El cielo abrió paso a uno de los atardeceres más bellos que había tenido la dicha de mirar en su vida, parecía un incendio nebuloso que traía consigo una ventisca fría y nostálgica. Harry frotó sus manos en busca de calor.
—Vamos adentro
—En un momento
Ginny pasó a su lado acariciando su hombro, al pasar los años las muestras de cariño se redujeron a pequeños roces y a palabras suaves. Muy pocas veces a los abrazos y casi nada de besos, quizás Draco tenía razón y el amor se acomodaba y cesaba.
—Vamos abuelo, hace mucho frío
Sus enormes anteojos enfocaron a su nieto quien era, prácticamente una copia suya a excepción que su visión era perfecta, Harry agradeció internamente, no sufriría al tener que ir aumentando la graduación y engordando los cristales. La cicatriz la tenía como marca de nacimiento.
—Bien
Hizo una última mirada al cielo y entró. La casa Potter-Weasley también se había reducido a una pequeña cabaña con lo necesario; solamente había una habitación y un baño extra por si tenían visitas. La gran mansión en dónde criaron a sus hijos paso a ser un centro de investigación.
Harry siguió a su nieto hasta la cocina en donde Ginny les preparaba una bebida caliente, su nieto menor era la visita de ese día. Harry lo amaba quizás un poco más que a los demás.
—¿Quieres leche en tu chocolate, Harry?
—Si\No — respondieron ambos.
—Harry el joven
—Ah, no abuela gracias
—Yo soy Harry joven— dijo el de lentes. Su nieto sonrió.
Los padres de Harry el joven como solían decirle para evitar la confusión se encontraban de viaje a otro país en busca de joyas antiguas para restaurar. Harry el joven pasaba mucho tiempo con sus abuelos, los prefería por sobre los otros.
En la sala los tres bebían chocolate entre anécdotas, Harry el joven disfrutaba pasear y ver cada cosa que adornaba la chimenea, los estantes y las mesitas que yacían en las sombras. Lo que más le gustaba ver eran las fotos del antes y después de la batalla contra Voldemort; podía notar el cambio en las miradas de temor, esperanza y valentía. Pero, una curiosidad vagaba en su mente, una curiosidad que no se animaba a preguntar porque sus padres y primos le habían dicho no dijera.
—¿Dónde están las fotos con Hermione?
Había escuchado tantas historias y leído cosas de ella pero nunca una de boca de sus abuelos. La curiosidad finalmente se desbordó.
—No hay— respondió Ginny con tranquilidad.
Harry sonrió con tristeza- No hay
Harry el joven bebió su chocolate sin decir nada más.
La habitación extra era prácticamente suya; libros y posters adornaban las paredes y a un lado de la cama había un león de gryffindor viejo con unos lentes.
En el techo había un hechizo que mostraba las estrellas y la luna, un obsequio de su querida tía-abuela Luna.
—¿Quién eras, Hermione?¿Qué sucedió para que no me cuenten nada de ti?
Lo poco que sabía era que fue una bruja brillante y pieza clave en la batalla y un gran pilar para su abuelo. Era todo lo que había recabado.
De un cajón sacó un trozo de espejo roto que su abuelo le dio, un par de ojos ámbar aparecieron.
—Draco
—Potter
Su mejor amigo era descendiente de Draco Malfoy y a diferencia de la juventud de sus abuelos, eran mejores amigos. Él tenía otro trozo de espejo.
—Mi abuelo dice que te diga así, para no romper la tradición
A diferencia de su abuelo, Draco tenía el cabello castaño y los ojos ámbar.
—Tonto
—Lo serás tú, pero dime ¿qué quieres?
—Hermione
Draco rodó los ojos—estás obsesionado con ella
—Siento mucha curiosidad, en un viejo articulo del periodico dice que fue una chica que salía con uno y otro.
—Sabes que Rita no era confiable, muchos de sus artículos fueron clasificados como falsos
—Y la tía-abuela Luna dice que era una mujer valiente y buena, y mi familia no quiere decirme nada incluso a ella le prohíben que me diga algo
—¿No será por algo?
Solo quiero saber
—Deja le pregunto a mi abuelo, te llamo luego.
Ginny trenzaba su larga y grisácea cabellera, el espejo del tocador le mostraba a una mujer con arrugas pero esbelta y con vitalidad en su mirar, Harry se colocó detrás de ella.
—Pareciera que te llevo más años— comentó— debes seguir tu espalda
Harry al contrario se veía cansado y apagado.
