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Estábamos en el baño, ni siquiera era un lugar en el qué pudiera tener privacidad, me mantuvo encima suyo, debajo del agua su pene se sentía cómo una babosa.
Era la primera vez qué podía verlo desnudo, al menos por completo, el me besaba he introducía su lengua dentro de mí boca, aunque su forma de besar, fuese realmente extraña para mí, intentaba seguirle el ritmo tras cerrar mis ojos y enredar su cabello entre mis dedos.
Aveces se tornaban delicados, cómo si fuera incapaz de dañarme, también le gustaba abrazarme cuándo lo hacía, cómo si a estás alturas fuera capaz de escapar del, está era su forma de retenerme a su lado, por cada eternidad en un abismo extraño con grandes ojos de vidrio incrustados, de luces in sonoras, cegadoras, con un pequeño punto rojo o verde qué hacía alusión cuándo ya habían despertado..
Así eran todos los días, dejé de ir a la escuela y miraba horas por la ventana, no me meditaba huir, por qué siendo sincero, estar allá afuera, me produjo mucho miedo, me la pasaba encerrado, era consciente de que en el lugar en dónde estaba, era peor, pero por lo menos Craig, me mantenía un margen de sus espectativas al qué yo debía obedecer.
El parecía conocer cada uno de mis movimientos, lo qué era capaz y no de hacer, por eso habían muchas cosas que estaba a mí alcancé, cómo la cocina, el lugar más letal en una casa, asumí que tal vez notaría la ausencia de algún utensilios, pero aún así yo tomé uno qué no doliera usar gratis, uno que no le causará curiosidad por su abandonó.
Me decidí en matarlo, ya había sido suficiente de mantenerme a raya, fue lindo a su manera el tiempo en qué estuvimos juntos y pensé en el más del tiempo que tuvieron en cuenta, pero si mi vida estaba arruinada, no quería darle el privilegio de seguir rondando por ahí, así me tuviera que ir al infierno, si era cierto qué ese Dios piadoso existía, o al final, cómo todo lo demás, terminará en una rotunda bazofia.
Sabía qué necesitaba huir luego de ésto, cuándo lo encontrarán yo estaría lejos, por qué los hombres no podían ser violados, ésto sólo causaría un revuelo entre las personas y mí vida terminaría aún más jodida, acortando mis oportunidades a algo tan mínimo, pero algo que pide notar con claridad, era el hecho de que Craig no no traía nadie a esté lugar, ¿Sería que mantenía otra vida en secreto?, ¿Una lejos de mí alcancé?...
Pero no me importaba, me imaginaba los enunciados en el periódico civil, algo del tipo; "Dos maricas que no pudieron con su relación y uno mato al otro", por qué así de jodidas estaban las cosas en mí realidad.
Sabía que él sería difícil de persuadir, pero aún así, deseaba intentarlo..., aunque fallará en el intento o si ésto me dejará peor qué en un principio, sin remedio ni tolerancia.
Luego de un rato, en la tina, ya había olvidado qué incluso estaba en esté lugar, mis dedos comenzaban a arrugarse, lo cuál les daba una contextura algo extraña, cómo uvas pasas, el frotaba la esponja de baño alrededor de mí cuello, por las ampollas dolía un poco, pero tampoco era nada no tolerable, acabé por rodear su cuello, tenía la intención de acercarlo a mí, miéntras volvía a mover su miembro dentro de mí orificio, provocandole jadeos, mordí su labio inferior miéntras qué el dejaba deslizar la esponja, continúe con ésto, hasta escuchar el último quejido de su parte, el cuál insinuaba qué se había venido...
Fue así, muy incómodo, el procedió a quitar el resto de jabón que quedaba sobre mí cuerpo, aún así pareció haberle gustado que tuviera está cercanía con el, por qué luego de eso, fuimos a la habitación, no la de luces rojas sangre, las cuáles parecían algo similar a un experimento de terapia intensiva, si no la suya, al fin y al cabo, parecía más de los dos por qué dormía junto a él, cada noche, tras llegar el me dejó caer y se puso encima de mí, mordía mí cuello muy fuerte y juntos estábamos empapando la cama, el apoyó su manos en mí cintura y volvió a introducir su pene.
A estás alturas era cómo si su miembro fuera parte de mí, parecía mantener más tiempo dentro qué afuera, el se comenzó a mover, entraba y salía muy fuerte, provocando un sonido bastante libido, yo comencé a jadear, incluso si aún no sintiera la estimulación de mí parte, metí una de las manos bajo la almohada, con la clara intención de ocultar mí rostro, tenía sueño.
