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Aquél estado en el qué estoy debatiendo la sonora de mis sueños, los cuáles habían comenzado a tornarse de color abismo desde aquélla de mil noche, me preguntaba si me iba mejor estando dormido que despierto, así no tendría qué sentir el hecho de qué Dios me había abandonado.

Así se siente perder la fé, dónde te dicen que debes seguir viviendo, pero la vida misma te conduce al limbo en el cuál tú alma vivirá encerrada por toda una eternidad, no viendo más qué neblina, aunque no cambia mucho comparado con el humo cegador de mí presenté.

Ese día un balde con agua fue el qué se encargó de despertarme de aquél inédito sueño, tomé una bocada de aire sin evitar toser, sentí cómo si hubiera sido revivido de la muerte, con un dolor semejante qué se encarnizaba en mí piel y me hacía quejarme en desgracia.

Mi pene dolía mucho, sentía palpitaciones en aquella zona, lo veía hinchando y de la punta se derramaba una secreción blanca de olor insoportable, mis pezones no paraban de sangrar, el dolor era realmente insufrible... cualquier movimiento que vinculará fricción me hacía sentir la vista de los mil infiernos.

Tras despejar mis ojos de la pesadez de un horrible sueño para dar continuidad a una realidad peor, aún permanecía en ese colchón lleno de ácaros que picaban mí piel y heridas, debajo de mis piernas había sangre y algo de contextura pegajosa, las luces ya no eran rojas, la luz del sol alumbraba en su lugar.

Definitivamente no me sentía muerto, una verdadera decepción contando cómo mi situación y perdición...

Traté de reincorporarme, de buscar con la mirada mí verdugo, pero sentía qué mi cuerpo pesaba, no tenía fuerzas, incluso mis piernas temblaban, incluso de mis dedos seguía teniendo movimiento involuntarios por las descargas, el se hizo enfrenté de mí, la luz del sol no me dejaba verlo con claridad, hasta qué me tomó de en brazos, cargandome sin ser tan siquiera capaz de resistirme.

Tras algunos contados pasos, me limité a observarlo, miéntras su vista simplemente iba al frente... el era tan, egoísta...

Tras un momento de distracción en el cuál nos encontrábamos en el baño, sentí qué me metía en una tina, llena de hielo, podría quemarme en mis heridas de batalla, pero no sentía nada, sólo en el reflector del dolor qué podría sentir, cosa qué mi cuerpo no asociaba, se sentía casi cómo un alivió, ser metido en un congelador cuán trozo de carne inerte.

Sólo me dejé hundir en la tina, quise cerrar mis ojos por siempre, al menos sentía qué el hielo mermaba mí suciedad, mirando enfrente sin ganas, tampoco sin ánimo... contando las baldosas blancas que parecían infinitas en aquél recipiente en dónde me conservaba.

Apoyé mis manos en la esquina de la tina, estaba cansado de fantasear con qué moría, comenzaba a ser absurdo si cuestionaba la idea cada qué podía, en aquél instante entró ese tipo, debería meditarme el odiarlo tanto, tal vez está tortura me la merecía, todo por actuar de forma repudiable.

Todos necesitamos descargar odio en algo parara sentirnos menos culpable, definitivamente si yo tenía que ir al infierno, me lo llevaría a él...

- ¿Ya estás mejor? - Desvíe la mirada, ya no soportaba siquiera su voz, simplemente me concentré en los pequeños hielos flotando, los qué a mis ojos se pintaban de rojo, por toda la sangre qué he derramado - Te traje ropa, vístete para qué pueda llevarte a tú casa - Eso fue lo primero que logró levantarme el ánimo de cierta forma, regresar a un lugar que me hiciera sentir seguro por minutos, lejos de alguien qué me trataba cómo juguete o una rana disecada y acariciada con un bisturí.

Mi cuerpo aún se sentía pesado, tuve qué apoyarme de la pared para tomar prenda por prenda y poder cambiarme, sentía un calambre por cada centímetro de mí piel, al menos la hinchazón de mí parte baja había cesado un poco, quería acumular las pocas fuerzas qué me quedaban, aún esperaba qué el hecho de haberlo enfrentado sirviera de algo y por fin, me dejará ser libre, sin atormentarme más por la culpa.

Mi mano se movía de lado a lado de forma exorbitante antes de mover a un lado la perilla de la puerta, una vez la empuje, pude ver con más claridad el lugar en el que me encontraba, era un apartamento pequeño, me limité a seguir el camino por él qué me llevaba la pared, esté lugar me aterraba, todo lo tuviera relación con el, de hecho lo hacía, ahora mantenerme en pié se convertía en un agonía, no podía descifrar si la causa era por mí malestar o por qué mi alma parecía no resistir.

Luego volvió a aparecer, me tomó de la cintura, ayudándome a sentar en una silla y poniendo enfrente de mí unas pastillas con agua..

