El viento soplaba suavemente sobre el tranquilo lago en medio de la Gran Barrera. En una de sus orillas, una pequeña mariposa rosada batía exhausta sus alas en un intento desesperado por alcanzar un lugar seguro. No muy lejos de su trayectoria, el último vagón de carga del tren de Ponyville a Canterlot yacía volcado en la tierra. A diferencia de los demás vagones hundidos en el lago, este se encontraba en perfecto estado a pesar de haber sido atacado por las mismas fuerzas elementales que habían destrozado el tren.

Con esperanzas renovadas, la pequeña mariposa se esforzó al máximo para llegar al vagón y, después de varios intentos fallidos, finalmente logró alcanzarlo. Exhausta, descansó sobre una de sus ruedas.

A pesar de que solo soplaba una brisa suave en ese momento, para esa pequeña mariposa, el viaje había sido como atravesar un huracán.

Después de varios minutos de descanso en el vagón del tren, la pequeña mariposa dirigió su atención hacia el horizonte.

Al otro lado del lago, una gran nube de polvo se elevaba, y estruendos similares a estallidos comenzaron a resonar, llenando toda la Gran Barrera de un eco ensordecedor.

La nueva amenaza llenó de angustia a la pequeña mariposa, que sin perder un segundo, buscó refugio entre las aberturas metálicas que se revelaban en el vagón volcado. Su búsqueda fue breve, pues encontró un agujero en los conductos de aire cercanos e ingresó en él sin dudarlo.

Aquella diminuta criatura desapareció de la vista de cualquiera que la hubiera observado. Sin embargo, en ese mundo en conflicto, pocos tenían ojos para detalles tan insignificantes como aquel.

"¡TRHROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!"

Una lluvia de enormes rocas impactó el bosque que bordeaba la Gran Barrera. Árboles y viejas construcciones se hicieron añicos al recibir el impacto de rocas tan grandes como carretas. La pesada lluvia de rocas continuó implacable durante varios segundos hasta que finalmente el bombardeo cesó.

La nube de polvo gris resultante de esa lluvia comenzó a disiparse lentamente, revelando un páramo de destrucción.

Badwhiz, quien nunca antes había presenciado una demostración de poder tan impresionante por parte de Ceridwen, quedó profundamente asombrado. Tanto, que por un momento pensó que la batalla ya había terminado.

Sin embargo, para Ceridwen, una veterana que ya se había enfrentado a la princesa y su séquito en el pasado, aquel ataque no debería haberla sorprendido.

"No creo que seas tan débil como para pensar que unas simples rocas sean suficientes para derrotarte", reflexionó Ceridwen mientras asumía una postura defensiva y encendía con su magia las dos varas doradas que flotaban a su alrededor. Detrás de ella, Badwhiz la imitó rápidamente para cubrir su retaguardia. Entre ambos, flotaba un cubo de cristal.

Hacía unos minutos, Ceridwen había llegado al campo de batalla. Después de permitir que Badwhiz diera un ultimátum a la princesa, informándole que sus compañeras ya habían sido capturadas y que debía rendirse, procedió a atacarla con una lluvia de rocas al no recibir una respuesta favorable. Por supuesto, no tenía interés en escuchar las excusas de la princesa Poni; si no se rendía de inmediato, no tenía sentido gastar ni una sola palabra.

Incluso en ese ataque repentino, la princesa no cayó en el pánico ni la confusión. Hábilmente esquivó las rocas que habían sido manipuladas magicamente y retrocedió con su compañera hasta desaparecer de la vista de Ceridwen.

La mirada que tenía la princesa antes de marcharse era una que Ceridwen conocía muy bien; era una mirada que reflejaba una gran determinación por pelear.

Estaba claro que un contraataque era inminente.

El polvo se había disipado por completo cuando, no muy lejos de donde estaban, Twilight emergió detrás de las rocas y lanzó un preciso rayo de magia desde su cuerno hacia Ceridwen.

El contraataque comenzó antes de lo que Ceridwen había anticipado, pero solo esto fue inesperado.

El audaz ataque directo de Twilight chocó contra la sólida barrera mágica que Badwhiz había erigido. El ataque resultó ineficaz. Ceridwen, viendo una oportunidad, actuó en sincronía con Badwhiz, quien bajó la barrera y lanzó inmediatamente una de sus varas doradas hacia Twilight.

La vara no se dirigió a su objetivo como una flecha, sino de costado como un rodillo. En medio de su trayectoria, creció exponencialmente, impactando en el suelo debido a su propio peso y continuando su avance como una aplanadora gigantesca.

Twilight se sorprendió mucho al presenciar la manifestación de esta magia. El avance arrollador de la vara gigante y las rocas que salían disparadas en todas direcciones no le dieron más opción que elevarse en el cielo para evitar ser aplastada por la apisonadora.

Ahora en el aire, Twilight se convirtió en un blanco fácil.

("¡Cambio!") ordenó Ceridwen a Badwhiz. En un movimiento perfectamente sincronizado que duró menos de un segundo, ambos compañeros intercambiaron sus posiciones. Ahora Badwhiz estaba frente a Twilight, libre para atacarla directamente con sus relámpagos negros.

Uno tras otro, rayos negros persiguieron a Twilight en el cielo. Algunos rozaron su estela mientras que otros pasaron demasiado cerca, pero la mayoría falló en su objetivo. Twilight no era una gran voladora, pero sus fuertes alas y su conocimiento en vuelo le daban la ventaja suficiente para esquivar el continuo asedio de Badwhiz.

Ceridwen, detrás de él, no le prestó atención. Sabía que Badwhiz no sería capaz de derribar a la princesa. Su único propósito era mantenerla ocupada. El verdadero ataque vendría desde atrás.

Rainbow Dash, veloz como un rayo, emergió entre los restos del bosque aplastado y se dirigió directamente hacia Ceridwen a una velocidad imposible de detener. La ágil pegaso esquivó con facilidad la lluvia de perdigones que Ceridwen lanzó para frenar su avance. Sin más obstáculos, Rainbow Dash aceleró al máximo y se deslizó por el suelo hasta situarse debajo de Ceridwen. En lo que podrían haber sido apenas dos segundos, ambos adversarios se encontraron a menos de un metro de distancia. Entonces, haciendo gala de su extraordinaria agilidad, Rainbow Dash lanzó sus extremidades inferiores directamente hacia la cara de Ceridwen con la intención de dejarla inconsciente de un solo golpe.

Ceridwen no esperaba menos. No era la primera vez que se enfrentaba a esa ágil pegaso.

Su primer encuentro tuvo lugar durante la conspiración en Ornitia, donde sus esfuerzos iniciales por evitar la activación del Árbol de la Armonía en ese reino fueron frustrados por Rainbow Dash y sus compañeros. En ese momento, se sorprendió al ver con sus propios ojos la rapidez de Rainbow Dash. Poco después de retirarse de allí, quedó aún más asombrada al enterarse de que esa misma pegaso había viajado desde la capital de ese reino hasta la capital de Equestria en menos de un día.

Su segundo encuentro tuvo lugar en Canterlot, y desafortunadamente terminó en un desastre. Al tratar de cumplir las negligentes órdenes de Danu, Ceridwen fue emboscada por la Princesa y sus aliadas. Aquella confrontación fue breve y humillante. Después de recibir una avalancha de ataques de todo tipo que no le dio la oportunidad de defenderse, fue derrotada bajo los cascos de esas ponis.

Ceridwen podía aceptar su derrota. Sin embargo, lo que no podía aceptar era que esos encuentros hubieran sido tan desequilibrados.

Ahora, estaban en su tercer enfrentamiento, y esta vez Ceridwen estaba segura de que no terminaría como los anteriores.

Ceridwen se desvaneció antes de que Rainbow Dash pudiera conectar su inminente ataque directo. La pegaso pasó de largo sin alcanzar su objetivo. Aunque a los ojos de cualquier otro habría parecido que Ceridwen se había teletransportado, Rainbow Dash sabía que no era así. Ceridwen, haciendo uso de su magia que manipulaba el tamaño, se había reducido hasta volverse tan diminuta que apenas era visible. Pero incluso siendo tan pequeña, aún tenía el control de sus poderes.

La segunda vara, que aún flotaba en el aire, se transformó en un diminuto pero afilado dardo. En uno de sus extremos, la todavía diminuta Ceridwen se posicionó y apuntó hacia Rainbow Dash. Luego, liberó su verdadero ataque con este proyectil.

Rainbow Dash, que se había volteado para no perder de vista a la reducida Ceridwen, notó un pequeño destello dorado en el lugar donde su oponente se encontraba antes.

No, no era un destello. Los instintos de Rainbow Dash activaron sus alarmas, y de forma instintiva, estiró el cuello hacia atrás tanto como pudo, esquivando así el agudo objeto que se dirigía directamente a su cabeza. El proyectil pasó de largo y golpeó una roca que estaba bastante detrás de Rainbow Dash.

Desorientada por el gran esfuerzo que realizo para evitar ese inesperado ataque, Rainbow Dash perdió el ritmo de su vuelo y acabó rodando por el suelo hasta chocar contra la anterior roca a sus espaldas. A pesar de todo eso, gracias a sus rápidos reflejos, pudo frenarse lo suficiente como para salir ilesa del impacto.

La roca detrás de Rainbow Dash no tuvo tanta suerte.

Mientras observaba casualmente el lugar donde el dardo había impactado, Rainbow Dash abrió los ojos de par en par y se llenó de angustia al ver un profundo agujero en la roca. Ahí era donde el proyectil se había incrustado por completo, evidenciando la letalidad de ese ataque.

"¡EN SERIO! ¿QUIEREN ATRAPARNOS O QUIEREN ELIMINARNOS? ¡DECÍDANSE!" explotó Rainbow Dash, visiblemente fastidiada.

"Khiss", chasqueó la lengua Ceridwen mientras volvía a su tamaño normal. Ella también se encontraba molesta. El ataque que había ejecutado era uno de los que más había practicado desde que estuvo aprisionada en el Tartaro, y lo había perfeccionado pensando en usarlo contra Rainbow Dash. Sin embargo, después de su reciente ejecución, tendría que considerarlo como un esfuerzo inútil.

"¡Lady Ceridwen, arriba!" exclamó Badwhiz de repente en un mensaje mental.

Enormes rocas comenzaron a caer en su posición. Tanto Ceridwen como Badwhiz retrocedieron, aumentando la distancia entre ellos y Rainbow Dash. Badwhiz levantó de nuevo la barrera, protegiendo a ambos de las piedras más pequeñas que salpicaban a su alrededor.

A través del polvo que se había levantado, Ceridwen vio cómo Twilight llegaba rápidamente donde estaba Rainbow Dash y luego desaparecía junto con su compañera en una teletransportación.

"No eres capaz de pelear por ti misma sin ventaja, ¿verdad, princesita?" se burló Ceridwen en su interior, satisfecha. Ahora estaba convencida de que su oponente no era mejor que ella ni que sus compañeros. No había ninguna fuerza especial cuidando detrás de esa poni, y pronto no tendría a nadie delante suyo que la protegiera.

"Eso no estuvo bien", expresó Rainbow Dash, claramente molesta.

"No, no lo estuvo", reconoció Twilight mientras yacía en el suelo. Se encontraba algo agotada después de esquivar los relámpagos de Badwhiz en repetidas ocasiones. Aunque no tenía heridas graves, las puntas de su cola y algunas partes de su pelaje mostraban signos de chamuscado.

Ambas ponis se encontraban de nuevo en el fondo del pozo sin salida. El sombrío lugar, iluminado únicamente por la luz mágica de Twilight, era una representación física de la complicada situación en la que se encontraban.

"Y ahora son dos... ¿Que son? ¿Gemelos?" preguntó Rainbow Dash.

"No lo creo. Uno de ellos es un espiritu encantado, ese es Badwhiz fuera de su cuerpo. El otro ... deberia de ser el verdadero Vainilla"

"¿'Deberia'?" dijo extrañada Rainbow Dash.

"No se ha mostrado fisicamente aun. Solo esta utilizando el cuerpo de Badwhiz como rehen."

"A mi no me parecia un rehen Twilight, se veia muy colaborador."

"No podemos descartar nada aun Rainbow Dash, no sabemos lo suficiente"

"Cierto, no sabemos ..." respondió Rainbow Dash con aire molesto mirando pensativa una de las paredes.

Hubo una nueva pausa en la conversación entre ambas amigas. La frustracion de Rainbow Dash era palpable en ese momento, a Twilight le dolia mucho no poder tener suficientes respuestas para su amiga.

"¿No dijiste que esos tipos intentarían atraparnos en lugar de atacarnos directamente?" dijo Rainbow Dash volviendo su mirada a Twilight

"Parece que sus planes son diferentes. Lo que dijo Badwhiz antes era solo una artimaña para que bajáramos la guardia."

"Ese pequeño..." las plumas de Rainbow Dash se crisparon.

"De hecho, es probable que todo lo que nos ha dicho desde el principio haya sido una mentira."

"Espera... entonces, ¿las chicas están bien?" exclamó Rainbow Dash, con esperanza en la voz.

"No, pero ese cristal en el que dijo que supuestamente están encerradas debe de ser una trampa."

"Entonces ellas..." Rainbow Dash comenzó a decir con una voz dudosa.

"¡Eh! No, no, Rainbow, no puede ser. Ellas deben haber sido capturadas", respondió rápidamente Twilight al ver la preocupación en el rostro de Rainbow Dash.

"¿Cómo lo sabes?" respondió Dash angustiada.

"Lo habría sentido, tú también lo habrías sentido. Eso no pudo haber sucedido", aseguró Twilight agitando su cabeza. A pesar de que había muchas posibilidades de que sus amigas hubieran sido eliminadas, esas ideas solo estaban en su cabeza. En lo más profundo de su ser, Twilight sentía que sus amigas aún estaban allí, aunque distantes. Era la misma sensación que había tenido cuando se enfrentó a la Triple Amenaza que atacó Canterlot antes de su coronación. A pesar de la desesperación que la inundó en ese momento, nunca sintió una sensación de pérdida, sino de abandono y fracaso.

"Yo tengo fe en que ellas aún están aquí. Pero están prisioneras por el enemigo, debemos hacer todo lo posible para liberarlas", continuo Twilight con un animo renovado.

A pesar de la fuerte voluntad expresada por Twilight, las dudas ya empezaban pesar sobre Rainbow Dash ...

"¿Pero qué hacemos, Twilight? Si continuamos como lo estamos haciendo hasta ahora, perderemos", respondió Rainbow Dash con preocupación.

Para Twilight, esta era una pregunta con una respuesta difícil.

Después de que el compañero de Badwhiz llegara, sin decir palabra alguna entre ellos, Badwhiz les anunció que el resto de sus amigas habían sido capturadas en un cubo de cristal y que debían rendirse. Twilight intentó iniciar una conversación en ese momento, pero fue interrumpida por el violento ataque de rocas lanzado por el recién llegado Vainilla. Ante ese giro de los acontecimientos, Twilight, ya sin la posibilidad de negociar, tuvo que coordinarse brevemente con Rainbow Dash para ejecutar un ataque rápido y liberar a sus amigas.

El plan de ataque consistía en que Twilight simularía una ofensiva para distraer al compañero de Badwhiz, mientras Rainbow Dash avanzaría oculta por detrás, asaltando a Badwhiz de sombras en la retaguardia, venciéndolo y tomando el cristal. Este movimiento requería ser ejecutado de manera rápida y contundente para tener éxito. Desafortunadamente, la coordinación de sus oponentes resultó ser mejor de lo que habían anticipado. No solo eso, recibieron una respuesta inmediata a sus acciones e incluso un contraataque que casi acabó con una de ellas.

Continuar con esta misma estrategia hasta que el oponente fallara sería un camino hacia el fracaso, dado lo mucho que se habían preparado los adversarios. Intentar engañar al enemigo con un truco conllevaba riesgos y la posibilidad de que una de ellas se sacrificara. Negociar no tenia caso...

Una tras otra, las ideas cruzaron por la cabeza de Twilight, pero ninguna resultaba aceptable; todas tenían demasiados inconvenientes. La única manera de rescatar a sus amigas sin perder a la que aún estaba con ella sería que se volvieran mágicamente más rápidas y fuertes, pero esa última parte era algo imposible en ese momento.

Twilight ya había gastado todos los cristales que podía encantar y no tenía ningún artefacto mágico adicional que les diera la ventaja que urgentemente necesitaban.

Rainbow Dash observó preocupada cómo Twilight se sumía en un profundo estado de concentración con los ojos cerrados... hasta que finalmente exhalo.

"No nos queda más opción que intentar engañarlos, fingir que una de nosotras fue herida o debilitada en la batalla y esperar que Badwhiz o su otro compañero bajen la guardia cuando intenten capturarnos...", respondió resignada Twilight. Había abierto los ojos nuevamente, pero tenía una mirada cansada.

"¿En serio? ¿Realmente crees que sean tan ingenuos como para caer en algo así?", respondió escéptica Rainbow Dash.

"Si me rompo el cuerno delante de ellos, seguramente debería causar alguna reacción."

