¡Buenas! Casi no traigo el capítulo por falta de tiempo. Llegué a pensar en pausar la historia ya que no alcanzaba a cumplir en subir cada dos semanas, como era mi idea original. Igual decidí subirla en la medida que pueda, no puedo prometer cuando nomas :c
Sin nada más que agregar, ¡Continuamos!
CAPÍTULO 14.
La historia de LUCY HEARTFILIA.
Estuve en el aeropuerto mucho antes de la hora de partida. Ni siquiera había preguntado cuál vuelo sería, solamente sabía la hora y el lugar de destino… Pensé que mi ansiedad me ganó, que tal vez no llegó aún. Lo busqué con la mirada y suspiré frustrada al no encontrarlo. Quería llamarlo, averiguar dónde estaría, pero tenía vergüenza e incluso me sentí algo tonta por esperar hallarlo de una en este mar de personas No estaba repleto el edificio, igual había demasiada gente y mucho terreno por recorrer, además de muchísimas entradas; ¿Cómo debería disculparme?
Mi teléfono comenzó a sonar y al ver quién llamaba pegué un brinco de la sorpresa ¿Estábamos tan conectados que adivinó mi presencia? – Hola Lucy – No se escuchaba muy ruidoso donde él estaba ¿Ya subió al avión?
-¿Llegué tarde? – Algo se movió cerca de él y volvió a hablar.
-Aun no aborde ¿Podrías darte la vuelta? – Giré sobre mis talones pero no lo vi – Estoy en la cafetería a un costado de la entrada, no me verás a menos que ingreses al local.
Seguí sus indicaciones y al abrir la puerta de vidrio lo encontré sentado junto a un hombre con cierto parecido a él - ¿Interrumpo? – ya estaba frente a su mesa.
-Por el contrario, me devuelves mi libertad – El pelinegro se coloca de pie y me tiende el listado de bebidas – Nos vemos en la oficina el lunes señorita Heartfilia.
-¡Claro! – Antes de que pudiera decirle adiós ya había desaparecido por la puerta de entrada – Se ve agradable.
-No lo es, creo que tendrás canas a mi regreso. Es mi hermano mayor Zeref – Por primera vez desde que llegué lo miré a los ojos, él sonrió.
-¿Puedo sentarme? – Se colocó de pie y yo retire mi silla primero – No estamos en el siglo XVIII, puedo hacerlo sola.
-Solo iba a sacar mi chaqueta antes de que la arrugues, pero ya te sentaste encima.
De un salto me levante, el río – ¡Lo siento! – La quite y sacudí un poco para intentar en vano deshacerme de las líneas, él le restó importancia.
-Seguro que el viaje hará cosas peores – Con cuidado la acomodé sobre otra silla y regresé a mi asiento.
-Deja de hacer tonterías – hable para mí misma y tan despacio, que creí no ser oída.
-Es menos vergonzoso que lo mío – Levanté la cabeza, él estaba preocupado - ¿Ya te sientes mejor?
-Algo, no entiendo lo que pasa y me parece… Yo, pensé que estabas pensando en esa mujer mientras nosotros – Me ruboricé hasta las orejas – ¡Olvídalo!
Se cambió al asiento junto a mí, sujetando mis manos que se hayan sobre mi regazo – Fue culpa mía. Mientras más repaso lo ocurrido, me voy dando cuenta de los horrores que dije e hice anoche.
-A mí me gusto la mayoría – Él se había sonrojado.
-La próxima vez prometo que será diferente.
-Eso espero.
Cuando vuelva a acostarme con Natsu no será igual, yo estaré más comprometida y juro que no pensaré en algo más que no seamos nosotros. Levy me aconsejo que si no entiendo aquello que me molesta lo diga en voz alta. Una persona con un poco de sensibilidad podrá explicármelo y juntos llegaremos a una solución. Aunque ahora que lo pienso ¿Cómo puedo decir que me molesta lo de su hermana?
La historia de NATSU DRAGNEEL.
Entre más analizo lo ocurrido hace algunas horas, peor me siento. Llegué a su casa tomado, a pesar de verla rara, decidí molestarla, la seduje para tener sexo y duré menos que un escolar de 16 años – No olvides que le hablaste de que salías con modelos – me di una patada mental por mi estupidez. Me tomé mi tiempo para que ella se sintiera cómoda a mi lado, y lo jodí todo en una noche – ¡Eres un soberano imbécil!
