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Ice Stars
Capítulo 8
Invitación
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—¡Arriba! ¡Abajo! ¡Más rápido! —exigía Danzou, viendo como su alumna estaba concentrada en sus piruetas y demás figuras artísticas. —¡Baja más! Como si quisieras tocar el suelo.
La rutina de entrenamiento como era de esperarse se había intensificado aún más para Sakura, después de su pequeño desliz con el Uchiha, y como tal ahora estaba pagando sin quejarse.
—De pie… deslízate y ábrete elegantemente, con gracia. —ordenaba Danzou, dando de bastoneos al ritmo de la melodía que escuchaba en los auriculares que estaban sincronizados con los que Sakura tenía.
—Vuelta, reverencia y despedida…
Sakura acató cada una de sus instrucciones, sin mostrar ninguna expresión en el rostro, no se mostraba ni cansada, era como si sólo estuviera patinando en automático.
—Bien, sal de la pista… iremos al gimnasio a hacer algo de entrenamiento de saltos.
—Sí, entrenador… iré al vestidor a cambiarme de calzado.
—Sí, anda. 10 minutos de descanso, te espero en el gimnasio.
Sakura asintió y salió de la pista, ignorante de que alguien a lo lejos sólo la observaba con mucha molestia.
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—Oye… Sakura-chan luce extraña ¿no lo crees? muy apenas me devuelve el saludo cuando me la encuentro en el pasillo—comentó Naruto, viendo que su compañero de hockey observaba en la misma dirección que él.
—¿tú también empezarás como Kakashi? —le reclamó Sasuke, empujándolo para que continuaran con su entrenamiento de pases.
—Ay, ya delicado… sólo fue un comentario. —replicó Naruto, devolviéndole el pase con más fuerza.
—Hmph ¿Delicado? Más bien ella es la delicada.
Pensó Sasuke regresándole el pase con la misma fuerza a la vez que la imagen de esa "desgraciada" (como ahora la catalogaba), aparecía en su cabeza. Seguía sin poder comprender porque Sakura le había dejado de hablar de la noche a la mañana.
—¿Todo porque no la quise besar? Es una exagerada, mimada de primera, pero allá ella, que se quede con su entrenador de mierda, yo la quise ayudar…
—¡Oye! ¿qué te pasa? —reclamó su compañero asustado, cuando le lanzó un disco que prácticamente se quedó atorado entre las rejillas de su casco.
—Perdón, tomaré un descanso… iré al baño.
—Okay…—susurró el confundido Naruto, viendo como Sasuke salía de la pista, al mismo tiempo que la alumna de Guy, quien se fue corriendo a los vestidores.
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—Ay… estoy agotada…—suspiró la cansada pero sonriente Tenten. —pero por fin salió, ¿lo viste Sakura? Neji y yo por fin sincronizamos muy bien, estamos más que listos para las finales.
—No vi nada. —respondió esta secamente, terminando de ponerse unos tenis.
—Oye… ¿qué te pasa? Has estado rara últimamente.
—Nada me pasa, y lo siento, pero debo ir a entrenar ahora al gimnasio.
—¿Más? ¿No crees que te estás sobre exigiendo?
—Con todo respeto, Tenten pero… ese es mi problema.
Dejando a la patinadora sorprendida con aquella actitud, Sakura sólo rodó sus ojos con fastidio y salió de los baños/vestidores.
—¿Ahora eres grosera como él?
Sakura se detuvo al escuchar aquella voz, al girarse vio que Sasuke estaba recargado sobre la pared que dividía los vestidores.
—No sé de qué me hablas… y no me importa averiguarlo. —respondió, dándole la espalda de nuevo.
—¿Por qué estás enojada? —la confrontó Sasuke, acercándose a ella. —¿Es por lo que pasó aquella noche? ¿Por qué no te quise devolver el beso?
Sakura rio, y se volvió a él para encararlo.
—Eres exactamente como él dijo. —lo señaló.
Sasuke frunció el entrecejo, por supuesto no entendió a lo que se refería.
—No seas presuntuoso, Uchiha… no todo el "jodido" mundo gira a tu alrededor.
—¿Uchiha? —se extrañó Sasuke, preocupándose. — ¿Qué demonios te pasa, Sakura? Tú no eres así.
—Mira Uchiha, no soy una imbécil más que puedas manipular a tu antojo como a Ino Yamanaka, así que más vale que dejes de molestarme… cada quien en su área, mira que ya suelto bastante dinero como para que no me dejen entrenar en paz, sino lo haces le reclamaré directamente a tu "primito".
Sasuke se sobresaltó con lo inicial y posteriormente se quedó boquiabierto, y temiendo que Sakura se hubiera dado cuenta de sus intenciones de espiarla y a su entrenador en busca de cosas ilícita, se retiró inconscientemente un paso hacia atrás, dejándose así de cierta forma expuesto.