Rainbow Dash abrió mucho los ojos. Pero antes de que pudiera decir algo, Twilight continuó. "No me romperé el cuerno de verdad, solo será un truco muy convincente para engañarlos. Lo aprendí de una actuación de Trixie y Starlight el año pasado. Realmente, la actuación de ambas fue muy realista", concluyó Twilight con una ligera sonrisa forzada.

"Bueno, entonces podría funcionar", respondió Rainbow Dash frotandose el menton. Se notaba que no estaba completamente convencida.

"La otra opción es que finjas que perdiste tus alas en un ataque, pero antes tendría que quitártelas con magia..."

"¡Heee! Pensándolo mejor, creo que sería más creíble si tú pierdes tu cuerno." dijo de inmediato Rainbow Dash, algo nerviosa, mientras flexionaba sus alas."Realmente no soportaría perder mis alas otra vez"

Al escuchar eso ultimo Twilight se congeló.

Las palabras de Rainbow Dash habían despertado un viejo recuerdo dentro de ella y también el fuego de la esperanza que se había estado apagando. Caasi podia sentir que su corazon saltaba de la emocion. ¡Habia encontrado la respuesta que urgentemente necesitaba!

"¡ESO ES, RAINBOW DASH! ¡ERES BRILLANTE!" exclamó Twilight, tomando con su magia a Rainbow Dash y acercándola para darle un afectuoso abrazo.

"¡Hey! ¡No! ¡No, Twilight! Tu idea de romperte el cuerno es mejor que la de quitarme mis alas. ¡En serio! ¡Te lo acabo de decir!" respondió muy nerviosa Rainbow Dash.

"No me refiero a eso. ¿Recuerdas cuando hace tiempo te quitaron tus alas unos unicornios malvados? ¿Y qué es lo que pasó después?" preguntó Twilight con los ojos brillantes, esperando que su amiga comprendiera lo que tenía en mente.

"Mmm... Bueno, fuimos en busca de esos tipos... pero nos capturaron y entonces..."

"¿Entonces?"

Los ojos de Rainbow Dash estaban algo perdidos en sus memorias hasta que finalmente brillaron al recordar aquel momento. Excitada, por fin pudo entender lo que pretendía su amiga. Solo podía responder de una manera.

"¡TWILIGHT-DASH! ¡OH, SÍ!" exclamó Rainbow dando un giro en el aire de la emoción.

Twilight-Dash era la fusión entre Twilight y Rainbow Dash. Esta habia ocurrido años atras cuando fueron capturadas por unos unicornios malvados que habían robado las alas de Rainbow Dash para convertirse en alicornios. En aquel momento, la magia de Twilight no era suficiente para que pudieran liberarse. Fue entonces cuando surgió la idea de fusionarse para poder detener a aquellos villanos. La fusión resultante tenía un poder tal que prácticamente humilló a esos peligrosos magos, que, incapaces de defenderse, terminaron rindiéndose y rogando por misericordia.

Esta era la mejor oportunidad que tenían para ganar.

"Debemos empezar de inmediato. El hechizo que usé esa vez fue algo temporal y limitado. Esta vez lo haré mucho mejor", propuso Twilight golpeando el suelo con su casco, sin mas que añadir, encendiendo su cuerno e inicio su concentración.

"¡Ja! En ese momento no tenía mis alas. Pero ahora que las tengo, ¿puedes imaginar lo rápidas que vamos a ser? ¡SERÁ DOBLEMENTE UN 20% MÁS GENIAL!" exclamó Rainbow Dash agitando sus alas, ya fantaseando con las extraordinarias acrobacias que podría hacer en poco tiempo.

Un temblor se sintió a su alrededor. Trozos de tierra comenzaron a caer desde arriba.

"Un público impaciente", se burló Rainbow Dash con una sonrisa mientras miraba hacia el techo vacío.

"Ya casi termino", respondió Twilight, con la luz de su cuerno brillando al máximo.

Una luz mágica comenzó a liberarse del cuerno de Twilight anunciando el inicio del hechizo. Suave como una manta de seda brillante. La magia rodeó a ambas ponis, y entre ellas, hilos de luz se desprendieron y se unieron. Poco a poco, se formaron dos capullos de luz que se acercaban. Pronto, ambos capullos se encontraron y rápidamente se fusionaron en uno solo. La luz del nuevo gran capullo brilló, salpicada de todas las tonalidades del arcoíris, antes de comprimirse y disminuir su brillo como una lámpara de papel en la oscuridad del pozo.

Entonces, una grieta se abrió y la luz de unos ojos se reveló al mundo.

En uno de los extremos de la sala de guerra, un repentino estremecimiento recorrió el cuerpo de Balor mientras examinaba con gran concentración los cristales que le había enviado Ceridwen. Era una sensación ominosa que presagiaba un inmenso cambio en el equilibrio de la magia. Balor había nacido con la habilidad de percibir estos cambios, y desde entonces, había sido muy pocas las veces que había sentido algo similar. Incluso entre esas pocas veces, solo había experimentado una sensación más intensa, cuando en una ocasión desafió al gran patriarca.

Con sus sentidos en alerta, rápidamente volvió su mirada hacia el resto de sus compañeros, que observaban con atención el espejo magico.

Las expresiones en sus rostros reflejaban la gravedad de la situación. El espejo magico oscilaba en un punto no muy lejano de donde se encontraba Ceridwen. Ese era uno de los lugares donde se suponía que la princesa y su compañera podrían haberse refugiado.

Balor, que había presenciado hacia poco el encuentro previo entre Ceridwen y Twilight, había concluido momentos antes que la princesa ya había alcanzado su límite de esfuerzo. Y que a partir de ese momento, la batalla estaría dominada por Ceridwen. Así que se retiró para continuar analizando los objetos mágicos que habían obtenido de los ponis.

"¿Qué significa esto, Balor?" preguntó Mannah en un tono grave.

Balor observó más de cerca el espejo de agua encantado, tomo una muestra y analizó la magia que se reflejaba en él.

Una sonrisa oscura se mostró en su rostro. Esto era lo que había estado esperando.

"Mi gran sub-líder, Mannah, es hora de que me ceda el control de esta operación", respondió con un aire sobrio.

Una suave llovizna caía en uno de los extremos de la Gran Barrera, acompañada de una brisa fresca y una neblina apenas perceptible.

Para alguien que había dedicado toda su vida al exhaustivo estudio de los fenómenos naturales utilizando estrictamente el método científico, esta llovizna resultaría inexplicable. Considerando el limitado tamaño del domo donde la atmósfera había sido encerrada, tales fenómenos meteorológicos deberían ser imposibles.

Sin embargo, para Ceridwen, había una explicación simple: magia.

Este domo, o Gran Barrera, que había atrapado a Twilight y sus amigas, había sido creado utilizando un hechizo muy similar al que se había utilizado para crear la sagrada barrera mágica que protegía el reino de Cunabula. Y al igual que esa, la Gran Barrera creaba una atmósfera de microclima beneficiosa para quienes se resguardaban dentro de ella.

Estas eran una de las pocas similitudes que compartían; las diferencias eran más notables.

La Gran Barrera era de un tamaño mucho más pequeño que su contraparte, tenía una duración más limitada, carecía de restricciones ambientales y tampoco ofrecía seguridad en su solidez, ya que no requería un gran poder mágico para romperla desde el exterior o el interior.

Tomando en cuenta todas estas desventajas, junto con otras que habían surgido durante la planificación inicial, uno podría pensar que la Gran Barrera no cumpliría su propósito de encerrar a la princesa y sus aliadas. Que pronto llegarían refuerzos de afuera que las liberarían sin mucho esfuerzo.

Pero eso nunca pasaría, Ceridwen estaba tan segura de eso como lo estaba del amanecer.

Balor había añadido más de una barrera mágica a aquel lugar, de hecho, eran capas tras capas de magia, todas atadas al hechizo principal de la Gran Barrera. Tanto por dentro como por fuera, las capas de magia se habían colocado para darle a los caballeros del orden toda la seguridad necesaria para que la princesa no escapara o recibiera refuerzos.

Claro, toda esta sobrecarga de magia haría que la barrera colapsara aún más rápidamente, pero Balor había sorteado este último impedimento con una ingeniosa solución.

Un hechizo de tiempo.

Utilizando su propio tiempo de vida, Balor había prolongado la duración de la barrera durante tres días. El precio para Balor serían tres años de su juventud.

Incluso así, canalizar tanta magia era un esfuerzo considerable. Para completar su tarea, Balor tuvo que entrar en un periodo de letargo mientras lanzaba los hechizos simultáneamente. Esta era una de sus mejores habilidades y de la que más se sentía orgullosa. Contando con la protección de sus compañeros, no fue interrumpida y logró completar su trabajo con éxito.

Ceridwen estaba tranquila; tenía más de un día para encontrar a Twilight, pero tampoco iba a permitirse un derroche como ese.

Utilizando su magia, Ceridwen lanzó una gran roca hacia una construcción abandonada que se encontraba a lo lejos. El destartalado edificio estalló en pedazos de inmediato.

("Solo quedan tres lugares más", pensó Ceridwen.) De inmediato, preparó su próximo proyectil. A su espalda, Badwhiz aún la cubría, y el cubo de cristal flotaba a su costado. El siguiente objetivo era un pozo abandonado, esta vez usaría una roca mucho más grande.

Repentinamente, una perturbación en el ambiente la interrumpió. A su espalda, Badwhiz se encogió al percibir también el inesperado cambio.

Algo había sucedido.

Dejando caer la roca que había levantado, Ceridwen volvió a tomar una posición defensiva. Detrás de ella, Badwhiz nuevamente levantó su escudo mágico, listo para resguardarla.

A su alrededor, la atmósfera había variado. La llovizna, al igual que el viento, se habían detenido, y la neblina que hasta ese momento reinaba en el lugar se disipó sin dejar rastro. Casi se podría decir que la naturaleza estaba conteniendo la respiración.

Entonces, un estallido. Un haz de luz emergió del lugar donde se suponía que debía atacar un momento atrás. Elevándose al cielo en una línea brillante, una centella púrpura se elevó en lo alto hasta repentinamente detenerse en el cielo blanco de la Gran Barrera.

Los ojos de Ceridwen se abrieron mucho al ver a la figura del poni que la observaba desde arriba. No era la princesa ni su acompañante. Era un adversario para el que ella no estaba preparada.

La recién llegada comenzó a descender lentamente. Ceridwen observó cada detalle de su nuevo oponente. Tenía una melena con un diseño similar al de Twilight pero con una ligera tonalidad de color degradado que recordaba a la de Rainbow Dash. Toda su piel, de un color púrpura claro, parecía envuelta en un brillo tenue de luz que emergía de su interior. Tanto su cuerno como sus fuertes alas desprendían partículas de color celeste y lila. No era delgada pero tampoco exageradamente robusta; tenía una proporción perfecta adecuada a su tamaño.

Y a pesar de su expresión calmada en su rostro, había un inmenso poder en cada batir de alas de esa alicornio. Ceridwen, que la veía acercarse como una tormenta en movimiento, estaba segura de eso.

Twilight-Dash finalmente tocó el suelo con la gracia de una princesa y la postura de una guerrera consumada. Las luces mágicas que la acompañaban en su descenso se desvanecieron. El espectáculo introductorio había terminado. Ahora, Twilight-Dash siendo solo una sencilla alicornio, observó a Ceridwen sin ninguna hostilidad o emoción.

Ciertamente, Ceridwen no sentía ninguna hostilidad, pero la tensión dentro de ella no hizo más que incrementarse.

("¿Querrá hablar?") pensó vanamente. Ceridwen estaba sorprendida pero aún confiaba en poder controlar la situación. No hacía falta que fuera una erudita en magia para comprender que estaba ante una fusión.

"Deja ir a mis amigas y regresa a tu hogar," ordenó Twilight-Dash.

Sí, esas palabras simples que no eran una amenaza fueron dichas en un tono de voz firme y lleno de autoridad. Aunque esta fue solo la impresión que tuvo Ceridwen. Quien no pudo evitar pensar en su ex líder Danu. Incluso más, le recordaron a alguien más importante que él.

Ceridwen resopló y preparó de inmediato otra barra dorada encantada con su magia. No tenía palabras de respuesta para la princesa. Después de todos los lamentables eventos que habían acontecido recientemente en su amado país Cunabula debido a esa poni, ya no había lugar para diálogos o negociaciones. Ella no se prestaría más para eso. Solo le quedaba pelear y cumplir su misión.

"Supongo que eso es un no", pensó desalentada la mente independiente de Twilight al observar la reacción de su oponente.

"Bueno, al menos lo intentaste. ¿Ya podemos hacerlo de la manera difícil?", respondió la mente independiente de Rainbow Dash.

Ambas mentes, separadas e independientes, compartían ahora un mismo cuerpo y cooperaban para guiar los pensamientos y acciones de Twilight-Dash. Esta fusión tenía su propio pensamiento, aunque limitado, resultante de la combinación de ambas líneas de pensamiento. Por supuesto, si surgía un conflicto de decisiones entre Twilight y Rainbow Dash, la fusión se detendría y, en el peor de los casos, se desharía.

Pero en ese momento, ambas amigas no tenían ninguna duda sobre lo que debían hacer.

"Que así sea", concluyó Twilight-Dash con voz firme.

Ceridwen, que poseía el cuerpo de Badwhiz, ignoró estas ultimas palabras y preparó dos barras doradas adicionales con sorprendente rapidez.

Sin embargo, para Twilight-Dash, esos movimientos resultaron... demasiado lentos. Antes, cuando era solo Rainbow Dash, habría elogiado los reflejos de su adversario, pero ahora casi se sentía decepcionada.

"Ahora", ambos pensamientos en su interior trazaron un plan de acción en un instante.

Con un suspiro, Twilight-Dash agitó sus alas y avanzó hacia su adversario a una velocidad tan increíble que el mundo a su alrededor parecía estar en cámara lenta. La burbuja que protegía a sus enemigos se desgarró como si fuera papel al atravesarla. La defensa le pareció tan ridícula que casi le parecia un insulto. Se acercó aún más a quien antes había llamado Vainilla. Estando frente a él, una duda volvió a asaltarla. ¿Quién era este individuo? A estas alturas, no estaba segura de quién podría ser realmente. A juzgar por el testimonio de Rainbow Dash y lo que le habían contado sus amigas al bajarse del tren, podía deducir que esta persona debía haber estado oculta, permitiendo que el niño llamado Badwhiz montara un espectáculo para llamar la atención de Twilight. Una vez que el niño hubiera examinado lo suficiente el terreno y planteara una situación favorable en la batalla, se manifestaría mediante una posesión para un ataque repentino. Esto explicaría el cambio de actitud y habilidades que comenzó a mostrar más adelante, así como cómo logró sorprender a Rainbow Dash.

Sin embargo, aún no explicaba por qué las habilidades que tenía ahora Vainilla eran distintas a las que había descrito Rainbow Dash inicialmente. Incluso su armadura había cambiado. Además, ¿eran necesarias tantas precauciones? Dadas las batallas hasta ahora, su oponente había tenido muchas oportunidades para derrotar a Twilight y sus amigas. ¿O había otro motivo que no había contemplado? ¿Quizás era una estrategia de desgaste destinada a obtener la mayor cantidad de información sobre las portadoras de los Elementos de la Amistad mientras planteaba nuevas amenazas cada vez mayores en el campo de batalla?

Podría ser que no se enfrentaran solo a un oponente, sino a varios individuos. Probablemente discípulos de los Caballeros del Orden que estaban atrapados en el Tartaro.

El peor escenario posible era que sus enemigos fueran realmente los mismos Caballeros del Orden. Porque si era así...

"Uhpm", Twilight-Dash esquivó una de las barras doradas de Vainilla. "Eso estuvo cerca, será mejor darse prisa". El proyectil había salido disparado a una velocidad extrema desde uno de sus costados, pero a los ojos de Twilight-Dash, había sido como ver a un gorrión muy veloz.

Sin más dilaciones, Twilight-Dash comenzó a moverse en serio. Dio un rodeo al costado de Vainilla hasta posicionarse en su espalda. Allí la esperaban otras dos barras doradas que salieron disparadas en su contra, las esquivó sin problemas. Extendió una de sus patas delanteras y comenzó a rebuscar en la parte trasera de la melena de Vainilla.

Entonces encontró algo sólido y lo sacó. Era un diminuto cubo de cristal, casi idéntico al que había traído Vainilla, pero con un diseño mejorado y una luminosidad más radiante.

Twilight-Dash lo acercó a su pecho y pudo sentir una intensa magia latiendo lentamente en su interior.

Su suposición había sido correcta. Tal como había imaginado, Vainilla había ocultado el verdadero cristal donde estaban selladas sus amigas, reduciéndolo y colocándolo detrás de su melena.

"Siento llegar tan tarde, chicas", se dijo a sí misma Twilight-Dash, entristecida.

"Viiiiiiiiiiiiiii", se escuchó un silbido. Twilight-Dash observó a su alrededor. El falso cubo de cristal sellador que estaba entre Vainilla y Badwhiz comenzó a brillar. Vainilla, por un lado, había empezado a moverse un poco más rápido y ahora apuntaba lentamente su cuerno contra Twilight-Dash. Badwhiz, en cambio, parecía no haberse percatado de nada.

