Capítulo 47- Diferencias

No hubo respuesta, por lo que a Todomatsu no le quedó más que avanzar y acercarse al otro. Pudo comprobar que Atsushi no dormía, pero estaba mirando hacia la ventana como si estuviera hipnotizado. El menor suspiró y se quedó de pie frente al muchacho. Cuando por fin volvió en sí, Atsushi alzó la vista para encontrarse con la mirada de confusión de Todomatsu.
En ese momento ninguno de los dos supo bien qué hacer. Todomatsu tenía el instinto de acercarse rápidamente a él y abrazarlo, decirle que lo había extrañado y que no se preocupara por nada, pero tenía tanto que preguntarle… Por otra parte, Atsushi sentía que, si no hablaba el primero, no podría seguir viviendo con Todomatsu de la misma manera en que había vivido siempre. Un remolino de emociones pasaba por su persona otra vez. Había pasado bastante desde que no se sentaban y hablaban juntos como debía ser. Incluso mucho antes de que los problemas actuales salieran a flote.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Todomatsu primeramente, con un tono de voz suave y de verdadero interés.
Atsushi, quien no se esperaba tal empatía por parte del otro, solo le brillaron los ojos y su entrecejo se frunció con culpabilidad. Alzó la vista para verlo fijamente.
—Todomatsu, yo... ¡La culpa fue mía por no hablar cuando debía hacerlo! ¡Yo nunca te engañé! Nunca lo haría... Escucha, ¡en realidad Kaede es…!
Todomatsu meneó la cabeza un par de veces para interrumpir a Atsushi y hacerle saber que debía olvidar todo. Se sintió confundido al notar la desesperación del otro por intentar resolver todo de inmediato. Hacía tanto que no lo veía así.
—Está bien, Atsushi-kun. Te creo. Dejemos de discutir por esto y hablémoslo con calma. No hace falta saber quién está bien y quién está mal.
—De verdad, Todomatsu. Sufriste mucho por eso, pero aquí no hay ninguna infidelidad de por medio y yo también te hice sentir mal por hacerme ideas erróneas… ¡Deja que te lo diga todo de una vez!
—Hey, está bien, está bien. —Todomatsu puso una mano en la rodilla de Atsushi para intentar tranquilizarlo. ¿Desde cuándo no se tocaban? No podía ni siquiera recordarlo. Sentirlo cerca de nuevo le hizo tener una sensación extraña. Se sentó justo a un lado del sofá para que pudieran dialogar, cerca suyo. Quizá era nostalgia, quizá era su apego. Al notar que de nuevo le prestaba atención siguió hablando—. Hablaremos de eso en un momento, ¿está bien? Solo quiero saber cómo estás. Yanagida-kun me dijo que tuviste un incidente… Un ataque, en realidad. ¿Cómo te sientes? —repitió.
En vista de que no desistiría, le respondió lo que sabía que el otro quería oír.
—Ahora que estoy en casa me siento bien...
—Eso está bien —dijo y se despegó del tacto—. Me alegro. Porque, incluso si hubiera sido cierto que no me querías, que me engañabas y querías alejarte de mí, jamás habría querido que te sucediera algo, mi amor. Nunca… Y, de verdad yo… habría hecho lo que fuera para saber que estabas con bien.
—Todomatsu… —balbuceó. Poco le faltaba para echarse a llorar.
—Hay que tomárselo con calma, la verdad es que estuve pensando en muchas cosas mientras no estabas. Me desatendí de todo, no lo pasé bien, tienes razón. Pero no todo es tu culpa… He sido muy dramático. No es la primera vez que me pasa. Con mis hermanos he sido así desde siempre; es porque soy el hermano menor y tiendo a querer creer que todos están equivocados menos yo, pero, ya no soy así.

Se quedaron en silencio un momento. No había manera de que la distancia que había habido entre ellos cambiara tan pronto. No obstante, al notar que Atsushi llevaba puesto todavía el pequeño pisacorbatas con forma de parra de uvas que le había regalado hace ya un buen tiempo, pudo comprobar que en efecto no mentía. Atsushi lo llevaba siempre en su corazón. Todomatsu se sintió tranquilo.

—Atsushi-kun, no quiero que te sientas incómodo conmigo. Si hay algo de lo que no quieras hablar por ahora podemos dejarlo para después, ¿ok?
—Hay muchas cosas de las que quiero hablar ahora, no creo que haya un después. Además, sé que tú también quieres saber. Solo olvidémonos de quién está bien…
—… y de quién está mal.
—Sí.

