¡Saludos, queridos lectores!
Esta es una de las sorpresas que tenía preparadas para este fin de semana, pues las historias de la Horror Week SasuKarin 2022 las había dejado en hiatus para poder escribir las historias del SasuKarin Month 2023, sin embargo, ahora que estamos en octubre, quiero retomarlas.
Mi tiempo es muy limitado últimamente, así que no sé qué tanto pueda actualizar mis historias, pero haré lo mejor que pueda para escribir las de la HWSK y las del SasuKarin Month.
Por ahora, los dejo con la actualización de esta historia, la cuál, está a punto de llegar a su final n.n
La pregunta que Itachi le hizo la tomó por sorpresa, pues si bien parecía ser la opción más conveniente para Sasuke y ella, el más joven de los hermanos parecía tener una completa aversión a convertirse en humano. Sin embargo, tampoco pensaba que a él le agradaría mucho la idea de tener que cuidarla día y noche. Eso sin mencionar que ella no quería vivir una vida de persecución.
—Si él se convierte en humano, ¿cada quién podrá vivir su vida a parte? —planteó Karin, pues aunque ya tenía una idea de la respuesta, no estaba de más quitarse la duda.
—Podrían, pero no creo que sea algo que quieran hacer.
—No lo dudes. Me encantará volver a mi vida común y corriente y es obvio que tu hermano no quiere tener nada qué ver conmigo —respondió la pelirroja cruzándose de brazos haciendo un puchero e Itachi sonrió.
—Creo que tienes muy claro a lo que me refería con la resonancia de almas, así que está de más decirte que, aún si él no se convierte en humano, y aunque intenten ocultarlo, ambos querrán estar juntos.
—¿La resonancia, o como sea que se llame, seguirá existiendo aún si él se convierte en humano? —preguntó la chica con sincera duda.
—Sus almas ya están en resonancia y no se separarán porque al compartir la mitad de su alma con el otro, la resonancia seguiría en pie. De hecho, si se hubiesen enamorado normalmente, habrían podido vivir separados uno del otro —señaló Itachi calmadamente— Pero cuando las almas están en contacto, y por sobre todo, se comparten como la tuya y la de Sasuke, es difícil querer mantenerse alejados. Aún si ambos todavía no lo sienten, eventualmente se extrañarán y desearán estar juntos.
—Pero mencionaste algo sobre que las almas humanas cambian constantemente y que por ello el alma gemela puede cambiar. ¿No? En el futuro, él y yo podríamos enamorarnos de alguien más.
—Si se hubiesen enamorado de forma normal, sí, la posibilidad sería muy grande, pero para que ambos se salven, ustedes tendrán que unir la mitad de sus almas —explicó Itachi— Dicho esto, aún si Sasuke se convierte en humano, sus almas seguirán en contacto y si tu alma cambia, lo hará la de Sasuke por estar adheridas.
—Eso…
—Los humanos tienen el ritual del matrimonio donde intercambian anillos, ¿no? Me parece que tienen una frase que dice algo como "para amarse y cuidarse hasta que la muerte los separe" —comentó el ángel con una sonrisa— Digamos que su intercambio de almas es como casarse, sólo que no pueden romper el vínculo. En pocas palabras, su situación será mucho más parecida al "alma gemela" que tú conoces.
—Pero yo ni siquiera estoy pensando en casarme —respondió Karin sonrojada y desviando la mirada. Sus labios se pintaron ligeramente de rosa. Por supuesto que entendía que aquello sólo era una metáfora, pero le era desconcertante que estuviese involucrada en algo como aquello por pura casualidad.
—Entiendo que lo que está pasando, es demasiado para ti, principalmente porque desconocías siquiera que todo esto pudiera ser posible, pero te lo aseguro, es posible. Está ocurriendo ahora mismo y con cada momento que pasa, el riesgo de que nos ataquen se hace más grande.
—¿El riesgo de que nos ataquen? Pero no dijiste tu que…
—Soy muy poderoso, pero eso no significa que pueda lidiar con un enorme ejército de ángeles poderosos. Desconozco si Caelum cuenta con suficiente gente para enviar a atacarnos, pero es por eso mismo que no podemos arriesgarnos —explicó el varón— Sé que tomar una decisión así puede ser desconcertante, pero al menos considéralo desde la parte de la supervivencia para poder elegir. Por supuesto, existe la posibilidad de que, quizá no quieras lidiar con eso y prefieras entregar tu alma a Sasuke
—En realidad, él estaría más que contento de que yo hiciera eso —Karin se cruzó de brazos molesta, aunque en el fondo estaba triste— No sé por qué piensas que él está enamorado de mí.
