Contenido: Yaoi, oneshot, intento de romance, humor, fluff, etc. Parte de la serie #Flufftober2023 propuesto por la página "Es de fanfics".
Pareja: KuroTsukki (Kuroo Tetsurou x Tsukishima Kei)
Disclaimer:
Hikari: Es turno de un fandom al cual no le he escrito mucho, pero adoro demasiado esta shipp. En fin, ya saben que ni la obra original, así como sus personajes, no me pertenecen, todo es de la auditoría de Haruichi Furudate por lo que este fic solo fue escrito por ocio y sin fines de lucro. ¡Disfrútenlo!
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#Flufftober2023, 8 – Fuerte de almohadas
-Disculpe las molestias- a pesar de tratar de decirlo con la mayor cortesía posible, Kuroo sintió como su voz quería quebrarse a mitad de la oración mientas hacía una leve reverencia. Sonrió a pesar de la mirada acusadora del joven que le veía desde el interior de la casa, claramente disgustado por la presencia de un extraño.
-Estaremos en mi habitación haciendo los planes para mañana- decía el rubio menor, mientras le ayudaba con una de las maletas que cargaba en sus manos- Deja de mirarnos de esa manera, por favor- claramente irritado, Kei confrontó directamente a su hermano, quien mantenía sus brazos cruzados y alzaba el mentón tratando de verse aún más amenazante.
-Pueden hacerlo en la sala. Hay más espacio- a pesar de sonreír, el tono en la voz de Akiteru era todo excepto amigable.
-No nos podremos concentrar con todo el ruido. Estaremos bien- indispuesto a comenzar una discusión en el pasillo, Kei comenzó a subir las escaleras hacia su habitación. Kuroo sonrió y decidió seguir en silencio al rubio ante la obvia negación de quien era el hermano mayor. El pelinegro sintió la sed de sangre atacarle desde la nuca hasta que por fin la puerta del cuarto se cerró a sus espaldas, dejando salir un aliviado suspiro por haber sobrevivido ante tal escena.
-Lo siento, se supone que no habría nadie en casa este fin de semana- el tono de Tsukishima se aligeró bastante, una vez que se supo solo con el mayor- Pero mi hermano llegó de improviso y al final mamá también canceló sus planes- tronó los dientes, dejando ver su evidente irritación.
-No te preocupes- alzó la mano, queriendo calmar a su novio- Es verdad que debemos hacer los cronogramas para mañana.
Tsukki se sentó sobre el suelo alfombrado, justo al lado de la mesita del centro y le dedicó una mirada no muy difícil de entender a Kuroo, quien tomó asiento al otro lado.
Tsukishima Kei cursaba el segundo año de preparatoria en el Instituto Karasuno. Por otro lado, Kuroo Tetsurou era un estudiante de primer año de una universidad de Tokio. A primera vista, no había razones por las que estos dos deberían estar envueltos en una misma actividad, sin embargo, la situación podría entenderse si se hacía mención a la relación romántica a distancia que mantenían desde hace casi seis meses atrás.
Miyagi y Tokio eran lugares bastante distanciados, era bastante difícil crear situaciones ideales para encontrarse, ni siquiera las llamadas telefónicas demasiado largas eran normales entre ellos, con las actividades del club de voleibol de Tsukishima y los deberes universitarios y trabajo de medio tiempo de Kuroo entre ellos era inusual encontrar tiempo de sobra.
Aun así, decidieron que esto valía completamente la pena.
Por muy cursi y estúpido que aquello sonase.
Simplemente, esta era la segunda ocasión, en toda su relación, que podían verse de frente. Y todo gracias a una casi milagrosa secuencia de hechos que no había sido planeada por ellos mismos.
Después de todo lo ocurrido el año pasado, Karasuno y Nekoma reestablecieron sus lazos competitivos, y no era raro que compartieran sesiones o campamentos de práctica para enfrentar a sus equipos de voleibol. Y, luego de que el entrenador invitara a Kuroo para participar como un ex alumno de la escuela, por fin Kuroo encontró la perfecta oportunidad para ver a su pequeño novio después de un largo tiempo de abstinencia.
