Edward se encargó de planificar la escapada de fin de semana y Bella no tenía ni idea de que le esperaba; sin embargo, debía admitir que estaba emocionada. Muy emocionada por tener algo así como una cita con Edward, no recordaba la última vez que tuvieron una.

La cabaña que había alquilado era hermosa. Definitivamente contaba con que Edward escogería un buen lugar y estaba complacida. Tenían la posibilidad de pedir comida a cualquier hora y un jacussi acoplado a la habitación principal con una vista increíble del lago. Había estado un buen rato solo mirando a través de la ventana mientras descansaban en la cama luego del breve viaje en auto hasta ahí.

- ¿Por qué no empacaste tu pijama? - le preguntó mientras sacaba la ropa de la maleta que compartían.

- No tengo planes de usarla. - le aseguró Edward abrazando su cintura para apegarla a él.

Bella saltó sorprendida y se alejó de su pelvis.

- No empieces.

- ¿Qué? - rio el cobrizo. - No sigas con tus dudas, cariño. Quiero cogerte, te deseo.

Habían tenido la misma discusión desde su sesión con el terapeuta y aunque Edward había intentado la siguiente noche tocarla; Bella se había negado. El cobrizo había intentado de nuevo en diferentes oportunidades insinuar que podrían tener al menos una cogida breve en el sofá mientras Logan dormía pero Bella no lo aceptaba alegando que él solo quería cogerla por cumplir y porque lo había avergonzado delante del terapeuta por quejarse.

- Ya no mientas. No es necesario.

- Eres tan terca. - gruñó molesto. - Si no tuviera este maldito yeso podría tomarte en brazos y cogerte contra la pared.

Bella puso los ojos en blanco.

- Supongo que dormirás con alguna de tus camisetas.

- No puedo creer que dudes de lo que me haces sentir. - gruñó mientras la seguía por la habitación. - Han sido años de estar juntos.

- Por eso supongo que ya no soy novedad para ti. - suspiró acomodando su ropa en el pequeño armario. - Además estos meses han sido una locura desde que Logan esta aquí y lo entiendo... supongo que no es atractivo coger con alguien que tiene la ropa mojada o sucia todo el tiempo. Y mi pelo ¡Dios! Nunca lo tuve tan espantoso.

- No has dejado de estar hermosa para mí. - le aseguró con una sonrisa. - Tu aspecto de mamá caótica es lindo.

- Lindo. - bufó. - Lindo no es sexy.

Edward rio suavemente. - Bueno eso se solucionaría si dejaras de usar camisetas y utilizaras solo lencería todo el tiempo.

Su esposa le levantó una ceja.

- Entonces mis camisetas no son sexys y es el problema.

- No son un problema. - se acercó y se sentó en la cama para tirar de ella hasta sentarla en su regazo. - No hay algo que pueda hacerte lucir mal. Solo lo decía porque me gusta verte con poca ropa. Eres hermosa con cualquier cosa encima y mas cuando no llevas nada.

Y la besó. Bella se dejó llevar por unos segundos y disfrutó del beso hasta que Edward se trasladó a su cuello para repartir besos húmedos.

- No es necesario una demostración. - ella le aseguró mientras se colocaba un poco más cerca necesitada de sus caricias. - Ya te dije que no tienes que cumplir con ningún deber de esposo.

Edward gruñó al escucharla.

- No puedo esperar para poder cogerte y quitarte esas malditas dudas. Hace tiempo no te doy como me gusta.

