Otro dia en la oficina había transcurrido con normalidad, era jueves y aun tenia mucho que preparar antes de irse de viaje, aun tenia que lavar ropa y preparar las maletas, trataría de no llevar muchas cosas no era de la que les gustaba ir al gimnasio, mucho menos cargar con 4 maletas por lo que reduciría a lo mas indispensable su equipaje, desearía ser un poco mas como Laura, su compañera de viaje, mas activa mas organizada, pero al ultimo no sabia si eran rasgos de su personalidad o solo trastorno obsesivo compulsivo, aun estaba debatiendo eso. Laura a comparación de ella ya tenia lista su mochila de viaje, casi del tamaño de ella misma, era una chica menuda, rubia, ojos azules y fuerte a pesar de su apariencia, en 3 días viajaban a Rumania y posteriormente a Grecia, tendrían 15 días de vacaciones y pensaban disfrutarlos al máximo, un viaje que tenían un año planeando, contactos, reservaciones, y agenda todo ya estaba hecho.

Mila era una chica de 29 años de ascendencia latinoasiatica, y naturalmente delgada, disfrutaba mucho el senderismo, pero era un procrastinadora de primera. Laura de 30 años de edad era todo lo contrario a ella, sin embargo congeniaron muy bien en el trabajo, eran buen equipo, después de unos meses de verse todos los días y trabajar juntas, un dia Mila le preguntó a Laura si conocía de algún departamento disponible ya que su casero le había pedido su departamento y no tendría donde vivir en un mes, por lo que Laura ofreció un cuarto que tenía disponible en el suyo en lo que ella encontraba un lugar adecuado, así le ayudaría con los gastos unos meses y asi ella buscaría con toda la calma del mundo, de eso ya hacia dos años, y se habían convertido en compañeras de piso sin problema alguno, de vez en cuando tenían sus diferencias pero nada alarmante.

Así que después de un año decidieron irse de viaje juntas ya que viajar al otro lado del mundo era algo que ambas tenían en su lista desde que se emanciparon. Rumania había sido el destino que había elegido Laura no solo le daba curiosidad sino que por lo que sabia tenia familiares ahí, y quería tener la posibilidad de contactarlos y conocerlos ya después de pasar unos días ahí y visitar unos castillos viajarían a Grecia a petición de Mila, que moría por visitar Santorini y la acrópolis de Atenas.

Entonces llegó el dia, se dirigieron al aeropuerto de Los Angeles para abordar el primer avión, los esperaba un vuelo de alrededor de 14 horas o mas si había algún retraso y mas de 5 escalas, seria un viaje agotador, pero después de unas selfies y unas publicaciones en Instagram dieron por iniciadas las vacaciones de verano que tanto habían planeado.

Se escucharon risas, y gritos a lo lejos

Pensó que seria cuestión de acostumbrarse, y eventualmente se habituaría a todo el ruido afuera de su castillo, pero el ruido seguía llegando, quizá por las puertas permanentemente abiertas, pensó que tal vez era hora de cerrarlas por la noche, o quizá unas dos veces por semana, lo pensaría el dia de hoy. Mientras tanto se levantó, se lavó la cara con el agua que tenia en su pequeño baño en la habitación, se vistió y se procedió a bajar las grandes escaleras de lo que alguna vez fuera el castillo de su fallecido padre Drácula.

Al salir del castillo saludo a los hombres sacando agua del pozo cercano, aun a pesar de los años transcurridos era raro ver a toda esa gente reunida de lo que ahora el pueblo Belmont, había muchas casas a una distancia considerable del castillo, esto a petición de el, nunca se sabe si ese vejestorio seria movido otra vez, porque destruido no estaba. Por seguridad de los aldeanos pidió mantener esa distancia, a lo lejos pudo observar los muros altos en protección que si bien estaban casi intocables, nunca estaban de mas, después de todo no cualquier vampiro viene a molestarla aldea en la que vive el Alucard, el ultimo descendiente de la casa Belmont y una de las magas mas poderosas que haya existido, se consideraba a su aldea una de las mas seguras, pero no exentas en su totalidad, prueba de esto hace unos meses, ya que fueron victimas de una emboscada en la que Greta había muerto salvando a un niño de unas garras de esa criatura de la noche que habrían cercenado la cabeza del menor sin problema alguno, en su lugar encontraron la espada de Greta, pero no alcanzó a moverse lo suficientemente rápido para esquivar un segundo ataque que rasgó desde su hombro derecho hasta debajo de su esternón y aunque la salvó del golpe final, falleció al dia siguiente, entre la pérdida de sangre significativa y una fiebre que no cedió por mas que la trataron, lo único que pudo hacer fue sentarse con ella mientras tomaba su mano, y a pesar de que poco antes de morir le dedicó una ultima mirada, no supo si era obra de la fiebre o si era un ultimo gesto de despedida, hasta la fecha se levanta pensando esto último.

Después de este ultimo evento había adoptado una rutina, especialmente ahora que Trevor y Sypha estaban viajando con Simon por primera vez a insistencia de Sypha, después de todo quería que viviera la vida de oráculo aunque sea una vez y por un periodo corto de tiempo, Trevor no estaba muy deacuerdo con esta situación por lo que el pudo apreciar.

Por lo que Alucard se encargaba de patrullar por un radio de al menos 2 kilometros todos los días, caminar le despejaba la mente y a sobrellevar el luto. Pasó por el riachuelo cerca de los muros, su lugar predilecto para pescar, siempre encontraba alguno de buen tamaño o varios, a veces llevaba al pequeño mercado que se había formado cerca de la bodega, los dejaba con la señora Beth, era muy buena cocinera y manejaba el orfanato, era vital que no se quedara sin suministros.

Y en eso estaba cuando una luz, apenas un rayo demasiado brillante fue captado por su ojo derecho, muy breve, tal vez demasiado breve para que un humano cualquiera lo haya captado, pero el no era un humano cualquiera, por lo que tomó su espada y se dirigió a esa dirección a paso tranquilo, si bien no era normal, tampoco sentía sus instintos de supervivencia activarse.

Cuando llegó se dio cuenta que estaba al borde de un pequeño acantilado por lo que se asomó quedando brevemente expuesto, sin embargo al agudizar su oído no escucho nada, solo el cantar de las aves, roedores quizá pero nada mas, por lo que bajó, siguió caminando y al pararse agudizó mas el oído y entonces lo escuchó, un grito de una mujer a lo lejos, se dirigió en esa dirección, topándose con una cueva y un olor que conocía muy bien, una criatura de la noche, la pestilencia era innegable, le escocia la nariz, otro grito… se apresuró a entrar a la cueva.