—Es el trabajo, succiona mi vida, bueno la que me queda
Apretó los labios, yacía años que decía lo mismo aun cuando la respuesta era otra, pero ninguno lo quería decir.
—Ire a dormir
—Trataré de no hacer ruido
Harry le acarició la cabeza como caricia de buenas noches y se acomodó en su cama. Ginny lo observó con una punzada en el pecho.
—No entiendo porque no la olvidas — espetó entre dientes.
—Ginny — rogó, como de costumbre.
—Han pasado más de setenta años
—Por favor
—No es posible que tu mente y corazón aun tenga que compartirlos con ella, competir con ella
Harry cerró los ojos con fuerza, estrujo las sábanas y se obligó a mantenerse callado, no quería decir algo que la lastimara. Ginny lo miró y sintió repudio, Harry se convirtió en el viejo nostálgico y cobarde que se refugiaba en las sábanas, en un debilucho que vivia encerrado en los recuerdos. Nada comparado con su valentía e ímpetu de joven. Daba pena.
—Y sigues con la cobardía de no decir nada—dijo calmada— solo quiero saberlo
—Lo sabes
—Dilo — Ginny azotó el espejo de plata con fuerza, rompiéndose — se valiente y dilo
—Extraño a mi Hermione, la extraño tanto —y sollozó en silencio. Harry el viejo se quebró.
Ginny se sostuvo del tocador, la habitación daba vueltas y la luz la cegaba, sintió un gran vacío en el estómago y el corazón roto. Lo sabía, siempre lo supo, pero oírlo con tanta seguridad la derribó. Volteó a verlo, hundido en la almohada y con el cuerpo sacudiéndose por el sentimiento. La asqueo.
—Maldición
Gruesas lágrimas bajaban por sus viejas mejillas.
Harry se mordió los labios, había omitido una palabra tan pequeña e importante que si de sus labios saliera, jamás podría ver a Ginny a la cara.
—Aun la amo— susurró débilmente.
Las ganas de beber agua fría le hicieron bajar a la cocina, oyendo todo sin querer. Harry el joven llevó su mano a su boca ahogando un sollozo. Extrañamente se sintió traicionado.
Con sumo cuidado cerró la puerta de su habitación, la voz de su amigo medio gritaba su nombre.
—Tengo información — el rubio no se percató del estado de su amigo y continuó — Mi abuelo dice que Hermione era una bruja brillante, algo fastidiosa pero con excelencia en todas las materias menos en adivinación y deportes, fue pieza clave en la batalla contra Hogwarts y para la supervivencia de Ronald Weasley y Harry Potter.
》El abuelo dice que ella y tu abuelo fueron novios, pero tuvieron que romper porque Ronald y Ginny estaban enamorados de ellos, ya sabes él de Hermione y ella de tu abuelo.
—¿Qué?
—La señora Molly los despreció y ellos dolidos por quien consideraban una segunda madre tuvieron que terminar y corresponder a Ginny y Ronald — Draco se frotaba la sien — ¡Qué estupidez! Pero bueno, un loco seguidor de Voldemort buscando venganza decidió secuestrar a Hermione, al verse acorralado y no saber qué hacer terminó por asesinarla. Harry, Hermione Granger murió a los veinte años por un Avada Kedavra frente a tu abuelo.
—Mierda
Harry el joven se dejó caer sobre la cama con un torbellino en su mente. Draco finalizó con una simple frase que significaba mucho.
—Ha de ser horrible no estar con el amor de tu vida.
Aunque él aún no estuviera involucrado con alguien sentimentalmente no significaba que no comprendiera la situación. Amaba a sus abuelos pero había un gran hueco entre ellos, uno que tenía un nombre y apellido.
y que todos podían notar.
Una parte de él odiaba a Hermione y la otra sentía tristeza. Conocía a la bisabuela Molly, y aunque era una cariñosa mujer conocía su fuerte carácter. Tan solo recordaba la reprimenda que le dió en las vacaciones navideñas en su segundo año en Hogwarts porque no se presentó a la cena con el suéter que le había hecho, hizo tal escándalo que todos lo miraron mal que estuvo a punto de llorar sino fuera por su abuelo Harry quien salió a su defensa
—Esos suéteres se volvieron fastidiosos — recordaba haberle dicho su padre — pero debes fingir que te gustan para no herir sus viejos sentimientos.
Y así lo hizo con los siguientes años, cada que le llegaba uno su madre debía modificarlo mínimamente para que le quedará bien ya que Molly por los años de vejez ya los dejaba disparejos o cortos.