—Los ángeles fuimos criados para seguir órdenes y en general, los claros son muy cuadrados. Aún convirtiéndonos en oscuros, no podemos desprendernos del todo de esa rigidez, así que la conservamos en algunos aspectos, por ello somos tercos y Sasuke no es la excepción —explicó Itachi— Sé que siendo humanos, él va a seguir siendo así, así que vas a necesitar un poco de paciencia con él, pero no dudes en poner límites donde sea necesario. Como te dije, es terco, pero aprende rápido, aunque quizá lo que más le cueste, sea la interacción social.
Karin quedó pensativa, pues desde que el ángel le advirtió del peligro que podía aparecer en cualquier momento y que debería elegir por conveniencia, no pudo dejar de pensar en ello.
—No voy a pensar demasiado en eso hasta que él tome una decisión —respondió la pelirroja sacudiendo la cabeza.
—De acuerdo, me parece que es natural —el varón sonrió, porque aunque podía notar que su hermano y la chica seguían peleando contra la resonancia, ambos ya presentaban signos de querer ceder— Llamaré a Sasuke para que hablen de ello.
—¿Ahora? —preguntó nerviosa.
—El tiempo sigue corriendo —respondió Itachi.
—Entiendo…
—Antes de que lo llame, ¿hay alguna duda que tengas que te parezca importante saber?
—No lo sé, ¿la hay?
—No —respondió Itachi y así como el resto de la conversación, sus labios permanecieron en su color natural.
—¿Y cómo sé que no me estás mintiendo?
—¿Recuerdas el efecto de las bayas que ambos comimos? —señaló el varón y se señaló la boca— Tus labios están ligeramente rosas desde el tema del matrimonio.
Karin se sonrojó. Entre tantos artículos que había leído en línea, visto videos y esa charla, había olvidado que si mentía, podía estar a un paso de la muerte si no tenía cuidado.
—¡Espera! —exclamó la chica cuando vio que el hombre caminaba hacia la ventana para buscar a su hermano.
—¿Si? —preguntó el varón cuando se volvió hacia ella con tranquilidad. A la chica le sorprendía lo clamado que se comportaba ese hombre.
—Tengo una pregunta antes de que hablemos con Sasuke —respondió la joven y él asintió para que continuara hablando— ¿De verdad no son como los diablos que conozco?
—En apariencia, tú te ves más como ellos con ese disfraz que nosotros —sonrió Itachi— Y por cierto, te queda perfecto. Eres la diablesa más sexy que he visto.
—¡No me refiero a eso! —exclamó Karin sonrojada y el varón rió muy divertido.
—Las historias de los humanos cuentan que los diablos hacen el mal por hacer el mal y causar mucho sufrimiento y alejar a los humanos del ser supremo, pero nosotros realmente lo hacemos para poder comer y aumentar nuestro poder —explicó Itachi— Por ejemplo, un ángel negro, cuyo platillo favorito es la ira, va a incitar a los humanos a enojarse hasta encontrar el punto que le guste para comerlo —caminó hacía la ventana— Podemos saber quién puede llegar a ese punto con facilidad, pero una vida tan larga, hace que las cosas se vuelvan aburridas, así que retarnos a conseguir los platillos a partir de alguien que sería difícil de conseguir, se ha vuelto un deporte.
—¿Y eso qué de diferencia tiene con las historias de diablos? —replicó Karin enfadada.
—En primer lugar, que así como provocamos esos malos sentimientos, los quitamos de los humanos al comerlos y las acciones que los humanos hagan bajo esas emociones, son resultado de sus decisiones o incapacidad de canalizarlas correctamente, no lo que nosotros dictamos.
—Pero…
—A menos que tengas más preguntas que puedan cambiar tu decisión, te sugiero que hagas tus preguntas a Sasuke cuando ambos sean humanos —Itachi la interrumpió— Ya tendrán tiempo para hablar de sus vidas cuando estén a salvo y él puede contarte todo sobre los ángeles blancos y los ángeles negros. Por lo menos lo que sabe.
