Holaaa por fin este capitulo, que por alguna razon no lo había subido, tiene mucho tiempo que lo quería subir, pero tenia miedo que no les guste. Bueno por fin aquí esta, los quiero.

Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, yo solo escribo por diversión.

Capitulo 43
Amor sin condicion.

El día que Serena salió del hospital, la Reina y Esmeralda habían dispuesto una cálida bienvenida con Haruka, Michiru, Molly, Lita, Amy, Mina, Hotaru y desde luego sus padres, todos estaban emocionados, la pequeña Chibi chibi corría por la estancia con una exhausta niñera que no le podía seguir el ritmo.

— ¡¡Bienvenida!! — Gritaron alegremente todos al verla entrar.

Ella sonrió forzadamente y trato de mostrarse feliz, le daba mucha ternura ver el cariño de las personas ahí presentes.

— ¡Muchas gracias! Son ustedes muy amables... — Abrazo a su pequeña y la recargo en su pecho con ternura. Ese pedacito de carne tenía los mismos ojos de Seiya, y eso era algo que si bien le gustaba, a la vez no lo podía soportar, por los recuerdos que le ocasionaba.

— Serena ven... Hay deliciosos pastelillos hechos solo para ti. — Dijo Diamante guiándola a una cómoda silla con caballerosidad, pues solo deseaba complacer a su esposa.

Ella acepto y centro su atención en la mesa que contenía exquisitos postres preparados solo para ella.

Todos charlaban y se reían con alegría de verla ahí, entre ellos, pero ella no se sentía plenamente feliz, a pesar de todo ese amor, sentía su corazón vacío, algo le faltaba.

— Creo que debo retirarme, necesito descansar. — Susurro a su esposo después de algún tiempo.

Él la miro con preocupación, pues su rostro aún se veía pálido.

— Despediré a todos, para que descanses. —

— No es necesario... Yo la llevaré, atiende a los invitados. — Dijo Molly.

Serena acepto rápidamente, no quería estar a solas con él, temía no poder ocultar los sentimientos confusos.

En cuanto entraron a la habitación, Molly la recostó en la cama y la miró a los ojos.

— ¿Te sientes bien? — Pregunto con preocupación.

— Si... Es solo cansancio. — Respondió con voz apagada, pues en parte era cierto.

— Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿Verdad? — Dijo mirándola con suspicacia.

— No es nada... Sólo es cansancio... Te lo aseguro... Mejor cuéntame... ¿Ya está todo listo para tu boda? — Preguntó para cambiar de tema.

— Si... Kelvin es el más feliz... Ya faltan unas semanas... Y esperó que Diamante y tú asistirán. — Dijo con expresión soñadora.

— Desde luego... Te prometo que toda la familia real asistirá a tu boda. E incluso pediré a Diamante que te presté su yate para la Luna de miel, cómo regalo de bodas. — Concedió.

Se sentía culpable de no estar al pendiente de su boda y tal vez con eso podría recompensarla un poco.

— ¡Gracias! ¡Sera maravilloso! Kelvin y yo en un romántico viaje por el mar. — Grito emocionada.

— Es lo menos que puedo hacer por ti Molly, te debo tanto. — Dijo suspirando.

— Serena... ¿Eres feliz? — Pregunto por fin. Era algo que debía preguntarle, pues la conocía muy bien y notaba un aire de tristeza en el fondo de sus ojos azules.

Serena se sorprendió por lo directa que fue la pregunta y tartamudeo un poco al momento de responder.

— Yo... ¡Qué pregunta más absurda Molly!. — Dijo mirando a otro lado.

— No me has contestado. — Dijo notando su evidente nerviosismo.

— Es que en realidad la respuesta no merece la pena. — Dijo para salir del pasó.

Molly no quedo muy convencida, pues algo le decía que Serena no era tan feliz como trataba de aparentar.