- Son para el dolor - Pretendía reducir lo qué estaba sintiendo a unas simples pastillas, cómo si lo qué sintiera fuera un dolor crónico o enfermedad que podía moderarse, sólo necesitaba una gran tasa de café y gritar durante horas, pero simplemente accedí a tomarlas, cualquier cosa que pudiera pasarme, me mantenía sin cuidado, esperando qué no fuera algo más qué pudiera dañarme más de lo qué estaba, cómo todo lo qué tenía relación con esté tipo, el tomó mí pie, ayudándome a poner mis zapatos, luego me miró desde abajo - ¿Quieres comer algo? - Negué, mi estómago estaba echo un nudo, no quería más nada que tuviera que ver con esté monstruo... ahora que lo pensaba, ya se me habían acabado las formas de cómo llamarlo, pero el, no podía reducirse a un apodo.

Tras terminar de beber el agua me incliné para mirarle fijamente, aún sosteniendo el vaso entré mis manos.

- No g-gracias, ya deja de a-actuar amable, n-no te queda... - Exclamé, sintiendo mucho dolor en mí cuerpo, incluso quería no tenerlo cerca, simplemente me reincorpore, sentía que las náuseas me ganarían si continuaba mirándolo, pero en respuesta, el sólo río, esa maldita risa..

- Tengo un obsequio para ti - ví cómo se disponía a buscar una bolsa verde la cuál puso junto a mí, pero yo seguía hundiendo mí boca en aquél vaso de cristal, aunque no hubiera nada - Bien, tienes de hecho, algunas horas para poder verlo, vamos a hablar enserio... - Esté volvió a ponerse de rodillas y posó sus manos sobre mis piernas, deslizandola de esa forma tan repudiable - Vendrás a vivir conmigo, está misma noche - Dejé caer el vaso, rompiéndose en mil pedazos..

- Ni s-sueñes que voy a h-hacer eso, idiota - Quería gritar y ya mismo salir corriendo de aquél lugar, pero el continuaba torturandome en la forma qué acariciaba mis piernas.., a pesar de qué los movimientos repentinos me hicieran daño, lo tomé del cuello de su camisa - Ya te d-dejé en claro lo qué p-pienso, entiende q-que no seguiré con ésto - El tomó una de mis mano, depositando un beso miéntras me miraba.

- Si, tienes qué ... mirá, éstos son tus vídeos - Me mostró una gran pantalla, con un conteo de números en reversa - Tienes 24 horas, para organizar tú vida y venir conmigo, es una forma sana de dejar todo sin dañar a nadie, ya no tendrás por qué desesperarte - Luego de aquello, no pude emitir sonido, ni siquiera responderle, permití que se reincorporará y depositará pequeño besos en la esquinera de mis labios.

- Eso... así no e-era el acuerdo, no involucres a los d-demás es c-cosa de los dos - Por cada palabra que decía, la voz se me quebraba.

- Me gusta cómo suena eso, los dos... ya por fin vas a aceptando que somos amantes - El acarició mí rostro miéntras me disponía a mirarlo sin expresión alguna - Deberías ver ésto más con un favor que te hago, nadie ahí afuera va a ver lo valioso qué eres, sólo yo puedo... ellos te van a juzgar, mientras que yo no podría detenerme de amor todo de ti - Me preguntaba si aquello sonaba bien en su cabeza, eran unas palabras reconfortantes, pero en la persona equivocada...

El me ayudó a levantar, el dolor había bajado un poco, pero aún así sentía mí cuerpo ser quemado por muchos fósforos incrustados en mí piel.

Trás aquello me puso uno de sus abrigos, era terrible lo familiarizado que estaba con su olor, con su humor impregnado en está, rodeó mí cintura para qué juntos caminaramos en dirección a la puerta de salida.

Aun así, antes de salir, derramé algunas lágrimas de desesperó, exhale con fuerza y mí pecho dolía, miéntras qué el se acercaba a mí, besando las lágrimas en mi rostro, luego se aproximó a mí boca, para intentar mover sus labios o introducir su lengua, yo solo endureci mis labios, sólo podía verlo y preguntarme, por qué tenía que ser así...

Obligarme a adaptarme a algo qué no deseó, a irme con el, sin ser consciente de qué me ha causado tanto daño, al punto en que ahora no era capaz siquiera de mirarlo a los ojos..

Con sus brazos rodeó mí cuerpo, en un abrazo semejante qué lastimaba mucho mí molido cuerpo, incapaz de golpearlo en el rostro...

Esté calor, el calor de su cuerpo, se sentía tan áspero, podía apreciarlo dr no ser por qué mí vida se estaba yendo a la mierda, pero sí era lo que más necesitaba, simplemente apreté su abrigo entré mis manos...

Luego de aquello, si copero con llevarme a mi casa, dejándome unas esquinas antes y citandome en un lugar de encuentro tras haber disimulado las cosas dentro de está, incluyendo por qué casualmente no había llegado en toda la noche y por qué debía irme de no encontrar una mejor solución, nuevamente mencionó lo qué me pasaría en casó de no cumplir con aquella promesa.

Desvíe la mirada y me encaminé a mí casa, sintiendo pasos pesados, cómo si mí cuerpo estuviera a punto de advertirme lo que sería capaz de pasarme una vez estando enfrente de mí hogar...

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