Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Estúpido amor en la ciencia.
Culpa de la Leona.
Por alguna razón no se levantó animada como otras veces en su segunda mañana en el hogar Ishigami.
¿Podría ser a causa de que extrañaba ver a su hermana en el desayuno, y ahora sabía que al bajar sólo se encontraría con el bastardo de Ishigami, y el amable señor Ishigami? ¿O era a causa de la breve conversación con Ruri que le había dejado con la espinita en la cabeza de que algo pasaba?
Un suspiro resignado salió de su boca.
Se había preparado para ir a la escuela más temprano de lo normal con tal de no sufrir el accidente del día anterior. Una vez más se miro en el espejo de casi cuerpo completo antes de tomar su mochila para salir.
Y Kohaku se sentía tan distraída y desganada que no noto el momento en que al cerrar la puerta de su habitación su azulada falda escolar de cuadros quedó atrapada entre la puerta y el marco de la misma. Solo lo noto en el momento en que jalo bruscamente de ella en su segundo intento por continuar su caminar y sentir que algo le impedía avanzar.—¡Demonios!—Exclamo cuando sintió como su falda se abría desde el cierre, y terminaba por caer desde su cintura hasta sus pies a pesar de que el botón no se había abierto.
Se paralizó en su lugar en el momento en que sintió que alguien abría la puerta que daba al baño.
—Maldita...sea.—apenas salió una maldición más de sus labios como un susurro, no podía creerlo.
Justo apareció para verla en esa bochornosa situación.
Senku que acababa de salir de tomar una ducha con una toalla alrededor de su cuello, también se quedó estático con los ojos rojos muy abiertos.—Blanco.—Esta vez la exhibicionista leona que viva con él, llevaba bragas blancas, y alcanzó a notar algo de encaje a los costados. Después de detallar una vez más la imagen en su cerebro y después de recriminarse por eso, ahora sí subió su mirada y se topo con el rostro enrojecido de la chica que ya tenía los brazos cruzados bajo su pecho ¿Sabría ella que eso solo los hacía ver más grandes?
—Toma una foto, te durará más.
—Mi smartphone está en mi habitación.—cínicamente contesto al tiempo en que se alzaba de hombros. Aunque una foto no era necesaria, su maldita memoria casi fotográfica no le dejaría borrar esa imagen aún en contra de su voluntad.
—Bastardo.—Kohaku solo bufo y le dio la espalda para girar el pomo de la puerta y adentrarse a su habitación, ahora debía regresar a cambiarse. No tenía tiempo de pelear con él.
Senku alzó ambas cejas cuando la chica se dio la vuelta y pudo divisar el redondo trasero respingón. Lo que le faltaba, ahora tenía la imagen de la vista trasera de ella y ni él era tan idiota como para no aceptar que le gustaba lo que veía. Por otro lado, ¿está vez no le arrojaría nada? Obtuvo su respuesta cuando la puerta se cerró de inmediato después de que la leona se adentrase. Bien, eso le hacía darse una idea de que quizá ella controlaba un poco sus impulsos.
—Estupideces.—soltó una vez solo. A las nuevas situaciones que estaba viviendo por esa Leona no les daría importancia, no eran más que estupideces.
-..-..-
—No puede ser...—Kohaku se llevó la palma de su mano a golpear su frente una vez termino de verse al espejo por tercera vez y no creer lo que veía. —Totalmente de acuerdo cuando Ruri-nee mencionaba que heredamos el trasero de mamá.—Hablaba para sí sin dejar de ladear su cuerpo con insistencia para verse una vez más de costado al espejo.
La falda de repuesto que le quedaba para usar era justo la del año antepasado, precisamente no se había deshecho de ella para tenerla en casó de alguna emergencia (como la que le acababa de ocurrir), pero resultaba que su cuerpo había cambiado un mucho por lo que ahora le quedaba absurdamente corta, casi sentía las corrientes de aire contra sus nalgas.
—No hay de otra.—Solo pudo terminar por alzar los hombros y volver a tomar su mochila para irse.
Eran pobres, no podían permitirse estar gastando en uniformes, por eso a su padre sólo le había pedido un cambio. Regresando de la escuela debía remendar su falda si no quería ir al día siguiente de igual manera con el culo al aire.
Apenas dar un par de pasos para salir de su habitación y sentía el final de los tablones de su mini mini falda ondear contra sus nalgas.
-...-...-
¿Es qué era una broma? La rubia escandalosa que vivía con él de verdad era toda una exhibicionista.
¿Después de su estúpido sueño justamente tenía que topársela cuando su falda caía por sus largas piernas, y ahora que ambos iban caminó a la estación, a ella se le ocurría usar la falda más ridículamente corta que había visto?
