Disclaimer: Los personajes pertenecen a Rumiko Takahasi, me reservó los derechos de creación literaria.

I

¿Qué es esto que siento?

Recostado boca arriba se dedicaba a aventar al techo la pequeña pelota de hule espuma para después volver a atraparla. Sus ojos dorados miraban fijo un punto cualquiera del techo de la habitación.

¿Cuánto tiempo llevaba así? Pensó. Y no, no se refería al jueguito que se traía con la pelota, si no a lo otro, eso que le aceleraba el corazón por momentos para después llevarlo a la frustración y el hartazgo.

¿Por qué tenía que sentirse así? Sobre todo, ¿por qué se tenía que sentir así por ella?

Ella, que le parecía tan linda como un ángel, con su cabello suelto, tan negro y ondulado, con ese maravilloso aroma a sakuras salvajes que siempre dejaba a su paso y con ese encanto a flor de piel, que lo tenía embrujado. Ella que parecía nunca reparar en él.

Frunció el ceño, no le encontraba sentido sentir tanta vorágine de emociones por una chica que no le daba ni la hora, pero es que era tan bonita.

- ¡InuYasha, baja a cenar! - escuchó que su padre le gritaba a viva voz. Se hizo un breve silencio que fue roto por el vozarrón de su progenitor - ¡Ahora!

El adolescente gruñó y bufó fastidiado, ¿Por qué no lo dejaban en paz? No se daban cuenta de que quería regodearse en su desgracia. Pataleo sobre su cama en un lapso de infantil berrinche, para después componerse. ¡Ya eres un hombre InuYasha! Se reprendió mentalmente además su cerebro le recordó las consecuencias de desobedecer el mandato, si no bajaba su papá lo haría bajar a toda costa.

Desde la muerte de su madre hace cuatro años, Toga Inu no Taisho mantuvo religiosamente la tradición de su difunta esposa de cenar en familia, sin teléfonos móviles o ni ningún tipo de distracciones. Los dos chicos Taisho lo sabían, debían sí o sí, estar presentes en la mesa a la hora de la cena.

Bajó las escaleras tratando de aparentar estar despreocupado con los dos brazos detrás de la cabeza, odiaba cuando su padre y hermano comenzaban a bombardearlo con preguntas sobre su estado de ánimo o peor aún sobre su vida amorosa, la cual sobra decir era nula.

Al entrar a la cocina vio a su padre terminando de preparar la comida y a su hermano colocando la vajilla sobre la mesa, frunció el ceño; ¡Maldito Sesshumaru! Había vuelto a ganarle. Otra vez iba a tener que lavar los trastes él.

El ex militar colocó las viandas sobre la mesa y después de agradecer los alimentos, tanto el hermano mayor como el padre comenzaron a comer, no, más bien devorar todo lo que había sobre la mesa, que era bastante, he de decir.

- ¿Y qué tal la escuela? — preguntó el hombre maduro.

Los hermanos cruzaron miradas, no entendían porque los adultos siempre abrían conversaron con esa pregunta, sobre todo cuando conocían de antemano la respuesta.

- Bien, padre - respondió Sesshumaru mientras se limpiaba suavemente con una servilleta la comisura de sus labios. Él era el que casi siempre respondía no porque tuviera ganas sino por mera cortesía hacía su padre.

El hombre entornó los ojos, vaya que sus chicos eran huesos duros de roer, aunque debía admitir que él, a su edad tampoco era muy comunicativo que digamos. No obstante, quería mantener fuertes los lazos que su querida Izayoi había formado en ellos como familia, así que volvió a insistir.

- ¡Vamos chicos! Debe haber algo-los miro expectante, pero ellos lo miraron confundidos- ¿No hay nada que quieran contarle a su viejo padre? Lo que sea.

Entonces en medio de aquel silencio incómodo, InuYasha soltó un suspiro largo y muy, pero muy profundo.

El viejo Taisho parpadeó perplejo y Sesshumaru dejó de comer para prestarle atención a su hermano menor.

- ¡Keh! - exclamó molesto cuando reparo en las miradas intensas que le dirigían- ¿Tengo monos en la cara? O ¿Por qué me miran así?

— Suspiraste InuYasha- dijo su hermano con un brillo peculiar en sus ojos dorados.

- Tu madre decía que los suspiros eran aire que sale por alguien que falta- apuntó su padre mientras se llevaba la mano a la barbilla.

