Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia fue escrita sin fines de lucro.
Transcurrieron algunos días y Ranma continuó recibiendo más anónimos que le decían lo mismo: con diferentes palabras, pero, siempre haciendo referencia al "engaño de Akane" y aunque él trataba de obviarlos o de no prestarles atención, no podía engañarse a sí mismo, porque lo estaban atormentando y mucho.
Se mantuvo de muy malhumor durante todos esos días y no pudo concentrarse en sus entrenamientos por estar pensando solo en lo mismo.
Su familia y las personas con las que convivía empezaron a darse cuenta de su extraño comportamiento, sobre todo, su mamá y la misma Akane, (quien estaba aún más preocupada por él, que todos los demás).
Lo más conveniente, en este caso, hubiera sido que él hablara con ella desde un principio, para preguntarle directamente si todo eso era verdad, pero, su orgullo no se lo permitía, además que si lo hacía, según él, sus sentimientos quedarían al descubierto y... si ella lo rechazaba, todos se enterarían y se burlarían de él... ¡no!, ¡definitivamente, no podía hacer eso, aunque estuviera muriéndose por ella!
Lo que sí había hecho era vigilarla en la escuela (cuando le era posible) y seguirla de lejos, en algunas de sus salidas con sus amigas por las tardes, pero, lo ponía muy mal no saber aún quién se había atrevido a cortejarla, estando comprometida con él... porque sí, lo admitía: ¡Akane era su prometida y no podía serlo de nadie más!
Un día, a la hora de receso en la escuela, Akane se acercó a él (siendo aconsejada por sus amigas, hermanas y por "su suegra", para averiguar qué era lo que le estaba pasando) y le dijo, un poco nerviosa:
̶ Eh... Ranma...
Él ni siquiera volteó a verla:
̶ ¿Te gustaría que almorzáramos juntos? -continuó ella- de postre, traje unas galletas que horneé yo misma, pero, no te preocupes porque tienen la aprobación de tu mamá, por si acaso crees que no saben bien...
Ranma solo la estaba escuchando:
̶ ¡Ella misma las probó y me dijo que están deliciosas! -dijo, bastante animada- ¡¿quieres probar una?! -le preguntó después, abriendo el recipiente donde las traía-.
Él al fin volteó a verla, con los ojos más fríos que jamás había visto Akane y antes de que pudiera responderle, Ukyo se acercó también y le dijo, muy contenta:
̶ ¡Oye, Ranma!, ¡¿no te gustaría que almorzáramos juntos?!... ¡traje tus okonomiyakis favoritos!... ¡mira! -dijo, mostrándoselos-.
̶ ¡Óyeme! -dijo Akane, bastante molesta- ¡yo estoy hablando con él!
̶ ¡Ay, Akane! -dijo Ukyo, viendo con desprecio su comida- ¡¿todavía no te das por vencida?! ¡a Ranma no le gusta tu comida, te lo ha dicho millones de veces!
Y así empezaron a discutir, hasta que por fin, Ranma se levantó de su escritorio, bajo la atenta mirada de ambas y habló:
̶ Ukyo... -dijo, dirigiéndose a su amiga de la infancia e ignorando por completo a Akane- tú sí que me conoces muy bien porque sabes que me encantan estos okonomiyakis que trajiste y creo que ya se me está haciendo agua la boca por probarlos.
Ukyo no podía creerlo: estaba que saltaba de la alegría al escucharlo y sonrió ampliamente:
̶ ¡Entonces, vamos ahora mismo a almorzar y no perdamos más el tiempo! -dijo, tomándolo del brazo, para salir de su salón de clases e ir a uno de los jardines-.
Ranma solo se dejó llevar por su amiga e hizo un esfuerzo sobrehumano para no voltear a ver a la chica que lo estaba atormentando con "su engaño", pues, se sentía peor que aquella vez cuando la creyó perdida, porque pensaba que se había enamorado de aquel chico olvidadizo llamado Shinnosuke.
Akane se quedó estática y a la vez, sintió que una profunda tristeza la embargaba al ver que su prometido había preferido irse con Ukyo: quizás en otra época, solo lo hubiera golpeado para descargar su ira contra él, pero ahora, ni ella misma sabía por qué no lo había hecho.
Yuka y Sayuri también se sorprendieron mucho al ver la actitud de Ranma y se acercaron rápidamente a Akane:
̶ ¡No le hagas caso, Akane! ¡es un malagradecido! -dijo Yuka, lo suficientemente fuerte para que Ranma escuchara-.