Aunque, luego de eso me acerco más a él, haciéndome perder el contacto con aquél instrumento y viéndome obligado a dar la vuelta para tenerlo enfrente mío, el chupaba mis pezones, esos que parecían realmente deforme por lo hinchados qué mantenían y lo regordetes que se habían puesto.
Luego volvió a esconder su rostro en mí cuello y supe que en aquél instante debía actuar, tomé el mango del cuchillo que escondí bajó la almohada, pero justo cuándo estuve dispuesto a clavarselo, el tomó mí muñeca casi cómo un reflejo me hizo tirarlo..
Luego permaneció un rato así y procedió a mirarme, me asustaba un poco esa forma qué tenían sus ojos, pero luego sólo esbozó una corta sonrisa, se veía realmente enojado a pesar de sus gestos.
- Sabía que algo estaba raro aquí, ¿Me querías matar cariño?, Te felicito por hacer el intento, pero está vez no pudo ser... - El se levantó y me dejó allí, plasmado de la impresión por la forma en la que esquivó eso, el sacó su pene, de de dónde se mostró un hilo blanco, luego tomó el cuchillo del suelo - Ésto es casi cómo un cubierto - El se sentó junto a mí, yo también me había sentado, luego tomó mí pierna y la subió sobre las suyas, alcancé a rozar su miembro el cuál ya se había apagado, no comprendí hasta qué me entregó el cuchillo, se recostó en mí cuello y tomó mi mano para poner aquél contra su cuello..
- Vamos, inténtalo, quiero ver tus habilidades, con un cubierto, qué idiota eres.. - Mis manos temblaban por lo que me pedida de forma irónica, rodeé su pecho con mí mano y mantuve un rato mi mano sobre su cuello.
No era idiota, me crié en una cafetería, por lo tanto sabía que cada cuchillo, tenía su punto letal, pero en realidad no tenía confianza en mí, Enel fondo no quería ser un asesino, estaba realmente ansioso por ésto y sentí cómo si en algún momento se me fuera a salir el corazón por la boca.
Luego miré al frente, dónde había un un enorme espejo, ahí estaba el, con su mirada fija en mí, recordandome de lo qué no sería capaz y qué debería dejar de perder el tiempo en algo imposible, mantuve el cuchillo por un largo rato en su cuello.
Pero una vez, sentí cómo si mí mano sufriera una parálisis, por qué lo solté..
- Yo n-no voy a hacer ésto - Exclamé, tratando de asimilar la situación, el continuó mirándome tras el espejo y luego me tomó para volverme a empujar en la cama.
- Ésto no es divertido - El volvió a tomar el cuchillo, para ponerlo en mí mano y obligarme a retenerlo de nuevo contra su garganta - ¡Se que ésto es lo qué quieres!, ¡Hazlo maldición!, ¡Hazlo!, ¡Hazlo!, ¡Hazlo! - Realmente sentí que mí cuerpo no podía reaccionar, sólo negué miéntras lloraba y el se continuaba burlando de mí..
Estaba arto, si no me creía de lo qué era capaz, lo haría, roce el cuchillo tan fuerte y rápido cómo pude, partiendo de su clavícula, hasta su garganta, para luego tirarlo en dirección al gran espejo, el cuál tras el golpe, quedó quebrado en mío pedazos.
Quería sentir alivió, convencerme de qué esté martirio ya había terminado, pero una vez, me animé a mirarlo, el tono frío del hielo, se condujo por todo mí cuerpo, el me miraba fijamente, y de aquellas zonas, si brotaba sangre, sólo que él no parecía ni inmutarse.
Aún se mantenía viéndome fijamente, mientras las gotas de la herida caían sobre mí, ahí supe que el movimiento qué hice, fue muy idiota, debí clavarselo, no frotarlo y esperar qué tuviera el efecto de una katana, cómo fantaseaba acabar con el... ¿Si pensar bajo presión me hacía inútil?..
No esboce palabra, pero en un semblante muy tranquilo, el tomó mí muñeca.
- Voy a enseñarte el punto de quiebre sin refugió de un arma - El la dobló hacia adelante y sintiendo un pequeño gramo de dolor cómo para gritarle que no lo hiciera, estrelló mí mano sin dejar la posición en la qué la había expuesto, ésto se hizo contra la superficie rígida de la cama, no hice más qué escuchar un crujido, el cuál hizo que esbozara de mis labios con jadeó espantoso, aquél dolor iba por todo mí cuerpo, en una señal de alerta de qué algo se había descompuesto en mí o al menos adormecido de forma forzosa.
Sentí cómo palpitaba de forma extenuante, incluso había perdido el movimiento de está, no hacía más qué lagrimear por el dolor tan efímero qué me transmitía sostenerla con mí otra mano, al cabo de exhalar con fuerza hasta sentir morir... no percibir su reacción, tan siquiera para poder moverla...
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