-Ya sé lo que piensas de mí al menos – Eche la carpeta que sostenía, casi cayendo sobre el escritorio a causa del sobresalto – Estás en las nubes hermanito. Me has pasado como quince folios, pero no me explicas nada.
-Lo siento – recogí lo que cayó al suelo y miré el rotulo. Sabertooth. Ese trato ya estaba cerrado ¿para qué mierda lo agarré?
-¿Si quiera sabes a qué me has traído a tu oficina?
-Tengo que organizar todo – Patrañas, es sábado y no hay una sola alma aquí, excepto seguridad.
-Estás haciendo lo contrario. Nada más pásame los acuerdos que aún no has aprobado y listo. Los miraré el lunes – Asentí y luego recordé que eso debía revisarlo con Lucy.
-Una de las inversionistas los revisará contigo – Enarco una ceja – Le estoy enseñando y.
-¿Por qué? Con que le rindas un informe mensual debería bastarle – Tenía razón… ¿Cuándo involucre tanto a la rubia en el negocio?
-Solo espérala, tiene buenos puntos de vista – Sonrió con la mirada, pero no movió la boca.
-Seguro que es buena para la vista – Tiré el folio sobre la mesa frente a él. No quiero que hable así de Lucy.
-Ni se te ocurra faltarle al respeto – Estiró sus brazos sobre el respaldero del sofá y cruzo sus piernas.
-Nunca lo haría, sabes que no es mi estilo – En dos zancadas estaba parado frente a él.
-Lo digo enserio, ella está fuera de tu mira – Lo estaba divirtiendo y eso me quitaba de quicio.
-De acuerdo, no tocaré a tu conquista de turno – Sujetándolo del cuello de la camisa lo puse de pie, él no se veía sorprendido en lo más mínimo por mi actitud.
-¡Lo haces a propósito!
-Obviamente, más si vas a reaccionar de esa manera. Me lo dejas tan fácil – Lo solté sin nada de delicadeza, el solo acomodo la tela.
-Como te odio – camine hasta el escritorio dándole la espalda.
-De todas maneras me pedirás ayuda al final del día – Tiene que estar loco si cree eso. La ultima ayuda que me dio término… aquí. Junto a Lucy Heartfilia.
-Maldito.
-El peor – Oí que decía y cuando voltee para mirar que hacía, ya estaba revisando las carpetas.
Mi hermano siempre logra sacarme de mis casillas, pero a pesar de que siempre terminamos discutiendo o peleando, es mi mejor compañero. En Irlanda pensaba que buscaba a Lisanna para ayudarme, pero instintivamente era Zeref quien estaba ahí para mí. Debo estar loco si me abro con este idiota hablador.
…
Habíamos llegado, dos horas y media antes del vuelo. Realice el check-in, el control de maletas y luego ya estábamos tomando café a la espera de mi salida. Quería quedarme cerca de una de las entradas para ver si Lucy aparecía. Es el portal más cercano a la salida de vehículos y por ende sería la primera que alguien elegiría. Ella dijo que deseaba verme, pero no sé qué tanto luego de analizar bien la situación esta madrugada.
-Eso pasó – El me miraba con el ceño fruncido. Ya era el final del día y la rubia no me había contactado. Mi hermano al final escucho toda nuestra historia, bueno al menos los acontecimientos de ayer y lejos de subirme el ánimo, trataba de meterme más al pozo.
-Siento vergüenza siquiera de que me emparejen contigo – Estaba rojo de la furia - ¿Cómo que un minuto hermanito? El púber tiene más aguante que tú.
-¡Cállate idiota! Sabes que no soy así normalmente – Afilo la mirada.
-Yo no sé nada. No he hablado con tus antiguas amantes – Apreté los dientes y suspiré al cabo de unos segundos. Me pasa por haberle contado – Ya enserio ¿Cómo se te ocurrió alardear de eso antes de acostarte con ella? ¿Acaso eres idiota?
Estire mi cuello, la espalda me tronó en el proceso – No estaba pensando.