Sakura observó aquello con interés, y decepcionada y triste a la vez le dio la espalda y se retiró hacia donde estaba su entrenador.
Mientras que el Uchiha no pudo hacer otra cosa más que enfurecer. Con su estupidez se había descubierto él solo y con ello había perdido el avance que tenía Sakura Haruno, había… ¿perdido su amistad?
—Mierda…
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—¿Qué pasó allá? —preguntó Danzou, habiendo sido testigo de la anterior conversación.
—Nada, sólo me preguntó algo… eso es todo. —respondió Sakura molesta consigo misma.
—¿Le dijiste lo que te dije?
Sakura asintió con pesar.
—¿Y cómo lo viste reaccionar?
—No quiero hablar de eso, mejor enfoquémonos en el entrenamiento.
—Hmph… te lo dije Sakura, él tipo sólo se quería aprovechar de ti… bastó con leer su expresión corporal para darse cuenta de ello.
—Entrenemos. —insistió Sakura.
—Eso, enfócate en el entrenamiento, deja tus emociones atrás, y esas ñoñerías de la amistad y el compañerismo, son sólo un estorbo para nuestro objetivo.
Sakura volvió a rodar los ojos con fastidio, pero en efecto, comenzaba a creer que sin emociones y sin nadie a su alrededor tal vez todo sería más fácil.
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—Oye Sasuke… ¿qué pasó allá con Sakura-chan? ¿Qué le dijiste? Lucía molesta. —preguntó Naruto, una vez el jugador se reunió con él.
—Que te importa, idiota… sigamos. —bramó Sasuke, prefiriendo concentrarse en el entrenamiento.
—Oh… mira! Ahí viene el entrenador Kakashi con el coach Jiraiya.
Sasuke se volvió hacia ellos con molestia.
—Hasta que se aparecen…
—Oye… ¿qué te pasa? ¿no ves que nos la hemos pasado enviando todas las invitaciones?
—¿Ya las entregaron todas, entrenador? —preguntó Naruto entusiasmado.
—Aún no. —sonrió este detrás de su cubrebocas. —Faltan las de ustedes. —dijo entregándole unas cuantas a Naruto. —Sasuke… ¿quieres?
—Hmph… no las necesito, a los que conozco ya tienen.
—Yo iré a entregar estas a los demás muchachos. —señaló Jiraiya al resto del grupo.
—Kakashi… ¿invitaron a…—señaló Sasuke discretamente al equipo de Guy.
—Oh, por supuesto… no podían faltar, fueron los primeros en recibirla… y si tienes curiosidad también se le dio a Danzou Shimura, dos exactamente, una para él y la otra para Sakura.
—No me interesa. —escupió Sasuke molesto.
—Bueno, da igual… no creo que ninguno de los dos vaya…
—¿Por qué lo dice entrenador Kakashi? —preguntó Naruto.
—Cuando le di las invitaciones al entrenador, apenas me aparté unos metros y vi que las tiró a la basura así que… nah! Pues no van…
—oh… que mal… y yo que ya me estaba imaginando que Sakura-chan iría vestida de porrista para apoyarme. —se rio el rubio al recordar sus fantasías.
Sasuke rodó los ojos con tal estupidez.
—En fin, chicos si ya terminaron con este entrenamiento retírense, vayan a merendar y descansen, porque recuerden que hoy por la tarde hay sesión especial con los que nos apoyarán a completar el equipo. —ordenó Kakashi, retirándose posteriormente de la pista.
—¡Eh! Es cierto… me tengo que ir, tengo que entregar estas invitaciones. —dijo Naruto en voz alta, pero apenas deslizándose un paso hacia adelante…
—Naruto!
La exigente voz de Sasuke casi lo hace caerse.
—¿Eh? ¿Qué quieres, tonto?
—¿A cuántas personas tenías planeado invitar?
—¿Eh? Bueno… veamos, es mi papá, mamá… —comenzó a enumerar con los dedos. —Hinata, Shion, el señor del ramen aunque no creo que vaya, siempre está ocupado… y… creo que son todos…
—¿Cuántas invitaciones te dio Kakashi?
—Cinco… aunque creo que finalmente no ocuparé uno. —le mostró el Uzumaki los pases.
Sasuke sonrió de lado.
—Bien. Necesito que me hagas un favor…
—¿Eh? ¿Un favor?
—Sí, quiero que invites a Sakura Haruno al partido y a la fiesta.
Naruto enrojeció.
—¡¿Eh? ¿Qué? ¿Qué?! ¿Por qué yo, dattebayo?!
—¿Qué? ¿No te atreves? —retó Sasuke.
—No… digo sí, pero… ¿qué tramas? ¿cuáles son tus intenciones? —lo señaló.
Sasuke resopló.
—A veces me sorprendes Usuratonkachi, hay cosas que no se te escapan, pero otras sí.
Naruto frunció el entrecejo sin entender muy bien.