Bella tembló un poco al escucharlo porque era cierto. Desde que el drama con Tanya empezó sus encuentros sexuales habían sido cargados de emociones por lo que Edward había estado más ansioso por alargar su tiempo dentro de ella a través de cogidas lentas y torturadas. No apuradas ni duras. La primera vez que lo hicieron luego de que el drama empezó fue luego de que él apareciera afuera de su trabajo y discutieran porque había destruido su auto. Bella dejó que él la llevara a su auto para discutir sin testigos y terminó siendo penetrada con desesperación. No supo como demonios cayó pero lo repitió en varias oportunidades. Edward la esperaba en su departamento incluso en horas de su trabajo para cogerla a la hora que ella quisiera. Fueron meses complicados para ambos y el sexo había sido un desfogue más que todo emocional. Sin embargo ahora que habían llegado a un punto medio en lo que sentimientos respecta podían volver a utilizar el sexo como una forma de expresar el deseo mutuo y antes esto solía significar que ella no podría caminar por el dolor que le dejaba entre las piernas por sus embistes bruscos. Edward tenía una fascinación por el sexo duro que solo ella había logrado entender y hacerse adicta también. Antes las parejas que Edward había tenido no lograban seguir su ritmo o soportar sus formas por mucho tiempo, por eso él agradecía haber encontrado una mujer que disfrutara lo mismo que él.

- No va a pasar nada. - le aseguró Bella. - No espero nada mas de este fin de semana que la posibilidad de relajarnos y conversar tranquilos sobre nuestros problemas.

Edward entrecerró los ojos.

- ¿No me vas a dejar tocarte?

- No. - le aseguró con un suspiro.

- Debes estar bromeando. - se quejó mirándola indignado.

- Edward, has tenido seis meses para tocarme y no has querido. No suena a casualidad que quieras hacerlo luego de que lo mencioné.

- No podía con Logan cerca.

- Edward, ni siquiera mostrabas interés en mudarte y así tener privacidad en nuestra habitación. Sino te hubiera propuesto mudarnos antes si creería que todo es porque querías privacidad para hacerlo.

El cobrizo suspiró.

- No era por falta de deseo. - admitió con un suspiro. - Yo estaba muy molesto contigo y... la verdad es que quería que sigamos en este departamento porque definitivamente no es un lugar que tú hubieras elegido y me gustaba la idea de que te estabas quedando aquí por mí.

- ¿Qué...?

- Suena muy mal pero es la verdad. Antes cuando nos mudamos juntos por primera vez me costó muchísimo convencerte y aún más escoger un lugar que te gustara. En el fondo tenía la idea de que no estabas segura de estar conmigo y por eso alargabas el momento.

Bella levantó las cejas sorprendida pero asintió.

- Entiendo. Estabas en un error pero si entiendo el origen de tus dudas. - acarició su mejilla. - Tenía miedos y dudas como cualquiera que esta pasando a una nueva etapa en la vida pero nunca fue porque no te amara o dudara sobre lo que sentía por ti. Ya estaba loca por ti pero siempre he querido sentirme en control y amarte siempre ha sido... incontrolable. No quería escoger cualquier departamento porque estaba desesperada por vivir contigo. Trate de pensar a futuro, no quería un lugar que luego nos causara discusiones por la ubicación o mantenimiento si era un lugar muy grande.

Edward tuvo el rostro en blanco unos segundos antes de reír negando.

- Dios... ¿todo este tiempo me atormentaba por eso y... ? Soy un idiota.

- No, no lo eres cariño. - le aseguró abrazando su cuello y besándolo.

- Oh si, claro que lo soy. - Edward suspiró abrazando su cintura. - Nuestro departamento era casi perfecto. Teníamos todo.

- Menos la ducha de hidromasaje. - le recordó con una risita coqueta.

- Es cierto. Te prometo que tendremos una de esas cuando nos mudemos. - le prometió con una sonrisa.

- Perfecto. - besó su mejilla y quiso escapar de sus brazos.

Edward la ajustó entre ellos y la retuvo.

- No. Quédate así.

Bella asintió y se acomodó para poder abrazarlo cómodamente. No recordaba la última vez que estuvieron así de afectivos. Los últimos meses antes del caos con Tanya tampoco habían sido los más cercanos tal vez por la comodidad de haber estado juntos durante tantos años.

- Extrañé tenerte así. - suspiró sincera. - Te extrañé mucho.

Decidieron dar un breve paseo por el lago hasta llegar a los botes para poder explorar el lugar desde el agua. Edward se tomó el tiempo de explicarle algunas cosas del lugar y le contó anécdotas que tenía por las veces que había ido ahí.

