Capitulo 4: cayendo

[Al dia siguiente]

La construcción del puente que uniría el pueblo de las olas con el resto del continente, seguía en pie.

Debes en cuando, uno que otro maton de gato trataba de ponerle fin a Tazuna. Pero Kakashi y su equipo no tuvo muchas complicaciones al encargarse de estos.

Por suerte solo eran mercenarios de poca monta, Zabuza aún no aparecía desde la pelea que tuvo con Kakashi. Algo que al ciclope alivia y preocupa a la vez, recuerda que quedó bastante herido en su encuentro.

Pero eso no quiere decir que en cualquier momento puede volver para terminar el trabajo, por lo que se limito a estar atento.

Y volviendo con Kushina.

—Oh...—, se quejo un poco, mientras abría el cierre de la tienda de campaña.

Se reincorporo fuera del lugar, ya vestida con su uniforme jounin. Mirando algo curiosa como las tiendas del resto de sus alumnos estaban cerradas.

No le tomo importancia, probablemente estaban con el equipo de Kakashi.

Se dió la vuelta, y camino en dirección al hogar. Sujetando su largo cabello rojo en una coleta alta, antes de empezar el día al 100% necesitaba algo de agua fría para despertar bien.

Aunque también para aclarar sus pensamientos, lo que hizo ayer con Hiroshi en el bosque le dió varias vueltas. No se arrepiente de hacerlo. Demonios, lo volvería hacer. Solo que le empezaba a molestar lo fácil que era ceder ante sus impulsos.

Suspiro y nego con la cabeza, esto solo era un juego (uno muy peligroso y placentero). Disfrutaría de jugar con sus alumnos por un rato mas y luego lo olvidaría, de todas formas.

Mientras no les abra las piernas ¿Todo estará bien? ¿Verdad?

[En el patio delantero de la casa de tazuna]

Hiroshi tragó saliva mientras era arrinconado contra la madera de un arbol por dos celosos Kiba y Makoto.

—¿¡Dinos como la convenciste!?—, Kiba reclamo.

Hoy temprano, habían cuestionando a su compañero rubio por lo tarde que llego ayer noche.

A lo que Hiroshi respondió, de forma campante y orgullosa. Mostrando lo que grabó con su cámara.

Lo que provoco la envidia de el y Makoto.

—Y-yo no hice nada, ella fue la que lo propuso—, Hiroshi respondió con voz nerviosa.

—Si claro—, Makoto tenía los brazos cruzados.

El sarcasmo era notable en su tono.

—¡Es enserio!—, Hiroshi se defendió. —Mi cámara se cayó al suelo, ella la tomo y descubrió las fotos que le hicimos a escondidas—, explicó.

—¿Y no te dio una paliza? Cabron suertudo—, Kiba gruño.

—Qué puedo decir—, Hiroshi se calmo y sonrio arrogante. —Es mi encanto natural—

Los dos lo miraron de mala manera.

—Con que aquí estaban~~—, una conocida y suave voz hizo eco sobre ellos.

Mandando escalofríos por la espalda del trío.

—¿Qué estan planeando esta vez?—, Kushina aterrizo frente sus alumnos, con los brazos en jarra.

—¡No! Nada sensei—, Makoto respondió por todos.

—Si lo que sea...—, Kushina se acercó lo suficiente.

—No eres bueno manteniendo un secreto ¿Verdad?—, la pelirroja miro a Hiroshi que se sintió pequeño bajo los fríos orbes violetas.

—Y-yo—, el aspirante a médico trato de formular una excusa.

—Ahorratelo—, Kushina lo interrumpió. —De momento, dos cosas—, señaló con una sonrisa amable.

—¿Qué sería?—, Kiba alzó una ceja.

Bonk*

—¿¡Por qué fue eso!?—, Makoto, Kiba, Hiroshi cayeron de rodillas al suelo.