—Te explico, y espero no me malinterpretes, pero… Sakura está rara, como dijiste, creo que algo ocurrió, y ya no me quiere hablar…
—¿Qué le hiciste? —preguntó receloso.
—Eso no te importa, Naruto… —respondió este tajante, a lo que el rubio sólo reaccionó, cruzándose de brazos no muy satisfecho con la respuesta. —Mira, no estás para que sepas ni me cuestiones, pero aunque no lo creas… Sakura me agrada…
Naruto enrojeció, comenzando a pensar en ciertas cosas.
—En el sentido de que la considero una… buena persona, es una chica agradable, me simpatiza. —aclaró Sasuke. —Y por eso me encabrona que su entrenador la trate tan mal.
—En eso estoy de acuerdo. —concordó Naruto.
—Necesito que la invites para… uno—enumeró con su dedo. —Para saber si está así de agresiva con todo el mundo y dos, para que en el caso de que acepte a ir, encontrar la manera de hablar con ella y averiguar qué le está pasando sin que esté su jodido entrenador en medio.
—¿Sólo eso? ¿No tienes intenciones de otro tipo? —cuestionó el rubio haciendo un puchero.
—No de las que de seguro te imaginas. —rio Sasuke. —¿Me harás el favor sí o no?
Naruto rodó los ojos.
—Está bien, pero sólo porque quiero que Sakura-chan vaya al partido y a la fiesta, creo que es justo que se divierta después de tanto entrenamiento.
—En eso si concordamos. —se retiró Sasuke esbozando una sonrisita. —Hazlo y me dices qué pasó cuando regresemos al entrenamiento.
—De acuerdo.
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Sin un plan establecido, Naruto se fue escurridizo hasta el gimnasio donde también se hacían toda clase de entrenamientos. En su recorrido, vio al entrenador de su amor platónico en la cafetería, degustando de una comida, por lo que se sintió afortunado, pues si ese hombre estaba ahí significaba que había dejado a Sakura entrenando sola.
Sus sospechas se confirmaron, cuando vio a la patinadora, andando por el gimnasio, balanceándose en una sola pierna, para luego dar un increíble salto de 4 vueltas. Se quedó boquiabierto, pues jamás había visto a alguien que hiciera eso con tan poca apertura e impulso.
—Mierda… es bastante buena…
—¿Quién anda ahí?
Naruto se paralizó al escuchar la voz de Sakura, y estando descubierto no le quedó de otra más que mostrarse ante ella.
—Soy yo… Naruto. —respondió temeroso.
Sakura sólo reaccionó cruzándose de brazos.
—¿Se te ofrece algo? —preguntó con molestia.
—Eh... yo, dattebayo… yo…
—¿Tú…?
—Sakura-chan… mañana es el partido de hockey… ¿lo sabías?
—Por supuesto.
—¿Irás?
—No. No me invitaron. —respondió esta, sintiéndose más rechazada.
—Eh… ¡eso no es cierto! Sí te invitaron Sakura-chan, pero tu entrenador tiró las invitaciones…
—¿Qué? —la patinadora se sobresaltó. —¿cómo…?
—¿En serio lo preguntas?
Se la devolvió Naruto como si fuera lo más obvio. Fue entonces que la patinadora lo reflexionó, y dando otro suspiro de fastidio si creía a su entrenador capaz de hacer eso y de más. Enterarse de eso, hizo que una parte de ella se sintiera más desilusionada con todo lo que le pasaba, muchas cosas comenzaban a molestarle.
—En fin…. Sakura-chan, sería muy agradable que fueras, igual que fueras a la fiesta. —sacó algo de sus bolsillos— mira, ten… te doy una de mis invitaciones.
—¿Para mí? ¿En serio? —lo tomó ella con gentileza.
—Sí, jeje…
Naruto se rascó el cabello avergonzado.
—Eres muy amable, gracias.
—No es para tanto… bueno, ya me voy, tengo otras invitaciones por entregar…
—Ah ¿sí? ¿piensas invitar a Hinata Hyuga? —preguntó Sakura picaronamente, recordando lo que había presenciado noches atrás.
—¿Eh? ¿Hinata? ¡Por supuesto, dattebayo! —asintió Naruto sonriente. — No puede faltar. Le prometí que la invitaría.
Sakura saltó emocionada. Al demonio las palabras de su entrenador sobre las emociones y ser una mierda con las personas, simplemente no podía ignorar un romance como el que se estaba cocinando frente a sus ojos, no podía evitarlo, seguía siendo la romántica empedernida de siempre.
—Sería agradable verla… verlos juntos. —insinuó. —así que no pierdas tu tiempo y ve a invitarla.
—Oh, sí claro… todavía tengo que ir al centro recreativo… —respondió Naruto sin captar la indirecta. —Adiós Sakura-chan, no faltes…—se despidió retirándose rápidamente.
