Magi podía jactarse de tener muchas cualidades que la colocaban por encima de otras ponis. Una buena fortuna, un agudo sentido para los negocios y una novia extremadamente amorosa... Magi realmente creía que era una pegaso sumamente afortunada cuando dejó Manehattan aquella mañana. Estaba convencida de que su día sería aún más brillante al caer la noche.

Sin embargo, esa confianza se desmoronó a medida que avanzaba la tarde, enfrentando una serie de infortunios que no había anticipado en absoluto.

En primer lugar, el delicioso café de alta calidad que había llevado consigo se arruinó cuando una poni rosada la empujó mientras abordaba el tren al mediodía. Aunque el incidente fue claramente un accidente, Magi sintió que eso debió haberla puesto en alerta, como una advertencia de lo que estaba por venir.

En segundo lugar, su intento de sembrar discordia entre las amigas de la princesa Twilight, utilizando a Rainbow Dash como herramienta, resultó en un rotundo fracaso. Había esperado más de ellas, y su incredulidad ante la irracionalidad llamada "amistad" casi le hizo sentir náuseas. El vínculo entre ellas era mucho más fuerte de lo que había calculado.

Tercero, el tren en el que viajaba fue atacado por un enemigo misterioso que finalmente las secuestró. Aunque, siendo honesta consigo misma, nunca abria divinado eso venir. Estos problemas eran, en teoría, asuntos de la princesa y su séquito. Magi tenía la opción de simplemente retirarse y permitir que las cosas siguieran su curso natural...

Pero no lo hizo.

Tuvo un presentimiento. Magi siempre había escuchado una voz interna que la guiaba cuando se trataba de tomar decisiones. Podría ser su subconsciente o incluso su cutie mark actuando como guía. La fuente no importaba tanto como el hecho de que esa voz siempre la había conducido a tomar decisiones acertadas. Esa voz interna nunca la había traicionado.

Hasta ahora.

Magi se miraba al espejo, observando la desesperación reflejada en su rostro. Ahora maldecía la confiable voz interna que siempre la había guiado. Pero esta voz no tenía intenciones de quedarse callada.

"Te equivocaste y ahora eres una perdedora como ellas, ... acepta la realidad", le hablaba su burlón reflejo.

"¡NO ME HE EQUIVOCADO! ¡SALDRÉ DE AQUÍ COMO SIEMPRE! ¿ENTIENDES?" respondió Magi con furia a su propio reflejo.

"Claro, claro, y dime, ¿qué harás ahora? Salvaste a las amigas de la princesa y ahora están a tu merced, justo como lo planeaste. ¿Crees que te creerán cuando les digas que todos estos artefactos mágicos y aparatos que tienes son solo para defensa personal?" se rió el reflejo de Magi, señalando los tres orbes de piedra que flotaban sobre ella, el comunicador en su oreja y los otros accesorios tecnológicos que llevaba puestos.

"Están desesperadas, me necesitan. Creerán lo que les diga... solo debo convencerlas de trabajar juntas, eso será suficiente".

"Oh, claro... luego derrotarás a los villanos y serás nombrada la salvadora de Equestria. ¡Magi, la súper-amiga! Ja ja ja ja", se rió con desdén su reflejo.

"¡Cállate!", respondió una furiosa Magi a su reflejo, su voz resonando en la pequeña habitación.

"Sabes, deberías dejar todo esto y aceptar que no tenemos salvación... al menos asi podremos regresar en paz con la familia..."

"¡CÁLLATE!", gritó Magi con una mezcla de rabia y desesperación, golpeando con fuerza el espejo del baño.

Los fragmentos del espejo cayeron al suelo en un tintineo. Luego, una sudorosa Magi se sentó en el suelo y se quedó quieta, mirando fijamente el techo. No pensaba en nada... excepto en una cosa. Con solo concentrarse, los tres orbes mágicos que flotaban a su alrededor comenzaron a girar y a formar una pantalla circular.

La pantalla estaba en blanco.

