Advertencia: Este capítulo tiene contenido sexual.
Líneas de tiempo
Capítulo XVIII: Plan
»—¿Yumeko? —repitió Hina con extrañeza.
»Me paralicé. Yo era el único que conocía ese nombre y lo que significaba para ti.
»—¿Eres... la prometida de Hao? —te pregunté con lentitud.
»—Ha... Hao... —repetiste en un murmullo, para luego dejar escapar una lágrima silenciosa.
»En ese instante perdiste completamente el control. Fue como si de repente hubiese aparecido un monstruo horroroso frente a ti y solo tú pudieses verlo.
»Gritaste con desesperación y huiste hacia el interior del bosque, pero te atajé a tiempo. Forcejeamos brevemente, hasta que logré envolverte en un abrazo y retenerte a mi lado. Esto pareció reconfortarte un poco, pero estabas muy inquieta y desorientada, y repetías el nombre de Hao una y otra vez. Sostuve tu rostro entre mis manos y vi que tus pupilas se encontraban desorbitadas.
»—¡¿Qué le sucede?! —preguntó Hina, corriendo hacia donde nos encontrábamos—. ¿Por qué dice que se llama Yumeko?
»—Te lo explicaré luego. Necesito que me ayudes a calmarla —respondí, sin apartar la mirada de ti.
»—¿Por qué... Hao? ¿Cómo pudiste...? —susurraste, rompiendo en llanto.
»O mejor dicho, Yumeko lo hizo.
»Hina se acercó y seleccionó hábilmente una carta de su baraja: "El Ermitaño". Apenas esta fue activada, Yumeko perdió el conocimiento en mis brazos.
»—¿Qué fue lo que hiciste? —le pregunté, preocupado.
»—Descuida, solo está desmayada —me respondió—. Llevémosla al templo.
»Regresamos al templo Kazama contigo a cuestas. Esa noche no volviste a despertar, incluso después de que Hina deshiciera su hechizo. Solo te limitaste a llorar en sueños, repitiendo el nombre de Hao.
»A la mañana siguiente Hina y yo fuimos a tu habitación a darte algo para desayunar. Te encontramos recostada en el futon, despierta y actuando con normalidad. El bombardeo de preguntas no tardó en llegar, sobre todo de parte de Hina, a quien decidí contarle lo poco que sabía sobre Yumeko Asakura y su vínculo contigo.
»Sin embargo, tú no recordabas nada de lo sucedido la noche anterior.
»—¿De verdad dije todo eso? —preguntaste, genuinamente sorprendida—. Qué raro. No conozco a ninguna Yumeko, aunque...
»—¿Qué sucede? —interrumpí.
»—Desde hace unos meses estoy teniendo unos sueños muy extraños. Tal vez tienen relación con esto.
»—¿Qué clase de sueños? —preguntó Hina.
»Tensaste tus hombros, pero yo no sabía si era por lo que estabas por contar o porque te sentías incómoda hablando con Hina de algo tan personal, pues la considerabas tu rival. Probablemente se trataba de ambas cosas.
»—Sueño que un hombre de cabello largo y negro como el azabache me asesina. Veo la espada enterrada en el centro de mi cuerpo y la sangre teñir la tela de rojo. Luego... me invade un dolor devastador, como si la herida infringida no solo me hubiese partido la carne, sino también el alma —relataste con pesar, bajando tu mirada—. Es difícil describir lo que su acción me hace sentir. Creo que incluso la palabra "traición" se queda corta. En ese momento lloro desesperada e intento odiarlo con todas mis fuerzas, pero no puedo hacerlo. Me desplomo y siento agua a mi alrededor, la vida se me escapa y no puedo hacer nada al respecto. Todo desaparece cuando me doy cuenta que lo amé hasta el último respiro.
»Cuando terminaste, Hina y yo intercambiamos miradas en silencio.
»—¿Algo más? —Ella te animó a continuar.
»Tomaste aire, pensativa.
»—También sueño con una hermosa chica de cabello largo y rosa, quien pareciera esperar a alguien bajo un árbol de camelias. Nuestras miradas se encuentran y siento una enorme nostalgia, siento... como si quisiera disculparme con ella —nos contaste, afligida. En aquel entonces yo no conocía la historia de la princesa Miyako y Tsubaki, por lo que me limité a escucharte—. Son sueños muy diferentes entre sí, pero ambos se repiten bastante.
»Hina parecía estar articulando las palabras adecuadas para hablar contigo del tema, pero yo no tuve tanta paciencia:
»—Miyu, lo más probable es que esos sueños en realidad sean recuerdos de tu vida pasada —dije de forma ansiosa y atropellada. Ya no podía seguir ocultándote la verdad.
»—¿Qué quieres decir? —preguntaste con asombro.
»—Tu papá me contó que eres la reencarnación de Yumeko Asakura, la esposa de Hao —disparé.
»—¿De qué hablas? ¡El hombre que veo en mis sueños no es...! —te detuviste de golpe, como si empezaras a asimilar que el rostro de esa persona era extrañamente familiar—. Es... ¿Hao? —dijiste entonces, como si estuvieras esperando una confirmación de parte de nosotros.
»Hina llevó un índice hacia su mentón.
»—Es posible que pasar tanto tiempo con el señor Hao haya despertado viejas memorias —supuso tranquilamente.
»—¿Será este el peligro que advierte tu lectura? —le pregunté.