Casi se atragantó con el café cuando la vio salir con esa miniatura como sí nada.
—¿Leona, de verdad irás vestida así?—pregunto un par de pasos tras ella, veía claramente el contonear de sus caderas de un lado a otro. Inconscientemente se preguntaba, ¿de que color serían las bragas que usaría mañana? Él mismo quería golpear a su mente por pensar estupideces.
—¿Así, cómo? Y deja de llamarme leona.
Senku rodó los ojos ¿No era obvio lo que preguntaba?—Con la falda más corta creada.
—Ja, ¿y por qué eso te preocupa?
Bufo—No me preocupa ni un milímetro.—Mentira, el exhibicionismo de esa Leona cuando él estaba presente estaba comenzando a preocuparlo, un poco.—Pero me da algo de curiosidad el hecho de qué pareces querer llamar la atención.
—No creo que sea problema tuyo sí quiero o no llamar la atención.—le gruño con los brazos cruzados.—Pero no es el caso. Es solo que, mi falda de siempre es inútil por ahora y este es mi repuesto.
Senku alzó ambas cejas—Ya veo. Sí parece algo desafortunado.—¿Así que su exhibicionismo cuando él estaba presente era casual? ¿Sería su mala suerte que simplemente quería hacerlo perder contra sus hormonas? Estupideces simplemente, como si él fuera a ir algún día detrás de una falda.
Una falda y un contonear de caderas muy interesante debía admitir, una vez ella volvió a tomar la delantera. Nuevamente se dio una bofetada mental y simplemente dio un par de zancadas para caminar a la par, era mejor no quedarse tras de ella.
Momentos después llegaron justo a tiempo a tomar el tren que como siempre y últimamente estaba lleno.
Kohaku sonrió de lado al ver a toda la gente, ya tenía una técnica pensada, tras de Senku se abrió paso y se escabullo de entre todos para al fin adentrarse y llegar casi hasta la otra puerta del tren, completamente aplastada pero al menos había llegado.
—Maldición está aún más lleno de lo normal.
De inmediato alzó la cabeza en cuanto escucho su voz hablar casi a susurros. Había terminado con su pecho completamente pegado al de Senku cuando se concentro solo en hacerse espacio para entrar, desde su altura apenas podía alcanzar a ver el seño fruncido de Senku mirando al frente sin parecer prestarle realmente atención.—Al menos entramos.
El Ishigami solo asintió sin llegar a dirigirle la mirada aún con el rostro serio y seño fruncido, ¿era su imaginación o Senku se veía más serio de lo normal?—¿Senku, sucede algo...
Kohaku no logro terminar su pregunta cuando repentina y rápidamente el chico escoria la tomo firmemente de la cintura y los giró en un rápido movimiento dejándola a ella contra la puerta del tren y el cuerpo del chico. Quedó algo aturdida, eso no se lo esperaba.—¡¿Pero que haces?!
Apenas estaba por reclamar cuando Senku se agachó hasta casi alcanzar a hablarle al oído.—Tranquila.
Las piernas de Kohaku temblaron levemente cuando sintió el aliento de él contra su sensible piel.—¿Qué?—No estaba entendiendo nada.
—El hombre a mi izquierda.—Con Senku inclinando su altura hacía ella alcanzaba a ver sobre su hombro.—El asqueroso calvo.—De inmediato lo identificó con sus azules ojos, en cuanto lo hizo el sujeto entro en pánico y comenzó a alejarse abriéndose paso como podía entre la gente.—Entiendo que no quieres mi ayuda, pero no podía dejar que se sobrepasara contigo.—Senku hablo recordando el breve momento de furia y asco recorrerle el cuerpo cuando identificó al sujeto observando insistentemente a Kohaku con una mirada lasciva, tan distraído que no se había dado cuenta de que adivino sus intenciones desde el primer momento. Se había decidió a actuar por dos razones, la primera porque le revolvió el estómago la forma en que la veía; y la segunda, cuando captó sus intenciones de no solo quedarse mirando.
Kohaku abrió grandemente los ojos al escucharlo ¿Habían querido propasarse con ella?
Senku la seguía mirando fastidiado por la estúpida situación, ¿de verdad seguía existiendo gente primitiva como esa? Le molestaba en sobremanera lo que había estado a punto de ocurrir. Y para nada era uno de esos idiotas que culparía a la chica por cómo iba vestida. Ella podía ir desnuda si se le venía en gana, y eso no significaba que algún asqueroso pudiera ir y tocarla sí ella no autorizaba primero.
—Me salvaste...
El Ishigami solo cambio su cara de fastidio en cuanto alcanzó a escuchar el susurro de ella. ¿Qué la había salvado?—Supongo que no hay otra manera de llamarle.