— Por favor Serena, soy tu amiga, te conozco y en el fondo siento que todo esté lujo, no es suficiente para que te sientas feliz. —

— Molly... Por favor... No digas tonterías, tú sabes que el lujo no me importa, tengo un marido que me ama y estoy esperando un hijo suyo. ¿Qué más puedo pedir?. — Fue su respuesta.

— Y tú... ¿Lo amas? —

— Molly, esa pregunta es absurda y no me gusta, me siento un poco cansada, necesito descansar. —

— Te dejo... Pero sabes que cuentas conmigo y... Bueno mejor te dejo. — Dijo con resignación, se daba cuenta que Serena jamás admitiría en voz alta que aún amaba a Seiya.

Diamante que estaba afuera había alcanzado a escuchar la pregunta de Molly y en el fondo de su corazón también notó la evasiva respuesta de Serena, si ella lo amaba ¿Porqué no lo decía sin dudar?. Se retiró sin ser visto y se encontró a Esmeralda en las escaleras.

— ¿Te ocurre algo? — Preguntó al verlo.

— Nada, solo tengo que arreglar unos asuntos. — Dijo cortante.

Esmeralda lo vió partir y sintió que algo le pasaba pero el no había tenido la confianza para decirlo, y eso le dolía porque aún lo amaba y deseaba que fuera feliz.

El día de la boda llegó, vestidas de azul, entraron Amy y Mina del brazo de sus respectivos maridos, seguidos de la preciosa Chibi Chibi que llevaba un hermoso vestido de terciopelo azul oscuro y delicadas flores adornaban su cabeza, Molly entro a la iglesia del brazo de Seiya con su hermoso vestido corte princesa que la hacía lucir encantadora, un nervioso Kelvin la miraba extasiado con ojos brillantes de emoción, pues por fin su larga espera había terminado y la mujer que amaba sería su esposa.

El cortejo lo cerró Serena y Diamante seguidos de Zafiro y Hotaru que a últimos días se habían vuelto muy unidos.

La ceremonia transcurrió tranquila y emotiva, los presentes soltaban algunas lágrimas al ver la felicidad de los novios, pues se veían muy lindos como pareja, Kelvin había decidido usar lentes de contacto para dejar sus gruesos lentes y se veía muy atractivo, cosa que sorprendió a todos, aún más por los ruidosos lloriqueos que de cuando en cuando exclamaba por la emoción.

Por fin termino y todos se trasladaron a la recepción en la mansión de los Kou, que estaba decorada con colores blanco y plata y lindas flores de alcatraces. Todo se veía muy elegante.

La recepción fue iniciada por el primer baile de la nueva pareja, él la abrazaba con ternura y susurraba palabras a su oído que la hacían reír y sonrojarse.

Por fin tras algunas horas que a Kelvin le parecieron interminables, Molly busco a Serena para que la ayudará a cambiarse.

Ella aceptó encantada y se marchó junto a ella, necesitaba descansar unos minutos de la falsa sonrisa que mostraba ante su marido.

Amy y Mina también las siguieron, pues su abultado vientre no sería de gran ayuda ante el enorme vestido de Molly.

Seiya también las siguió y por consiguiente Diamante, odiaba sentir celos y no dudaba de su esposa, pero sabía de los sentimientos de Seiya hacia ella.

— Bombón... — Dijo con añoranza, ella se volvió a mirarlo, sonrojada por oírle decir así, pues sólo de él le encantaba oírlo. — Solo quiero despedirme y decirte que me iré lejos... Por un tiempo... Para no molestarte más, pues me es difícil verte feliz, con Diamante, dejaré a Chibi Chibi contigo, es justo que ahora tú pases tiempo con ella, solo esperó que entiendas que nunca quise hacerte dañó, y me duele en el alma no ser la persona que ahora está a tu lado, te prometo que no te olvidaré y te deseo la mayor felicidad junto al hombre que si te merece. — Dijo con la voz quebrada, por el nudo que se estaba formando en su garganta. Se dió la media vuelta y se fue sin esperar respuesta.