"Villanos colaborando... no es la primera vez, pero aún así no deja de ser molesto", Twilight-Dash ya había tenido suficiente de esos tipos. Extendió las alas y las agitó. Dos intensas corrientes de aire salieron disparadas contra ambos enemigos. Tanto Vainilla como Badwhiz fueron empujados por el viento a chorro en direcciones opuestas, impactando contra las rocas.

Y para terminar, la poderosa alicornio dio una fuerte patada al falso cubo de cristal sellador, lanzándolo hacia alguna parte de la gran barrera.

"¿De verdad era una trampa?", pensó Twilight-Dash extrañada, pero rápidamente dejó de lado ese pensamiento. No tenía sentido pensar en esas cosas ahora. Todo lo que tenía que hacer era llevarse el cubo de cristal verdadero a un lugar seguro y liberar a sus amigas. Así juntas podrían activar la magia de los Elementos y enfrentarse a Vainilla y sus aliados. Mejor aún, podría intentar fusionarlas entre ellas también.

"¿Cómo no se me ocurrió antes? ¿Apple Pie? ¿Rari-Fluter-shy?" Con esto en mente, Twilight-Dash se teletransportó antes de que sus oponentes pudieran entender lo que había pasado.

"¿Cómo se atreve?" murmuró furiosa Ceridwen desde el cuerpo poseído de Badwhiz. Que su adversario lograra dejara tumbada en el suelo era una cosa, pero que simplemente abandonara el campo de batalla teniendo la oportunidad de liquidarla o capturarla en ese momento era otra.

Ya había sido humillada de esa manera antes, y ahora nuevamente la princesa repetía el mismo patrón.

"Es suficiente", exclamó Ceridwen fríamente. Entonces invocó un largo rosario de perlas negras, el amuleto empezó a arder en el fuego de su magia, listo para ser usado de inmediato.

Ceridwen se había decidido a usar armas pesadas. Le habían ordenado que no usara artículos de ese nivel, pero dado el giro de la batalla reciente, al menos quería que la princesa obtuviera una buena imagen de lo que realmente era capaz de hacer.

Entonces, antes de tomar acción, una voz la interrumpió.

"Ceridwen, amiga mía, déjalo. Yo asumiré el resto de la operación", esta era la voz de Balor que le hablaba mentalmente.

"Balor, déjame terminar", replicó Ceridwen por el mismo canal.

"No, todos acordamos que en un momento dado de la batalla yo tendría la última palabra. Ese momento es ahora. Así que por favor, dame el control de ese cuerpo de inmediato", respondió Balor con voz firme y sin ningún tinte de sarcasmo.

Ante el apremiante pedido de Balor, Ceridwen se calmó. No tenía sentido pelear entre compañeros. Todos ya habían acordado evitar eso, y ella definitivamente no sería la primera en romper esa regla.

"Destruyela, Balor. Restaura el honor de Cunabula", pidió Ceridwen a su compañera. Era un pedido sincero que venía desde lo profundo de su corazón.

"Pienso hacerlo, amiga", finalizó Balor. En ese momento, la comunicación se cortó y ambas intercambiaron de lugares.

Balor ahora poseía el cuerpo real de Badwhiz. La armadura había cambiado de color naranja a uno púrpura. Miró a su alrededor. El campo de batalla era un desastre, pero no le preocupó en lo más mínimo. De hecho, se alegraba de que Ceridwen no hubiera llegado más lejos antes. Debido a la resistencia inicial de Mannah a que ella asumiera el liderazgo de la operación, Ceridwen había tenido que probar la fuerza de la fusión de la Princesa Twilight y su compañera Rainbow Dash.

"Políticos...", se burló Balor en su interior. Después de ver el poder de Twilight-Dash, el sublíder de los Caballeros del Orden cedió de inmediato el liderazgo de la batalla.

No muy lejos de donde estaba, una sombra se puso de pie entre las rocas. Era Badwhiz, pero tenía un aspecto lamentable. Incluso siendo solo una masa de sombras y magia, todo su cuerpo se veía diluido y opaco, como hollín pegado a la ropa.

El desorientado el poni de sombras giró la cabeza buscando a su compañero. Vio a Balor y de inmediato corrió hacia ella. Pero se detuvo a unos pasos al darse cuenta tardíamente de que ya no se trataba de Ceridwen.

Badwhiz se inclinó lo más respetuosamente que pudo.

"Lord Balor, la princesa escapó con el cristal sellador. No tuvimos el poder para detenerla..."

"Ya lo creo. Has gastado mucho de tu limitada magia al atacarla y ahora que estás agotado, te has vuelto una carga".

"Yo lo lamento...", respondió Badwhiz encogiéndose.

"No te lamentes. Después de todo, eres débil".

Ante las palabras de su maestra, Badwhiz agachó la cabeza entristecido. Ahora también su corazón se encogía.

Pero Balor no había terminado.

"Dime, niño, ¿cuál crees que es el mayor factor decisivo en una batalla?"

Badwhiz, que estaba cansado, no tenía fuerzas para pensar demasiado en su respuesta, así que solo podía decir lo primero que se le viniera a la mente.

"El poder", respondió Badwhiz con simpleza.

"Uhpm", murmuró Balor. Luego levantó una pequeña roca del suelo con su magia y la colocó en la palma de su casco. Le dio la espalda a Badwhiz y miró el horizonte de la gran barrera. Ahí, en algún lugar oculta, se encontraba la fusión a la que debía derrotar.

"Tener poder es algo deseable. No lo niego. Sin embargo, existe otro factor que siempre asegura la victoria del ganador", al decir estas palabras, Balor comenzó a canalizar su magia en la roca que sostenía. "Este factor es la clave de todas las guerras y el secreto de cualquier paz".

Un viento sopló arrastrando el polvo a su alrededor.

"Es el engaño", declaró Balor. Repentinamente, la roca que sostenía centelleó y en un parpadeo se había convertido en el verdadero cubo de cristal sellador en el que los Caballeros del Orden habían atrapado a las amigas de Twilight.

Poco antes, en una madriguera de conejo, Twilight-Dash se encontraba analizando el cubo de cristal sellador.

"Twilight, en serio, ¿no podemos simplemente abrirlo como una nuez con nuestros cascos?"

"Este es un objeto muy delicado, Rainbow Dash. Si cometemos el más mínimo error, podría estallar con todas nuestras amigas dentro o atraparnos a nosotras también."

"¿De verdad?" insinuó presuntuosa la mente independiente de Rainbow Dash.

"No lo creo, pero existen las probabilidades. Tal vez un hechizo de revelación hexagonal me de pistas. Uhpm. No, mejor un análisis arcano de seis fases debería ser suficiente..." La mente independiente de Twilight continuó pensando en voz alta sobre otras opciones para iniciar el descifrado del cubo.

"¡Arggg!" exclamó Rainbow Dash, ya comenzaba a lamentar no haber terminado la batalla anterior. En ese momento, podría haberse dado el gusto de acabar con los villanos y haberse ahorrado continuar la fusión con Twilight. Entonces no tendría que escuchar todas las sugerencias ñoñas e incomprensibles que pasaban por la mente de su amiga.

Ya habían pasado varios minutos en esa tarea, y para Rainbow Dash, esto se estaba volviendo insoportable.

Inesperadamente, ocurrió.

"¿Eh?" Twilight-Dash exclamó al instante en que el cubo de cristal sellador se convertía en su versión falsa. "¿Pero qué rayos?"

Igual que antes, este cristal falso continuaba silbando, como una tetera en ebullición, o más bien como una bomba a punto de explotar.

Una violenta erupción estalló en una de las colinas dentro de la gran barrera. A la distancia, Balor observó el resultado de la conflagración. Tal como había calculado, la explosión no había destruido a la fusión de la princesa y su aliada.

"Predecible...", murmuró Balor en su interior. Luego echó una mirada atrás.

Ahí estaba Badwhiz, quien tenía una expresión como si estuviera esperando que ella dijera algo más.

"Qué niño...", pensó Balor. Tenía una buena oportunidad de dar un discurso a Badwhiz en ese momento, pero no lo hizo.

Balor no era esa clase de persona. Su maestro, en cambio, sí lo habría hecho. Era alguien ejemplar que nunca perdía la oportunidad de enseñar sus ideales a los demás. Fue una persona a la que Balor admiró, a pesar de que nunca pudo obtener su aprobación.

Incluso ahora podia recordar vividamente los sermones que solia darle por sus faltas.

"... nosotros los caballeros del orden defendemos con la verdad nuestra nacion. No con la mentira. Es indigno para nosotros tener que recurrir a artes engañosas o discursos vagos. Recuerda que al utilizar una misma arma, el caballero la toma como una extension de si mismo. Si esta arma llega a ser la mentira, el caballero pierdara su proposito y se vuelve un criminal mas ante los ojos de la justicia. El castigo no demorara en alcanzarle ..."

Estas habian sido las palabras que habia recibido de su maestro. Ella no habia sido buena alumna, era bastante obvio que tampoco seria buena maestra.

Realmente no se sentia capaz de poder enseñar a Badwhiz adecuadamente.

"No pongas esa cara, muchacho. No es el momento para lecciones".

"¿Eh? Disculpe... tendré en cuenta sus palabras, Lord Balor", dijo Badwhiz algo confundido, agachando la cabeza.

"Tenlas presentes, niño, pero no las tomes tan a pecho. Solo es sentido común y en la práctica, la paz también puede surgir de otras formas. Como de verdaderos sacrificios...", murmuró Balor, mirando hacia algún lugar del cielo.

A Badwhiz le resultó extraño ese comportamiento, pero no dijo más.

"Bien, es suficiente. Ahora disiparé tu conciencia y completaré el hechizo de dominación de mentes". Al terminar de hablar, la figura de sombras de la cual estaba hecha Badwhiz comenzó a disolverse como una humareda al viento. Mientras la conciencia del poni de melena rosada comenzaba a vagar en algún lugar nebuloso y somnoliento.

El último pensamiento de Badwhiz en ese momento fue en su mascota, Beak. Aún confiaba en que estuviera bien.

En la sala de guerra de los Caballeros del Orden, el cuerpo real de una inconsciente Balor ingresaba a un enorme orbe lleno de magia pura. A su alrededor y entre sus alas, seis cristales de diseño personalizado con emblemas orbitaban. Luego, como si intentara aplastar un globo invisible entre sus garras, Balor comprimió la magia a su alrededor, haciendo que todos los cristales se unieran en uno solo.

Una columna de luz negra se elevó hacia el cielo de la gran barrera, oscureciendo la poca luz que ya había y liberando una luminosidad inquietante en distintos lugares dentro de la cúpula.

Twilight-Dash no era ajena a estas señales y partió hacia su origen.

Frente a los Caballeros del Orden en la sala de guerra, la fase más importante de su operación había comenzado. Se había ensamblado el blasón de la unidad, un amuleto mágico que había sido usado en las batallas trascendentales de los caballeros. Siempre contra poderosos enemigos de su nación que hubieran vulnerado sus defensas. Hoy, en cambio, era la segunda vez en la historia que se utilizaba fuera del reino.

Dentro de la gran barrera, donde se encontraba el cuerpo real de Badwhiz, la armadura que tenía puesta comenzó a ennegrecerse hasta volverse tan oscura como el alquitrán puro. Todas las heridas o señales de debilidad desaparecieron. Una inmensa cantidad de magia llenó completamente el cuerpo del poni, dándole un halo espectral. Esta transfiguración era el resultado de la unión de la magia de los cinco Caballeros del Orden y Badwhiz en uno solo. Pero era una unión imperfecta. Danu, que representaba el elemento de la lealtad, no estaba presente. Aun así, el poder que había ganado Balor en ese momento era suficiente para enfrentar al rival que se acercaba.

Twilight-Dash llegó al origen de la columna de luz negra.

La transfiguración había terminado. Una nube de polvo estalló.

Tanto el cielo como el interior de la gran barrera, regresaron a verse como estaban antes.

Pero todo había cambiado. Una tensión invadía el aire. Era la breve pausa antes de la tempestad.

Twilight-Dash observó consternada a su oponente en lo alto de una colina. El inmenso poder que sentia delante suyo era algo imposible de ignorar. Era como estar parado en frente de un volcan en plena erupcion.

La nube de polvo que envolvia el lugar se disipo en un instante.

Balor, ahora completamente poseyendo el cuerpo de Badwhiz y con el poder de seis individuos distintos, se mostro ante Twilight-Dash extendiendo sus negras alas. Sonrió, pero no era una sonrisa burlona o arrogante hacia su oponente, sino una de logro. Todos sus pronósticos y deducciones la habían llevado a este punto. Ahora, dentro de los límites de sus propias maquinaciones, solo quedaba terminar la tarea que se había planteado.

Sin embargo, no debía perder la calma ni el orden.

Con un suspiro, repasó nuevamente los avances realizados:

Convencer a sus compañeros de unirse a su causa y aislar a Danu. Hecho.

Capturar a su objetivo principal y guardarle. Hecho.

Completar los preparativos para neutralizar al señor del caos. Hecho.

Preparar los medios para destruir Equestria en caso de que todo fallara. Hecho.

Finalmente, capturar a las irrelevantes portadoras principales de la magia del árbol de la amistad. Pendiente.

Balor exhaló una vez más. De las seis portadoras que necesitaba capturar, ya tenía a cuatro bajo su poder. Las dos últimas restantes estaban frente a ella, ahora fusionadas en una sola entidad.

"Las grandes mentes piensan igual... ¿No le parece, princesa?" anuncio Balor a Twilight-Dash, rompiendo el silencio entre ambas.

Twilight-Dash, confundida, comenzó a recordar dónde había escuchado antes la nueva voz que ahora provenía de Badwhiz. Luego, el recuerdo llegó y finalmente entendió.

"¡Balor!" exclamó Twilight-Dash. En la mente independiente de Twilight, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. En la mente independiente de Dash, la pegaso se jactó para sí misma. "Grandes mentes... ja".

"¿Sorprendida? ¿Acaso no le adverti que volveríamos a terminar nuestra misión?" respondió Balor con frialdad.

"Por favor, no tenemos que llegar tan lejos, existen otras..." dijo Twilight-Dash intentando dialogar con Balor.

"¿'Otras cosas más importantes que el hogar'?" reprendió Balor, interrumpiendo las palabras de Twilight-Dash.

Estas eran las mismas palabras que Twilight había usado para aleccionar a Ceridwen cuando esta había sido derrotada en Canterlot. Aquel recuerdo que habia visto en la mente de su amigas, solo habia causado repudio en ella.

"¿A qué 'cosas' te refieres, princesa?" continuó Balor. "En mi hogar se encuentran mis amigos, mi familia, mi amor, mi propósito, mi historia, mi nación..."

Un viento frío sopló entre ambas contendientes. En un ambiente cargado de un pesado silencio, Balor descendió hacia Twilight-Dash bajo las alas de una ira que había estado aguantando durante demasiado tiempo. Hasta ese momento, había mantenido la calma, pero ya no más.

"¡Respóndeme, princesa... ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE QUE ESO?!" finalmente explotó Balor con toda su rabia, al mismo tiempo que hacía estallar la roca sobre la que se encontraba.

Twilight-Dash no respondió.

"Había pensado en preservarte, para así mantener la paz en este reino... pero ahora que soy más consciente de tus capacidades, eso sería un terrible error. ¡NO PIENSO DARTE NINGUNA PIEDAD, MALDITA! ¡NI TE ESFUERCES EN PEDIRLA!"

Ante esa muestra de rabia pura y sincera que no era capaz de entender, Twilight-Dash retrocedió. La mente independiente de Twilight se alteró: "¿Había cometido un error? ¿De dónde venía ese odio? ¿Había algo que no sabía?" El espíritu de Twilight comenzó a dudar, pero la mente independiente de Dash la sacudió rápidamente. "No es hora de pensar en eso, Twilight. Estos tipos están equivocados y lo sabes. Estamos luchando por salvar a nuestras amigas y a Equestria, eso es todo lo que importa".

Ante las palabras de Dash, Twilight-Dash recuperó su firmeza y avanzó hacia Balor.

"¡No permitiré que lastimes a mis amigas ni a los habitantes de Equestria! ¡Puedes detener esto ahora! ¡Aún no es demasiado tarde!" clamó Twilight-Dash.

Balor, que poseía el cuerpo de Badwhiz, se detuvo un momento. Cerró los ojos y los volvió a abrir. Ya no había rastro de ira o rabia, solo había tristeza.

"Desdichada princesa... la medianoche ya ha caído sobre nosotros. Ya es demasiado tarde para todos", dijo Balor antes de lanzarse para realizar su primer ataque.

El diálogo había terminado. Ya no había punto de entendimiento o alguna razón para perder el tiempo en un intercambio de palabras. Balor inició su ofensiva con el único interés de acabar con su oponente. A Twilight-Dash lamentablemente solo le quedaba aceptarlo y pelear.