̶ ¡Sí! -secundó Sayuri- ¡no le prestes atención a ese bobo, él es quien se pierde de probar tus deliciosas galletas!
̶ ¡¿En serio, están deliciosas?! -preguntó Daisuke, acercándose a ellas- ¡porque entonces, sí me gustaría probarlas!
̶ ¡Yo también quiero! -dijo Hiroshi-.
Ella sonrió levemente y les entregó el recipiente donde las llevaba y ellos no lo pensaron dos veces para empezar a devorarlas.
Sus amigas se le quedaron viendo un momento a Akane y ella inclinó su rostro:
̶ Creo que... no importa cuánto me esfuerce por intentar ser más femenina para llamar su atención... -dijo después, con voz entrecortada y casi inaudible- él jamás se va a fijar en mí y es lógico, porque yo no soy agraciada como sus otras prometidas.
̶ ¡No digas eso, Akane! -dijo Yuka, rápidamente- ¡tú eres mucho más linda que ellas!
̶ ¡Sí, Akane, no te sientas así! -dijo Sayuri- ¡si él no te valora, ya llegará alguien que sí lo haga, ya verás!
Sus amigas la abrazaron y ella sonrió con tristeza, no pudiendo evitar derramar unas pequeñas lágrimas por él.
Mientras tanto, minutos después, en uno de los jardines de la escuela, se encontraba Ranma junto a Ukyo, "almorzando", aunque solo ella estuviera comiendo, porque él no había probado nada aún, por sentirse muy mal al haberse portado así con su prometida.
Estaba muy confundido porque no entendía qué era lo que Akane buscaba al ser amable con él, si ya tenía a alguien más a quien amaba... ¡¿qué ganaba con lastimarlo más e ilusionarlo?!... ¡¿por qué no era sincera con él de una vez por todas y le decía de quién se había enamorado?!
Se quedó ensimismado un momento. Ukyo se dio cuenta, porque solo ella había estado hablando y él no le estaba prestando nada de atención:
̶ ¿Te pasa algo, Ranma? -le preguntó, preocupada- no has comido nada y dijiste que se te hacía agua la boca por probar mis okonomiyakis.
Ranma dio un largo suspiro y le dijo:
̶ No me pasa nada, Ukyo... es solo que, perdí el apetito.
̶ Ranma, a mí no me puedes engañar... -le dijo, con reproche- te conozco muy bien y sé que algo te pasa.
̶ No, de verdad, no me pasa nada -volvió a decirle-.
̶ Sabes que sí... ¿por qué no me cuentas? quizás pueda ayudarte.
Ranma se quedó callado un momento y después, le dijo:
̶ No, Ukyo, nadie puede ayudarme... absolutamente, nadie.
̶ No hables así... por lo que veo, el asunto es más grave de lo que creí -hizo una pausa. Se le quedó viendo y después, le dijo- tiene que ver con Akane, ¿cierto?
Ranma se quedó con la mirada perdida un momento y ella volvió a decirle:
̶ ¿Cierto, Ranma?
̶ Sí... -dijo, al fin- así es.
Y empezó a relatarle todo lo que había estado pasando. Ukyo lo escuchó atentamente y se dio cuenta que hablar de todo aquello lo ponía muy mal:
̶ Lo último que me llegó en uno de esos anónimos -continuó Ranma- es que, yo debería pagarle con la misma moneda y rehacer mi vida, porque la de ella, ya está muy bien... más que bien con esa otra persona -dijo frustrado, pasando una de sus manos por su cabello-.
Ukyo se quedó pensando un momento y después, le dijo:
̶ Por lo que veo, Akane te importa mucho más de lo que yo imaginaba.
̶ Por favor, eso no es cierto -dijo, algo molesto- ¿por qué habría de importarme esa chica violenta, sin ningún atractivo, que ni siquiera me gusta y con la que me comprometieron sin mi consentimiento?
̶ Entonces, ¿por qué estás tan frustrado y agobiado por ese asunto?... si de verdad, no te importara, deberías estar feliz porque por fin te liberaste de ella.
Ranma volteó a verla, aún molesto y ella continuó:
̶ ¿Y no tienes idea de quién pueda ser esa persona que te hizo el favor de quitarte la venda de los ojos respecto a Akane?