Ella se mordió los labios para ahogar un sollozó y contener, las ganas de hablarle, viendo cómo se alejarba y sintiendo una gran sensación de perdida, no quería definir sus sentimientos, pero sentía dolor en su corazón. Parpadeo varias veces para ahuyentar las lágrimas que pugnaban por salir, respiró hondo y entro con una sonrisa en su rostro a la habitación de Molly.

Seiya se encontró con la mirada acusadora de Diamante que había presenciado todo en la distancia. Lo miro con una mezcla de rabia, celos y dolor por todo lo acontecido entre ellos, y el hombre honorable que tenía a la mujer de su vida.

— No me digas nada. — Dijo con voz fastidiada y pasó de largo.

Diamante sintió que un puñal en su corazón hubiera sido menos doloroso, al ver sus temores confirmados, con la actitud que su Princesa había tenido después de hablar con Seiya.

Ella aún lo amaba, no había podido obtener su corazón, a pesar de poner el mundo a sus pies. Y eso era algo que no podía negar, pues desde que sucedió el secuestro de Chibi Chibi, la había notado extraña, pero había creído que fue el trauma de todos los acontecimientos ocurridos. Ahora se daba cuenta que solo era que sus sentimientos por Seiya habían resurgido con igual o más fuerza que antes, y eso no lo podía soportar.

Se dió la vuelta y se fue a la mesa, con el alma partida pero con una sonrisa que escondía la tormenta desatada en su corazón. Cuando Serena volvió el la miró con amor infinito y con un aire de tristeza muy en el fondo de su mirada gris.

— Ya debemos irnos, estoy cansada, tal vez sea el embarazo. — Dijo Serena.

— Desde luego... Siempre haré lo que desees mi amada Serenity, Vamos a despedirnos. — Dijo tomando su mano con dulzura y depositando un suave beso en ella, haciendo sentir muy culpable a Serena.

Cuando por fin llegaron a su hogar, él la dejo en la habitación y después de darle un beso en la frente, salio.

— Zafiro... Quiero que prepares un viaje de descanso para dos personas y la pequeña Serena, por favor. — Ordenó.

— ¿Crees que es buena idea que salgas con Serena? Ella aún está delicada de su embarazo... Talvez sea pesado para ella. — Dijo tratando de persuadirlo.

— Por favor hermano... Quiero que prepares el avión para mañana. Es lo mejor. — Insistió y salió sin dar mas explicaciones.

Zafiro se dispuso a cumplir sus órdenes, pero sentía preocupación por la actitud extraña de su hermano.

— Querida... Serenity, sabes... Estoy pensando que podemos hacer un viaje con nuestra pequeña Serena. Así podrás descansar y olvidar los malos momentos, ya no hay nada que empañe tu felicidad. — Dijo observando su reacción.

Serena asintió sin mucho entusiasmo, talvez eso era lo que necesitaba para olvidar que en el fondo de su corazón aún amaba a Seiya.

— Tienes razón, estar con mi pequeña será la mejor medicina para olvidar todo lo ocurrido. — Dijo después de pensarlo.

— Pediré que te preparen el equipaje y el de la niña. — Dijo recostándose junto a ella.

— ¿Sabes cuánto te amo? Mucho más que a mí propia vida, y daría mi Reino enteró por tu felicidad. — Dijo acariciando sus rubios cabellos, con tanta ternura que Serena sintió ganas de llorar.

— No merezco tanto amor de parte tuya. — Dijo besando su mejilla y abrazándolo con ternura.

— Claro que si, y mereces ser feliz, porque ya has sufrido bastante. Anda descansa, que yo cuidaré tus sueños. — Dijo besando suavemente sus labios. Ella obedeció y cerro los ojos, tratando de convencerse de que debía amarlo.

— Andá... Apresúrate... El avión nos está esperando... Ya vamos un poco retrasados. — Le dijo Diamante tomando en sus brazos a la niña para que ella se moviera con facilidad.