De nuevo el silencio encontró un momento para hacerse espacio entre ambos. Después de relamerse los labios y pensar en cómo continuar, Atsushi dijo:

—Kaede… es la mujer que me crio por mucho tiempo. Ella es una persona muy importante para mí, sin embargo, sigue estando atada a los fantasmas de pasado que me atormentan. De ninguna manera podría permitir que supieras algo de ella, pero… todo ha resultado muy mal por mis pésimas decisiones. No es mi madre, pero fue esposa de mi padre por un tiempo y… mi padre…
—¿Lleva diez años en la cárcel, cierto?
—¿C-Cómo lo sabes?
—Digamos que… —suspiró— hubo un incidente en casa relacionado a eso. Conozco al tipo. Es decir, a tu padre. Hay mucho de qué hablar… Pero, primero lo importante y que me ha intrigado desde el principio. ¿Cuál era la razón por la que querías irte de Tokio? Te oír hablar por teléfono sobre eso.
—Era por Kaede. Ella quería que viviéramos juntos otra vez como antes, pero no sabía que ya no estoy solo. Solo eso.
—Está bien… Y, ¿qué le dijiste?
—Que no, ¡obviamente! No puedo dejarte, Todomatsu. Eres parte de mí, ¿tienes dudas todavía?
—Tranquilo, solo quiero entender tu historia. Ya no importa lo que haya pensado antes, ahora sabemos que fue un malentendido. Te creo.
—Lamento lo que pasó con Yanagida. Forzarte así debió ser terrible y además tuviste que soportar mis estúpidos celos cuando obviamente fuiste tú quien sufrió las consecuencias de una terrible relación familiar.
—Eso… ya es parte del pasado. Sobre Tou… No, olvídalo. No quieres oir ese nombre, ya lo sé.
—Hay que hablar de eso tarde o temprano.
—Sí, pero, ninguno tiene ningún recuerdo bueno relacionado a ese nombre.
Se quedaron un momento en silencio.
—Y, además, Todomatsu, quería decirte que yo soy Takeuchi. Es el apellido de Kaede. Y también es el apellido que me salvó de portar el nombre de mi padre. Cuando era adolescente tuve que pasar por muchas cosas… Y, aunque no lo creas, mi vida tiene mucho que ver con el estilo de vida de mi padre. Pero… Pero…
—Tranquilo, tómalo con calma. Yo… ya lo sospechaba.
—¿Qué?
—En mi desesperación hice muchas cosas que no debía, pero que sin embargo me ayudaron a seguir. Acudí a Futsuumaru, y él me ayudó en mucho para saber sobre ti. No lo suficiente como para dejarme tranquilo, pero sí gran parte de lo que necesito.
—¿Futsuumaru-kun? ¿Q-Qué te dijo?
—Un poquito sobre tu familia. Me habló brevemente sobre Takahashi-san, una muchacha que llevaba tu apellido actual.
—Takahashi-san… Cielos… —Se puso ambas manos en la cabeza.
—¿Vas… a hablarme de ella?
—Ta… Takahashi. Apenas, después de tanto, pude recordarla. ¿Cómo pude olvidarla?
—¿Olvidarla? —preguntó Todomatsu. Cuando pudo ver que Atsushi se quedaba cabizbajo con la mirada clavada en el suelo y los ojos llenos de lágrimas, decidió acudir a su ayuda. Se acercó a Atsushi y le sobó la espalda—. Tranquilo, ¿qué pasa? No tienes que decir nada ahora si no quieres…
—Todomatsu…
—¿Hmh?
—Si de verdad fuiste con Futsuumaru-kun, quizá no te dijo muchas cosas hasta que yo lo hiciera primero.
—Sí, dijo algo así. —A Todomatsu se le veía preocupado.
—P-Pero… no creo que pueda decirte nada…
—¿Eh? Tómatelo con tranquilidad, Atsushi-kun. Si te fuerzas podría pasar algo peor.
—Todomatsu.
—Dime.
—Yo no creía que los audios fueran importantes… De hecho, llegué a pensar que podrían afectarme por la negatividad que contienen, pero, después de todo, ahora lo recuerdo. La razón por la que no me deshice de ellos era para no perder esa parte de mí, es decir, esa identidad. No quería olvidar a Kaede, pero, a quien en realidad había olvidado era a Nozomi. Ella es… Takahashi. Nozomi Takahashi, mi media hermana. ¿Cómo pude olvidarla? —Y entonces una lágrima recorrió la mejilla de Atsushi—. No tengo perdón.
—¿Entonces esa Nozomi fue tu media hermana?
—Fue quien me enseñó el piano. Quien despertó mi interés por el… Tomé su apellido porque fue la persona a quien más quise durante toda mi vida en ese tiempo. No sabía ni siquiera yo mismo que tuviera una media hermana… Mi padre me obligó a conocerla. Fue fruto de una de sus aventuras con tantas mujeres. Teníamos la misma edad.
—¿Y… qué pasó?
Todomatsu sabía perfectamente que la chica estaba muerta, Futsuumaru se lo dijo. Sin embargo, quería conocer la versión de Atsushi en medida de lo que pudiera.
—No lo recuerdo… —Más lágrimas salieron de los ojos de Atsushi, las cuales limpiaba con desesperación, como si sintiera vergüenza por llorar frente a Todomatsu o quizá otra cosa—. No lo recuerdo… —repitió.