- ¿Trajiste a una chica? - le preguntó picada mientras avanzaban con el bote, alejándose de la mirada de otras personas que iban a acampar en la zona.

- He venido con amigos y entre ellos habían chicas. - rio por sus celos.

- ¿Una de ellas era tu chica?

Edward sonrió sin dar detalles.

- ... ¡Te cogiste a otra aquí!

- Cariño, era un adolescente. Definitivamente no pasó de la forma que crees.

- ¿Cómo pasó? - gruñó.

- No como va pasar entre nosotros.

Bella entrecerró los ojos.

- No uses juegos de palabras ahora.

Edward suspiró sin perder la sonrisa.

- ¿De verdad quieres escucharlo?

- ¡Si! Debió ser inolvidable.

Edward rio ante su tono para luego cambiar su mirada a una oscura.

- Fue... - carraspeó. - Fue en un bote. - Bella abrió los ojos sorprendida. - Ella traía un bikini oscuro debajo de la ropa blanca. Así que podía ver sus pechos apretados y sus pezones en punta por el frío del lago. - Bella gruñó celosa y Edward se acercó mas para luego tomar una de sus piernas hasta lograr que ella se sentara sobre sus muslos. - Estábamos muy cerca, algo así. - se apuró en aclararle al ver que iba a protestar. - Tú quisiste saber lo qué pasó. - Edward tomó su mano y la colocó cerca a su muslo y Bella se resistió queriendo alejarla. - Ella me tocaba ahí, estoy tratando de contarte todo con detalles. - su esposa cedió luego de un bufido. - Me puso duro sentirla tan cerca de mí. Ella subió su mano hasta ahí. - guio lentamente su mano hasta que lo tocó sobre la ropa. Bella comprobó su dureza y tragó con fuerza. - Y yo... - rio roncamente. - Aproveché para subir un poco hasta tocar uno de sus... pezones. - con mucha suavidad hizo los movimientos de su relato hasta tocar uno de sus pechos y con un dedo jugueteó con su pezón. Ella gimió en respuesta. - Si, ella también hizo eso. - Edward masajeó su pecho con constancia generando gemidos en ella. Empezó a repartir besos por su cuello mientras con una mano apretaba sus caderas contra las de ella.

- Era una... atrevida. - gruñó Bella cuando Edward empezó a guiar las caricias en su miembro.

- ¿Atrevida? - Edward rio divertido.

- Y tú también. No deberían tocarse en medio de un lago.

- ¿No? - Edward siguió dejando besos mientras bajaba por su cuerpo hasta el pecho que no estaba masajeando y mordisqueó su pezón.

Bella lanzó un gritito agudo que resonó en la soledad y silencio del lago.

- ¡Edward! - le gruñó queriendo apartarlo.

- Ella no me apartaba. - se burló de ella sin dejarla ir.

- Se nota que la pasaron muy bien.

Edward de nuevo rio por su tono celoso.

- ¿Quieres saber el final?

- No. - se negó sin dudar alejando la mirada. - No, no quiero escucharlo.

Hubo un momento de silencio donde Bella giro a verlo curiosa.

- Puedo mostrártelo. - le aseguró sin dudar y se acercó a besarla.

Al principio luchó un poco para tratar de apartarlo pero la posición en la que estaba cualquier fricción se volvía deliciosa. Pronto Edward la tenía hiperventilando mientras succionaba sus pezones ya libres luego de romperle parte de la blusa. Sus caderas chocaban con una velocidad constante y Bella poco a poco estaba ida por la sensación que extrañaba.

- ¿Quieres parar? - su esposo preguntó contra su piel ya que no dejaba de besar y mordisquear.

- ¿También le preguntaste eso?

Edward rio y se desató el pantalón. La cabeza de su miembro se asomó sonrojada contra la abertura que tenía su ropa interior. Bella gimió bajito ante la imagen.

- No fue necesario. Le gustó mucho lo que vio. - confeso bajando su pantalón lo mas que pudo con ella sobre él. - ¿A ti te gusta?