Magi rápidamente deshizo la magia, sintiendo cómo la frustración se acumulaba en su pecho. Se acurrucó aún más, buscando apartar la soledad que la envolvia.

"¿Por qué no hay futuro?", se preguntó en voz baja, casi sollozando. Sus planes y esperanzas habían sido desbaratados de una manera que nunca antes había imaginado.

/ -

El escenario donde antes se extendía la vía del tren de Ponyville a Canterlot, ahora se encontraba sumergido en un inmenso lago que cubría toda la parte baja de la pradera.

Una feroz ola de agua encantada se había desatado en aquel lugar, arrancando árboles, destrozando rocas y aplastando al tren que se encontraba en su camino. La ola había arrasado con todo a su paso, dejando los restos del tren dispersos como hojas flotantes en la deriva o sumergidos en las profundidades del lago.

Sobre la única roca que sobresalía en medio de aquel lago, Mannah estaba de pie, contemplando la destrucción que había causado con uno de sus ataques de magia elemental más poderosos.

"Quizás me excedí un poco", pensó para sí mismo, ya que no percibía ninguna señal de vida en el agua. Se suponía que debía capturar a las ponis, pero dada la actual condición del terreno, era muy probable que hubieran sido eliminadas...

A su lado, Badwhiz parecía estar impresionado, aunque era difícil confirmarlo, dado que gran parte de su cuerpo estaba compuesto por sombras.

"Uhmm", aclaró su garganta el sub-líder de los Caballeros del Orden. "Esto es solo una pequeña muestra de mi inmenso poder. ¡QUE LOS ENEMIGOS DE CUNÁBULA SE ARREPIENTAN DE SU NECEDAD!" exclamó con orgullo, levantando sus cascos hacia el cielo. Sin embargo, se tambaleó un poco debido a su poca familiaridad con su nuevo cuerpo de poni.

"Hooo", respondió Badwhiz golpeteando sus cascos contra el suelo.

Para Mannah, esos gestos le parecían bastante entretenidos. Su especie no tenía cascos ni tan pocas extremidades, y en general, las criaturas cuadrúpedas no eran de su agrado. No obstante, la atención que recibía de aquel poni le resultaba curiosa y hasta graciosa.

"Ahora que lo pienso... jamás vi a Danu reaccionar de esa manera a pesar de que su raza está emparentada con los ponis", reflexionó Mannah, desechando rápidamente ese pensamiento. Estaba siendo ingenuo. Danu era un caso excepcional entre su gente. Si realmente tenía que comparar a los ponis con los leoponis, sería más sensato usar a alguien con más sentido común, como Dana, la hija predilecta del rey.

En ese momento, un mensaje mental llegó a él. Balor había despertado.

"Escudero Badwhiz", llamó Mannah.

"Presente, mi Señor", exclamó Badwhiz, listo para recibir órdenes.

"Ya no requiero de tu escolta. Nuestros enemigos han sido arrasados por mi marea. Sin embargo, la princesa aún lucha en las colinas. Ve y asiste al peón que está bajo nuestro control para que doblege a la princesa sin demora", ordenó Mannah sin voltearse.

"Así lo haré", dijo Badwhiz rápidamente, inclinando la cabeza. Pero antes de partir, algo le detuvo y llamó la atención de Mannah.

"¿Qué sucede?", dijo Mannah en un tono autoritario.

"Disculpe, Gran sub-líder Mannah, pero ¿qué planea hacer con el Gallo Dragón Titanicus?", preguntó Badwhiz, manteniendo su mirada baja. No muy lejos de ellos, se encontraba el cuerpo del inmenso gallo dragón flotando en el agua. Aquello debería ser imposible para una criatura de tal tamaño o peso, lo que sugería alguna cualidad única de su especie.

"Uhmm", murmuró Mannah en reflexión. Podría rescatar a la mascota del niño y usarla contra la princesa, pero actuar así podría parecer como una recompensa injustificada. Y sinceramente, Badwhiz aún no había demostrado ser útil en lo más mínimo. Había sido traído como un peón sacrificable en caso de que las ponis lo atacasen mientras canalizaba el hechizo, lo cual no había sucedido, y el niño simplemente había sido un espectador.

