Capítulo 38
Harry no supo cuánto tiempo paso hasta que sintió su garganta increíblemente seca, como si fuese un inferí logro incorporarse con los brazos balanceándose a los costados de su cuerpo, mientras caminaba hacia la cocina donde bebió un vaso de agua tras otro hasta que sintió su estómago lleno con las arcadas sacudiendo su cuerpo logro correr al baño cayendo de rodillas frente al inodoro para vomitar todo lo que había comido en el día, cuando dejo de sentir las arcadas se dejó caer en el suelo.
—Estoy tan harto —murmuró para sí mismo con el codo apoyado en el borde del inodoro, un olor agrio llego a sus fosas nasales haciéndole notar su camiseta manchada con vómito sintiendo su cuerpo como si estuviese hecho de gelatina se arrastró para incorporarse. —Tan harto —con una mano abrió la llave de la ducha y dejo que el chorro de agua fría cayera sobre su cabeza tomando unos segundos en mojar su cuerpo por completo, el agua lentamente fue entibiando y su cuerpo dejo de sacudirse en escalofríos involuntarios, sintió el agua que corría por su rostro mezclarse con sus lágrimas, se llevó ambas manos a la boca y grito sin emitir un solo sonido, sus rodillas cedieron dejándose caer aun bajo el chorro de agua tibia, sus hombros no paraban de sacudirse y sus lágrimas no paraban de caer.
Su pecho dolía y era difícil respirar, su mente pensó que quizá así se sentía morir, a pesar de que él sabía que había muerto una vez solo que esa vez no hubo dolor, solo un impacto y luego luz, está vez no había luz, solo había dolor y era difícil respirar, golpeó su pecho una y otra vez esperando que el dolor pase, pero no lo hacía.
De repente todo se detuvo, no había dolor y el agua tibia ya no se mezclaba con sus lágrimas porque sencillamente ya no tenía lagrimas que cayeran, se incorporó y cerró la llave, seco sus gafas con un movimiento de su varita y fue desvistiéndose, dejando toda su ropa mojada en el baño antes de salir del mismo caminando desnudo hacia su habitación sintiendo el viento chocar con su piel y erizar sus vellos, casi en automático comenzó a vestirse con ropa seca, por la ventana podía ver qué aún no amanecía.
Cuando salió de su departamento casi no había sonidos, solo el lejano motor de un taxi y el chispeo de una luz comenzando a fallar, dejo que sus pies lo guíen y termino de nuevo en el Soho, en la parte roja, comenzó a observar a sus alrededores sin sentirse como que realmente estaba ahí, era como ver todo a través de un espejo, pudo ver a una chica que también le devolvió la mirada sonriente.
—¿Quieres algo? —preguntó ella acercándose, Harry se sentía tan relajado y no importaba el viento que soplaba enfriando su nuca donde su cabello aún estaba húmedo.
—¿Que tienes? —respondió una voz que no se sintió suya, como si otra persona estuviese a cargo de su propio cuerpo.
—Lo que quieras guapo —coqueteó ella con una sonrisa, lo sujeto de la chaqueta y tiro de él hacia un club, la música estridente dentro del lugar no le molestó, ni siquiera pudo expresar alguna emoción en su rostro, como si el tiempo se sintiera más lento sentía que parpadeaba con demasiada calma, la chica lo guío hacia una mesa donde un montón de personas se besaban o consumían lo que sea que tuvieran a la mano ignorando su alrededor por completo —un lugar cuesta 100 libras o un beso en tu caso —Harry materializó un billete en su bolsillo y se lo extendió sin siquiera verla, su garganta se sentía seca y el pecho amenazaba con dolerle de nuevo, no quería sentirse así, no de nuevo —cómo sea, siéntate ahí —la chica chasqueo la lengua con molestia y lo empujó en medio de dos parejas para luego marcharse.
Harry recorrió la mesa con la mirada, había de todo y todo lo conocía, sus manos se sentían ansiosas con sus palmas comenzando a sudar y el dolor en su pecho crecía, tomo un porro y un encendedor, los observó largamente, el dolor del pecho podría irse si solo inhalaba un poco, si jalaba otro podría tener unos pensamientos tan relajantes, si lo mezclaba con algo más su cuerpo se sentiría tan ligero que ya no tendría la necesidad de golpearlo para reemplazar el dolor mental con el físico.