—Gracias.—Si el sujeto hubiese llegado a tocarla, podía defenderse perfectamente bien, pero la situación no hubiera terminado nada bien, posiblemente hubiese terminado con la policía por golpearlo gravemente y dándole más problemas a su padre, por lo que Senku no sólo acababa de salvarla de un degenerado, sino también de una situación en la que por supuesto no quería estar.
Senku sólo asintió, la verdad era que quería restarle importancia porque ahora parecía que ella estaba dándole demasiada. Y se arrepintió demasiado del momento en que regreso su mirada hacia ella y descubrió un rostro sonrojado y una mirada soñadora hacia él ¿Qué demonios?—¿Estas bien?
Kohaku asintió volviendo a verlo normalmente sin dejar su sonrojo.—Creo... que me has dejado embelesada—La había salvado.
—¿De qué hablas? ¿Te enamoraste en un situación cómo está?—La manera de hablar soñadora de ella se lo indicaba.
—¡Claro que no! ¡Nunca dije nada de amor! Solo... Quise decir gracias.—Soltó lo último casi murmurando.
—Oh, en ese caso... Está bien. Sería muy inconveniente que te enamorarás de mi sí vamos a trabajar juntos.
Kohaku solo le regreso una mala mirada y cruzó los brazos.—Ja, jamás me enamoraría de una escoria como tú. Te odio.
Senku solo se encogió de hombros—Mientras eso no te impida ser eficiente cuando te necesito, me parece bien.
La rubia solo rodó sus azules ojos ¿Ella enamorada de él? Eso nunca pasaría, aunque agradecía genuinamente lo que acababa de hacer por ella.
—En cuanto tenga oportunidad me haré a un lado.—De verdad debía retirarse de esa cercanía, era plenamente consciente de los pechos de ella pegados al suyo, y de que cuando los giro termino con una de sus piernas entre las de ella. Sí, casi podía decir que distinguía cada curva por sobre la ropa.
Senku estaba a punto de poner su mente a hacer los cálculos de todo el bronce cromado que le faltaba para el motor de su cohete pero un empujón desde atrás que hizo que él terminara por empujar a Kohaku logro perturbarlo. Tragó saliva en cuanto sintió como su pierna rozo contra la entrepierna de ella.
Kohaku soltó un pequeño jadeo muy audible para Senku debido a la cercanía de ambos.
Senku se maldijo a sí mismo cuando el sonido que soltó la chica a la que aún aferraba por la cintura le causó sentir un involuntario tirón. A su mente llegó el recuerdo del sueño que había tenido apenas esa mañana con ella.
El tren en el que iban estaba llegando al camino que normalmente se volvía un poco y casi imperceptiblemente movido, y ese pequeño movimiento fue suficiente para que él alcanzará a sentir como Kohaku era ahora la que se movía contra él está vez hacia adelante.
¿Era la imaginación de Senku o la intimidad de ella que rozo contra su pierna había cambiado de temperatura?
—Senku...—su nombre salió en un murmuro de la boca de la rubia que casi preferiría no haber escuchado.
Kohaku volvió a moverse una vez más hacía atrás y de nuevo hacia adelante, y Senku tenso la mandíbula. ¿Por qué demonios no terminaba por erguirse bien para ya no estarse rozando contra ella a causa del movimiento del vagón? Bueno, es que estaba algo perturbado y simplemente no podía hacerlo, no cuando desde hacía un par de metros el vagón había dejado de moverse pero ella seguía haciéndolo mientras soltaba sonido tras sonido que solo le llegaba a él y ya lo tenía con una carpa en sus pantalones. Esos sonidos y el movimiento de caderas de ella sólo eran perceptibles para él, se sentía incapaz de romper lo que hacía mientras se movía sin dejar de verlo.
Kohaku estaba que echaba humo por las orejas. Bien que era virgen, pero sabía perfectamente bien lo que hacía, lo que no sabía era por qué lo hacia. Pero lo estaba disfrutando tanto que se negaba a detenerse a sí misma. La mano de Senku que aferraba su cintura y enterró más los dedos sobre su piel era como una invitación a qué subiera más sobre su pierna.
Senku sólo aferró la cintura de ella con ambas manos para detenerla en cuanto sintió que el tren se detuvo.—Espera.—En contra de sus hormonas la alejo solo un poco de él para que en cuanto el vagón se vaciara un poco no los vieran de manera sospechosa. Sí alguien les dirigía una mirada justo en ese momento, lo más seguro es que solo llegarán a pensar que eran una pareja abrazada de estudiantes.
—¡No digas nada!—Le pidió algo exaltada por lo que había estado haciendo segundos antes.