"Ha cumplido su propósito. Y tú aún no has terminado de cumplir el tuyo. Ceridwen se encargará del resto. ¿Está claro, Escudero Badwhiz?", dijo Mannah con un tono de voz que dejaba en claro que no toleraría más contratiempos.

"Sí, Gran sub-líder Mannah", respondió Badwhiz con rapidez, y en un abrir y cerrar de ojos, agitando sus negras alas, se elevó hacia el cielo en dirección a las colinas.

/ -

De regreso en el vagón médico...

"Espera un momento, Pinkie... ¿estás diciendo que Magi se quedó en el tren, escondida en uno de los baños todo este tiempo?" preguntó Applejack, incrédula, aún recostada en una cama.

"Sí, eso fue lo que nos dijo," confirmó Rarity.

"Ella mencionó que se preocupó mucho por nosotras después de que Vainilla la expulsara del vagón. Dijo que tuvo un mal presentimiento y decidió quedarse," añadió Fluttershy.

Applejack se rascó la cabeza; algo en esa historia no encajaba del todo, o más bien, no encajaba en nada. Recordaba que Twilight había mencionado algo sobre que la Gran Barrera había expulsado a cualquiera que pudiera ayudarles, pero ¿se refería solo a los animales? La granjera agitó la cabeza; todavía se sentía un poco mareada para pensar con claridad...

"Applejack, querida, ¿cómo te sientes?" preguntó Rarity.

"Uh... bastante mejor. Mmm..." Applejack flexionó sus extremidades delanteras y luego se levantó de la cama sin problemas. "¿Y dónde está Magi?"

"Fue al baño... dijo que necesitaba prepararse adecuadamente," respondió Pinkie Pie mientras comía de una bolsa de galletas Yumi.

Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió y Magi salió. Sin embargo, no era la misma Magi sonriente que las había salvado usando una de sus cápsulas de emergencia y que luego las había atendido para que se recuperaran. La Magi que ahora se enfrentaba a ellas tenía una mirada fría y oscura, estaba equipada con toda clase de artefactos y herramientas mágicas, parecía estar lista para entrar en una batalla.

Estos eran sus verdaderos colores.

Sintiendo el peligro, Applejack se colocó inmediatamente delante de sus amigas. "¿Quién eres tú?"

El ambiente se llenó de tensión entre el grupo de amigas y la pegaso pelirroja.

Magi suspiró.

"Ya me he presentado antes... miren, no tenemos tiempo para esto. Debemos trabajar juntas," dijo Magi sin mostrar emociones.

"¿Realmente? ¿Cómo sabemos que no estás del lado de Vainilla?" cuestionó Applejack.

"¿Vainilla? ¿Te refieres a uno de los tipos que les atacaron? ¿O al chico que tiene como sirviente?"

"¿Uhmm?" Applejack no tenía respuesta, su mente había quedado perpleja al tratar de entender la pregunta que le habían hecho. Magi se dio cuenta de que, a pesar de la apariencia decidida de Applejack, aún se encontraba desorientada y debilitada.

"Puedo ayudarles, pero nos estamos quedando sin tiempo. Solo... necesito que confíen en mí, por favor" dijo Magi implorando pero se notaba que se estaba esforzando en decirlo.

Applejack miró a sus amigas, quienes se veían tan preocupadas y exhaustas como ella. ¿Debería confiar en esa poni que parecía tan amenazadora y emanaba un aura oscura? ¿Qué haría Twilight?

Finalmente despues de una larga pausa.

"Está bien," dijo Applejack. Sus amigas parecieron recobrar algo de esperanza en ese momento.

"Perfecto, no perdamos tiempo entonces." respondio Magi con alegria, tanto que sus colores parecian haber regresado a su semblante " Mencionaste a Vainilla antes, bien, no la conozco. Pero sí conozco a estos tipos"

Antes que terminara sus palabras, uno de los orbes que flotaba sobre Magi se alejo de ella y se ubico en el techo. Luego, una luz se desprendió del orbe y generó una imagen holográfica en medio del vagón.