—Por supuesto que no. —le respondió esta, viendo atenta la invitación, donde apenas leyendo el apellido del patrocinador hizo que nuevamente recordara lo que había pasado entre Sasuke y ella. —Ush… al demonio, yo sólo quiero ver el partido e ir a la fiesta, el entrenador Danzou tendrá que entenderlo.
—¿Entender qué?
Sakura se sobresaltó al escuchar esa voz, pero decidida a todo lo encaró, mostrándole la invitación que había recibido.
—Que iré al partido de Hockey y a la fiesta de los Uchiha.
Danzou gruñó al ver la invitación, desconociendo de dónde demonios la había sacado.
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Horas más tarde.
—Andando, tú puedes.
Frente a la puerta de una residencia tradicional, un nervioso Naruto practicaba el cómo presentarse ante la familia de su amiga Hinata o quien fuera que le abriera la puerta una vez se dignara a tocar el timbre.
Estaba muy tenso, y eso que se consideraba un chico sumamente relajado; sin embargo, debido a los comentarios de la entrenadora Kurenai, que le dijo cómo era esa familia, no se sintió muy seguro de sí mismo…
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Horas atrás…
—Maestra Kurenai…
—Oh… hola, Naruto… ¿te puedo ayudar en algo?
—Sí… —respondió este pausadamente, viendo las invitaciones que tenía en su mano. —Disculpe… sólo quería preguntarle… ¿no ha visto a Hinata?
La entrenadora no respondió al instante, sólo bajó la cabeza mostrando un semblante preocupado que le dio indicio al Uzumaki de que ella tampoco había visto a su amiga.
—Ya pasaron semanas desde que no viene. —murmuró Naruto para sí mismo.
—Debe estar ocupando todo su tiempo para las finales, faltan dos semanas… así que…—opinó Kurenai, queriendo creer que ese era el motivo por el cual su alumna no había estado acudiendo a sus entrenamientos clandestinos.
—Sí, entiendo, pero… es que yo…
La entrenadora bajó la mirada hacia lo que Naruto sostenía en su mano y sonrió para si misma.
—¿La querías invitar al partido?
—Sí, será el día de mañana… ella desde un inicio me pidió que la invitara y… bueno, yo también quería que fuera… —contó avergonzado. —Ya invité a mis padres, hasta… bueno… a otras "amigas" … —recordó apenado. —Sólo me falta ella.
Kurenai resopló, y una vez dejando a su pequeño alumno con las instrucciones de calentamiento, se acercó a donde tenía su bolsa y de esta sacó un bloc de notas y comenzó a apuntar algo.
—No debería hacer esto, pero es importante…—dijo para sí misma. —Mira Naruto, esta es la dirección de Hinata—le entregó el papel
—Oh… ¡gracias! ¡entrenadora Kurenai! Iré de inmediato a su casa y…
—¡Un momento, Naruto! Debes saber algunas cosas primero.
—¿Eh? ¿Qué?
—Te debo advertir cómo es la familia Hyuga o más bien el padre, al que de una vez te digo de seguro tendrás que persuadir si quieres que Hinata vaya…
—¿Eh?
—Tal vez no lo sabes, hasta donde sé Hinata no te lo ha dicho, pero ella… prácticamente ha tenido que mentirle a su padre para acudir a estos entrenamientos.
Naruto se mostró confundido.
—pero… ¿por qué?
—Su padre. —respondió la entrenadora cruzándose de brazos. —Como te digo, es muy estricto y Hinata casi no puede hacer nada a menos de que sea con su autorización, tiene muy poca libertad a decir verdad.
—Ya veo… —murmuró Naruto, comprendiendo el porque su amiga a veces era tan reservada y hasta en cierto punto sumisa.
—Desde que la conozco, nunca le conocí a Hinata ningún amigo, su padre sólo la limitaba a entrenar, a estudiar y cumplir con ciertos deberes de la familia, era como un pequeño robotito destinado sólo a obedecer, pero… cuando te conoció y… a los demás muchachos —agregó para no cometer una indiscreción. —pude ver un cambio en ella, está más feliz, es más abierta y hasta debo decir que mejoró en su técnica en patinaje tanto en ruedas como en hielo.
—Sí, yo he notado lo mismo… pero, entonces… ¿qué hago entrenadora Kurenai? Si Hinata le ha mentido a su padre, cómo se supone que vaya a allá y me presente…
Kurenai sonrió.
—Creo Naruto… que tendrás que ingeniártelas.
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—Sí, claro… pero ¿cómo? —seguía pensando Naruto. —¿Y si digo que la conocí en una de las competencias? ¡Sí, creo que ella me dijo que el papá nunca va así que…
Decidido y con la cuartada ya elaborada, Naruto tocó un par de veces el timbre.
Escuchó a la campanilla sonar en el interior, pero nadie lo atendió, o estaba tardando demasiado en atender, aunque se imaginó que era porque la casa era enorme.