Balor se lanzado directamente contra Twilight-Dash, sin utilizar hechizos ni trucos. Su embestida estaba destinada a causar el máximo daño físico posible, confiando en que sorprendería a su oponente, quien seguramente esperaba algún hechizo previo.

Tambien contaba con la gema Starheart que tenia en su cuello. Con esto a su favor, un contrataque magico inmediato no seria posible.

Su suposición resultó acertada. Twilight-Dash, sorprendida, solo pudo levantar una barrera mágica con gran esfuerzo y recibir la embestida con sus cascos abiertos.

El choque entre ambas provocó la explosión de las rocas circundantes. Hubo un breve forcejeo entre las dos oponentes, aunque duró solo unos segundos, pareció que el tiempo se detenía para ambas. Una empujaba a la otra, con una barrera púrpura resistiendo y un meteoro fucsia intentando atravesarla. Ambas fuerzas oscilaron hasta que finalmente toda la energía mágica acumulada a su alrededor se liberó en una segunda explosión que arrasó el lugar donde se encontraban.

La nueva onda expansiva hizo desaparecer todas las rocas que habían quedado del choque anterior. Una gran nube de polvo se dispersó en todas direcciones, cubriendo la mitad de la gran barrera donde estaban atrapadas.

El cuerpo de Badwhiz, poseído por Balor, salió disparado desde uno de los extremos de la nube.

Sin embargo, Balor no perdió la conciencia. Aún en el aire, realizó un ágil movimiento, girando sobre sí misma y frenando su caída con la fuerza de sus alas artificiales de alicornio. Sin perder ni un segundo, se elevó aún más en el aire y buscó a su oponente entre los restos de la explosión.

Chasqueó la lengua.

Debajo de ella se encontraba Twilight-Dash con una mirada fría observándola. Se veían rastros de haber sido empujada también, pero eran solo rasguños, al igual que los que Balor tenía ahora.

"Vaya... estamos en las mismas", pensó Balor para sí misma. Ya le quedaba claro que físicamente estaban en igualdad de condiciones. Si tomaba las precauciones necesarias contra su oponente, pelear casco a casco solo resultaría en un empate. El anterior ataque, aunque poco elegante, le había dado la información que necesitaba para continuar con su estrategia. "Si es así... entonces la magia es la clave".

Balor juntó sus cascos delanteros y entró en postura de meditación al mismo tiempo que se internaba en la nube de polvo de la explosión. La oscuridad de la nube de polvo la envolvió. Sabía que ahí dentro sería un objetivo fácil e inmediatamente se teletransportó sin hacer ningún movimiento más.

En un instante reapareció en uno de los extremos de la barrera. Nuevamente rastreó a Twilight-Dash y tal como había supuesto, se encontraba dando vueltas dentro de la nube de polvo en la que se había internado.

"No conoces hechizos de rastreo, ¿verdad?", Balor ya lo había estudiado antes, pero aun así no dejaba de sorprenderle lo confusa que era la magia equestriana. A pesar de sus avances en tantas áreas de la magia, los ponis tenían grandes agujeros en materias como la seguridad y el control.

"Demasiado tiempo viviendo en paz...", murmuró Balor al momento que desataba su hechizo. El suelo comenzó a temblar y columnas de agua salieron disparadas hacia el cielo. Pronto gran parte del terreno se llenó de géiseres de agua que empezaron a inundar la planicie. El cráter recién formado de la explosión anterior comenzó a llenarse, tomando la forma de un lago.

Los sensibles sentidos de Balor lanzaron una alerta. Un individuo se dirigía a toda velocidad hacia ella. Era obvio de quién se trataba.

"Eso es... ven, estúpida, ven...", pensó Balor mientras preparaba sus siguientes hechizos. Tres columnas de agua se dispararon a sus lados, elevándose hasta la altura donde ella flotaba. El agua comenzó a acumularse en tres grandes burbujas que crecieron rápidamente en tamaño.

Un sorpresivo resplandor fugaz, casi como un relámpago arcoíris, se acercó hacia ella. En menos de un parpadeo, Twilight-Dash apareció frente a ella con un casco extendido, con la intención de golpearla directamente. Casi parecía que se hubiera teletransportado, sin embargo, Balor no había parpadeado ni se sorprendió. El ataque de Twilight-Dash cayó directamente en el rostro de Balor, pero el cuerpo del poni poseído no resultó dañado en lo más mínimo. Todo aquel potente impacto fue disipado por una translúcida cubierta corporal de aire mágico alrededor de Balor. El poni de armadura negra retrocedió impasible unos metros. Balor, sin prestar atencion a la sorpresa de su oponente ante su defensa, lanzó su contraataque. Las burbujas de agua a su alrededor se comprimieron y tres disparos continuos de agua a alta presión salieron contra Twilight-Dash a una velocidad espantosa. Casi rozando algunas de sus plumas, Twilight-Dash esquivó todos los disparos. Alejándose del lugar a toda velocidad, Twilight-Dash continuó esquivando con gracia todos los disparos dirigidos hacia ella. Balor tenía que reconocerlo, lo hacía demasiado bien. Otro hechizo fue liberado y desde donde se encontraba Balor, varias trombas de aire salieron disparadas a una velocidad casi hiporsonica hacia Twilight-Dash. Al ver que sus flancos eran atacados, Twilight-Dash descendió hacia el suelo, permitiendo que los proyectiles de aire impactaran en él. Más explosiones de menor tamaño surgieron en la llanura en el camino que dejaba atrás el vuelo Twilight-Dash.

Balor continuó con su ataque. Las tres burbujas de agua se fusionaron y formaron una aún más grande. Repentinamente, la nueva burbuja se congeló y comenzó a crecer en tamaño. Cada vez más grande, la bola de hielo cubrió el cielo de la barrera donde estaban. Abajo, Twilight-Dash terminó de esquivar los restantes proyectiles de aire y levanto la mirada. Un planetoide helado se encontraba sobre ella. Balor, con un simple movimiento de casco, lo lanzó.

Si la fusión Twilight-Dash contara únicamente con la conciencia de Rainbow Dash para responder a ese ataque, habría atravesado la bola gigante de hielo en una demostración inútil y arrogante de fuerza y poder. Por otro lado, si solo estuviera la conciencia de Twilight, habría decidido alejarse del lugar de impacto de aquel lento y predecible proyectil y luego analizado las intenciones de Balor al realizar un ataque tan obvio.

Sin embargo, Twilight-Dash era más que solo la unión conceptual de dos ponis. Ella era asombrosa y correcta, incluso más, era EXCEPCIONAL.

Con una velocidad más impresionante de lo que le llevó planificar sus próximos movimientos, Twilight-Dash se elevó hacia el cielo. Sobrevoló la superficie de la gigantesca bola de hielo que caía con fuerza y continuó su vuelo hasta alcanzar a Balor, atacándola de la misma manera que lo había hecho anteriormente. Una vez más, el ataque fue repelido, empujando a Balor hacia atrás. Sin embargo, esta vez Balor recibió un ataque que no esperaba. Antes de que Balor notara la ausencia de su oponente frente a ella, un tirón de dolor estremeció todo su cuerpo desde abajo. El mundo giro a su alrrededor. Atrapada en un empuje a una velocidad completamente irracional, el cuerpo poseído por Balor fue arrastrado a través de los cielos.

Consternada, Balor miró hacia abajo, descubriendo que era Twilight-Dash quien se encontraba mordiendo su cola y tirando de ella para lanzarla contra el suelo. En un reflejo de rabia ante esa insolencia, Balor lanzó un rayo eléctrico hacia Twilight-Dash, quien resistió obstinadamente durante varios segundos antes de soltarla.

Pero ya era demasiado tarde. Balor, en un intento inútil de cambiar su trayectoria, extendió sus alas solo unos instantes antes de impactar en el suelo. El cuerpo poseído de Balor rebotó sucesivamente hasta que finalmente se detuvo en seco.

"¡Maldita tú...!" Balor no tuvo el tiempo suficiente para terminar de expresar su ira. Exactamente encima de ella, la enorme bola de hielo que ella misma había lanzado estaba a solo unos metros de caer al suelo. Twilight-Dash la había empujado exactamente a la zona cero de aquel terrible impacto.

"BRRRRRRRRRRRRRRR" resonó en toda la barrera. Nuevamente, el paisaje estaba cambiando. Cientos de fragmentos de hielo y roca se elevaron al cielo para luego caer como meteoritos, y una gran nube de polvo y vapor oscureció toda la aprisionada atmósfera, haciéndose casi imposible respirar. En uno de los extremos de la barrera, donde aún se distinguía un poco de luz, una agitada Twilight-Dash observaba el cataclísmico impacto.

"Rainbow Dash, eso fue..." comenzó a decir la mente independiente de Twilight.

"¡Increíble... lo sé, nunca antes había mantenido esa velocidad por tanto tiempo! ¡Deberíamos hacer esto más a menudo!" exclamó emocionada la mente independiente de Rainbow Dash.

"¡No! ¡Aquello fue muy peligroso! ¡Podría haber contraatacado en el último momento y habernos dejado debajo de esa montaña de hielo!" reclamó la mente independiente de Twilight.

"¡Oh, vamos, solo nos teletransportamos y ya!"

"¡No podemos teletransportamos, Rainbow!"

"Ah, cierto, la piedra esa... ¡Bueno, lo tendré en cuenta la próxima vez!" dijo confiada Rainbow Dash.

La mente independiente de Twilight no le replicó. No tenía sentido reprender más a Dash por sus imprudentes acciones. Pero aún así, le preocupaba que Dash no estuviera lo suficientemente concentrada para continuar con la fusión. Ambas necesitaban estar en la misma línea, de lo contrario, la fusión podría fallar en pleno combate. Si la personalidad de Rainbow Dash comenzaba a predominar por encima de la suya, al finalizar la fusión podría perder temporalmente su magia. No era común que eso ocurriera, ciertamente no ocurrió nunca en las clases de magia avanzada que tuvo con Celestia. Pero existía esa posibilidad y no podía arriesgarse a que eso ocurra, aun cuando el enemigo no había mostrado todas sus cartas...

"Está bien, entiendo... tendré más cuidado. No quisiera que falláramos por algo como eso", respondió Rainbow Dash, sorprendiendo a la mente independiente de Twilight.

"¿Espera, escuchaste todo lo que pensé?" respondió sorprendida la mente independiente de Twilight.

"Puedo escuchar todo lo que piensas. ¿No se supone que sea así?"

"Bueno, sí, pero... pensé que había cerrado mi mente".

"Creo que eres tú la que se está desconcentrando un poco".

Inmediatamente, Twilight entró en un estado de aislamiento mental. Rainbow Dash tenía razón. Había estado bajando su propia concentración en plena batalla, dejando involuntariamente que la mente de Rainbow tomara las decisiones. Tras un suspiro, su concentración regresó y nuevamente la fusión se estabilizó.

"Lo siento. No estoy acostumbrada a pelear como tú. No de esta manera..."

"No te preocupes, Twilight. Solo confía en mi experiencia. Haber viajado por el mundo me dio muuuucho de eso".

"Está bien, yo..."

"¡Arriba!" dijo automáticamente Twilight-Dash al percibir una luz en la parte más alta de la barrera.

Muy por encima de la barrera, Balor se encontraba suspendida en el aire como un pequeño farol fucsia y negro. El cuerpo poseído de Badwhiz solo tenía rasguños u otras lesiones sin importancia. Sin embargo, el espíritu de Balor se encontraba sumamente alterado.

"Ahh... Ahh... Maldición..." Balor resoplaba con sudor cayendo de su frente. No era para menos, hacía unos momentos atrás había logrado teleportarse en el último milisegundo en el que caía sobre su cabeza aquel planetoide de hielo que ella misma había creado. Todo habría terminado en aquel momento y habría tenido que tomar medidas más extremas para terminar la batalla.

Balor miró hacia abajo y nuevamente se encontró intercambiando miradas con Twilight-Dash.

"¡Bien! Eso fue... muy peligroso... No importa, ya está todo listo", dijo Balor para sí misma mientras observaba los cambios en el paisaje. Respiró hondo nuevamente y descendió lentamente hacia Twilight-Dash. Balor ya mentalizaba los últimos movimientos para acabar con aquella batalla.

Twilight-Dash observó a su adversario descender hasta llegar al suelo. Estaba a solo unos metros de ella. Sin embargo, los sentidos de Twilight-Dash estaban en alerta. Podía sentir que Balor estaba relajada y sin ningún daño. Aquello era malo, aquella confianza que reflejaba su oponente revelaba que todo iba según lo previsto en sus planes. Así que era probable que la situación empeorara pronto para ella.

Aquellos presentimientos fueron respondidos por un abrupto silbido en el horizonte. Ahí donde la bola gigante de hielo había caído, ahora surgía una espesa humareda blanca que empezaba a empantanar todo el suelo dentro de la barrera. La humareda, que tenía un aspecto lechoso y casi líquido, avanzaba acompañada por un frío extremo que hizo recordar a la mente independiente de Rainbow Dash las frías planicies del polo ártico.

"Frío... demasiado frío", se dijo mentalmente Twilight-Dash. En su interior, el pensamiento independiente de ambas ponis comenzó a preocuparse.

Una corriente de aire superhelado cruzó entre ambas oponentes. Twilight-Dash se estremeció. Balor observó la debilidad de su oponente, pero no se jactó en lo más mínimo. No tenía interés en hacerlo en ese momento, no lo haría ante un oponente como ella. El cuerno de la armadura puesta en el cuerpo poseído por Balor se encendió y de inmediato un nuevo hechizo se puso en marcha. Helados vientos acompañados de truenos comenzaron a desencadenarse dentro de la barrera, anunciando la terrible ventisca de hielo y nieve que pronto se desataría. Balor conocía bien la debilidad que tenían los ponis por el frío y iba a usar esa ventaja contra su oponente. Encendiendo un fuego dorado sobre el cuerpo que controlaba, Balor se alistó para la batalla casco a casco que vendría.

Twilight-Dash frunció el ceño. Definitivamente iba a pasar un mal rato.

A lo lejos, en medio de la incipiente ventisca, una débil mariposa rosa observaba el exterior desde uno de los desacarrilados vagones del tren.

En la sala de guerra de los caballeros del orden, todos observaban la escena que se reflejaba en el estanque encantado. Ninguno tenía palabras para describir la ferocidad del crudo enfrentamiento que ocurría en ese momento.

Borrosas por la ventisca, las imágenes mostraban a Twilight-Dash golpeando constantemente a Balor. Sus ataques causaban estallidos de fuego que quemaban todo a su alrededor: árboles, rocas, incluso el agua misma era consumida por estas llamas. Aun así, Twilight-Dash continuaba con su ataque de cabezazos y patadas. Pero Balor no se quedaba pasiva. Cada ataque era acompañado de un contrataque de hielo que ralentizaba a su oponente, seguido de rayos eléctricos que parecían auténticas corrientes de luz.

Todo esto ocurría en medio de una ventisca de hielo a temperatura extrema de congelación y casi sin visibilidad.

Entonces, Taranis levantó la cabeza y miró al resto de sus compañeros, quienes no habían apartado la mirada del estanque.

"Balor realmente a cambiado ..." murmuro para sus adentros.

Él conocía a Balor desde hace mucho tiempo. La primera de sus misiones al exterior fue con ella, y recordaba bien lo fría y plana que había resultado ser su compañía. La misión fue un éxito, pero él había esperado que 'la maestra' tuviera más carisma.

En las misiones siguientes, concluyó que Balor no era la clase de persona que se sacrificaría por otros, sino alguien calculador que abandonaría una misión si se presentaban demasiados riesgos.

Eso había sido en aquellos dias, pero ahora...

Balor se había comportado diferente en el transcurso de la misión actual. Le había hecho bromas a Ceridwen, a Mannah, el sublíder, incluso parecía llevarse bien con Morrigan.

¿Era por el cambio de liderazgo, ya que Danu no era más el líder?

No.

Taranis, portador del elemento del orgullo, volvió su mirada al estanque. Con sus propios ojos podía ver cómo Balor daba todo de sí en combate, como un auténtico guerrero que ponía su vida en juego. Sentía envidia. Quizá sus compañeros también lo sentían.

"Cuando terminemos la misión y vuelva a casa, le contaré a los nuevos reclutas sobre..." pensó Taranis.

Pero entonces, una gran pena regresó al corazón del guerrero. La batalla lo había hecho olvidar.

Se mordió la lengua y nuevamente devolvió su concentración a la batalla. La tragedia que había ocurrido la medianoche anterior no debía nublar su espíritu.

Ya no había un hogar al que regresar.

La terrible tormenta de hielo y nieve que habia azotado el interior de la barrera en la que estaban encerradas Twilight y sus amigas. Por fin empezaba a calmarse. Habian pasado unos diez minutos de combate continuo entre ambas oponente y ahora se encontraban exhaustas observandose una a la otra.

Bajo la luz palida del sol que se filtraba dentro de la gran barrera, la figura de ambas adversarias se revelo.

