"
"No me tardo", él expreso dirigiendo sus pasos hacia los que hasta hacía poco eran sus aposentos.
Por su parte la joven se dirigió a la cocina para poner la tetera...
Un par de minutos después los tres se reunieron en el comedor para conversar.
"Es posible que todo vuelva a ser como antes... si es que deseamos volver a ser felices, debemos esforzarnos para olvidar el pasado y concentrarnos en todo lo bueno que el futuro pueda traernos" , llevando la humeante bebida a sus labios, Rei pensó.
"Siéntate, papá", trepando hacia su regazo, el pequeño se sentó en sus rodillas. "¿Dónde has estado?, hace mucho que no te veía?, pensé que me habías olvidado"
"Uwe, deja que papá hable, ya luego podrán jugar", risueña su madre lo reprendió.
"Ah... yo... en donde unos viejos amigos", contesto, siendo que no mentía. Había encontrado refugió en casa de uno de sus antiguos profesores.
"¿Qué te sucedió?", contemplando su cicatriz, fue la pregunta que siguió.
"Me lastime mientras trabajaba, nada de importancia"
"Papá, tienes que cuidar tu mano. No quiero que la pierdas", preocupado señalo.
"Te prometo que no volverá a pasar", bajando la mirada murmuro. "¿Sabes por qué me encuentro bien?"
El niño, tomando su rostro sin afeitar entre sus manos, negó con la cabeza, luego lo beso en la mejilla.
"Porque me atendió la enfermera bonita que curo a mamá... pero supongo que ella ya lo sabía", replico contemplando a su esposa.
"Cuando la vea le daré las gracias, pero ¿Por qué ella fue a la guerra y mamá no?"
"Porque yo me quede para cuidarte, ella lo hizo porque quería ayudar", Rei señalo.
"¡Oh!"
"Yo también deseo saber que es lo que a ella la trajo a este maldito infierno", Nicolás y su esposa pensaron, sin embargo el interés que la rubia despertó en ambos, no podía ser comparado.
(Del otro lado)
Desdé prudente distancia y sin que la lluvia o el frío le importara, la castaña Lita contemplaba el hogar del hombre que la orilló a emprender ese largo viaje.
"Espero y se encuentren bien. Dejar viveres junto a su puerta es lo único por ellos puedo hacer", murmuro. Y estaba tan encerrada en sus propios pensamientos, que no se había percatado de que era observada.
"Sabía que algo ocultaba, esas salidas de madrugada no eran normales. Incluso llegué a pensar que se trataba de otro hombre, maldito he de ser siempre por haber dudado de ella. Pero Lita, ¿Es qué sigues pensando en tomar venganza?... ¿Hacerlo en qué te va a beneficiar?, ellos no te hirieron, en cambió tú a ellos si. ¿Qué no has considerado que quizas les has devuelto una falsa esperanza?", murmuro su esposo.
Mientras tanto el menor de los chiquillos observaba lo que afuera acontecía, emocionándose ante los pasos que de cuando en cuando se dejaban escuchar.
"Ya casi no llueve, ¿Mañana si podremos buscar a papá?"
Su madre, planchando la ropa, se mordió los labios; "No... no lo sé"
Su hermano mayor, ocupado en limpiar el suelo, contemplo a la entristecida mujer. "Ya no molestes a mamá con lo mismo, mejor ven y ayúdame"
"Pero..."
"Ven a ayudarme... papá volverá cuando tenga que hacerlo", dándole la espalda, del rostro se limpió el llanto. "Quizás no desea hacerlo y si es así no podemos forzarlo"
"Pero..."
"¿No me escuchaste?", molesto se volvió para con él. "Ahora lo mas importante es apoyar a mamá"
"Si, hermano", echando un ultimo vistazo hacia la calle, bajo la mirada.
Su madre sin decir nada, dejo a un lado lo que hacía y caminando hacia la habitación vecina, se puso a llorar.
"Llegará el momento en que tendre que decirles lo que sé", mordiendose los labios murmuro.