»—No lo sé, pero hay una forma de salir de dudas —advirtió ella, para entonces abanicarse con sus cartas y volverse hacia ti con solemnidad—: Miyu Yumemiya, sé que no soy de tu agrado; la verdad es que tú tampoco me caes bien. Pero si me permites leer tu destino, las cosas estarán más claras para ti.
»Tú frunciste el ceño, molesta.
»—No confío en ti, Kazama —declaraste entonces—. Solo juegas con los sentimientos de Kou.
»Ah, de pronto el tema era yo.
»—¿No serás tú quien jugó con sus sentimientos? —objetó Hina.
»Te quedaste en silencio. Luego de una muy incómoda pausa, intenté intervenir:
»—Vamos, chicas. No es momento para hablar de...
»—¿Por qué no enfrentas la realidad? —me interrumpió Hina—. Kou sigue enamorado de ti, incluso después de que le rompiste el corazón.
»Abriste los ojos como platos y volviste tu atención hacia mí:
»—¿Eso es verdad, Kou?
»Yo solo me sonrojé y desvié la vista, sin saber dónde esconderme. "Maldita Hina."
»—No entiendo, ¿por qué Hao me mentiría con algo como eso? —susurraste, muy confundida.
»—Ya veo, el señor Hao te dijo que Kou estaba enamorado de mí —comprendió Hina con astucia.
»Tú llevaste ambas manos hacia tu rostro, ocultándolo entre ellas en un gesto avergonzado.
»—Lo siento, Kazama, llegué a pedirle que te apartara de su lado —confesaste—. No soportaba la idea de que estuvieras engañando a Kou.
»—Ah, ¿lo dices por lo de Tokyo?
»Asentiste.
»—¿De qué hablan? —quise saber, pues ya me estaba perdiendo en la conversación.
»—Hao quiere que alguien vaya a vigilar a Yoh Asakura, el único shaman que lo ha vencido hasta ahora. Su otra mitad —explicaste.
»—Él no escogería a Hina para esa tarea.
»—Ya lo hizo —intervino Hina.
»—¿Qué?
»—Que Hao tomara esa decisión fue mi culpa. Estaba tan enojada... —lamentaste sin despegar tus ojos de ella—. Pero no tiene sentido que vayas tú. Eres fuerte y muy útil. Lo lógico es que me envíe a mí.
»—El señor Hao jamás te alejará de él —respondió Hina—. Eres su favorita, después de todo.
»—Perdón...
»A Hina le brillaron los ojos y enseguida supe qué estaba pensando.
»—Si de verdad te sientes culpable por enviarme a Tokyo, demuéstramelo —dijo ella, confirmando mis sospechas—. El señor Hao está ocultando algo, estoy segura de eso. Y creo que el pasado que compartes con él puede acercarme a descubrir qué es.
»Te quedaste viendo a Hina y luego te detuviste a mirar las cartas del tarot que ella extendía en una de sus manos. Estaba claro que sentías culpa por enviar a una aliada tan útil para Hao a Tokyo, y ella estaba dispuesta a aprovecharse de eso. Solo una lectura le bastaba para sacar muchísima información de ti, información que ni siquiera tú conocías.
»Apretaste los puños sobre el edredón y caíste de lleno en su trampa:
»—De acuerdo, tú ganas. Quiero que me digas todo lo que puedas acerca de Yumeko y mi relación con Hao.
»—Tremenda manipuladora estás hecha —le susurré a Hina, una vez nos encontramos solos.
»—Gracias —fue lo único que dijo ella, mientras me envolvía entre sus brazos.
»Nos besamos apasionadamente contra la pared de su habitación, enredando nuestras lenguas en besos expertos y voraces. El kimono de Hina estaba ligeramente caído, por lo que enseñaba sus hombros desnudos y un peligroso escote.
»Tal vez lo mejor de nuestra relación fueran estas estimulantes conversaciones.
»—No me habías contado lo de Tokyo —le dije, presionando mi cuerpo contra el suyo—. ¿No estás molesta con Miyu? Conociéndote, lo último que quisieras es separarte de Hao.
»—Esa no es la razón por la que el señor Hao me quiere lejos, pero le hice creer a Miyu que sí para que aceptara mi lectura —me respondió, manteniendo esa estrecha cercanía. Podía sentir el barrido de su respiración sobre el rostro.
»—¿Cómo sabes eso?
»—Por la lectura que te hablaba hace un rato —me explicó—. Tuve problemas para interpretar su significado, pero no le tomé demasiada importancia hasta que el señor Hao en persona se presentó ante mí y me dio la orden de marcharme a Tokyo. —Dejé un camino de besos en su cuello y ella intentó seguir hablando entre suspiros—: En ese instante supe con certeza que está escondiendo algo importante... y creo que quiere alejarme para que no interfiera en sus planes.
»—¿Por qué harías eso? Eres su seguidora más fiel, está claro que lo apoyarías en todo.
»Deslicé mi lengua sobre el lóbulo de su oreja y ella dejó escapar un delicioso gemido.
»—Sí, pero también estoy enamorada de él. Y él lo sabe —me recordó con firmeza, colocándome en mi lugar—. ¿No te parece sospechoso?
»—Tal vez, pero, ¿qué sentido tiene averiguar qué esconde? —le pregunté, más enfocado en el bulto de mis pantalones que en sus palabras—. Es imposible adelantarse a Hao o detenerlo de lo que sea que tenga en mente.