Applejack y el resto de las ponis se acercaron al holograma y pronto reconocieron las figuras que se mostraban en él.

"¿Los Caballeros del Orden?" exclamo Applejack sorprendida.

"Sí, ellos mismos. Son responsables de este desastre y están aquí para terminar su trabajo. Y al parecer, cuentan con ayuda local ..." dijo Magi, cambiando la imagen del holograma por la de Badwhiz.

"¡Pero eso es imposible! ¡Ellos estan encerrados en el Tartaro!" exclamó alterada Rarity.

"Pues no lo están. Su princesa parece haber cometido un terrible error al subestimarlos," sentenció Magi con una mirada molesta hacia el resto de las ponis.

Ahora la consternación era palpable entre todas ellas. Abatida, Applejack se quitó el sombrero, comprendiendo la gravedad del asunto. Twilight ya le había confesado anteriormente sobre el gran peligro que sentía al mantener prisionero a ese grupo de individuos. Applejack le había aconsejado esforzarse más en buscar Cunabula y tratar de enmendar la situación con ese reino, pero era evidente que ese consejo había sido inútil.

Ella y sus amigas estaban atrapadas a merced de no un villano sino de seis villanos, cada uno tan peligroso como un Rey Sombra. E incluso había uno más del que no sabían nada.

Applejack se volvió a colocar el sombrero. Ahora tenía una mejor idea de contra qué estaban lidiando, esto le daba un escaso alivio. Pero aún quedaba una duda.

"¿Por qué no te fuiste?" preguntó Applejack en voz alta a Magi, silenciando el murmullo del resto de sus amigas.

Una expresión de angustia cruzó el rostro de Magi.

"Yo... no sabía qué tan grave era la situación. Pensé en quedarme y aprender más de ustedes. Ustedes siempre ganan... nunca imaginé que las cosas terminarían así," terminó de decir Magi abatida, agachando la cabeza.

Applejack tenía un buen sentido para percibir la verdad en los demás. Y ahora mismo, Magi finalmente estaba siendo muy honesta. También notó que tenía los párpados hinchados, prueba de la angustia y pena que estaba sintiendo.

"Bueno... ahora mismo necesitamos todos los cascos posibles para salir de este lío," dijo Applejack con resignación. Aunque tenía una multitud de preguntas, como cómo Magi sabía tanto o por qué quería aprender sobre ellas, buscar respuestas a esas dudas no las llevaría a ningún lado y probablemente empeorarían la situación. Así que solo había una sola pregunta importante que podía hacer. "¿Tienes algún plan?"

Los ojos de Magi brillaron por un momento. Era evidente para todas que tenía uno.

"Sí, sí, tengo uno... bueno, no es un plan... sino más bien una suposición... una teoría..." Magi comenzó a trotar en su mismo sitio, claramente ansiosa. "Estuve pensando y pensando... en lo que dijo aquel niño sobre que le entregaran los Elementos de la Armonía. Así que pensé en por qué les importaba tanto. He escuchado que ustedes los tuvieron en el pasado y que fueron poderosas herramientas para derrotar a los enemigos que atacaron Equestria, pero luego dijeron que los perdieron y ahora lo que queda de su magia existe dentro de cada una de ustedes... así que pensé, ¿cuál es el problema?"

Todas las ponis parecieron muy confundidas por las palabras de Magi, sobre todo Applejack.

"¿Cuál es el problema?" repitió Rarity.

"Sí, sí, ¡eso! ¿Cuál es el problema? Si la magia de los Elementos solo persiste en ustedes, entonces tarde o temprano desaparecerá. Después de todo, no somos eternos, bueno... quizás la princesa sí lo sea... pero nosotras no. A todas nos llega la hora en algún momento y cuando eso pase, el elemento que representen también se perderá. Entonces... ¿Por qué hacen esto los Caballeros del Orden? ¿Lo hacen solo para evitar que los usen? Si es así, les bastaría con eliminar a una de ustedes o capturarla, ¿entonces ya no podrían recuperar el poder de los Elementos de la Armonía en su conjunto, no? o... ¿sí?" preguntó repentinamente Magi a todas las ponis, con una expresión que reflejaba la retorcida esperanza que ansiosamente buscaba encontrar en ellas.