Frotando un par de chichones en sus cabezas, cortesía del humeante y rápido puño de Kushina.

—'Eso' ,fue por espiarme—, Kushina se cruzó de brazos.

—Perdón...—, murmuraron.

Parándose de nuevo, solo que evitaron el contacto visual con la pelirroja por pena.

—Ahora, en cuanto nuestras recompensas...—, Kushina se detuvo en un silencio que hizo que los corazones de los genin temblaran.

Temerosos de que su pequeña y sexual aventura llegará a su fin.

—¡Seguiremos como estamos!—

El trío suspiro con alivio.

—Solo que ahora, yo decido cuando grabar o no. Si los pilló queriendo tomar más de lo que les permito...—, Kushina lanzo una mirada filosa.

—Olvidense de esto—, señaló a su cuerpo.

—¡Si Kushina-sensei!—, exclamo el grupo al unisono.

—Perfecto—, Kushina volvió a su actitud simpática. —Ahora volvamos a la casa, tengo que desayunar—, se encamino al hogar seguida de sus alumnos.

Antes de empezar con el día, necesitaban energía.

Después de terminar el desayuno, Kushina llevo a sus estudiantes al patio trasero de la casa de Tazuna. Retiraron las carpas y las guardaron en sus respectivas mochilas.

Necesitarían espacio para practicar lo que Kushina tenía en mente, sus alumnos ya sabían controlar su chakra de forma moderada. Por lo que era hora de empezar con el ninjutsu.

Empezaría por algo básico, un muro de tierra para defensa bastaría para empezar. Algo simple, pero muy útil si sabes usar bien la cabeza.

Pasaron la siguiente hora practicando.

Makoto debido a su afinidad al viento, estaba llevando bastante bien. Pero no le era posible (por el momento) de mantener la construcción de chakra estable.

Hiroshi se las estaba llevando difícil, tierra y rayo no se llevan muy bien. Pero eso no detuvo al aspirante a médico a seguir intentando.

Y para su sorpresa, Kiba lo pudo conseguir después de unos tres intentos. La tercera es la vencida, supuso.

—Parece que tenemos un genio aquí—, Kushina comento con cierto ánimo, dando una palmadita en la cabellera de Kiba.

Que tuvo un ligero rubor en sus mejillas, para luego sonreír con cierta burla a sus compañeros que lo apuñalaban con la mirada.

—Ya que lo logre primero—, Kiba trago un poco de saliva. Temeroso de tentar demasiado su suerte pero incapaz de resistir sus bajos instintos. —¿Puedo tener lo mismo que Hiroshi?—, murmuró.

Y de alguna manera, agarro la valentía suficiente para ver los ojos de la pelirroja.

—Mmm...—, Kushina se mostró pensativa. No le molestaba la propuesta, y a pesar del pequeño percance de hace rato. No encontró muchas razones para no darle su "recompensa".

—Ya que, supongo que es justo—, Kushina le dió un guiño —Eres la mejor sensei—, Kiba sonrió emocionado.

—¡Bien chicos!—, Kushina llamo a los otros dos alumnos que estaban a unos metros lejos. —¡Sigan así! ¡Kiba y yo continuaremos el entrenamiento en el bosque! ¡Suerte!—, se despidió con un ademán de manos.

Para dirigirse a la arboleda seguida de un feliz Kiba y bajo la mirada envidiosa de Hiroshi y Makoto que sabían muy bien que no iban a entrenar.

[En el bosque]

Kushina dió un último vistazo alrededor en busca de cualquier señal de visitantes inesperados.

Ya segura de que tomaron una buena distancia, empezó a bajar el cierre de su chaleco frente el rostro de un emocionado Kiba.

—Wow sensei, son tan perfectas...—, el inuzuka casi babeo cuando Kushina levantó su camiseta ajustada con todo y sostén.

