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FlashBack ... de un fin..
El Rubió estaba introduciendo el miembro de esté por el Interior de su orificio, a voluntad propia en lo qué producía sonidos bajos, imposibles de ahogar, el pelinegro lo obligó a bajar a la fuerza, recostandose levemente hacía atrás para empujar su propio miembro hacía arriba, mientras qué el rubió movía su trasero sobre esté y también provocaba un chapoteo al golpear su trasero contra los muslos del pelinegro.
Finalmente el rubio logró venirse, dejando caer un chorro de semen sobre uno de los sacos de café, esté tomó un suspiró y continuó moviendo su trasero, en lo qué el pelinegro frotaba una de sus nalgas y la agarraba a con fuerza, incluso para enrojecerla, estampando la marca de sus uñas en su piel, casi cómo una infección.
El rubió continuó saltando sobre su miembro, sin evitar soltar uno que otro jadeó, el pelinegro rodeó su cintura, para poder abrazarlo, finalmente el rubio tras algunos empujones más, acabó por hacer qué su miembro, volviera a empujar toda su viscosidad dentro de su trasero, ya había hecho bien lo qué marcó cómo si deber desde el primer momento..
Esté respiró profundo, se sentía realmente agotado, el pelinegro le hizo moverse para poder sacar su miembro, dejando derramar una vez más el líquido blanco del interio del agujero del rubió, para meterlo en el interior de sus boxers y abrochar sus pantalones..
El rubió se puso de pie para tomar de igual forma sus pantalones, comenzando por subir su ropa interior por sus piernas, pero algo lo distrajo de ésto por algunos segundos, un mordisco que le dió el pelinegro en la nalga izquierda, marcandola una vez más con los puntos que formaban sus dientes en un círculo.
Se espantó un poco por su acción, pero aún así terminó por subir su ropa interior, luego sus pantalones y finalmente ponerse sus zapatos, en lo que el pelinegro se encaminaba a la salida, esté tomó el delantal y se acercó hasta el..
- ¡E-espera!, m-me segurare a-a-antes de qué no a-allá n-nadie a-afuera - Exclamó, haciendo al pelinegro retroceder, abrió la puerta luego de introducir las llaves y asomó su cabeza dando un leve suspiró de alivió.
Que tan vulgar se había puesto, cómo para llegar al punto de ayudar a ocultar su amante para que no le dijeran nada, no sabía cuál de los dos pellejos estaba salvando.
Esté se giró a ver al pelinegro y abrió la puerta completamente, para indicarle qué podía salir, el pelinegro río por su expresión y pasó junto a esté, pero en lugar de caminar a la salida, se quedó en la cocina.
- ¿A-a dónde v-vas? - Esté cerró la puerta del almacén y corrió a alcanzarlo miéntras se volvía a ponerse el delantal para ocultar su camiseta rota.
- Voy a comer, sólo contigo no me lleno, mierda - Mencionó en lo qué se asomaba a la mencionada, prendiendo el interruptor y tomando una de las donas que estaban cubiertas por un pequeño domo.
El rubió llegó a la cocina y suspiró, tratando de calmarse para no entrar nuevamente en histeria, desvío la mirada en dirección a la salida, ¿En realidad ahora podía considerarse perpetrado?, por qué hacía lo posible para no ser descubierto, nombrando una vez más, ésto cómo un juego de niños..
Lo último qué pudo sentir fue cómo agarraba su muñeca con fuerza al pasar mucho tiempo distraído cómo para notarlo, el pelinegro con una dona en su boca, lo tomó de la cintura para sentarlo sobre el mesón, el rubió se quejó del dolor qué le producía su trasero, aún estaba mojado así que su pantalón se sentía ligeramente empapado.
Esté terminó de comer y luego rodeó al rubió que parecía evitar su mirada, sus manos aún temblaban, a pesar de haberlas soplado con su aliento tibio para qué no sintieran miedo, cómo el quería creer, poniendo una razón, parte de su cuerpo también temblaba, pero parecía más preocupado por qué su padres pudieran verle.
El pelinegro tomó su rostro para mirarlo y besarlo, pero esté endureció sus labios, provocando que soltará su rostro con fuerza.
- ¿Sabes?, Has mejorado moviendo ese culo tuyo, ¿Estás cogiendo con alguien más? - Preguntó en lo qué el rubió simplemente negaba, pero esté lo tomó del cuello, haciendo presión en su labio Inferior con su pulgar - No sé si creerte, eres extraño, me gusta estar contigo, cogerte bien duro - esté se acercó al oído del rubió - Pero no me gusta qué alguien más coja lo qué es mío, si te veo cerca de alguien más,
te voy a destruir - El rubió apoyó sus manos sobre las del pelinegro y negó, para intentar calmarlo.
