Domingo: Conexión
Tenía las botas en las manos y caminaba por la Bahía Yue desde hace una media hora. El dolor en los pies por el esfuerzo de todo el día había sido demasiado y el frescor de la arena del reciente anochecer, así como la salada brisa contra su rostro aplacaba un poco la amarga sensación corporal… sin embargo nada de eso podía disminuir la aflicción de su corazón.
Aunque sentía unas inmensas ganas de llorar, parecía no tener lágrimas. ¿Sería por su orgullo? ¿Por aquel maldito que la obligaba a parecer fuerte en todo momento y lugar? No lo sabía. Así que solamente vagaba en la playa, cual espíritu errante, rememorando una y otra vez las palabras escritas por Korra en aquella carta.
"Intenta no gritarle. Sé que puede sacar de quicio, suele ser mansa y educada, pero a veces hace travesuras y se mete sin querer en problemas… pero como ya te dije, es una gran bebé peluda… aguanta los regaños cuando sabe que ha hecho mal, pero si cree que son injustificados o la hieres por demás con tus palabras, huirá. ¿Cómo entiende nuestro idioma? (Porque estoy 100% segura que lo hace) No lo sé. Pero ten cuidado con lo que le dices, es muy sensible y resentida."
Cada una de las palabras recordadas eran como dolorosas cuchillas clavándose en su cuerpo. Punzando su carne, estremeciéndola y dejándola sin consuelo.
Justo lo que le habían pedido encarecidamente que no hiciera… justo eso había hecho.
Se sentía como una persona terrible por haber desquitado de tan mala manera su enojo y frustración con Naga; y aunque había pasado todo el maldito día intentando remediar su error… no lo había logrado.
Parecía que la tierra a Naga se la había tragado.
Escuchó unos pasos corriendo detrás de ella y volteó esperanzada, pero su rostro rápidamente decayó cuando vio de quienes se trataba. Por las expresiones de sus rostros sabía lo que dirían; pero aun así preguntó, con un leve deje de ilusión en lo más profundo de su alma.
—¿Encontraron algún rastro de ella?
—Lo siento Asami-negó Kya, con tristeza- las fuentes de Lin indicaron que estaba por aquí, pero por más que Pema y yo hemos buscado, no la hemos encontrado.
—¿No hay manera en que Lin nos pueda ayudar? Su sentido sísmico sería de mucha utilidad.
—Antes de venir acá llamó a la Isla -respondió Pema, mientras arrullaba al pequeño Rohan entre sus brazos- Dijo que lo lamentaba, pero surgió una situación con una triada a las afueras de la ciudad, por lo que no estaría disponible. Por eso trató de reunir la mayor información sobre la posible localización de Naga en el menor tiempo posible antes de que ella y su equipo se movilizaran.
Al ver la expresión de Asami compungirse más, Kya intentó animarla añadiendo algo más.
—¡Pero dice que apenas termine viene a ayudar activamente a la búsqueda! Solo que, bueno… probablemente eso será para mañana al mediodía, querida… -finalizó con algo de pesar. Pensándolo bien, hubiera sido mejor nada acotar.
Después de todo para esa hora del día de mañana, Korra ya estaría de vuelta en casa… y cuando descubriera que había perdido a su animal guía de esta vida, seguramente la repudiaría.
Asami suspiró por milésima vez. Se sentía preocupada y agobiada, pero nada sacaba con sumirse en la miseria… al menos no todavía. Aún quedaban horas de la noche y como buena Sato no se rendiría.
Se lo debía a Korra, a Naga y a sí misma.
Miró con renovada convicción a sus dos acompañantes, aquellas mujeres que prácticamente después de tanto tiempo conociéndose eran como familia. Aquellas que tras haberlas contactado temprano en la mañana, habían tomado el primer ferry para ayudarla en la búsqueda de la cánida. Todo sin juzgarla ni regañarla.
Y es que, tras esperar dos horas ayer viernes en el parque y no verla volver, su tozudez la hizo autoconvencerse que quizás la perra oso polar había vuelto ya a la mansión por su propia cuenta. Rauda y veloz fue hacia allá, no sin antes pasar por Narook's a por unos fideos de algas que al igual que su dueña, Naga amaba. Seguía algo molesta, pero tenía un bichito de la culpa carcomiéndola por dentro y quizás con comida la albina mascota la perdonaba.
Llegar, llamarla y que no viniese corriendo a lamerle el rostro con alegría vivaz, fue desconsolador.
Buscarla infructuosamente a la peluda fuente de energía en aquella solitaria mansión, fue una total decepción.