»—No, él tiene un punto débil.
»Solo entonces frené mis avances. Me aparté, preocupado.
»—No pensarás...
»—Tengo un mal presentimiento, Kou —declaró ella, mientras acomodaba el kimono sobre sus hombros—. Es por eso que no dudaré en utilizar todas mis cartas de ser necesario.
»Me dejó para dirigirse hacia el tocador, estuvo un buen rato arreglándose frente al espejo y luego se retiró hacia el salón ceremonial. Tú ya te encontrabas allí, esperándola.
»Esa misma noche te quedaste a solas con Hina. Ella te leyó el tarot y descubrió muchas cosas sobre ti; varias de ellas las desconozco hasta el día de hoy.
»Su actitud dio un drástico giro después de eso, y lo mismo sucedió con su relación contigo. Sus prioridades cambiaron y la nueva complicidad entre ustedes era evidente, pues empezaste a reunirte con ella a menudo, como si compartieran más de un secreto. Cuando intenté averiguar de qué se trataba, Hina me respondió que no podía darme detalles, ya que Hao leería mi mente y necesitaba un poco más de tiempo para urdir su plan.
»Tardé en percatarme de que tú misma estabas participando en eso. Podría decirse que tú eras el plan en sí mismo.
»Hina estaba utilizando el poder de sus cartas para ocultar esta información de Hao, pero tenía perfectamente claro que, con lo poderoso que era, acabaría descubriéndola tarde o temprano. Fue por ese motivo que aceptó la propuesta de mudarse a Tokyo: aunque le doliera en el alma, necesitaba distanciarse de Hao.
»Antes de partir, Hina se reunió un par de veces conmigo y con Bulat. Ella sabía que ninguno de los dos estaba particularmente de acuerdo con la relación entre Hao y tú, y esto se reforzó cuando nos relató que su unión significaría la muerte de ambos y la destrucción de todo lo que conocemos.
»—Necesito su apoyo para separarlos —nos pidió en la primera ocasión.
»Bulat no creía en las predicciones de Hina y poco le importaba si morías, pero sí le parecía humillante que todo el propósito de Hao y sus aliados acabara por una mujer.
»Yo ni siquiera lo pensé: apenas supe que tu vida corría peligro por culpa del amor que sentías por Hao, me comprometí profundamente con la causa. Decidí obedecer cada una de las órdenes de Hina con tal de salvarte de ese futuro devastador que veía en sus cartas.
»Al final, ambos aceptamos apoyarla.
»La segunda vez que nos reunimos ella acababa de conocer a Tsubaki Fudō, un espíritu que llevaba espiándonos desde hacía bastante tiempo. Y como ya sabes, su encuentro le ayudó a tener aún mayor claridad de lo que estaba pasando.
»—Lo único que pido —dije yo en esa oportunidad— es que no lastimes a Miyu.
»—¿Por qué haría algo como eso? —preguntó Hina, haciéndose la ofendida.
»—Porque sé mejor que nadie que la detestas.
»—Qué poca confianza tienes en mí. —Ella esbozó una media sonrisa y acomodó su cabello con un gesto presumido—. Para tu información, fue la misma Miyu quien me ayudó a planificar todo.
»—¡¿Qué?! —me sobresalté—. ¿Miyu conoce el plan? ¿Y Hao?
»—El señor Hao ya no puede leer sus pensamientos.
»—¿De qué estás hablando? ¡Ella no es inmune al reishi!
»—No, pero desde que los recuerdos de Yumeko empezaron a despertar, el poder oculto en su interior impide que el señor Hao acceda a su mente.
»—¿Cómo? ¿Es por Yumeko?
»—Yo también me sorprendí cuando me enteré, pero gracias a eso hemos podido movernos entre las sombras estas últimas semanas —explicó Hina—. Por supuesto, el señor Hao ya se ha dado cuenta de que algo extraño está pasando. Tenemos que apresurarnos...
»—Entonces deja de hacerte la interesante y habla pronto, mujer. ¿Cuál es el plan? —intervino Bulat de mala gana.
»Hina lo miró con desprecio. Bulat era un hombre adulto, fornido y de gran altura, pero tosco y espiritualmente débil; tenía una personalidad desagradable y un enorme ego. En el fondo, ella detestaba realizar una alianza con alguien así.
»Después de un pesado suspiro, continuó:
»—De acuerdo, escuchen con atención: mientras yo esté en Tokyo, una vieja conocida vendrá a visitarlos y les dará instrucciones. Quiero que estén atentos y se contacten conmigo apenas suceda.
»—Es una indicación bastante ambigua... —comenté—. ¿Ni siquiera nos darás su nombre?
»—No puedo explicarles más porque el señor Hao leerá sus mentes y lo descubrirá todo. Solo necesito que hagan lo que les digo. —Bulat y yo lucíamos poco convencidos con su orden, por lo que después de una incómoda pausa ella agregó—: Entiendo que desconfíen de mí, pero créanme, esto es por el bien de todos.
»Y tuve que preguntar aquello que llevaba un buen rato rondando en mi mente:
»—¿Por qué Miyu está de acuerdo con separarse de Hao? ¿Acaso no es feliz con él?
»—Sabes que no es así —respondió Hina, suavizando su expresión a una más compasiva—. Es... complicado. Ella solo quiere hacer lo mejor para los demás y está dispuesta a renunciar a su propia felicidad si hace falta.