- ¿Con q-quién podría h-hacerlo?, e-eres el único, nadie más - El pelinegro parecía disfrutar del temor qué esté le mostraba, se acercó hasta sus labios y lo beso, cómo si viviera de aquello, poniéndose entré sus piernas, restregando su parte baja contra las de esté, esté fue soltando el cuello del rubió y rodeó su cintura para acercarlo un poco más y continuar besándolo..
Finalizó depositando un pequeño beso en su mentón, seguido de alejarse unos cuantos centímetros..
- Estoy comenzando a detestar cogerte aquí, debería llevarte a mí casa, saca tiempo para el próximo miércoles, vendré por ti, dile a tus padres que harás alguna cosa de chico raro y nerd, por qué se ve qué lo eres, apuesto que te creerán - El pelinegro se acercó riendo, en lo qué el mencionando recogía sus dedos y bufaba..
- ¿T-te puedo h-hacer una p-pregunta? - El rubió se dirigió a esté, casi armándose de valor, logrando captar su atención después de qué girará su pie en diagonal para mirarlo - ... S-si tienes n-novia, ¿Por q-qué s-sigues b-buscándome?,... dijiste que no era reprimido, pero t-tampoco d-dejas de besarme, t-todo el tiempo .. - Esté se bajó del mesón, dirigiéndose al pelinegro con un ceño fruncido.
En respuesta, no hizo más qué dejar ir otra risita irónica y luego ladeó su cabeza.
- Tienes razón, tengo que terminarle... Para qué cuándo te rompa el culo no sientas más culpa - Mencionó sin más, caminando hasta la puerta trasera, el rubió apretó su delantal y corrió detrás de esté..
- ¿Cuál es tú problema?, S-sólo déjame t-tranquilo... ya entendí q-que la razón era haberme m-metido contigo esa vez... pero... allá afuera, h-hay mejor p-personas que yo, que te den el a-afecto que tanto b-buscas - Exclamó el rubió después de qué el pelinegro abriera la puerta dispuesto a irse, aún así se detuvo para mirarlo una vez más.
- Escucha, si todo ésto está pasando, es por culpa tuya, si no me hubieras hablado, podrías estar viviendo sin tener cuentas pendientes con Dios y todo eso que no paras de decir, pero en vez de eso, estás conmigo... Realmente me gustas, me masturbo cada qué pienso en ti, en cogerte, por qué se qué fuí el primero y nadie más que yo tendrá el privilegio de penetrarte, pero no el único... Si quiero ser el último, entonces no es mí problema, es el tuyo también, se qué hay mejores qué tú, pero entré tantos, eres mí favorito, para desgracia de ambos - El pelinegro señaló, dejando a aquél rubió anonado por sus palabras y sintiendo de nuevo una carga de desesperación..
Esté dió algunos pasos más adelante, hasta llegar a la ladera y miró fijamente al pelinegro..
- ¡Ésto no es para siempre! - Exclamó, provocando qué el pelinegro le mirará mal, con ganas de asesinarle, una vez más, lo tomó del cabello, tirando de esté de forma brusca hacía atrás.
- Si, por qué el día en qué actúes en mí contra, será el fin de Tweek, no dejaré que pases de mí, por qué nadie te va a desear cómo yo lo hago... Que triste es estar tan jodido, pero empieza por acostumbrarte de una jodida vez, maldición, ¡Acéptalo de una maldita vez!, ¡Deja de pensar que todo ésto va a terminar, jodido mocoso ridículo! - Esté volvió a unir sus labios con los del rubio, soltandolo del agarré para luego dejar de frotar sus labios contra los suyos - Oculta esas marcas, si es qué te dan tanto asco, pero te guste o no, las haré una y otra vez, cuántas veces me de la gana - Mencionó haciendo énfasis en los hematomas que aguardan en cada rincón de su cuello.
Una vez qué se fue, el rubio se dejó caer, llorando con mucha fuerza miéntras acariciaba su cuello, se detestaba por ser tan inútil cómo para qué alguien lo manipulara con un simple hilo.
El frío que sentía en su cuerpo no se iría y ahora se meditaba de forma simple el echo de no tener control de su cuerpo al escuchar el sonido impertinente de una moto, tras la puerta... ya había perdido la cuenta de cuántas veces había terminado así... cómo un miserable.
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