—¿Sí? ¿Diga?
Atendió una dama que claramente por su vestimenta le dio a entender al rubio que era parte de la servidumbre.
—Sí, buenos días, señorita, me presento… Soy Naruto Uzumaki y… soy amigo de Hinata, me preguntaba si ella se encuentra en casa.
Lo había hecho, y con toda la formalidad posible, pensó el rubio respirando agitadamente por sus adentros.
—La señorita Hinata se encuentra descansando.
—Oh… ya veo, ¿cree que pudiera ser posible hablar con ella?
—Un momento. —se retiró la dama, cerrando la puerta.
—"Ay, esto es mejor, si Hinata sale no tendré que lidiar con el padre" —Naruto rio por sus adentros.
No supo cuánto tiempo pasó de pie frente a la puerta, pero no había sido rápido, o al menos eso le pareció; sin embargo, fue algo que dejó pasar cuando por fin a quien buscaba se asomó por la puerta.
—¿Naruto-kun? Entonces… es cierto…
—Hinata… ¡bendito los ojos que te ven! ¿dónde te habías metido?
La Hyuga salió, cerrando la puerta por detrás de sí, haciéndole una ademán para que bajara un poco la voz.
Naruto vio entonces que probablemente estaba haciendo mucho escandalo por lo que procedió a cerrar la boca, y cuando lo hizo, pudo ver a Hinata como antes no la había visto, es decir en su vestimenta ya que generalmente la veía con ropa deportiva, esas chaquetas gruesas que casi la cubrían por completo y pantalones holgados, raramente de licras, pero ahora vestía una falda larga y una blusa corta que, tuvo que admitirlo, la hacían ver bien, pensó que se veía muy bonita.
Aunque también la vio extraña, su piel estaba algo pálida, parecía enferma.
—Naruto-kun… ¿qué haces aquí? —preguntó ella avergonzada.
—Eh? —Naruto se sacudió, dándose cuenta de que se había embobado. —Eh… ¡ah, sí! Es que… es que llevaba días sin verte. —susurró acercándose a ella como si fuera un secreto. —Estaba preocupado, también la entrenadora Kurenai lo está… me contó pues… lo que habías estado haciendo para ir allá.
—Lo siento. No fue mi intención mentir. —susurró la tímida Hinata, sin tener el valor de verle a los ojos por dicha mentira.
—Ah, deja eso… te comprendo, yo también lo haría…
—¿En serio? —levantó ella la mirada.
—Sí.
—Gracias, Naruto-kun… por preocuparte y también la entrenadora Kurenai, lamento no haber dicho nada, es que… los entrenamientos se duplicaron.
—La maestra Kurenai también intuyó lo mismo, y yo también me lo imaginaba, digo, he estado viendo como el entrenamiento de Sakura-chan se ha vuelto más intenso.
—¿De… Sakura-chan?
Naruto se revolvió, no le pareció correcto hablar de la competencia de Hinata, tanto por Sakura como por Hinata, no creyó que fuera ético hablar sobre lo que hacía la otra y viceversa.
—Eh… sí, olvida lo que te dije, Hinata… vine porque, mira. —le entregó la invitación. —Mañana es el partido, y esperaba que fueras…
—¡Oh! Gracias Naruto-kun… yo… bueno, tendría que pedir permiso.
—Eh… si… si quieres te puedo ayudar en eso, preséntame con tu padre y juntos pedimos permiso.
—¿En serio harías eso por mí?
Naruto comenzó a sudar a chorros en su imaginación.
—Eh… sí, me da un poco de miedo, pero creo que podría persuadirlo, y es que después del partido hay una fiesta y sería divertido si también pudieras ir… ¿te gustaría?
—¿no-nosotros dos? —se sonrojó.
—No, bueno, irán todos los demás jugadores.
—Oh… ya veo…
—Entonces…
—¿Entonces?
—¿Le pedimos permiso a tu padre? —preguntó nervioso.
—bueno…
—¿pedir qué? —se escuchó la voz de un adulto por detrás de la puerta, que enseguida se abrió, mostrando al patriarca de los Hyuga.
—¡UZUMAKI NARUTO, MUCHO GUSTO! —se presentó el muchacho haciendo una exagerada reverencia.
—Hinata… ¿qué te he dicho de atender la puerta? Ya regañé a Kamil por haberte avisado antes que a mí.
—Yo… lo siento, no fue mi intención.
—No lo creo, porque te importó un comino, pero en fin… ¿qué quieres y de dónde conoces a mi hija? —se dirigió al muchacho que seguía inclinado.
—Yo, eh… yo… señor. Yo vine porque quiero invitar a su hija a un partido de Hockey. —dijo de corrido, pero a la vez nervioso. —Soy jugador de Hockey, jugaré para el nuevo equipo de la familia Uchiha.