»Apoyé la espalda contra un árbol y me crucé de brazos. Tenía sentimientos encontrados.
»—Sería más fácil que terminara con él y ya —murmuré.
»—¡Como si el señor Hao fuera a aceptar algo así! —exclamó ella—. Siempre existirá la posibilidad de que Miyu se arrepienta en el camino; por eso, Kou, necesito que la cuides en mi ausencia. ¿Podrás hacerlo?
»—Qué absurdo, no necesito que me pidas algo así. Lo haré de todos modos.
»—¿Qué hay de mí? —preguntó Bulat.
»Hina se puso seria de golpe. En ese momento no lo noté, pero ahora comprendo que en secreto planeaba asesinarte en caso de que su plan no funcionara y sabía que Bulat era el único dispuesto a hacerlo.
»—Tú tendrás una misión muy especial más adelante —le respondió, para luego hablarnos a los dos con cierta severidad—: Estamos actuando en contra de los deseos del señor Hao. Espero estén conscientes de que posiblemente seremos asesinados por esto.
»—Prefiero eso antes de seguir soportando la relación entre Hao y esa detestable favorita —escupió Bulat.
»—Si con esto puedo salvar a Miyu, cualquier riesgo me resulta insignificante —afirmé yo, muy seguro de estar haciendo lo correcto. Solo quería protegerte del fatídico destino de ser la prometida de Hao.
»Hina se fue a Tokyo días después de esa conversación, pero ninguno de los tres esperaba que Hao desapareciera durante su ausencia.
»Cuando Hina volvió a Izumo, llevábamos casi un mes sin saber de Hao. Todos los miembros del grupo se encontraban buscándolo, con excepción de nosotros dos, quienes decidimos permanecer en el templo Kazama por si regresaba.
»Fui recoger a Hina a la estación de trenes, ya que al parecer llegaría alrededor de la media noche. Vestía un uniforme escolar compuesto por una camisa blanca y una falda verde, además de una chaqueta negra y larga que la protegía del frío.
»—Hina —susurré cuando nos encontramos. Tal y parecía que había viajado después de asistir a la escuela—. ¿Dónde está Hao?
»—No tengo idea —fue lo único que respondió, mientras pasaba junto a mí con las manos en los bolsillos de su chaqueta y se dirigía hacia la salida de la estación.
»Yo me encolericé:
»—¡No te hagas la tonta! —grité, siguiéndole el paso—. Dijiste que una aliada tuya vendría, que esperáramos sus instrucciones... ¡Pero nadie vino!
»—¿Qué? ¿Cómo que nadie vino? —se detuvo, muy sorprendida—. Hablamos por teléfono un par de veces... Me aseguró que se encargaría de todo...
»Su mente parecía ir a mil por hora.
»—¿Tan poderosa es que logró hacer desaparecer a Hao? —pregunté, incrédulo.
»—¡Estás loco! No existe shaman que pueda hacer algo como eso, ni siquiera un usuario de reishi...
»—¡¿Qué?! ¡No me dijiste que tenía el reishi!
»—Es la única persona que conozco además del señor Hao que posee esa habilidad. Pensé que si venía a Izumo podía leer su mente y ayudarnos —me explicó, y solo entonces noté que estaba temblando—. Se suponía que me contactaría para decidir cuál sería nuestro siguiente movimiento, pero ocurrió esto...
»Me quedé en silencio. No sabía qué era peor: descubrir que Hina realmente no tenía nada que ver con la desaparición de Hao o asimilar la posibilidad de que hubiese una shaman tan fuerte como él.
»—¿Crees que ella esté detrás de esto? —le pregunté.
»—Lo dudo —respondió Hina—. Si realmente el señor Hao está desaparecido, debe ser por decisión propia.
»Suspiré.
»—Supongo que solo nos queda esperar...
»—Tres semanas.
»—¿Eh? —me sorprendí.
»—Si no aparece en tres semanas, aprovecharemos al máximo esta oportunidad —al decir esto, Hina me enseñó tres de sus dedos. Lucía decidida.
»Yo asentí confundido, sin saber realmente a qué se refería.
»Lo descubrí tres semanas después.
»—Supongo que ya te enteraste.
»Tu voz interceptó la noche como una suave melodía. Volteé hacia ti y vi tu cabello largo danzando con la brisa, libre y sin ataduras. Te encontrabas sentada temerariamente sobre una barandilla de madera que componía el laberinto exterior del templo; un movimiento en falso y caerías al agua. Vestías un hermoso kimono ceremonial, de esos que Hina te prestaba cada vez que se reunía contigo para leerte el tarot.
»Te veías hermosa, pero las marcas bajo tus ojos delataban tu cansancio y una profunda tristeza. No habías dormido en días.
»—Hina me arrebatará la memoria y me encerrará en el templo Kazama. Dijo que tengo potencial para convertirme en su aprendiz —anunciaste, forzando una sonrisa—. Probablemente esta será la última vez que nos veamos.
»Me acerqué hacia ti, desolado. Las tres semanas de plazo ya habían transcurrido y Hao seguía sin aparecer. Tampoco sabíamos dónde estaban los otros miembros del grupo, por lo que Hina tomó la decisión de actuar.
»—Miyu, ¿es necesario que hagas esto? —te pregunté con aflicción—. ¿Qué pasará con tu sueño de convertirte en idol?
»—No es momento para pensar en deseos egoístas. Tenemos que aprovechar la desaparición de Hao. El destino del mundo depende de mí —intentaste sonar determinada, pero la inestabilidad era palpable en tu voz—. También hago esto por ti, Kou.