—Oye, pero…
—¡Baja, Sasuke! —Itachi llamó desde la ventana y al poco, el menor de los hermanos entró a la habitación de la chica.
—Si algún vecino los ve entrar así…
—Tranquila, linda. A los ojos de los humanos somos invisibles en este momento. Tampoco pueden escucharnos —miró a ambos chicos con una sonrisa— Por cierto, Sasuke, si decides convertirte en humano, puedo preparar lo necesario para ello.
—¿A qué te refieres con lo necesario? —preguntó Sasuke confundido, pues no tenía mucha noción de los detalles del mundo moderno.
—Ya sabes, papeles de identificación.
—¿Puedes preparar ese tipo de cosas? —cuestionó Karin sorprendida y dándose cuenta que ella no había pensado en ese detalle.
—¿Papeles?
—El mundo ya no es como hace cien años, hermanito. Actualmente los registros no son fáciles de falsificar, pero yo puedo encargarme de eso. Tu, por otro lado, deberás aprender a adaptarte al mundo humano y Karin deberá ayudarte con eso.
—Te advierto que él no puede vivir conmigo porque…
—Los dejo para que hablen. Estaré en el techo si me necesitan y no olviden invitarme si las cosas suben de tono.
—¡Ni siquiera lo pienses! —exclamó Sasuke furioso, pero sólo pudo ver a su hermano salir por la ventana entre risas— Maldito seas.
Sasuke siguió a su hermano hasta la ventana y se asomó por ella, pero después de unos segundos, se metió de nuevo a la habitación mostrándose bastante irritado. Sin embargo, al mirar a la pelirroja, el lugar se sumergió en el silencio mientras ambos desviaban la mirada.
Hubo un prolongado silencio. No era para menos, iban a tomar una enorme decisión interactuando con alguien a quien acababan de conocer, pero que, en el fondo, sentían que conocían desde hacía ya mucho tiempo aunque no quisieran admitirlo en voz alta.
—No sé qué se supone que debamos hablar, pero Itachi insistió en esto —bufó el varón convencido de que las cosas no cambiarían, o quizá sólo intentaba convencerse de que así sería— Él dice que cambiaré de opinión sobre ti si hablamos.
—Tampoco sé de qué se supone que hay que hablar —respondió la pelirroja con sinceridad, pues si bien ella tenía muchas preguntas sobre los ángeles blancos y los ángeles negros, no sabía qué podrían hablar entre ellos para esa decisión tan importante— Ahora mismo sólo me interesa saber qué va a pasar conmigo.
—No quiero convertirme en humano y tampoco quiero sacrificar mi vida —dijo Sasuke a modo de respuesta— Pero tampoco quiero dejar al azar que un alma consuma la otra.
—¿Por qué te parece tan malo convertirte en humano? Es decir, sé que no es lo mejor del mundo, pero lo dices como si fuera lo peor que podría pasarte y no creo que sea así.
—¿Por qué querría cambiar mi poder y mi libertad para convertirme en un humano débil lleno de reglas?
—¿No había dicho tu hermano que los humanos teníamos más libertades que ustedes?
—Las tienen, pero no estoy dispuesto a quedar sujeto a las reglas que se han inventado —señaló Sasuke— Además, ya te dije que no quiero perder mi poder para volverme débil como ustedes.
—¿Y para qué quieres tener poder? —Karin se animó a dar un par de pasos hacia él, pero aún mantenía su distancia.
—¿Para qué?
—Por lo que entendí, necesitan poder para pelear con quienes los quieran atacar, pero si te conviertes en humano, ningún ángel te perseguiría. ¿No? —planteó Karin— Además, tu hermano dijo que no podías salir de… no sé qué lugar, pero algo me dice que no es mejor que la Tierra y si estás aún aquí después de las doce, es por mí.
—No es por ti, es por mi descuido —bufó el azabache.
—Como quieras. El punto es que sigo sin entender qué de bueno tiene ser un ángel. Por lo que me contaron, sólo comen, huyen, pelean y mueren. Si me lo preguntas, suena a una vida muy aburrida.
—Los humanos nacen, crecen, se reproducen y mueren. No es tan diferente de nosotros —respondió el ángel irritado— Además, sus guerras estúpidas disminuyen su esperanza de vida y empeoran la Tierra por su comodidad.