Hubo un momento en el que ninguno de los dos dijo nada; únicamente podían escucharse los gimoteos de Atsushi y Todomatsu seguía frotando su espalda para tranquilizarlo. Tenía ganas de llorar también, sin embargo, deseaba mostrarse fuerte, pues quería llegar al fondo de todo de una vez por todas. Todomatsu se sentía confundido.

—¿Sabes, Atsushi-kun? Me siento confundido… —dijo al cabo de unos instantes en los que supo que ya no se le quebraría la voz—. Hace unos años me contaste sobre ti y tu familia. Sobre la forma en que tu madre te había abandonado y de cómo tu padre te había obligado a conocer chicas. ¿Fue mentira? Si tu padre lleva poco más de una década en prisión, no puede ser cierto… Dime, ¿me mentiste? Cuando me contaste sobre cómo tu padre volvió a enamorarse de otra mujer y sobre cómo tú… Bueno, no fue verdad, ¿no es así?
—Es la verdad que yo conocía, Todomatsu… O eso es lo que mi mente quería que creyera. Quizá solo quería protegerme a mí mismo —susurró.
—No entiendo.
—No puedo contarte todo ahora claramente porque creo que yo… —hizo una pausa, pero parecía querer seguir la frase.
—¿Pero tú…?

El hecho de que Atsushi hablara sobre fragmentos de su vida de manera interrumpida hacía que Todomatsu se confundiera más. Estaba casi seguro de que ni siquiera el propio Atsushi sabía cómo lidiar con sus problemas y sintió pena por él. No sabía de qué manera podrían resolver sus diferencias de aquella forma, pues, por más que se explicara, Atsushi hablaba en partes sin poder hilar nada de manera correcta y no llegaban a ninguna parte.

—Yo… tengo amnesia.
—¿Eh? ¿Amnesia? ¿Cómo lo sabes?
—No estoy seguro. Las imágenes van y vienen… Y mis recuerdos también. Ahora que lo mencionas, en aquel momento cuando te dije todo aquello sobre mi familia, jamás pude recordar a Kaede o a Kinko o a Nozomi. He sido un tonto…
—Ahora que lo recuerdo, Maru dijo algo así, pero no estaba seguro de nada. Ni él ni yo.
—Quizá… necesito una hipnosis o algo…
—No, vas a estar bien. Solamente necesitas contarme todo lo que recuerdes por ahora, no hace falta que te sientas presionado.
—Lo siento, Todomatsu. Te hablé de mi madre, pero creo que esa versión no era verdad… No puedo recordar bien. En esto momento, ahora que pude recordar su rostro otra vez, me gustaría saber en dónde está mi hermana. —Una nueva lágrima se resbaló desde arriba hasta la barbilla.
—¿Sabes qué, Atsushi-kun? Todavía no logro entender casi nada, pero vayamos arriba a la habitación. Necesitas dormir, anda. Tuviste un golpe emocional, es evidente… Pero lo más importante ahora es que pienses con claridad luego de descansar lo suficiente. Vamos, ven conmigo. —Todomatsu se puso de pie mientras tomaba ambas manos de Atsushi para ayudarlo a levantarse, y lo hizo. Sin protestar subieron juntos a la habitación. Atsushi fue arropado por Todomatsu quien le quitó los zapatos, el saco y la corbata y lo puso sobre la cama como un niño asustado—. Duerme lo que necesites y no te preocupes por nada ahora, ¿ok? No tengo ningún resentimiento hacia ti. Hablaremos cuando estés listo.
—Todomatsu…
—Dime.
—Lo siento… por hacerte sufrir tanto. Si no me hubieras conocido no tendrías diferencias con tus padres y ahora tú no…
—¡Hey, basta! Está bien, todo está bien. No estás solo. Siempre me has ayudado cuando más lo he necesitado y ahora tú necesitas un empujoncito, nada más. Esto solo es una pequeña piedra más en el camino, vas a sentirte mejor una vez que hayas descansado. Anda, a dormir. —Todomatsu le puso las cobijas encima y lo palpó por encima con cariño y cuidado—. Voy a quedarme contigo hasta que te quedes dormido.