»—¡No mientas! Tomaste esta decisión sin siquiera consultarme primero, ¡siempre soy el último en el que piensas! —exploté, sujetándote fuertemente de un brazo—. Ya me abandonaste una vez, pero esto... ¡esto es demasiado!
»La madera crujió por el repentino movimiento; casi pierdes el equilibrio, pero logré sostenerte y atraerte hacia mí. Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentir tu calor.
»—Por favor perdóname por todo el daño que te he hecho —me dijiste con la mirada vidriosa—. Sé que no vas a creerme, pero realmente fui muy feliz a tu lado. Solo... no pude evitar enamorarme de alguien más.
»—Eso ya no importa.
»—Claro que sí. Es algo que debí decirte hace mucho. —Deslizaste tus manos sobre mis mejillas y me acariciaste con ternura—. Te quiero, Kou. No importa si es como familia o como novio, nada podrá cambiar eso.
»Entre sollozos incliné mi cabeza sobre tu hombro, lleno de frustración.
»—Me olvidarás. Después de hoy, nada nos unirá; ni la sangre ni los recuerdos que compartimos, ¡nada!
»No sé qué expresión habrás puesto, solo sentí tus brazos envolviéndome; tu dulce aroma. Nos quedamos así durante largos minutos.
»—Le prometí a Hina que no diría nada de esto, pero mereces saber la verdad —susurraste muy cerca de mí—. Mereces... entender por qué tomé una decisión tan difícil.
»Me enderecé para poder mirarte de frente.
»—¿A qué te refieres? —pregunté.
»—La presencia de Hao despertó a Yumeko, pero ha sido gracias al tarot de Hina que recuperé casi por completo mis recuerdos de esa vida —confesaste.
»—¿Recuperaste... los recuerdos de Yumeko?
»Asentiste, para entonces bajar la vista hacia el lago que reflejaba la luz de la luna sobre nosotros.
»—Durante mi primera vida, el gran onmyoji Hao Asakura me sacrificó para obtener un poder oculto y prohibido, pero misteriosamente fui yo quien lo ganó en su lugar —relataste con solemnidad, como si en ese preciso momento tu identidad y la de Yumeko se hubiesen fusionado en una sola—. El Hao de esta línea temporal necesita ese poder más que cualquier otra cosa... El poder de controlar el tiempo.
»—¡¿Qué dices? ¡¿Puedes controlar el tiempo?! —me sobresalté, sin siquiera poder imaginar que un shaman fuese capaz de algo así—. Pero... si ni siquiera tienes un espíritu acompañante...
»Mi asombro te robó una sonrisa.
»—Aún no puedo hacerlo bien, solo consigo detenerlo durante un segundo. Yumeko murió poco después de obtener esta habilidad y al parecer tampoco pudo desarrollarla en su segunda vida. Me falta mucho entrenamiento —dijiste, mientras observabas una de tus manos—. Lo único que sabemos hasta ahora es que Hao necesita que yo lo ame lo suficiente como para entregarle mi vida por voluntad propia, es decir, esta vez el sacrificio debe ser hecho por amor. Solo de esa forma él podrá viajar en el tiempo en mi lugar.
»—¿Hao quiere viajar en el tiempo? —repetí, y mi mente comenzó a trabajar a gran velocidad—: ¡No me digas que quiere cambiar el resultado del torneo...!
»—Así es, quiere viajar a la línea temporal donde él sí se convierte en Shaman King. —Tu semblante se volvió serio otra vez, mientras contemplabas el bello paisaje nocturno que nos rodeaba—. Sin embargo, si sacrifico mi vida por este motivo, desapareceré de todas las líneas temporales existentes. Hao me buscará, pero al no encontrar mi alma en ninguna divergencia espacio-temporal perderá completamente el control, ya que se dará cuenta de que me perdió para siempre.
»—Suena horrible, pero tiene sentido. No sería un sacrificio si él pudiera simplemente volver al pasado y recuperarte.
»—Las cartas de Hina le dijeron que soy muy importante para Hao, pero él ni siquiera lo sabe. Es muy orgulloso. Si desaparezco de todas las líneas de tiempo, este poder se desbordará en sus manos y creará un agujero negro que absorberá la Tierra por completo. Nadie se salvará. —Hiciste una pausa en la que lentamente volteaste hacia mí, dedicándome una triste sonrisa—: ¿Me entiendes ahora? Hago esto por el bienestar de todos.
»No supe qué decir, era mucha información que procesar y sentía una gran impotencia por el futuro que nos deparaba. ¿Por qué el destino era tan cruel? No le bastó con destruir nuestra familia, sino que nosotros también debíamos separarnos. ¿Para qué fuiste adoptada por la familia Mikage, en primer lugar, si de todos modos íbamos a acabar siendo desconocidos?
»—Imagino que Hina utilizará una de sus cartas para borrar tu memoria —deduje.
»—Sí, dijo que lo más fácil sería matarme y hacer que Hao se conforme con la amargura de encontrarnos en una próxima vida, por lo que perder todos mis recuerdos me parece la opción menos mala —dijiste, encogiéndote de hombros.
»La sola idea hizo mi sangre arder.
»—No permitiré que te ponga un solo dedo encima, incluso si me olvidas para siempre —aseguré, mirándote con intensidad.