̶ No, no lo sé -dijo, dando un pequeño suspiro- al principio, esos anónimos llegaban en el correo, pero ahora, me aparecen en donde menos me imagino.
̶ ¿A qué te refieres?
̶ Bueno, me han aparecido debajo de mi almohada, en los muebles donde tengo mi ropa, en mi maletín, en mis cuadernos, en...
̶ ¿Y no crees que sea alguien de tu casa que te está gastando una broma? porque podría ser hasta la misma Akane buscando llamar tu atención, ¿no se te ha ocurrido? -le dijo, con algo de sarcasmo-.
̶ No, Ukyo, no es ella porque yo conozco muy bien su letra.
̶ Entonces, quizás sea Nabiki... porque a lo mejor le debes dinero y quiere molestarte de esa manera para lograr que le pagues.
̶ ¡No, Ukyo, no es nadie de la casa! -dijo molesto- ¡me he quedado despierto algunas veces para sorprender a esa persona, pero, no he visto nada sospechoso y de igual manera, siguen apareciendo esos anónimos por las mañanas!
̶ Bueno, entonces, sinceramente no sé qué decirte... -dijo, dando un pequeño suspiro- solo recuerda muy bien que, cuando el río suena es porque piedras lleva -dijo, atormentándolo más-.
Ranma inclinó el rostro y ella puso una mano en uno de sus hombros:
̶ Ranma, deberías hacer caso a ese consejo y darte una oportunidad con alguien más... -dijo, aprovechándose de la situación- si tú estás dispuesto, podríamos intentarlo, porque yo sí te quiero sinceramente y jamás te haría sufrir... además de que, también estamos comprometidos -dijo, sonriendo-.
Ranma se le quedó viendo un momento:
̶ Eh... gracias por escucharme, Ukyo -dijo, desviando el tema- creo que es mejor que regresemos ya a nuestro salón de clases, porque el receso está por terminar.
Ukyo se molestó un poco, pero, prefirió ya no decir nada más, para dejarlo asimilar bien las cosas.
Pasaron algunas horas más y al terminar las clases, Ranma recogió rápidamente sus cosas y salió de su salón sin esperar a Akane, (por supuesto, esto había provocado que ella se entristeciera aún más porque se había dado cuenta que definitivamente, no quería tener ningún trato con ella).
Ranma iba sumido en sus pensamientos, mientras se alejaba de la escuela, cuando de pronto, sintió la rueda de una bicicleta sobre su rostro:
̶ ¡Ni hao, Ranma! -saludó alegremente la chica que venía manejando esa bicicleta- ¡qué bueno que ya hayas salido de estudiar, para que tengamos una cita!
̶ ¡¿Qué te pasa, Shampoo?! -le gritó furioso- ¡¿por qué no tienes más cuidado?!
Shampoo no le hizo caso y se lanzó a abrazarlo por el cuello:
̶ ¡Te amo, Ranma!...
Akane venía con sus amigas y vio perfectamente esa escena. Ranma se dio cuenta y para liberarse de Shampoo y de paso "hacer sufrir" a su prometida, le dijo:
̶ Está bien, Shampoo, acepto tener una cita contigo, pero, yo te diré cuándo, ¿estás de acuerdo?
̶ ¡Por supuesto que sí! -dijo, muy contenta- ¡Wo ai ni! -y lo abrazó aún más fuerte-.
Akane apretó fuertemente sus puños, aguantando las ganas de golpearlos a ambos y mejor siguió su camino.
Las horas pasaron rápidamente y al llegar la noche, Akane se encontraba acostada en su cama, boca arriba, mientras derramaba algunas lágrimas, recordando todo lo que había pasado durante ese tiempo, desde el cambio tan repentino en su prometido:
¡¿Por qué, Ranma?!... ¡¿por qué te comportas así conmigo?! -decía, internamente- ¡¿qué te hice para que me odies de esta manera?! -y empezó a llorar con mucho dolor, pero, lo que no sabía era que afuera de su habitación, estaba el chico por el que sufría, debatiéndose en si ingresaba o no por la ventana, para aclarar de una vez por todas lo que estaba sucediendo entre ambos, porque ya no podía más con esa situación-.