Atsushi no dijo nada más. Estaba totalmente absorto en sus memorias y recientes acontecimientos. A pesar de que era de día todavía, se dispuso a dormir sin objetar nada. Perdió el conocimiento casi de inmediato; el menor pudo notarlo al percatarse de que su respiración se había vuelto pesada.
Para Todomatsu era totalmente extraño ver a Atsushi de aquella manera, pues estaba totalmente acostumbrado a ser notablemente más sensible que el mayor. No obstante, entendía que, si de verdad había estado hospitalizado por un problema emocional, entonces debía ser verdaderamente importante lo que sea que pasara por su mente. Después de escuchar hablar a Futsuumaru y sumando el asunto de los audios y el saber al cien por ciento que Takeuchi era Atsushi, la posibilidad de que tuviera amnesia resultaba cada vez más cierta.

Estuvo a un lado de Atsushi unos diez minutos más luego de percatarse de que estaba sumido en un profundo sueño.

Atsushi durmió casi tres horas. Cuando hubo despertado, fue Todomatsu quien se aproximó al mayor luego de verlo enderezarse sobre la cama con el pelo revuelto y expresión aun somnolienta.

—Atsushi-kun, ¿cómo te sientes?
—Todomatsu… Creí que quizás todo había sido un sueño y seguiría en el hotel en Shikoku al despertar. Qué alegría…
—Ja, ja, tranquilízate. ¿Dormiste bien? Ten, es té de menta. Ayuda mucho para el estrés y el dolor de cabeza, te va a sentar bien. Cuidado que sigue caliente.
—Gracias… —Con cuidado tomó apenas un sorbo de la taza e hizo un gesto de gratitud.

Todomatsu seguía observándolo con detenimiento intentando notar si le ocultaba algo, pero no era así. Se sentó en una orilla de la cama mientras Atsushi seguía solamente enderezado luego de dormir un buen rato. El pelo se le aplacó y Todomatsu le dijo:

—¿Quieres que llame a la oficina en tu lugar y te reporto enfermo?
—No, no. Imposible. Ese es asunto mío…
—No es por desmotivarte, pero eres solo un número para ellos.
—Sé cómo tratar mis asuntos laborales, Todomatsu. Pero gracias.
—Bien, no insistiré.
Atsushi hizo una pausa luego de haber bebido casi todo el té por completo. Dejó la taza a un lado en el buró y se cruzó de piernas sobre la cama.
—Sobre hace rato… ¿Quieres escuchar? Tuve un sueño relacionado a ello. O quizá… eran memorias.
—Soy todo oídos, Atsushi-kun. También tengo cosas que decirte, pero tómate tu tiempo primero.
—Mi media hermana murió luego de la graduación. La vi en mi sueño, sonriente y linda como ella era… Cielos, no puedo creer que la haya olvidado. No recordaba ningún fragmento de mi vida en donde ella estuviera. —Los ojos de Atsushi de nuevo se volvieron a llenar de lágrimas—. Lo siento, no puedo mantenerme en calma… No me había dado cuenta de que la extrañaba hasta ahora. Perdí una parte de mí y no lo sabía.
—Confía en mí. Aquí estoy para escucharte… —dijo y posó una de sus manos en la de Atsushi tocándolo con ternura. Sus manos eran muy cálidas luego del sueño profundo.
—¿Sabes qué? Mi padre era un criminal y me negué a creerlo durante mucho tiempo. Muchas personas sufrieron sus abusos…. Una de las personas con más severas consecuencias a causa suya fue la hermana de Yanagida, mi prima. Creo que no pudo vivir con los recuerdos del pasado y dejó todo atrás para siempre, si sabes a lo que me refiero…
—Lo entiendo —dijo Todomatsu con voz queda y expresión de profunda pena.
—Creo que Yanagida estuvo obsesionado un tiempo conmigo pensando en que, si no podía vengarse de mi padre, se vengaría de mí. Es decir, soy el hijo de un monstruo, ¿no? P-Pero… no fue la única vez que hizo algo de ese tipo. Hacía toda clase de cosas y le divertía hacerlo… No estoy seguro de que verdaderamente fuera parte de la yakuza, pero, era algo parecido. Ugh, ¿por qué recuerdo todo tan de repente? No lo entiendo…
—Fue porque recordaste tu antiguo nombre, seguramente. ¿Hace cuánto dejaste de ser Takeuchi?
—Oh, fue peor todavía. Solía ser Tougou-kun. ¡Cuánto aborrecí llevar aquel nombre! Y Nishida-sensei insistía en usarlo… Le dije mil veces que no lo hiciera.
—Sobre eso…
—Era mi antiguo psicólogo. Creo que te diste cuenta hace un tiempo. Pues, bien, ese hombre también fue asesinado por mi padre, creo. Desde un principio creí que quería ayudarme con mis problemas, pero era solo un tipo contratado por mi padre para revelarle todas mis verdades y seguir torturándome cuanto pudiera con mi vida personal… quería saberlo todo sobre Kaede; mi padre estaba obsesionado con ella. A pesar de haberse casado con ella y luego del divorcio, quería saberlo todo. Huir con ella fue la mejor decisión que tomé. Ese monstruo nos acechaba a ambos todo el tiempo. Grababa absolutamente todas las conversaciones y yo no lo sabía. ¡No tenía idea! ¡Me vigilaba! ¡Lo grababa todo! —Chocó los puños sobre la cama con impotencia—. Cuando dejó de ser útil para mi padre hizo lo que tenía que hacer… No volví a verlo jamás. Y, la verdad, aunque tuve esas sesiones durante meses, no recuerdo nada más allá de lo que sigue en las grabaciones que están guardadas en el ático. Las guardé para nunca olvidar…, sin embargo, lo hice. Soy incapaz de recordar muchas cosas. No recuerdo bien a mi madre… No recuerdo si realmente me quería. No recuerdo si de verdad está muerta o fue una ilusión. —Las lágrimas brotaron de sus ojos.
Todomatsu se aproximó a él y comenzó de nuevo a frotarle la espalda. Estaba a un lado suyo dándole el apoyo que necesitaba.
—Futsuumaru-kun siempre estuvo apoyándome con todo… Es el mejor amigo que alguien podría tener. Lo sabía todo y aun así nunca se alejó de mi…
—Pues claro, no fue tu culpa. Lo que sea que Tougou podría haber hecho no es culpa de nadie. Hay personas malvadas en el mundo.
—¿Sabes? Creo que fue a causa suya que tu rostro me fuera tan familiar… Al igual que el rostro de tus hermanos.
—¿Eh? ¿Qué tiene que ver?
—En nuestra antigua casa mi padre escondía toda clase de secretos… Entre sus cosas, ciertas fotografías. Mujeres, niños… y varias libretas con apuntes de futuros planes terribles. El rostro de alguien parecido a ustedes estaba entre esas cosas, lo vi una vez y nunca pude olvidarlo. Era horrible. Aquella vez cuando te vi tuve la sensación de conocerte de antes, y lo mismo me pasó con tus hermanos. Eran todos iguales así que no supe quién podía ser, pero luego de un tiempo lo pensé. Mi padre era muy minucioso con todo, llevaba la cuenta de sus actividades diarias… Todavía lo recuerdo —dijo como si pensara en voz alta y musitó—: "3 personas, 15 gatos, 3 ranas y 100 pulgas". Tres personas. Tres personas…
—Ugh… —Todomatsu sintió nauseas repentinamente y se puso de pie.
—To…Todomatsu, ¿estás bien? —exclamó con preocupación a pesar de que era él quien tenía lágrimas en el rostro.
—Osomatsu-niisan… —balbuceó—. Lo sabía.
—¿Eh?
—No era yo, sé que no era yo. Era él. —Volvió a sentarse en el borde de la cama y cubrió su rostro con ambas de sus manos—. Ese tipo… Lo sabía.
—Ahora yo no lo entiendo.
—Atsushi-kun, mi hermano fue víctima de ese tipo, tu padre. Le hizo cosas horribles que nunca pudo contar con claridad y tan solo conocemos una parte de esa historia, pero todo ha quedado atrás… Estuvo en nuestra casa por un tiempo, es por eso que recuerdo ese nombre siempre. Y… —mientras Todomatsu hablaba, temblaba— estoy seguro de que tenía fotos de mi hermano en su casa o entre cualquiera de sus pertenencias… Pobre Osomatsu-niisan —gimió—. Siempre dijo que ser el hermano mayor es igual a ser un saco de boxeo emocional. No entendí sus palabras hasta que crecí un poco más. Es verdad… A pesar de ser todos de la misma edad, Osomatsu siempre ha sido el pilar de cada uno de nosotros y sufre más que cualquiera en el interior, probablemente. Por eso creo que entiendo tus sentimientos respecto a… Tougou. Porque lamentablemente sé quién es.