»—Todo dependerá de lo que sea que haya sucedido con Hao... —Durante una milésima de segundo noté que lo extrañabas, que estabas preocupada por él, pero no me lo ibas a decir—. Si no regresa nunca, supongo que existe la posibilidad de que Hina deshaga el hechizo.
»—Si eso sucede, ¿crees que puedas dejar de amarlo? —me aventuré, y mi corazón empezó a latir con fuerza—. Si eso sucede... nosotros...
»—No —me interrumpiste de golpe, para luego sonreírme con incomodidad—: Lo siento, Kou. No creo que pueda volver a amar después de él. —Llevaste una de tus manos hasta tu vientre, el sitio donde el Hao de tus sueños (o mejor dicho, de tus recuerdos) te perforaba con su espada—. Es irónico, ¿no crees? Recuerdo todo lo que hizo a Yumeko como si me lo hubiese hecho a mí misma, y aun así... Es el único para mí.
»El brillo en tus ojos se apagó durante un instante, tal y como había sucedido la noche en la que Yumeko te poseyó. Era como si, de pronto, te hubieras quedado vacía.
»—¿Miyu? —llamé tu nombre, asustado de que volviese a suceder lo mismo.
»—Esta es mi única opción —reaccionaste, volviendo en ti y apretando los puños—. La única oportunidad que tengo para empezar de cero y alejarme de este vínculo maldito que me mantiene unida a él.
»Arrugaste el rostro y dejaste escapar algunas lágrimas, como si estuvieras furiosa contigo misma. Nunca te había visto tan contrariada.
»Comprendí que la sonrisa que fingías era la máscara que usabas para ocultar tu dolor, para mantenerte firme ante una decisión que, en el fondo, no querías tomar.
»—Entiendo —acepté al fin, aparentando relajo—. Veremos qué pasa, entonces.
»—Sí, veremos qué pasa.
»No teníamos otra opción, ¿verdad?
»Fue por eso que me incliné ligeramente hacia ti.
»—¿Puedo...? —susurré, haciendo evidente mis intenciones.
»Tú las comprendiste y tragaste saliva, nerviosa.
»—Sigo siendo la prometida de Hao —dijiste, apartando el rostro con suavidad—. Pero...
»De improviso, y como si se tratara de una travesura, depositaste un beso en mi mejilla.
»Yo me ruboricé, sorprendido de este repentino gesto. Cerré los ojos cuando comprendí que se trataba de un beso de despedida, y nos quedamos así, disfrutando de nuestro último momento juntos.
»Cuando te alejaste, llevaste el dedo índice a tus labios y dijiste en un susurro:
»—Que sea nuestro pequeño secreto.
»Esa misma noche busqué a Hina e intenté violarla.
»Suena muy escandaloso cuando lo cuento de ese modo, ya que no es que realmente quisiera obligarla a tener sexo conmigo, pero, ¿cómo describirlo de otra forma? Creo que introducirse sin permiso a la habitación de una mujer, besarla mientras duerme y forcejear contra ella para desnudarla es algo grave. Supongo que amerita que utilice un verbo así de fuerte.
»Como sea, Hina me enrostra esto hasta el día de hoy.
»—¡Detente! —me gritó cuando notó, aterrada, que sus senos estaban al descubierto y que yo no tenía ninguna intención de detenerme—. Sabes que no puedo hacerlo...
»—Pero ¿quieres? —pregunté yo con insistencia, excitado como un animal.
»Ella estaba recostada de espaldas sobre su futon, completamente acorralada bajo mi cuerpo. Mis manos jalaban la parte superior de su yukata en direcciones opuestas, cumpliendo el propósito de arrancarle la ropa, y mi cabello largo y rojo caía como una cascada sobre su piel.
»Como sabes, mi relación con Hina es ambigua y muy extraña. No estoy seguro de si alguna vez me ha odiado, pero en ese momento me pareció que estuvo cerca de hacerlo. Sus ojos carmines me observaban iracundos.
»—Estás pensando en Miyu, ¿verdad? —escupió, llena de rabia.
»Al escuchar tu nombre, aflojé el agarre. Tenía razón, estaba pensando en ti; en el encuentro que acabábamos de tener y en cómo nunca te volvería a ver. Por eso quería hacerlo con ella... Necesitaba drenar mi amargura en otra persona.
»—¿Qué hay de ti? —le pregunté fríamente—. Sé que has estado llorando todas las noches por la desaparición de Hao.
»Ella me arrebató la yukata de las manos y se cubrió el pecho, para luego darme la espalda y encogerse sobre el futon.
»—Esta relación no tiene ningún sentido... —masculló, y creí que iba a ponerse a llorar, hasta que ambos escuchamos un escándalo afuera del templo, acompañado de un tumulto de personas que corrían por los pasillos—. ¿Qué es eso?
»—¡Miyu! —exclamé, incorporándome por mera intuición y corriendo lo más rápido que pude hacia el jardín.
»Todas las aprendices del templo Kazama se encontraban allí, intentando averiguar qué estaba pasando. Cuando Hina se reunió con nosotros, escuchamos unos gritos inconfundibles.
»Era tu voz.
»—¡No! ¡Suéltenme! ¡No puedo hacerlo! —Nos precipitamos hacia donde creímos oírte y te encontramos forcejeando contra un grupo de aprendices. Sin comprender nada, vimos que tus manos se aferraban a un cuchillo que enterrabas contra tu vientre; la sangre salpicaba, teñía de rojo tu yukata y el césped bajo tus pies—. ¡No puedo vivir sin él! ¡Esto es lo mejor para todos...!