—Nah, morir de sobredosis no es lo mío, muy de Rockstar —dijo la voz de Jay en su mente, pero él no estaba ahí, eso fue algo que le dijo cuando aún vivía.
Harry continúo viendo el porro, de repente recordó a Draco y todo dolió, todo se sintió tan real, sus manos temblaban y sus ojos ardían.
—No, nunca fumes para pensar, no pensarás —el recuerdo de las palabras de Jay en el pasado broto en su mente.
Encendió y apagó el encendedor, una y otra vez, perdiéndose en la llama que se encendía y desaparecía, con la mirada perdida recordó a Draco recuperándose, recordó a Jay y se recordó a sí mismo, ese solo era un porro, pero luego, luego dolería más, luego no solo sería uno.
—Hey, ¿Vas a fumarte ese? —pregunto una de las parejas que había hecho una pausa en su besuqueo solo para hablarle, Harry le devolvió la mirada al chico que le había hablado, su sonrisa bobalicona y sus ojos completamente perdidos ¿Quería eso de nuevo? Una parte de su cuerpo gritaba que sí, pero la otra la que aun recordaba a Draco sufriendo su rehabilitación daba un firme no.
—No, no lo haré —dejo el porro junto con el encendedor en la mesa antes de incorporarse y salir caminando, la música dejo de sonar tan atronadora y permitió que sus pulmones aspiren aire más puro que el del club, ya no olía a tabaco, ni alcohol ni a otras cosas.
Continúo caminando durante varias horas pensando en todo lo sucedido, en Jay, en sus amigos, en Ginny, en Draco, pensó durante tanto tiempo que de repente ya no podía caminar, sus piernas se sentían demasiado débiles y el sol ya había salido.
Vio a su alrededor intentando reconocer dónde estaba, pero no lo reconocía parecía estar en una zona de depósitos, camino hacia un lugar fuera de la vista de cualquiera y regreso a su departamento, estaba tal cual lo había dejado, con la libreta azul tirada y con solo verla todo volvió a su mente, su pecho dolía, pero no era insoportable como el día anterior, camino hacia la libreta y al tomarla sintió una suave brisa.
—Lo siento —murmuró la voz de Jay, esta vez no era un recuerdo, esta vez Harry podía sentir ahí a su amigo.
—Yo también —respondió Harry y quiso verlo, realmente quiso verlo y tocarlo, abrazarlo —sé que no estás aquí por qué quieras, es por qué tienes asuntos sin completar.
—Soy un maldito egoísta Harry no debí hacerte eso —Harry suspiro y encogió sus hombros.
—Ya está hecho Jay —acaricio la tapa de la libreta con la punta de sus dedos —tengo que solucionar las cosas con Draco —dejo escapar un suspiro entre sus labios —necesito decirle.
—¿Le dirás sobre mí?
—Debo, debo hacerlo, él confío en mí y yo... Yo confío en él, no quiero ocultarle más cosas, debo decírselo —dejo la libreta encima de la mesa central —desearía poder verte Jay.
—Yo también amigo —respondió después de un par de segundos.
Harry tomo asiento en el sofá y dejo su cabeza entre sus manos, masajeo sus cienes con sus pulgares intentando pensar.
—¿Dónde crees que este?
—Posiblemente con alguien conocido, sé que no está con Pansy por qué ella se fue de viaje hace poco a visitar a sus padres, no es probable que esté en la Madriguera por qué ahí está Ginny, quizá dónde Ron o no se —tras dar un suspiro se incorporó —probaré con Ron —aviso y se desapareció.
Justo cuando sus nudillos estaban por tocar la puerta del departamento de sus amigos, abrió Ron, ambos cruzaron miradas un par de segundos hasta que su amigo dejo salir un suspiro entre sus labios.
—No está aquí —aviso.
—Ni siquiera pregunte algo —Ron hizo una mueca al notar que había cometido ese error —solo quiero hablar con él o saber que está bien.
—Está bien, Hermione y yo nos asustamos un poco gracias por preguntar, pero paso la noche aquí —Ron ajusto su túnica de auror mientras hablaba.
—¿Está aquí? ¿Puedo hablar con él? —Harry intento ver por encima del hombro de Ron, pero era imposible, su amigo era más alto.