En un extremo se hallaba Balor poseyendo el cuerpo de Badwhiz que se encontraba sumamente golpeado, la armadura que hasta hacia poco lo habia protegido de casi todos los ataque de su oponente, ahora se encontrab con evidentes grietas y daños relevantes. No habia mucho que Balor pudiera hacer al respecto, podria curar las heridas del cuerpo del poni con magia, pero eso disminuiria sus propias reservas y por ende sus posibilidades de exito.

Ademas ya faltaba poco para que todo termina.

Frente a Balor, Twilight-Dash no se encontraba mejor. Tambien tenia moretones y otros daños visibles en su piel. Pero sobre todo eran notables los daños que se habian desarrollado en sus alas. Gran parte de ellas se encontraban quemadas o congeladas a causa de los ataques continuos de Balor y de la inclemente furia de la ventisca que habia tenido que soportar. Twilight-Dash no creia que hubiera perdido el vuelo. Pero seguramente habia perdido gran parte de su velocidad y aquello sin duda era lo que su oponente esperaba.

Balor se relajo mas. Sonrio. Sabia que era prematuro y la princesa podria revelar algun hechizo para intentar curarse, pero esa ya no importaba. Incluso sin las heridas en sus alas ya todo estaba consumado para el exito de su ultimo ataque.

"Pareces feliz Balor ¿Acaso ya as ganado?" pregunto desafiante Twilight-Dash a Balor.

"Ju ju ju, no, no ..., aun no princesa de la ingenuidad, pero ya falta muy poco para que demos por terminado este desagradable encuentro." respondio burlona Balor antes de desaparecer en un resplandor de magia.

Se habia teletransportado.

"Rayos" dijo molesta Twilight-Dash, habia gastando mucho de su fuerza fisica intentando derribar a Balor en la tormenta pero ninguno de sus ataques habia resultado ser suficiente. Una y otra vez Balor habia soportado o evadido con gran habilidad sus embestidas haciendo uso de hechizos y trucos. Sin embargo Twilight-Dash aun tenia una ventaja. Su fuente de magia aun estaba intacta. Debido a que la gema Starheart bloqueba el uso de hechizos, ahora ella tenia una reserva completa de energia magica que le daba la confianza de poder aguantar lo que sea que Balor le enviara, incluso si eso consumiera toda su magia. Sorprenderia a Balor con una embestida de fuerza y magia en el momento que creyera que ya hubiera ganado.

Pero aun asi ...

"Twilight es todo o nada, ¡lo lograremos!" exclamo internamente la mente independiente de Rainbow Dash.

"Si ¡Juntas!" respondio segura la mente independiente de Twilight.

A lo lejos, en lo alto de una colina sin vegetación, Balor observaba el paisaje helado.

El escenario estaba completo.

El agua habia despertado.

El viento habia despertado.

La tierra habia despertado.

Solo quedaba realizar el acto final.

Balor exhaló profundamente. Una luz verde casi radiante comenzó a manifestarse en los cascos del pony que utilizaba como marioneta: Badwhiz Starheart, el poni terrestre que Balor habia usado como conejillo para realizar sus experimentos y del cual había aprendido tanto sobre la historia de los ponis y la magia que ellos conocían, así como también aquella magia desconocida para ellos.

"¡Jardín de la eternidad!¡Haaaa!" exclamó en voz alta Balor, alzando sus cascos delanteros y golpeando con fuerza la tierra. No era necesario hacerlo, ya que bastaba con acumular la magia y mantener la concentración para liberar el hechizo, pero dadas las circunstancias actuales, tales teatralidades ayudaban a reforzar su confianza y marcar un ritmo en la pelea.

Este era el comienzo del fin del combate.

Balor sintió cómo su fuente de magia comenzaba a drenarse. No era una pérdida fatal, pero sí notable. Este hechizo era una carta de triunfo muy costosa que había mantenido en secreto durante mucho tiempo. Ni sus maestros, ni el gran patriarca, ni nadie en Cunabula sabía que ella había logrado dominar esa magia. Incluso los otros caballeros del orden tenían solo una vaga idea del hechizo que Balor utilizaría para derrotar a la princesa.

La fatiga mental alcanzó repentinamente a Balor, quien tambaleó ligeramente en su cuerpo real. En aquella habitación ovalada donde se encontraban sus otros compañeros, reinaba una atmósfera de preocupación.

"No necesitas presionarte tanto. Si necesitas que te transfiramos parte de nuestra fuerza, puedes pedirnosla", dijo Mannah, observando la creciente fatiga en Balor.

"Silencio, Mannah. Mantengan la vigilancia y déjenme terminar esta tarea", respondió el Draco-Dragón con frialdad.

Este era el último tramo. Este era el plan que ella había impuesto a sus compañeros. A pesar de su fatiga y agotamiento, Balor tenía el deber y la magia suficiente para continuar.

Un crujido se extendió por toda la Gran Barrera, y poco a poco las señales de un terremoto inminente comenzaron a manifestarse.

Twilight-Dash se elevó de inmediato en el aire. Sus alas no parecían haber sufrido tanto daño como había pensado. Aun así, se mantenía cautelosa ante el próximo ataque del oponente.

"Vaya, así que ahora le toca a ese león-pony cabeza hueca. ¿Qué va a hacer ahora? ¿Intentará encerrarnos con una piedra gigante o algo así?" preguntó burlona la mente independiente de Rainbow Dash a Twilight.

"No lo creo, ya nos lanzó un bloque de hielo gigante hace poco. Es muy probable que su ataque sea muy distinto esta vez".

"Lo que sea, solo espero que sea lo último que intenten para así liberar a nuestras amigas".

Twilight no respondió. Analizando el ritmo de esa batalla, todo indicaba que este era el final de aquel combate. Después de eso...

Todo el suelo dentro de la Gran Barrera tembló por violentas ondas sísmicas. Las capas de hielo que se habían formado previamente por la ventisca anterior estallaron como bloques de galletas que eran aplastados. Una nueva neblina blanca de vapor se elevó, ocultando el suelo, aunque esta vez era más ligera y difusa, permitiendo ver cómo el suelo se agrietaba y estallaba en pedazos.

Twilight-Dash se elevó un poco más para no ser alcanzada por esa neblina.

Después de unos minutos de estruendos y sacudidas, finalmente cesó el tumulto en el suelo. Poco a poco, la neblina se disipó, revelando el nuevo paisaje.

Twilight-Dash parpadeó y luego parpadeó de nuevo. Se restregó los ojos y volvió su mirada al suelo debajo de ella.

"Bien... esto no lo esperaba", se dijo a sí misma Twilight-Dash en voz alta.

En todo el suelo dentro de la Gran Barrera, donde antes había habido un páramo de destrucción, ahora se hallaba un bosque celeste que se extendía por todo el lugar. Altos árboles plateados con hojas celestes se elevaban hacia el cielo como pinos gigantes cubiertos de un rocío brillante. No había en este bosque señales de oscuridad ni tenía ningún rasgo de corrupción o malicia. Todo lo contrario, se veía como un bosque saludable, mágico e incluso podría llamarse sagrado.

Entre los árboles, había claros circulares que dejaban ver un suelo verde y frondoso. En medio de estos claros, grandes flores doradas con forma de tulipanes se ordenaban como si se tratara de un hermoso arreglo floral gigante.

Twilight-Dash estaba desconcertada. Este era un bosque "bonito", pero no le daba la impresión de ser amenazante ni de ocultar algún peligro. Dio varias vueltas alrededor de la Gran Barrera, esperando algún ataque, pero nada ocurrió. Después de varios minutos de buscar en vano a Balor, finalmente detuvo su vuelo cerca de los restos del tren que aún quedaban visibles.

"No lo entiendo. ¿Acaso espera que seamos lo suficientemente tontas como para bajar y así atraparnos? ¿O estas flores son algún tipo de truco?" se dijo en voz alta Twilight-Dash.

Las flores doradas parecían inofensivas, pero algo en su brillo y disposición en círculos perfectos las hacía ver poco naturales. Algo no cuadraba en esa escena, pero Twilight-Dash no podía determinar exactamente qué era.

"... espero que no sean de una disculpa. Porque si es así, no pienso aceptarla", continuó en soliloquio Twilight-Dash.

"No, estas flores son para adornar tu tumba", respondió repentinamente Balor.

Twilight-Dash volteó de inmediato la mirada. Varios metros detrás de ella, Balor la observaba con una sonrisa siniestra.

"¿Te gustan?" continuó Balor con voz burlona.

"Son muy hermosas, pero no me parecen apropiadas para un funeral", respondió Twilight-Dash, al instante levantando una barrera de magia a su alrededor.

Al observar la burbuja mágica de su oponente, Balor se burló aún más.

"¿En serio, princesa ingenua? Incluso sabiendo que tengo este poderoso amuleto, ¿piensas usar magia?" declaró Balor en un tono burlón.

Twilight-Dash no le respondió y se mantuvo en alerta, lista para cualquier movimiento de Balor.

"Déjame adivinar, supongo que al no usar nada de tu magia en el combate esperabas acumular suficiente poder para un contraataque en el momento en que me alcanzara la fatiga o mostrara alguna debilidad", continuó Balor sin hacer ningún movimiento hostil.

"Has mantenido la posesión mental compartida demasiado tiempo. Sé que esa es una habilidad que causa una gran fatiga mental, y aquel que abusa de ella puede terminar perdiendo su capacidad de hacer magia".

"¡Qué considerada de tu parte al hacerme recordar estos peligros! Pero no creas que por ello cambiaré de intenciones", se jactó sarcásticamente Balor.

"Si es así, entonces..." dijo Twilight-Dash, pero interrumpió sus palabras. La burbuja mágica que había creado para protegerse se había desvanecido.

Al ver eso, Twilight-Dash retrocedió rápidamente y volvió a levantar la burbuja. Sin embargo, esta se desvaneció de nuevo. Repitió el intento una vez más, pero el resultado fue el mismo. A lo lejos, Balor dejó de sonreír y simplemente la observó.

Un sudor frío recorrió la frente de Twilight-Dash. Balor no se había acercado, y sin embargo, la magia estaba fallando. Poco a poco, una sensación de pesadez comenzó a invadir su cuerpo. Sus alas, en las que tanto había confiado hasta ahora, se agitaban torpemente en un intento por mantenerla en el aire. Un creciente pánico comenzó a invadirla.

"Sabe, es curioso. Me sorprendió bastante que en Equestria existieran plantas capaces de disipar la magia de control mental. En Cunabula también tenemos plantas similares, incluso algunas capaces de disipar la magia en general..." dijo Balor, tomando una postura reflexiva.

Twilight-Dash miró con rabia a Balor mientras perdía altura. Lo que había dicho bien podría ser una mentira. Allí mismo, Balor flotaba con magia, contradiciendo sus propias palabras.

"¡Tú!" intentó responder Twilight-Dash, pero ya era demasiado tarde. Sus alas y el resto de su cuerpo perdieron el equilibrio y comenzó a caer de lado, como un pájaro herido. Después de un vuelo errático, terminó estrellándose en el bosque celeste.

"¡Twilight, esto es grave!" exclamó la mente independiente de Rainbow Dash.

"¡Lo sé!" respondió la mente independiente de Twilight.

"¡TWILIGHT, ESTO ES MUY GRAVE!"

"¡LO SÉ, RAINBOW DASH!¡LO SÉ!" replicó su amiga con vehemencia.

Twilight-Dash corría a toda prisa por el denso bosque celeste, pero sus alas se resistían tenazmente a elevarla. Su cuerpo se sentía extrañamente torpe y distorsionado, y cada respiración era un agotador esfuerzo.

La alicornio tropezó y cayó en un charco de lodo rodeado de tulipanes rojos. Una oleada de náusea la invadió al levantarse, pero logró mantenerla bajo control.

¿Que era aquel lugar? ¿Por qué todo parecía tan antinatural? Twilight-Dash escudriñó su entorno, desesperada por encontrar alguna respuesta que pudiera arrojar luz sobre aquel extraño bosque. No tenía ni idea de qué tipo de magia estaba siendo utilizada en su contra. A pesar de la vasta experiencia de Twilight y Rainbow Dash, jamás habían enfrentado algo semejante. La única situación que se le asemejaba en cuanto a la sensación de impotencia que experimentaba ahora fue cuando Twilight viajó a un mundo sin magia a través de un espejo, pero incluso entonces, el malestar de no poder usar magia se comparaba con tener la nariz tapada.

Esta vez, el malestar era inmensamente más intenso, como si se estuviera ahogando lentamente en un pozo de alquitrán ardiente, mientras todos sus sentidos se veían distorsionados.

"Aún conservamos nuestra magia en nuestro interior, eso es importante", señaló la mente independiente de Twilight esforzandose en mantener la calma.

"Sí, pero no podemos volar", lamentó Rainbow Dash en respuesta.

"No podemos utilizar hechizos ni habilidades mágicas."

"Y no podemos volar."

Twilight estaba segura de que la capacidad de vuelo de los pegasos estaba relacionada con la magia elemental que envolvía sus alas. En ese momento, las alas de Twilight-Dash estaban en un estado aceptable y llenas de magia.

Entonces, ¿por qué no podían volar?

Observó el místico bosque a su alrededor. Era evidente que el era el culpable.

Twilight-Dash exprimió su mente al máximo para descifrar el misterio. El bosque estaba interfiriendo de alguna manera con su magia, y necesitaba entenderlo y contrarrestarlo pronto, ya que el ataque de Balor podría llegar en cualquier momento.

"Flujos arcanos, canalización de magia, catalizadores..." murmuraba rápidamente Twilight-Dash, abrazándose a sí misma.

Exploró en lo más profundo de sus recuerdos: sus lecciones básicas en la escuela de magia, sus viajes, incluso los cuentos que le narraban cuando era pequeña. Buscó incluso entre los rumores más extravagantes que hubiera escuchado.

Y entonces encontró algo: una cebra.

"¿Sin magia, dices? ¿Por qué me lo repites?" así había respondido la elocuente Zecora cuando Twilight le preguntó sobre cómo vivían las otras criaturas sin magia en el mundo. Zecora había viajado por muchos lugares y conocía de reinos sin magia. Había aprendido mucho sobre encantamientos a pesar de no tener cualidades mágicas innatas.

"La magia de los unicornios se canaliza desde sus cuernos, la magia de los pegasos desde sus alas... de adentro hacia afuera", murmuró Twilight-Dash.

"¿Y qué pasa de afuera hacia adentro?" preguntó el recuerdo burlón de la cebra.

No parecía posible. Canalizar la magia del entorno siempre conducía a resultados caóticos. Se utilizaban amuletos, talismanes, e incluso individuos vivos como catalizadores de esa magia. Un flujo directo de magia semejante era igual a intentar atrapar una lombriz bajo tierra sin ensuciarse.

Pero Zecora lo había intentado y había obtenido resultados prometedores. Twilight la había imitado, pero los resultados habían sido nulos.

Una amargura recorrió el rostro de Twilight-Dash.

Twilight no continuó con las lecciones de su maestra cebra debido a la frustración que sintió al no poder hacer progresos. Conocía las bases y las posturas de la meditación a la perfección, pero nunca dieron resultados. Tampoco lo compartió con sus amigas... pensó que no era importante en ese momento. No, esa era una excusa... en realidad, se sentía avergonzada de hablar de ello.

Otro error; ¿cuántas cosas más había estado descuidando?

"De afuera hacia adentro... vamos", se dijo a sí misma Twilight-Dash, decidida. Tenía una corazonada, la magia no había sido absorbida ni estaba estancada, sino que sentía que fluía en la dirección equivocada.

La alicornio adoptó una postura de meditación y comenzó a canalizar la magia en su interior. Una sensación de entumecimiento la envolvió mientras podía sentir la magia fluir... fuera de ella.

"¡No!" exclamó Twilight-Dash al darse cuenta de que estaba perdiendo rápidamente parte de la magia que había acumulado.

"Oye, no deberíamos buscar refugio primero; este lugar no es seguro", dijo la mente independiente de Rainbow Dash, intentando ser útil.

"Ya no tenemos más tiempo, Rainbow", exclamó frustrada la mente independiente de Twilight. "Balor nos alcanzará..."

Efectivamente, el tiempo se había agotado.

"Ayyyyyyyyyyy", Twilight-Dash gritó de dolor al recibir un potente golpe en la cabeza en ese instante, siendo lanzada por los aires hasta estrellarse contra un árbol que se partió en dos.

Balor, que había salido de su invisibilidad, no tenía intenciones de ser amable. Invocó unas cadenas que salieron disparadas hacia Twilight-Dash. La alicornio, que intentaba recuperarse del ataque anterior, fue envuelta por las gruesas cadenas, incapacitándola. A duras penas, aún tenía una de las patas delanteras libres. Con un gran esfuerzo, logró apartarse cuando un trueno impactó donde estaba.

Pero no fue suficiente. Un segundo trueno finalmente la alcanzó, reduciéndola.

Twilight-Dash comenzó a ser arrastrada. Balor tiraba de las cadenas hacia donde se encontraba, como haría una araña con su presa.

"Se acabó, princesa. Termina tu fusión y la vida de tu amiga será perdonada", amenazó Balor, teniendo a Twilight-Dash bajo su casco. Por supuesto, estaba claro que Balor estaba mintiendo.