Senku la miro desde su altura alzando una ceja mientras internamente maldecía por tener que abotonar su saco para que no se notará la penosa erección con la que se había quedado de nuevo por culpa de esa leona.—¿Que no diga nada sobre como te frotaste descaradamente contra mi?—Ya tenía su dedo meñique rascando su oído.
La rubia miro a un lado sonrojada.—Si, nada sobre eso.—¿Qué bicho le había picado para hacer lo que acababa de hacer? Senku no la había apartado, pero ambos sabían que ella se movió sobre él, y precisamente eso la tenía con la cara complemente roja.—No volverá a pasar.
El Ishigami de verdad esperaba que no volviera a pasar. Por parte de él, sí ella llegaba a querer realizar algo semejante de nuevo, estaba diez billones por ciento seguro de que la detendría... ¿O no?—No volverá a pasar.
Kohaku regreso a verlo avergonzada—¡P-Por supuesto que no!
—Entonces no me explico lo que paso—Ni lo que ella hizo, ni de su parte el no haberla alejado. Oh bueno, sí se lo explicaba de su parte, sus traicioneras hormonas.
—Cállate. No tienes que buscar explicar nada. Solo, solo olvídalo. No volverá a pasar.
—Me alegra escuchar eso, porque no tengo ningún interés en las relaciones románticas. Diez billones por ciento seguro.
-...-...-
Kohaku llegó arrastrando los pies a su primera clase.
La atormentaba el recuerdo de lo que había hecho. Aún se recriminaba. Recordaba bien la felicidad que le dejo el saber que había sido protegida por alguien (aun siendo Senku). Que una persona la protegiera era algo que se había repetido muy pocas veces en su vida siendo la chica fuerte que siempre había sido. Pero, la repentina excitación que sintió después, esa no se la explicaba, menos porque la había sentido hacia la escoria de Ishigami. Se llevó las manos a cubrir su rostro sonrojado.
—Kohaku-chan ¿Estas bien?—una preocupada Amaryllis se acercaba hacia ella.
Kohaku negó aún con su rostro entre sus manos.—Tengo que contarte algo.
Las orejas de la chica castaña se movieron curiosas al escucharla. Muy interesada se sentó en la silla de al lado y miro expectante a su amiga que parecía que no se quitaría las manos del rostro.
—Soy virgen.
Con una gota tras la cabeza apenas alcanzó a contestar.—Lo sé.
—No sé qué me pasó.—Apenas se escuchaba lo que decía ya que también cubría su boca.
—Necesito más contexto.
Kohaku al fin se quitó las manos del rostro y dejo caer sus brazos a los costados sonrojada.—Soy virgen.—repitió.
—Lo sé.—volvió a contestar sintiendo que la conversación iría en círculos.
—Las chicas vírgenes no hacen lo que yo hice.
De inmediato Amaryllis abrió mucho los ojos y la miró horrorizada—¡¿Que hiciste?!
Con un puchero en sus labios y una mirada apenada, está vez se decidió a contarle todo a su amiga, incluido que vivía con él odioso de Senku.—¡Que vives con Ishi...!
Kohaku alcanzó a cubrir su boca con su mano en cuanto la castaña grito inconscientemente, lo hizo justo a tiempo de que revelará el nombre de la escoria con la que vivía.
—¿Pero no sé supone que le odias?—Le cuestionó en cuanto escucho la parte de lo que había hecho por la mañana.
—Así es... así era...—hablaba no muy convencida.—Es la primera vez que alguien me salva.
—Bueno, a este punto es obvio que no lo odias.—Kohaku la miró horrorizada.—No tiene nada de malo que lo odies o no. Solo tómalo con calma y aléjate de él en lo que ordenas tus pensamientos y decides sí quieres volver a odiarlo.
—Es un buen consejo. Pero no puedo seguirlo.
Y ante la mirada confundida de su amiga, Kohaku procedió a contarle sobre su trato, con ese trato la verdad es que no podía estar muy alejada de él.
—Ya veo.
—¿Por qué me miras con pena?
—¿Qué? No, claro que no. Te miro como siempre eh mirado a mi mejor amiga.—Si la miraba con pena. Veía venir un amor no correspondido sí Kohaku no se alejaba, aunque por otra parte, nunca había tratado con el chico mejor promedio, quizá pudiera llegar a llevarse una sorpresa sí lo hacía.
—¿No dirás nada sobre lo que hice?
La miró pensativa antes de contestar.—¿Él te aparto en algún momento?
—Solo cuando el vagón hizo una parada. Si no lo hacía nos hubiesen descubierto.—Aparte de todo por su culpa los hubiesen arrestado por indecencia pública.
—Eso quiere decir que no le eres indiferente.