—Iré a dar un vistazo —aviso Jay.
—Te lo dije, no está aquí —respondió Ron con sinceridad.
—Tiene razón no lo vi en ningún lado —confirmo Jay.
—¿Sabes dónde está? — pregunto Harry sintiéndose ansioso, Ron negó con la cabeza.
—Aunque… Hoy fui por algo de agua y lo escuché murmurar dormido, dijo algo sobre su mansión, pero no entendí, se fue antes de que despertáramos —Harry pensó rápidamente.
—Vale, gracias —giro y a punto de desaparecer sintió la mano de Ron en su brazo.
—Avísanos si aparece, nosotros también estamos preocupados —Harry asintió con la cabeza y su amigo dejo de sujetarlo, volvió a desaparecerse.
Frente a él la Mansión Malfoy estaba peor de lo que la recordaba, los matorrales ya no eran pequeños y parecían descuidados, la verja de hierro no formó ninguna cara horrenda abriéndose con un rechinido para permitirle el acceso, dentro ya no había pavos reales por la entrada, la mansión parecía deshabitada, como si su vieja magia se hubiese apagado.
Cuando las puertas de la mansión se abrieron por si solas Harry aspiró el aroma del polvo, los antiguos retratos de los Malfoy's estaban cubiertos por telas y él no considero en lo más mínimo quitar alguna tela, no quería arriesgarse a recibir gritos por algún antepasado de Draco.
—Lo encontré —aviso la voz de Jay —primer piso, habitación del fondo.
—Gracias —murmuró Harry siguiendo las indicaciones dando zancadas, sintió su corazón dar un vuelco cuando desde el pasillo pudo escuchar una melodía de tonos agudos, camino hacia la habitación que le dijo Jay y el sonido se hacía cada vez más claro.
Era el sonido que emitía un piano, cuando Harry abrió la puerta pudo ver a Draco interpretando una melodía calmada y muy lenta.
—Draco —murmuró sintiéndose sin aliento, la melodía se detuvo y el rubio giro la cabeza para verlo.
La habitación estaba decorada de manera lúgubre, si no era por la luz que se filtraba por la ventana cercana al piano estarían en completa oscuridad, Harry pudo notar los ojos rojos del rubio, así como su nariz.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto él mientras enderezaba su espalda y alzaba la barbilla.
—Ron te escucho murmurar algo acerca de la mansión —Draco asintió con la cabeza —¿Podemos hablar?
—No lo sé, ¿Quieres? —Harry asintió rápidamente con la cabeza.
—¿Puedo sentarme? —preguntó el pelinegro, señalando con un dedo un sofá cercano al piano, Draco observó el sofá un par de segundos recordando que era ahí donde su madre se sentaba cuando lo escuchaba interpretar alguna melodía en el piano.
—Cómo quieras —respondió dejando que nuevamente sus dedos se deslicen por las teclas recreando una suave melodía, lo escucho tomar asiento y lo vio de reojo, sus ojos rojos, sus ojeras y su cabello oscuro desordenado, era obvio que tampoco había dormido.
—Primero quiero hablar de la libreta —Draco dejo de tocar, pero no le dirigió la mirada —no es mía —Harry sentía los nervios en su piel, cosquilleando como un montón de hormigas —es de un amigo, Jason, Jay —frotó las palmas de sus manos esperando que la ansiedad se marche.
—El del psiquiátrico —murmuró Draco recordando, Harry asintió con la cabeza.
—Draco... Lo que voy a decirte no lo sabe absolutamente nadie y estoy cansado de guardarte secretos —sus miradas se encontraron. —Cuando yo... Morí, en el Bosque Prohibido, justo antes de que tu madre me salvará... Yo vi algo, vi algo así como el más allá y estuve tan cerca de solo irme, pero regrese —de nuevo se sentía nervioso —desde entonces no fue lo mismo me refiero a que... —Tomo aire para relajarse y parpadeo rápidamente como si le estuviese costando demasiado hablar adecuadamente.
—Si no quieres decirlo no lo digas —ofreció Draco con calma.
—Está bien, solo... —un suspiro escapo de sus labios —después de eso yo podía ver y oír cosas.
—¿Cómo qué? —Draco frunció el ceño.