"¡AUN NO!" respondió ferozmente Twilight-Dash, haciendo crujir las cadenas y liberando una segunda pata delantera. Luego lanzó una oleada de magia concentrada a su alrededor empujandole hacia atras.

Una protesta inútil. Balor no se inmutó en lo más mínimo. El ataque se disipó como una humareda. Unas garras de magia oscura surgieron de los costados de Balor y tomaron el cuerpo de Twilight-Dash en el aire.

"¡Entonces te desgarraré el alma y lo que quede se lo entregaré a tu amiga antes de ejecutarla!" rugió Balor. Las garras que aprisionaban a Twilight-Dash tiraron de ella y una masa de luz comenzó a emerger de su cuerpo. La expresión de terror en el rostro de Twilight-Dash lo decía todo. No era dolor físico, sino espiritual. Desesperadamente, Twilight-Dash intentó concentrarse, pero poco a poco sentía que las fuerzas la abandonaban.

"¡Twilight, reacciona, Twilight!" la mente independiente de Rainbow Dash llamaba angustiada a su amiga, que había dejado de comunicarse. "¡No te rindas!"

Pero Twilight ya no escuchaba y tampoco se había rendido.

Desde lo más profundo de su ser, Twilight entró en un estado de meditación profunda, en un espacio simulado de su mente, igual que cuando entrenaba con Zecora en el bosque Everfree. Se encontraba sobre un estanque, equilibrando su cuerpo sobre el agua, con una respiración tranquila y constante. Percibía toda la magia a su alrededor con los ojos cerrados.

Twilight sentía el agua.

Twilight sentía el viento.

Twilight sentía la tierra.

Pero Twilight no sentía el bosque.

El Bosque Everfree existía mucho antes de la fundación de Equestria. Tenía una historia oscura y dispersa: historias de criaturas malignas que lo habitaban, historias de princesas que paseaban por sus claros, historias de tesoros inimaginables y secretos tenebrosos.

Pero Twilight seguía sin sentir el bosque.

¿Por qué no sentía el bosque? Percibía con su magia el movimiento del viento, el agua y la tierra, pero no del bosque. El bosque estaba oculto. No le hablaba. No estaba allí...

Twilight abrió los ojos de nuevo. Estaba fallando. Era el mismo resultado que obtenía cuando entrenaba con Zecora.

El espacio simulado en su mente comenzó a oscurecerse.

Ella se sentía como un fracaso. No podía salvar a sus amigas. El enemigo había estado justo delante de ella y no lo vio. Después del enfrentamiento con la Triple Amenaza, les había prometido a todos: "No volverá a pasar".

Pero había vuelto a pasar.

El espacio simulado en su mente se oscureció aún más.

Twilight observó su propio reflejo dudosa en el agua. Ahora era una princesa. En aquellos días de práctica, era simplemente una unicornio.

Todo era tan simple en aquellos días.

Alas y un cuerno. ¡Qué extraordinario! Ahora eran inútiles frente a la amenaza que la había acorralado. También tenía pezuñas, pero todos los ponis las tenían.

Los pensamientos de Twilight se desvanecieron aún más...

"Applejack es más responsable con su granja que yo con Equestria", reflexionó Twilight en voz alta consigo misma. "Ella al menos tiene semillas de respaldo en caso de desastres. Yo, en cambio, solo tengo planes de escape..."

Recordó el momento en que Applejack sembró un nuevo huerto de manzanas después de una tormenta. Applejack se regocijaba diciendo cosas como: "Los nuevos árboles de manzana serán mucho mejores que los anteriores, ¡apostaría mi pata izquierda trasera a que es cierto!"

Twilight sonrió ante el recuerdo, aunque nunca le pareció que las nuevas manzanas fueran mejores.

"Mira cómo crecen, jaja, podría pasar toda la noche esperando a ver el primer brote", decía Applejack. Y no estaba bromeando. En muchas ocasiones sorprendió a su amiga durmiendo en medio del sembradío.

"¡Oh, sí! ¡Mira cómo crecen! Igual que las rocas de la granja de mis padres", confirmó Pinkie Pie.

"Las rocas no crecen, Pinkie. Solo emergen de la tierra por fallas geológicas, hasta yo sé eso", respondió Rainbow Dash.

"Pero sería lindo si fuera así. Si los diamantes se hicieran más grandes...", fantaseó Rarity.

"Un bosque de piedras también sería muy lindo, a los osos les gusta jugar allí...", añadió Fluttershy, pero nadie le prestó atención.

Nadie excepto Twilight.

"...los osos también siembran rocas, les enseñan a sus crías. Traen rocas desde muy lejos y las colocan una sobre otra. Así nace un nuevo árbol de rocas y más osos vienen a jugar en el futuro."

Un nudo se formó en la garganta de Twilight.

La lejana visión de sus amigas paseando alegremente por la granja de Applejack hizo que lágrimas cayeran de sus ojos. Estos eran los recuerdos que más apreciaba.

Y también eran la clave para resolver el misterio del bosque celeste.

Zecora le había dicho algo como: "Siente a los elementos y a la naturaleza. Escucha cómo respiran, mira cómo crecen..."

Twilight cerró los ojos. Disipo sus pensamientos y se concentro en uno solo. Necesitaba que la magia creciera en ella.

"De afuera hacia dentro." Un bloque de piedra tomó forma en la mente de Twilight. Una mancha marrón surgió en la oscuridad.

"De una semilla en la tierra." Otro bloque de piedra tomó forma. Otra mancha marrón surgió en la oscuridad.

"Crece hacia el cielo." Un bloque más de piedra tomó forma. De la mancha marrón, un insignificante punto verde se reveló.

"¡Y abre sus hojas hacia las estrellas!" El punto verde ahora era un brote en la tierra...

Twilight abrió los ojos.

Cascadas de sudor caían de su frente y de todo su cuerpo. No estaba cansada, pero sí sumamente tensa. Entonces, vio frente a ella un pequeño montículo de piedras.

Lo había logrado. Había logrado sentir una minúscula parte del bosque. Había vivido el proceso de hacer crecer una semilla.

"Esto se sintió muy diferente a como lo describió Zecora. Tal vez no la entendí birn por sus rimas. Ja ja ja..." Twilight reía; quería dar saltos en ese mismo lugar. Pero el tiempo apremiaba.

El pequeño montículo de piedras se derrumbó.

"El vínculo para unirse mágicamente a la naturaleza debe ser distinto en cada especie... las cebras tienen su manera, los ponis tienen otra..." reflexionó Twilight.

Pero ya había captado el truco. Ahora era cuestión de replicarlo una y otra vez hasta que finalmente pudiera hacer crecer un árbol.

"¡Puedo hacerlo!" se alentó a sí misma.

Twilight no se rendiría.

Balor tiró de nuevo. La mitad del alma de Twilight ya había sido extraída del cuerpo de Twilight-Dash.

"Solo un poco más..." se dijo a sí misma Balor, calculando que en doce segundos más la extracción terminaría. La fusión colapsaría y entonces todo habría acabado.

Twilight-Dash, por su parte, forcejeaba con todas sus fuerzas. Sus alas estaban ocupadas conteniendo las cadenas mientras intentaba retrasar el tirón de Balor, juntando de nuevo el alma de Twilight con sus patas delanteras. Pero no era suficiente. La figura fantasmal de su amiga se deslizaba de entre sus cascos. No le quedaba mucho tiempo.

"¡No te la llevarás! ¡Huuuuuuuuuu!" clamaba la mente independiente de Rainbow Dash.

Pero la extracción apenas se retrasaba, y el cuerpo de Twilight-Dash se entumecía cada vez más.

"Cinco segundos más..." Balor apremiaba el tiempo que quedaba. Faltaba muy poco del alma de Twilight por extraer.

Repentinamente, algo cambió.

"¿Humm?" Balor notó desconcertada que habían pasado dos segundos, pero no había habido ningún avance.

Nuevamente tiró con más fuerza. Pero tampoco pudo extraer más el alma de Twilight.

No, no era solo eso. ¿El alma de Twilight estaba regresando a su cuerpo?

"¡¿QUÉ?!" exclamó Balor sin poder creer lo que sus ojos veían. Twilight-Dash repentinamente abrió los ojos. Ya no parecía asfixiada por el aire o las cadenas. El color de su pelaje, que hasta hacía unos segundos estaba mortalmente pálido, recuperaba su brillo. La confianza volvía a reflejarse en su rostro. ¡La magia fluía de nuevo en ella!

"PAMMMM" Twilight-Dash aterrizó firmemente en el suelo. Hasta entonces había estado suspendida en el aire por la magia de Balor. Pero ahora había recuperado su equilibrio y pisaba la tierra con firmeza.

Balor estaba consternada. ¿Cómo era posible?

Ahora era ella quien corría peligro. Estaba dentro del rango de ataque de Twilight-Dash y, en ese momento, la alicornio tenía más poder que ella. Si Twilight-Dash aprovechaba su velocidad extrema, podría embestirla y darle un golpe crítico. Balor podía teletransportarse o levantar su barrera para evitarlo, pero dado que estaba usando la cadena y extrayendo el alma de Twilight-Dash al mismo tiempo, el sobreesfuerzo la retrasaría en su escape.

Un segundo. Eso era lo que le llevaría. Pero en ese momento, un segundo era demasiado.

Twilight-Dash sonrió confiada. Ella también sabía eso.

"No sé cómo lo hiciste, ¡pero esto es increíble! ¡Puedo sentir mis alas de nuevo!" exclamaba alegre la mente independiente de Rainbow Dash.

"No celebres tan pronto... apenas puedo mantenerlo... no nos queda mucho tiempo", respondió exhausta la mente independiente de Twilight.

Twilight había permanecido horas practicando dentro de su espacio mental simulado. Allí, el tiempo fluía mucho más lentamente. Pero esto no se debía solo a su magia y su experiencia en estos ejercicios. Dado que se encontraba en una fusión muy especial, Twilight podía aprovechar la agilidad de Twilight-Dash para mejorar su propio espacio mental.

Sin embargo, a pesar del espacio favorable a su disposición, Twilight no podía ignorar la fatiga. Eventualmente, se cansó y tuvo que regresar su consciencia al flujo normal de pensamiento con Twilight-Dash.

Twilight regresó con Rainbow Dash preparada. Había logrado su objetivo de aprender a crear un vínculo con la naturaleza. Si bien no era capaz de comprender la magia antigua que envolvía al bosque celeste, sí sabía que era un bosque y que podía comunicarse con él. Con esto en mente, en un espacio mental mágico, permitió que la magia del entorno la llenara y creara en su interior la semilla de un árbol celeste. Pronto, la semilla se abrió y se convirtió en un joven brote. Fue entonces cuando Twilight finalmente pudo escuchar la voz del bosque encantado que la rodeaba.

En sus clases con Zecora, la cebra le explicó que los árboles a veces solían susurrarle o llamarla por su nombre con voces suaves y gentiles.

Contrariamente, el bosque celeste no tenía nada de eso.

Un cántico atronador resonaba por todas partes. Los árboles celestes entonaban auténticos himnos en una lengua desconocida para ella. Acompañados de una sinfonía única y armoniosa. Intensa en momentos, más suave en otros, incluso las hojas caídas seguían el mismo ritmo en el suelo. Todo esto era una sensación única que la abrumaba considerablemente.

También sintió algo más... ira. Una ira densa y amarga.

El bosque estaba molesto con ella. Su voz se alzaba en su contra.

Twilight no tardó en deducir el por qué y cómo resolverlo. Abrió su espacio mental nuevamente, esta vez permitiendo que la voz del bosque llegara también al joven brote celeste que había creado. Repentinamente, una nueva voz surgió. Esta nueva voz se unió al canto, y toda la hostilidad que había sentido hasta ese momento se desvaneció.

Ahora el bosque le permitía estar entre los suyos. No sentía que fueran amigos... pero al menos la toleraban.

Si no fuera por la dramática situación en la que se encontraba, Twilight podría llorar de emoción.

"¡Wow! ¿Eso pasó? Sembrar un árbol cantante era la clave... tiene sentido", dijo algo confusa la mente de Rainbow Dash, que había obtenido los recuerdos de su amiga.

"Estoy muy cansada, Rainbow... te lo dejo a ti", la débil voz de Twilight se apagó de nuevo. No había perdido la conciencia, pero ya no era capaz de hablar con su amiga manteniendo al mismo tiempo el espacio mental donde estaba el brote del árbol celeste cantando.

Twilight estaba alcanzando sus límites.

Rainbow Dash ahora debía alcanzar los suyos.

"¡Déjalo en mis cascos!" exclamó Twilight-Dash con la voz de Rainbow. Dio un giro sobre sí misma, y las cadenas se entrecerraron aún más, pero la tensión aumentó del lado de Balor.

El forcejeo aún continuaba, pero Balor ya no tenía la iniciativa. Si retrocedía ahora, sería alcanzada con rapidez. Había gastado mucha magia en el bosque celeste, una trampa que se suponía que su oponente jamás superaría. Pero lo había hecho. ¿Cómo?

Balor había estudiado a los ponis en general y al círculo de individuos que rodeaba a la princesa. No había registro de algún poni que hubiera despertado la magia floral en algún momento de su historia. Habían ponis que podían hacer crecer plantas con hechizos, pero esto se debía al talento que tenían o al uso tradicional de la magia que conocían. No eran los mismos métodos que usaban en Cunabula. Tampoco en las naciones aliadas a Equestria existían antecedentes similares. Solo en Cunabula aún se mantenía el antiguo arte de la magia floral en su forma más esencial.

Entonces, ¿cómo había logrado la princesa apaciguar el bosque de la eternidad? ¿Había descubierto un método desconocido en tiempo record para lograr comunicarse con él y someterlo?

Inaudito.

Balor había invocado al bosque con su magia. Por eso el bosque respetaba al invocador. Balor podía delegar su honor a otros y el bosque también los respetaría. Pero Balor no podía gobernar el bosque. El bosque tenía voluntad propia y era mágico; solo obedecería a alguien que hablara su misma lengua y usara su misma magia.

Esa persona estaba en Cunabula en ese momento. ¿La princesa también tenía un poder semejante?

El sudor caía de la frente de Balor mientras apretaba más las cadenas.

"No", se dijo a sí misma Balor. "La princesa debe haber engañado al bosque o haberle dado una ofrenda. Si este bosque ya le obedeciera, esta pelea ya habría acabado".

El bosque era poderoso. Si fuera Dana su adversario... ridículo, ni siquiera tenía sentido pensar en eso.

Twilight-Dash comenzó a expandir el agarre de las cadenas. Las garras oscuras que jalaban el alma de Twilight perdían empuje. Balor ya había perdido la mitad de su progreso.

"¿Qué pasa? ¿Por qué tan callada? Las cosas no van como querías, ¿verdad?" se burló arrogante Twilight-Dash. Ahora ella tenía la iniciativa, su magia estaba intacta y Balor se debilitaba en cada momento. En breve se liberaría e iniciarían el contrataque.

Balor la observó con una mezcla de rabia y desesperación.

Para luego sonreírle triunfal...

"Descuida... ¡Ya estoy acostumbrada!" respondió Balor. En ese momento, las cadenas apretaron nuevamente. Twilight-Dash sintió dolor y algo más... Al mirar a sus lados, vio que en su piel comenzaban a surgir grietas. Las grietas brillaban con su luz interior, pero no era solo luz lo que escapaba... ¡Era su magia!

"¡No! ¡No! ¡No!" Twilight-Dash repitió desesperada. La fusión había llegado a su límite. Si bien Balor no había podido extraer el alma de Twilight, sí la había mantenido fuera el tiempo suficiente para poder desestabilizar la union que tenia con Rainbow Dash. También las cadenas, hechas para romper magia, acrecentaban el proceso.

Twilight-Dash perdía magia rápidamente. Tenía que atacar ahora si quería tener éxito, pero Balor estaba demasiado lejos. El tiempo se acababa.

Balor presionó más fuerte. Las cadenas hacían bien su trabajo. Solo debía retroceder un poco más y no soltar el alma de Twilight. El tiempo se encargaría del resto.

Al borde de la catastrofe. Solo un milagro podría salvar a Twilight-Dash.

Una pequeña mariposa emergió del último vagón del tren de Ponyville a Canterlot. Había estado ocultándose hasta ahora, pero después de presenciar una ardiente tormenta de arena, una espantosa helada de invierno y finalmente sentir el auténtico brillo de la primavera, pensó que era el momento perfecto para salir de su escondite.

Era como un sueño. La pequeña mariposa esperanzada salió al exterior, estiró sus cuatro delicadas patas, agitó su esponjosa melena y desenrolló con cuidado sus frágiles antenas. Una dulce brisa y un aroma vivido le dieron la bienvenida. Casi parecía que las flores le sonreían y los árboles cantaban felices a su alrededor.

Cualquiera que la viera de cerca entendería que no era una mariposa. Era Fluttershy convertida en Breeze.

"¡Qué aire tan puro! ¡Qué bosque más bello! ¡Por fin ha terminado esta horrible pesadilla!" pensó en voz alta Fluttershy con la inocencia de cien niños. Frente a ella, el radiante bosque parecía invitarla a recorrer sus senderos. Casi parecía escuchar el murmullo de las criaturas bondadosas que esperaban conocerla.

