Capítulo beteado por Yani, muchísimas gracias por tu ayuda.


Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 21

Edward

Sonreí. No podía dejar de hacerlo y tampoco de conmoverme.

Renée no paraba de besar las mejillas de Bella, recorría su rostro con dedos temblorosos y parecía no poder dejar de observar cada detalle diferente de la hermosa cara de mi mujer.

No paraba de sollozar mientras contemplaba maravillada a Aline, la atraía a sus brazos repartiendo besos ruidosos. Las envolvía a las dos en sus brazos al mismo tiempo.

Comprendía su reacción, porque era exactamente lo que había sucedido conmigo.

―Hija de mi corazón ―canturreaba una y otra vez Renée―, estás conmigo. Y me has traído otra nieta.

―Mamá…

―¿Te estoy agobiando?

Mi suegra vio que Bella se había recostado nuevamente y mantenía los ojos fuertemente cerrados, volteó a vernos con mirada inquietante de haber hecho algo mal. Me acerqué a ellas y me acuclillé para tranquilizarla.

―Bella debe estar muy cansada. El doctor nos explicó que era normal que se agobiara con facilidad los primeros días, sus emociones la traicionarán. Su cerebro debe estar procesando a mucha velocidad cada recuerdo.

Renée se llevó una mano temblorosa a la boca.

―¿No me reconoce?

―Claro que sí, mamá ―respondió Bella siendo ella quien abrazara a su madre y le besara la mejilla―. Sé que eres la mujer más importante de mi vida.

―Oh, sí me conoces, cariño. Soy mamá Renée.

Reímos ante las palabras de mi suegra. Amy y Sam seguían en la cama junto a Bella y dudaba mucho que esta noche salieran de ahí, al igual que Aline, quien solamente observaba emocionada a cada uno.

―Yo soy la abuela Renée. ―Mi suegra volcó su atención en la más pequeña, Aline―. ¿Quieres abrazarme?

Aline giró la cabeza hacia Bella como pidiendo permiso. Se veía tímida e indecisa manteniendo sus dedos retorcidos entre sí.

―Ella es la abuela. ―Bella la alentó a que se acercara.

Fue del único modo que Aline caminó sobre la cama y se acercó a Renée.

―Hola, abuela Renée.

―Oh, preciosa, sí hablas.

Aline asintió con la cabeza, tomó la mano de su abuela y la guio hasta donde estaba el tipo; él se había mantenido en el rincón de la habitación tan solo observando desde que Renée llegó.

―Mira, él es Nahuel, mi amigo ―presentó Aline al hombre.

Renée, siempre siendo la mujer más amorosa y amable, abrazó fuertemente al tipo y dejó un beso en cada mejilla.

―Bienvenido, Nahuel.

―Wenda me habló mucho de ti.

Resoplé al escucharlo.

―¿Quién es Wenda? ―inquirió Renée confundida.

―Tu hija ―respondió él―. Wenda significa mujer fuerte, así le digo yo.

―Oh, ¿conoces a mi Bella? ―Renée empezaba a hacer preguntas y volverse más amable de lo que ya era; le sostuvo la mano y le influyó confianza.

―Sí, estuvimos juntos desde el primer momento que la vi en la selva. Ella estuvo a punto de ser… ―El hombre dudó en hablar―. La asistí en el parto, es muy fuerte.

Mis celos habían pasado hacía muchos años, quizá cuando nuestro matrimonio se centró más en nuestras Ardillas, sin embargo, escucharlo alardear todo el tiempo sobre lo mucho que conocía a mi esposa, fue el detonante perfecto para volverme loco de celos.

No ocultaba que, a días de conocerlo, me era la persona más desagradable de tratar.

El hombre era insoportable por naturaleza. Nunca se cansaba de hablar y de contar toda su vida siendo un salvaje.

―Abuela, ven con nosotros ―llamó Amy a Renée para que se unieran a ellos en la cama.

―También tú… ―Sam había tomado en brazos a Aline y la llevaba con él hasta donde estaban reunidos con Bella.

La emoción que sentí al verlos interactuar con Aline fue monumental. No podía esperar a que nuestra pequeña tuviera más confianza para convivir con cada uno. Quería escucharla llamarme papá.

Nahuel, al quedarse solo, dio media vuelta y salió de la habitación. Él sabía que estábamos viviendo momentos familiares y su presencia sobraba.

Charlie se aclaró la garganta y me hizo un asentimiento.

Seguí a mi suegro más allá de la puerta trasera, incluso caminó lejos de la terraza, quedando debajo de la oscuridad de los árboles. Sabía que buscaba que nadie nos escuchara, pero no entendía el porqué.

―¿Es necesario alejarnos de todo? ―pregunté―. No comprendo el misterio.

Volteó hacia mí, apenas podía distinguir su rostro con la escasa luz que provenía de los faros traseros de la casa.

―¿Qué pasa con el certificado de nacimiento de mi nieta?