—Cómo fantasmas o algo así, son más como animas, espíritus que no concluyeron algo en su vida y necesitan ayuda —sin darse cuenta había empezado a morder sus uñas —Jay es eso, es un espíritu —Draco fruncía el ceño y sus ojos se movían de un lado a otro intentando darle sentido a lo que escuchaba. —Se que no tiene sentido, pero... La libreta, son cosas que Jay hubiese querido hacer, Tayson era su hermano mayor que perdió la vida en una guerra.
—¿Puedes ver animas de otros? — interrumpió Draco, Harry movió la cabeza a ambos lados.
—Algo así, después de que pelee con Jay cuando él... Murió, no pude volver a verlo, tampoco veo a nadie más, solo... Los escucho, cuando quiero, escucho a Jay, él me ayudó a encontrarte —Draco volvió a verlo y de repente hubo un brillo en sus ojos.
—¿Puedes escuchar a mi madre?
—Si ella tiene algo pendiente y si me preparo quizá, pero... Es mejor no escucharla —Draco se incorporó con los dedos curveados formando puños.
—¿Por qué? —gruño a la defensiva.
—No lo malentiendas —se apresuró a decir el pelinegro alzando ambas manos —los que se quedan aquí sufren, no pueden alejarse de sus anclas y... No alcanzan su paz —Draco pareció comprender y volvió a sentarse —ayer, Jay no paraba de hablarme sobre su libreta y... No te grite a ti, le gritaba a él —Harry se pasó una mano por los cabellos —cuando las animas gritan duele, siento como si mi cerebro recibiera un rayo.
—¿Y Ginevra? —Draco dejo de verlo y continúo acariciando las teclas del piano sin emitir un sonido.
—No sé por qué fue al departamento, te dije que no la había visto en años.
—No es eso —suspiro Draco y bajo la tapa del piano cubriendo las teclas, con una expresión calmada camino hacia el moreno, Harry quedó quieto viéndolo hacia arriba —necesito saber si sentiste algo al verla, si...—Draco se mordió el labio inferior con nerviosismo.
—Draco —él pelinegro quería tocarlo, quería tomar su mano como siempre lo hacía y acariciar la piel de su dorso —no siento más por Ginny que lo que sentiría por Hermione, quizá menos, quizá en una manera de culpabilidad —alzó la mano y volvió a bajarla al recordar a Draco ordenándole que no lo toque —cuando yo me fui nunca pensé en que Ginny también recibiría todo tipo de preguntas, dónde estaba, que sucedió conmigo, estaba bien, no respondí ninguna de esas preguntas y ella las tuvo que afrontar sola, tampoco fui justo con ella, no la amo, solo siento que debí hacer más —bajo la mirada y de inmediato sintió las manos del rubio sujetando su rostro.
—Siempre sientes que debes hacer más —soltó Draco molesto mientras elevaba su rostro para que sus ojos vuelvan a encontrarse —siempre es lo mismo, ¿No puedes simplemente ser un poco egoísta por ti?
—Es que nunca aprendí como hacerlo — confesó el pelinegro con media sonrisa triste dibujada en su rostro, Draco frunció el ceño.
—Entonces voy a tener que enseñarte idiota, ¿Qué quieres hacer ahora?
—Quiero tocarte, quería tocarte desde que te vi.
—¿Y por qué no lo hiciste?
—Por qué ayer dijiste que no te toque —murmuró con una mueca dolorosa.
—Ahora quiero que lo hagas —con tan solo escucharlo Harry no dudo un segundo en abrazarlo de la cintura y hundir su rostro en su abdomen aspirando su aroma, Draco deslizo sus dedos por los cabellos oscuros pasando por su nuca hasta llegar a su espalda, sintiendo los músculos tensos bajo la ropa —perdón Harry —él moreno separo su rostro de su abdomen para verlo a los ojos de inmediato con sus manos aun sujetando sus costados.
—Tu no...
—Shh —Draco coloco un dedo en sus labios callándolo —Sí, debo pedirte perdón, a veces olvidó lo estúpidamente ingenuo que eres y el enorme corazón que tienes —con el mismo dedo acaricio sus labios y luego su mejilla —te amo ¿Lo sabes? —Harry se incorporó de inmediato al notar como el rubio había comenzado a llorar —y yo si soy egoísta para no querer perderte —su voz salía entrecortada por el llanto, Harry lo abrazo de inmediato, con la misma fuerza que siempre usaba y lo sintió devolver el abrazo con el mismo ímpetu.