"Bueno... pues..." todas las ponis se encontraban algo desorientadas. Twilight era quien entendía mejor aquellos temas de la magia, pero la duda que planteaba Magi era válida, aunque se sentía bastante forzada. Para empezar no sabían a dónde quería llegar Magi con aquellas preguntas. Realmente nunca habían ahondado mucho en aquellos temas. Twilight, en algunos experimentos, hizo el intento de activar la magia de los Elementos con solo un trío de ellas, y los resultados fueron bastante descepcionantes. La magia funcionaba, pero no era lo suficientemente potente y las dejaba muy agotadas. En conjunto, eran mucho más fuertes, de eso no había duda. Sin embargo, el caso de recuperar la magia de una de ellas si le sucediera algo... ¿realmente era algo que Twilight no hubiera previsto? Y si así fuera, ¿cómo lo haría?

El grupo de amigas ponis se sumió en una profunda reflexión bajo las ondulantes sombras del interior del vagón médico. Entonces, un rayo de luz brilló entre ellas. O más bien, un rayo de luz rosa.

"¡Eso es! ¡Los cristales! ¡Los cristales!" exclamó Pinkie Pie emocionada hacia sus amigas. "¡Twilight podría colocar parte de nuestra magia dentro de un cristal y así hacer un conjunto con cada una de nosotras! ¡Y no solo eso! ¡Cualquiera de nosotras podría usarlo, ya que somos parte del conjunto! ¡Podría guardarse y dárselo a otro poni para que aprenda a usarlo en el futuro! ¡Así no se perdería la magia! ¡Es brillante!"

Un fuego pareció encenderse en los ojos de Magi, como si todas sus esperanzas finalmente se hicieran realidad. Eso era lo que quería escuchar.

"¡Maravilloso! La princesa debe haberles dado algo así, ¿verdad? Porque un objeto tan poderoso debe tener la fuerza suficiente para derrotar a los Caballeros del Orden en este momento," exclamó Magi en un relincho lleno de alegría.

Pinkie Pie y sus amigas se quedaron petrificadas, toda la infundada esperanza que habían sentido repentinamente por la alegría de Pinkie se desvaneció y desapareció. Mirándose entre sí deprimidas, finalmente Applejack respondió: "Lo siento, Twilight no nos dio nada como eso..."

"Qué desafortunado..." dijo Magi totalmente desesperanzada.

Applejack levantó una ceja. Magi estaba... ¿fingiendo?

"¡Esperen!" gritó Fluttershy repentinamente, llamando la atención de todas. "Ahh... uhm... disculpen, debí decirlo antes... pero Twilight me dio esto poco antes de dejar la enfermería. Creo que es justo lo que necesitamos ahora, ¿verdad?"

De la melena de Fluttershy emergió un rosario de seis piedras, tres de ellas eran blancas y las otras tres tenían una tonalidad purpura, amarillo y celeste. El brillo que emanaba de estas gemas era casi idéntico al que una vez tuvieron los elementos de la armonía originales.

"Estas gemas son... ¡Hermosas!" exclamó Rarity, cuyos ojos brillaban intensamente, al igual que los de todas las ponis presentes.

Animadas nuevamente por esa milagrosa oportunidad, las amigas ponis se regocijaron, pues finalmente tenían algo que podrían usar para defenderse.

"Mmm, esperen... ¿Deberían ser tres del mismo color?" señaló Magi a tres de las gemas que tenian un color blanco.

"No... Twilight me dijo que necesitaban ser completados con la magia de Rarity, Applejack y Pinkie Pie. No entendía bien de qué hablaba en ese momento... solo me pidió que lo llevara, en caso de que algo le pasara," dijo Fluttershy claramente entristecida.