(Casa de los Kremer)
No deseando otra cosa que no fuera la tibieza de una manta y un profundo beso de aquellos labios, el rubio se dispuso a asegurar la puerta y avivar el fuego de la chimenea.
Y fue que caminando cerca del recibidor, que contemplo el dibujo que en noche buena la aguamarina le obsequió. Sonriendo ante la imagen de su pequeño, trajo a la memoria aquellos lejanos días de felicidad.
"Nunca voy a olvidar el día que tu madre me dijo que estabas en camino. Tampoco podre olvidar el día que naciste, ni la tierna mirada que me dedicaste, mucho menos la primera vez que me llamaste papá. Si bien es cierto que en ese entonces era muy joven, no cambia el hecho de que estaba listo para convertirme en padre. Ahora que he madurado debo admitir que tengo mucho miedo. No porque sea un cobarde que piensa en escapar a lo que hizo, pero porque me aterra la idea de que algo me aparte de ella y de mi hijo... me aterra la idea de que a ellos también pueda perderlos", recordando aquel maldito día, impotente apretó el puño. "¿Pero qué estoy pensando?, es más que obvió que ni en mil vidas ella me querra a su lado. Lo que le hice ni se olvida ni se perdona... soy despreciable y no me queda de otra mas que conformarme con saber que en algo la alegra la llegada de mi bebé"
A pocos pasos de él, en silenció ella lo observaba.
"Debo hacerme a la idea que de algún día se ira de mi lado, pero espero y no sea pronto... ¡Dios mio!, acepto que soy una egoísta por desear poder retenerlo a mi lado... espero y su mujer pueda perdonarme por sentir esto", mordiéndose los labios, de forma ligera negó con la cabeza sin saber que el destino de ambos acababa de ser decidido.
(Oficina del general Volkov)
Bebiendo su tan acostumbrada taza de café, el mayor firmaba los documentos que debían ser despachados a la brevedad posible.
"Coronel Pavlov, en cuanto amanezca deberá entregar las nuevas disposiciones que han llegado desde nuestra capital"
"Como usted ordene, señor", haciendo el saludo militar, replico.
El general asintió mientras que en sus labios se dibujaba una agradable sonrisa. "Han sido cuatro años los que estos hombres y mujeres han estado lejos de sus hogares y sus familias, así que ya es tiempo de que muchos de ellos regresen al Sur. Sin duda es una noticia que los emocionará"
"Su regreso será todo un acontecimiento. Serán días de interminables fiestas"
"Imagina la emoción de todas esas madres, esposas e hijos cuando vean que sus hombres regresan convertidos en héroes... imagina tan emotivos reencuentros", satisfecho, el general agrego.
Notas de autor;
Sé que he estado escribiendo capítulos cortos, pero se debe a que no tengo tiempo y mi pc se averío. Perdonen si hay mas faltas de ortografía que de costumbre.
Kaiohmaru; Es gracioso que su falta de comunicación lo unico que logra es que ambos piensen cosas equivocadas, sobre todo Michiru, que se anda imaginando lo peor.
Michelle; Es comprensible que Michi tenga esos pensamientos, después de todo piensa que ella y su bebé mucho no le importan a Haruka, además de verlo como un sentimiento prohibido. Sin duda, por su silencio ambos se condenan a sufrir.
Isavellcota; Heinre deseaba el bienestar de su hija. Y es que estando ya casada habría sido mas difícil que Gunther la hiriera, aunque como vemos de él se podía esperar todo. La guerra a todos los volvío desconfiados, tanto que les es imposible abrirse, ahí tenemos el caso se Amy y Kirill, que ambos no comprenden que pasa por sus vidas.
Kyoky; Haruka es Haruka y siempre va a dar a maliciar xd, además de que nunca se le va a quitar lo coqueto, pero en este caso por andar en la guerra no le quedo mucho tiempo para serlo xd. Es confuso lo que hace Lita, por un lado es bueno que se preocupé por ellos (independientemente de lo que le hizo), pero también esta mal porque los hace pensar que sigue vivo X(, sin querer serlo, es cruel.