Todomatsu y Atsushi se vieron a los ojos un momento. Todomatsu que había oído rumores pero que no había vivido en carne propia el terror de estar entre las garras de un feroz depredador al igual que su novio y hermano, se encontraba afligido, pero extrañamente sereno a la vez.

Atsushi, como si se tratara de un niño pequeño, se puso a llorar en silencio, sin agregar nada más. El otro joven sin poder hacer nada únicamente pasaba sus manos por su cuerpo para darle apoyo. Escuchar los tímidos sollozos del mayor era profundamente doloroso; no era algo que fuera recurrente y era un tema serio de tratar, que de manera curiosa estaba siendo relatado y digerido con paciencia.

—Atsushi-kun, ¿la razón definitiva por la que querías irte de Tokio era para irte con Kaede-san? Porque yo siento que quizá hay otra razón. Tal vez no eres feliz aquí… ¿Me equivoco?
—Es la única razón, Todomatsu. Pero fui un tonto, pues ahora mismo no lo consideraría para nada. Porque… tú eres ahora mi única familia. —Atsushi ya no hacía ni el más mínimo intento por limpiar sus lágrimas, pues no pararían de brotar.
—Oh, Atsu…

Entonces Todomatsu no pudo evitar tampoco que sus lágrimas fueran libres y decidieran recorrer su rostro. Se acercó al mayor y ahí mismo en la cama lo rodeó con sus brazos; ambos estaban rotos momentáneamente. Estuvieron envueltos en un abrazo mientras ambos lloraban en silencio sin decir o hacer nada. En medio de la ausencia de sonido de aquel tranquilo hogar, tan solo podían centrarse en el sonido de sus respiraciones entrecortadas, sus gimoteos, y sentir sus trémulos cuerpos ocultando sus frustrantes palpitaciones. Fue un tiempo que pareció ser más largo de lo normal.
En ese momento, Atsushi y Todomatsu se habían perdonado el uno al otro sin palabras, por lo que habían hecho y también por lo que no habían hecho.
Todo volvió a ser como antes entre ellos y ya lo sabían desde el momento en que tuvieron tacto, sin embargo, las palabras entre ambos aun eran necesarias para aclarar absolutamente todo.

Entre gemidos de angustia, llorando, y todavía aferrado a los brazos de Atsushi, Todomatsu habló con voz tenue.