―No entiendo tu pregunta; el certificado se extendió desde el momento que lo solicitó Bella.

Gruñó por lo bajo y lo escuché hablar frases ininteligibles.

―No permitiré que tengas dudas de mi hija y mi nieta.

Quise reír. Era ridículo siquiera pensarlo.

―Charlie, jamás dudaría de Bella y mucho menos de mi paternidad ―le aclaré―. Aline es mi hija y no hace falta ninguna maldita prueba de ADN para comprobarlo.

―Solo quería estar seguro de que Aline no sería un pretexto para despotricar contra mi hija.

Sacudí la cabeza.

―Parece que no me conoces, Charlie. Confío plenamente en mi esposa y nunca he pensado en someter a mi niña a ninguna prueba humillante.

Él hizo un mohín que su bigote quedó de lado.

―Has cambiado mucho ―dijo con recelo―. No sé ahora mismo en qué posición están tú y mi hija, pero te advierto que no está sola, ella y mis nietos pueden volver a casa cuando quieran.

―No será necesario, Charlie. ―Guardé silencio un momento recordando un tema pendiente que teníamos―. Lo que sí quiero hablar contigo es que yo me encargaré de la hipoteca de su casa.

―¡De ninguna manera! ―protestó―. El asunto de la hipoteca me corresponde…

Toqué su antebrazo, interrumpiéndolo.

―Tú y Renée forman parte de mi familia, no permitiré que pierdan su casa y es mi última palabra.

Rumió por lo bajo. No dejaría de protestar tan fácilmente, era un hombre terco que difícilmente aceptaba ayuda.

―Te aprecié ―dijo y su cambio de tema me desconcertó―. Te quise como a un hijo. Ahora comprenderás que por las circunstancias eso quedó en el pasado.

―¿Las circunstancias?

―No quiero a nadie de tu familia cerca de mi hija ―exigió sin rodeos―. No soportaré que venga Esme y se atreva a mortificar a Bella, no lo permitiré.

―¿Por qué mi madre habría de molestarla? Explícame.

Charlie exhaló ruidosamente.

―Mira, Edward, esa señora busca cualquier excusa para envenenar a mis Ardillas y he sido muy paciente con ella y no porque sea buena persona, sino porque Renée no me dejó nunca que la pusiera en su lugar. Con Bella no creo que será distinto, supongo que le insinuará que tú y esa mujer…

―¿De qué hablas? ―lo interrumpí―. ¿Por qué dices que mi madre envenenó a mis hijos?

―Comprendo que quizá por andar con esa mujer no ponías atención, y aunque no esté de acuerdo con lo que hiciste, no puedo creer que no sepas la clase de persona que es tu madre. Porque estoy seguro que lo sabes, por algo le pedías a Renée que no los dejara irse con ella.

―¿Exactamente a qué te refieres? ―Me empecé a sentir inquieto por lo que fuera a decirme, pero necesitaba saber de lo que hablaba.

Suspiró largamente.

―Ya no importa, de ahora en adelante yo los protegeré, y mi hija será mi responsabilidad. Porque no la dejaré en tu casa, no hasta que hables con ella y le expliques todo lo que ha pasado.

Resoplé, estaba tratando de ser paciente, sin embargo, la situación parecía irse de mis manos. Me pasé una mano por el pelo.

―Charlie ―traté de dialogar, de que me escuchara―. No puedes imponer tu voluntad sobre mi esposa. Te respeto, siempre lo he hecho, pero eso no significa que permitiré que intervengas.

―¡Tuviste una amante! Una mujer que tus padres permitieron y la traían con ellos como si fuera tu esposa, no vengas a querer cambiar lo que yo vi. Y con esa lengua que tiene tu madre no dudes que será lo primero que dirá al ver a mi hija, así que es mejor que tome su distancia porque no tendré contemplaciones para sacarla de aquí.

―No tuve una amante. Angela no significa nada en mi vida, sin embargo, seré yo quien hable con Bella, soy el único a quien le corresponde aclarar ese tema.

―¿También le dirás que te casarás con esa tal Angela?

Iba a protestar, a decir la verdadera razón, cuando un carraspeo se escuchó en la oscuridad. Más allá de las copas de los árboles, columpiándose como si se tratase de un animal sigiloso, caminó hacia nosotros Nahuel.

―¿Así que vas a casarte? ―indagó el tipo, estaba frente a mí con sus brazos a los costados mientras tenía las manos en puño.


¿Qué les parece Charlie en modo protector? ¿Creen que esté bien que quiera intervenir? Las leo, ojalá y si puedan hacerlo. Fanfiction lleva días fallando y sé qué para muchos es complicado leer.

Publiqué nueva historia SOLO UNA VEZ consta de cinco capítulos por si gustan echarle una mirada. Ya sabes que para cualquier cosa pueden unirse a mi grupo de Facebook.

Infinitas gracias por sus comentarios:

Gracias totales por leer 🌼