Ao no exorcist no me pertenece.
Re make porqué la versión anterior estaba muy pedorra.
Satán observó como el heredero al trono de Gehenna se paseaba felizmente de un lado a otro mientras vestía el uniforme de la Academia de la Verdadera Cruz. Sabía que Demaros estaba increíblemente emocionado por la misión que se le había otorgado, era la primera oportunidad que se le presentaba para visitar Assiah, y tal finalmente romper la barrera que les contenía en el infierno.
Demaros nunca había sido como sus hermanos, ser un híbrido le había proporcionado muchas ventajas en la relación a unos asuntos y muchas dificultades para otras, dificultades que él mismo se había ocupado de erradicar. Aun sin contar la ayuda de Satán, Demaros se había esforzado por sobresalir de todos sus hermanos. Sabía que sus condiciones básicas eran diferentes, pero se había esforzado en borrar dichas diferencias durante sus primeros 80 años de vida de la misma forma en la que se había esforzado por resaltar las debilidades de sus hermanos y crear una brecha entre estas y las fortalezas que él poseía.
Satán podía decir con toda confianza que estaba orgulloso de la evolución de su heredero, pues consideraba que era el demonio más sádico y fuerte de todos, y sería el gobernador más tirano que haya existido una vez que le haya derrotado en un duelo por el trono.
Frente a Satán, y con una expresión de gran molestia, se encontraba su hijo pródigo. Aun cuando Satán no podía atravesar a Assiah, tenía ciertos métodos para fastidiar al susodicho hasta haberlo convencido de regresar a casa, donde una vez hubo llegado se le advirtió de su participación en el nuevo plan de Satán para conquistar Assiah. Estaba inconforme, tendría que ser ciego para no darse cuenta de ello, estaba plenamente consciente del apego que tenía el segundo príncipe demonio por la otra dimensión, pero claro que no tenía planeado tomar en cuenta las emociones humanas ante las cuales había cedido Samael.
-¿Está consciente de todo tu plan? – Preguntó una vez fastidiado por las mofas de parte de sus hermanos.
-Por supuesto. – Respondió con una sonrisa bizarra. – Es mi orgullo, estoy seguro de que no fallara.
-De acuerdo. – Respondió Samael invocando una de sus molestas puertas para atravesar el espacio tiempo. – Demaros, es hora de irnos.
Demaros, quien tenía sus sentidos incluso más desarrollados que los de los demás, acudió de inmediato frente a su trono hincándose sobre una rodilla.
-Padre. – Le nombró. – Puedes estar seguro de que pronto Assiah será un nuevo reino para nosotros.
Satán sonrió, orgulloso, e hizo un ademán para que se pusiera de pie y se retirara. Pronto sus dos hijos partieron a la otra dimensión.
-Se que así será, hijo mío.
-Samael, ¿Qué es esta cosa tan horrible? – Preguntó Demaros mientras tomaba una de las figuras chibis que tenía sobre su escritorio. – ¡Parece un gnomo!
-En esta dimensión soy Mephisto, no Samael. – Le dijo mientras le quitaba su figura, molesto. – Y no puedes estar agarrando mis cosas.
Demaros se encogió de hombros. – Realmente no me importe, es horrible de todas formas. – Canturreó de forma burlona mientras daba vueltas a lo largo de la oficina. – Y bien, ¿Cuál es mi nombre? Señor M-e-p-h-i-s-t-o.
Mephisto frunció el ceño y se sobó las sienes, recordándose que frente a él estaba el juguete favorito de su padre y no podía perder la oportunidad de convertirlo en su arma. – Que molesto eres. – Farfulló. – Tu nombre es Rin, Okumura Rin.
Hola, gracias por leer. Recuerdo que cuando recién subí esta historia estaba muy orgullosa de lo que había escrito. Pero ahora que me he vuelto a poner a escribir me di cuenta de fue una cagada, es horrible y demasiado cómico para lo que quiero con este fic, sí que decidí volver a escribirlo.
A partir de este momento tienen la advertencia de uso de un vocabulario vulgar, más comúnmente en mis notas que en la trama.
Gracias por leer. Nos leemos en el siguiente capítulo.