Las pesadas y regordetas tetas de la milf se liberaron con un ligero rebote que solo las hacía ver aún más deseables. Y con esos deliciosos botones rosas coronando las cumbres, hacia que un instinto primitivo en el se disparará.

—¿Te vas a quedar ahí?~~—, Kushina sonrió con ligera burla aunque halagada por la forma en la que el niño admiraba su cuerpo.

Le era divertido sentirse deseada.

Kiba no dudo en moverse, sus manos intrépidas y ansiosas se deslizaron sobre el cofre suave de la milf.

Ahogando un jadeo al sentir el suave tacto inundar de sensaciones abrumadoras sus palmas, eran pesados pero tan cremosos. La piel palida arrastrándose debajo de su palma era equiparable a la seda más fina que podía imaginar.

No sabía si así eran como debía sentirse, es la primera vez que tocas un par de pechos.

Pero que sin duda va a disfrutar cada segundo.

Kushina recargo su espalda en el árbol, cerrando los ojos y dejando escapar un ligero gemido por las manos de Kiba. Que de forma audaz se apoderaron de sus pechos, acariciando y apretando con fuerza.

Era diferente al trato gentil y casi sumiso de Hiroshi, pero la forma ruda en la que Kiba jugaba con ella no le desagrado para nada.

—¡Ahí voy sensei!—, con voz animada, Kiba sello sus labios alrededor del pezón izquierdo.

Succionando el broche rosado con deseo puro que incapaz de resistir el asedio, lentamente se tensaba.

—Mmm si~~—, Kushina mordió su labio inferior, entregándose de buena manera a los brazos de Kiba.

Temblando ligeramente cada que Kiba bebía de sus tetas, disfrutando el como sus senos eran devorados por el hambriento inuzuka.

Las pequeñas pero rudas manos aplastando la piel de sus pechos junto a los labios feroces encargándose de molestar sus pezones tensos.

La ponía caliente.

Kiba seguía en su adoración a los pechos de su maestra, era una sensación tan gratificante que no podía pensar en nada más.

A pesar de su inexperiencia, los dulces gemidos de la milf llegaron a sus oídos como una verificación de su trabajo bien hecho.

Con algo de dudas, decidió explorar más. Con su mano izquierda se dirigió al pecho indefenso.

Entre las yemas de sus dedos, atrapo el pezón. Estirando la protuberancia con delicadeza mientras su boca ocupada con el otro pezón decidió cerrarse, sus afilados dientes se clavaron en la piel de Kushina. Con suavidad y deseo a la vez, que provoco en la milf un sonoro gemido que la tomo por sopresa.

Pero no sé molesto, complacida por el trato de Kiba. Presiono la cabeza del muchacho más cerca de ella, obligando a complacerla.

Algo en lo que el niño estaba más que de acuerdo.

Dos minutos después, Kiba se retiró de los pechos. No porque se haya cansado o aburrido, demonios...

Nunca se va a cansar de estar con Kushina.

—Sensei...—, Kiba susurro de forma lenta, sus mejillas levemente coloradas mientas se acercaba al rostro de Kushina.

Que al notar las intenciones, se apresuro a seguirlo.

Ahora, alumno y maestra, se enfrascaron en un profundo beso.

Con Kushina moviendo sus delicados labios sobre la boca del pre adolescente que de forma torpe le seguía el ritmo a la fiera ninja.

Kiba cerro sus ojos, dejándose guiar solo por el tacto. Los labios tan finos y suaves de sensei danzando con los suyos en un baile lleno de lujuria.

Hacia que olvidará todo lo demás y solo se perdiera en el momento, algo que Kushina igual compartía.

—Aah...—, La milf jadeo, sorprendida pero gustosa, cuando el niño de forma intrépida aprovecho un segundo en el que separó sus labios para unir su lengua al beso.

Subiendo más el calor del momento. Se demoró un poco en responder, dudaba de si seguir. No quería darle demasiado control a Kiba, aunque dicha idea en el fondo le atrayera un poco, sentía que no podría controlarse de seguir así.