InuYasha se estremeció ligeramente, no le agradaba para nada el rumbo que estaba llevando esa conversación, pudo notar como comenzaba a nacer esa sonrisa maliciosa en el rostro de su padre y de su hermano. ¡Oh, sí! Se acercaba el inminente bombardeo...

- ¿Quién es hijo? —soltó su padre ansioso- ¿Es bonita?

- Me pregunto, ¿Quién será? — apuntó Sesshumaru mientras daba ligeros golpecitos con sus dedos a sus labios- Seguro es de tu curso- el dorado de sus ojos centelló- ¿O es menor? — su mente tuvo una idea y su rostro se iluminó - Mejor, incluso, ¿Es mayor?

El interrogado puso cara de pocos amigos y le enseñó por debajo una seña obscena a su hermano. Imbécil Sesshumaru, siempre lo ignoraba y ahora resulta que quería que le contará cosas. Le cagaba que buscará como fastidiarlo.

- ¡Vamos Inu! Cuéntanos- suplicó su padre.

- Sí, Inu- pronunció burlón su hermano - queremos saber.

InuYasha tomó su vaso de agua y lo bebió con apuro antes de colocarlo estruendosamente sobre la mesa, se levantó indignado haciendo rechinar la silla, apoyo las manos sobre la mesa con la cabeza agachada y el rostro oculto por su largo cabello negro.

- No es nadie-masculló enojado-Sólo fue un estúpido suspiro - su voz temblaba por la furia- ¡Un suspiro que no tiene nada que ver con nadie! - gritó exaltado.

Ambos hombres se miraron confundidos, no esperaban tal reacción por parte de él, casi siempre se sonrojaba e incluso correspondía a las bullas, o bien, sutilmente los mandaba al diablo, pero ahora...

- Sí ya terminaron de cenar - dijo con voz seria-voy a recoger la mesa para poder fregar los platos.

No les dio ni tiempo de responder, en un abrir y cerrar de ojos, InuYasha ya estaba recogiendo la vajilla y la aventaba literalmente al fregadero, definitivamente desconozco como es que no le hizo ni un rasguño a los platos y vasos.

Se hizo entonces un silencio sepulcral que era roto momentáneamente por el sonido del agua o del estropajo tallando los platos y las ollas.

Sesshumaru pidió permiso a su padre para retirarse y partió rumbo a su habitación, cuando InuYasha hacia drama, a él le daba dolor de cabeza. No comprendía porque reaccionaba así por una tontería. Su madre solía decirle que su hermanito era más temperamental, sensible y apasionado que él, pero ante sus ojos sólo era un chiquillo llorón y dramático al que habían consentido mucho por ser el menor.

Por otro lado, Inu no Taisho contemplaba a su hijo con preocupación, lo veía murmurar improperios enojado y desquitar su furia con las pobres ollas que les tocó sufrir literalmente la fregada de su vida. Ya cuando comenzó a secar los platos, su humor furibundo cambió drásticamente a uno nostálgico rayando en lo melancólico, fue entonces que comenzó a suspirar de nuevo.

Al pensar con detenimiento, se dio cuenta que su hijo llevaba algunas semanas así. Su apetito había disminuido considerablemente, lo cual debió de haber sido signo de alarma, ya que el muchacho comía como si no hubiese mañana. También se le veía taciturno, como si estuviera en otro mundo paralelo a este. Suspiraba y sonreía por nada con frecuencia y pasaba demasiado tiempo encerrado en su habitación, cuando por lo general, siempre se encontraba en la sala jugando con la consola de videojuegos. Lo observo con escudriño y pudo notar que, aunque llevaba el uniforme escolar, no lucía su acostumbrado look desaliñado, sino todo lo contrario. No pudo evitar preguntarse desde cuando su cachorrito se tomaba la molestia de fajar su camisa, de cepillar su cabello y... Un momento, ¿acaso era el olor a loción? ¡Dios santo! Desde cuando InuYasha usaba perfume.

El ex comandante al terminar de atar los cabos sueltos, percibir tales subidas y bajadas de ánimo, aunado a su arrebato durante la cena, terminó por concluir que no se trataba de otra cosa, más que esa: su muchachito estaba enamorado.


N/A: ¡Hola! Me he animado a escribir un fic largo, así que por favor ténganme piedad. Es un AU sobre las emociones y los sentimientos que nos provoca el primer amor, así como lo difícil que es lidiar con todo esto durante la adolescencia. Espero sea de su agrado y estaré actualizando los días martes para aquellos que quieran pasarse a leer por aquí. Abrazos y buena vibra para todos :)