—Draco —beso su oído, su mejilla, su barbilla, la punta de su nariz y su frente —yo tampoco quiero perderte —el rubio sonrió y unió sus labios en un beso lento, tan solo disfrutando de su toque y de su aroma, como si hubiesen estado separados por años y no solo por un par de horas. —Te amo —murmuró después de besarlo mientras unían sus frentes, Draco asintió con la cabeza y acaricio su pecho, le gustaba acariciarlo por qué siempre podía sentir los latidos de su corazón, se dieron un par de besos más hasta que Draco lo empujó.
—No aquí —murmuró Draco —no ahora al menos —el pelinegro asintió con la cabeza y entrelazó sus dedos —¿Jay está aquí? —pregunto mientras veía a su alrededor como si algún fantasma fuese a aparecer detrás de algún mueble.
—Ajá —respondió su amigo.
—Si — concordó Harry.
—Siento lo que te paso Jay —expreso Draco con un tono calmado, estrecho sus brazos alrededor de Harry y él contuvo el aliento.
—Si bueno... Gracias.
—Dice que gracias.
—Hay... ¿Hay algo que te falte? ¿En tu lista? —pregunto recordando que la mayoría de la libreta estaba tachada.
—Creo que...
—Hay algo —hablo Harry interrumpiendo a su amigo —una última cosa —Draco deslizo sus brazos hasta tomar la mano del moreno dándole un suave apretón recordándole que estaba a su lado, Harry tomo aire antes de volver a hablar —Jay quería viajar con Tay.
—Pero eso es imposible, ambos... Bueno, da igual, no podrás cumplirlo.
—Si puedo Jay —hablo Harry a la nada —si puedo, traje sus cenizas.
—¿Quieres que vayamos por ellas y hagas lo que sea que tengas planeado? —pregunto Draco con suavidad sin quitarle la vista de encima, Harry asintió con la cabeza rápidamente y ambos aparecieron en el departamento —te esperaré por aquí —aviso Draco mientras tomaba asiento en el sofá, Harry asintió y camino hacia su cuarto.
—¿Qué haces? — pregunto Jay al verlo sacar una caja de madera de un baúl —¿Harry?
El pelinegro no respondió y de la caja saco dos cajas más, la primera Jay la reconoció como la caja con las cenizas de su hermano y la segunda... Probablemente sea suya, Harry regreso a la sala con ambas cajas en sus manos.
—Vamos —murmuró hacia Draco, el rubio se incorporó de inmediato y tomo el brazo de Harry, volvieron a sentir el tirón de la desaparición y de repente estaban frente al mar, con el sol bañándolos y la brisa salada atravesando su ropa.
—Espera aquí —pidió Harry, Draco quito su brazo y lo vio caminar hacia el borde de la costa, lentamente recorrió el lugar con la mirada hasta que pudo reconocerlo ante el se encontraba el hermoso paisaje de los pilares marinos de Ducansby.
—¿Harry? —pregunto Jay sin entender nada, una vez Harry estuvo al borde de la costa vio las piedras de abajo siendo chocadas por las olas, suspiro y regreso la vista al horizonte.
—No sé si cuente esto, pero... Si libero sus cenizas aquí, ambos habrán viajado, estarás por siempre con Tay y yo... — sintió un nudo en la garganta imposibilitándole hablar.
—No volverás a escucharme —murmuró Jay con un tono atónito, con calma Harry abrió ambas cajas y las volcó en el borde al mismo tiempo, con el viento llevándose las cenizas como si fuese polvo —Harry —llamo Jay al sentir algo por fin ya que en su estado no sentía nada, pero ahora... Sentía algo cálido rodearlo —está funcionando —dijo con un tono emocionado sintiéndose inexplicablemente feliz y cálido —Harry debes prometerme algo —ordeno —debes prometerme intentar vivir, no te pediré que vivas, solo inténtalo, disfruta de todo, haz de todo, dónde sea que esté te voy a estar echando un ojo.
Harry pudo escuchar su voz más nítida, ya no era como escucharlo por la radio, era como tenerlo de frente, de repente una figura humana comenzó a tomar forma delante suyo, la figura de Jay, tal cual lo recordaba cuando se vieron por primera vez, a todo color flotando por encima del borde.