—¿Y no es como los ángeles que provocan malas emociones para poder comer? —replicó Karin con las manos en la cintura— Tampoco es como que sus peleas suenen muy importantes. Al final parece que sólo es poder, como siempre.
—¿Tú que vas a saber? No entiendes nuestra naturaleza —bufó Sasuke cruzándose de brazos.
—Por eso te estoy preguntando. ¿Qué importancia tiene para ti conseguir más poder? ¿Qué harás si te vuelves el más fuerte de todos los ángeles y ya no haya nadie que te pueda perseguir? ¿Atacar a todo el mundo? ¿Atacar a tus enemigos? ¿Y después qué?
La verdad es que Sasuke ni siquiera estaba seguro de ello. Es decir, cuando desertó, lo había hecho con la intención de conseguir suficiente poder para asesinar a Itachi en venganza por haberlo abandonado y traicionado, pero ahora que sabía la historia de su hermano, había perdido toda la motivación. Dicho lo anterior, cuando aquella humana le preguntó al respecto, no supo qué contestar, porque no había tenido tiempo de planteárselo.
Hasta ese momento se estaba dando cuenta que no tenía muchos argumentos ni motivos para permanecer como ángel negro, pero tampoco las tenía para convertirse en humano, más allá de mantenerse vivo y lejos de los asuntos angelicales.
Era la primera vez que se sentía de esa forma y era… deprimente.
—¿Qué de bueno tiene ser humano que no pueda hacer como ángel? —preguntó Sasuke de repente.
—Qué difícil pregunta —respondió la pelirroja bajando los brazos de su cintura.
—Ni tú puedes responder eso. Al menos como ángel negro estoy libre de las reglas inventadas y las reglas rígidas de los claros.
—¡No es que no sepa! —exclamó Karin frunciendo el ceño— Lo que pasa, es que depende de cada persona. ¿Sabes? Hay personas que su mayor motivación para vivir como humano, es tener una familia y mientras algunos sueñan con una pequeña familia, otros quieren una familia numerosa. Sin embargo, también están los que su meta es viajar por todo el mundo y otros quieren ser ricos y/o famosos —resumía la chica— Hay muchas metas como humano.
—Como ángel oscuro con mucho poder, podría viajar por el mundo cientos de veces. La fama es inútil y aunque la riqueza puede ayudar en la vida humana, como ángel negro, es inútil.
—¿Y qué tienes qué decir en contra de querer tener una familia? —preguntó la pelirroja.
—No sé qué decir al respecto porque la forma de la familia que yo viví no es la misma que la de los humanos.
—¡Ah! Pero eso quiere decir que no te molesta la idea.
—No dije eso —desvió la cara.
—¿Lo ves? ¡Esa puede ser tu meta como humano! —sugirió Karin— Sólo toma en cuenta que no es tan fácil, especialmente en tu situación. Vas a necesitar aprender a hacer algo para trabajar, conseguir una casa, ahorros, una mujer que quiera una familia para casarte con ella y después te pones a lo divertido —decía ella sin voltearlo a ver— Criar hijos tampoco es sencillo, te sugiero que…
—Basta —Sasuke la interrumpió irritado, pues aunque tampoco quería admitir lo que ya sabían, le había enojado que ella hablara como si nada sobre que él buscara a otra mujer.
—Sólo decía —comentó la pelirroja que intentaba fingir que no le molestaba la idea de que él se fuera con otra chica.
—¿Por qué te interesa convencerme de convertirme en humano? —preguntó el azabache sospechando.
—Por conveniencia —respondió Karin con sinceridad.
—¿Qué te dijo Itachi? —permaneció con los brazos cruzados, pero la miraba con suma atención.
—Que pensara en lo que me conviene y me conviene que te conviertas en humano para que no me persigan —respondió la pelirroja— Además, parece ser que también es algo que te conviene a ti, según lo que sé sobre ustedes y su mundo.
—No digas estupideces —refunfuñó el ángel.
—¡No son estupideces! Dame una sola razón que realmente amerite que sigas por el mundo como ángel negro. Te reto a que lo hagas —espetó Karin— Y repetir tu discurso sobre el poder no vale porque ni siquiera sabes qué vas a hacer con él cuando lo obtengas.