—¡¿Qué?!—Esta vez Kohaku quedó sorprendida por la resolución de su amiga.—Claro que no, se ve a leguas que esas cosas no le interesan. Incluso me lo recalcó.
—Quizá, pero eso no explica él porque reacciono contigo. Solo quiere decir que Ishigami Senku es tan hombre como cualquiera. Así que sí llegas a descubrir que realmente te gusta puedes llegar a ser la primer chica que tiene una oportunidad con él.
—La primera... ¿Qué significa eso?
—Oh, ¿no lo sabías? Algunas chicas se le han confesado, incluso la chica de intercambio. Pero él rechaza a todas.
—Pero sí siempre está sólo. Di por hecho que no era popular.
Amaryllis soltó una pequeña carcajada.—Kohaku-chan, apenas te diste cuenta de que tú eres muy popular. Eres algo despistada para algunas cosas.
La rubia volvió a sonrojarse sin tener nada que decir contra eso—E-Eso es muy cierto.
—Y ahora ¿Me dirás porque vas con el culo al aire?
Kohaku bufo al escucharla y aquí iba nuevamente con una absurda historia donde Ishigami Senku de nueva cuenta era su coprotagonista.—Esa escoria tuvo el cinismo de decirme que no tenía su teléfono a la mano para tomar una foto. Ósea que de lo contrario lo habría hecho.—Recordando eso nuevamente regresaba su odio hacia él.
—V-Vaya... Y apenas es tu según día viviendo con él.
Kohaku solo asintió pensando lo mismo que Amaryllis.
Pronto llegó el profesor de física y siguieron con sus clases normales.
-...-...-
Kohaku quedó con la boca abierta en cuanto vio a Senku dirigirse con paso firme hacía su mesa.
El chico que llevaba siempre su bata de laboratorio bajo su mirada escarlata hasta que se topo con los ojos azules de ella.
La rubia se obligó a sí misma a actuar normal está vez alcanzando a sentir las miradas de todos en su nuca. Ahora que Amaryllis le había comentado sobre la popularidad de Senku es que noto que mientras se acercaba a ella algunas chicas no le quitaban la mirada de encima, por consiguiente ahora no dejaban de mirarla a ella también.
En cuanto escucho qué algo caía sobre la mesa despego la mirada él hasta toparse con algo que definitivamente le alegro la mañana—¡Mi pastel de chocolate!
Senku acababa de dejarle la rebanada de pastel prometida cuando sellaron su trato. Llevo su dedo meñique restándole importancia a todas las miradas que sentía, estaba algo acostumbrado a algunas miradas cuando salía de su laboratorio, pero ahora era consciente de que en esta ocasión eran más, y más intensas.—Te espero a la hora acordada.
Kohaku asintió sin dejar de ver su pastel, se había terminado sus verduras del bento que Byakuya amablemente le había empacado por lo que tenía bien merecido el delicioso postre que tenia en frente.
Por un momento la mirada de Senku brillo hacía Kohaku con algo de diversión al ver su reacción por el absurdo pastel. Para justo después irse de regreso a su laboratorio con las manos en los bolsillos.
La castaña al lado de Kohaku, claro que había notado esa mirada de parte del futuro científico. ¿Qué había sido esa brillante mirada dirigida hacia su amiga?
Kohaku se llevo una mano a la mejilla en cuanto sintió el dulce sabor del chocolate tocar su paladar. Decidido, ahora que le devolvía su pastel de chocolate, podía decir que no le odiaba. Resolvió para sí recordando su curioso pensamiento del día anterior. Solo devuélveme mi pastel de chocolate y quizá ya no te odie.
Amaryllis tenía una gota tras su cabeza en cuanto noto a su rubia amiga bailando con la mitad superior de su cuerpo mientras seguía comiendo. Kohaku de verdad amaba el pastel de chocolate.
Tanto Senku como Kohaku habían ignorado completamente las miradas y cuchicheos de quienes les veían incrédulos por interactuar entre ellos y más importante aún ¿Qué hacía el presidente del club de ciencias dejándole un delicioso postre a la chica más valiosa del club de lima lama?
-...-...-
Kohaku suspiro en cuanto terminó la primer hora de su entrenamiento. No podía quedarse a entrar tres horas como normalmente lo hacía, debía irse a ayudar a Senku.
—¿Kohaku, ya te vas?—Le cuestionó Kirisame.
Un asentimiento de cabeza fue la respuesta de Kohaku sintiéndose algo derrotada.
—Por lo que me contaron. Ayer también te fuiste temprano hermosa, Kohaku.
Esa era la irritante voz que Mouzu usaba cuando quería molestarla.—Eso no es asunto tuyo.