—En nuestra siguiente vida seamos los corgis de la realeza, te estaré esperando, no tengas mucha prisa eso sí — bromeó Jay con sus labios sonriendo en forma de corazón y Harry quiso abrazarlo quería rodearlo con sus brazos como lo había hecho tantas veces, pero en vez de eso sus dedos solo se clavaron con más fuerza en las cajas que sostenía —promételo.
—Jay... Lo prometo —Harry quiso extender su mano en su dirección, pero solo fue capaz de extender su dedo índice y corazón, en respuesta Jay sonrió ampliamente con las arrugas de los bordes de sus ojos marcándose.
—Nos veremos —entonces desapareció y Harry dejo de sentir su presencia, no era como las veces que se marchaba a dar una vuelta, era... Era el vacío, como si hubiese hecho el hechizo de desaparición, vio como ambas cajas de cenizas que ahora estaban vacías y cayó de rodillas.
—Harry — exclamó Draco corriendo a su lado, el pelinegro estaba llorando, con una mezcla dicha y sufrimiento en su pecho, el rubio lo abrazo para que continúe su llanto acariciando suavemente su espalda cuando Harry detuvo su llanto él lo soltó.
—Hermanos corgis —murmuró Harry dejando ambas cajas de cenizas en el suelo, la de Jay tenía la figura de un corgi grabada en una esquina, las cerró y con la ayuda de Draco se incorporó —vámonos a casa —pidió dándole una última mirada al mar con el viento revolviendo su cabello.
Draco los apareció a ambos en el departamento y Harry tomo asiento de inmediato en el sofá como si sus piernas aún se sintieran demasiado débiles para sostenerlo, Draco se sentó a su lado cauteloso de cómo podría estar su novio.
—Estoy bien —aseguro Harry sintiendo que el sufrimiento era menor que la primera vez y una sensación cálida de dicha llenaba su estómago.
—¿Seguro? —murmuró Draco acariciando su cabello.
—Si —respondió cómodo con la caricia, recostó su cabeza en el regazo del rubio y alzó la mirada para encontrar sus ojos grises —gracias.
—De nada —respondió Draco sin dejar de acariciar su cabello —¿Comiste algo?
—Nada, pero no tengo hambre, ¿Tú?
—Tampoco pero tampoco tengo hambre —respondió de la misma manera y Harry se incorporó con el ceño ligeramente fruncido.
—No dejaré que te mates de hambre por mí, vamos a la cocina —Draco formo una sonrisa con sus labios, lo tomo de los hombros y lo devolvió a la posición que tenían segundos antes.
—Estaré bien, comamos en una hora ¿Vale? — sus dedos trazaron círculos en el cuero cabelludo del pelinegro relajándolo de inmediato.
—Vale —murmuró —Draco...
—¿Mhm?
—¿Quieres que nos mudemos? —Draco detuvo sus caricias al escucharlo y la sonrisa de su rostro se desvaneció —podemos irnos a la mansión si tú quieres o... A Grimauld Place, sino podemos comprar algún otro lugar.
—La Mansión no está en condiciones de ser habitada —respondió Draco de inmediato recordando todas las refacciones que necesitaba además de deshacerse seguramente de objetos malditos —no conozco Grimauld place por lo que no podría decirlo... ¿Tiene algo de malo nuestro departamento? —pregunto viéndolo a los ojos con cierta confusión en su par de tormentas.
—Nada, solo que pensé que querrías algún lugar amplio, te escuché tocar el piano, aquí no entra un piano, quiero continuar escuchándote tocar el piano, además... —se mordió el labio —no sé si querrás... Algún día... No sé, ampliar tu familia, por tu... Por tu herencia mágica.
—¿Estás preguntando si quiero tener hijos? —pregunto Draco parpadeando sorprendido mientras dejaba de acariciar su cabello, Harry asintió mordiéndose un labio —admito que sí, hace bastante pensé en tener una esposa e hijos, también quizá un perro, pero...
—Todo se fue a la mierda conmigo —Draco rio y pellizco su nariz con suavidad.
—No tonto, yo decidí aceptarme, me gustan los chicos, me gustas tú —delineó sus labios y Harry aprovecho el momento para besar sus dedos.