Pero ajena a sus diatribas, su cuerpo decidió responder por si solo.

Moviendo sus labios con más fervor que antes mientras su lengua de forma rapida se entrelaza con la de Kiba.

Intercambiando saliva y caricias a medida que sus cuerpos se cerraban entre si.

—Ghmm~~—, Kushina soltó un pequeño grito ahogado cuando de forma algo tosca, Kiba la presiono contra el tronco del árbol.

A pesar de eso, lo único que provoco en ella fue que el deseo aumentará.

Kiba continuo su asedio, dejándose llevar por nada más que sus más bajos instintos. Disfrutando cada segundo que Kushina y el compartían en aquella unión de carne.

Sin embargo, no dejo que eso calmara el resto de su cuerpo. Su mano derecha se encargaba de manosear el seno regordete con suaves sondeos circulares y lentos.

Burlandose del pezón indefenso y duro con juguetones pellizcos que el temblar del cuerpo de su sensei le decían que disfrutaba.

Su mano izquierda decidió seguir su propio camino, descendiendo lentamente por el abdomen tonificado hasta llegar a las caderas maternas de Kushina.

Cegado por el deseo, no dudo en tomar lo que quería.

La palma izquierda se hundió en la carne suave y firme del redondo culo de la milf, apretando las nalgas carnosas sobre la ropa en un dominante apretón.

—Oh eso es~~~—, Kushina rompió el beso por unos instantes para recuperar aire, no creyendo lo que el niño era capaz de hacerla sentir.

Dejando eso para después, volvió a unir sus labios con los de Kiba.

Fueron simples tres minutos en el que Kushina y Kiba se perdieron en su propio mundo. Con el inuzuka asegurandose de explorar cada rincón de la húmeda boca de su maestra y con Kushina disfrutando las manos audaces jugar con sus tetas, arqueando ligeramente su cuerpo cada que Kiba daba bofetadas rápidas en sus nalgas redondas.

—Uff... Demonios Kiba, no lo haces nada mal—, Kushina suspiro, su respiración lenta y profunda junto a las mejillas rosas delataban su creciente excitación.

Pero aún así, mantenía su actitud tan característica.

—Puedo decir lo mismo sensei—, Kiba, en el mismo estado que Kushina, sonrió con ligera burla.

—Hmph—, Kushina le devolvió el gesto. —Terminemos esto de una vez, no puedo dejar a tus compañeros solos por mucho tiempo—, explico, aunque en parte era mentira.

Ya que podía sentir la dura erección de Kiba tantear su vientre, y por lo que sentía, podía decir que no era nada pequeño.

Pero quería verlo por si misma.

—¡Por favor!—, Kiba se apresuro en desabrochar su pantalón, no demorando nada en bajar el boxer.

Wow—, Kushina solo pudo sorprenderse, su vista clavada en la erección del genin

Dieciséis centímetros de largo se mostraron orgullosos, el saco de bolas colgaba libre en su base delatando el grosor del mástil de carne que fácilmente llegaba a los cuatro centímetros.

—Sin duda, tienes muchas sorpresas Kiba-kun~~—, Kushina tarareo con una pizca de emoción en su tono, arrodillándose ante el inuzuka.

Rodeo con su palma el pene, acostumbrando de apoco a la sensación. Era totalmente diferente a Minato y eso la excitaba.

—Vamos sensei, no sea cruel...—, Kiba se quejo entre dientes, extasiado por la suave palma de Kushina en su polla.

La uzumaki dejo de burlarse del chico, comenzando su trabajo. Deslizó lentamente su mano por todo lo largo de la polla, subiendo y bajando en rápidos movimientos que hacían temblar la polla.

Su otra mano se encargó de ahuecar las bolas colgantes, jugando con la bolsa entre sus dedos.

Haciendole todo un trabajito a Kiba que estaba lleno de lujuria con solo ver la expresión de su cara.