Todas las ponis entonces recordaron con pesar el repentino ataque de Rainbow Dash, la pérdida de Twilight y el caos que se desató después.

Entonces Applejack finalmente notó lo evidente...

"Esperen... ¿aun estamos en el tren? ¡Vendrán por nosotras en cualquier momento! ¡Tenemos que salir de aquí ahora!" exclamó alarmada Applejack.

Pero Magi simplemente se rió al ver a las ponis entrar en pánico.

"¿Eh?" se miraron extrañadas las ponis.

"Por favor, no se alarmen. Estamos totalmente a salvo. Más bien, deben completar esos cristales lo más pronto posible. Solo entonces tendremos una oportunidad de salir de aquí y salvar a su princesa y su otra amiga," dijo Magi mientras miraba por la ventana.

Applejack no podía negarse a ese plan... pero realmente, ¿eran estos cristales su mejor recurso para derrotar a los caballeros del orden? ¿Por qué Twilight no mencionó algo como esto antes de la pelea contra el gallo dragón?

Con desconfianza, Applejack observaba a Magi por detrás, mientras que la sospechosa pegaso, con una sonrisa oscura, vigilaba distraida por la ventana.

/ -

"¿Dónde están?" pensó con creciente frustración Ceridwen mientras revisaba por tercera vez los restos del tren.

Había relevado a Mannha en la misión de captura de la princesa Twilight y sus amigas. Aunque el sub-líder de los Caballeros del Orden había prometido que él se haría cargo de todo el trabajo, al final le terminó delegando la tarea a ella. No le sorprendió en absoluto, considerando el gran desastre que había causado su gran ataque elemental de agua, buscar entre los escombros que uno mismo había causado tendría que ser algo que un político como él jamás haría.

"Políticos y sus promesas..." pensó mientras levantaba con su magia uno de los vagones inundados. "Si tan solo me hubieran enviado junto a Balor y Taranis... todo habría resultado diferente."

Aquel trío de Caballeros había llevado a cabo una multitud de operaciones en el exterior del mundo, todas en su mayoría exitosas. Espionaje, sabotaje, recuperación de artefactos mágicos, manipulación de reinos... la lista era larga. Ceridwen se sentía orgullosa de tener un historial intachable. Era conocida y respetada en toda la Hermandad de Caballería de Cunabula.

Desde un principio se mostró dudosa del desarrollo de la misión.

La participación de los seis Caballeros del Orden no era algo frecuente. Morrigan siempre se mantenía cercana al templo y Mannah pasaba más tiempo en las oficinas del concilio que en el campo de las misiones. Incluso Danu tenía una gran cercanía al rey y era raro verlo visitar a las tropas regulares.

Ninguno de esos tres entendía cómo era verdaderamente un campo de batalla. Cómo se libraba una guerra. Peor aún... cómo encontrar la paz.

Cunabula había permanecido mucho tiempo aislada en las sombras del mundo, y ahora habían irrumpido duramente en él.

Ceridwen había sugerido ser cautos en el primer ataque a Equestria. Había propuesto que fueran enviados tres miembros de los Caballeros a su elección para iniciar una misión inicial de espionaje y sabotaje en ese reino.

Pero no fue escuchada. Después del desastre en Ornitia, Danu declaró que tales métodos eran inefectivos y que solo darían tiempo a las ponis para prepararse. Argumentó que todo debía acabar en un ataque frontal descisivo. Mannah y Morrigan apoyaron esta idea. Sumado al respaldo del Concilio y el Rey, Ceridwen simplemente tuvo que agachar la cabeza y permitir que el liderazgo de Danu prevaleciera.

¿Fue un error... no desafiarlo? No, Ceridwen siempre se consideró a sí misma como una servidora. Recibir órdenes y cumplirlas en el nombre de Cunabula era el propósito de su vida. Aun así, sentía que todo podría haber resultado mejor si el juicio del alto mando hubiera sido más... equitativo.