Al principio, Sasuke se enojó muchísimo con la chica, quería repetir lo importante que era para él conseguir poder y lo inferiores que eran los humanos, pero de nuevo, recordó que su motivo de poder había desaparecido cuando su hermano le reveló la verdad sobre su deserción.
En cuanto a que los humanos fueran inferiores… bien, él seguía pensando que era así, pero no pudo evitar ponerse a pensar lo que ella le había planteado: si él permanecía cómo ángel negro, seguiría siendo perseguido, ya fuera por los claros para hacerlo volver a sus filas, o por los oscuros más poderosos para comer su alma. A ello, habría que agregar que se vería obligado a proteger a esa humana, por lo menos el tiempo que ella durara viva y aunque la vida humana era corta, la simple existencia de sus almas combinada, atraería a muchos ángeles, lo que haría la tarea de protegerla mucho más difícil.
¿Y convertirse en humano? ¿Qué de bueno había de convertirse en un ser inferior?
Vale, le parecía tentadora la idea de la familia, aunque sinceramente le parecía extraño pensarse como un futuro padre y no en tener más hermanos como era el caso de su situación como ángel, pero además de eso… ¿Qué más podía esperar de ser humano?
Los humanos se veían obligados a seguir reglas que ellos mismos se autoimponían, lo que los llevaba a situaciones desastrosas como guerras, enfermedades, pobreza extrema y conflictos estúpidos como poner estándares de belleza y agredir a quien no los cumplía.
Sin embargo, no podía negar que, pese a sus pocas oportunidades de ir a la Tierra, había visto algunas cosas interesantes de los humanos, como lo muy felices que podían ser con una simple caminata y era fascinante ver todos los artilugios que se inventaban.
Pensando en los artilugios, Sasuke sacó el celular y lo miró detenidamente.
—¿Qué se supone que alguien de tu edad hace en esta época? —le preguntó a la chica aún mirando el aparato.
—Estudiar, enviar solicitudes a universidades, prepararse para la graduación, ir a fiestas, salir con los amigos, planear la ida a la universidad, quizá tener un amor de verano el próximo año, conseguir empleo de medio tiempo… no sé. También varía un poco según tus intereses y estatus económico… ¡Oh!
—¿Qué?
—Tu hermano dijo que tenía preparado los papeles, pero ¿dónde vas a vivir? ¿Cómo te vas a mantener? ¿Sabes algún oficio o algo así? Yo no puedo ayudar porque…
—Puedo convertirme en humano después de pensar en eso —respondió el chico quitándole importancia.
—¿Entonces si aceptarás convertirte en humano? —ella se acercó a él emocionada, pues hasta que ambos estuvieran de acuerdo con ello, es que podría ocurrir.
—No he dicho que sí —dijo desviando la mirada.
—Según lo que me dijo tu hermano, debemos apresurarnos a decidir porque en cualquier momento podrían venir a atacarnos.
Sasuke frunció el ceño dándose cuenta que Itachi tenía razón. Los claros tarde o temprano enviarían un ejército para atacarlos de la misma forma en que hicieron con él e Izumi y al recordar la tristeza en el alma de su hermano, no pudo evitar mirar a la pelirroja.
—¿Cuáles son tus planes de vida? —el joven le preguntó dando un paso hacia ella.
—¿Mis planes? Pues muy sencillo: espero entrar a la universidad de Oto y estudiar Farmacología. Cuando me gradúe, pretendo encontrar un trabajo en los laboratorios Orochi y subir de puesto para ganar un sueldo que me permita conseguir mi casa propia y tener ahorros para el retiro —respondió la pelirroja— Por supuesto, también quiero viajar a muchos lugares en vacaciones y he pensado en tener uno o dos gatos. Siempre quise tener una mascota. También, en el camino, espero encontrar una pareja en la cual confiar y tener una excelente vida sexual con él. No quiero a alguien con quién no pueda disfrutar.
—¿No piensas tener familia? —preguntó enojado.
—No quiero hijos —ella le aseguró y él se vio aún más descontento con la respuesta de la humana.
—¿Por qué?