Pero sabía que ese no era todo el show, pero un pequeño juego previo antes del premio gordo siempre sentaba bien.

—Bueno Kiba—, el inuzuka volvió abrir sus ojos al dejar de sentir el angelical tacto de la milf. —¿Estás listo?~~—, Kushina le sonrió de forma sugerente, tomando sus pechos y presionando entre si.

De tal forma que el amplio escote resaltaba aún más, si eso era posible.

—S-si—, Kiba casi suplica, no por nervios, pero el deseo en el no podía esperar más para sentir esas deliciosas tetas.

—Bien, ¡Juguemos!—, Kushina sonrió, acercándose al miembro erecto. Tomo con las manos sus pechos y los separó un poco, envolviendo casi por completo la polla en su valle suave.

—Por el sabio de los seis caminos...—, Kiba sintió un escalofrío por todo su cuerpo, deleitándose con la sensación de las enormes tetas de la milf más sexy del mundo aplastar su polla.

Bajo la vista solo para admirar el paisaje y se sintió como el mismo dios, observando a la belleza pelirroja mover sus tetas de arriba abajo en movimientos lentos pero ajustados.

De tal forma que no quedo un solo centímetro de su miembro en no deleitarse con la suave piel de las tetas de Kushina.

—Esto te gusta ¿No? Chico sucio—, Kushina jadeo en un tono profundo y coqueto. —Veamos si esto es de tu talla—, sonriendo, Kushina aplastó la polla entre sus tetas, moviendo seductoramente a los costados.

Estimulando el miembro de todas las direcciones, a veces soltando la cabeza de polla y frotar sus duros pezones sobre la misma para luego volver.

Algo que Kiba admiraba con atención y tensando cada músculo de su ser para no venirse. Queriendo disfrutar aún más el delicioso valle de sensei.

—Mmm K-kami—, Kiba levantó la cabeza, extasiado a más no poder por la milf a sus pies.

—Kiba~~—, el susodicho obedeció el llamado de la melódica voz. —No voy hacer todo el trabajo sola hehe~~—, Kushina alejo las manos de sus pechos pero aún manteniendolos unidos a la polla de Kiba.

—Folla mis tetas—, Kushina ordeno, mordiendo su labio inferior e invitando al moreno a tomar el control.

—Lo que usted ordene sensei—, Kiba sonrió, controlando el inminente orgasmo lo máximo que podía, sus manos se apoderaron de las enormes tetas.

Apretando las pesadas montañas de carne , empezó a mover sus caderas con velocidad.

—¡Eso es! ¡Sigue así!—, Kushina gruño, apoyando su espalda en el árbol.

Podía notar como la cabeza del miembro la saludaba con cada embestida que Kiba propinaba a sus pechos.

El joven no tenía control y no quería tenerlo, solo deseaba vaciar sus más oscuros deseos.

—¡Mierda!—, Kiba jadeo a medida que sus caderas chocan con las almohadas de carne, enviando ondas por la zona.

Pero cada vez le era más difícil contener su corrida, dispuesto a satisfacer hasta la última gota del libido alterado.

Sus manos intrépidas no dudaron en manosear y molestar los pezones, dando suaves pellizcos acompañados de rebotes mientras seguía follando las tetas con su polla a punto de ceder.

—¡Siii!—, Kushina apretó los dientes, excitada y un poco abrumada por el asedio del inuzuka.

Le gustaba esa forma tan ruda en la que jugaba con sus gemelas y la gran polla deslizándose solo le sumaba puntos.

—¡Sensei! ¡Estoy llegando!—, Kiba anuncio dando una última embestida, liberando finalmente su carga.

Kushina alejo lo suficiente el rostro a la vez que empezaba a sentir las cargas de semen espeso y tibio teñir de blanco su escote.

Disparos tras disparos que llenaban sus tetas, incluso obligándola a cubrir con su mano parte de su barbilla y boca para que no salpicará la semilla.