—Perdón por arruinar tus planes de hijos —murmuró Harry con la mirada clavada en la opuesta.
—No arruinaste nada tarado, ¿Acaso no escuchaste sobre la adopción? Además, ¿Qué hay de ti? ¿Tú quieres hijos?
—Sí, siempre quise tener una familia —respondió de inmediato. —Se que hay adopciones, también se sobre la fertilización in vitro, quisiera un montón de niños como tú, con tus mismos ojos y tu cabello —la mirada de Harry recorrió todos los lugares que mencionaron sus labios ocasionando en Draco una sonrisa.
—¿Y qué hay de ti? ¿No crees que a mí me gustaría también ver un niño o niña con tus ojos? Oh, pero no con tu cabello —arrugó la nariz de manera infantil —sin duda no podemos hacerle esa maldad a un niño —Harry rio divertido por su expresión —Harry si sabes que puedo tener hijos ¿Verdad? —el aludido frunció el ceño confundido y Draco empujó su ceño con su dedo índice para alisar su piel —se creó un hechizo, magia antigua, para que los varones de linajes puros pudiesen concebir, esto para evitar que terminemos como los muggles casándonos con nuestras primas y arruinándonos genéticamente.
—No, no sabía —Harry alzo la cabeza de inmediato, Draco rio de nuevo por su ingenuidad —eso no te lo enseñan en Hogwarts —añadió con cierta queja.
—Si lo hacen tonto, pero en historia de la magia y tú estabas muy ocupado durmiendo —pellizco su mejilla juguetonamente recordando al Harry adolescente quedando dormido en medio de la clase —solo necesito un par de cosas para concebir —Harry alzó las cejas expectante batiendo sus pestañas —debo estar enlazado mágicamente con quién considere seguro para mí, mi núcleo mágico y mi hijo o hija —mientras hablaba acaricio el pecho del pelinegro con la palma de su mano —y lo segundo... Bueno ya tienes bastante experiencia en eso —pronunció con un tono coqueto Harry boqueo un par de segundos.
—¿Quieres enlazarte? Me refiero a... ¿Crees que soy seguro? —preguntó dudoso, Draco beso sus labios fugazmente.
—Potter siempre estás metido en problemas —Harry trago saliva nervioso — pero siempre sales bien de ellos, si eso no es seguridad, no sé qué lo sea.
—¿Eso es un sí?
—¿Eso fue una propuesta? —se burló disfrutando de como su novio parpadeaba confundido.
—¡Draco! —exclamó incorporándose y colocando sus brazos a cada lado de su cuerpo, apresándolo contra el sofá —¿Te enlazarías conmigo? —pregunto viéndolo a los ojos, sus ojos color esmeralda brillando como si fuesen esa joya Draco sonrió ampliamente y entrelazó sus brazos por encima de sus hombros.
—¿Dónde está mi anillo? —murmuró cerca de sus labios, con su cálido aliento acariciando los labios de Harry, él moreno sonrió dichoso y sin pensarlo unió sus labios —espera —pidió Draco cuando noto que Harry ya había metido las manos por debajo de su ropa, con la firme intención de quitarle la camiseta, el pelinegro se detuvo de inmediato y lo vio confundido —primero, antes de tener hijos, quiero terminar Hogwarts y una carrera mágica, no tendré hijos y les diré: niños su papá es el salvador del mundo y yo soy su papá, no, quiero decirles algo más —Harry sonrió ampliamente por su petición.
—Lo que digas amor, aunque puedes decirles que también eres el que salvo al salvador del mundo —sin borrar su sonrisa comenzó a repartir besos por el cuello pálido del rubio.
—Tú también terminarás Hogwarts Potter, que tengas privilegios no será buen ejemplo para los niños.
—Me gusta la idea de tener varios — respondió sin dejar de repartir besos —aun si todavía no tenemos los títulos podemos empezar a intentarlo —dio un suave mordisco y Draco no pudo continuar siendo racional, sintiendo como su mirada se nublaba por su propio deseo.
Hola de nuevo.
Ah realmente ha sido un tiempo desde que actualicé, pero hey al menos pude hacerlo :D. Gracias por leer gentecita, cada vez estamos más cerca del final.
Hasta la siguiente^^