»Las jóvenes se abalanzaron sobre ti, horrorizadas, intentando apartar tus manos del arma; pero te empeñaste en utilizar el filo para revolver tu estómago y aumentar la gravedad del daño. El dolor te hizo perder fuerzas y caíste sobre tus rodillas.
»Yo me encontraba en completo shock. Por más que observaba la escena, lucías irreconocible; tus movimientos eran torpes y erráticos, pero no existía ni una sola pizca de duda en ellos. ¿Eras Yumeko o una Miyu que no tuve la oportunidad de conocer? Tal vez fueras ambas, no lo sé... Solo sé que jamás he visto tanta determinación en tus ojos como ese día.
»"Miyu eligió esto. Ya no hay vuelta atrás", pensé, devastado.
»Es patético, pero te confieso que deseé que Hao apareciera y detuviera esa locura. Si apenas podía soportar la idea de despedirme de ti, comprender que acababas de suicidarte frente a mis ojos estaba lejos de suceder. No quería aceptar... que preferías morir antes que seguir viviendo sin Hao.
»Hina avanzó estoicamente entre gritos, golpes y un charco de sangre que no hacía más que crecer en el perímetro donde te encontrabas. Su yukata para dormir estaba a punto de resbalársele de los hombros, ya que al parecer no tuvo tiempo para acomodársela después de mi agravio, pero solo le bastaba una carta para cambiar el curso de la historia. Esta carta se deslizó bajo su manga, hasta sostenerla entre sus dedos.
»Desde el suelo, comprendiste que ella se estaba dirigiendo hacia ti y reaccionaste inmediatamente:
»—No, Hina... Detente... —rogaste desesperada, mientras tosías un poco de sangre y esta empezaba a escaparse de la comisura de tu boca—. Por favor, no me hagas olvidar... ¡No me hagas olvidarlo!
»—Lo siento mucho, Miyu —susurró Hina, mientras colocaba suavemente una mano sobre tu frente y su poder espiritual despertaba.
»Le suplicaste entre lágrimas hasta el último minuto, hasta que "El Juicio" arrasó con todos tus recuerdos y perdiste la consciencia.
»Para un tarotista activar esa carta implica sacrificar gran parte de su poder espiritual, por lo que Hina también colapsó; fueron sus aprendices quienes te encerraron en el templo Kazama, tal y como se acordó que sucedería. Te cuidé durante varios días en los que no despertaste, hasta que de un momento a otro desapareciste sin dejar rastro.
»Comencé una ardua búsqueda mientras Hina se encontraba en Tokyo, pero ni tú ni Hao aparecieron. Meses más tarde, Tsubaki te encontró junto a los Asakura y decidió observarte en secreto, manteniendo su distancia. Cuando escuché su historia y me enteré que nunca saliste de Izumo, concluí que no huiste sola: alguien debió esconder tu presencia de mí.
—Como ya mencioné antes, Hina predijo que tú y yo nos volveríamos a ver en Tokyo. Fue por eso que decidí mudarme con ella y trabajar en la librería de Rumiko Oyamada, la tía de ese muchacho que tu amigo Yoh está buscando —continuó Kou, para entonces virar su mirada desde el horizonte hacia Miyu—. Y bueno, el resto es historia. Aún no sabemos quién arrebató los recuerdos a Hao, ni por qué desapareciste después de que te borramos la memoria.
El sol se estaba poniendo cuando Kou acabó su relato. Los colores del atardecer eran hermosos, pero Miyu no pudo evitar sentir una enorme angustia.
—No sé qué decirte, Kou. Es... demasiada información —confesó abrumada, llevándose una mano hacia la cabeza. No acabó de procesar, pues algo la distrajo de repente—: ¿Qué es eso? —preguntó, al notar un pequeño espíritu tras el pelirrojo. Parecía estar marchándose sigilosamente—. ¿Un jaguar?
El espíritu se detuvo, volteando nerviosamente hacia los shamanes. Kou no dudó en incorporarse y lanzar un rápido ataque hacia los arbustos que se encontraban a su espalda. Su cadena acabó envolviendo un cuerpo, el cual jaló con fuerza para descubrir de quién se trataba. Frente a ellos cayó un muchacho desconocido de tez morena y cabello afro.
Una poderosa posesión de objetos fue realizada en los arbustos, revelando que había otro shaman oculto. Kou se puso en guardia y le indicó a Miyu que permaneciera detrás de él, mientras que un joven de cabello verde y rasgos anglosajones hacía aparición. Apuntaba un péndulo de radiestesia en dirección a Kou.
—¿Quiénes son ellos? —preguntó una asustada Miyu.
—Estaban espiándonos —le explicó Kou, sin apartar la vista del peliverde.
"Demonios, ¿por qué no pude detectar la presencia de estos sujetos? ¿Será porque estaba muy concentrado contándole la verdad a Miyu?", pensó el pelirrojo, molesto consigo mismo por tal error. "No, no es por eso... Estos tipos son buenos."
A pesar de su situación, el moreno rio.
—Eh, niña, tienes una gran intuición —le dijo a Miyu desde el suelo, empleando un extraño acento al hablar—. No cualquiera puede percibir al sigiloso Mic.
—¿Eh? —fue lo único que respondió Miyu.