Bella se sonrojó alejando la mirada.

- Eres incorregible...

- Hey... - Edward tomó su barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos. - Sabes que estoy así por ti, ¿verdad? Así... - tomó su mano y la llevó a su miembro. - Así por ti. Solo por ti.

Subió y bajo su mano por su miembro sedoso notando como este se inflamaba cada vez mas y liberaba líquido preseminal incentivado por sus lentas caricias. Edward por su parte succionaba su pecho eróticamente. Muy pronto esas caricias no fueron suficientes. Bella quiso aferrarse a la idea de lograr su orgasmo así pero la tentación de ser penetrada la estaba haciendo dudar y olvidar sus autopromesas. Edward no ayudaba con el movimiento que hacía con sus caderas, simulando penetrarla a ella y no a su mano.

- Edward... - gimió cuando cambió de pecho y tiró del otro con sus dedos.

- Si, nena. Soy yo. - él le aseguró besando su cuello. - Y me muero por probarte.

Sus palabras lograron que un estremecimiento la embargara. Observó lo pequeño que era el bote para que ambos pudieran recostarse y succionarse mutuamente. Bella quiso gritar de la frustración. La solución era regresar a la cabaña pero al observar a su esposo supo que sería una tortura para él caminar con tremenda erección a punto de explotar. Suspiró alejándolo de su pecho a lo que reaccionó confundido.

- Vamos de regreso. Aquí no.

Edward asintió de inmediato y buscó los remos con la mirada. Bella se alejó de su regazo para arrodillarse frente a él.

- ¿Qué...?

- Tienes el hombro aún recuperándose, ve lento. - le ordenó mientras acercaba su boca a su miembro. - Yo me ocuparé de que llegues tranquilo.

El cobrizo no dijo nada mientras la observaba descender hasta que empezó a succionarlo.

- Dios...

Bella utilizó los dientes y lengua para estimularlo, su miembro agradecido por las caricias emitía pequeños chorros de liquido pre seminal y sus venas iban resaltando cada vez mas. Edward un poco distraído remaba un poco para luego marcarle el ritmo de succión moviendo sus caderas. El camino de regreso fue lento y pausado hasta que al fin Edward logró su orgasmo. Su semen espeso le bañó la garganta y casi la ahoga por la cantidad pero pudo controlarlo luego de tragar un poco.

Edward sonreía y jadeaba cuando ella levantó la mirada.

- ¿Te gustó?

La risa contagiosa de su esposo mientras asentía la hizo reír.

- Eres increíble.

Bella le guiñó un ojo mientras volvía a su asiento junto a él y lo ayudaba a acomodar su pantalón. Su miembro ya empezaba a ponerse flácido pero aún así no dudo en agacharse para succionarlo una vez mas y dejó un beso sobre él.

- Lo extrañé. - le confesó ante la mirada sorprendida y atontada de su esposo.

Edward asintió como un bobo mientras ella le cerraba el pantalón con cuidado. Luego se ocupó de su misma ya que sus pezones estaban fríos por estar al aire tanto tiempo. Se cerró la chaqueta para protegerse y estaba lista. Su esposo por su parte la miraba aún en las nubes post orgasmo.

- Quiero cogértelas. - él admitió ronco. - Han crecido.

- No cumplirás tu sueño si sigues mirándome y no remando.

El cobrizo sacudió la cabeza queriendo reaccionar y asintió.

Como un hombre con una sola misión remó exageradamente rápido a la orilla para luego tirar de ella hasta la cabaña. Bella no podía parar de reír por las veces que casi cae resbalado por casi correr entre la tierra semi mojada del lugar usando aún un yeso en la pierna.

- Hey, tranquilo. No iré a ninguna parte. - le aseguró cuando cerró la puerta de la cabaña atrás de él.

- Tú no vas a volverte a escapar de mí, Isabella. Eres mía, para siempre.


Actualización!

Espero les guste este capítulo corto. Lo subí pensando en lo abandonada que estuvo la historia.

Quedo atenta a sus comentarios.

Saludos.