Un año, eso era lo que él había estado esperando para ése momento, el momento en el que Mary Jane recapacitase, y finalmente se sentase a hablar con él. Situación por la qué él se había desvelado fantaseando sobre cómo sería, sobre las palabras que diría, los lugares a los que irían… Pero nada de eso sucedió. Ese ímpetu, ese amor… Se había marchitado, se había roto, se había muerto.

Un poco de retroactiva.

Estaba en su departamento, vacío, sólo, sin casi nada para comer, con un sofá cama y un televisor… Cómo un completo perdedor, un total y completo perdedor… Uno que llevaba sin ducharse tres días por falta de agua y ganas.

Mary Jane Watson, la eterna amada de Peter Parker, que, habiendo Sido manipulada del peor modo posible, quedó atada a un hombre que creía amar, pero que muy en el fondo, sabía que no lo hacía. La reciente desaparición de sus hijos, saber que estos eran en realidad una farsa, hizo que ella se fuera dando cuenta de eso. A medida que pasaban los días, ella fué recordando, añorando, deseando estar al lado de Peter, en un lugar que ella siempre reconoció como "su lugar de honor", lo que llevó a que ella tomase la decisión de abandonar a Paul Jeremiah Rabin. Lamentablemente, ella sabía que la distancia creada por ella misma, entré ella y Peter, era demasiado amplia cómo para intentar cruzarla así cómo así, pero sí por algo era conocida Mary Jane, era por su implacable determinación, una que durante ese año, fue olvidando, junto al hecho de haberse estado olvidando de si misma… Hasta ahora. Ese día, ese 25 de septiembre, se duchó, se puso su mejor ropa, y salió de su departamento, uno que había conseguido tras alejarse de Paul, en búsqueda de recuperar lo que ella nunca debió haber perdido. Esa decisión, lejos de ser aleatoria, fue completamente deliberada.

Llevaba una bolsa, en dónde llevaba varías cosas importantes. Fotos, cd's, una película, tarjetas con escritos suyos, y dos cartas, dos confesiones, una de perdón, otra de amor. Ella se había Volcado completamente en eso, en lo que ella podía decir, era el proyecto de su vida, el más importante, el que decidiría su destino en más de un aspecto… Demonios, hasta se había puesto el perfume que a Peter más le había encantado. Ella no fue como Mary Jane Watson, ella fue cómo la mujer de Peter Parker, una reina yendo a buscar a su rey.

Y como grande era la preparación, grandes eran las expectativas que ella se hacía. No pudo evitar hacerse todas las ilusiones del mundo, se sentía cómo una adolescente enamorada por primera vez, llena de sueños, esperanzas, y una determinación que parecía de hierro, una que comenzó a flaquear cuando se dió cuenta de que había cometido un pequeño error de cálculo. Peter Parker, hacía una semana, se había mudado de apartamento, y ella, ya no sabía dónde encontrarlo.

No perdió un sólo segundo, y amén de arruinar la sorpresa que ella tenía para Parker, lo llamó, eso fue lo que hizo. Sintió un pequeño alivió cuando escuchó que el teléfono móvil marcaba, pero cada segundo que tardaba en contestar era cuánto menos… Doloroso. Era un recuerdo de cuánta distancia había crecido entre ella y Peter, una distancia que ella estaba completamente determinada a cruzar, por él, por ella, por ellos. Propósito que se vió truncado cuándo de pronto...

—TU-TU-TU—

El frío silencio de una llamada no contestada llenó el oído de Mary Jane. Pero ella no se rindió, ella volvió a llamar, y el resultado esta vez fué diferente, muy diferente…

—… ¿Hola?— Se escuchó una voz, una que fué imposible para ella el no reconocerla. Una inconsciente sonrisa se posó en los labios de MJ, estaba tan feliz que no se dió cuenta de la cautela con la que Peter habló.

—Hola Peter, soy yo, MJ.— Ella habló con cierta soltura, necesitaba mostrarse confiada de sí misma.

—… Lo sé.— Una voz, sin ganas, pero firme, le contestó. Eso hizo que se encendieran las primeras luces de alarma para MJ.

—Oh, bueno, yo… Uhm, quiero hablar contigo… Hay mucho de lo que hablar.— Menos eufórica, más solemne.

