• Capítulo 3 •

Furia Nocturna


En opinión de Seren, el bosque de Berk es realmente un lugar bonito si le preguntas; Sus arboles han brindado madera para reconstruir los hogares de Berk durante todos estos años.

Es un lugar que Hipo y ella han recorrido desde que eran muy pequeños, su naturaleza y malezas frondosas brindaban horas de entretenimiento, y el beneficio de que ahora ambos saben moverse por los bosques bastante bien, benefició que quieren aprovechar ahora que estan buscando a uno de los dragones más mortíferos que han asolado Berk.

Sin presion

Hemos caminado por casi 2 horas, ¿no crees que hubieramos visto algo si lo hubiera? – preguntó suavemente, no queriendo sonar mala, solo intentaba ser logica, asi eran ellos, sarcásticos y lógicos (la mayoría del tiempo)

– Se que le di. – respondió tercamente.

Hipo, cielo, los dragones escupen fuego. –

Pero Hipo seguia mirando su mapa improvisado, tachado en todos los lugares que ya revisaron, tacho este último lugar, y en su creciente frustración empezó a rayar toda la pagina, cerro el libro con una mano y lo guardo en su chaleco con un suspiró.

Seren camino a su lado izquierdo, pasando un brazo por sus hombros en consuelo.

– Los dioses me odian – se lamentó – Algunos van y pierden tazas o cuchillos – ambos saltaron sobre una piedra alta, Hipo bajo primero y le ofrecio la mano a Seren para ayudarla a bajar, ella solo sonrió y acepto la ayuda– oh, pero yo no, yo voy y pierdo un dragón entero. – por puro despecho golpeo una rama que estaba curiosamente baja –¡wow!–dio un sobresalto cuando casi lo golpea, de no ser por la mano de Seren que se extendio por su hombro y la detuvo, giro para agradecerle pero se detuvo al ver un rastro de destrozos por un sendero del bosque.

– ¿ que ocur- ohh... – Seren vio el mismo rastro, ¿como se lo habían perdido?

Ambos sabían que podría haber causado esta destrucción, Hipo empezó a avanzar pero Seren extendió el brazo y lo detuvo.

Ella le hizo un gesto para que se mantenga en silencio, luego saco su daga e Hipo copió la acción. Ambos avanzaron lentamente, subieron por la pequeña pendiente…

E Hipo los jalo rápidamente al suelo.

Ambos respiraban agitados, en un acto reflejo habían tomado la mano del otro, compartieron una mirada nerviosa preguntándose lo mismo.

¿Lo viste?

Levantaron las cabezas para ver; y Seren jadeó.

Allí yacía un dragón tan negro como la noche sin luna ni estrellas, de 4 patas y unas alas de una impresionante envergadura, tirado inmóvil en el suelo del bosque.

Hipo fue el primero en moverse, Seren estaba demasiado asombrada con el dragón para evitarlo, pero lo siguió rápidamente, se ocultaron tras una gran roca, Hipo mantuvo en alto la daga y ella también.

Se asomaron y al no ver movimiento se acercaron, Seren no pudo evitar pensar que el Furia Nocturna era...magnifico.

-¿Lo logré? ¡lo logré! – Hipo se emocionó – ¡Si! ¡Esto lo arregla todo! – miró emocionado a Seren quien intentó devolverle la sonrisa, pero algo en el fondo de su mente no la dejaba tranquila.

Ella quería irse, ahora.

Hipo no notó el nerviosismo de su amiga entre todo su entusiasmo, intento emular a un cazador orgulloso pero todo se detuvo cuando el dragón se movió.

Ambos chicos gritaron en pánico y chocaron contra la roca antes mencionada, levantaron sus dagas, como si pudieran hacer algo contra un Furia Nocturna.

Se acercaron tambaleantes al dragón, y entonces el nivel de ansiedad subió cuando vieron que el dragón estaba despierto, mirándoles con una mirada amarilla verdosa y su pupila contraída, como la de un gato salvaje.

–¿Qué hacemos Hipo? – la mirada del dragón se dirigió levemente hacia ella y tembló en respuesta, aún sin soltar su daga.

–Tengo que matarlo fue la repuesta murmurada de Hipo.– entonces se acercó, un poco (muy) tembloroso.

Entonces se quedó a la derecha de Hipo mientras Seren se quedó apenas un paso atrás, sus manos temblaban pero no dio ni un paso, ni atrás ni adelante.

te voy a matar dragón – dijo Hipo, mirando al dragón – voy a…arrancarte el corazón y se lo llevaré a mi padre.

La imagen mental de eso provocó que Seren se crispara, sin saber porque.