Mientras tanto, afuera de la casa Tendo, se encontraba una chica de cabello castaño oscuro y de ojos azules, quien había llegado al sentir curiosidad por saber quién era la persona responsable de los anónimos que había estado recibiendo su "prometido" desde hacía ya algunos días y se decía internamente que si no lograba ver algo sospechoso por fuera, entonces, la próxima vez se animaría a ingresar sigilosamente a la casa para sorprender con las manos en la masa a quien fuera que estuviera haciendo aquello.
Por otro lado, después de unos minutos más, Ranma decidió por fin ingresar a la habitación de su prometida:
̶ Akane... -le dijo, en voz baja- Akane, ¿estás despierta?
Al no obtener respuesta, se acercó a su cama y entonces, con la tenue luz de la luna, logró divisar el rostro de su prometida bañado en lágrimas:
̶ A... Ak... Akane –dijo sorprendido, casi en un susurro- ¿estabas llorando?... ¿por qué?... ¿por qué, Akane? no me gusta verte así -dijo, acercándose aún más-.
Ella ya estaba dormida y su respiración era pausada: su pecho subía y bajaba, lentamente.
Ranma la contempló detenidamente y no pudo evitar sentirse mucho más atraído por ella: era tan bonita, aún sin nada de maquillaje, con su cabello ahora un poco más largo y desordenado:
̶ Akane... es lógico que muchos más se hayan enamorado de ti -le dijo, sonriendo con tristeza, atreviéndose a acariciar su rostro, mientras le limpiaba un poco las lágrimas- eres muy hermosa, tienes un carácter tan fuerte y a la vez, eres dulce, tierna, generosa y no te das por vencida tan fácilmente... -hizo una pausa- te preocupas por los demás, sobre todo, por mí, que hasta llegaste al punto de sacrificarte aquella vez en Jusenkyo -dijo, empezando también a derramar unas lágrimas- creo que, siempre me sentí tan seguro de tu compañía, que me preocupé solamente por cosas que al final, no tienen ningún valor y por eso, alguien más aprovechó para ganarse tu corazón... -hizo una pausa y después, le dijo- debí haberme casado contigo aquel día y no desperdiciar esa oportunidad, solo por pelear por un poco de agua del hombre ahogado... -dio un pequeño suspiro, con tristeza- perdóname, Akane, perdóname por no haber sabido valorarte... ahora, ya es demasiado tarde para decirte que siempre te amé con todas mis fuerzas –hizo una pausa, nuevamente- no quise aceptarlo cuando lo grité aquella vez en Jusenkyo... tú escuchaste perfectamente, porque así fue: grité que te amaba y lo sigo haciendo, Akane... lo sigo haciendo... eres lo mejor que me pudo haber pasado... -acarició un poco más su rostro y le dijo- no sabes cómo me habría gustado que fuera por mí y no por otro, por el que te esmeraras todo este tiempo en verte aún mucho más linda de lo que ya eres y ser yo el causante de la alegría y entusiasmo por el que te levantas cada día... -diciendo esto último, se limpió un poco las lágrimas y salió rápidamente de la habitación-.
Al irse, Akane abrió lentamente sus ojos y dijo, con voz casi inaudible:
̶ Ranma... ¿de verdad estuviste aquí y me dijiste todas esas cosas tan lindas o solamente fue un sueño?... es que, lo sentí tan real, tan mágico... fue un momento tan hermoso que desearía que no haya sido solamente un sueño -dijo, sonriendo con tristeza-.
Mientras tanto, Ukyo al no lograr ver nada sospechoso, decidió irse a su casa, pero, de pronto, escuchó unas pequeñas pisadas y divisó que un gato iba saliendo de la casa de la familia Tendo:
̶ ¡Qué tontería! –dijo internamente, negando con la cabeza- ¿cómo pude siquiera pensar que un gato es el que...?
De pronto, vino a su mente alguien muy, pero, muy conocido que se convertía en gato:
¿Será posible que se trate de...? -pensó y al observar bien al gato, se dio cuenta que no era cualquier gato, sino uno color rosa...
No podía creerlo: ahora ya sabía muy bien quién era el responsable o más bien, quién era "la responsable" de esos anónimos que Ranma había estado recibiendo, por tener esa facilidad para ingresar y salir de la casa, pasando desapercibida.
CONTINUARÁ...
Muchas gracias por acompañarme a leer los primeros capítulos. Ya saben que si gustan dejarme un mensajito, no me voy a oponer jejeje, porque me animan bastante al hacerlo :)
Espero actualizarla muy pronto. ¡Saludos para todos! :)