La comida se enfrió sin ser probada, pues no tenía hambre si Naga no estaba. Su estado de ánimo oscilaba entre culpar a la albina osa y culparse a si misma por su desproporcionado actuar; al final ganando la propia culpa al aceptar que por más inteligente que fuera Naga, ella también actuaba por instintos. Asami era la humana, la que podía razonar sus acciones con total conciencia y medir sus propias reacciones para al inocente animal no asustar.
Con algo de esperanza salió a buscarla por los extensos terrenos verdes de la Finca Sato, husmeando en cada lugar que sabía le gustaba o donde podría haber curioseado… pero nada, no la encontraba, y eso más la estaba angustiando.
¿Y si algo malo le había pasado?
¿Y si estaba hambrienta o la había atrapado algún villano?
Sabía que Naga era grande y fuerte, podría defenderse fácilmente de algún malvado… pero el Avatar siembre había tenido enemigos poderosos que buscaban directa o indirectamente hacerle daño.
Por ello el miedo la estaba colmando.
Fue cuando volvió a casa, cansada y destrozada, que decidió pedir ayuda a las mujeres mayores que ahora frente a ella estaban.
Ellas respondieron a su llamado, les contó escuetamente lo ocurrido y acordaron todas reunirse en el puerto de inmediato. Una vez allí Asami se quebró contándoles con lujo de detalles lo acontecido y aunque cerró los ojos con culpa esperando gritos, solo obtuvo reacciones de consuelo y palabras de esperanza y alivio.
Así es como desde muy temprano en la mañana se habían embarcado en una búsqueda exhaustiva, dividiéndose entre las tres la ciudad y acordando la playa como punto de reunión sea que la encontraran o no. Por desgracia fue la última situación.
Aunque preguntaron por toda la urbe, incluso con carteles dibujados por la misma Asami, nadie había visto a la mascota del Avatar Korra. Incluso para molestia de Asami muchos intentaron chismear e inmiscuirse maliciosamente, por lo que tuvo que aminorar los hechos para salvaguardar las apariencias y evitar que el dilema en los periódicos saliera.
Había finalmente anochecido y las tres en el punto de encuentro se habían reunido. Pese a no lograr su cometido, Asami estaba muy agradecida por el apoyo recibido y al ver el cansancio reflejado en las mujeres mayores y al pobre Rohan en brazos de Pema inquieto y pareciendo molesto, supo que ya había abusado de su buena voluntad. La misión de ellas había concluido.
—Kya, Pema, gracias por todo lo de hoy, en verdad… nunca pensé tener un apoyo tan incondicional y mi corazón se agranda de dicha al saber que puedo contar con ustedes en todo momento y lugar. No obstante, creo que ya es momento de que vayan a descansar, yo continuaré y les avisaré si hay alguna novedad.
Ambas mujeres se negaron y comenzó una leve discusión entre ellas que se querían quedar y Asami que rogaba para que pudiesen descansar, la cual fue zanjada por el lloriqueo hambriento de Rohan. Las mayores sabían que Asami tenía razón. Ella era más joven, tenía más energía y ellas con un bebé y décadas más a cuestas estaban ya más que exhaustas por el día que tuvieron a cuestas. Finalmente cedieron no sin antes aconsejar y abrazar varias veces a Asami, pidiéndole que les avisara de cualquier situación nueva que sucediera e indicándole que les pedirían a los espíritus para que Naga estuviera de vuelta.
Asami las dejó embarcadas en el ferry y solo cuando este se alejó de la costa sintió todo el peso de su ahora solitaria búsqueda encima.
El cansancio y el hambre se hicieron sentir con fuerza, pero los ignoró y siguió buscando alumbrada por la luz de la luna y una linterna. La extensión portuaria era lo último en la ciudad que faltaba de ser revisado, y ella recorrió el territorio llamando a la cánida a viva voz, esperando un milagro.
Pero nada… simplemente no había respuesta alguna. Al parecer todo había sido en vano.
La pelinegra finalmente se derrumbó y en medio de la arena, frente al mar de la Bahía Yue, cayó de rodillas, llorando.
Sendos caminos de gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, cuales cascadas, por el peso de sus actos.
No era solo que Korra la odiaría y su relación acabaría, no era solo haber lastimado a Korra perdiendo a su mejor amiga. Lo que más dolía era el hecho de haber herido a Naga, cuando ella no lo merecía.
Porque, aunque por traumas del pasado al principio le temía…
ella era parte de su familia y la quería.
No supo por cuánto tiempo estuvo allí, en medio de la arena, llorando. ¿Algunas horas? ¿Apenas un par de minutos? Era incierto y el concepto del tiempo algo abstracto. Solo sabía que su cuerpo, mente y alma se sentían entumecidos por el frío nocturno y el cansancio.