Soy un vikingo… ¡Soy un vikingo! – Hipo miró al Furia Nocturna, como…si intentará justificarse o tal vez darse valor a si mismo.

Seren preparó su propia daga, pero ella creía que Hipo sería quien dará el golpe final.

Y el sonido más triste que haya escuchado salió del dragón.

Ella lo vio cerrar los ojos y dejar caer su cabeza en el suelo.

Se rindió… o solo lo aceptó…aceptó que moriría.

¿Por qué se siente tan mal? ¿Por que esos ojos hicieron que algo en ella doliera? ¿Por qué …le recordaron a algo más? ¿a alguien?

Mientras tenía estos pensamientos intrusivos no vio como Hipo mismo dudaba, como le parecía imposible bajar el cuchillo.

Pero si escucho cuando suspiro, ella se giró para verlo bajar su brazo, el cuchillo en un agarre flojo.

–…¿Hipo?

Yo hice esto.

Eso era obvio pero … ¿Por qué sentía como si hubiera confesado un crimen? Hipo no sabía, sólo quería…huir.

Y se dio la vuelta para empezar a hacerlo.

Pero no podía ¿Cierto? Él lo dijo, hizo esto.

Volvio su vista a Seren, tal vez queriendo un consejo, pero esta vez ella no tenia idea de que hacer.

Hipo miro una vez más al Furia Nocturna, entonces su mirada indecisa se tornó en una decidida, volvio a tomar su daga y se acerco al dragón tirado,solo que esta vez no amenazo al dragón, ¡tomo las cuerdas y le acercó el filo de la daga!

¿que vas a hacer? – susurró aterrada, tomó la muñeca de Hipo para intentar detenerlo, pero él se soltó.

– tengo que hacerlo – respondió.

Hubo una competencia de miradas, ella queria agarrar a Hipo y arrastrarlo (obviamente no tenia la fuerza para eso) pero algo no le dejaba.

Jamás habia visto esa mirada en Hipo antes, una de absoluta seguridad. Esa que tienes cuando te dices que vas a hacer esto y lo harás bien. Hipo no las tuvo, no importa que tan brillante era su amigo smiðr , no tenia la confianza en su talento, no tenia ese brillo en su mirada.

Tal vez estaba loca, tal vez ya enloqueció, pero ¿como seria capaz ella de apagar eso? Ella hizo una promesa, y ella ama demasiado a Hipo para romperla ahora.

–"Thor no permitas que esto nos mate" – Fue su silenciosa oración antes de tomar su daga y romper la primer cuerda.

El chasquido se sintió resonar en un bosque repentinamente silencioso. Ella le hizo un gesto impaciente a Hipo para que terminara esto, sacandolo se su estupor, él se apresuro a cumplir.

Ambos miraban a su alrededor, como si alguien pudiera salir de la nada y verlos.

Lastima para ellos que el verdadero peligro estaba enfrenté suya.

Porque en el momento que la ultima cuerda cayo Seren y Hipo estaban en el suelo, siendo empujados en el pecho por las patas con garras.

Tenian al Furia Nocturna justo enfrente de sus rostros, estaba gruñendo, sus ojos verdes de depredador prometian ser lo ultimo que verán antes de ir al hel.

Seren abrio la boca en un grito silencioso y sin aíre, Hipo a su izquierda intentaba salir pero las patas empujaron con más fuerza.

Definitivamente les doleria el pecho después, si sobreviven claro.

La pelirroja cerró los ojos, incapaz de soportar ver la muerte suya o de Hipo.

Escuchó otro gruñido, esta vez más fuerte, tenso el cuerpo preparándose para sentir dolor.

Y el Furia Nocturna les rugió con fuerza justo en la cara de ambos, y al otro momento escapó rugiendo, Hipo se puso de pie tambaleante, Seren estaba temblando y respirando pesadamente.

Y su cabeza dolia, casi escuchaba un zumbido, apenas pudo enderezarse para estar sentada. Hipo tambien jadeo intentando respirar. Tembloroso intento ayudar a Seren a pararse, apenas lo logran, intentaron caminar.

Esa habia sido la cosa más aterradora que le paso al joven heredero, y su mente no dejaba de señalar.

Casi mueres

Seren casi muere

Tus acciones casi les cuesta la vida a ambos

Casi eres masacrado

Estuviste cerca de ver a tu mejor amiga ser masacrada en un bosuqe.

No pudo señalar cual pensamiento lo hizo, pero termino desmayándose, Seren también estaba en completo shock, no necesito más que el pequeño jalon en su brazo de Hipo al desmayarse para que ella también se desplomé.

Ambos quedaron completamente noqueados en el suelo del bosque, rodeados de cuerdas rotas y troncos rotos.