—Pues… soy huérfana. ¿Sabes? Mamá murió cuando yo tenía ocho años y me la pasé muy mal en el orfanato hasta que mi actual padre me adoptó a los doce años —respondió la pelirroja— No quiero tener hijos porque si me llegara a pasar algo, no quiero que pasen lo mismo que yo o cosas peores. Tampoco sé si tendrán suerte de encontrar una buena familia.
—Quiero hijos —declaró el azabache avanzando hacia ella.
—Pues…
—Esa es mi condición para aceptar convertirme en humano —declaró mientras ella retrocedía cuando él se acercaba, pero cuando ella terminó a contrapared, él la acorraló colocando sus manos en la pared a cada lado de ella.
—Ya te dije que tienes que buscar a una chica que…
—Sabes lo que significa convertirme en humano para los dos y no pienso aceptar hacerlo si no te comprometes —la miraba directamente aún cuando ella intentaba evitar su mirada y acercó su rostro al de la chica lo suficiente para que ella lo mirara.
—¿Cómo puedes pasar de rehusarte a convertirte en humano a ponerme condiciones para hacerlo? —preguntó ella confundida, pero sonrojada y con ganas de besar al chico.
No era que él hubiese cambiado de opinión de un momento a otro, sólo que se había abstenido a decir que lo estaba considerando y su enfado había comenzado desde que ella parecía lavarse las manos de él.
Entre más insinuaciones hacía de que ellos no estarían juntos, más enojado se sentía y cuando ella lo animó a tener una familia mientras ella ni siquiera pensaba en tenerla, no pudo soportarlo.
—Decide.
—¿Cómo quieres que acepte un compromiso tan grande con alguien a quién acabo de conocer y que…?
Él la besó… y ella le correspondió.
Aun cuando ambos sabían que el asunto de las almas los empujaban uno hacia el otro, vivirlo era desconcertante, pues todo iba en contra de lo que harían bajo circunstancias normales. Sin embargo, a esas alturas en que sus almas ya estaban en completa resonancia, no pudieron seguir resistiendo el mantenerse alejados.
Los besos subieron de tono mucho más rápido que cuando estaban afuera de la casa, quizá porque Karin ahora no tenía la mente pendiente de sus amigos o preguntándose las intenciones del chico, o quizá porque ahora estaban solos en la privacidad de su habitación. Eso, sin mencionar que podían echarle la culpa al asunto de las almas por su forma de actuar tan impulsiva.
—¡Ay, mi trasero! —exclamó la pelirroja cuando él la había sentado en el escritorio, quedando ella sobre algo que estaba puesto ahí y la lastimó— ¡Mi teclado se…!
El varón la tomó por el trasero para cargarla pegándola a su cuerpo y la llevó hasta la cama para tumbarla allí.
No le permitió decir nada porque seguía besándola insistentemente, y ella, aunque al principio quiso revisar el estado del teclado de la computadora, la impetuosidad del chico, la convenció de ignorar ese asunto y seguir con el momento apasionado que se aceleraba tan rápido, que ella ni siquiera sabía en qué momento, él la había dejado sin ropa.
Las manos del ángel negro no estuvieron quietas, y no sólo porque la hubo dejado desnuda, sino porque acariciaba aquí y allá el cuerpo de la chica, como si su vida dependiera de tocar cada rincón de su piel.
Karin, por su parte, al principio no hizo demasiado, y no por falta de experiencia o ganas, sino que le era difícil seguirle el ritmo al chico que movía sus manos con agilidad.
—Espero que no seas tan rápido en lo demás —comentó ella entre besos en las pocas pausas que él le permitía. Sasuke soltó un gruñido malhumorado por la insinuación.
—Hablas demasiado.
—No…
El chico no la dejó protestar, dándole un beso tan profundo que cuando finalmente la penetró, el gemido que ella emitió, quedó ahogado en sus bocas, junto con muchos otros que él le arrancó con las enérgicas embestidas que le daba.
Sasuke estaba siendo rudo y enérgico, pero preciso y ella, que movía sus caderas al mismo son que las de él, a veces clavaba sus uñas en su espalda cada vez que la intensidad subía.
Aquella escena parecía absurda cuando al principio discutían sobre la vida y la muerte, la mortalidad y la inmortalidad, los ángeles y los demonios, pero habían terminado en la cama porque la necesidad de hacerlo iba creciendo cada vez más rápido, al punto de que se sentía como si lo necesitaran casi tanto como respirar.