Oír que desprecio a unos adolescentes por tener un amor mutuo y no corresponder a los pelirrojos sonaba ridículo pero estaba seguro que el amor de madre verdadera era mucho más fuerte que el de madre postiza. Suspiró, ahora comprendía porque no debía preguntar sobre Hermione.
—Harry
—Te llamo luego ¿sí?
Draco sintió pena por su amigo y colgó.
Dormir se había convertido en un anhelo, quizás los años le querían regalar viejos momentos especiales que solo podía sentir en sueños. Y es que eran los sueños que lo transportaban a aquellos días cotidianos que se volvieron importantes.
Recordaba momentos feos, bellos y tristes, solo podía encasillarlos en esas tres categorías sea lo que sea. Y en muchas veces los tres iban de la mano.
Tras los últimos diez años sus sueños lo llevaron desde la infancia hasta la adolescencia, Harry sentía que llevaba una secuencia.
Ginny estaba a su lado, luego de la pelea y no emitieron palabra alguna, se acostó de espaldas a él quedando luego dormida.
Harry miró el brillo que delataba a un pequeño fragmento del cristal que Ginny olvidó recoger, un destello blanco que le recordaba al ciervo que salía de su varita y a la primera vez que lo vio. Aún recuerda como el corazón latió con fuerza aquella noche.
Sin darse cuenta sus ojos se cerraron quedando dormido. Despertó con la poca delicadeza de unas manos, un regaño y la luz del fuego impidiendo mirar.
—Arriba, rápido —susurró aquella voz.
El fuego estaba tan cerca que casi le quemaba el cabello.
—Debemos movernos rápido
—Her, cálmate
—No.Hay que irnos ya
Todo parecía real y a la vez no, lo que veía parecía borroso y hasta incoherente con los lugares u objetos y real con lo que sentía.Su pecho se llenaba de nostalgico cariño.
—Hermione —dijo en voz baja, pero sintió que era un grito.
Los desordenados cabellos castaños brincaban al compás de sus pisadas, su cuerpo delgado quedaba oculto tras un enorme y sucio abrigo.
—¿Qué?—se giró con notable molestia — no es momento de perder el tiempo.
Harry sintió cómo se aferró a su brazo arrastrandolo a seguirla, la miró de reojo; tenía el rostro con pequeños cortes y barro, sus ojos cristalinos por temor, sus labios agrietados por las constantes mordidas que ella misma se hacía por preocupación y con la otra mano sostenía con fuerza su varita.
—Debemos buscar un refugio, nos siguen el paso y se aproxima una tormenta
Miro al cielo, noto como se extendía un rayo con violencia pero no lo escucho solamente logró ver la luz que emite, en ese instante todo cambió.
Unos ojos lo acusaban como si fuera un crimen lo que había hecho, un apretón lo obligó a mirar su brazo dándose cuenta que no era más que Ginny que se aferraba y lo miraba con desilusión y enojo.
Hermione quien sostenía su otra mano la soltó con lentitud, Harry sintió como el calor de su cuerpo se iba con aquella mano.
Ginny le clavó las uñas y sintió como si el trueno pasado cayera a su lado.
Despertó de golpe, Ginny ya no estaba a su lado, seguramente ya estaba preparando el desayuno. No sabia que hacer o decir tras lo sucedido, cuando tenían discusiones o diferencias normalmente solo eran por nimiedades pues el nombre de Hermione injustamente lo censuraron tal y como años pasados lo hicieron con voldemort. Harry detestaba esa comparación que Ron había hecho.
Bajar las gradas se convirtió en una hazaña por no tomar impulso si querer, sujetándose al barandal escucho como algunas cacerolas chocaban entre sí en la cocina, seguramente Ginny ya estaba por servir el desayuno.
—Más despacio, velocista
Sonrío feliz—No puedo evitarlo
Harry el joven lo ayudó a bajar.Estando en la cocina Ginny salió como de costumbre cariñosa y atenta, su cabello grisáceo en una cola alta con algunos mechones sueltos, sus ojos con un poco de maquillaje. Harry sabía que solo era para ocultar las lágrimas y la furia de la noche anterior.
—Buenos días—saludaron ambos Harry.
—Buenos días—Ginny le dio un beso a su nieto en la frente y a Harry en la comisura de sus labios — tomen asiento
Harry el joven solo escuchó como los cubiertos y tazas chocaban entre sí durante veinte minutos. ni uno se dirige la mirada ni por descuido, como un pequeño regañado se quedó mirando un punto fijo en lo que terminaba de comer.