Por suerte para ella, cuando ya no se sentía capaz de retener más. Kiba bajo sus caderas, hundiendo la cabeza rabiosa en el medio de sus pechos.

Dónde se encargó de disparar los últimos tres tiros de gracia, dejando casi por completo las tetas de Kushina con el semen de Kiba.

—Oh oh d-demonios, eso fue genial—, Kiba trastabillo hacia atrás, cayendo sobre su trasero mientras respiraba agitado.

Su polla ahora colgaba flácida después de la ardua sesión.

—Los chicos de ahora sí que tienen mucha energía—, Kushina murmuró, dándole una sonrisa al jadeante Kiba.

Para luego mirar su cofre regordete ahora cubierto de la semilla espesa.

—Kushina-sensei ¿Lo vamos a repetir otro día?—, Kiba cuestiono a pesar de su reciente orgasmo, deseoso de tener otra oportunidad de experimentar tal regalo del cielo.

—Ya veremos—, Kushina sonrió y se levantó para recoger su chaleco y camiseta. —A los niños buenos, les pasan cosas buenas...—, Kushina le dió un último guiño antes de abrir uno de los bolsillos de su chaleco.

Necesitaba encontrar un pañuelo para limpiar el desastre en su escote.

Kiba cerro sus ojos, soñando despierto por las futuras aventuras con la ardiente milf.

Después de unos momentos, en el que ambos se arreglaron. Volvieron a dónde el resto del equipo.

[Tres horas más tarde ; medio día]

[En las afueras del pueblo de las olas]

Gato, un hombre pequeño y de melena desordenada, estaba sentado en la silla tras su escritorio.

El ceño fruncido en su rostro delataba que no estaba feliz, estos últimos días ha visto sus fuerzas diezmadas y ese bastardo momificado de la niebla le estaba costado caro.

Definitivamente no le estaba yendo bien y parecía que el control sobre el lugar estaba decayendo. Sabiendo eso, al menos se aseguraría de llevarse una gran parte de su dinero.

De lo que se estaba encargando ahora, escribiendo en cheques cantidades de su fortuna (robada) y que enviaría con un mensajero a distintos bancos por el continente para evitar problemas.

Ocupado en su trabajo, fue interrumpido cuando la puerta de su despacho fue golpeada.

—¡Les dije que no me interrumpan!—, bramo gato para volver a su dinero.

No pasó ni un segundo cuando la puerta se redujo a astillas de un fuerte golpe.

—¡¿Que demonios!?—, Gato cayó de su asiento, sorprendido por la repentina intrusión y rápidamente cuestionando dónde diablos estaban sus guardias.

Lentamente se levantó tras de su escritorio, mirando atraves de sus lentes negros como una mujer de cabello rojo y uniforme ninja entraba a la sala.

Con una espada en mano cubierta de sangre que le delato de forma escalofriante la ausencia de sus guardias.

—¿Tu eres gato?—, Kushina miro al hombre pequeño, levantando una ceja en curiosidad. Pensó que al ser un magnate y líder de una asociación criminal, sería alguien imponente.

O bueno, a eso la tenían acostumbrada las películas de acción que solía ver debes en cuando.

—¡Exacto! ¡No sabes el error que acabas de cometer estúpida vaca!—, Gato escupió señalando con su dedo a Kushina.

Que ahora tenía una tic en la ceja por la osadía del hombre.

—Grandes palabras para alguien tan pequeño—, Kushina dió un paso al frente, ajustando el agarre del mango de su espada.

Gato tragó saliva mientras con la mirada buscaba una forma de escapar de la fiera.

Pero no le dió tiempo a planear y lo último que vio ; fue un demonio de cabello serpenteante blandiendo el frío metal.

[Afuera del despacho : Segundo piso de la mansión]

Tanto Kiba como Makoto estaban enfrascados en una pelea contra los mercenarios restantes de gato.

