Hola a todos:
Dejo el decimo oneshot. Pienso que después de la guerra santa, Shion y Agasha mantuvieron cierta amistad. Además, ella siempre iba a dejar flores a la tumba de Albafica, como se ve en el Gaiden de Tauro.
Atención: Todos los personajes de Saint Seiya y Saint Seiya: The Lost Canvas, pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi respectivamente. La historia es de mi autoría personal, la cual solamente escribí por diversión.
Día 10: Tiara de flores
Shion, Agasha.
Post Canon, melancolía, flores, recuerdo, amistad.
Hoy se cumplía un año desde el final de la guerra santa y el pueblo de Rodorio por fin se había levantado de nuevo. Sus habitantes eran muy resilientes y con la regencia del alcalde, lograron organizarse para salir adelante. Y de paso, ayudar al Santuario de Athena.
El joven patriarca Shion estaba agradecido por ello, así que ese día bajó al pueblo para encontrarse con el funcionario. Había recibido una invitación para comer con él y platicar sobre los planes de reconstrucción y las tareas de vigilancia en las fronteras.
Pero antes de llegar a su destino, Shion se encontró con alguien especial. Una persona que no veía desde que finalizó la guerra santa. Se trataba de Agasha, la joven florista que siempre demostró admiración y respeto por los santos de Athena, en especial, por Albafica de Piscis.
La jovencita se encontraba en su carromato de flores, vendiendo en el mercado dominical. Shion la miró y sonrió al verla tan concentrada en su actividad. Ella estaba tejiendo una corona de flores multicolor.
—Buenos días— saludó el patriarca. —Tanto tiempo sin vernos. —
La florista levantó la mirada y abrió en grande los ojos al identificarlo.
—¡Señor Shion, que gusto verlo de nuevo! — se levantó de su banquillo e hizo una reverencia. —¡Perdón, se me olvida que ahora es el patriarca, bienvenido! —
—No es necesaria tanta formalidad— Shion movió levemente la mano, indicando con eso que Agasha podía hablarle con confianza. —¿Y qué haces?, ¿Cómo has estado?, ¿Tu padre ya se recuperó? —
La chica asintió con una sonrisa.
—Yo estoy bien y mi padre ya está completamente recuperado de su pierna, gracias por preguntar— entonces le mostró su creación. —Estoy haciendo una tiara de flores… una para cada santo que murió en la guerra. —
El patriarca notó la melancolía en los ojos verdes de la joven. Seguramente aún le dolía la muerte de Albafica. Y él no estaba exento de dicho malestar, puesto que la pérdida de sus compañeros y diosa, seguía entristeciéndolo al día de hoy.
—Te lo agradezco Agasha, eres muy amable— dijo Shion con gesto cordial. —Si gustas, puedo acompañarte al campo santo más tarde, tenía planeado visitarlo para limpiar los cenotafios. —
—¡Por supuesto, me encantaría ayudar! — asintió la chica.
—Bien, voy con el alcalde a revisar unos asuntos y de regreso, paso por ti para ayudarte con las tiaras. —
Agasha lo miró alejarse, sin poder evitar sonreír con cierta alegría. Era una nueva época de tranquilidad y ella estaba feliz de poder demostrar su gratitud a los guerreros que se sacrificaron para mantener la paz.
Continuará...
Gracias por leer.