El plan inicial era que Tsukki le permitiría pasar la noche en su casa para ir juntos al campamento del día siguiente. Podrían platicar, planear el cronograma del campamento, ver una película juntos, besarse, tocarse y finalmente… bueno, hacer eso que todo adolescente hormonal quisiera hacer con su pareja luego de meses de ausencia.
Era un plan demasiado sencillo pero que le llenaba de emoción cada fibra de su ser.
Pero, justo como había mencionado el de lentes hace unos momentos, el plan perfecto se vio alterado por la simple presencia del hermano y madre de Kei dentro de casa. No habría mayor problema si tan solo lo hubiesen recibido como un senpai de otra escuela al llegar como invitado, pero en el pasado Kei se vio obligado a confesarle a su familia la relación que llevaban ambos con todo y lujo de detalles.
O al menos eso creía debido a la forma asesina en que el Tsukishima mayor lo saludó en la entrada de la casa. Con esa línea silenciosa de "acércate más de lo debido a mi pequeño hermanito y considérate hombre muerto" que salía de la mirada furiosa de Akiteru.
- ¿Que tanto sabe tu hermano mayor sobre nosotros? - tuvo que preguntar para cerciorarse, esperanzado porque su miedo estuviese infundado.
-Le dije que comenzamos a salir hace meses. Mamá se lo tomó bastante bien, pero él parece más renuente a aceptarlo- "claro, eso supuse"- Tuvimos una discusión aquella vez, pero tuvo que terminar de aceptarlo luego de que mamá interviniera. Él ya ni siquiera vive aquí, solo está de visita por unos asuntos, así que no debería ni siquiera tener opinión al respecto.
Kuroo tragó saliva queriendo deshacer el nudo que se formó en su garganta al notar la irritación de Tsukki al mencionar aquel recuerdo. A pesar de ser dos años menor que él, cuando Kei se molestaba era lo suficientemente intimidante para poder aplacarlo a él también.
-Así que no te dejes molestar por la actitud de mi hermano. Sigamos con lo que teníamos en mente.
-Aunque el más frustrado pareciera que eres tú- Kuroo recargó su codo sobre la mesa, y a su vez, su rostro sobre su palma, permitiéndose acercar poco más su cuerpo al de Tsukki, aun si estaba el mueble entre ellos. Reprimió una risita al notar el tierno sonrojo subiendo por las mejillas hasta las orejas del rubio, pero que, sin mayor preámbulo, comenzó a también inclinarse para acercar su propia cara a la del pelinegro.
El mayor alargó un poco más su cuello y casi comenzaba a percibir el aliento del menor cuando el fuerte ruido de la puerta azotándose dejó a ambos helados y sorprendidos.
-Mamá dice que ya está lista la cena- con una expresión parecida a la de un asesino en serie, Akiteru fruncia aún más el ceño al imaginar el tipo de situación que se llevaba a cabo. Por otro lado, Kei simplemente resopló frustrado antes de ponerse de pie.
Kuroo pensó que de ser posible que las miradas pudiesen matar, seguro ya habría sido asesinado mil veces por el Tsukishima mayor.
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- ¿Que mierdas estás haciendo? - preguntó no de manera muy alegre Kei, cuando notó la extraña actitud del pelinegro mientras apilaba varias almohadas a la mitad de la cama, justo cuando ambos se preparaban para dormir.
-Me conozco lo suficiente para saber que, aun vez que estemos los dos juntos, acostados en LA MISMA CAMA, no podré controlarme y terminaré… dejándome llevar- Kuroo se atragantó con sus propias palabras en la última parte, avergonzado tanto de sí mismo que se sintió en la obligación de apartar su mirada- Y eso no me molestaría para nada, de no ser porque sé que hay un monstro con gran sed de mi sangre, durmiendo justo en la habitación de al lado.
-Te dije que no te preocuparas por él- Kuroo supo de inmediato sobre el inconforme del otro con tan solo escuchar su tono de voz- No dijiste nada luego de oír que no había un futón para ti, no te acobardes a estas alturas.
Tetsurou sintió una gotita de sudor resbalar desde su frente, pero ni siquiera así pudo volver a encarar a su novio.
La cosa es que, en casa de los Tsukishima, no había más que un solo futón de invitados, el cual, estaba en uso por Akiteru durante su estadía ahí, y aunque el mayor gritó que él dormiría en el suelo, completamente enojado por la opción de que Kuroo y Kei compartieran la cama del segundo, tuvo que admitir su derrota cuando Kei le aseguró que ambos se marcharían en la mañana, y que no habría problema alguno, ya que debían madrugar bastante temprano.