—Eso quieres creer, pero sabes que me interesa mucho lo que haces.
Kohaku bufo—Deja de decir tonterías y mejor concéntrate en el entrenamiento, así no lograrás superarme.
Mouzu sólo negó con la cabeza.—Bella Kohaku-chan. No soy un hombre que tenga miedo de las mujeres fuertes, menos sí son hermosas.
Kohaku se fue sonrojada del lugar, no seguiría perdiendo el tiempo con él. Y además, ya iba tarde al laboratorio.
Ignorando completamente las imágenes que se pasaban por su cabeza de lo que había ocurrido en la mañana se dirigió a toda prisa con el chico del que seguramente era mejor alejarse después de lo que había hecho.
-...-...-
—Llegas ocho minutos y veintitrés segundos tarde.
La rubia solo resoplo.—Aun tengo entrenamiento, no puedo dejarlo.
Senku no voleto a verla, tenía su mirada y concentración absoluta en el pizarrón blanco delante de él dónde ahora Kohaku solo veía garabatos. El presidente había resuelto que para que funcionarán sus próximos planes pasaría totalmente de la chica y de sus pensamientos sobre ella que no fueran ínfimamente necesarios.
—Wow ¿qué son todos esos símbolos y letras?
—Hago algunos cálculos sobre la velocidad usando la ecuación de Tsiolkovsky para el cohete.
—¿De quién?—No podría pronunciarlo.
—Tsiolkovsky, padre de la cosmonáutica.
—¿El qué cosa de quién?—No, ni que intentará explicarle eso último, ni sí quiera entendía la pronunciación.—Olvídalo, ¿en qué necesitas ayuda?
—Lo primero,—y que tenía ya una semana molestándole.—Todas esas cajas con chatarra de cobre tienen que moverse a esa esquina.—Senku señaló a la esquina donde la última vez Kohaku dejo la caja que había terminado aplastando a Senku.
Kohaku asintió y se puso manos a la obra, no las había contado, pero a simple vista parecían ser 15 guacales de madera, seguramente lo que más pesaba era la madera que el peso neto del material.
Senku regreso a lo suyo en cuanto la vio simplemente seguir su instrucción. Tenía aún muchos cálculos que hacer dado que el instituto le daba presupuesto para seguir con el enorme proyecto que tenía en manos, pero tampoco era suficiente, por lo que tenía que ingeniárselas consiguiendo materiales más baratos para transformarlos por sí mismo con ayuda de su equipo y así obtener los materiales que realmente necesitaba.
En esta ocasión planeaba que el cohete tuviera 2 motores para que realmente rozara la órbita terrestre baja y pudiera dejar la carga útil. Eso era algo que definitivamente lo emocionaba y debía ser en lo único que debía estar pensando. Por supuesto, para nada debía estar pensando en la forma en que las caderas de la chica se movían de un lado a otro cada vez que regresaba por una caja para llevarla al lugar que le había indicado, para nada seguía pensando en la cercanía y calor que desprendía cuando la tenía tan cerca esa mañana, y para nada era ella la causante de que aún no tuviera los cálculos correctos. Bufo frustrado.
—¿Qué más necesitas?
Senku parpadeo un par de veces en cuanto la escucho a un lado de él.—¿Terminaste ya?
La rubia solo asintió.
—Ven.—pidió sin tener nada en mente ya que lo había tomado desprevenido que terminara tan pronto. Le daría la tarea más rutinaria que solo le quitaba tiempo.—Necesito que laves todos estos frascos.
—Pero sí se ven limpios.
—Pero no lo están.—Debía ponerla a hacer algo dónde por un momento dejara de verla pavoneándose de un lado a otro, por lo menos en lo que recuperaba su concentración.
Claro esto no había funcionado. Regreso a ver su pizarrón blanco lleno de garabatos que solo para él no eran garabatos, aunque en ese momento no lograba dar con la respuesta a sus propias fórmulas. Y una vez más le echaba la culpa a la leona que al otro lado de la habitación lavaba los frascos y tubos de ensayo que le había pedido. La muy cabeza hueca se había puesto audífonos y bailaba en su lugar moviendo las caderas en círculos en un movimiento casi hipnotisante y sin dejar de lavar.
Podía totalmente alejar la mirada, pero en ese momento continuaba mirándola no sólo porque le distraía toda ella, sino también porque estaba molesto. Molesto por la situación, sus estúpidas hormonas y su estúpido cuerpo traicionero eligieron reaccionar ante esa Leona impredecible (después de lo que hizo en la mañana claro que era impredecible). Y ahora, creía que su cerebro lo traicionaba, desde que llegó al instituto, imágenes y la sensación de lo que había pasado le llegaban de manera intermitente distrayéndolo.