-Evidentemente no con la cabeza correcta.
-No ayudas – Se encogió de hombros.
-¿Quieres que te diga qué está bien? Si necesitabas consuelo le hubieras contado a Lisanna – Agrandó tanto los ojos, parecía un búho asustado.
-¿Qué tienes? ¿Estás bien?
-Lamento haberla mencionado.
-Ni que fuera una Banshee – El negó con la cabeza.
-Sé que aun sigues suspirando por ella, pero no te preocupes. La superaras – Colocó su mano sobre mi hombro, yo la retiré molesto.
-¡¿De qué demonios hablas?! ¡Estamos hablando sobre Lucy! – Parpadeo sorprendido.
-¿Lucy? – Me estaba molestando, Lisanna no es importante en este momento.
-¡Sí! – Pensé en el rostro de la rubia esa madrugada, estaba sumamente triste – Tengo que arreglar mi desastre y no sé qué hacer. Encima debo alejarme justo ahora y.
-¿Te preocupa más Lucy?
-¿Por qué debería preocuparme Lisanna? ¿Le paso algo? – Negó con la cabeza - ¿Entonces?
-Mi error… Habla con Lucy, dile que lamentas haberte comportado como un idiota y mejora tu desempeño – Eso ni siquiera hace falta que lo mencione, claramente no volverá a pasar algo tan vergonzoso. Me cubrí la boca con una mano y mientras miraba por el vidrio polarizado la vi.
Estaba preciosa, fue como si todo a su alrededor desapareciera y solo fuera Lucy Heartfilia quien caminaba por los pasillos. Con presteza busque mi móvil, si era ella voltearía y esos hermosos ojos chocolates mi robarían el aliento. Pensé que me costaría más deshacerme de mi hermano, pero el prácticamente huyo, aunque alcancé a ver su sonrisa al salir por la puerta. Estaba nerviosa, casi tanto como yo. La veía mejor que ayer, no sé entendía y luego de escuchar el verdadero motivo de su molestia lo comprendí ¿Será a causa de lo que dije sobre las modelos?
No quiero seguir pensando en las palabras que salieron de mí boca, y luego de prometer que la llevaría al éxtasis haber llegado antes, además, mucho más rápido que un suspiro – A mí me gusto la mayoría – Claro que le gusto, no creo que tenga demasiada experiencia. Le prometí ser diferente, si busco un culpable para mi actuación de esa noche, solo debo mirarme al espejo.
-Lamento haberte generado dudas, me comporté terrible contigo – Estaba a su lado, sostenía su mano y podía ver que aún le preocupaba algo – Pero me gustaría que me prometas algo.
-¿Qué?
-Yo prometo no volver a ponerme una máscara contigo – Antes de que pudiera continuar ella me interrumpió.
-Hoy comprendí que no eras el único que se ocultaba – Siempre me ha parecido sincera – Como te lo dije antes, no se expresar lo que siento y tiendo a esconder mis emociones porque no las entiendo. Una amiga me hizo darme cuenta de eso y – Apretó suavemente mi mano – No sé si pueda cambiarlo, pero te diré lo que siento así como me salga, de antemano te pido perdón si llego a expresarme mal.
-¿No entiendes lo que sientes?
-Así es, se lo que me gusta o me disgusta. Lo demás solo lo encasillo en esos dos parámetros; para mí todo es blanco o negro, el gris no existe.
-¿Cómo sabes que te gusto entonces?
-Sé sobre las emociones, puedo sentir las mariposas en mi estómago cuando te veo y cómo mi cuerpo reacciona a tu cercanía me da una idea de lo que es.
Quería entender a qué se refería con eso - ¿Qué?
Se ruborizó – Yo… – Rasco un lado de su mandíbula, jugando con nuestros dedos entrelazados – ¡No me hagas decirlo!
Me acerqué a su oído y hablé lo más bajo posible - ¿Es deseo? ¿Me deseas Lucy? – Ella me alejo rápidamente empujando mis hombros y cubriendo la oreja con una de sus manos.
-¡No hagas eso! – Susurró alterada, estaba sonrojada hasta el cuero cabelludo.
-Dices que no entiendes tus emociones, pero la vergüenza si la conoces – Golpeó mi hombro y a causa de eso, yo choqué mi hombro contra la bandeja que traía una moza, la cual voto parte de la bebida en el suelo.
