Disclaimer: Los personajes no son míos, la historia sí.

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Título: Perdida.

Día 8.

Prompt: Dysphoria.

Sinopsis: "Mi corazón está tan lleno de ti que apenas puedo llamarlo mío".

Rating: T.

Propuesta tomada de la tabla "Angstruary 2022" del grupo de FB Helsa Amor Verdadero.


Hans no se levantaba de la cama. No lo hacía desde… no lograba recordar un tiempo en específico, si había necesidad de hablar con la verdad. Hans nunca habló con la verdad, o no lo hizo hasta que Elsa apareció un buen día.

Elsa. Fría, hermosa Elsa. Cabello rubio platino, ojos azul océano Elsa.

Si alguna vez se preguntó si podría ser feliz, ahora tenía la respuesta: no.

Vivir sin Elsa era como estar muerto, un cuerpo inanimado que seguía en la tierra de los vivos porque sus órganos parecían no entender el mensaje de su alma, seguían trabajando, ajenos o quizá desinteresados del dolor que lo rasgaba desde el interior.

Su madre entraba a su habitación todos los días, con una charola llena de comida para contribuir a mantenerlo con vida; solía reclutar a su padre o a alguno de sus hermanos para que la ayudaran a obligarlo a picar algunos de los platos, otras veces y con un poco de suerte lloraba, le rogaba que se levantara, que intentara continuar y al final lo dejaba en paz. Hans no hacía caso a ninguna de las dos.

¿Cuál era el punto?

Vivir en un mundo donde Elsa no existía debería estar prohibido, avanzar cuando ella no podría hacerlo debería considerarse un pecado. Envejecer cuando ella no lo haría era el peor de los castigos.

—Eres tú o yo, y yo sin ti no puedo vivir, Copito.

Hans siempre fue mentiroso, cuando se crece con una multitud de hermanos varones mayores, bruscos, incansables, mentir es un buen escudo para salir de varias situaciones. No le mintió a Elsa, nunca lo hizo, excepto esa única vez:

—Eres tú o yo, y yo sin ti no puedo vivir, Copito.

Si ella pudiera verlo, se reiría de él. Porque Hans seguía ahí, y Elsa no.

Sus amigos iban a visitarlo, David y Namaari se sentaban a su lado, trataban de hablar con él, de hacer que dijera algo, Asha se quedaba junto a su cama y no dejaba de hablar hasta que salía de la habitación; Eugene era diferente, siempre lo fue, siempre lo entendió mejor que nadie, el moreno se recostaba en la cama con él y se quedaba en silencio, a veces se marchaba y otras tantas se quedaba a dormir, jamás le hacía preguntas, no insistía en que lo mirara como el resto.

Él era de los que exigían nada.

Hans, por su parte, no soportaba verlos. A ninguno de ellos.

La última vez que vio a sus amigos fue cuando dieron la despedida final an Elsa en ese fiordo al que solía llevarlo para que nadaran. Piel de porcelana bajo el agua cristalina Elsa.

Con la pena venía la culpa.

"Si hubiera ido con ella, estaría viva" pensaba todos los días en esa hora gris de la madrugada. "Si no hubiera estado tan molesto, si hubiera ido cuando llamó, ella estuviera viva" la cabeza le dolía de tanto pensar.

"Si hubiera…"

Si hubiera hecho algo diferente, no habría estado parado en ese fiordo, en medio de gente, incluyendo a sus amigos, que solía conocer a Elsa, todos vestidos de negro mientras Hans trataba de mantener sus emociones a raya. De haber hecho algo distinto, él no habría tenido que asistir al funeral de la chica de la que estaba enamorado.

Hans siempre fue cobarde. Salía creer que nació para seguir y no para que lo siguieran; comenzó a adoptar un papel más activo cuando encontró a Elsa, aprendió a tomar decisiones cruciales que daban buenos resultados… y ahora que ella no estaba más, todo parecía perdido… no podía obligarse a seguirla.

No estaba asustado de morir, le preocupaba que la promesa que le hizo an Elsa se quedara incompleta.

—Mientras exista, siempre serás amada.

¿Dudaba del amor de sus padres y hermanos por ella? No, pero estaba convencido que él tenía una forma de amarla muy singular. Una que no se vería otra vez, eso lo dudaba mucho.

Lo que sí le quedaba claro es que estaba tan enamorado que seguramente lo terminaría matando.


NA: Dos más y esto se acaba. Hasta mañana.

HH.