—Yo lavaré los platos—dijo su abuelo suavemente, su abuela asintió con media sonrisa— después iré al ministerio, al parecer la oficina de aurores quiere que les eche un ojo a los nuevos
—Bien, en ese caso iré a visitar a luna
Ambos lo miraron esperando su decisión, Harry el joven sintió un impulso instintivo por acompañar a su abuela, después de todo la tía abuela Luna sabía muchas cosas.
—iré contigo, abuelita
Harry el viejo simuló ser apuñalado con una espátula en el pecho—traición —dijo sonriente apuntando
—A la próxima abuelo.
La tía abuela Luna era muy peculiar y extravagante pero era una dulzura de persona, muchas veces Harry el joven prefería estar en casa de ella que en la madriguera o con el tio ron, a quien no terminaba de comprender.
Caminaron por un rato conversando de trivialidades, su abuela siempre llevaba un presente cuando iban de visita, en los casos cuando iban con la tía Luna solía llevar tortitas rellenas de leche o frijol dulce. Bocadillos que su tía amaba.
—Una vez me hizo un par de aretes con gusanos disecados y teñidos de verde, disque para que resaltaron con mi cabello
Amaba escuchar los relatos de los mayores, solía imaginarlos de joven con ayuda de las fotografías y, aunque a veces parecía tan irreal que ellos tuvieran su edad y debido por todo lo que pasaron, aun así hicieron travesuras o se metieron en grandes problemas.
Conocía casi todo sobre todos a excepción de Hermione y Ron, y un poco de su abuelo Harry. al parecer entre esos tres hubieron detalles, historias y muchas cosas que nadie conoce y que por comodidad no solían decir.
La entrada a la casa de tía Luna estaba repleta de cositas colgadas con listones de colores, un sin fin de pequeños muñecos a los costados y un precioso árbol de mandarinas que siempre tenía para las visitas.
—Dulces—sonrió Ginny.
Tía Luna había quedado sola después de que su esposo falleciera por una infección al tener contacto con una planta casi extinta y sus hijos solían viajar a menudo debido a sus trabajos. La casa era enorme y para llenar un poco ese vacío había hecho un hogar para niños desamparados, muchos magos y brujas al no querer esa responsabilidad los dejaban a su suerte y otros por no nacer con el poder de la magia.
Un par de niñas salieron a su encuentro, Ginny las acarició con cariño- Mary, Julie ¿cómo han estado?
—¡Bien!— las niñas se tomaron de las manos y jugueteaban alrededor de Harry.
—Niñas, vayan a recoger sus juguetes por favor
Harry sonrió feliz al ver a Luna, sin esperar se adelantó y le dio un fuerte abrazo.Luna lo apretujo con cariño— Estás tan guapo, mi querido Harry
—Tu tambien tía luna, te ves muy guapa
—Eres todo un galán ¿no? seguramente le dices eso a muchas chicas
Harry sonrió con timidez, sus orejas se calentaron.
Al contrario de la casa de sus abuelos, en casa de tía Luna había un sinfín de fotos por toda la estancia, la mayoría de sus padres y de sus amigos de hogwarts. Dudando se paseó por todas las fotos que yacían sobre la chimenea y sobre las mesas; detrás de una con su padre había una foto de ella, su abuelo Harry, Ron y Hermione.
La tomó con las manos temblando, Harry y Hermione se miraron con complicidad y casi imperceptiblemente sus manos se acariciaban suavemente.
Sintió un vacío en el estómago.
—Al parecer has abierto la caja de pandora
—Tia — se sobresaltó dejando caer la foto —yo
—Tranquilo, la curiosidad es tan natural como los nargles que rondan esta vieja casa
—Eso creo
—¿Qué sucede?
—Quiero… conocerla— señaló a hermione—es disputa entre mi familia y nose porqué
—Supongo que cuando el corazón está involucrado es muy difícil y doloroso hacerlo
—¿Igual que a ellos?—esta vez señaló a su abuelo y a Hermione.
Luna se sorprendió.
—Draco le preguntó a su abuelo por mi
Definitivamente abriste la caja
Ginny apareció con una bandeja y tetera, Harry escondió la foto y Luna se apresuró a ayudarla.
—Cielo, ve a mi recamara, en la mesita de noche en la última gaveta hay una poción para tu migraña.
Harry asintió, conocía muy bien a su tía y con eso significaba que quería mostrarle algo, puedes recostarte un rato.
—¿Todo bien, cariño?