Llegaron a la parte privada del aeropuerto, dónde ya los esperaba una pequeña comitiva.

— Altezas... Está todo listo para partir. Todo se hizo de acuerdo a sus deseos. — Dijo el Capitán a Diamante.

Diamante asintió y ayudo a subir a su esposa.

Entraron y para sorpresa de Serena, Seiya estaba en uno de los asientos.

Serena se volvió a Diamante sin comprender lo que estaba pasando, Zafiro también estaba confundido.

— ¿Seiya, que haces aquí? — Pregunto sin comprender.

Seiya no dijo nada, esperó que fuera Diamante quién hablará.

— Serenity... Tú sabes cuánto te amo... Y el amar también implica renunciar... Eres mi vida, y mi mayor anhelo es que seas feliz, a cualquier precio. Incluso si eso significa dejarte ir... — Dijo con un nudo en la garganta.

Serena se abrazó a él y comenzó a llorar compulsivamente, sin poder creer lo que escuchaba.

— No digas eso por favor... Yo... — Trato de explicarse, pero el puso un dedo en sus labios para hacerla callar.

— Tú solo sientes agradecimiento por mí, y odiaría que estuvieras a mi lado sólo por eso. — Dijo con sus grises ojos nublados.

— Por favor... No digas eso, yo te quiero... —

— Pero no me amas... Siempre lo he sabido, pero me negaba a aceptar que a pesar de todo, tu corazón siempre a pertenecido a Seiya... — Dijo mientras tomaba su rostro entre sus manos para que ella pudiera verlo a los ojos.

— Vamos a tener un hijo... No podemos separarnos. — Susurró.

— Nuestro hijo siempre va a ser un lazo entre tu y yo, pero no el más fuerte... El amor... Y yo quiero una persona que me ame sólo a mí, no es justo que esté con alguien que no me ama, creo que merezco más que eso, mi dignidad y mi orgullo no me permiten aceptar un matrimonio sin amor como base... Por eso te doy tu libertad, porque deseo que seas la mujer más feliz sobre la tierra, y eso sólo lo conseguirás junto a Seiya. Y te aseguro que estaré bien. — Decía mirándola con tristeza y amor infinito.

— Es que... No podría ser feliz, si se que tú sufres, por causa mía.. —

— Por favor... Los dos sabemos que es lo mejor, que a pesar de mis esfuerzos nunca pude ganar Tu corazón, porque siempre a pertenecido a Seiya, y eso no es culpa tuya, se que en el corazón no se manda, tal vez algún día encuentre una mujer para mí a quien pueda amar, tal vez no, pero se que siempre voy a adorarte... Solo el tiempo será mi aliado, y eso calmara mi dolor. — Dijo con voz que trataba de ser tranquila.

— Pero la Reina... —

— Yo sé que mí madre entenderá lo que estoy haciendo, porque es lo correcto. Por favor, vete con Seiya y tú hija, se feliz, olvídate de todo el pasado e inicien una nueva vida juntos... Acepta este viaje como mi última prueba de amor. — Dijo besando sus labios con delicadeza, a manera de despedida.

— Yo no merezco tanta bondad de parte tuya. — Dijo abrazándolo y escondiendo el rostro en su pecho, para que no viera las lágrimas en sus ojos, por la prueba de amor tan grande que le estaba dando.

— Claro que sí... Tú me enseñaste el verdadero significado de Amar... Fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida para enseñarme que no se puede tener todo. No te preocupes, ya tendremos otra vida para amarnos y quizás entonces todo funcione. — Fueron sus palabras de despedida, y se dio la vuelta para bajar del avión.

— Gracias por todo. — Dijo Seiya antes de que se fuera.

— No lo hago por ti, porque no lo mereces, pero esa chica que tienes a un lado, merece cualquier sacrificio de mi parte. Además... No podía permitir que incluso loca, Reih siguiera separándolos, creo que ya hizo suficiente daño y no podía aceptarlo. — Dijo, después salió del avión con su andar seguro de siempre, pero con lágrimas saliendo de sus ojos grises. Se sentía como muerto en vida, pero no podía dejar que lo vieran mal, así que se limpio los ojos con fuerza y subió a la limusina, ya había dispuesto todo para sacar a Serena de su vida, pero no de su corazón.