A pesar de haber tenido que asentir mientras apretaba la mandíbula, nada le garantizaba a Kuroo que Akiteru pasaría toda la noche con el oído pegado en la delgada pared, ansioso por ir a salvar a su hermanito ante cualquier señal de situaciones indecorosas entre ambos jóvenes.
Al ver su testarudez, Tsukki terminó refunfuñando en silencio antes de apagar las luces de la habitación y hundirse entre los cobertores, en su mitad respectiva que lo separaba de la de Kuroo, claramente enfadado por la estúpida actitud del mayor.
- ¿Estás enojado? - preguntó en murmuro Kuroo, a pesar de poder reconocer por completo la respuesta. Se acobijó dentro de la cama y, aunque alzó el rostro, las almohadas le impedían poder ver de cerca el rostro de su pequeño novio.
Por supuesto, el silencio fue su única respuesta.
-Sabes que no fue mi intención hacerte rabiar. Solo quiero evitar cualquier descontento con tu familia. Es tu hermano, después de todo- nuevamente, no recibió contestación alguna- ¿Tsukki, estás dormido?
Kuroo alargó su brazo sobre las almohadas, queriendo llegar a lo que supuso sería la espada de Kei, pero el movimiento del cuerpo del rubio alejándose fue suficiente para hacerle entender que realmente lo estaba escuchando.
- ¿Kei? - nombró más bajo. Un respingo por parte del rubio fue suficiente para sentir la ternura invadiendo su pecho, y supo de inmediato por qué había hecho aquel sonido. Era rara la ocasión en que lo llamaba por su nombre- ¿Kei, puedes darte la vuelta?
-No- cortante, Tsukki se hizo un ovillo, envolviéndose aún más entre las cobijas.
Despegándose de su plan inicial, Kuroo levantó la almohada que estaba más arriba, quitándole cierto soporte a la cabeza de Kei, pero sin darle demasiado tiempo para poder reaccionar de cualquier manera, apartó también algunas cobijas, encontrando su nuca pálida debajo de todas ellas.
Sin pensarlo demasiado, acercó su boca y plantó un beso en ella, sacándole un pequeño gritito de sorpresa al rubio, quien de inmediato se giró para confrontarlo.
Bien podría haber recibido una ola de regaños y quejas, pero no perdió el tiempo para acallar todo eso con un beso, ahora en los labios, el cual al principio fue ciertamente algo torpe pero que con pocos segundos transcurridos terminó siendo el culpable de elevar la temperatura de ambos cuerpos.
Sus lenguas se rozaron entre ellas y sus dientes chocaron distraídamente algún par de veces. Cuando el acto comenzó a ser asfixiante y a causar algunos mareos, finalmente se dieron el permiso de separarse, tan solo un poco, para recuperar un poco de aire.
- ¿No decías que te ibas a contener? - se quejó con voz ronca Tsukki mientras trataba de hundir su rostro en el colchón- ¿Dónde quedó eso de tenerle miedo a mi hermano?
-Bueno, lo reconsideré al notar la decepción en la cara de mi pervertido novio - un gruñido le indicó que aquel comentario no le había agradado en lo más mínimo a Kei- Así que supongo que tendremos que ser muy silenciosos para que no se dé cuenta.
-La barrera de almohadas fue entonces solo una pérdida de tiempo para un depravado como tú, ¿no? - Tsukki alzó una ceja, altanero y arrogante, queriendo provocar al mayor, quien solo le sonrió con arrogancia antes de volverlo a besar, esta vez mucho más lento que la última ocasión.
En silencio, cuidadosos, lentos pero seguros.
Haciendo a un lado el resto de las almohadas ambos se reencontraron por debajo de los cobertores, y eliminando las barreras de la ropa, para volverse a descubrir entre ellos.
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Hikari: Cortito y simple pero me encantó regresar un ratito a mis hermosos niños del voleibol. Estamos empezando la segunda semana y yo aun no termino de escribir todo lo que quiero jajaja. ¡Deberé esforzarme más! Por lo mientras me dispido, hasta mañana. ¡Bye bye-perowna!
