Con una genuina expresion de terror y tristeza a partes iguales, la pequeña quien estaba aferrada a la tunica de au padre, insitandole a que continuara, el mayor no tuvo de otra mas que aceptar, a su vez, abrazo firmemente a su pequeña niña en señal de acompañamiento pero...

Un nudo en la garganta se habia presentado en el tiempo que le costo recuperarse durante dos segundos...


「Los huelo...」

Esas palabras lograron alterar a aquellos amantes quienes, en un intento desesperado de poder escapar y seguir escondiéndose, se habían dado cuenta, de forma pronta y desagradable que si no tenían cuidado... Uno de los dos o los dos podría nunca volver a ver la luz del sol.

「Leo... ¿Qué hacemos...? Puedo detectar el calor de muchos individuos...」

Eso no era lo que deseaba oír sin embargo, antes de poder decir nada, la tensión de una cuerda para ser soltada logró alterar al león quien había alzado sus orejas ante el irreconocible sonido de una flecha haber sido disparada.

「Ofiuco, ¡Cuidado!」

Un empujón basto para que ambos fueran separados tras el impacto se aquella flecha que emanaba un brillo dorado quien, al impactar al suelo, su luminicencia aumento gradualmente para de forma efimera, una pequeña explosión surgiera y así, lograr aturdir a ambos quienes, encegados por tan repentina luz, ninguno supo cuando pudieron recobrar la visión en donde estaban o donde siquiera estaba el otro.

「Están separados, ¿Vamos tras Leo?」

Fue la pregunta que el arquero hizo ante sus nuevos acompañantes tras observar como la luz de su flecha iluminaba el lugar antes que, poco a poco, la luminicencia desaparecia.

「Hasta la pregunta ofende, pero tengo una mejor idea...」

Un leon confundido, no sabia donde estaba, su pobre vision, carente de la habilidad natural de observar en la obscuridad perpetua y encima, encegada por la luminicidad hecha flecha, no hayaba modo alguno de intentar encontrarse sin embargo, su mismo institno, digno del Rey, le decia que aquel ser amado, corria peligro.

「¡Ofiuco!」

...

「¡Leo!」

Sin saber donde estaba aun, la serpiente por su lado, también buscaba a aquel ser amado quien por desgracia de ambos, no corria peligro alguno. A si mismo, los sigilosos pero notorios pasos, galopes y el grotesco sonar de algo cuyo exo-esqueleto rompia para moverse, tensaban a ambos amantes, quienes no sabian por donde se estaban dirigiendo, sin embargo, ellos veian como su "pequeña travesura" estaba cobrando frutos.

Los estaban separando cada vez mas.


- !? - Logrando finalmente captar cual iba a ser el descenlace, su rostro palidecio y esa mirada inocente se ensombrecio al ahora entender la expresion triste de su amigo - ¡No! ¡Nonononono! ¡No puede ser cierto! ¿¡Por qué!? ¿¡Por que son asi!?

- ... - Dudoso de continuar, mas viendo como su hija estaba reaccionando, la estrecho contra si - ... Paimon... - Tragando grueso, solo pudo atinar a darle consuelo a su hija - ¿Se...gura que quieres continuar...?

- ... - No queria continuar, lo sabia, sin embargo... Deseaba igualmente saberlo - ... Por favor... Sigue...

- ... - Admirando la insistiencia de su hija, el solo flashback de aquella conversación volvia a su mente. Apretó la mandíbula, como deseando poder negarle esa peticion, pero un suspiro pesado, cargado de tristeza, culpa y dolor, delataba un estado que la hija jamas creyo que veria al haber levantado la mirada y verlo.

una expresion de dolor, se veia en su mirada que no se sentia seguro de continuar y sin embargo, un cariñoso beso en su frente junto a un abrazo qué fue correspondido, acabaron cediendo al señor del tiempo para que la pagina siguiente fuera volteado y, a si, continuar con esta triste historia que podria haber sido un final bueno, si La Doncella no se hubiera precipitado tan de repente.


「Ugh... No la encuentro...」

Fue el murmullo bajo que la serpiente musito, al no saber ahora donde estaba. Encontrando un extraño camino sin estacas ni columnas de roca, se hayaba en un sitio desconocido, pues siendo este un paramo sin vida ni sonido, era casi perceptible la entrada de un aire muerto junto al suave viento helado y gelido que se sentia, siendo incluso mas penetrante que estar entre esas columnas de roca.

「¡Ofiuco! ¡Ofiuco!」

Los gritos del rey resonaban en un eco carente de vida. La paranoia la estaba carcomiendo y siendo presa del pánico no era de mucha ayuda. Podia sentir el peligro latente, un peligro que poco a poco se iba alejando, cosa incrédula grata pues no entendia el porqué se alejaban...

「No entiendo... ¿A donde van...?」

「¡Leo!」

「 ...!? Ay no, ¡Ofiuco!」

Sus orejas alertas se alzaron de golpe, su olfato logro agudizarse a niveles increibles y el aroma de la serpiente finalmente llego a sus fosas... Asi al igual que 11 aromas más que iban cads vez mas cerca de su amado.

「¡Trampa! ¡Ofiuco!

Corriendo a como buenamente podia, pues el paramo accidentado de las columnas realentizaba sus movimientos, por no decir que el constante choque de columnas la dejaban cada vez mas aturdida causando que nunca se percatara lo cerca que estaban de la serpiente... De hecho: Estaban a solo 1 metro de distancia.

「Oigan, a todo esto, ¿Donde estamos?」

La pregunta sigilosa pero razonable de la doncella de agua atrajo la atención de todos.

¿Dónde estaban en primer lugar?

No era un sitio adecuado para existir y menos para que la vida misma prosperase, de hecho, era extraño que el portal los dirigiera a todos a este páramo inhóspito y muerto mientras cazaban a su proxima travesura, incluso se preguntaban si aquellos Primigenios habrian escogido aquel sitio perfecto para matarlos en lugar de tan siquiera llevarlos a un sitio lejano o algun lugar realmente seguro. O quizas, nadie se le cruzo por la cabeza que alguien tras bambalinas modifico aquel portal a propósito. Al final, solo se encogieron de hombros cuando ya estaban a menos de 90 centímetros de distancia.

「Jah, te encontramos ¿Que te parece tenernun ultimo juego con nosotros, Ofiuco?」

La voz sincronizada de los gemelos, logró alterarlo a tal punto que, al girarse, se dio cuenta que estabá completamente rodeado.

「!? ¡Una trampa!」

Y no veia a Leo por ningún lado.