La pobre chica se disculpó muchas veces conmigo, ya que salpicó el contenido en mi tapado también. Yo le resté importancia y le indiqué lo obvio, que había sido mí culpa. Ella se ofreció a pagarme la tintorería, volví a decirle que no hacía falta. Me sorprendió su exagerada preocupación, hasta que me tendió una tarjeta con su número de teléfono y ahí me cayó la ficha. Estaba coqueteando conmigo justo delante de Lucy. Lo último que necesito es eso ahora.
-¿Por qué me miras a mí? Ella es quien te está hablando.
Voltee hacia la chica, empuje suavemente su papel – No gracias, puedo pagar mi propia tintorería. Además mi novia se molestará si sigues en ese plan – La cara de ambas eran un poema. Una parecía ofendida por mi rechazo y la mujer que me importa, está feliz.
-Fue mi culpa de todas maneras – Interrumpió mí acompañante, yo sonreí al ver la mueca de la rubia, podrá no entender que siente, pero vaya que le agrada mofarse se otros. Se puso de pie, jaló mi brazo hasta lograr levantar mi trasero del asiento y luego saco dinero de su bolso – Por las bebidas y el mal rato.
Caminaba a su lado por el aeropuerto, no sabía a donde nos dirigíamos, pero eso no me importaba – Eso no alcanzaba 100$. Ni nada cercano.
-Lo sé, pero capaz así se compra un poco de dignidad – Carcajee ella escondió la mano libre en su bolsillo.
-¿Te puso celosa?
-Me molestó, pero tu respuesta calmó mi estado de ánimo.
-¿Ah sí? – Asintió con la cabeza, tenía una sonrisa gatuna - ¿Qué dijera que eres mi novia?
-¿Qué? ¡Eso no! El que hayas puesto mi bienestar por delante – decir que no esperaba esa respuesta seria poco.
-¿Me explicas?
-Si coqueteas con ella yo me molestaría, lo normal es no hacerlo o ignorarla. Pero fuiste un paso más allá, me diste un lugar – Se encogió de hombros – Ni idea de cómo puedo expresarlo de otra manera.
-Creo que entiendo.
La verdad, entendí muy poco. La hice feliz sin proponerlo. Por supuesto que no aceptaría avances de otra mujer, menos ahora, cuando por fin parece que avanzamos hacia un lugar estable con Lucy. Ojalá el tiempo pase rápido en Irlanda y pueda regresar a su lado en un abrir y cerrar de ojos.
Lo que restaba de tiempo, nos entretuvimos paseando y hablando de nuestras actividades, además de cómo mantendría contacto con ella desde casa. Espere hasta el último segundo para abordar y al despedirme de Lucy la besé despacio, tratando de mantener su sabor en mí mente.
…
Al llegar a mi país la persona que me esperaba en el aeropuerto es aquella que me dará una paliza por mis actitudes pasadas. Mamá estaba furiosa mientras hablaba con nuestro chófer Macao Conbolt, el intentaba inútilmente tranquilizarla. Yo analizaba todas las posibilidades de escapé para no enfrentarla aún, pero con solo girar la cabeza un poco detecta mi presencia.
-¡NATSU DRAGNEEL! – Medio mundo se volteó ante el grito. Le hice una señal con el dedo para que hiciera silencio y eso solo aumentó su ira - ¡TE DARE TU SHHH CUANDO TE AGARRE!
Camine lo más rápido que pude hasta su lado, usando todos mis dotes de zalamero para evitar que siga llamando la atención. Menos mal funcionó, porque siguió maldiciendo pero en un volumen más bajo – Lamento haberte preocupado, ¿Sí? Solo espera que estemos en un lugar más privado.
-Directo a la casa – Le dijo secamente a Macao, este solo asintió y murmuró un bienvenido con los labios. Le devolví el gesto, tratando de no alterar a Mamá.
No solo me comeré el sermón de mi vida cuando estemos a solas, sino que además no puedo sacar mi teléfono y contactarme con Lucy. Por qué con el estado de mi madre, perdería un dispositivo en perfectas condiciones.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Nos vemos en el siguiente capítulo.