Y que, en medio de ese estado friolento y exhausto, allí sentada con cabeza baja, abrazando sus piernas y llorando, un peculiar y exquisito calor la fue rodeando.
¿Era…? ¿En verdad era…? ¿O lo estaba soñando?
Poco a poco levantó su compungido rostro y al confirmar que su presentimiento no era una mera fantasía, una leve sonrisa se fue dibujando.
La luz lunar y el brillo de la linterna que a pocos pasos había arrojado se reflejaban de hermosa manera en el pelaje blanco de aquella a la que estaba buscando. De aquella cánida que estaba usando todo su corpulento e intimidante cuerpo, arma letal para enemigos del avatar, de la manera más delicada para rodearla y que así el mullido pelaje la arropara y evitara que esté tiritando.
—N-Naga… en verdad eres tú… -susurró con voz temblorosa
El animal Guía del Avatar emitió unos pequeños gemidos mientras ponía su gran cabeza al alcance de la CEO. Asami no perdió la oportunidad y rodeada de ese cómodo abrigo viviente, abrazó la cabeza de su portadora con la desesperación de quien ha recuperado a un ser querido de los brazos de Vaatu; a la par de acariciarla con dulzura materna, mientras empapaba el pelo albino con su llanto.
—Oh, por Raava, en verdad eres tú, no sabes cuánto te extrañé y me preocupé por ti… -gimió entre sonoros lloriqueos la ojiverde antes de sorber por la nariz y levantar su mirada. La mascota, al sentir el cambio de posición también levantó un poco la cabeza para hacer contacto visual con la pareja de su ama. Asami, susurrando entre sollozos, continuó- Lo siento mucho, Naga… no te imaginas cuánto me arrepiento por mi comportamiento, por lo que hice y lo que dije. No merecías ese trato y me arrepiento de cada improperio o amenaza que solté. Eres la mejor de las chicas, Naga, sin duda alguna y juro por la memoria de mis padres nunca más volver a actuar de esa injustificada y errónea manera. Espero algún día puedas perdonarm…
Antes de que la pelinegra pudiese terminar su frase, una gran lengua obstruyó su vista y ensalivó su rostro, dejándola en shock. Lentamente abrió los ojos que había cerrado por reflejo y comenzó a parpadear. La impresión pasó tan rápido como apareció y en su rostro una sonrisa nuevamente se formó al ver el rostro de su amiga e hija putativa.
Era increíble como siendo un animal, Naga era tan expresiva: Sus negros y hermosos ojos transmitían perdón, sus lamidas consuelo y su cara pura alegría de estar de nuevo emocionalmente en sintonía y unidas.
Las lamidas continuaron sin parar y Asami sonreía y lloraba de felicidad mientras la acariciaba con vivacidad. Tras unos minutos la Euforia pasó y ambas quedaron juntas, tiradas en la arena, recuperando la respiración del jugueteo cariñoso del que habían participado.
Como sincronizadas ambas se sentaron y Asami retomó la palabra mientras palmaditas en la cabeza del can daba.
—Vamos mi buena niña, volvamos a casa.
La perra oso polar ladró con gusto hacia lo escuchado y se paró en sus cuatro patas estirándose para desperezarse. Pero cuando Asami también se levantó, terminó de ponerse las botas e iba a coger la linterna para comenzar el viaje, Naga se le atravesó y acostó mirando a Asami de manera intensa.
La CEO conocía esa posición, no era de sueño ni de pereza, Naga quería que ella en su lomo se subiera.
—¿En serio deseas que te monte? - preguntó ella, algo temerosa.
Un ladrido eufórico y movimiento agitado de cola fue toda la respuesta que necesitaba.
Asami tragó grueso. No mentiría, se sentía algo asustada porque siempre había montado a Naga con Korra (Así esta última estuviera desmayada). Esta vez iba a ser la primera en montarla en solitario y aún peor sin montura en el lomo. Pero, por otro lado, Naga no dejaba que la montara cualquiera… y tras este inconveniente esta era una muestra de paz y extrema confianza por parte de la cánida que ella no podía ni quería rechazar; por lo que, respirando hondo y dejando nuevamente sus temores de lado, se subió a pelo en el lomo de su amiga.
—Lidera el paso, chica. -le indicó cerrando los ojos y esperando que la mascota corriese rauda y veloz como sabía que le encantaba hacer. Pero, para su sorpresa, Naga comenzó a caminar con tranquilidad. Seguramente porque sabía cuan cansada se sentía Asami y no la quería agobiar más. Nuevamente la CEO sonrió, por la consideración del inteligente animal-Gracias Naga, en verdad.