Eran civiles con armas pero no era razón para confiarse, Kiba se desarrollo con total violencia y astucia.

Usando su fuerza bruta en rápidos ataques que dejaban fuera de juego al primer pobre diablo que chocaba con el.

Parece que la sesión con Kushina le dió mucho ánimo.

En cuanto a Makoto, blandiendo su espada con la precisión y velocidad del estilo que le compartió su sensei.

Fue demasiado para los matones del magnate, que cayeron como moscas al tratar de combatir un verdadero estilo de pelea con sus pobres estocadas y tajos sin ritmo ni destreza.

Después de aproximadamente quince minutos, la sala principal se volvió silenciosa después de todo el ajetreo. Veintitrés cadáveres adornaban el suelo y sobre el desastre de muerte estaba Kiba y Makoto.

Ambos dándose un respiro después del intenso combate.

—Me cargue... 14 de estos tipos... Supongo que soy mejor hehe—, Kiba jadeo con una sonrisa orgullosa.

—Vete al diablo... Hubiera hecho más si no estuviera cuidándote la espalda... Perro idiota...—, Makoto murmuró, no dudaba de la fuerza de su amigo pero le molestaba un tanto que fuera muy lanzado a la hora de pelear.

Antes de que empezara una tonta discusión por el orgullo de los dos niños.

Hiroshi llegó corriendo de entre los pasillos.

—Vaya desastre—, el rubio comento pasando por encima de los cadáveres con cuidado de no pisar uno.

Mientras en su espalda llevaba una gran costal lleno de dinero y joyas preciosas que gato había conseguido a lo largo de sus negocios turbios.

—Ya que terminaron, ayúdenme con esto...—, se quejo soltando el costal en el suelo que cayó con un ruido sordo.

—¿Esto es todo?—, Makoto se acercó a su compañero, mirando el bolso con ligera duda.

Hiroshi asintió afirmativamente.

—De todas maneras, si que es un buen botín—, Kiba tenía un brillo en sus ojos al abrir el saco, mirando con tentación el dinero y joyas preciosas.

—Ni lo pienses Kiba, eso hay que devolverlo al pueblo—, Kushina bajo de las escaleras, uniéndose a la discusión.

El inuzuka resopló pero prefiero no quejarse más allá de eso.

—Bien, han hecho un excelente trabajo—, Kushina dió una mirada alrededor, observando los mercenarios muertos en el suelo.

No era una vista agradable, pero ya estaba acostumbrada. De todas formas, en la tercera guerra vio cosas mucho peores.

—¿Ahora que sensei?—, Hiroshi arqueo una ceja.

—Tu irás a la casa de Tazuna para asegurar el botín y Kiba te cubrirá la espalda—, ordeno. —Makoto, vienes conmigo—.

Los dos genin emprendieron la orden y salieron de la mansión a todo dar mientras makoto se quedó esperando la siguiente orden.

—¿Que haremos nosotros?—, Makoto disimulo su impaciencia que rápidamente trago al ver cómo su maestra sacaba del bolso de su muslo el peculiar Kunai de tres puntas.

—Iremos al puente, saque algo de información de gato—, Kushina se concentro. —Zabuza y su secuaz junto a lo que queda de la banda de gato están ahí—, coloco su mano en el hombro del castaño.

—Oh genial...—, Makoto se preparó mentalmente para la teletransportación que le revolvía las tripas de tan solo recordar.

Segundos después, Kushina y su alumno desaparecieron en un destello. Dejando detrás de si un espectáculo de muerte, para ir a formar otro en el puente.

Dónde una batalla dura los esperaba.

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Fin de capitulo.

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N/A : Perdón por la demora, no tengo mucho tiempo libre pero pienso seguir con la historia.

De todas maneras ¿Que tal les parecio? ¿En el lemon hay puntos que deba mejorar?

Me gustaría leer sus opiniones.