—Hmph… ¿los Uchiha? Sí, recibí las invitaciones, pero las tiré… no nos interesa tener conexiones con ellos.
—eh… bueno, pero… yo… podría, es decir… podría dejar a Hinata ir… ella… ella… es mi amiga.
—¿Y de dónde la conoces? Que yo sepa nunca te he visto interactuar con mi hija, que admito no es muy sociable, y eso la hace ser retraída.
Hinata sólo bajó la cabeza ante la percepción que tenía su padre sobre ella.
Naruto observó a su amiga y para nada concordó con el padre. Se molestó.
—Oiga señor, su hija no es para nada así, y para que sepa ella y yo nos conocimos…—apuntó Naruto.
En ese momento, Hinata temió por que se fuera a decir una indiscreción.
—No, Naruto-kun por favor, no le digas la verdad.
—Ellos se conocieron gracias a mí. —intervino la voz de un cuarto.
—¡Neji-ni! —exclamó Hinata sorprendida.
—Eh… Neji Hyuga. —pensó el rubio, también sorprendido de verlo ahí.
—Como sabrás tío o si no sabes, entreno en la pista de los Uchiha, donde también entrena este chico, un día los que entrenamos ahí hicimos una reunión en mi departamento, y luego llegó Hinata y se conocieron, lo demás es historia.
—Mmm… ya veo, igual es un NO. —recalcó el Hyuga mayor, dirigiéndose nuevamente a Naruto. — Lo siento chico, pero Hinata no puede salir…
—En serio que no cambias. —intervino Neji molesto. —Casi matas a tu hija del cansancio con esos entrenamientos y no la dejas tener ni una sola noche de diversión. ¿Sabes que algún día tienes que dejarla ir del nido? No siempre va a vivir bajo tu montsuki a menos que eso sea lo que quieres para ella.
—¡No te metas Neji!
—Neji-ni… ¿cómo…
Pero su primo le hizo una seña para que no preguntara.
—Por favor, señor. —insistió Naruto nuevamente, aunque preocupado por lo que Neji dijo. —Deje ir a Hinata al partido y a la fiesta. —bajó la cabeza en señal de respeto. —Prometo que la cuidaré.
—Y yo también estaré ahí, así que no te preocupes viejo. —recalcó Neji.
El Hyuga se volvió a su hija.
—¿Tú quieres ir?
—Sí… papá. —respondió esta en voz baja. —Por favor…
Hiashi gruñó.
—Está bien, sólo por está vez, pero eso sí, muchacho como te llames. —señaló a Naruto. — cualquier cosa que le pase a mi hija será tu responsabilidad y también tuya, Neji.
—Ve sin cuidado viejo, nada le pasará…
—de una vez les advierto, a los tres. —los señaló. —Nada de bebidas alcohólicas, comida chatarra o cualquiera de esas porquerías, Hinata es menor de edad todavía y además el miércoles tiene la prueba de antidoping y tiene que estar en perfectas condiciones para participar posteriormente en las finales
—No se preocupe, señor… estará bien con nosotros. —prometió Naruto.
El patriarca ya no le respondió, ni se despidió, sólo se retiró, dejando a los muchachos junto con su hija.
—¡Excelente, Hinata! ¿No estás feliz? —celebró Naruto, dando de saltos, hasta que consideró que de nuevo estaba haciendo un escandalo y se silenció.
—sí. —respondió la Hyuga con sencillez, pero demostrando lo feliz que estaba en su radiante rostro.
—Vaya… hasta el color te volvió, ¿estabas enfermita? —notó Naruto.
Hinata se sobresaltó avergonzada.
—No, bueno… me desmayé por la mañana, sólo eso…
—¿Eh? Pero ¿por qué?!
—Exceso de entrenamiento, ¿qué más? —respondió Neji por ella. —Hanabi me avisó, por eso quise venir, me dijo que el tipo ese con el que entrenas te está sobre exigiendo mucho.
—Dice que es lo que se necesita para la competencia, y papá está de acuerdo… yo… fui la que no soporté, me dejarán descansar hasta la prueba de antidoping, y luego moderaré el entrenamiento hasta el día del torneo.
—Oh… ya veo, Hinata como quiera no te sobre exijas, me cae que las patinadoras son muy tercas, mira que hasta Sakura-chan…
Neji carraspeó para callar a Naruto, pues hasta él creía que era poco ético hablar del entrenamiento de la competencia.
—Ah, sí… cierto… mejor me voy, pero Hinata, ahí está tu invitación, por favor no faltes, te estaré esperando…
—Gracias, Naruto-kun… por todo lo que hiciste. —respondió ella, aferrándose contenta a su invitación.
—No hay de que… Neji… nos vemos.
—Claro.
Ambos Hyuga se despidieron del rubio, que se retiró corriendo de la residencia.
—Si que tienes gustos raros, primita.
—Eh…—Hinata se sobresaltó sonrojada. —pero… Neji…yo no...