—Futsuumaru me lo dijo… —dijo Todomatsu mientras hacia una pausa para seguir hablando después de retomar el aire que le faltaba—. Me dijo que tú y yo nos parecemos en algo que hicimos. O, mejor dicho, que intentamos hacer. Ambos en un punto quisimos dejar todo atrás al modo fácil para siempre… ¿Sabes a lo que me refiero?
—¿Te lo dijo?
—Entonces sí estabas ocultándolo…
—No lo ocultaba, acabo de recordarlo. Creía que era un sueño. Todo este tiempo creía que esas imágenes habían sido solo una ilusión.
—Sabías cómo me sentí en aquel entonces y por eso rompiste en llanto al encontrarme, aun lo recuerdo. Lo siento, Atsushi-kun, no sabía que habías pasado por lo mismo… Fui muy imprudente. P-Pero… ya es momento de olvidar. Olvidarlo todo para siempre y seguir adelante, juntos.
—Sí, juntos. Eso es justo lo que deseo, Todomatsu —dijo mientras se separaba un poco para verlo a los ojos luego de limpiarse las lágrimas con la tela del hombro—. Pero no es fácil olvidar, hay asuntos pendientes…
—Sí, un asunto que ha quedado en manos de Yanagida, ¿no?
—Me preocupa. Finge ser fuerte y estar tranquilo, pero no es así…
—Hey, si estuvo de acuerdo en tu regreso a Tokio quiere decir que tiene todo bajo control. Tranquilízate.
—Pero…
—Ya estoy contigo. Ya no soy el chico ingenuo de 20 años que conociste… Puedo ayudarte con cualquier cosa.
Atsushi soltó un suspiro de alivio que a la vez parecía esconder una incertidumbre indescriptible. Finalmente se separó del otro, pero sin soltarse del agarre de manos.
—No creí que esos audios en el sótano o ático fueran tan importantes, ni que aparecerían en un momento específico de mi vida como ha ocurrido. Perdón por preocuparte, solo no quería perder esas memorias porque yo… no quería olvidarme a mí mismo. La amnesia estaba jugando conmigo y no quería perderme.
—No te preocupes, en primer lugar, debí ser directo contigo.
—La culpa fue mía…
—Shh… —Puso su dedo índice en sus labios indicando silencio—. Basta de intentar cargar la culpa. Ambos estuvimos mal… en cualquier aspecto, pero arreglaremos nuestros errores como lo hacemos ahora, ¿bien?
Atsushi asintió y se echó hacia atrás.
—Todomatsu…
—¿Hmh? —Se limpió las lágrimas.
—Hay algo que me hizo recordar mi vida… hace un tiempo. Y también fue gracias a ti. —Sorbió con la nariz mientras se volvía a acomodar el pelo—. Cuando me pediste que tocara el piano para ti. Fue casi en automático, pero pude recordar la manera de hacerlo… Pude recordar más al leer las cartas de tu hermano y la melodía mientras estabas conmigo. Fue gracias a ti. Y, ¿sabes? Nunca odié el piano, ahora creo saber cómo me sentía en realidad al negarme… El piano siempre fue mi escape; lo que me hacía feliz y me motivaba día con día en aquellos días cuando vivía con Kaede y mi padre. Por eso no quería acostumbrarme a llevarlo conmigo incluso en mis peores días, porque se volvería una costumbre y después ya no sería algo especial. Si me dedicaba al piano, ¡no tendría a donde huir después!, pero… en el fondo no quería dejarlo ir.
—Ahora lo entiendo… Gracias por contarme. No tenía idea de tus sentimientos acerca de la música. Supongo que también te traje recuerdos de aquellos malos días.
—Sí, lo hizo. Pero… —sonrió— detrás de esos malos recuerdos había buenos momentos también. Solo el piano y yo escuchándonos y tocándonos el uno al otro. No me había dado cuenta de que se sentía tan cálido porque, no solo eran las melodías o las cartas que recibía por tal acto, sino que detrás de todo ello podía sentir a Nozomi conmigo. Ahora lo único que me queda de ella es su apellido, unas cuantas memorias borrosas y sus lecciones de piano que soy incapaz de olvidar… Por eso, gracias. Desde ese momento comencé a recordarla de nuevo, y no sabía lo mucho que me hacía falta. —Una lágrima cayó por su barbilla—. Gracias —repitió.
—Gracias a ti por abrirme tu corazón y dejarme escuchar tu melodía. —Todomatsu tomó ambas manos del mayor entre las suyas y las mantuvo así para darle apoyo—. Y, ¿sabes qué? Ya que estamos, también tengo algo que decirte y darte las gracias por eso. —Todomatsu se puso de pie y ahí mismo en la habitación se puso a buscar algo entre el ropero. Lo encontró—. Mira, ¿lo recuerdas? Fue poco después de conocernos cuando me lo diste. En esos días cuando creíamos que nuestro amor era imposible, pero, después de todo, aquí estamos, juntos.

Todomatsu le mostró a Atsushi el pequeño conejito rosa de peluche que le había regalado luego de unos días de su enamoramiento.