—¿Que es lo que hay que hablar? Sí es sobre Jackpot, estaré allí en un momento…— Algo se escuchó moverse, algo que MJ pudo reconocer cómo una lata y una caja.

—Nonono, no es sobre eso, es… Sobre nosotros.— con un tono más firme que el que ella hubiera deseado, uno del cuál se arrepintió al momento de hablar. —Yo… Vine a buscarte para hablarlo, pero no estabas… Ya no vives acá. ¿Puedo saber dónde estás ahora? Es importante que… Lo hablemos en persona.—

—MJ yo… ¿Que es lo que quieres?— El enfado de su voz hizo que ella se tambalease, que su corazón se pusiera a bombear más sangre de la que ella quería en esos momentos, la hizo ponerse nerviosa.

—P-Peter, concédeme esto, aunque sea un lugar…— Ella rogó, algo que pocas veces hacía… Ella lo hizo.

El silencio del otro lado de la línea hizo que toda la Confianza con la que ella había indicado eso se viera comprometida, uno que ella cortó con un suspiro que se vió recibida por la otra línea, lo que le sirvió para saber que al menos aún no estaba sola.

—Coney Island… Supongo.— Al momento, los ojos de MJ se iluminaron.

—Iré para allá inmediatamente.— Contestó, saliendo con toda la determinación que le quedaba, y una sonrisa que lentamente se iría haciendo más temblorosa con el pasaf de los minutos.

El trayecto en autobús fue menos cómodo del que ella hubiera deseado, al menos fue corto, no tan molesto cómo ella hubiera esperado en primera instancia.

Ella, cómo sí hubiera entendido el sitio exacto en dónde sabía que Peter querría hablar con ella, caminó hasta el muelle, hasta el final. Esperando, esperándolo… Y así pasaron dos horas, dos tortuosas horas en dónde su amado no aparecía. ¿Acaso acababa de ser plantada? El sonido de unos pies caer de la altura le hizo sonreír. Ella se levantó, y miró hacía atrás.

Lo que hubiera sido un rostro radiante, lleno de vida, sueños y esperanzas, ahora era un rostro cansado, sucio, despeinado… Grasiento. De algún modo, las dos visiones chocaron, quedándose una sola cosa cómo conjunto… La visión fue ciertamente deprimente. Eso la decepcionó parcialmente, pero no evitó que ella le sonriera. Quiso guiñarle el ojo, pero sabía que era demasiado pronto. Cuando estuvieran en la noria, abrazados, podría ser, o eso soñaba ella. En realidad, aunque su preparación era grande, no tenía un plan en concreto, y si es que lo tenía, lo había olvidado por completo.

—¡Hola Peter!— Saludó con más ánimo que en todo lo que había dicho en ese año. —Te ves cansado...— Ella acercó su mano hacia él, despejando el cabello del rostro de su amado. —¿Has descansado bien?—

—…¿Supongo?— Esa respuesta no fue la que ella esperaba, es más, no sabía que esperaba de respuesta a su pregunta.

Ambos se miraron fijamente durante algunos segundos, las mejillas de MJ se ruborizaron por ese instante, tanto que miró hacia otro lado.

—Peter, yo… Tengo muchas cosas que decirte, y no se cómo hacerlo, pero… Creo que esta es la mejor forma de hacerlo: Peter, lo siento, lo siento mucho por todo lo que te he dicho, te he hecho pasar, tú… Tú jamás has merecido nada de lo que te he dicho durante este último tiempo. Las cosas no han sido faciles para mí, y se que para tí mucho menos… Te estaré eternamente agradecida por todo lo que has hecho por mí, incluso cuando tal vez no lo haya merecido…— Ella se detuvo un instante, el pequeño y preciso instante para mirar al rostro de Peter, de su amado.

Un rostro que horrorizó a MJ al ver lo que había en sus ojos. Dolor, desconfianza, miedo...


¡vaya! un poco intenso, quizá con algunas inconsistencias. me veo tentado a sacar una parte dos, pero por otro lado... me veo tentado a dejar que ustedes hagan el relleno de cómo seguirá la historia en sus cabezas.

¡bwajaja!

¡hasta otra!