La única solución que veía para su mal era alejarse de ella, pero eso era algo que se negaba a hacer, no sólo por el bien de sus planes, sino también porque se negaba a creerse tan débil para no soportar los juegos de esa chica. Y tenia por lo menos un punto a su favor: la rubia escandalosa también estaba de acuerdo en que no volvería a pasar.
—Ne, Senku. Termine.
Senku solo asintió y regreso a ver su pizarrón con pena. No avanzo nada en todo el día. Se llevó una mano a sujetar el puente de su nariz.
—¿Estas bien?
Asintió con la cabeza—Vámonos, es todo por hoy.—Aunque se quedará a trabajar más dudaba mucho que por ese día logrará avanzar, su mente parecía estar negada o atrofiada.
La brillante sonrisa de Kohaku lo desconcertó.—Aun debo llegar a hacer la cena.
-...-...-
Kohaku suspiro una vez ya en su habitación, por fin podía ponerse una falda decente.
Senku casi suelta un suspiro de alivio en cuanto la vio aparecer ya con una falda de un largo aceptable. Y es que era simplemente ridículo, él no se fijaba en esas cosas, una vez más culpaba a la rubia por hacerlo notar estupideces.
La chica al fin llegó a sentarse a un lado de él como el día anterior y de nueva cuenta Senku empezó con su tutoría, pronto terminaría con el cerebro fundido de nuevo.
Byakuya que lavaba los platos les regreso una mirada enternecida. Ver a su hijo estudiando o ayudando a alguien a estudiar era algo nuevo de ver.
—Yo abro.—se apresuró a decirles el mayor en cuanto el timbre se escucho.
Los chicos en la sala continuaron estudiando. Senku rendido en que definitivamente era mejor meter las piernas en el ridículo edredón para mantenerse caliente.
—Kohaku, hija ¿Cómo estás?
Rápidamente la chica aparto los ojos de su lectura al escuchar la voz de su padre.—Papá.—De inmediato se levantó y corrió a abrazarlo.
Su cansado padre había ido a verla.
Kokuyo rodeo el pequeño cuerpo de su hija menor en cuanto está se lanzó a abrazarlo, apenas la tuvo entre sus brazos y se decidió a tomarla de la cintura para alzarla como sí no pesará nada.
Una gota cayó de la nuca de Senku que también se había levantado para recibir respetuosamente a la inesperada visita. Sólo una cosa pudo pensar al ver cómo el hombre alzaba a su hija por sobre su cabeza. Las habilidades sobrehumanas eran de familia.
Byakuya no despego la vista de la breve reunión padre-hija enternecido sin ganas de interrumpir su momento.
—Te siento muy ligera. ¿Estas comiendo bien?
Ya en el suelo la rubia no pudo contener rodar los ojos.—Estoy comiendo muy bien. El señor Ishigami es tan amable que incluso también a mí me prepara un bento.
Byakuya se sonrojo solo por ser nombrado—No es nada.—Agito una de sus manos en el aire restándole importancia.
Aun así para Kokuyo era importante. Sólo un vistazo y veía a su hija en buenas manos—Gracias, viejo amigo.
—Oh, créeme. Es un placer y ningún problema ya que también hago el de mi hijo
—Senku, a ti también debo agradecerte por tolerar a esta cabeza hueca.
—Esta bien. No hay problema.—Senku ya rascaba su oreja.
Al escuchar eso último Kohaku cruzó los brazos. De verdad se esforzaba por no darle problemas a su padre, pero a veces ese lado rebelde quería salir, sobre todo cuando a pesar de su esfuerzo su padre parecía no notarlo. A veces quería dejarse llevar y ser quien era realmente, una persona a quién le importaba poco pasar química por ejemplo, pero luego recordaba la promesa que hizo junto a su hermana. No dar problemas a su padre. Suficientes tenía ya con todas las deudas que quedaron, sus dos trabajos, y el ver a su familia dividida. Solo suspiro, recordando todo eso le ayudaba a no dejarse llevar.
—La estoy ayudando con química.
La voz de Senku la saco de sus pensamientos.
—¿De verdad?—Kokuyo hablo impresionado.
Volviendo a la realidad Kohaku solo asintió.
—Te agradezco mucho, Senku. No sé qué habrás hecho pero Kohaku nunca se había preocupado por pasar química antes.
—Pero si fui yo quien…
—No se preocupe no es molestia.—La mirada burlona de Senku solo pudo ser captada por Kohaku—Aprende rápido después de todo.
La rubia inflo las mejillas sonrojada.
—Me alegra ver que estás bien.—Esta vez el hombre rubio dejo de prestar atención al chico para dirigirla a su hija.—Solo venía a ver cómo estabas. Hablaré algunas cosas con Byakuya y me iré.