—Ay, por favor, se te nota en toda la cara, aunque ese tipo es medio bobo, parece que no capta ninguna.
Hinata rio, pensando lo mismo.
—Le gusta Sakura Haruno ¿lo sabías? —comentó Neji, viendo como su prima se desanimaba. —Siempre le anda viendo las piernas junto con Lee.
—Sí… —musitó ella tenuemente, sintiendo algo de celos. —Pero… igual… mis sentimientos no cambian.
—Hmph… ¿sí? igual esa tal Sakura ni lo pela, ella parece que está embobada con el pedante de Sasuke Uchiha, o al menos eso parecía, pero no te preocupes, ve por el idiota ese si lo quieres.
—Ay, Neji-ni… tienes una forma muy rara de motivar.
—¿Así me agradeces que te haya ayudado con tu "novio"?
Hinata soltó otro risita.
—Claro que no, te lo agradezco… pero también intuyo que no viniste sólo por verme.
—En parte, sí me preocupé cuando Hanabi me habló… pero también vengo a lo otro, ya que no has pasado ya por allá.
—Sí, no te preocupes… tengo el dinero en mi habitación, en mi bolso… ¿quieres pasar?
—preferiría hacer esa transacción aquí afuera, no quisiera que el viejo nos viera.
—Está bien… dame un momento, ya vuelvo.
Hinata se adentró a la casa, mientras que Neji, pacientemente esperó en el exterior, viendo hacia el cielo que ya se mostraba anaranjado, pronto anochecería, y también pronto llegaría un nuevo y pesado día.
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Horas más tarde.
—¿pero por qué, señor? ¡¿cómo pudo permitirlo?! —reclamó un frustrado Toneri, golpeando el escritorio. —La señorita Hinata no está para esas cosas ahora.
El patriarca de los Hyuga se giró en su asiento, reprobando con la mirada el comportamiento del entrenador, quien con su sola mirada lo hizo silenciarse y sentarse modosamente en su asiento.
—No creas que me agrada mucho la idea tampoco… pero…
—¿Pero…?
—Tiene 16 años… Toneri, ya va para los 17 y no sabe socializar, necesita conocer gente… admito que mi sobrino me hizo ver algo que no había considerado.
—¿Qué es?
—Hinata no siempre va a estar escondida detrás de mí, si quiero que adquiera carácter, debo soltarle la rienda un poco más.
—Lo comprendo, señor… pero una reunión de dicha magnitud se me hace demasiado… si quería que ella socializara, yo… hubiera podido encargarme de eso. —insinuó. —o usted también… —acomodó.
—Por favor, Toneri… tienes más de 30… y qué va a socializar con un viejo como yo… la dejé ir para que conviva con gente de su edad, admito que me gustó que ese muchacho viniera a pedir directamente mi permiso.
—¿Muchacho? —repitió el entrenador con recelo.
—Sí, no recuerdo cómo se llamaba… pero es amigo de Hinata y de Neji, así que creo que podría confiar en él.
—Esperemos… —deseó hipócritamente.
—En fin… Toneri, no serán requeridos tus servicios hasta después de la prueba del antidoping, entonces hasta ese día, nos vemos…
El patriarca de los Hyuga se retiró, pidiéndole al hombre que al retirarse cerrara la oficina. Toneri sólo lo vio irse y cuando Hiashi se perdió por completo, dejó escapar toda su frustración pateando el bote de basura el cual contenía puros papeles de basura, o eso creyó, pues cuando el entrenador comenzó a recogerlos vio que se trataban de las invitaciones al partido y evento de los Uchiha.
Los tomó sonriente, comenzando a maquilar un plan en su mente.
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Pista de los Uchiha.
—Chicos… —llamó Kakashi a los nuevos integrantes del equipo de Hockey. —Quiero que conozcan a unas personas.
Naruto, Kiba, Shino, Konohamaru, así como Sasuke se posicionaron en fila frente a su entrenador, y también coach, así como otras personas que recién llegaban.
—Les presento al resto de los integrantes del equipo…—señaló Kakashi, dándole oportunidad a cada uno de presentarse.
—Idate Morino—se presentó con vanidad un muchacho de cabello castaño.
—Inari, mucho gusto en conocerlos—se presentó uno más jovencillo que rondaba la edad de Konohamaru.
—Suigetsu Houzuki. —le siguió otro que tenía una pinta rara, así como dientes extrañamente afilados. —Cuanto tiempo sin verte "Sasuki"
El Uchiha sólo sonrió de lado, ya había tenido la oportunidad de jugar con ese tipo en la liga junior, así como con el siguiente, que aunque parecía muy mayor, realmente no estaba tan viejo.
—Jūgo. —se presentó a secas, el que tenía mayor complexión muscular.
Los más nuevos, solo alcanzaron a tragar saliva pues, excluyendo al menor, se notaba que los demás tenían más experiencia que ellos, pero no por eso se dejarían, era su momento de demostrarle a los demás el resultado de los entrenamientos.