—Si abue, creo que me excedi usando el teléfono
—Nunca entendí esos aparatos muggles
Harry subió a paso apresurado, esperando no llamar la atención de su abuela. El cuarto de tía abuela Luna era enorme, tenía plantas hasta de metro y medio pegada a las paredes, una pecera que conectaba con el río más cercano y un pequeño juego de sala con su mesita de cristal al centro. En las paredes había un sin fin de recortes del quisquilloso, dibujos de sus hijos y nietos y de los niños que cuidaba, la cama tenía una basta colección de almohadas que a lo largo de sus viajes había adquirido, cada una contaba una historia.
Ubicó rápido la mesita,con el pecho oprimido revolvió en el cajón más grande hasta dar con un paquete, quitó el listón dorado que lo sujetaba y el delicado mantel de seda, se encontró con una caja de cartón vieja y desgastada.
No sabía qué esperar, pero lo que fuera sería importante. Observo la ventana que daba al jardín trasero, la tarde caía despacio bañando la casa de esplendido dorado. suspiró.
Harry el viejo se quitó las gafas con cansancio mientras un desfile de jovencitos aparentando valentía y recato escuchaban atentamente a su excompañero auror.
— Cómo verán, deberán superar sus temores y confiarle la vida a su compañero
— Tú me dejaste solo y herido en una isla — intervino jugueteando.
— Fuí por ayuda— respondió Draco de igual manera-—además solo fueron un par de minutos
—Fue una eternidad
—Espero— dijo Draco ignorando a su ex compañero.—que les toque un buen compañero, no como el mío, el niño quejicas.
— Tú eras quién se quejaba por todo— se colocó a su lado— que hacía mucho frío, que hacía mucho calor, que tenías hambre o sueño o que el uniforme te quedaba pequeño. En serio — los señalo con sus lentes, que no les toque un Draco Malfoy
—O un Ronald Weasley— gritó uno causando carcajadas en los demás.
—O un Ronald — susurró Harry.
Ron había intentado ser auror pero no lograba pasar todas las pruebas, siempre quedaba estancado en las pruebas de inteligencia y, aunque sobresale en estrategia no lograba ejecutar ambas de una manera eficiente. Y aun pese a su deficiencia, solía entrenar en algunas áreas básicas a los nuevos miembros, pero nadie lo toleraba.
—Ese si es un quejicas Potter—dijo por lo bajo—es una buena persona en general pero pésimo o casi-auror
Harry asintió con tristeza picando los ojos. El sueño del recuerdo de la noche anterior revolvió todo su pasado, volvió a recordar cosas que ahora dudaba si pasaron o no, analizando su vida actual caía en cuenta que no eran sueños sino recuerdo todo lo que le venía de golpe uno tras uno.
—Hola
Malfoy giró los ojos con fastidio, atrás de ellos una tímida voz los saludaba, se giraron reconociendo a Ron.
—Weasley
—Hola, Ron
—Harry, Draco que sorpresa verlos acá
—¿Por? Siempre venimos a saludar a los nuevos aurores, el ministro siempre suele llamarnos — dijo Draco con obviedad— después de todo somos la crema y nata de toda una generación, aún no hay auror que esté cerca de nuestros logros — sonrió con orgullo.
—Solo es por sus apellidos—respondió con una pizca de enojo.
—Si fuera así, tu hermano Charlie por el simple hecho de ser un Weasley tendría que limpiar la mierda de los dragones, pero no, sin duda es un gran domador de dragones. Los gemelos son unos excelentes empresarios, lograron convencerme de invertir en una feria muggle, Charlie no se diga de su don para los negocios internacionales y Ginebra pues tuvo su momento memorable en el Quidditch. No adjuntes el éxito al apellido, sino a la pasión al hacer las cosas ¿o acaso soy un mago tenebroso o un chiflado con sed de asesinar? deja de compadecerte Weasley, deberías de aceptar que eres un fracasado por elección, ya estas viejo.
Harry se percató de la creciente furia de Ron y antes de que armaran un escándalo se posicionó entre los dos.
—No delante de los nuevos.
—Eres un maldito
—Con razón Granger jamás quiso estar a tu lado. Eres tan lento y mediocre que solo te conviertes en una carga ¿Te imaginas a semejante bruja con alguien tan insignificante?
Ron se lanzó con el puño en alto hacia Draco, este lo esquivo fácilmente haciendo que el pecoso cayera de cara en un golpe seco.
—Patético
Harry tiró del saco a Draco alejándose de Ron.
—¡Hey! No me tires así — se quejó — este es un traje finísimo
—Ya sé, ya sé esto vale más que mi casa y bla bla bla
—De la tuya no — hizo una mueca de burla — pero la de Weasley sí.