— Estoy orgulloso de ti, hermano, eres un digno representante de nuestro país. — Dijo Zafiro para confortarlo.

— No me digas nada, por favor, es lo más difícil que he hecho en toda mi vida. — Respondió desviando la mirada.

— Estoy seguro de eso... Se necesita mucho valor para hacer lo que hiciste, pero se que la vida te recompensará. En cuanto tu hijo nazca, tendrás una razón para vivir, eso disminuirá el dolor. —

— Creo que regresaré a nuestro país y renunciare al trono, ya es tiempo que tú tomes las riendas. Sólo así podré divorciarme. —

— No lo aceptaría, pero se que es la única forma de que Serena sea feliz con Seiya. — Respondió y dejo que su hermano desahogará sus emociones.

Tal vez la vida le diera la oportunidad de encontrar alguien que correspondiera sus sentimientos.

— Bombón... Nunca pensé que Diamante haría algo semejante... Me a dado una lección muy grande, renunciando a ti. Yo no soportaba verte con él, por eso me iba, porque se que el merecía tu amor, por ser él hombre honesto y honorable, que te dió su apoyo cuando lo necesitabas, pero fue a hablar conmigo ayer muy entrada la noche, me dijo que renunciaría a ti para que fueras feliz, pero que le prometiera que te haría la mujer más dichosa de la tierra... O el personalmente me mataría. Que te amaba aunque fueras un desastre en la cocina. — Dijo en tono de broma.

— ¡Seiya! — Dijo dándole un golpe.

— ¡Auch! Eso dijo... Tontita... Sabes que te adoro y quiero estar contigo el resto de mi vida... A pesar de que cocines terrible, además Lita se encarga estupendamente de la casa, no tendrás necesidad de cocinar nunca. — Dijo besando por fin sus dulces labios.

Unas lágrimas rodaron de sus ojos azules, sentía morir de felicidad, por fin después de tanto tiempo, volvía a estar con Seiya y con su hija. Tras un largo y doloroso camino, lleno de enredos y desencuentros, volvían a estar juntos, y ya no se separarían jamás.

— Creo que debo renunciar al poder que Diamante me dió en tu compañía disquera. — Dijo pensativa.

— Olvida los trámites legales, además estoy seguro que Diamante arreglará todo, recuerda que ese bebé que llevas en el vientre es tan suyo como mío, y estoy seguro que será el niño más amado del mundo, porque tendrá dos padres que lo amaran por sobre todas las cosas. —

— Tienes razón... Se que seremos felices, y disfrutaremos este viaje como una luna de miel junto a nuestra hija. — Dijo abrazándolo con fuerza, tratando de convencerse que no era un sueño, negándose a soltarlo, temiendo que en cualquier momento se escaparía de sus brazos.

Se besaron apasionadamente, el aspiró su aroma a flores que siempre le había encantado y sentó a su hija en su regazo, se sentía tan feliz, pues por fin eran una verdadera familia.

— Dime qué esto no es un sueño... Que tú y mi hija están conmigo y que nunca volverás a irte. — Le dijo Seiya.

— Si Seiya es una bella realidad, el destino decidió que estemos juntos al fin. Nunca pensé que podría sentir tanta felicidad... Pero ahora me doy cuenta que gracias a tu Engañó de Amor, te conocí y me enamoré como nunca pensé hacerlo. Ahora solo nos espera felicidad y envejecer juntos. —

El avión despegó sin problemas rumbo a la anhelada felicidad. Por fin podrían ser felices para siempre

Ooook aquí el final de Serena y Seiya, mañana subo el de Diamante, estaré haciendo algunas correcciones en Wattpad, aun falta el epilogo.

Los quiero Dam Frost.