Entonces, recordó a sus amigas.

"¡Oh, cielos! ¿Qué estoy pensando? Twilight ya debe haber derrotado a esos terribles villanos y debe estar buscándome. ¡Debo darme prisa!" exclamó la Breeze Fluttershy, que rápidamente revisó su melena.

Oculta bajo una de sus trenzas, había un bello broche con forma de alas de mariposa con una perla en el centro. Este era un regalo que había recibido de la Reina Novo después de salvar a los delfines bebé del Monte Aris.

La Breeze Fluttershy tomó el broche y lo agitó. La magia de la perla la envolvió, y en un delicado estallido, volvió a ser una pegaso.

Ante sus autenticos ojos, el mundo a su alrededor era incluso más hermoso. Maravillada, Fluttershy agitó sus alas y dio un giro en el aire saludando al idílico bosque celeste con los cascos abiertos. El bosque sintió su cálido saludo y le respondió... con rabia e ira.

Fluttershy, en su pasado, había experimentado el acoso de sus compañeros en la escuela inicial de vuelo, una experiencia que ya consideraba horrible en ese entonces. Sin embargo, lo que sentía en ese momento no tenía puntos de comparación. Era demasiado para la delicada y sensible alma de Fluttershy.

Bajo la mirada rabiosa de los cientos de árboles celestes, Fluttershy perdió la conciencia en el aire y cayó al suelo como una roca.

"¿En serio, solo un libro? ¡Quédate con tu tonto libro!" Magi rebuscó en la alforja de Fluttershy, esperando encontrar algo de valor, pero una vez más, solo hallaba decepción. Molesta, colocó el libro nuevamente en la alforja y lo tiró junto a la amarrada Fluttershy, quien forcejeaba por escapar del armario de limpieza.

"No es personal, querida, pero esto es cuestión de vida o muerte. Espero que lo entiendas... Bayyy." Una sonriente Magi cambió su apariencia a la de Fluttershy y cerró las puertas del armario. Adentro, la verdadera Fluttershy intentó pegar un grito, pero la mordaza no le permitió decir una sola palabra. Desesperada, continuó forcejeando, teniendo cuidado con las varias cajas de explosivos que la acompañaban.

"¡Ayúdenme, por favor! ¡Amigas! ¡¿Qué hago?!" suplicaba impotente la pegaso, con lágrimas que ya asomaban en sus ojos. Ninguno de sus esfuerzos por liberarse daba resultados.

"¡Twilight, por favor, regresa!" oró Fluttershy, dándose por vencida, pero en ese momento recordó. Twilight le había pedido que tuviera a su alcance el broche mágico que había recibido de la Reina Novo. Con él, si era capturada, podría burlar a Vainilla convirtiéndose en un Breeze.

Decidida, Fluttershy pegó su cabeza a la pared del armario e intentó acomodarse hasta sentir el broche que colgaba oculto en su nueva trenza. Tras varios intentos fallidos, por fin lo alcanzó.

Una magia envolvió el cuerpo de Fluttershy y mágicamente, ¡era un Breeze!

"¡Debo avisar a mis amigas rápido!" Fluttershy, libre como un Breeze, comenzó a buscar una salida en el armario. En su búsqueda, encontró su alforja. Sin pensarlo mucho, envolvió la alforja con la magia del broche y la acomodó en su diminuta espalda.

Una explosión estalló en la habitación, empujándola hacia atrás. Fluttershy se acercó a una abertura que había surgido en la puerta.

Vainilla estaba allí mismo.

El corazón de Fluttershy estaba a punto de salirsele por la boca. ¿Habrían escapado sus amigas a tiempo? ¿Las habrían atrapado? ¿Qué debía hacer ahora?

Los instintos primarios de Fluttershy se activaron. Había un solo pensamiento en su cabeza: huir.

Con el vuelo más ágil que un Breeze podía hacer en un espacio cerrado, Fluttershy, con los ojos cerrados, salió afuera del armario disparada y voló entre las patas de Vainilla. Siguiendo los instintos de un Breeze, fue guiada por las corrientes de aire hasta, milagrosamente, llegar al exterior.

Una nueva explosión estalló detrás suyo. La onda de choque la impactó por detrás, empujándola como el mismo viento. Fluttershy se perdió a la deriva en el horizonte, dando un alarido que nadie escuchó.

"Ahhhhhhhhhhhhh". El espantoso recuerdo de la explosión que había vivido hace poco despertó a la desafortunada Fluttershy. Desorientada, miró a su alrededor...

El bosque celeste la observó una vez más. Esta vez, recibiría una dosis doble.

Fluttershy cayó inconsciente otra vez.

"¡Pummm!" El estruendo de un abrupto impacto despertó a Fluttershy.

La pegaso ladeó la cabeza, más catatónica que consciente. Imágenes irreales la envolvían...

Había visto a Twilight correr entre los árboles... ¿o era Rainbow Dash? Luego apareció Vainilla con una armadura negra en el cielo... luego volvió a desaparecer.

La cabeza de Fluttershy era un completo desorden.

Fluttershy intentó ponerse de pie, o eso creyó. Sentía que nadaba... todo era luminiscente...

"Ja, ja, ja, ja," reía Fluttershy.

Siguió saltando entre los árboles celestes... los arbustos cantaban tan alegremente...

La mente de Fluttershy se perdía aún más en la irrealidad. Era como la casa de Discord... ¿Discord estaba jugando con ella?

"¡No es divertido Discord! ¡Si vas a hacer una fiesta sorpresa, deberías traer un buen piano!" protesto Fluttershy, ya no sabía lo que decía. "Así podríamos bailar juntos... una pata para adelante... otra para atrás..."

Fluttershy continuó trotando sin ritmo por donde había visto irse a Twilight...

Finalmente llegó a un claro... y sus ojos vieron una escena terrible.

Alguien que se parecía mucho a Twilight estaba atrapada, siendo estrujada por brutales cadenas negras, al mismo tiempo que unas garras espectrales jalaban parte de su cuerpo, haciendo sobresalir algo semejante a su alma. Del otro lado estaba Vainilla con una sonrisa perversa en su rostro deleitandose de aquel tormento.

Los gritos de agonía en la poni al limite de su vida estremecieron el cuerpo de Fluttershy hasta lo mas profundo de su ser.

Repentinamente la fuerza interior en la pegaso de melena rosa despertó. Su pelaje se encrispo. Una furia que pocas veces habia sentido la lleno completamente. Sus amigas la necesitaban. Era el llamado del destino.

Un relincho estremeció el ambiente. Sin ningún plan o pensamiento en la cabeza, Fluttershy se lanzó a embestir con todas sus fuerzas a Vainilla.

Balor escuchó un relincho a sus espaldas y luego sintió algo que se acercaba rápidamente desde atrás. El caos se apoderó de su mente. ¿Aquí? ¿Cómo? ¿Un aliado de la princesa? ¿Un enemigo desconocido? ¿El emisario de la medianoche?

Levantó su escudo mágico instintivamente. La presión dentro de Balor creció.

Entonces, una pegaso de melena rosa surgió de uno de sus costados, embistiendo a toda velocidad con los ojos cerrados. Sin embargo, el poni pasó de largo y terminó chocando contra un árbol.

Desorientada por el impacto, la misteriosa pegaso dio unos pasos atrás hasta caer inconsciente en el suelo.

Balor la reconoció.

"¡Fluttershy!" clamó impactada. Este era el nombre de la portadora del elemento de la amabilidad, amiga cercana de la princesa Twilight y representante del Árbol de la Armonía que simbolizaba la amistad.

La mente de Balor quedó en blanco, sin respuesta lógica o punto de partida para una pregunta que explicara cómo era posible lo que veía. ¡Ceridwen, ante sus propios ojos, había capturado a esa poni! ¡Eso era un hecho irrefutable!

Todo el plan que había urdido en su mente comenzó a desmoronarse. Todas las piezas que tenía perfectamente colocadas en sus suposiciones saltaron por los aires.

La falla era catastrófica.

Finalmente, Balor cometió su primer y único error en la batalla. Había parpadeado.

Rainbow Dash nunca dudó, ni siquiera en ese último momento. Ella esperaba que algo o alguien llegaría a salvarla del agarre de Balor. Siempre confiaba, incluso si la apuesta estaba perdida. Podría decirse que era un defecto, y había veces en las que solía abandonar su seguridad por trivialidades. Pero si el asunto implicaba a sus amigas y el destino de Equestria, ella se mantendría leal hasta el final.

Un parpadeo, eso era todo lo que necesitaba.

Segundos antes había visto a Fluttershy emerger del bosque a las espaldas de Balor. Solo pudo pensar algo como: "¿Por qué siempre llegas tarde?"

Cuando la vio embestir a su enemigo, pensó entonces: "¡Eso es Fluttershy, salva Equestria!"

Luego la vio pasar de largo y chocar contra un árbol: "¿En serio? ¡No juegues así conmigo!"

Por ultimo, cuando Balor comenzó a parpadear: "Bien eso es todo. Se acabó."

Toda la magia que tenía se concentró en un solo punto.

Rainbow Dash cedio lo que restaba de sus fuerzas y dio su última orden a la fusión Twilight-Dash. Algo sencillo. "Ve con todo."

Rainbow Dash y Twilight se separaron de la fusión, tomando las cadenas que aprisionaban a Twilight-Dash. El agarre fantasmal se deshizo en el aire, y el alma de Twilight regresó completa a su cuerpo.

Twilight-Dash, libre del dominio de Rainbow Dash y Twilight, solo tendría un segundo de existencia antes de desvanecerse, convirtió todo su cuerpo en luz y embistió al oponente que estaba en frente suyo.

Como un auténtico rayo arcoíris, la fusión avanzó sin obstáculos atravesando las defensas de Balor. Lo impacto de frente. Lo arrastró hacia adelante como un proyectil, atravesando los árboles, las rocas, el lago... siguió adelante.

En cada milisegundo, la existencia llamada Twilight-Dash siguió avanzando y desintegrándose. Su oponente también se desvanecía.

Twilight-Dash sonreía. Su conciencia comenzaba a desaparecer.

Sin embargo, lo que sentía en lo que quedaba de su conciencia ... era glorioso. Su existencia había completado su propósito. Sus amigas estaban a salvo. Eso era todo lo que importaba...

Finalmente, todo se desvaneció en un haz de luz.

Lo último que había visto Balor al cerrar los ojos fue un destello de luz cegador.

Luego estaba de vuelta en el orbe dorado que adornaba el techo de la sala de guerra.

El blasón de la unidad se había vuelto a dividir, y también la conexión directa con Badwhiz se había roto.

Había fallado.

Después de salir del orbe de luz, sin decir una palabra, tomó asiento junto al resto de sus camaradas.

Todos estaban en un silencio sepulcral.

Habían visto con sus propios ojos el verdadero poder de su compañera, así como las intrigas de la princesa que habían frustrado sus esfuerzos para capturarla. Nadie entre ellos podía acusarla de negligencia. La batalla la había superado.

Aun así, el peso de la derrota era compartido por todos.

Entre todos, el que cargaba con más amargura era Ceridwen. Apretaba los puños con rabia. Podía ser acusada de fallar en atrapar a Fluttershy, pero dado cómo habían validado su éxito inicial, difícilmente podrían sustentar el caso sin implicar a los otros.

Mannah tampoco podía librarse. Había continuado la operación consciente de que la princesa pondría una fuerte resistencia. Como sublíder, sobre él caía la mayor responsabilidad legal de este fracaso.

Morrigan, que normalmente tomaba a la ligera las misiones, se veía considerablemente tensa. El hechizo de toma de alma que usó Balor era uno que ella misma le enseñó. Si la princesa había superado esta magia, que era una de sus cartas de triunfo, ¿a qué más podría recurrir?

Quizá el único que podía librarse era Taranis. Pero ver la derrota de Balor había desmoronado su espíritu. También había otras razones.

Balor, por último, tenía la mirada perdida y sin vida. Habían perdido el cubo de cristal sellador. Lo tenía oculto en la boca de Badwhiz. Una vez que la princesa encontrara el cuerpo, si quedaba algo del cuerpo, y hallara el cristal, entonces sería cuestión de tiempo para que lo descifrara y lo abriera. Ella había estimado que este proceso tomaría por lo menos tres días. Pero después de mostrar tantas habilidades en combate... ¿realmente estaba segura de que no lo lograría antes?

A estas alturas, ya no estaba segura de nada.

El silencio continuó durante varios minutos más.

Finalmente, Mannah se puso de pie. No podía permitir que este estado de derrota entre sus compañeros continuara. La batalla se había perdido, pero no la guerra.

"¡Ceridwen! ¡Taranis! Tomen sus armas y acompáñenme. Entraremos directamente al campo de batalla. No le daremos a la princesa la oportunidad de reagruparse. Morrigan, quédate aquí y monitorea la posición de nuestros enemigos. Activa todas nuestras defensas secundarias." ordena Mannah, bajó de su asiento de un brinco y se equipó mágicamente una cota de malla dorada. También llevaba una caracola a sus lados.

Inmediatamente, Ceridwen sin decir una palabra se puso de pie extendiendo sus alas y preparó su vara dorada. También se equipó dos rosarios de perlas negras.

Morrigan, por su parte, tomó el lugar de Mannah y empezó a invocar pergaminos con encantamientos, al mismo tiempo que un pergamino más grande se desenvolvía sobre su cabeza, tomando el aspecto de una extraña aureola de papel. Este pergamino estaba lleno de símbolos arcanos ilegibles.

Sin embargo, Taranis se quedó en su lugar mirando el estanque encantado.

"¡Taranis! ¿Acaso debo repetir mis órdenes?" bramó con furia Mannah.

Taranis, en respuesta, solo agitó su mano llamando a sus compañeros, mientras apuntaba su dedo al estanque.

"¿Balor, esto es parte del plan?" preguntó alarmado Taranis.

Balor, cuya mirada estaba perdida en algún lugar de su pensamiento, reaccionó por fin. Nuevamente miró el estanque.

"¿Hu?" respondió sorprendida junto al resto de sus compañeros, que habían regresado a ver lo mismo que veía Taranis.

Definitivamente, no lo era.

Las imágenes que reflejaba el estanque encantado mostraban algo que Balor ni nadie de los Caballeros del Orden había previsto.

En el bosque celeste, siguieron un recto sendero abierto en la tierra.

"Jeje, bien hecho, Fluttershy. Así se hace, amiga", aclamaba Rainbow Dash mientras cargaba a Fluttershy en su lomo.

"Gracias, Rainbow... pero ya me siento mejor. Ya puedo caminar", respondió la desorientada Fluttershy.

"No lo creo, será mejor que descanses. Estuviste expuesta a demasiado estrés mágico", dijo Twilight, que caminaba delante de todas con notables ojeras en su rostro.

Las amigas se habían puesto en marcha poco después de la derrota de Balor. Si bien al principio habían estado llenas de felicidad y alegría por la improbable victoria que obtuvieron, quedaron muy desilusionadas al recordar que aún no había acabado.

Twilight fue quien las hizo volver a pisar tierra. Los Caballeros del Orden aún estaban ahí fuera esperando su momento.

"Debemos encontrar el cubo de cristal sellador donde están nuestras amigas antes que lo hagan los Caballeros del Orden. Entonces podremos refugiarnos y darnos un buen descanso...", recordó una agotada Twilight al resto de ponis.

Twilight y Rainbow Dash habían recuperado bastante rápido después del combate. Fluttershy, en cambio, casi no podía hablar. Después de ser cargada varios metros, por fin recuperó su lucidez y les contó fragmentadamente lo que había pasado.

Twilight estaba llena de una multitud de preguntas, pero no tenía tiempo que perder.

Encontrar el cristal sellador era de vital importancia. Aún le quedaba algo de magia para realizar otra fusión. Luego...

Una brisa fresca recorrió el bosque celeste... la luz de sus hojas se derramaba como lluvia a su alrededor.

Twilight aún podía sentir la magia en los árboles celestes. Pero ya no su cólera. Ya no tenía activo el hechizo que la vinculaba a la naturaleza; aun así, el bosque no la atacaba, tampoco atacaba a Rainbow Dash ni a Fluttershy.

El bosque estaba en calma. Twilight no entendía por qué. ¿Era porque Balor había sido derrotado o había otra razón?

Twilight se había detenido un momento. Un sueño repentino la invadió. Sus instintos de poni le apremiaban descansar en el verde pasto bajo la sombra de los árboles místicos. Era como un llamado premonitorio.

El bosque susurraba... la melena de Twilight brevemente ondeó con el mismo brillo de las hojas de los árboles celestes.

"Necesito descansar..." murmuró Twilight, se apartó del camino sin voltear a ver a sus amigas, se recostó en el frondoso pasto. El contacto de su pelaje con el vivo suelo solo acrecentó su cansancio. Al mirar a su alrededor, había arbustos de tulipanes dorados y escarlatas que nunca antes había visto, también había extrañas flores que parecían nubes de rocío multicolor.

Todo era tan mágico y sobrenatural. Pero extrañamente familiar...