—¿Listos para enfrentar al equipo de Sunagakure? —retó Kakashi, viendo las dos partes de su equipo.
—¡Listos! —gritó la parvada de jóvenes al mismo tiempo.
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Al día siguiente por la tarde.
El estacionamiento del la pista de los Uchiha así como toda el área de la pista estaba abarrotado de la gente que iba y venía así como de múltiples vendedores que vendían su mercancía como camisas con los emblemas de los equipos o todo tipo de utilería que sirviera para apoyar a los jugadores.
En medio de toda aquella multitud, una nerviosa Hinata no encontraba el momento para entrar a la pista, ciertamente no había quedado de ir con Neji, el cual ni siquiera le aseguró si iría (al partido) así que llegó por su propia cuenta, sin tener a nadie con quien hablar o con quien entrar.
En lo que se decidía a entrar, Hinata, vio de repente entre el gentío que una chica con un particular cabello rosa se acercaba al recinto. No cabía duda de que se trataba de Sakura Haruno, quien con su usual confianza y porte de seguro pasaría de largo, o al menos eso pensó la cohibida patinadora hasta que…
—Hey… Hinata Hyuga… sí viniste. —saludó esta, deteniéndose frente a ella.
—Eh… sí.
—Que bien, Naruto me dijo que te invitaría y veo que si se atrevió. —contó esta picaronamente.
Hinata no pudo evitar enrojecer al recordar lo sucedido el día anterior.
—Por cierto, me encantan tus zapatos.
—Oh… gracias —Hinata se vio el calzado, un par de botines negros con blanco que pensó serían adecuados para el lugar al que iba, así como el pantalón de mezclilla negro y sencilla blusa morada que hacían juego.
Aunque luego vio a Sakura, y notó como esta, aunque se veía muy "sport", tenía un estilo muy singular. La observó de abajo hacia arriba: tenis rojos, piernas largas y descubiertas, hasta llegar a una falta de mezclilla corta, en la parte de arriba vio que vestía una blusa roja corta (que dejaba ver su ombligo) aunque no estaba del todo descubierta, pues traía puesta también una chaqueta rosa con blanco y diseño de flores de cerezo (su sello personal), incluso se había cambiado un poco el cabello, a su perspectiva se veía muy madura a diferencia de ella.
—Me gusta tu chaqueta. —dijo, para devolverle el gesto, aunque muy dentro, pensó que su rival se veía mucho mejor que ella en ese momento.
—Gracias… —respondió Sakura, ignorante de lo que pensaba. —¿quieres que entremos juntas? —señaló el recinto.
—Oh… ¿no hay problema?
—Claro que no, ni que mordiera… anda… tú "Naruto" espera…—jaló Sakura divertida, esperando poder ver más de aquel "romance"
Hinata, completamente apenada no pudo hacer otra cosa, más que dejarse guiar por ella, mientras que a lo lejos una joven rubia había visto aquella interacción casi sin creérselo.
—¡Ino!
Pero el llamado de un joven la hizo devolverse a lo suyo, y volvió a enfocarse hacia aquel chico pálido que la llamaba.
—¡Llegas tarde! —reclamó.
—Sólo 10 minutos… —respondió Sai con una sonrisita. —Por cierto, te ves muy linda hoy.
Con tan sólo mencionar eso, Ino se enrojeció y comenzó a acomodar la falda de su vestido color violeta, así como planchar con las manos la chaqueta que hacía juego con esta.
—¿Esperas llamar la atención de alguien? —preguntó el pintor insinuante.
Ino, suponiendo a quien se refería, resopló con cansancio.
—Claro que no, ya no me interesa… ¿no te lo había dicho ya?
—Uno nunca sabe. —sonrió este.
—Ush… ya déjate de tonterías, mejor vamos, Shikamaru y Chouji dijeron que llegarían para el segundo tiempo.
—En vista de los recientes acontecimientos, entonces seré tu cita… vamos belleza…—le ofreció Sai su brazo.
Aquello no hizo más que enrojecer más a Yamanaka que sólo se sostuvo con fuerza del brazo de su acompañante.
Entrando al recinto y ubicar el lugar donde le indicaron podían ocupar unas butacas para invitados especiales, Ino se paró en seco y con ello a su acompañante el cual no comprendió la abrupta pausa, hasta que vio el motivo. Se burló por sus adentros, pensando que el partido no sería del todo aburrido, no cuando su amiga Ino tendría que sentarse junto a sus dos fervientes rivales: Sakura Haruno y Hinata Hyuga.
Continuará.
Sorry por la tardanza, espero les haya gustado.
Spoiler para el siguiente capítulos: a los nuevos del hockey no les va del todo bien, menos si se enfrentan con un jugador estrella de Suna, ¿alguna idea?
10 de octubre de 2023