—Esta bien, papá.
—Senku, por favor cuida de ella.
El Ishigami menor solo asintió.
Kohaku bufo indignada—No tienes que pedirle eso. Puedo cuidarme sola.
—Sera todo un placer ayudarla.—La burlona voz de Senku hizo aparecer una vena en la frente de la rubia.
Ni Byakuya ni Kokuyo alcanzaron a ver las miradas asesinas que los chicos en la sala se lanzaban, ambos se habían retirado a la cocina donde ya el hombre de cabello blanco le servía un té a su amigo.
—Muchas gracias por cuidar de Kohaku.
—No tienes que agradecer, es un placer. Incluso ha sido de ayuda. Ella se ha estado encargando de la cena.
Kokuyo abrió más de lo normal los párpados asombrado—Ya veo.—Así que su hija se estaba esforzando. Una sonrisa orgullosa se pinto en su cara.
Después de una breve charla con Byakuya el padre de Kohaku se retiro y los tres lo despidieron.
¿Qué fue eso? Se pregunto a si misma por la última mirada que su padre le dedicó ¿Había sido una mirada de orgullo? Cómo fuera, al final su visita le había hecho sentir bien.
Media hora después se encontraban solos terminando de estudiar.
Senku revisaba las respuestas a algunas preguntas que le había pasado y mientras lo hacía los ojos azules no se despegaron en ningún momento de él, o más bien no dejaron de prestar atención a la mano con la que sostenía distraídamente un bolígrafo. Esa mano era la misma que por la mañana había apretado su cintura ¿Las manos del chico al lado de ella se habían visto siempre así de varoniles? Con dedos largos y gruesos, las venas de las manos salteadas así como se veían algo también las venas de los antebrazos. Senku tenía manos grandes, sus manos tocándole… ¿Cómo se sentiría el tacto de esas manos contra su piel?
—¿Kohaku?
La chica parpadeo un par de veces antes de captar que Senku la llamaba.
Sólo termino de reaccionar cuando el chasqueo sus dedos frente a ella.—Si quiero...
—¿Qué dices? Te decía que están bien, todas.
Y despertando ahora sí de su letargo ahora sí proceso sus palabras
—¿De verdad?
Senku asintió mientras se llevaba una mano a masajear su propio cuello. Aún se preguntaba que le había pasado a la rubia al lado de él, por lo menos la había llamado dos veces.
—Eres un buen maestro. Siento que estoy entendiendo muy rápido.
La sonrisa de lado de Senku aceptaba genuinamente el cumplido.—Por hoy terminamos.
-…-…-
Ahora en su habitación y con el pijama puesto veía nerviosa su celular. Llamaría a su hermana.
Apenas termino de marcar el número y este fue respondido casi de inmediato—Hermanita.
Kohaku suspiro aliviada, se escuchaba muy bien.—Ruri-nee ¿Cómo estás?
—Muy bien. Hoy me enteré de que me escogieron junto a 4 compañeros más para que nos encarguemos de realizar el libro de literatura para los de nuevo ingreso del siguiente año—De inmediato le soltó las grandes noticias a su hermana.
—¡Eso es asombroso!
Ambas continuaron hablando un rato más hasta que Ruri le menciono que debía colgar.
Una vez su hermana colgó y Kohaku se quedó sólo con el celular en mano, una sonrisa genuina apareció en su rostro. Su padre la había visitado, y Ruri no solo se escuchaba bien sino que también le había compartido excelentes noticias.
Con la pequeña espinita de angustia desapareciendo por su hermana fue que al fin se metió en la cama para dormir.
Esa absurda preocupación no tenía razón de ser ¿cierto?
-…-…-
Senku miro mal su cama antes de decidirse a meterse en ella. En su mesa de noche encendió la pequeña bocina que acababa de dejar.
Lo que estaba por hacer no tenía ni un milímetro de lógica, tampoco tenía algún fundamento científico, pero era algo que se le acababa de ocurrir ya que se negaba a qué le sucediera lo mismo que cuando despertó.
Asi que sin más, encendió la bocina con un volumen moderador y de inmediato su habitación se inundo con el sonido de olas del mar.
Su propia hipótesis solo era que quizá si se relajaba lo suficiente ni siquiera soñaría.
Bufo para sí mismo ante su absurda idea que aún así probaría, después de todo algo debía hacer para no despertar nuevamente excitado por culpa de la Leona que dormía en la habitación de enfrente.
Em… creo que estuvo raro pero ni modo. Fue lo que ví en mi cabeza y pues lo tengo que escribir tal cual sino luego no dejo de pensar en eso jaja.
Saludos!