"SPLOOFFFFFFFFF" resonó en medio del lago creado artificialmente por la magia de Mannah. Ceridwen había dejado caer sin cuidado el vagón destrozado del tren. No había rastro de las ponis.

El reflejo de la armadura naranja que portaba el cuerpo de Badwhiz brillaba nítidamente en las ondulantes aguas del lago. Este mismo cuerpo era ahora usado por Ceridwen.

"Entiendo..." pensó fríamente Ceridwen al contemplar su propio reflejo en el agua.

No muy lejos, unos pequeños pájaros rojos de vistosas plumas negras la acechaban.

/ -

Era una batalla difícil, la más difícil en su vida.

Golpe tras golpe. Su oponente se replegaba cada vez más. Rainbow Dash lo percibía. No le dejaría respirar, ni siquiera le daría la oportunidad de pensar.

Sus demás amigas habían caído, era su deber vengarlas.

Ella era la última en pie. El destino de Equestria estaba en sus cascos.

Vainilla, cobardemente protegido por su burbuja mágica, resistía los ataques constantes que ella le propinaba. Pero eso no duraría para siempre. No era la primera vez que peleaba contra magos que pensaban que sus defensas eran absolutas y que sus oponentes se cansarían de repetir el mismo ataque.

Tipos como esos no conocían a Rainbow Dash. Todos ellos terminaron aprendiendo una dura lección. Y Vainilla también la estaba aprendiendo. Se notaba en su rostro. Se estaba cansando.

Empujando a Vainilla a través del cielo, Dash continuó golpeándolo entre las rocas, entre las colinas, entre los árboles.

No importaba dónde, seguiría haciéndolo hasta que esa cubierta cayera.

Entonces finalmente una brecha y una explosión de luz.

Pero Rainbow no se sorprendió. Aquello era un patético truco para asustarla. Embistió directamente, atrapando a su enemigo en el aire. Antes de que pudiera reaccionar, se deslizó ágilmente a su espalda y lo sujetó por las patas delanteras, inmovilizándolo. Rápida y furiosa, continuó su vuelo hacia el cielo y luego, como un cometa, ambos se precipitaron hacia la tierra, girando desenfrenadamente para que su enemigo no pudiera concentrarse.

Totalmente incapacitado por aquel increíble ataque, Vainilla no opuso resistencia. Su fin había llegado. Una violenta explosión se desató en medio de un pequeño bosque.

Vainilla yacía derrotado en el suelo, en medio de un cráter. En el último segundo, Rainbow Dash habia soltado el cuerpo de su oponente permitiendo que se estrellara en el suelo.

Victoria y arrogancia se reflejaban en el vuelo de Rainbow Dash mientras se posicionaba encima de su oponente, colocando un casco sobre la cabeza del vencido villano.

Todo había terminado y, una vez más, Equestria estaba a salvo.

Pronto, la gran barrera mágica comenzó a disolverse y desde todas direcciones llegaban amigos y conocidos de Dash.

"¡Eres asombrosa, Dash! ¡Lo hiciste!" exclamaron los Wonderbolts.

"No fue nada," respondió Dash sin modestia.

"Eres una pegaso extraordinaria. Es un gran honor estar en tu presencia," dijo la princesa Celestia inclinando la cabeza, acompañada de las otras princesas.

"Por favor, ustedes también tienen alas, ¿no?"

"Ciertamente, ¡la pegaso es INCREÍBLE! Alguien debería renombrar a Equestria y llamarla Dashiland", exclamó Discord, ataviado con un enorme traje de Rainbow Dash.

"¡Hey! ¿y tú qué haces aquí?"

Entonces todos los ponis y criaturas presentes quedaron en silencio. Una figura oscura avanzó entre todos. Aquellos enormes cuernos que ostentaba hablaban de su identidad. Grogar, padre de los monstruos, avanzó lentamente hasta colocarse frente a Rainbow Dash y postrarse ante ella.

"Eres la poni más asombrosa del mundo," dijo el oscuro carnero con su grave e inconfundible voz.