¿Por qué le estaba dando un cumplido? ¿No se suponía que era un enemigo?
—Suelta a Chocolove o tendrás que enfrentarte a mí —amenazó el shaman de cabello verde.
—Uy, qué miedo —respondió Kou, provocativo.
—¿Escucharon nuestra conversación? —quiso saber Miyu.
—Así es, mi espíritu Mic tiene un gran oído y nos dijo que estaban hablando de algo interesante —reveló el tal Chocolove, para entonces colocarse serio—: ¿Es cierto que solían ser aliados del temible Hao?
—Si realmente escuchaste todo, ya conoces esa información —respondió fríamente Kou desde su posición, ejerciendo mayor presión en su cadena para sacarle varios quejidos de dolor a su víctima.
—¡Basta, Kou! —exclamó Miyu, preocupada por Chocolove—. Este chico no está poniendo resistencia, no es nuestro enemigo.
—Eso no lo sabemos.
A una velocidad increíble, el péndulo del peliverde se extendió hasta que el filo del cristal rozó la garganta de Kou. Solo un poco más y lo degollaba.
—No te hagas el listo, Kou Mikage —dijo el muchacho, de forma amenazante—. Exijo que nos revelen en este preciso momento dónde está Hao.
—¿Por qué no mejor me chupas la polla, niño bonito? —escupió Kou, irritado y sin querer dejarse amedrentar.
—¡E-esperen...! —exclamó Miyu, segundos antes de que ambos se lanzaran a pelear.
Como la cadena que sostenía a Chocolove formaba parte del Liu xing chui,Kou se vio obligado a liberarlo para batallar en condiciones. No quería poner en peligro a Miyu, pero saltaba a la vista que el peliverde era un excelente shaman y no debía subestimarlo. Sus ataques compartían cierta similitud con los suyos, por lo que era un combate a distancia que se basaba en quién era más rápido y preciso que el otro.
—¿Te encuentras bien? —Miyu se acercó a Chocolove una vez este estuvo libre.
—¡Por su pollo! Pudo haberme roto las costillas, pero no lo hizo —contestó el muchacho, incorporándose del suelo con una gran sonrisa—. De seguro tuvo piedad porque interviniste. Te lo agradezco.
—No fue nada. Kou es algo impulsivo.
Ambos dirigieron las miradas hacia sus respectivos amigos.
—¿Qué podemos hacer para detenerlos? —preguntó Miyu, preocupada.
Chocolove se encogió de hombros.
—¡Déjalos ser, pue'! —exclamó con relajo—. Es una buena oportunidad para que boten algo de estrés. Creo que lo necesitan.
—¿Estrés? —repitió ella.
—No debió ser fácil para tu amigo contarte la verdad.
Chocolove miró a Miyu con intención, como si comprendiese todo lo que estaba pasando sin siquiera conocerla. Ella se sorprendió: estaba claro que el shaman había escuchado gran parte de la historia por medio de su espíritu acompañante.
"Tiene razón", pensó la chica, recordando que Kou cargó con estos secretos durante mucho tiempo, sufriendo en silencio por su propio bien. ¿Cómo se habrá sentido cuando ella llegó por primera vez a Lost Paradise? ¿O compartiendo juntos día tras día en el trabajo, fingiendo no conocerla de nada?
—¿Miyu? ¿Kou? —Una voz habló a sus espaldas, interrumpiendo sus cavilaciones.
Kou la reconoció de inmediato, sorprendiéndose tanto que deshizo la posesión de objetos de golpe. Al notarlo, su enemigo también suspendió el ataque.
—Tío... Rindou —susurró el pelirrojo, apenas confirmó que se trataba de él.
Seina hizo aparición a su lado, también contemplando a su hijo mayor: un hombre adulto de cabello largo y castaño oscuro amarrado en una cola baja. Utilizaba unas pequeñas gafas y vestía una bata blanca sobre la ropa desgastada.
Escuchar su nombre paralizó a Miyu, quien volteó lentamente hacia el desconocido que se encontraba tras ella; aquel a quien solía llamar "padre".
—Tú eres...
NOTAS DE AUTORA:
¡Aaaah, por fin terminamos el Flash-Back de Kou! Estoy súper emocionada por todo lo que está pasando en esta parte, muero por conocer sus opiniones.
¿Qué les ha parecido el poder de Miyu? ¿Esperaban que su pasado fuera así?
Mayu Miname: ¡Y esto no es todo! Recuerda que el pasado que se acaba de relatar es del punto de vista de Kou, y hay muchas cosas que él desconoce sobre la relación de Hao y Miyu. Me hubiese gustado contarlo todo de golpe, pero sería demasiada información y no tendría sentido, ya que son recuerdos que solo Hao y la Miyu con memoria comparten. Kou claramente tiene problemas de impulsividad, pero aun así los sentimientos que tuvo Miyu por él nunca fueron del todo claros.
IkusaHiito-kun: Confieso que me hace gracia que llames "pobre" a Hao XD siendo el villano que es. A mí me da muchísima pena Kou, creo que es uno de los OC's más desgraciados de este fanfic. (?) Pudo tener a Miyu y a Hina, pero acabó alejándolas a ambas (igual no lo justifico, se lo buscó completamente). Espero que este capítulo te haya gustado también, estaré ansiosa esperando tus comentarios y teorías.
¡Muchísimas gracias por seguir aquí y escribirme un review! No tienen idea lo mucho que me motivan a continuar escribiendo :D