El paso lento y el bamboleo tenue del trajín fueron adormeciendo poco a poco a Asami y eso en conjunto con lo suave del pelaje terminó haciéndola acostar encima de la perra oso polar mientras esta seguía su ruta ya aprendida hacia la mansión de su mamá adoptiva.
"Solo un ratito para coger calor" pensó Asami, mientras abrazaba al gran peluche viviente que la transportaba; después de todo el viento nocturno no tenía clemencia y Naga era una fuente de abrigo que cualquiera en su lugar quisiera.
Y es justamente esa sensación de delicioso calorcillo adormecedor frente al frío, mezclado con el cansancio de lo vivido y el alivio de encontrar a la otra dueña de su corazón, lo que, sin darse cuenta, finalmente la tumbó.
—Sami… hey, amor, despierta…
Korra intentó por tercera vez despertar cariñosamente a su amada, pero al no obtener respuesta simplemente suspiró rendida y con amor sonrió ante la escena vista.
Vino cansada de su viaje, en la madrugada porque algo le decía desde ayer las cosas en casa mal andaban… pero le alegraba mucho que solo fuesen ideas infundadas, después de todo aquí estaba la prueba de que gracias a los espíritus la situación entre sus amadas chicas mejor que nunca andaba: Ambas estaban acostadas en la cama, abrazadas.
Era una escena a la par graciosa, a la par tierna ver como tremenda bestia blanca que era su niña mimada se hacía lo más pequeña posible para caber en la cama y abrazar con su enorme y blancuzca pata a su amada novia sin dañarla. Y cómo Asami la abrazaba como a un enorme peluche y hasta un poco la babeaba.
No era que en verdad quisiera despertarla… o bueno, despertarlas, después de todo debían haber tenido también un día pesado si Asami todavía con su ropa de calle y botas andaba. Solo que Naga ocupaba casi toda la cama y únicamente había quedado un pequeño espacio al filo de la misma como para que se acostara.
—Ja, parece que han usurpado mi puesto… -susurró con tono jocoso, sonriendo con infinito amor mientras les daba caricias alternantes a ambas- No me importa si por dormir en ese pequeño espacio me caigo al suelo, me alegra verlas así, que finalmente conectaran.
Dando un besito en la cabeza a sus damas, Korra se acostó detrás de Asami, haciéndole cucharita, intentando abrazarla. Optó por tampoco cambiarse de ropa pues estaba muy cansada y ver a sus chicas durmiendo la llenó más del deseo de acompañarlas al reino de los sueños.
Pese al poco espacio para maniobrar y el temor de caerse en cualquier momento logró acomodarse adecuadamente y en menos de lo que canta un gallo-conejo ya andaba en las tierras de Morfeo, ignorante de toda la diatriba que habían pasado sus chicas más queridas y ajena a que, en el plano terrenal, Naga había extendido su pata para abrazarlas a ambas.
Después de todo, como buen perro guardián,
ella debía cuidar de esta renovada unión familiar.
FIN
¡Hola!
Finalmente terminando este fic, más vale tarde que nunca.
Ha sido un año con muchos cambios emocionales, económicos, personales, de rutina y demás; pero con poca o casi nula creatividad para escribir.
En mi paupérrima defensa, creo que hacer mi tesis y luego otra tesis por la que me pagaron me dejó seco el cerebro; básicamente lo que he escrito han sido 95% cosas para el trabajo entre informes y planificaciones semanales.
Sí, por cierto, ya me titulé de licenciada y donde estaba haciendo pasantías me quedé trabajando de largo… ¡Hasta soy supervisora! Aunque mi paga no ha mejorado jajaja… pero el sitio es acogedor y me siento bien allí, eso es lo que importa. (Si alguien adivina de qué me gradué o a qué me dedico, se gana un premio… consistente en nada jajaja)
Volviendo a los fanfics, ya con este escrito terminado el siguiente paso lógico es volver a culminar el reto de agosto del año pasado (suena triste que no lo terminara por lo menos en agosto de este año, no me juzguen) del cual me quedaron pendientes como 4 capítulos creo… pensaré mucho en qué shots meter, y si no me nace, veré si mas bien la creatividad fluye para un tercer y último capítulo de Click como especial de Halloween. Si a buen tiempo todo fluye para ambas cosas, mejor.
Espero les gustara este capítulo, aunque fuese corto, como comenté en el anterior originalmente iba a ser uno solo, pero por lo quisquillosa que soy con los números de capítulos, preferí dividirlo. De igual manera disculpen algún error ortográfico, de sintaxis o incompatibilidad con la trama. Como de costumbre, mis finales son felices cual lombrices para ponerle dulzor a la vida.
Gracias a quienes, pese a la ausencia, aún me siguen leyendo.
Saludos.
Le chat et l'abeille.