—Esto es…
—A pesar del tiempo lo he guardado conmigo por mucho tiempo. Me lo dio mi hermano Ichimatsu de tu parte. Ja, ja… Qué nostalgia. No podía dejar que supieran nada de ti, pero él era el único en quien podía confiar. Me puse feliz al darme cuenta de que no te habías olvidado de mí. Nunca me había gustado tanto nadie como lo hiciste tú. Y, cada que me sentía solo lo sostenía entre mis manos y… pensaba que eras tú. Siempre recuerdo esa sensación de miedo y soledad, pero llegabas a mi mente y todo se volvía claro.
—Todomatsu, no tenía idea.
—Ja… —rio con pena, sonrojado—. Por eso, me gustaría ser para ti lo que este conejito significó para mí en su tiempo. No solo como tu amuleto de la suerte, sino también como tu soporte y alma gemela.
—¡C-Claro que te considero así! Siempre has significado tanto para mí…
—Y, para estar seguros, no significa que no debamos tener peleas a partir de ahora. Las parejas tienen peleas… Solo hay que hablar con calma luego de cada discusión. Es mi propuesta.
—No podría estar más de acuerdo.

Atsushi no pudo evitarlo y se puso a llorar otra vez. Estaba tan abatido y había estado tan solo todo el tiempo que no sabía cómo debía actuar. Solo le quedaba estar acurrucado entre los brazos del menor hasta cansarse de soltar el llanto. Sus cabellos castaños eran acariciados con ternura y a cambio se hundía más en el pecho ajeno. Todomatsu se acercó al otro y con la manga secó las lágrimas que salían todavía de sus ojos.

—Calma… Ya no importa lo que haya pasado. El sujeto que tienes por padre ya ha pagado en confinamiento y lo seguirá haciendo. Kaede está bien ahora, ¿verdad? Lo que importa es que estás aquí.
—Kinko… Nozomi… —gemía con pena.
—Shh… Ya, ya. Estoy aquí contigo.

De nuevo se abrazaron y acurrucaron en la cama. Finalmente habían podido entablar conversación sobre el asunto.
No importaba lo que había ocurrido en el pasado o los malos entendidos que hubiera habido entre ellos, ahora estaban juntos y estaban bien.
Ambos, como si fueran infantes dolidos y asustados, se mantuvieron el uno al lado del otro sintiéndose uno solo, tomados de las manos y manteniéndose cerca como si temieran que una corriente los separara.

—Acabo de despertar… No creo poder dormir otra vez —dijo Atsushi un poco más tranquilo mientras se estiraba en la cama.
—Entiendo, aun así, debes estar cansado. ¿Quieres comer algo?
—Mmm… Quedémonos un poco más aquí, ¿sí? Fantaseé mucho estar así contigo.
—No me digas que pensabas en algo más… —dijo sonrojado.
—¿Tú no?
—¡Oh, Atsushi! —saltó y se sentó en la cama—. Si puedes bromear ya no te sientes tan mal entonces… ¡Dios! Y todavía que me haces llorar y llorar como una criatura… Ugh.
—Calma, estoy jugando. Ven aquí, ya iremos a comer algo en unos minutos.
—Atsushi-kun…
—Fuiste tú quien dijo que debíamos dejar todo atrás. El pasado ya pasó.
—Estabas llorando como un bebé hace unos instantes y ahora me dices esto… Ven aquí. —Todomatsu lo envolvió entre sus brazos y se lanzó sobre él—. Cualquier cosa que te moleste tienes que decírmela, ¿ok?
En ese momento, Atsushi sí que recordó algo que le molestaba, pero no diría nada hasta después de la cena, cuando a Todomatsu ya no le doliera la garganta por tanto llorar o él mismo se sintiera un poco mejor.
—Ok…

N. de la A.

Finalmente los muchachos están unidos otra vez en cuerpo y alma. ¡Qué alegría! Después de tantos años nos estamos acercando a la parte final del último arco. Faltan varias cosas, pero me gustaría ir lento porque mi nostalgia no me permite escribir rápido, no quiero soltar y dejar esta historia para siempre. Comencé este fanfic cuando recién comenzaba la preparatoria hace años y ahora finalmente estoy en la universidad. Ver las notas de capítulos anteriores me trae recuerdos agridulces, ay…
Ah, y conseguí un trabajo de tiempo completo hace unas semanas así que además de las tareas se me va todo el tiempo allí y no puedo escribir tanto como quisiera. ¡Antes era tan fácil actualizar semanalmente! :'(

Bueno, de nuevo doy gracias a quienes siguen leyéndome y alentándome. Gracias por aceptar a mis personajes, adoro agregar OC's en mis historias para generar un cambio notable. Aquí tengo a Kaede y a Nishida, y en "Hasta el último momento" están Aoi y Kichiro… Gracias por quererlos, pero ya es tiempo de decirles adiós, espero que no les haya molestado.

Que pasen una bonita semana 3