"Sí, como digas ... ¡¿DÓNDE ESTÁ MI PÚBLICO?!" exclamó la pegaso, alzando su casco y mirando a todos los que la rodeaban.

Explosiones multicolores y luces centelleantes, una lluvia de ovaciones llegó a ella, intensa como el estruendo de cien estadios, todos gritando su nombre, haciéndola vibrar y llenándola de un sentimiento de plenitud total.

Rainbow Dash era Rainbow Dash, la más grande heroína que jamás hubiera existido o existiría.

Entonces, una verdadera lluvia cayó sobre su rostro, empapándola y silenciando todas esas fantasías.

Rainbow Dash miró nuevamente a su alrededor, el mundo ya no era colorido y brillante. Ahora era gris y polvoriento. Y bajo sus cascos no estaba el cuerpo de Vainilla, sino el de Twilight.

La pegaso quedó muda por unos segundos, observando la escena. Luego, el recuerdo de su pelea con Badwhiz le llegó y cómo fue derrotada. Y luego ... como atacó a Vainilla, no ... a Twilight.

"¿Es un sueño? ¿Es un sueño, verdad?" se dijo a sí misma, incrédula, mordiéndose el casco. Sintió dolor, pero no despertó. Ya no estaba en un sueño...

Era la realidad, o más bien, una pesadilla.

Con lágrimas en los ojos, Rainbow Dash tomó rápidamente el cuerpo de Twilight y comenzó a sacudirlo, esperando una reacción... pero no ocurrió nada. "¡DESPIERTA, TWILIGHT! ¡POR FAVOR, DESPIERTA! ¡DIME QUE ESTO ES UN SUEÑO!"

Sin embargo, no hubo respuesta. No había vida en aquel cuerpo golpeado y roto.

Dash comenzó a llorar, lágrimas verdaderas, torrentes de tristeza que caían al suelo, lágrimas nacidas de la terrible tragedia que había cometido.

"¡¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ PASÓ ESTO? NO LO ENTIENDO, ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?!" lloraba Rainbow Dash, acunando el cuerpo caído de su amiga.

"Rainbow, estoy bien... no llores," dijo la voz de Twilight.

"¡¿CÓMO QUIERES QUE NO LLORE DESPUÉS DE QUE TE... ¿EH?!" Rainbow dio un brinco, apartando a un lado el falso cuerpo de Twilight que había sostenido. Allí, de pie, agitada y maltrecha, estaba Twilight, todavía viva y con una sonrisa.

La mente de Rainbow Dash quedó en blanco, todo parecía demasiado irreal como para reaccionar. Antes de que la pegaso pudiera abrir la boca, Twilight comenzó a hablar...

"Eres una gran fanática de las historias de Daring Do. Odias comer tartas. Tuviste una cita secreta con Soarin la primavera pasada y cuando eras pequeña, te encantaba usar vestidos blancos y que tus padres te llamaran 'princesita arcoíris', incluso cuando decías que lo odiabas", terminó diciendo Twilight, casi sin aliento.

Rainbow Dash había escuchado suficiente, si esto era o no la realidad, no importaba. Tampoco le importaba el muñeco de Twilight que estaba en el suelo. Lo único de lo que estaba segura era lo que iba a hacer a continuación.

"¡TWILIGHT!" gritó Rainbow, abrazando a su amiga entre lágrimas de felicidad. Twilight, por su parte, se sentía dolorida por los golpes que había recibido. No eran heridas graves, pero se sentía agotada.

"¿Estás bien? ¿Te hice daño...?" preguntó Rainbow frenética.

"No te preocupes, Rainbow, solo dame un momento de respiro."

Entonces, un meteoro oscuro impactó no muy lejos de ellas, y de entre el polvo emergió una figura que conocían. Envuelto en sombras, era Badwhiz, que finalmente les había dado alcance, listo para poner fin a esa batalla.

"¡POR FAVOR, DENME UN DESCANSO!" se quejó Twilight molesta a lado de Dash, al mismo tiempo que un relámpago negro se lanzaba contra ellas.