La noche apasionada se extendió más de lo que un humano normal podría soportar, pero la pelirroja había logrado resistir un poco más gracias a la modificación de su alma. Empero, seguía siendo una humana y ella estaba llegando a su límite más pronto que el ángel negro, aún si ella misma deseaba seguir.
—Ya no puedo —Karin jadeó después de su último orgasmo.
—No he acabado —respondió el joven que estaba sorprendido de sí mismo. Es decir, no era que dudara de su propio rendimiento, mucho menos con una humana, sino que el deseo por la lujuria era algo que rara vez sentía y cuando lo hacía, una o dos rondas eran suficientes para olvidarse del tema una o dos décadas.
—No puedo ni respirar —decía ella con la voz entrecortada, y aún así, no entendía cómo podía seguir sintiéndose tan excitada.
Los besos volvieron a darse a pesar de que ninguno de los dos, especialmente Karin, tenía la respiración normalizada. Sin embargo, el fuego que sentían se fue esfumando rápidamente como había ocurrido afuera de la casa.
—¡Maldita sea! —exclamó Sasuke enfadado, y aunque parecía tener la intención de levantarse, se mantuvo encima de la joven.
—Si sigues así, la matarás, y estoy seguro que es algo que ya no deseas que ocurra. ¿Verdad? —se oyó la voz de Itachi que entraba por la ventana mientras reía divertido.
—¡Largo! —el menor exclamó furioso, y usando su cuerpo para cubrir la desnudez de la chica.
—¡Mi padre! —exclamó Karin cuando su mente se aclaró lo suficiente para darse cuenta que hacía muy poco había estado teniendo sexo salvaje con un ángel negro que la hizo gemir como nadie.
Bien podría decirle al mundo que había estado en el paraíso antes de morir de placer en esa noche.
—No debes preocuparte por esos detalles. Estuviste en manos de Sasuke mientras usaba la habilidad de quedar invisible e inaudible frente a los humanos, así que los únicos que pudieron oírlos fueron aquellos humanos con el ajna lo suficientemente abierto.
—¡Qué vergüenza! —exclamó sonrojada mientras ella misma trataba de cubrirse, porque aunque el hombre no lo había dicho, ella sabía que él oyó todo.
—¡No te acerques ni un paso más! —Sasuke le advirtió a Itachi que había dado un par de pasos hacia ellos.
—Esos celos serán un gran problema. Aprende a controlarlos o le harás pasar malos ratos a Karin-chan.
—Ni siquiera te atrevas a…
—Reclama todo lo que quieras, pero hazlo después. Les recuerdo que hay un ejército de claros en camino y se han tomado su tiempo decidiendo si se quedarían juntos —comentó Itachi, adivinando cuál era la pregunta que su hermano menor haría— Sí, puedo sentir a un ejército de claros venir a atender este asunto, así que no tienen demasiado tiempo. Ya tendrán tiempo para seguir cogiendo cuando estén a salvo.
—¿Tan pronto vienen por nosotros? —preguntó Karin asustada.
—Eres una enorme irregularidad en el mundo, así que harán lo posible para eliminarte tan pronto como puedan para asegurarse de que todo vuelva a la normalidad —explicó Itachi— De no ser por la burocracia, estoy seguro que habrían venido antes a cumplir su tarea, pero como ya te lo he comentado, son muy cuadrados con las reglas.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Sasuke muy serio.
—Por la velocidad a la que vienen, yo diría que menos de media hora. Especialmente porque hay uno en particular que se está esforzando en llegar.
—Debe ser Naruto —comentó Sasuke muy convencido.
—¿Y? ¿Qué decidieron? —Itachi insistió. El tiempo les apremiaba.
El más joven de los ángeles volteó a ver a la pelirroja con un gesto muy serio e intimidante.
—¿Qué decides?
—Por supuesto que quiero vivir —respondió la chica casi en un reclamo, pero Sasuke frunció aún más molesto.
La pelirroja se sonrojó, porque sabía que ese gesto no se refería del todo a si ella quería vivir o no, sino que él había sido claro en algo: él se convertiría en humano, si ella le daba hijos.
—No sé qué condiciones se han puesto, pero el tiempo se agota —Itachi volvió a insistir, pues aún habían algunos procedimientos que hacer para conseguir su objetivo. Él estaba seguro que ambos aceptarían su destino juntos.