Repentinamente, su olvidada hambre comenzaba a manifestarse. El pasto bajo ella se veía tan fresco que ya pensaba en comerlo allí mismo.

Entonces, notó un objeto extraño entre las hierbas. Era una alforja. Se puso de pie y lo tomó.

"¿La alforja de Fluttershy? ¿Cómo llegó aquí?" exclamó Twilight sorprendida.

En algún momento de su delirante paseo en el bosque, Fluttershy había perdido su alforja. Luego, arrastrada por el fragor de la batalla, la alforja había terminado al lado del recto camino que se había formado cuando Twilight-Dash embistió a Balor.

El sensible olfato de Twilight percibió un aroma muy conocido que emergía de la alforja de Fluttershy. Era un aroma que solo sentía cuando estaba en una biblioteca. Con una curiosidad innata despierta, Twilight abrió la alforja de Fluttershy para ver su contenido...

"¡Twilight, ven, mira!" el llamado de Rainbow Dash interrumpió a Twilight, que sin pensarlo se colocó la alforja y partió rauda para darle alcance a Rainbow.

"¿Qué ocurre, Rainbow, acaso..." Twilight quedó muda junto a su amiga.

No muy lejos, a lado del camino, un poco más adelante de donde estaban, había un cuerpo.

Era Badwhiz, con la armadura destrozada, sin llevar puesto sus alas o su cuerno. Tampoco tenía su gema.

Las tres ponis de pie, también Fluttershy, que se había bajado de la espalda de Rainbow Dash, estaban conmocionadas.

"¿No se convirtió en piedra? ¿No dijeron que le lanzaron un arcoíris?" preguntó la temblorosa Fluttershy, que volvía a ser presa de sus miedos.

"Debió haber rechazado el impacto en el último momento. Y terminó varado a un lado del camino," pensó en voz alta Twilight. Más adelante había un gran cráter donde Twilight-Dash había desaparecido.

"Así que de madera dura, ¿eh?" exclamó Rainbow Dash exhalando fuertemente por la nariz. Sin consultar a nadie, se acercó al cuerpo de Badwhiz.

"Rainbow, ten cuidado, podría ser una trampa," exclamó Twilight alarmada ante la temeraria conducta de su amiga.

"Ummhh," Rainbow Dash se detuvo y pareció pensarlo. Repentinamente, sin decir una palabra, dio una fuerte patada en el estómago de Badwhiz.

El adolorido Badwhiz rodó en el suelo dando un lastimero gemido.

"Bueno, a mí me parece que nuestro chico espectáculo solo está descansando después de que pateamos el trasero de sus amigos," respondió Rainbow Dash, colocando su casco sobre el cuerpo de Badwhiz para dar a entender que ya no representaba ningún peligro.

Twilight y Fluttershy por fin pudieron respirar tranquilas.

"Vamos, Fluttershy, necesito ayuda aquí. Vamos a hacer que este tipo confiese todo," ordenó Rainbow Dash. Fluttershy, sin embargo, se resistió un poco a la orden de su amiga, pero después de un apremiante segundo llamado, rápidamente se puso al lado de Rainbow Dash para poner de pie al derrotado Badwhiz.

Twilight no quería ser tan dura con el muchacho, pero no tenía más opción que dejar que Rainbow Dash se encargara... se sentía muy cansada.

"Muy bien, señor Badwhiz. Ahora que aún somos amables, ¿podría por favor decirnos dónde está el cristal en el que tienen encerradas a nuestras amigas?" preguntó Rainbow Dash, ya alistando sus cascos para comenzar a moler manzanas.

"He, Rainbow, creo que él está..." añadió Fluttershy, intentando calmar la furia de su amiga.

Entonces comenzó la tragedia.

La cabeza de Badwhiz se balanceó, se desprendió y rodó hasta llegar delante de Twilight.

Una mirada fría, llena de odio pero libre de cualquier oscuridad, observó directamente a los ojos de la Princesa de la Amistad. Era la misma mirada que había recibido cuando se conocieron por primera vez.

La agotada mente de Twilight tardó demasiado en entender lo que pasaba. Estaba tan perturbada como sus amigas. Lo que veía ante sus ojos solo tenía una explicación...

Era una trampa.

La cabeza de Badwhiz comenzó a deshacerse en una masa gris y deforme, similar al papel maché. Lo mismo ocurrió con su cuerpo.

Las ponis no pudieron reaccionar. Un potente trueno salió disparado de uno de los árboles, estallando a los pies de Twilight. La explosión resultante hizo volar por los aires a la alicornio, que terminó cayendo muy lejos de donde estaban.

Fluttershy y Rainbow Dash se protegieron con sus alas al recibir la onda de choque de la explosión. Aun así, fueron empujadas varios metros atrás.

"Cof, cof, ¡Fluttershy, ¿estás bien?" llamó entre el polvo Rainbow Dash a su amiga.

"Ahhh, mi cabeza," Fluttershy estaba mareada e intentaba ponerse de pie.

El polvo se esfumó de repente, y Rainbow Dash se congeló.

"¡Aquí estoy! ¿Dónde está Twilight?" dijo la preocupada pegaso de melena rosa, con la vista más clara. Sin embargo, Rainbow Dash no le respondió.

"¿Qué ocurre, Rainbow?" preguntó confundida Fluttershy.

"No lo hagas," respondió Rainbow Dash con furia.

"¿No hacer qué? ¿Hay algo malo?" preguntó Fluttershy, inconsciente del peligro que la acechaba.

"¡No te atrevas a hacerlo!" respondió Rainbow Dash con más furia.

Detrás de Fluttershy estaba Badwhiz con el cristal sellador, apuntando directamente al cuello de su amiga.

"Ok," Fluttershy se sentó. Eso fue todo. Fluttershy desapareció, absorbida por el cristal. Badwhiz sonreía con una gema rosada agrietada en su cuello.

Rainbow Dash habia mantenido su calma hasta entonces. Habia seguido las ordenes de Twilight. Habia sido racional. Una buena poni. Pero por fin habia alcanzado su limite.

"¡Haaaaaaaaaaaaaaaa!" Rainbow Dash pego un grito y se lanzó contra su oponente, llena de toda la furia que podía caber en ella. Con toda la fuerza que le quedaba en la vida, voló hacia Badwhiz a toda velocidad y, de una patada, hizo volar el cristal sellador que tenía en su casco izquierdo. Luego, otro ataque se dirigió hacia la gema que llevaba en su cuello, seguido de una última patada dirigida a su cabeza.

No fue suficiente. El escudo de Badwhiz se activó en el último momento y resistió el golpe que lo habría dejado inconsciente.

El contraataque comenzaba.

Badwhiz disparó un rayo tan grueso como un árbol, que por poco impactó en Rainbow Dash.

La pegaso, aun con su velocidad reducida por el cansancio, no se desanimó y continuó atacando la barrera de Badwhiz desde otros ángulos.

Badwhiz continuó lanzando más truenos.

Twilight abrió los ojos. Escuchaba truenos en las cercanías. Nuevamente había una batalla.

Se puso de pie, cansada, y miró a su alrededor.

A la lejania, encontró a Rainbow Dash peleando contra Badwhiz.

Un rayo perdido se dirigió hacia donde estaba Twilight. Ella, reaccionando a duras penas, se agachó.

El inmenso rayo cruzó de largo, fallando su objetivo. Una colina entera, detrás suyo, salió volando por los aires.

Twilight estaba impactada por lo que acababa de ver. Su cerebro volvió a ponerse en marcha.

"¿La gema Starheart tenía ese poder? ¡No debería ser así!"

En las clases de magia que tuvo, le enseñaron que la gema Starheart bloqueaba hechizos y absorbía magia. Aunque la magia absorbida por la gema solo se reusaba para bloquear hechizos equivalentes en poder.

Pero la cantidad de magia que sentía ahora era enorme. Demasiado para un amuleto como ese. Ni tampoco debería incrementar el poder de su portador.

Una terrible revelación llegó a la mente de Twilight.

"La gema Starheart está sobrecargada. Podría estallar en cualquier momento. Pero si eso pasa entonces..." Twilight murmuró aterrada. Se encontraban en medio de un bosque mágico de un poder desconocido. Si el amuleto estallaba, desencadenando su poder base de absorber magia del entorno... la explosión resultante sería algo ... inimaginable.

"¡Rainbow Dash! ¡No! ¡No continúes peleando, es suficiente! ¡Detente!" imploró Twilight a la lejanía.

Pero era demasiado tarde... la gema Starheart en el cuello de Badwhiz había alcanzado su límite. Las grietas en su superficie se ampliaron, rayos de energía comenzaron a salir en todas direcciones. Rainbow Dash, espantada, detuvo su ataque pero fue alcanzada por uno de los relámpagos de Badwhiz.

Badwhiz no parecío darse cuenta al principio, pero entonces se percató de lo que pasaba.

"¿Qué es esto?" exclamó atemorizado. La gema en su pecho continuó lanzando rayos y su luz abrasiva creciendo a cada momento.

Una gran grieta surgió y de repente todo fue luz.

El ruido y los sonidos desaparecieron.

La luz inundó todo el lugar.

La silueta de Badwhiz fue lo primero en desaparecer.

Luego la de Rainbow Dash inconsciente en el suelo.

Luego el camino.

Una esfera de energía pura comenzó a crecer desde el suelo... una explosión alimentada por la magia del bosque.

Los árboles finalmente callaron, la magia que había en ellos comenzó a ser absorbida.

La explosión continuó creciendo hasta tomar la forma de un domo de luz.

Una visión terrible de destrucción.

Un sentimiento de fatalidad invadió todo el ambiente ante el final que se acercaba.

Cuando el armonia y la orden fallan ...

El caos y la destruccion se hace presente ... luego ... la oscuridad ...

Nadie deberia de llegar tan lejos ...

La explosión de magia comenzó a expandirse lentamente. Piedras, árboles, restos del tren e incluso el viento mismo, todo era atraído hacia el interior de la masa de energía en expansión. Twilight observaba impotente, aferrada a una gran roca, mientras la explosión avanzaba como una marea indetenible.

Pronto la alcanzaría. Estaba agotada; no sentía sus alas, sus patas eran torpes y su cuerno la irritaba. No le quedaban más lágrimas para llorar por las amigas que habían desaparecido. Solo le quedaba la alforja de Fluttershy que había encontrado.

La explosión seguía avanzando, pero parecía haber una eternidad entre ella y Twilight. La alicornio estaba exhausta y había tenido suficiente. Ya no quería luchar más. Con un suspiro cansado, Twilight dio la espalda a la explosión y se recostó sola en un lado de la gran roca. Observó el horizonte donde hace poco había peleado codo a codo con sus amigas.

Era horrible.

El hermoso bosque que había surgido hacía tan poco se marchitaba con suma rapidez. Ya no había ninguna aura sagrada ni rastro de luminosidad, solo decadencia y corrupción. Los árboles se caían solos, desaciéndose en polvo, y otros estallaban en una brea negra y repulsiva. La antinatural magia que los había alimentado se había agotado, y ahora simplemente volvían a ser parte del paisaje.

Un paisaje que había sido destrozado por la batalla entre ella y Balor. Sí, Twilight también era responsable de toda esta desolación. Sus cascos estaban manchados con la misma violencia.

El viento dentro de la gran barrera comenzó a aullar como lobos en una tormenta. El estruendo aumentaba a sus espaldas. Twilight podía sentir el suelo temblar, pero no solo el suelo; ella también temblaba.

¿Por qué todo había resultado así? ¿Podría haber hecho algo para evitarlo? Solo tenía fuerzas para preguntarse a sí misma, no tenía nada más que hacer en ese momento.

Entre el silbante sonido del viento que la envolvía y los restos del mundo que caían a sus espaldas, Twilight sintió algo deslizándose en su costado. Era un libro sellado que había emergido de la alforja de Fluttershy.

En una reacción más propia de su subconsciente que de su propio pensamiento, Twilight tomó el libro de bordes plateados y lo revisó. Tenía una hermosa cubierta con relieves de un bosque y pájaros e insectos en sus esquinas. Su título decía: "Mundo de Caos, un juego de mesa real de sorpresas y secretos"...

El estruendo se hizo más fuerte, el suelo empezaba a deslizarse. Más abajo, había un subtítulo que decía: "Para todas mis amigas, en especial para Twilight Sparkle, la poni más inteligente en toda Equestria... Creado con amor por Fluttershy y ..."

No pudo leer más. Una luz empañó su vista y una calidez comenzó a envolverla. Finalmente, Twilight fue absorbida por la explosión y desapareció de este mundo.

Dentro de la sala de guerra, las paredes de la habitación crujían, y las grietas comenzaban a desgarrarla. El estanque encantado hervía, reflejando el caos y la destrucción que se desataban dentro de la gran barrera.

Los Caballeros del Orden habían formado un perímetro alrededor de Mannah y habían levantado escudos mágicos defensivos como refuerzo. El miedo se reflejaba en sus rostros.

Sin embargo, uno de ellos se mantenía en calma. Sentada fuera del perímetro formado por sus compañeros, Balor observaba impasible el centro del hirviente estanque encantado. Su rostro estaba iluminado por la tétrica luz de la incontrolable explosión que consumía todo a su alrededor.

El viento continuó aullando como una bestia herida. Los pocos árboles que quedaban se habían convertido en polvo. Toda el agua que alguna vez existió ya había desaparecido. La tierra crujía y se deslizaba hacia el blanco horizonte. La explosión, alimentada por toda la magia desatada en su origen, continuaba creciendo cada vez más rápido. Ya había consumido un tercio de toda el área dentro de la gran barrera. No mostraba signos de detenerse.

La gran barrera, que en su momento pudo contener a algunos de los seres más poderosos de ese mundo, ahora temblaba en toda su superficie. Pronto colapsaría, superada por una fuerza incontrolable. La explosión ya había consumido la mitad del área libre que quedaba.

Entonces, de repente, se detuvo. Las paredes del domo de luz de la explosión comenzaron a oscilar, y la blanca luminosidad se manchaba con diferentes colores. Más y más manchas de colores se propagaban por todo el domo, como la luz en un diamante en rotación. Haces de colores iluminaban el interior de la gran barrera.

Poco a poco, la luz blanca desapareció, dando paso a la oscuridad. Desde el interior, la oscuridad devoró la luz y los colores. Rápidamente, todo se tiñó de tinieblas. Las menguantes luces que quedaban brillaban dispersas como constelaciones remotas en el firmamento.

Dentro de toda la explosión, la oscuridad se engulló a sí misma. Sin previo aviso, todas las tinieblas retrocedieron, colapsando en su propio origen. No hubo truenos ni más temblores. Todo quedó en silencio, como un suspiro.

La terrible explosión que había azotado el interior de la gran barrera desapareció, como si jamás hubiera estado allí.

La naturaleza volvió a respirar en paz.

El último vagón del tren de Ponyville a Canterlot abrió sus puertas. Por fin habían llegado a su destino. Los Caballeros del Orden emergieron del destrozado vagón, que se encontraba lejos de la terrible explosión que había arrasado el lugar un momento atrás.

Afuera, una lluvia de cenizas teñía el desolado páramo.

Uno a uno, tomaron posiciones formando un perímetro. Al confirmar que era seguro, el sub-líder Mannah finalmente salió, acompañado de Balor.

Pronto se dieron las órdenes pertinentes, y los Caballeros del Orden partieron de inmediato a revisar los alrededores.

Mannah, esperando la conclusión de la búsqueda, se quedó atrás cerca del vagón.

Balor, no muy lejos, permaneció como su escolta mientras realizaba encantamientos de detección.

Pasaron varias horas, y los Caballeros del Orden peinaron el interior de la Gran Barrera cinco veces.

Finalmente regresaron con su sublíder y entregaron los resultados de la exploración.

No encontraron rastro de la princesa y sus amigas, ni tampoco rastro alguno de Badwhiz. Sin embargo, sí encontraron el cubo de cristal sellador totalmente intacto y lleno.

Balor quedó muy sorprendida; no debería ser posible. La explosión había consumido todo el interior de la Gran Barrera, dejando un gigantesco cráter en su lugar. En el fondo de este cráter, entre las rocas, encontraron el cristal sellador que debería haberse desintegrado junto a todo lo demás.

Balor sostuvo incrédula el cristal. Después de dar unas explicaciones y responder algunas preguntas relacionadas con el hallazgo, regresó rápidamente al vagón y comenzó a analizarlo en detalle.

El exhaustivo examen de Balor duró dos horas, y sorprendentemente todos los resultados que obtenía eran los mismos. El cristal estaba en perfecto estado y contenía la magia necesaria para continuar con la segunda fase.

Tenía que aceptarlo, el resultado era claro. Finalmente, salió del vagón rendida, y sus compañeros la rodearon de inmediato, esperando una respuesta. Balor no quería decirlo, pero su deber la obligaba.

"La operación 'Estación de Medianoche' ha concluido. La misión ha sido completada", proclamó Balor con voz marcial que resonó en todo el desolado lugar.

No hubo algarabías, felicitaciones ni proclamas que alimentaran el orgullo.

Ninguno de ellos había deseado esta victoria.