—Uno, con uno es suficiente —respondió Karin aún sonrojada.
—Quiero una familia grande —respondió Sasuke con seriedad.
—¡No quiero pasar por el embarazo y todo eso! —exclamó la chica— Agradece que acceda a tener al menos un hijo.
—Quiero una familia.
—¡Una familia puede ser pequeña, incluso una dónde sólo seamos tú y yo! —exclamó la chica sonrojada, pero tensa, no sólo por saber que en cualquier momento llegarían un montón de ángeles a querer matarla, sino porque seguía desnuda, frente a dos hombres guapísimos.
—Vengo de un sitio con cientos de hermanos. No…
—¿Le estás pidiendo hijos a cambio de convertirte en humano? —preguntó Itachi con una sonrisa, pues no imaginaba que esa sería la condición de su hermano— ¿Cuántos hijos quieres exactamente para que ella dude?
—Diez por lo menos.
—¡¿Diez?! —exclamó Karin más bien enojada y el mayor se echó a reír.
—Te has equivocado de época. Hoy día, los humanos tienen uno o dos hijos —comentó Itachi— Si hubieses pedido esto hace veinte años o más, difícilmente te habrían dicho que no.
—¿Aceptas o no? —Sasuke ignoró a su hermano preguntándole a la joven.
—No voy a…
—No es fácil dar a luz. No seas tan codicioso —el mayor intervino antes de que Karin siguiera hablando— Además, primero debes aprender a ser humano antes de pensar en tener una familia. Sabes que el modo de vida aquí, no es tan sencillo como en Caelum para la crianza —Sasuke lo volteó a ver con un gesto malhumorado— No hay mucho tiempo para explicaciones, sólo acepta.
—La vida aquí no puede ser peor que en el Otro lado —replicó el varón de menos edad y el mayor soltó un suspiro pesado. Sin embargo, al poco sonrió de forma seductora.
—¿Y si yo me convirtiera en humano para ti, linda? —Itachi miró a Karin— No me importaría no tener hijos mientras practiquemos hacerlos.
—No la toques —Sasuke, enfadado, amenazó a su hermano con la mirada.
—En menos de diez minutos estarán aquí —advirtió Itachi con una voz más seria y miró algún punto en la ventana.
—¿Cómo hago para que ella me de la mitad de su alma? —preguntó el menor con premura, no sólo porque los claros se acercaban, sino porque quería terminar con eso antes de que su hermano le hiciera alguna otra insinuación a la chica.
—¡¿Acaso quieres forzarme?! —reclamó la pelirroja enfadada.
—Ella tiene que dártela voluntariamente —Itachi miró a la pelirroja— Toca a Sasuke dónde sea y concéntrate —ella quería rehusarse por lo menos hasta que al chico le quedara claro que no tendría diez hijos, pero además de que temía por aquellos que se acercaban para lastimarla, quería estar a lado de Sasuke más que nunca— Vamos, sólo coloca tu mano en algún lugar de su cuerpo.
La pelirroja dudó al principio, pero abrazó al varón colocando sus palmas sobre su espalda, por debajo de las alas negras.
—¿Así?
—Ahora concéntrate en ti misma y trata de sentir tu alma.
—¿Cómo se supone que haga eso? —replicó ella, pues ella era una simple humana, no tenía ni idea de cómo hacer esas cosas espirituales o mágicas de las que le estaban hablando.
—Cierra los ojos e imagina una esfera de luz dentro de tu pecho —Sasuke se inclinó a ella y le susurró al oído.
¿Karin aceptará darle diez hijos a Sasuke para que se convierta en humano? ¿Sasuke aceptará convertirse en humano aún si Karin no acepta tener diez hijos? ¿Sasuke se convertirá en humano antes de que el ejército de ángeles claros llegue hasta ellos? ¿Naruto evitará que Sasuke se convierta en humano y atrapará a Karin? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer la historia?
Me encantará leer sus teorías y dudas en los comentarios n.n
Espero que la actualización de esta historia haya sido una grata sorpresa, y siguiendo el orden previo, es que seguiré actualizando las historias de la Horror Week SasuKarin.
Sin más por el momento, me despido por ahora n.n
¡Hasta la próxima actualización!
